72 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El derecho a la Vida | 2006-10-22 | 1 | Quito | Pichincha | EC | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet y también del satélite Amazonas, que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.
Para esta ocasión leemos en Génesis, capítulo 2, versos 7 al 10, donde dice:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Para esta ocasión nuestro tema será: “EL DERECHO A LA VIDA.”
En este pasaje que hemos leído, encontramos al ser humano creado por Dios y colocado en el Huerto del Edén, donde estaba un Árbol llamado el Árbol de la Vida, y otro árbol llamado el árbol de ciencia del bien y del mal.
El ser humano estaba viviendo en armonía con Dios, y por consiguiente estaba en vida, tenía vida, pero su lugar en la Vida eterna tenía que ser confirmado.
Recuerden que hay un tiempo de confirmación o adopción, y por consiguiente el ser humano todavía no estaba adoptado en la Vida eterna.
Así como tenemos el caso de Saúl, el cual fue ungido por Samuel y por consiguiente por Dios como rey sobre Israel, y tuvo un tiempo gobernando en medio del pueblo hebreo, vino a ser el primer rey; fue un rey conforme al corazón del pueblo, no conforme al corazón de Dios, pues el pueblo fue el que quiso tener un rey en esos días, y todavía el tiempo para tener un rey no había llegado.
Dios le había dicho al pueblo hebreo que podían tener rey, pero miren los requisitos. Deuteronomio, capítulo 17, verso 14 en adelante, dice:
“Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores;
ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano.”
Aquí le dice que sí podrán tener rey, pero será el que Dios escogiere, y también le dice lo que va a hacer el rey, para que no digan después al rey: “No, no puedes hacer eso.” Dice:
“Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino.”
Y sigue ahí enumerando todas las cosas que el rey no podrá hacer o que podrá hacer.
Luego en Primera de Samuel, capítulo 8, verso 1 adelante, dice:
“Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.
Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba.
Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.
Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,
y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.”
Ahora vean, aunque Dios le había dicho a Israel a través del Profeta Moisés que podían tener rey, pero sería el que Dios escogiera para ellos.
Y ahora, aquí Dios está reinando a través del Profeta Samuel como había reinado a través de los jueces anteriores, como había reinado también a través de Josué, y como había reinado a través de Moisés.
El Reino de Dios estaba en medio del pueblo hebreo, por esa causa es que cuando Amalec hace guerra contra Israel en el capítulo 17 del Éxodo, luego Dios dice que hará guerra... vamos a ver, capítulo 17 del Éxodo, verso 13 en adelante. Esto fue cuando Moisés levantó sus brazos con la vara al Cielo; y mientras Moisés tenía su brazos levantados la victoria se ponía a favor de Israel, cuando Moisés se le cansaban sus brazos y bajaba sus manos, la batalla se ponía a favor de Amalec, o sea, que hubo un misterio ahí muy grande: el contacto con el Cielo, con Dios, era Moisés. La vara representaba la Palabra de Dios y por consiguiente, el Poder de Dios.
Pero luego dos hombres muy importantes de Israel, que fueron Aarón y Hur, vieron ese misterio que estaba ahí manifestándose, era un misterio, no era algo humano por supuesto, porque en una guerra un hombre puede levantar sus manos, y no tiene nada que ver con la victoria o la derrota en esa batalla.
Pero aquí Moisés levantando sus manos al Cielo, tenía la ayuda del Cielo para Israel, huestes celestiales peleando en favor de Israel; cuando bajaba sus manos, la victoria se ponía o la batalla se ponía en favor de Amalec. O sea, que las manos levantadas de Moisés al Cielo, eran una señal muy grande para el Cielo. Las manos de Moisés levantadas al Cielo, representan las manos de Cristo levantadas en la Cruz del Calvario para dar la victoria a Su pueblo. Si Cristo no llega a ser crucificado, Sus manos no quedaban levantadas.
Y ahora, solamente con Sus manos levantadas en la Cruz del Calvario es que ha venido la victoria para el pueblo de Dios. Ése es el tipo y figura. Pero ahora vean aquí, vamos a leer el pasaje completo para que tengan el cuadro claro, dice verso 8 en adelante del capítulo 17 del Éxodo:
“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.
Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.
Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.
Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y dí a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.”
Esa es la condena para Amalec, vean porqué:
“Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi (Jehová-nisi fue llamado el lugar);
y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.”
“Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación,” ése es el problema del Medio Oriente.
Y ahora, vean cómo Amalec se levantó en contra del Trono de Dios: levantándose contra Moisés y el pueblo hebreo, porque el Trono de Dios estaba en medio de pueblo hebreo, Dios estaba reinando a través del Profeta Moisés.
Y por eso hubo júbilo de rey en medio del pueblo hebreo mientras iban por el desierto, porque el Rey de reyes y Señor de señores, el Rey de los Cielos y de la Tierra estaba en medio de ellos manifestado en el Profeta Moisés, y se manifestaba también en el tabernáculo, en el lugar santísimo, y Moisés hablaba cara a cara con Dios.
Ahora, continuando en el pasaje de Samuel, aquí Dios le dice que escuche, que Samuel escuche al pueblo en todo lo que le están pidiendo, y luego Dios le mostró a Samuel quién escogía (por supuesto en la permisiva voluntad de Dios) como rey para el pueblo hebreo, y el escogido fue Saúl, el cual fue ungido por el Profeta Samuel.
Luego ese rey comenzó gobernando sobre el pueblo hebreo, aunque todavía estaba Samuel que era el juez a través del cual Dios estaba reinando, o sea, que hubo un entrelace ahí de la teocracia y la monarquía; y el elegido de la monarquía estando el elegido de la teocracia para ese tiempo todavía vivo, que era el que tenía el control de todo y era Profeta. Saúl no era Profeta.
Y ahora, Saúl quiere mandar sobre Samuel, y hay un dicho muy común y muy conocido por todos: “Donde manda capitán, no manda marinero.” Y hay otro dicho: “Los pájaros tirándole a la escopeta.” O sea, uno que fue colocado por Samuel y que Samuel vino a ser para él como un padre. Y ahora, eso es un hijo levantándose contra su padre. Samuel quería lo mejor para Saúl, vean, no se enojó, no se enojó con Saúl, al principio estaba enojado con el pueblo porque querían desechar a Dios o querían desecharlo a él, y Dios le dice: “No te han desechado a ti, me han desechado a mi para que no reine sobre ellos.”
Y ahora, ya Samuel está más tranquilo y está feliz con un joven al cual Dios ha elegido para que sea rey sobre Israel, y lo está guiando para que gobierne correctamente, pero llega un tiempo en que Saúl no sigue la dirección de Samuel.
Mientras Samuel esté vivo, el guía político y espiritual es Samuel, para seguir el consejo de Dios que viene a través de Samuel, porque Samuel es Profeta y se comunica con Dios.
Y cuando hay un rey en la Tierra que descubre que Dios tiene un Profeta en la Tierra, ha descubierto la forma de comunicarse con Dios; diríamos, ha conseguido una línea directa de comunicación con Dios.
