38 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Buscando el Reino de Dios | 2006-12-17 | 1 | Ciudad de Guatemala | Guatemala | GT | 00:00:00 | false |
Feliz Navidad y un próspero año nuevo 2007 para todos ustedes que están presentes, y los que están en otras naciones a través del satélite Amazonas o de internet; y que el Señor Jesucristo, el cual nació en un pesebre, en un establo allá en un pesebre en Belén de Judea, nazca en el pesebre del corazón de aquellos en los cuales todavía no ha nacido; y en los que ya ha nacido, permanezca ahí trayendo las bendiciones del Cielo; porque ha nacido en nuestros corazones un Salvador: el Señor Jesucristo. Y que traiga grandes bendiciones en lo que falta de este año y en el año próximo, en el cual esperamos grandes bendiciones también.
Fue a través de una virgen que nació nuestro amado Señor Jesucristo, para traer al Reino de Dios muchos hijos e hijas de Dios, para traerlos a la gloria.
En San Mateo, capítulo 6, nuestro amado Señor Jesucristo dice en el verso 31 al 33:
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Tomando el verso 33, que dice Cristo:
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.”
Basado en esta Escritura tomamos como tema: “BUSCANDO EL REINO DE DIOS.”
A través de la historia del ser humano, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, millones de seres humanos han estado buscando el Reino de Dios, porque toda persona desea entrar al Reino de Dios para vivir eternamente; porque solamente del Reino de Dios viene la Vida eterna para el ser humano.
Y ahora, Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia.” ¿Para qué buscar el Reino de Dios? Si una persona busca una ciudad, es para entrar a esa ciudad; si una persona busca oro, es para obtener el oro; y así por el estilo, si una persona, por ejemplo, busca trabajo, ¿es para qué? Para trabajar.
Y toda persona que busca el Reino de Dios, es para entrar al Reino de Dios. Los que no buscan el Reino de Dios, pues no están interesados en entrar al Reino de Dios y recibir las bendiciones que hay en el Reino de Dios: la Vida eterna con todas las cosas que le acompañan a la Vida eterna.
Ahora, veamos un hombre que quería entrar al Reino de Dios, un hombre muy religioso llamado: “Nicodemo,” el cual vino a Jesús de noche; y quizás durante el día estaba muy ocupado en su trabajo, pues era un líder religioso grande, miembro del concilio del sanedrín; y también podía pensar que de día Jesús estaba muy ocupado y de noche era el mejor momento para encontrar a Jesús; o por miedo a que lo vieran los demás miembros del sanedrín o los rabinos o sacerdotes yendo a Jesús.
Vino a Jesús de noche porque estaba interesado en el Reino de Dios, ¿para qué? Para entrar al Reino de Dios, pues toda persona que tiene un conocimiento religioso, que cree en Dios y que asiste a la iglesia o a la sinagoga o al templo de la religión que sea, busca a Dios porque quiere estar en el Reino de Dios y quiere vivir eternamente.
Ahora, veamos el secreto de cómo entrar al Reino de Dios, porque si una persona está buscando el Reino de Dios, entonces hay la posibilidad de entrar, de conseguirlo y entrar al Reino de Dios.
Así como en el tiempo de los conquistadores españoles, estaban buscando la fuente de la juventud, estaban buscando una fuente de agua, un manantial, un riachuelo o algo de lo cual ellos pudieran tomar y obtener la juventud eterna; pues todo el mundo desea obtener la juventud eterna para vivir por toda la eternidad.
Y ahora, el deseo del corazón del ser humano es ése, ¿por qué? Porque hay algo acá en el alma de la persona, en el corazón, que clama por algo que perdió en algún momento, lo cual perdió cuando Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén; y lo que perdieron fue la Vida eterna.
Por eso es que el ser humano desea encontrar la Vida eterna, y si dicen que alguien descubrió una planta, y de esa planta hizo un medicamento y el que toma ese medicamento se rejuvenece, todo el mundo desea ese medicamento; pues a medida que le pasan los años a la persona le van viniendo achaques que no tenía cuando estaba joven; y nadie quiere tener problemas de salud; por lo tanto, viviendo en la flor de la juventud tendríamos muchos beneficios.