Por eso ustedes encuentran a través de la historia bíblica que reyes judíos, los reyes del pueblo hebreo siempre tenían un sacerdote, un sumo sacerdote y un Profeta. Siempre.
Vean, David tenía a Natán, por lo tanto tenía una comunicación directa, y David también era profeta. Pero vean, reconocía el ministerio de Profeta en Natán y las cosas le iban bien.
Pero ahora, Saúl tiene línea directa con Dios a través del Profeta Samuel, el cual era también guía espiritual de Israel; y ahora, miren lo que sucede... Recuerden que un rey no es como en los gobiernos, en donde en la democracia, donde por el voto del pueblo se elige al presidente, y tiene en algunos países cuatro años para gobernar, en otros tiene seis; hay algunos que tiene seis como la República Mexicana, y así por el estilo.
Y en esos años luego que transcurre ese periodo de gobierno, vuelven las elecciones y en algunos países (como en la República Mexicana) no tienen derecho a reelección; pero en otros países sí tienen derecho, en donde, normalmente, en donde son cuatro años de gobierno.
El pueblo en esos países que hay reelección, en algunos ocasiones aprueban para que siga gobernando otro periodo de tiempo; pero en otras ocasiones, solamente en la mayor parte de los países con un lápiz o lo confirma para que continúe gobernando, o lo desaprueban y votan por otra persona.
No necesita el pueblo dar un golpe de estado, sino esperar las elecciones, para quitar al presidente que él había elegido y que gobernó cuatro años (en la mayoría de los países), y ya pues no lo quieren para el próximo tiempo de gobierno.
Ahora vean, se quedan casi todos los presidentes en la etapa de prueba, y el pueblo dice: “No, no pasó la prueba, voto por otro.” Ahora, en el Programa Divino con la Monarquía, miren aquí, en el capítulo 13 de Primera de Samuel, dice:
“Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel,
escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas.
Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos.
Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.”
Y sigue ahí la historia; y luego del verso 7, continuamos en el verso 7, dice:
“Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando (o sea, con miedo),
Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba (se le iba).
Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle.
Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,
me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.”
Y él no era sacerdote, y el holocausto lo tenía que ofrecer un sacerdote:
“Entonces Samuel dijo a Saúl...”
Miren lo que le costó ofrecer el holocausto, cosa que él no podía hacer, porque eso tenía que ser para el que tenía el ministerio de sacerdote.
Por eso una persona que no ha sido elegida por Dios para ser un ministro, no puede meterse al ministerio porque tendrá problemas con Dios.
“Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado...”
Pero vean, había sido Samuel el que le había dicho que esperara siete días, pero era la Palabra de Dios en la boca de Samuel, era Dios hablando a través de Samuel (vean que el siete es muy importante también).
“... pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.”
Perdió la adopción; era rey, pero no estaba confirmado para ser rey para siempre.
¿Y qué significa esto? Que la dinastía de Saúl no tendría continuación, la dinastía de Saúl sería temporal, y por consiguiente el Mesías Príncipe, que es el heredero al Reino de Dios y Trono de Dios en la Tierra; y ese Reino de Dios y Trono de Dios en la Tierra, es con Israel.
Vean, perdió la bendición de que el Mesías Príncipe fuera un descendiente de la dinastía ¿de quién? De Saúl. Miren, por una cosa que aparentemente es insignificante pero que para Dios sí era significante.
No importa lo que sea significante para una persona, lo que importa es qué significado tiene para Dios.
Hay muchas cosas en la vida de los seres humanos, que tienen mucho significado para los seres humanos, pero para Dios tiene muy poco significado. Y las cosas que realmente, las cosas de Dios que los seres humanos no encuentran que tiene mucho significado, son las que tienen significado, porque son las de Dios.
Hay personas que dicen: “Voy a estar muy ocupado en el negocio; y el negocio, pues hay que atenderlo y la profesión hay que atenderla, y no tengo tiempo para ir a la actividad en donde se estará predicando la Palabra de Dios, y se estará adorando a Dios.”
Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, las demás cosas serán añadidas.” Pero hay seres humanos que le dan más importancia a las cosas terrenales que a las de Dios. Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” [San Mateo 16:26] De nada le sirvió, o ser un profesional, pues no puede decir cuando muera: “Quiero entrar al Cielo, quiero que me abran la puerta del Cielo porque yo soy un abogado o soy un doctor, soy un médico, o soy un juez, o soy un fiscal.”
No, esos títulos son terrenales, el Juez allá es Dios, y Dios ha colocado por Juez de los vivos y de los muertos a Jesucristo, y el Abogado allá es el Señor Jesucristo. “Si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Su Hijo, Jesucristo.” [Primera de Juan 2:1]
Así que esos son los que valen allá; y acá en la Tierra, vean, para los jueces de la tierra, para el concilio del sanedrín y para el gobierno romano representado allá en el líder político que estaba en aquel tiempo, Jesús no tenía mucho valor.
Pero para Dios sí. Él tenía que morir para que la humanidad pudiera tener el Sacrificio de Expiación por el pecado; por eso Jesús dijo que Él ponía Su vida por la vida del mundo, para que el ser humano pueda tener derecho a la vida, a la Vida eterna, un derecho que Dios le ha dado al ser humano.
Ahora, hablando aquí de Saúl, todavía él no había pasado la etapa de prueba, es como las personas, tienen que pasar la etapa de prueba desde que comienzan a estudiar hasta que terminan sus estudios en la universidad, y luego hacer la tesis para obtener el título. Si deja sus estudios cuando lleva solamente un año de universidad, no le van a dar el título que corresponde a lo que usted está estudiando.
Y así pasó con Saúl: estaba en la etapa de prueba, estaba en la escuela siendo Samuel su maestro, estaba él tomando esa práctica (en la práctica), tomando ese tiempo de la práctica, pero vean ustedes, tenía que ser obediente a Dios, el cual estaba a través de Samuel enseñándole, y ahí se estaba haciendo esa transición de la monarquía con la teocracia, para tomar el mando la monarquía.
Ahora, Saúl perdió la bendición grande del Reino y perdió por consiguiente para sus descendientes la bendición de ser la descendencia de reyes que gobernarían sobre Israel, y de ser por consiguiente la linea por la cual vendría el Mesías Príncipe.
Vean, lo mismo perdió Esaú; vean, esos nombres muy parecidos: Esaú y Saúl, cometiendo el mismo error, perdiendo la Bendición de la Primogenitura: Esaú perdió la Bendición de la Primogenitura y la ganó Jacob. Saúl perdió la Bendición de la Primogenitura del Reino y la ganó el que vino después de él, el cual no estaba nacido en aquellos días, porque si usted busca en la historia de David, usted encontrará que Saúl reinó sobre Israel 40 años; y cuando David comenzó a reinar... en Segunda de Samuel, capítulo 5, dice el verso 5:
“Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.”
Si tenía 30 años cuando comenzó a reinar, entonces (y Saúl reinó 40 años) cuando llevaba 10 años de reinado Saúl, nació ¿quién? David, por lo tanto, no estaba todavía en la Tierra el que sería conforme al corazón de Dios para Dios colocarlo como rey sobre Israel, y por eso en la permisiva voluntad de Dios fue colocado Saúl.