Y ahora la ciencia todavía no ha conseguido rejuvenecer a los de mediana edad y mucho menos a los ya ancianos. Pero tenemos en la Escritura el testimonio de que Abraham y Sara, teniendo ellos: uno (Abraham) 99 años y Sara 89 años, Dios le confirmó la promesa de que tendrían un hijo, el cual sería llamado Isaac; y luego al otro año Dios le dijo que tendrían el hijo.
Para eso fueron rejuvenecidos, pues el mismo caso de Sara siendo una mujer de 89 años, y yendo con Abraham a otro territorio, luego de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y un rey enamorándose de ella.
¿Qué rey se va a enamorar de una anciana de 89 años? Es que estaba rejuvenecida para poder tener un hijo, y Abraham estaba rejuvenecido para poder tener un hijo a través de su esposa Sara, a través de la cual Dios le había hecho la promesa de que tendría un hijo. Por lo tanto, ellos estaban rejuvenecidos para tener un hijo.
Y ahora, esto muestra que Dios puede rejuvenecer a una persona; y para los creyentes del Antiguo Testamento con la resurrección de Jesucristo, vino la resurrección para ellos y por consiguiente resucitaron jóvenes, Abraham volvió a la tierra con Sara, unos jovencitos, volvieron a ser jóvenes, pero ya en cuerpos inmortales, juntamente con los otros que resucitaron, como nos dice San Mateo, capítulo 27. En San Mateo, capítulo 27, está el testimonio de la resurrección de Cristo y resurrección de los santos, de muchos de los santos del Antiguo Testamento que habían dormido. Dice en el capítulo 27 de San Mateo, verso 50:
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.”
Este clamor a gran voz se repetirá, eso es la gran Voz de Trompeta, la Voz de Arcángel y Trompeta de Dios, la Voz de la Resurrección. Vean, miren lo que sucedió después:
“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (o sea, salieron de los sepulcros ¿cuándo? Después de la resurrección de Cristo)... y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad (o sea, a Jerusalén), y aparecieron a muchos.”
Esto se va a repetir en la resurrección de los muertos en Cristo y van a aparecer en cuerpos jóvenes, inmortales, van a aparecer a muchos, o sea, a todos los creyentes en Cristo, miembros de la Iglesia Novia del Señor Jesucristo que estarán viviendo en este tiempo final. Y cuando los veamos, seremos transformados.
Los muertos en Cristo escucharán esa gran Voz, esa gran Voz de Trompeta, esa misma Voz que clamó allí, esa misma Voz que había clamado en otra ocasión y dijo a uno que había muerto y llevaba cuatro días sepultado, cuatro días ya muerto, ya lo habían sepultado y ya hedía. Él se acercó frente a la tumba y dijo: “¡Lázaro! ¡Ven fuera!”
¿Hay alguna cosa imposible para Dios? No lo hay, y Dios estaba en Cristo, Dios estaba en Cristo en toda Su plenitud, por lo tanto, fue la Voz de Dios a través de Jesucristo hablando.
Y Lázaro resucitó, Lázaro viene a ser por consiguiente el tipo y figura de los que van a resucitar, de los muertos en Cristo que van a resucitar. Y esa gran Voz es la gran Voz de Trompeta, la Voz de la resurrección.