Y la dinastía de Saúl, perdió la bendición de tener la Primogenitura del Reino de Dios y Trono de Dios sobre Israel y sobre toda la humanidad, porque bajo el reinado del Mesías no solamente Israel será gobernada por el Mesías, sino todas las naciones, porque todas las naciones desean al Mesías como su Rey, porque el Mesías es el Deseado de todas las naciones.
Cuando eligen a un presidente, desearían que fuera un hombre perfecto como gobernante, por lo tanto, están deseando al Mesías Príncipe que será el gobernante perfecto para Israel y para todas las naciones, y el que traerá la paz, el amor y la prosperidad para Israel y para todas las naciones.
Ahora, en la vida de David encontramos que Dios lo confirmó como rey sobre Israel ¿para cuánto? Para siempre, lo cual significa que la dinastía de David obtuvo la Primogenitura del Reino de Dios sobre la Tierra. Y por eso el Mesías Príncipe nacería a través de la descendencia de David, sería de la dinastía de David, un Príncipe.
Y por consiguiente José y la virgen María fueron descendientes del rey David: María por Natán (un hijo de David), y José por Salomón (hijo de David). Y por consiguiente Jesucristo, un Príncipe de la dinastía de David. O sea, que a quien juzgaron, condenaron y crucificaron fue a un descendiente de la dinastía de David, a un Príncipe, lo cual es algo muy importante en ese juicio que le hicieron, no estaban juzgando a cualquier persona, sino a un Príncipe de la dinastía de David, y por consiguiente heredero al Trono, del cual el Ángel Gabriel dijo que Dios le daría el Trono de David, y se sentaría sobre él y que reinaría sobre Israel para siempre.
Por lo tanto, por cuanto es inmortal Jesucristo, murió pero resucitó y está glorificado; Él gobernará sobre Israel para siempre. Así será que el Reino de David y por consiguiente la dinastía de David será restaurada, la casa de David, la dinastía de David será restaurada y se sentará Cristo sobre el Trono de David, el Mesías Príncipe, y el Reino de David será restaurado, el cual es el Reino de Dios.
Ningún otro reino terrenal es llamado el Reino de Dios, y ningún otro trono terrenal es llamado el Trono de Dios, y ninguna otra ciudad terrenal es llamada la Ciudad de Dios, sino Jerusalén.
Y ahora, David fue adoptado en el Reino, y por consiguiente la dinastía de David es la heredera al Reino y Trono de Dios sobre la Tierra. Por eso es que muchas naciones, a través de la historia, unieron príncipes o princesas de ellos con descendientes del rey David, para tratar de obtener ese mandato divino, porque por decreto divino es que David y su dinastía, son herederos al Reino terrenal de Dios y Trono terrenal de Dios, para gobernar sobre Israel y sobre todas las naciones.
Por eso trataban de unir con la descendencia de David personas, o sea, príncipes de otras naciones o princesas para tener un príncipe, el cual poderlo coronar como rey, que por decreto divino gobernaría sobre todas las naciones y poder decir que tenían decreto divino para gobernar. Eso es lo que han buscado las diferentes naciones con sus príncipes y sus reyes que han tenido.
Ahora, ya hemos visto quién obtuvo por decreto divino la Bendición de la Primogenitura para gobernar sobre Israel y sobre todas las naciones; por eso así como en el imperio romano cuando desde que comenzó a usarse el título del César, cada uno de esos reyes o emperadores tenía el título de César o el César, aunque su nombre fuera otro, pero se le añadía el título de César.
Y cada descendiente del rey David que ha gobernado sobre Israel, ha sido el David de ese tiempo. Por eso es que en una ocasión en que hubo problemas con Jeroboam y Roboam, en esa ocasión Jeroboam con su pueblo: las diez tribus, dijo unas palabras allí, que son muy, pero que muy importantes.
Vamos a ver si las conseguimos para que las tengan ustedes, es algo así como “que lo vea David,” y el que estaba reinando era Roboam. Eso fue cuando luego el Reino fue roto en el tiempo de... Recuerden que la división del reino, el sisma del Reino de David vino por causa de que Salomón adoró ídolos, dioses paganos, luego de haber permitido a sus esposas colocar templos paganos en Israel. Esto está aquí en el capítulo 12 de Primera de Reyes, verso 16:
“Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído (o sea, Roboam no había escuchado la voz de las diez tribus del Norte), le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.”
¡Provee ahora en tu casa, David! La casa de David, la descendencia de David.
Y ahora, vean cómo el Título de David sigue a todos los descendientes del rey David. Por eso cuando Jesús estuvo en la Tierra, por ejemplo, los ciegos decían: “Jesús Hijo de David, ¡ten misericordia de nosotros!” Y también cuando tuvo Su entrada triunfal a Jerusalén, clamaban: “¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor, hosanna al Hijo de David!”
Ese Título corresponde a todos los descendientes del rey David que obtienen su lugar como reyes, como rey en el Reino de David, y el Mesías Príncipe es el Hijo de David que se sentará en el Trono de David y reinará sobre Israel para siempre.
Ahora, hemos estado viendo lo que es la adopción de un rey en el Reino de Dios, no un reino humano, sino que ése es el Reino de Dios.
Y ahora, también hemos visto que los que se levantan en contra de ese pueblo, que está encabezado por el líder que Dios tiene para ese tiempo a través del cual Dios está reinando, persona o nación que se levante en contra de ese líder y de ese pueblo, se está levantando en contra del Trono ¿de quién? De Dios y por consiguiente del Reino de Dios que está en la Tierra en esa forma.
También por cuanto el Reino de Dios en la esfera espiritual está en la Tierra, en y con la Iglesia del Señor Jesucristo, todos los que se han levantado en el pasado, los que se levanten en el presente o en el futuro contra la Iglesia del Señor Jesucristo, se están levantando en contra del Reino de Dios y Trono de Dios. Por eso las consecuencias serán terribles para las personas.
Por eso Cristo dijo que sería mejor a una persona amarrarse una piedra de molino y echarse a lo profundo del mar, que hacer tropezar o escandalizar a uno de estos pequeñitos, hablando de los creyentes en Él.
Y en el juicio de las naciones en el capítulo 25, versos 31 al 46, cuando el Hijo del Hombre se siente en el Trono de Su Gloria (o sea, en el Trono de David) serán reunidas delante de Él todas las naciones, todas las naciones que estarán ahí presentes.
Y ahí las juzgará, colocará a su derecha naciones representadas en ovejas, y a la izquierda naciones representadas en cabritos; y a los de la derecha dirá. “Entrad al Reino preparado para vosotros (eso es el Reino Milenial del Mesías).” Y a los de la izquierda dirá: “Malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” Ahí podemos ver lo que sucederá con unas naciones y con otras naciones, y eso también es así para individuos.
Y ahora, aparentemente nos fuimos del tema, pero no nos hemos ido del tema; la adopción de estos reyes que mencionamos, y la no adopción de los que fallaron y no fueron adoptados, es lo mismo pero en otro campo de lo que sucedió en el Huerto del Edén.
Adán y Eva fueron colocados y estaban ahí reinando, porque Dios colocó al ser humano como rey sobre el planeta Tierra, para gobernar sobre todo el planeta Tierra con todo lo que tenía. Adán y Eva no esperaron, como no esperó más adelante Saúl.
Adán y Eva tenían que esperar, porque el Árbol de la Vida tenía que hacerse carne, el Árbol de la Vida es Cristo, el cual allí estaba en Su cuerpo angelical; y el árbol de ciencia del bien y del mal, pues es el maligno.
La Biblia en diferentes ocasiones tipifica, representa a seres humanos y a naciones en árboles, por ejemplo, la higuera todos saben que representa a Israel, los demás árboles, pues representan a otras naciones, y así por el estilo encontramos también a Cristo diciendo: “Yo soy la vid verdadera.” ¿Ven? Tipificándose en la vid de uvas, y dice: “Y vosotros los pámpanos,” o sea, las ramas; y las uvas, pues el fruto (el fruto que lleva). [San Juan 15:5]
La Iglesia también está representada en la planta de trigo, y los granos de trigo son los hijos e hijas de Dios, los miembros de la Iglesia, Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” [San Juan 12:24]
¿De quién estaba hablando ahí cuando hablaba del grano de trigo? Estaba hablando de sí mismo: Si el Grano de Trigo no cae en tierra y muere, Él solo queda; estaría todavía viviendo en esta tierra en el cuerpo físico que tenía allí, pero solo en este planeta Tierra, sería el hombre, el único hombre, un solitario.
Pero ese no es el plan de Dios, el plan de Dios es que haya muchos seres humanos, porque Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, para que se multiplicara y Dios tener muchos hijos e hijas de Dios.
Y ahora, Cristo muriendo, luego naciendo la Iglesia el Día de Pentecostés, que es producto del grano de Trigo, de Cristo que fue sembrado, que murió.
Y ahora, la Iglesia que nació el Día de Pentecostés ha estado teniendo mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios, los cuales han pasando por las diferentes etapas de la Iglesia, lo cual está tipificado en las diferentes etapas de la planta de trigo.
Unos pertenecen a la primera etapa allá el Día de Pentecostés, por lo tanto la primera etapa de la planta naciendo. Otros pertenecen al tallo y así por el estilo, la etapa de la edad pentecostal pertenece a la cáscara del trigo, y la etapa final que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, corresponde al trigo.
Y ahora, eso en el Programa Divino, pero todas las etapas de la planta de trigo, representa hijos e hijas de Dios, pero en la única etapa en donde los hijos e hijas de Dios llegarán a su madurez y se irán transformados, por consiguiente será esa la etapa de la Adopción, donde seremos adoptados, y la Adopción es la transformación de nuestros cuerpos en donde obtendremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Vean, la Iglesia ha estado pasando por diferentes etapas para llegar a este tiempo final, donde será adoptada la Iglesia, y donde serán adoptados los hijos de la Iglesia del Tiempo final. O sea, que el mismo Cristo, la Iglesia también y cada creyente, pasan por esa etapa de preparación para luego ser adoptados.
Ahora, el ser humano en el Huerto del Edén no esperó a que el Árbol de la Vida... a que el Árbol de la Vida, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, se hiciera carne para comer Adán y Eva del Árbol de la Vida y así quedar adoptados en la Vida eterna. Por esa causa al pecar, encontramos que perdieron la Vida eterna, y solamente les quedó vida temporal para ellos y sus descendientes.
Esa es la vida que tenemos nosotros al nacer a través de nuestros padres terrenales. A través de la historia del ser humano, conforme al libro sagrado más importante de la raza humana: la Biblia, Dios dio a Adán y Eva, vestiduras de pieles y por consiguiente murió un animalito, hubo un sacrificio de un animalito por el ser humano para ser cubierta su desnudez.
También fue dada la promesa del Mesías cuando le fue dicho a Eva en el capítulo 3, verso 15 de la siguiente manera:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer (o sea, enemistad entre la serpiente y la mujer, así como la enemistad de Dios e Israel con Amalec)...
Y pondré enemistad entre ti y la mujer (eso es lo que le dice Dios a la serpiente), y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
Cuando Cristo fue crucificado fue herido en el calcañar, con los clavos que fueron colocados en Sus Pies y Sus Talones. Pero Cristo hirió al diablo, a la serpiente antigua (porque en esa serpiente estaba el diablo encarnado en un animal).
En aquellos tiempos la serpiente, esa raza de la serpiente no era reptil, eran animales parecidos al ser humano; es el eslabón perdido que la ciencia está buscando, la serpiente hablaba, esa serpiente tenía lugar para el alma, esa raza de la serpiente era así, y ese era el líder de la raza de la serpiente, en donde el diablo estaba encarnado y a través del cual el diablo le habló a Eva y trajo el pecado a la raza humana.
Cuando la ciencia ha estado buscando y sacando esqueletos antiguos, de los cuales dice que tienen cinco millones o diez millones de años, y dicen que son esqueletos del ser humano en aquellos tiempos, lo que han descubierto es la raza de la serpiente que era muy parecida al ser humano.
Pueden desenterrar un esqueleto, del cual digan que la persona, que esa persona era de dos metros o tres metros o cuatro metros, están hablando de una persona mayor; pueden desenterrar un esqueleto pequeño, no pueden decir: “Es que de esta raza también eran así pequeñitos.” No, desenterraron un bebé.
Ahora, podían existir diferentes tamaños, pero eran gigantes, de los cuales han escrito algunas personas, pero que suena tan increíble, que no lo pueden aceptar algunas personas o la ciencia.
Ahora, esa raza de la serpiente con la maldición que le fue echada al diablo y por consiguiente a la raza completa - porque el diablo estaba gobernando sobre esa raza y estaba reinando a través de ese hombre-serpiente que engañó a Eva.
Y Dios dice a la serpiente, veamos bien la maldición, capítulo 3, verso 14 en adelante, dice:
“Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
Cuando nos habla aquí de la simiente de la mujer, la mujer no tiene simiente, el hombre coloca la simiente suya en la mujer, y por eso la mujer tiene un hijo de un hombre; aunque con ciertos sistemas científicos han estado colocando dentro de la mujer ahí para producir hijos, pero la materia prima ¿de quién era? De un hombre; o sea, que siempre interviene un hombre.
Pero aquí la Simiente de la mujer vendría sin intervención de un hombre; y acá en Isaías, capítulo 7, verso 14 nos da más información a través de esta mujer; y ahora, esta mujer no sería descendiente de Esaú ni de Saúl tampoco, aunque ellos tuvieron en su mano la probabilidad, pero la perdieron.
Pero recuerden que Dios tiene todo ya diseñado; tenía que ser a quien Dios escogiera. Para poder ser a través de la linea de Esaú y luego, o de la linea de Saúl, pues entonces María tenía que nacer a través de esa linea, no había ningún problema.