La misma Voz que llamó a Lázaro que saliera del sepulcro, es la misma Voz que llamará a los muertos en Cristo, los resucitará, y es la misma Voz que llamará a Su Iglesia en el Rapto. Es la misma Voz: la Voz de Dios hablando en el Día Postrero en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
La misma Voz que habló en el Monte Sinaí y la misma Voz que habló en el Monte de la Transfiguración y dijo de Jesús: “Éste es mi Hijo amado, a Él oíd.” Esa misma Voz que ha estado hablando a través de los diferentes profetas del Antiguo Testamento, luego a través de Jesús, luego a través de los Apóstoles, luego a través de Sus diferentes mensajeros correspondientes a cada edad. Esa misma Voz que ha estado hablando en medio de Su Iglesia, estará hablando en este tiempo final en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Es la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo, la cual estremeció la Tierra y ha dicho que estremecerá no solamente la Tierra sino los Cielos también. Esa misma Voz estará hablando en este tiempo final a Su Iglesia, a las vírgenes prudentes (que es Su Iglesia virgen), a las vírgenes insensatas, al mundo y al pueblo hebreo. La misma Voz, porque es la misma Voz de Dios, el mismo Dios hablando, el cual ha estado hablando todo el tiempo.
Vean aquí en Zacarías, capítulo 7, nos dice la forma en que esa Voz ha estado hablando en el Antiguo Testamento. Y Dios no cambia Su forma de hablar. Capítulo 7, verso 11 al 12 de Zacarías, hablando del pueblo hebreo, dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
¿Cómo hablaba Dios al pueblo hebreo? Por medio de Su Espíritu, a través de los profetas, hablaba por medio de Su Espíritu, o sea, por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, el cual le apareció a Moisés, y le dijo a Moisés: “Yo Soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios de Amram que era el padre de Moisés), y Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”
Y ahora, siendo éste el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que se presentó allí como el Ángel de Dios, este misterio es sencillo: es que Dios estaba dentro de Su Ángel, de ese Ángel del Pacto manifestado, porque el Ángel del Pacto es Cristo en Su cuerpo angelical.
Y Dios estaba dentro de ese cuerpo angelical, dentro de Cristo en Su cuerpo angelical estaba Dios el Padre. Y cuando se hizo carne, ahí estaba Dios con Su cuerpo angelical dentro del cuerpo de carne; y ahí tenemos el misterio de Dios y de Cristo, ahí tenemos el misterio de la trinidad divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahí estaba toda la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La primera ocasión en que Dios se hizo carne y habitó en toda su plenitud en un cuerpo de carne; aunque en los profetas Dios estaba hecho carne, pero no en un cuerpo propio sino en un cuerpo de otra persona. Pero ahora Dios se creó un cuerpo en el vientre de la virgen María, el cual nació en Belén de Judea y ése es el cuerpo físico de Dios.
Por eso Isaías dijo que sería Emanuel, dijo: “Porque la virgen concebirá y dará a luz, y se llamará Su Nombre Emanuel,” que traducido es Dios con nosotros. Dios en medio de la raza humana como un hombre caminando en medio de los seres humanos.
Y ahora, podemos ver porqué Jesús decía: “El Padre y Yo una cosa somos.” Y por eso podía Jesús decir: “Yo no hago nada de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.”
Y ahora, podemos ver que el cuerpo físico de Dios es Jesús, el cuerpo de carne llamado Jesús, el cual murió en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Y luego resucitó glorificado para nunca más morir y ascendió al cielo y se sentó a la Diestra de Dios, se sentó en el Trono de Dios. La primera ocasión en que una persona, un cuerpo físico se sienta en el Trono de Dios, pero glorificado.
Y ahora, encontramos que Dios al crear al ser humano a Su imagen y semejanza, lo creó en una forma trina; el ser humano es alma, espíritu y cuerpo; y lo más importante del ser humano, lo más grande es el alma. Eso es lo que en realidad es la persona: alma viviente.
Por eso también el equivalente al alma de la persona en Dios es el Padre, el Espíritu eterno, el Alma eterna; por eso Jesús decía: “El Padre mayor es que Yo.” Así como el alma de la persona es mayor que el cuerpo físico.