En Isaías, capítulo 7, verso 14, dice:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”
Que significa ¿qué? “Dios con nosotros.” Dios se haría hombre, se encarnaría en este planeta Tierra, eso es Dios con nosotros, Emanuel, o sea, Dios que estaba en Su Ángel, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová se vestiría de un cuerpo de carne humana para estar en medio de la raza humana y llevar a cabo la Obra de Redención.
Con la encarnación del diablo en la serpiente hizo la obra de perdición, trajo la muerte a la humanidad; con la encarnación de Dios en este hijo de la virgen, traería la Obra de la redención y restauración por consiguiente a la Vida eterna de todos los hijos del Reino de Dios. En el capítulo 9 de Isaías, también nos dice el verso 6 al 7:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”
Vean, ese niño que nacería sería ¿qué? Seria llamado: “Admirable, Consejero, Dios fuerte,” porque en ese niño estaría Dios. “Padre eterno,” ahí estaría Dios, el Padre eterno; por eso Jesús decía que Él no hacía nada de Sí mismo, no hablaba nada de Si mismo, Él decía: “Sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Eso está en San Juan, capítulo 14.
“...Príncipe de paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
Será una obra ¿de quién? De Dios.
Y ahora, Dios estaría manifestado en la Tierra en este niño que nacería, por consiguiente estaría el Rey de los Cielos y de la Tierra y por consiguiente estaría el Rey de Israel en la Tierra manifestado para llevar a cabo una Obra de Redención, por el cual tenía que morir ese niño en la edad correspondiente.
Él pasaría por Sus diferentes etapas, pasaría por la etapa en donde Él mostraría Su obediencia a Dios y Su Palabra, a todo el Programa de Dios, por eso Él decía: “Hágase conforme a Tu voluntad.” Él no hacía nada de Sí mismo, y Él tenía que morir en esta Tierra, eso está aquí en el capítulo 53, verso 10 de Isaías, donde dice:
“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”
Pondría Su vida en expiación por el pecado, ahí podemos ver que ese pasaje mesiánico se estaría cumpliendo en el Mesías Príncipe, que nacería en medio del pueblo hebreo y sería un descendiente de David.
Y ahora, aquí el Ángel Gabriel da más información acerca de esta promesa, cuando le aparece al sacerdote Zacarías y le dice que va a tener un hijo a través de su esposa Elisabet, la cual era estéril y ya avanzada en edad, y Zacarías era ya un hombre viejo, y él pensó que era imposible la contestación a su petición de tener un hijo, pero Dios escuchó su petición y le envió luego al Ángel Gabriel muchos años después para darle la buena noticia que tendría un hijo y sería grande delante de Dios: valió la pena esperar.
Porque muchas personas tienen hijos pero no sirven a Dios, y mucho menos tienen un ministerio delante de Dios, por lo tanto delante de Dios no son grandes, aunque sea un solo hijo, pero que sea importante delante de Dios en el Programa de Dios. Es mejor tener uno solo, pero que sea grande delante de Dios, que tener muchos que no sirvan para nada.
Y este hijo que tendría el sacerdote Zacarías, vean, cuando Zacarías estaba ofreciendo en el templo allí el incienso, le apareció el Ángel Gabriel. Cuando se ofrecía el incienso, las oraciones del pueblo subían a Dios, y allí estaba el Ángel Mensajero enviado de la Presencia de Dios, el cual vino para contestar la petición de Zacarías.
Este Ángel Gabriel tiene que ver con el altar del incienso y tiene que ver con las oraciones de los santos y tiene que ver con la respuesta de las oraciones de los santos, es el que aparece también al Profeta Daniel y le dice: “Tu oración ha sido oída y por eso yo he venido a ti.”
Y ahora, le dice acerca de ese hijo que tendrá, dice, verso 15 en adelante de San Lucas, capítulo 1:
“Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.”
Cuando la virgen María visitó a su parienta Elisabet y la saludó, el niño que estaba en el vientre de Elisabet (que era Juan el Bautista), saltó de alegría, ahí fue lleno del Espíritu Santo.
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
E irá delante de él (o sea, que irá delante del Señor) con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.”
Ahora, vendría con el poder de Elías, y cuando vino no hizo milagros, pero trajo el mensaje con el cual precursó la Venida del Señor; y de todas las cosas grandes que Juan el Bautista hizo, ¿saben cuál fue la mayor? Vamos a verlo aquí en San Juan, capítulo 1, esa fue la parte culminante del ministerio de Juan. Capítulo 1, versos 27 en adelante, dice:
“Este es el que viene después de mi...”
Ahora está hablando, capítulo 1 de San Juan, verso 26 en adelante, vamos a tomarlo ahí, dice:
“Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí...”
Antes de Jesús, antes de Juan, pero Jesús nació seis meses después de Juan, ¿cómo puede ser antes de Juan si nació después de Juan? Porque Cristo antes de tener Su cuerpo de carne, tenía Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, y Cristo es antes que Abraham, antes que Adán y antes que toda la Creación, Él es antes que todas las cosas.
“Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él , y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”
De todo lo que Juan hizo y de todo lo que Juan habló, eso fue lo más grande, lo más importante, esa fue la parte culminante de su ministerio.
Y ahora, vean cómo le había sido prometido a la virgen María, dice capítulo 1, verso 26 en adelante de San Lucas:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.”
¿Ven? De la casa de David, de la descendencia de David, era una princesa, aunque era pobre, pero más vale lo que ella era delante de Dios: una princesa, que ser una persona rica, porque las riquezas terrenales son temporales.
“Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”
La mujer con la bendición más grande es María, porque es la única mujer que tuvo un hijo sin unirse a un hombre para tener un hijo de un hombre. Ése es el plan original para la creación de hijos e hijas de Dios con Vida eterna. Eva no esperó, María esperó, le vino una bendición muy grande a ella.
“Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
Entonces el ángel le dijo: María, no temas...”
¿Por qué le dice: “no temas”? Porque él vio que tenía temor, estaba con miedo, y nosotros decimos: “cualquiera;” también el Profeta Daniel se ponía muy temeroso cuando le aparecía el Ángel Gabriel en diferentes ocasiones y el Ángel le decía: “Daniel no temas,” o sea, “la paz sea contigo.” No hay temor si hay paz. Ausencia de temor es la paz.
“Entonces el Ángel le dijo: “María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.”
Una buena noticia para María: halló gracia delante de Dios, y cuando la persona halla gracia delante de Dios entonces viene una bendición para esa persona.
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS (hasta el nombre le fue dado).
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”
Y aquí el Ángel que es el conocedor de los misterios contenidos en el Libro de la Verdad, y por consiguiente conocedor de lo que sería la historia de la raza humana desde su comienzo hasta su final, aquí le está diciendo que Dios le dará el Trono de David su padre y reinará sobre Israel (Jacob) para siempre y Su Reino no tendrá fin.
“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”
Y ahora, para aumentarle la fe a María, porque a las promesas de Dios, usted obtiene su materialización cuando usted las cree, se concretan esas promesas para usted, al usted creerlas de todo corazón, y Dios siempre nos da Palabras, porque la fe viene ¿por qué? Por el oír la Palabra de Dios.