El cuerpo es un templo, una casa terrenal en la cual el ser humano está viviendo; y si se muere ese cuerpo, ¿qué sucede? Ya el ser humano no puede continuar viviendo en esta Tierra, pasa a otra dimensión con su cuerpo espiritual, unos pasan a una dimensión y otros pasan a otra dimensión, ¿por qué? Porque unos han escogido a Cristo, porque buscaron el Reino de Dios y entraron por la Puerta del Reino de Dios, que es Cristo, Él dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare, será salvo.” Cristo es la Puerta (San Juan, capítulo 10, verso 9). También Él dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”
Toda persona quiere llegar a Dios, toda persona ora a Dios, pero toda persona tiene que comprender que tiene que orar a Dios a través de Jesucristo, pedir en el Nombre del Señor Jesucristo, porque sino su oración no llega a Dios. “Nadie viene al Padre, sino por mí.” Y Él dijo: “Todo lo que pidieres al Padre en mi Nombre, Yo lo haré.” Y también Él dijo que todo lo que pidieres al Padre en Su Nombre, será concedido.
Por lo tanto, tenemos que comprender que el Camino, la Puerta y el Camino para llegar a Dios es Jesucristo, por eso Él habló del Camino angosto y de la Puerta angosta, el cual lleva a la Vida eterna.
En la ocasión en que Nicodemo fue a Jesús, quiso saber acerca del Reino de Dios, Cristo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Así como el que no nace a través de sus padres terrenales, no puede ver este reino terrenal, no puede entrar, no puede verlo y entrar a este reino terrenal, porque no nació. Y el que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios, no puede entrar al Reino de Dios y ver el Reino de Dios. Y por consiguiente no puede ver, no verá la Vida eterna, no vivirá eternamente.
Lo más importante es buscar el Reino de Dios cuando la persona llega a este planeta Tierra, por eso es que se presenta a los niños al Señor cuando nacen: para que Cristo los reciba en Su Reino, porque los padres que creen en Cristo quieren también que sus hijos entren al Reino de Dios.
Y ahora, Nicodemo cuando escucha estas palabras de Cristo en el capítulo 3 de San Juan, verso 1 al 6, se sorprende y le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?” Él pensó en la forma física. Pero Jesús le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Es importante que los que buscan el Reino de Dios, sepan cómo entrar al Reino de Dios; es como una persona que está buscando una ciudad que está amurallada, y la ve y llega hasta las murallas, tiene que saber que hay una puerta de entrada; y en el Reino de Dios hay una Puerta de entrada y es Cristo, no puede la persona entrar por otro lugar, no puede subir por la muralla para entrar al Reino de Dios, tiene que entrar en forma legítima.
Vean, tiene que entrar conforme a como está establecido, para que así esté registrado en esa Ciudad en el Reino de Dios y por consiguiente pueda decir como San Pablo decía a los creyentes en Cristo: “Vuestra ciudadanía, nuestra ciudadanía está en los Cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, con el poder con el cual puede también sujetar a Sí mismo todas las cosas.” (Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21).
Y ahora, Nicodemo quiere entrar al Reino de Dios, Cristo le dice: “El que no nazca de nuevo, el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” ¿Y qué significa esto? Nacer del Agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo. Por eso Cristo dijo a *Sus discípulos:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.
Para los seres humanos hay dos cosas: o creer y ser salvos, o no creer y ser condenados. Por eso Él envió a Sus discípulos a predicar el Evangelio a toda criatura, viajando por todo el mundo.
Y ahora, Nicodemo quiere entrar al Reino de Dios y Cristo ya le dice cómo entrar: naciendo del Agua y del Espíritu.
Y ahora, nacer del Espíritu es nacer del bautismo del Espíritu Santo, donde la persona luego de creer en Cristo, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y nacer la fe de Cristo en su alma, y recibir a como Salvador dando Testimonio público de su fe en Cristo. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:10)
Por eso se da la oportunidad, luego de la predicación del Evangelio de Cristo se da la oportunidad a las personas para que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador, para que así obtengan la bendición de salvación y Vida eterna, para que nazcan del Evangelio de Cristo, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y nazcan del Espíritu Santo y nazcan así en el Reino de Dios, entren al Reino de Dios, nazcan como unos bebés en el Reino de Dios.