Por lo tanto nos habla, nos da Palabras ya sea que estén en la Escritura o que nos hable esas palabras en el momento, para que nuestra fe crezca, porque la fe nace y crece, viene y también crece, por eso los discípulos le decían a Jesús: “Auméntanos la fe.” ¿Cómo se aumenta la fe? ¿Escuchando qué? La Palabra del Señor, porque la fe viene por el oír, y por el oír crece la Palabra de Dios.
Y ahora, para aumentarle la fe ya que ella dice: “¿Cómo será esto, pues no conozco varón.” Él le dice cómo va a ser y luego le da más Palabra, con esas Palabras le está dando fe, le está aumentando fe, le está viniendo la fe a ella, porque la fe viene por el oír la Palabra, y ahora para aumentarle esa fe, dice:
“Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril.”
Es que no hay ninguna cosa imposible para Dios. Por eso el Ángel le dijo también a María o a Sara, cuando estaba allá los Ángeles con Abraham almorzando y Sara pensó que ya era una mujer anciana con 89 años de edad, “¿Cómo va a ser hecho esto? Es imposible,” y se rió acá en el corazón. Pero Dios ve el corazón, lo que pensamos acá en el alma, y le dijo: “Por qué se ha reído Sara tu mujer?” Le dice a Abraham, ella dice: “No me reí,” físicamente no se había reído, pero en su corazón sí se había reído, y entonces el Ángel le dice: “Sí te has reído.” Y le dice: “¿Hay alguna cosa imposible para Dios?” ¿Qué decimos nosotros? No hay nada imposible. Y lo muestra allí luego cuando al otro año Abraham y Sara tuvieron el hijo prometido.
Dios hace lo que tenga que hacer para cumplir lo que Él ha prometido; rejuveneció a Abraham y a Sara y la muestra de que fueron rejuvenecidos fue que Sara con 89 años era una anciana, y cuando van a otro territorio, el rey Abimelec se enamoró de Sara y la separó para después tenerla como esposa y por consiguiente como reina; era muy hermosa, pero qué rey se va a enamorar de una anciana de 89 años, habiendo tantas jovencitas que podrían ser elegidas como reinas para ese rey.
Es que Sara estaba rejuvenecida y Abraham también, para luego poder tener el hijo prometido.
Después de eso Sara vivió unos 47 años, 47 años más, murió a unos... tenía unos 137 años, y Abraham vivió unos 75 años más, se murió Sara, se casó de nuevo y tuvo seis hijos más, o sea, Dios le añadió a Sara 47 años y a Abraham le añadió 75 años, o sea, le añadió a Abraham una cantidad muy buena: 75 años. 75 años es lo que normalmente las personas viven, 70, 80 años, algunos llegan a 100, ya con un bastón normalmente, y personas agarrándolo que no se vayan a caer, porque ya la vida en esa edad es muy difícil.
Tenemos que comprender que la vida nuestra aquí en la Tierra tiene un propósito, y tenemos que nosotros entender el propósito por el cual estamos en esta Tierra, ¿cuántos vinieron porque quisieron venir a la Tierra y vivir en este tiempo? ¿Cuántos vinieron así? Ninguno, alguien nos envió para vivir en esta Tierra el cual es Dios, para que fuésemos rociados con la Sangre de Jesucristo y limpiados de todo pecado, y bautizados en agua en Su Nombre y fuésemos llenos de Su Espíritu Santo y recibiésemos nuestra adopción espiritual, recibiésemos el nuevo nacimiento y así se cumpliera en nosotros las Palabras de Cristo a Nicodemo: “El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.”
Y ahora, para entrar al Reino de Dios Cristo dijo que hay que nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, lo cual ocurre cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre, arrepentido de sus pecados y limpiados de todo pecado con Su Sangre y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento; y la persona así ha comido del Árbol de la Vida que es Cristo, el cual estaba en el Huerto del Edén y por consiguiente ha obtenido la Vida eterna.
El ser humano perdió la Vida eterna, no llegó hasta la Adopción y ahora para una persona obtener la Vida eterna, por consiguiente tiene que llegar a la Adopción; tiene que cumplir con los requisitos que anteceden a la Adopción: escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, donde nace la fe de Cristo en su alma, porque el que no nazca del Agua, que es la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu, el Espíritu Santo, recibir el Espíritu Santo, no puede entrar al Reino de Dios y por consiguiente no puede entrar a la Vida eterna.
Y ahora, para ser restaurados a la Vida eterna, tenemos que ser adoptados en la Vida eterna, y para eso tenemos que pasar la etapa anterior: escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en nuestra alma, y arrepentidos de nuestros pecados recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador y ser bautizados en agua en Su Nombre y Él bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y así ser producido en nosotros el nuevo nacimiento, así nacemos a una nueva vida, la Vida eterna, en un nuevo Reino, el Reino de Dios que es el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así hemos obtenido la Adopción espiritual, pero nos falta todavía la Adopción física que será nuestra transformación.
Estamos en esa etapa que antecede a la Adopción, pero estamos en la edad de la Adopción, que es la Edad de la Piedra Angular, en donde pasamos por estos procesos para entrar al Reino de Dios en la esfera espiritual, y estamos también pasando por el o los procesos, o el proceso para entrar físicamente al Reino de Dios, siendo adoptados físicamente, que será siendo transformados, y los muertos en Cristo pasaron por su etapa pero no llegaron al tiempo de la Adopción física, pero se cumple en ellos la etapa correspondiente, siendo obedientes a la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo.
Por lo tanto, los nacidos de nuevo de etapas pasadas, serán resucitados en cuerpos eternos, inmortales y glorificados como el de Jesucristo y por consiguiente obtendrán la Adopción física que será el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y entonces ellos y nosotros seremos inmortales para toda la eternidad, iguales a Jesucristo y jóvenes para toda la eternidad, de 18 a 21 años en apariencia física.
Por lo tanto, el derecho a la vida es una realidad para todos los seres humanos, así como tenemos el derecho a la vida física, mortal, corruptible y temporal, tenemos el derecho más grande a la vida que es el derecho a la Vida eterna.
Y tenemos que usar de ese derecho y reclamar ese derecho que tenemos, y ¿quién lo va a reclamar por nosotros? Nuestro Abogado en el Cielo: Jesucristo nuestro Salvador.
“Si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo.” [Primera de Juan 2:1]
Por lo tanto, siendo que la Vida eterna la perdió el ser humano, pero ahora el ser humano tiene derecho a la Vida eterna, ¿cómo la vamos a obtener? La exclusividad de la Vida eterna Dios la ha dado a Jesucristo.
Por lo tanto, vamos al que tiene la exclusividad de la Vida eterna para obtener ¿qué? la Vida eterna. Miren aquí mismo está en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante, dice:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”
¿Quién tiene la exclusividad de la Vida eterna? ¿Dónde está la Vida eterna? En Jesucristo, el Hijo de Dios. Por lo tanto Dios nos ha dado la Vida eterna y esta vida está en Jesucristo, para obtenerla recibimos a Cristo y Él nos otorga la Vida eterna.
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, ¿qué vida? La Vida eterna); el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”
O sea, el que no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador no tiene la vida, podrá decir: “Sí, yo tengo vida,” pero lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar y no sabe cuándo se le va a terminar, pero la Vida eterna no la tiene y por consiguiente no vivirá eternamente, se conformó con esta vida terrenal que es temporal y que se le va a terminar en algún momento.
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (la buena noticia es que los creyentes en Cristo tienen Vida eterna), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
También en San Juan, capítulo *3, dice en el verso 36:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”
El que no cree en Cristo, no verá la Vida eterna; el que cree en Cristo ya tiene Vida eterna, ¿cómo la obtuvo? A través del que tiene, a través del que tiene la Vida eterna para nosotros, a través de Jesucristo nuestro Salvador que tiene la exclusividad de la Vida eterna.
Mire aquí en San Juan, capítulo 17, versos 1 al 5, dice:
“Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo (o sea, orando): Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.”
Le dio potestad sobre toda carne ¿para qué? Para que le dé Vida eterna ¿a quiénes? A los que el Padre le dio, los cuales Cristo llama las ovejas del Padre que le fueron dadas y ahora Cristo dice: “Mis ovejas,” porque le fueron dadas a Cristo, Él dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna (San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante); y no perecerán jamás (o sea, vivirán eternamente), ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.” (San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30).
Y ahora, podemos ver aquí un cuadro claro, de que la Vida eterna puede ser obtenida por todo ser humano que come del Árbol de la Vida, el cual es Cristo.
Del Árbol de la Vida también nos habla el Apocalipsis, en el capítulo 2, verso 7, donde dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”
Y ahora, todo ser humano tiene la oportunidad de comer del Árbol de la Vida, el cual es Cristo, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, naciendo la fe de Cristo en su alma y recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. También nos habla del Árbol de la Vida en el capítulo 22 del Apocalipsis, versos 13 al 14, donde dice:
“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
Bienaventurados los que lavan sus ropas...”
¿Con qué podemos lavar nuestras ropas de las cuales habla aquí? Con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, eso está en el capítulo 7 del Apocalipsis, verso 14, dice:
“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”
Ya hemos visto lo que significa lavar las ropas: es ser limpiado de todo pecado con la Sangre de Jesucristo.
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.” [Apocalipsis 22:14]
Para entrar por las puertas de la Nueva Jerusalén, hay que lavar las ropas, las vestiduras en la Sangre de Jesucristo, para así tener derecho al Árbol de la Vida, que es Cristo y entrar por las puertas de la Nueva Jerusalén, y poder decir lo que dice San Pablo en Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Y ahora, nuestra ciudadanía está en los Cielos, en la Nueva Jerusalén, porque hemos lavado nuestras ropas en la Sangre del Cordero recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, arrepentidos de nuestros pecados, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, Él nos ha perdonado y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y nos ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento.
El nuevo nacimiento es del Cielo, y por consiguiente la persona tiene su ciudadanía en el Cielo, así como la ciudadanía terrenal es de algún país al cual pertenece la persona y en el cual nació.
Y ahora, el nuevo nacimiento por cuanto es del Cielo, de la Nueva Jerusalén, nuestra ciudadanía espiritual es del Cielo.
Tenemos ciudadanía terrenal y ciudadanía celestial, la más importante es la celestial; cuando la Nueva Jerusalén sea establecida aquí, van a estar todos los ciudadanos de la Nueva Jerusalén viviendo en ella. Ahí yo voy a estar, y ¿quién más? Cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, teniendo derecho a la vida terrenal todo ser humano y luego todos los creyentes en Cristo, a la Vida eterna, y todo ser humano teniendo derecho a la Vida eterna, puede reclamar su derecho a la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Abogado, para que Él nos de la Vida eterna, para así asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
No queremos dejar de existir, queremos existir eternamente, y cuando este cuerpo terrenal termine su tiempo de vida, queremos que Dios nos dé uno nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Él lo ha prometido, para vivir con Él en Su Reino por el Milenio y por toda la eternidad, porque yo tengo derecho a la Vida eterna y ¿quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que no ha reclamado todavía su derecho a la Vida eterna lo puede hacer recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
No hay otra forma en que el ser humano pueda reclamar su derecho a la Vida eterna y obtener la Vida eterna, por lo tanto todo el que no ha reclamado su derecho a la Vida eterna recibiendo a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino.
También los que están en otras naciones, pueden venir a los Pies de Cristo para reclamar su derecho a la Vida eterna a través de Jesucristo. Pueden venir ya acá al frente para orar por ustedes en esta ocasión, y los que están en otras naciones también pueden pasar al frente para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Vamos a esperar unos minutos, en lo que vienen a los Pies de Cristo las personas que todavía no han venido a los Pies de Cristo, y por consiguiente no han hecho el reclamo a la Vida eterna.
Para usted vivir en esta Tierra teniendo usted derecho a vivir esta vida terrenal, usted tuvo que nacer para poder vivir, y para vivir eternamente usted tiene que nacer de nuevo, dijo Jesucristo.
Así como nacimos en este mundo terrenal para una vida terrenal, tenemos que nacer en el Reino de Cristo para vivir y tener una Vida eterna. Por eso Él dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” ¿Para qué buscarlo? Para entrar a él.
Es muy sencillo reclamar el derecho a la Vida eterna que cada persona tiene, a través de Jesucristo es que tenemos el derecho a vivir eternamente, o sea, hacemos el reclamo de nuestro derecho a la Vida eterna.
“Mis ovejas oyen mi Voz, y yo las conozco y les doy Vida eterna.”
Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Jesucristo es la Puerta al Reino de Dios, Él dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare, será salvo.” San Juan, capítulo 10, verso 9.
Él es la Puerta angosta y el Camino angosto que lleva a la Vida eterna de San Mateo, capítulo 7, verso 13 al 14, y de San Lucas, capítulo 13, versos 21 al 27.
Esa Puerta va a ser cerrada algún día, pero antes tienen que haber entrado todas las ovejas del Señor, que el Padre le dio para que les dé Vida eterna.
Por eso es que se predica el Evangelio de Cristo a toda criatura.
“...y el que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.
Cuando se predica el Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en el alma de las personas, y creen de todo corazón en Cristo y lo reciben como su único y suficiente Salvador, esas personas han comprendido que tienen derecho a la Vida eterna, y reclaman su derecho a la Vida eterna recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Los que escuchan y no creen, y por consiguiente no son bautizados en agua en el Nombre del Señor, pierden el derecho que tienen a la Vida eterna y por consiguiente no vivirán eternamente, teniendo derecho a la Vida eterna no hicieron el reclamo recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Si es tan bueno, tan hermoso y tan importante vivir en estos cuerpos mortales, en esta vida terrenal y temporal, cuánto más en la Vida eterna en cuerpos eternos y glorificados como Él lo ha prometido. La Vida eterna es lo más importante para todo ser humano, porque “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” De nada le vale.
El derecho a la Vida eterna es el derecho más grande que tiene todo ser humano dado por Dios. No hay otro derecho más grande que el derecho a la Vida eterna.
Como terrenalmente no hay otro derecho más grande que el derecho a la vida física, a la vida temporal, como también para las naciones no hay otro derecho más grande que el derecho a la vida, a su existencia.