Así como nacieron en esta Tierra como unos bebés físicamente, nacen en el Reino de Dios espiritualmente, obtienen un cuerpo angelical en ese nuevo nacimiento, el cual es llamado el Ángel de cada persona.
El Ángel que tienen los cristianos nacidos de nuevo es del Cielo, porque el nuevo nacimiento es del Cielo, la persona ha nacido del Cielo, ha nacido en el Reino de Dios, que es el Reino celestial, y ha obtenido un cuerpo angelical que fue ordenado para esa persona desde antes de la fundación del mundo.
Ése era el cuerpo angelical que teníamos que recibir al aparecer en esta Tierra, pero por causa de que Adán y Eva pecaron, ya no podían recibir ese cuerpo angelical los que venían a través de Adán y Eva, y entonces han estado recibiendo un espíritu del mundo, un espíritu de otra dimensión, y por eso se requiere un nuevo nacimiento.
La persona cuando nace en la Tierra recibe un espíritu del mundo, o sea, de la quinta dimensión, que es llamada esa dimensión: “el infierno,” la dimensión del reino de las tinieblas.
Por eso se requiere un nuevo nacimiento: para que la persona al morir no tenga que ir a la quinta dimensión, al reino de las tinieblas en el cuerpo espiritual de esa dimensión, sino que vaya al Reino espiritual, a la sexta dimensión que es el Reino de Luz, en el cuerpo angelical que recibe cuando nace de nuevo, cuando nace del Espíritu.
Y ahora, cada creyente en Cristo que ha nacido de nuevo y luego físicamente ha muerto, se encuentra en el Paraíso en el Reino de Dios de la sexta dimensión, en donde Cristo en Su cuerpo angelical es Rey, es Rey-teofanía, Rey en cuerpo angelical.
Y ahora, toda persona desea entrar al Reino de Dios y desea asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, para que al morir pueda ir o poder ir a esa dimensión celestial, al Reino de Dios, a esa sexta dimensión, en donde Cristo es Rey en cuerpo angelical, cuerpo teofánico. Y será Rey en cuerpo físico en esta dimensión cuando Él establezca Su Reino.
Ahora, toda persona ha deseado entrar al Reino de Dios y por esa causa ha estado buscando el Reino de Dios, han leído en la Biblia, han ido a diferentes grupos religiosos porque tienen hambre de oír la Palabra de Dios para poder comprender cómo entrar al Reino de Dios.
Solamente hay una forma para entrar al Reino de Dios: es a través de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en el alma de la persona, la persona creer y dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, y siendo bautizado en agua en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo.
Así la persona ha entrado al Reino de Dios, ha obtenido la Vida eterna y ha obtenido el cuerpo angelical, ya ha asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, ya tiene Vida eterna, ya nació en el Reino de Dios, ya su ciudadanía es celestial, porque nació del Cielo; porque el nuevo nacimiento es del Cielo.
Y ahora, yo también estuve buscando el Reino de Dios, lo encontré y entré a él, por medio de escuchar la predicación de Su Evangelio, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que ha estado buscando el Reino de Dios y todavía no ha entrado, en estos momentos ha estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y ha nacido la fe de Cristo en su alma, por lo tanto está creyendo en Cristo, está creyendo en la Primera Venida de Cristo, está creyendo en el Nombre de Jesucristo, como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, está creyendo en Su muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por sus pecados, y por consiguiente está listo para dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador, para obtener la salvación y Vida eterna y entrar al Reino de Dios.
Ya pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo todos los que han estado buscando el Reino de Dios y no habían entrado, pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les dé la bienvenida en Su Reino y entren a Su Reino eterno y obtengan la Vida eterna.
¿Saben ustedes una cosa? Ustedes están escuchando la predicación del Evangelio de Cristo aquí en Guatemala, y ustedes allá en Puerto Rico, ustedes en la República Dominicana, ustedes en Venezuela, ustedes en Colombia, ustedes en el Ecuador, ustedes en el Perú, ustedes allá en el Paraguay, ustedes allá en Bolivia, ustedes allá en Chile, ustedes allá en el Uruguay, ustedes allá en la Argentina, ustedes en todo el Brasil. Ustedes también en las diferentes naciones: Norteamérica, Canadá, el África, y demás naciones, ustedes están escuchando la predicación del Evangelio de Cristo porque el nombre de ustedes está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, y por eso Dios por medio de Su Espíritu Santo les ha traído para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo.
Ustedes vinieron de donde vino Jesucristo, Él dijo: “Salí de Dios y vuelvo a Dios, salí del Padre y vuelvo al Padre.” Y en otras ocasiones decía: “De Dios he venido.” También Él dijo de los creyentes en Él: “No son del mundo, como tampoco Yo Soy del mundo.” O sea, que todos los creyentes en Él han venido de donde vino Jesucristo: del Cielo, de la Casa de nuestro Padre Celestial, han venido aquí a la Tierra para ser redimidos con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Es la Familia de Dios, la Casa de Dios, los hijos e hijas de Dios que han estado siendo enviados a la Tierra para obtener la bendición de la salvación y Vida eterna.
Usted no recuerda de dónde vino; para poder recordar de dónde vino usted, tenía que haber recibido primero el cuerpo angelical y vivir en él, y luego venir, tomar un cuerpo de carne como pasó con Jesús, el cual vivía primero en el cuerpo angelical y luego vino a la Tierra en un cuerpo de carne, y Él sabía todo lo que había sucedido en el Cielo cuando Él estaba en Su cuerpo angelical.
Recuerden que Jesucristo es el Ángel del Pacto, el cual dijo en una ocasión en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, a unos judíos religiosos que estaban haciéndole preguntas y querían saber si Él era el Cristo, Él les dice: “Abraham vuestro padre, deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Le dijeron: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Jesucristo les dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”
¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Ángel de Dios, un hombre de otra dimensión, porque el cuerpo angelical es de otra dimensión, el cuerpo de los Ángeles es de otra dimensión: de la sexta dimensión, la dimensión de la teofanía.
Y ahora, podemos ver que hemos venido de donde vino Jesucristo: del Padre, hemos venido de Dios, y también Jesucristo dice en ese mismo capítulo 17 de San Juan, cuando dice: “No son del mundo como tampoco yo soy del mundo.” ¿Entonces de dónde somos? De donde es Jesucristo, del Cielo.
Él también dijo que había salido del Padre, ¿y nosotros de dónde hemos salido? Del Padre también. Dios es nuestro Padre Celestial, Él también ha estado tomando, buscando a todos los hijos e hijas de Dios, los cuales Él comparó con ovejas descarriadas. Él vino a buscar esas personas, Él dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (o sea, los hijos e hijas de Dios).”
¿Para qué vino a buscarlos y a salvarlos? Para retornarlos a su lugar de origen: a Dios y Su Reino, por eso Él los saca del reino de las tinieblas y los coloca en el Reino de Dios que es el Reino de Cristo, y ahí los coloca con Vida eterna, porque Él vino para darnos Vida eterna, y vida en abundancia que es Vida eterna, vida que no termina.
El alma mía y el alma suya ha venido del Padre, del alma eterna, de ahí hemos salido, y hemos aparecido en esta Tierra en estos cuerpos temporales con un espíritu del mundo, pero Él nos da Su Espíritu Santo y nos da por consiguiente la Vida eterna, y nos coloca dentro del Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, nos coloca dentro del Pacto eterno, y por consiguiente el que entra al Pacto eterno, entra a la Vida eterna.
Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo, en las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé la Salvación y Vida eterna.
Sin Cristo el ser humano está perdido, sin esperanza de vivir eternamente, sin esperanza de ir al Paraíso cuando muera su cuerpo físico; pero con Cristo el ser humano tiene la esperanza de vivir eternamente en Su Reino. Si muere físicamente va al Paraíso, que es la sexta dimensión, va a ese Reino de la sexta dimensión, el Reino de Cristo de la dimensión de la teofanía.