Todavía vienen más personas de camino que como ustedes, ha nacido a la fe de Cristo en su alma y vienen para reclamar su derecho a la Vida eterna a través de Jesucristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador.
La exclusividad de la Vida eterna la tiene nuestro amado Señor Jesucristo, y Él otorga la Vida eterna a todos los que la reclaman a través de Él y a Él.
Usted no puede pedirle Vida eterna a otra persona, porque ni la propia vida suya la puede mantener, pues no sabe cuándo va a morir, y cuando le llega el día de morir no puede decir: “Yo no quiero morir en este día,” o no puede decir: “Yo voy a pagar tantos millones de dólares para no morir,” cuando le llega el momento de morir, tiene que morir; tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno mientras vivimos en estos cuerpos mortales.
Estando en estos cuerpos mortales es que tenemos la oportunidad de recibir la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Para eso fue que Cristo ordenó a Sus discípulos ir por todo el mundo, predicando el Evangelio a toda criatura: para que conocieran que todos tienen derecho a la Vida eterna y para que todos pudieran reclamar la Vida eterna a través de Jesucristo, porque Él es el único que recibió el derecho, todos los derechos de la Vida eterna para impartirlos a aquellos que reclamen ese derecho a través de Jesucristo.
Estamos viviendo en un tiempo, en que de un momento a otro se completará la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego se cerrará la Puerta de salvación, se cerrará la Dispensación de la Gracia cerrándose la Puerta, que es Cristo y ya no habrá más oportunidad para las personas recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Siendo que la exclusividad de la Vida eterna la tiene Jesucristo, entonces todos vienen a Cristo para recibir la Vida eterna; es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.
Hay algunas personas que se avergüenzan de recibir a Cristo como Salvador, les da vergüenza que lo vean viniendo a los Pies de Cristo, Cristo no se avergonzó de usted para morir por nosotros en la Cruz del Calvario, por lo tanto usted no se avergüence de Cristo, si se avergüenza de Cristo, sepa lo que sucede en el Cielo cuando usted se avergüenza de Cristo, y los que no se avergüenzan de Cristo sino que lo reciben públicamente como su único Salvador, sepan también lo que sucede en el Cielo en esos momentos. San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33, dice:
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Mientras ustedes están aquí confesando a Cristo como su único y suficiente Salvador, Cristo está ante el Padre confesándolos a ustedes como personas que han creído en Él y están dando testimonio público de vuestra fe en Cristo. ¿Ven? Nosotros vemos lo que está sucediendo aquí, pero a través de la Escritura Cristo nos dijo lo que estaría sucediendo en el Cielo. En estos momentos así está la situación en el Cielo para ustedes, o sea, está en favor de cada uno de ustedes. Para los que no reciben a Cristo como Salvador, miren cómo es la situación en el Cielo:
“Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Esa es la situación triste en el Cielo, para los que escuchan y no confiesan a Cristo como su único y suficiente Salvador. También Él en San Marcos, en el capítulo 8, dice de lo que será el futuro de las personas que se avergüenzan de Cristo. Dice capítulo 8, versos 36 al 38:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”
O sea, que el que se avergüence de Cristo, ha cometido el error más grande de su vida y la consecuencia será que Cristo se avergonzará de él delante del Padre Celestial y se avergonzará de él cuando venga para establecer Su Reino en la Tierra, se avergonzará de él delante del Padre y delante de los santos Ángeles.
Por lo tanto no es un buen negocio avergonzarse de Cristo, el negocio mejor que la persona hace en su vida es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, eso significa que la persona ha sido consciente de que tiene derecho a la Vida eterna y de que quiere vivir eternamente, porque solamente los que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino reciben a Cristo como único y suficiente Salvador, para que Cristo les dé Vida eterna.
Vamos todos a estar puestos en pie, para orar por todas las personas que han venido a los Pies de Cristo. También las personas en otras naciones que han estado viniendo a los Pies de Cristo, y los niños también de diez años en adelante en las diferentes naciones y aquí también que han estado viniendo a los Pies de Cristo, si falta alguno puede venir: adulto, joven, anciano o un niño, para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo.
Vamos ya orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, si falta alguno puede venir para que quede incluido en esta oración.
No se avergüence de Cristo, diga: “Yo quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino, quiero recibirlo y quiero que Él me perdone y con Su Sangre me limpie de todo pecado, quiero que Él me reciba en Su Reino, quiero que Él dé testimonio de mí delante del Padre Celestial, quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino y sé que tengo derecho a la Vida eterna, y sé que Cristo es el Abogado delante del Padre Celestial, sé que Él es el que tiene la exclusividad de la Vida eterna para darme Vida eterna, por lo tanto, paso al frente y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.”
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, y vamos a orar por todos los que han venido a los Pies de Cristo. Repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; reconozco que Tu muerte en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano.
Señor, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Salvame Señor, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno a la Vida eterna, pues quiero vivir eternamente Contigo. Salvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Y ahora, ustedes por cuanto han creído en Cristo de todo corazón, ustedes han sido recibidos por Cristo en Su Reino.
Y ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, creí y dí testimonio público de mi fe en Cristo recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador. Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado será salvo,’ ya creí y lo recibí como mi Salvador, ahora quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible, ¿cuándo me pueden bautizar?”
La pregunta es contestada en estos momentos, diciendo a ustedes: que en estos momentos pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Pregunto al reverendo Antonio Chiarello pedirle llegue aquí, al reverendo Chiarello si hay agua: Hay agua, hay bautisterio. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales, hay vestidores de ropas para damas, y también otro vestidor de ropa para caballeros, donde hay ropas bautismales para que así se puedan colocar las ropas bautismales, y la ropa que ustedes tienen no se mojen en el bautismo, sino que la dejen en los vestidores de ropas.
Habrá personas que cuidarán de vuestras ropas, habrá personas también que les ayudarán a llegara los vestidores de ropa y así podrán ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo como se hacía en el tiempo de los Apóstoles cuando ellos predicaban, los que creían y recibían a Cristo eran bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizaba con Espíritu Santo y Fuego y producía en ellos el nuevo nacimiento.
Así está en el libro de los Hechos, y es así porque la meta es que las personas entren al Reino de Dios, para lo cual tienen que nacer de nuevo y para nacer de nuevo tienen que creer en Cristo, recibirlo como Salvador, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo bautizarlos con Espíritu Santo, y Fuego y producir en ellos el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo, cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Recuerden que el bautismo en agua es tipológico, el agua no le quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que le limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es una ordenanza de Cristo, un mandamiento de Cristo.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”
Por lo tanto, bien pueden cumplir el mandamiento de Cristo de ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, de los aquí presentes y los que están en otras naciones también.
También los que están en otras naciones, pueden ser bautizados en estos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde ustedes se encuentran hay bautisterios y ministros y ropas bautismales y personas que les ayudarán.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento también, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Con ustedes el ministro, el reverendo, el doctor Antonio Chiarello, para indicarles hacia dónde caminar y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
“EL DERECHO A LA VIDA.”