El Reino de Dios está en la esfera espiritual, pero pronto va a ser establecido en la Tierra en la esfera física, lo cual será la restauración del Reino de Dios en la Tierra, llamado también el Reino de David con el Trono de David, al cual es heredero Jesucristo el Hijo de Dios; y en ese Reino van a estar todos los que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido Su Espíritu Santo y por consiguiente han nacido de nuevo y han entrado al Reino de Dios.
Cuando Él materialice Su Reino en la dimensión física, ahí estarán todos los que han entrado a Su Reino en la esfera espiritual. Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo, por eso estamos esperando unos minutos en lo que llegan los que faltan por venir.
Vamos a estar puestos en pie mientras llegan las personas que faltan por venir a los Pies de Cristo. En las demás naciones también que están a través de internet o del satélite Amazonas, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Recuerden que mientras estamos en estos cuerpos es que tenemos la oportunidad de buscar el Reino de Dios y entrar al Reino de Dios a través de Jesucristo, que es la Puerta del Reino de Dios. Él es la Puerta que abrió San Pedro el Día de Pentecostés, pues Pedro tenía, recibió las llaves del Reino de los Cielos, recibió las llaves del Reino, por consiguiente recibió las llaves de la Puerta del Reino de los Cielos.
Cuando usted tiene una llave, hay una cerradura (candado o cerradura) para abrir; y al abrir ese candado, usted entra al lugar que no podía entrar mientras estaba cerrado ese candado o esa cerradura o esa puerta.
Y ahora, la Puerta del Reino de los Cielos, que es Cristo, fue abierta el Día de Pentecostés para que entren al Reino de los Cielos todos aquellos que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, para ser rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y ser limpios de todo pecado y ser justificados.
Dios tiene mucho pueblo en la República de Guatemala y los está llamando; y también en toda la América Latina y el Caribe, en Norteamérica, en Canadá, en el África y en las demás naciones, y los está llamando en este tiempo final.
Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte Vida eterna en Su Reino, Él te está llamando para colocarte en Su Reino eterno con Vida eterna, porque tú has venido del Cielo, has venido de Dios, tú eres un hermano o una hermana de Jesucristo nuestro hermano Mayor.
Y no es la voluntad de nuestro Padre Celestial que se pierda uno de estos pequeñitos, de estas almas de Dios que han venido a esta Tierra y han venido con y para un propósito divino: para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, recibir a Cristo como único y suficiente Salvador y ser rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, para ser limpios de todo pecado, para entrar al Reino de Dios.
“BUSCANDO EL REINO DE DIOS.”
¿Y vieron luego lo sencillo que es entrar al Reino de Dios? Es a través de Jesucristo.
Vamos ya a orar por todos ustedes que han venido a los Pies de Cristo; si falta todavía alguna persona, puede venir, puede llegar; también en las demás naciones y también los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo. Veo que vienen caminando personas, vamos a dar unos segundos para, si son personas que vienen para recibir a Cristo, tengan la oportunidad de llegar.
En el Reino de Cristo cuando Él lo establezca en la Tierra, todos hemos de tener cuerpos eternos, jóvenes, inmortales y glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; y estaremos como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces en Su Reino, o sea, que estaremos en y como miembros de Su gabinete de gobierno, ocupando posiciones importantes en Su Reino.
Vamos a levantar nuestras manos a Cristo al Cielo, para orar; también los que están en otras naciones con sus manos levantadas a Cristo al Cielo, y los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración los que están aquí presentes y los que están en otras naciones. Todos con nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio, nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que puedo ser salvo y en que todos los seres humanos podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, y reconozco que Tú eres el único y suficiente Salvador, por lo cual doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Salva mi alma, Te lo ruego Señor, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, y nació la fe de Cristo en vuestra alma y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador.
Ahora, ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Quiero cumplir el mandato de Cristo lo más pronto posible, y completo.” Me dirán ustedes, y me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y también para ustedes que están en otras naciones. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, ustedes que están presentes y los que están en otras naciones y recibieron a Cristo como Salvador, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Cristo. Y cuando sea establecido físicamente, ahí estaremos con Él en Su Reino en cuerpos eternos, jóvenes y glorificados como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, porque lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador.
Para los que están en otras naciones y para los que están aquí presentes, el próximo domingo, que es 24 de diciembre, llamado también el Día de Noche Buena, o sea, que la noche del 24 de diciembre en medio del cristianismo es llamada Noche Buena y también es llamada la noche que nació Cristo en Belén de Judea.
Por lo tanto, el domingo próximo tendremos Santa Cena, será transmitida a través del satélite Amazonas y también de internet, para que también en todos los países puedan tener la Santa Cena, juntamente con nosotros.
Se estará teniendo la Santa Cena desde Puerto Rico, y también en todas las naciones tendrán Santa Cena el próximo domingo. Así que los que están recibiendo a Cristo como Salvador y serán bautizados en agua, podrán tomar la Santa Cena el próximo domingo en la actividad que se tendrá el próximo domingo aquí en Guatemala, en las diferentes congregaciones o iglesias de aquí de Guatemala que estarán conectados con el satélite o con internet y también en las demás naciones, en donde estaremos recordando el nacimiento de Cristo, pero también recordando la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, porque Su cuerpo está tipificado o representado o simbolizado en el pan de la Santa Cena, y Su Sangre está tipificada o representada en el vino de la Santa Cena.
El pan y el vino simbolizan el cuerpo y la Sangre de Jesucristo, la Sangre del Nuevo Pacto que por muchos sería derramada, que por mí sería derramada, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también.
Ahora, en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, por cuanto estábamos en Cristo cuando Él estuvo en la Tierra, cuando Él murió estábamos en Él como simientes de Dios; y cuando Él fue sepultado estábamos con Él; y cuando Él resucitó estábamos con Él, así como Su cuerpo físico estaba en su padre terrenal. Como Isaac, Jacob y Leví estaban en los lomos de Abraham cuando Abraham diezmó a Melquisedec, así nosotros estábamos en Cristo.
Y por eso es que a través de Cristo, en la unión de Cristo con Su Iglesia, ya que Cristo es el Segundo Adán y Su Iglesia es la Segunda Eva, a través de Su Iglesia Cristo ha estado reproduciéndose en hijos e hijas de Dios.
Así que, cuando la persona es recibida en el Reino de Cristo al recibir a Cristo como Salvador, la persona muere al mundo; y cuando es sumergido en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Recuerden que el bautismo en agua es simbólico, es tipológico. El agua no quita el pecado, es la Sangre de Jesucristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua fue ordenado por Cristo, porque es el tipo y figura de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, y de nosotros con Cristo.
Por lo tanto, en el bautismo en agua nos estaremos identificando con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua. Pregunto al ministro, reverendo Esteban Golón si hay agua: hay agua. ¿Hay bautisterios? Hay bautisterios en ambos lados. ¿Hay vestidores de ropa? Hay vestidores de ropa también. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales.
Por lo tanto, no tienen que entrar al bautisterio con las ropas que ustedes tienen, sino que hay ropas especiales para los bautismos, y ustedes dejan su ropa en el lugar y allí habrá personas que cuidarán de vuestras ropas, y personas que les ayudarán a llegar tanto a los vestidores de ropa como también al bautisterio, y luego les ayudarán a regresar a los vestidores de ropa para colocarse de nuevo las ropas de ustedes.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua, hay ropas bautismales también. ¿Hay ministros también que les bautizarán? Hay ministros que les bautizarán; como era en el tiempo de los Apóstoles: que ellos predicaban el Evangelio y los que creían eran bautizados rápidamente, porque la meta es que nazcan de nuevo y entren al Reino de Dios.
Así que, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos los que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite Amazonas en diferentes naciones.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos.
Con ustedes el reverendo Esteban Golón, para indicarles hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales.
“BUSCANDO EL REINO DE DIOS.”