29 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Jinete del Caballo Blanco | 2006-03-12 | 1 | São Paulo | São Paulo | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en otros países a través de internet o del satélite; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 en adelante, donde nos dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL JINETE DEL CABALLO BLANCO.”
Este Jinete de este Caballo Blanco es muy importante en el Programa Divino. En la descripción que tenemos de Él, lo encontramos con Su cabello blanco, lo encontramos también con Sus ojos como llama de fuego, y también con una espada que sale de Su boca. Es el mismo Personaje de Apocalipsis, capítulo 1, versos 13 en adelante, donde dice:
“...y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro (o sea, con una cinta como le colocan a los gobernantes cuando obtienen la presidencia, les colocan una cinta dorada; y así es visto este Personaje misterioso).
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;
y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”
¿Quién es este Personaje de Apocalipsis, capítulo 1, versos 13 al 18? Es el mismo Personaje de Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 al 16. Dice la Escritura que con esa Espada que sale de Su boca, Él va a hacer una labor, Él va a llevar a cabo el Programa Divino correspondiente al tiempo final.
Todo esto que vemos en este Personaje, como Su cabeza y Sus cabellos blancos como blanca lana, como nieve; y Sus ojos como llama de fuego, y Sus Pies semejantes al bronce bruñido, y en Sus manos siete estrellas, y en Su boca, saliendo de Su boca una espada de dos filos: todos esos son símbolos, los cuales estarán siendo cumplidos en la Venida de este Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. Este Personaje aparece también en el capítulo 17, versos 14 al 15 del Apocalipsis. Y dice:
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
Y ahora, este Personaje es Cristo, el Cordero de Dios, que cuando termina Su labor de Intercesión en el Cielo, sale del Trono de Intercesión, toma el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante; y luego lo abre en el Cielo, para hacer Su Obra de Reclamo, para reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa.
Esa labor de Reclamo Él la hace como el León de la Tribu de Judá, por esa causa cuando Juan lo ve en Apocalipsis, capítulo 5, versos 5 al 6, dice:
“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.”
¿Quién es la raíz y el linaje de David? La raíz de David en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 dice quién es. Dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Y ahora aquí Jesucristo se identifica como la raíz y el linaje de David.
Y ahora el anciano está presentando a una persona que es identificada como el León de la Tribu de Judá, como la raíz de David, el cual ha vencido; y ése es Cristo, el Hijo de David, descendiente del rey David, el cual ha vencido y ahora tiene derecho a tomar ese Libro de los Siete Sellos que está en la Diestra de Dios y abrirlo, y hacer Su Obra de Reclamo como el León de la Tribu de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores.
Apocalipsis 5:6
“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”
Y ahora, el anciano le había dicho a Juan que el León de la Tribu de Judá, la raíz de David había vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y cuando Juan mira vio un Cordero como inmolado que tenía siete cuernos y siete ojos, y ése es Cristo, no es un cordero literal. Es una persona, el cual es el Señor Jesucristo, el cual obtuvo la victoria y había terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo y se presenta ahora como el Rey, como el León de la Tribu de Judá y Juez de toda la Tierra, toma el libro para abrir esos sellos y reclamar a todos Sus escogidos que han vivido en la Tierra y formaron parte de Su Iglesia en el tiempo en que vivieron.
Los que ya han muerto físicamente, en la Obra de Reclamo, Cristo los resucitará en cuerpos inmortales, cuerpos glorificados como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo. Y todos tendrán un cuerpo joven, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado, y joven para toda la eternidad; representará ese cuerpo de 18 a 21 años de edad.
Y los que estamos vivos y permanezcamos vivos hasta ese momento, seremos transformados; los que permanezcamos vivos perseverando en el Cuerpo Místico de Cristo, como miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo como personas nacidas de nuevo.
Por lo tanto, hay esperanza para cada creyente en Cristo, esperanza de Vida eterna. Yo le recibí como Salvador y Él me ha dado la salvación y Vida eterna, y tengo asegurado mi futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Cristo vendrá para resucitar a los muertos creyentes en Él y transformar a los vivos creyentes en Él nacidos de nuevo, para así darnos la Vida eterna física que tanto necesitamos. Ya tenemos Vida eterna en nuestra alma.
Nuestra alma, que es lo que en realidad somos, ya tiene Vida eterna, pero necesitamos la Vida eterna física para poder vivir en un cuerpo físico, inmortal e incorruptible y glorificado. Eso será muy pronto en el día señalado como el día de la Redención, el día en que la Redención del cuerpo será efectuada y entonces obtendremos la inmortalidad física. Eso está muy cerca.
Cristo el Mesías viene tres veces: en Su Primera Venida como Cordero de Dios para redimir a Sus escogidos. Luego viene por Su Iglesia para resucitar a los muertos creyentes en Él y a los vivos transformarlos y llevarlos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, en donde estaremos con Él tres años y medio en la Casa de nuestro Padre Celestial, en la Fiesta más importante y grande del Universo.
Nunca antes se ha llevado a cabo una Fiesta tan grande como esa, es la Fiesta llamada: “La Cena de las Bodas del Cordero.” Es la recepción de las Bodas de Cristo con Su Iglesia.
Por lo tanto, Cristo luego de esa gran fiesta vendrá con Su Iglesia a la Tierra para reinar, reinar con Su Iglesia en este planeta Tierra. Reinaremos como Reyes sobre toda la humanidad, y eso será Cristo el Rey con Su Iglesia la Reina, será el Rey y la Reina, Cristo y Su Iglesia reinando sobre toda la humanidad. El Trono estará en Jerusalén, el Reino de Dios será restaurado en medio del pueblo hebreo, y ese Reino crecerá y llenará toda la Tierra. Ese es el Reino de la Piedra no cortada de manos de Daniel, capítulo 2, versos 34 al 45.
Ese Reino será la restauración del Reino de David, será la restauración de la Monarquía para el pueblo hebreo; y por consiguiente la dinastía de David tendrá el privilegio de recibir de regreso el Reino de Dios, que es el Reino de David, y recibirá el Trono de David, para ser establecido así el Reino del Mesías prometido para el Día Postrero, o sea, para el séptimo milenio de Adán hacía acá o tercer milenio de Cristo haca acá.
Bajo este Reino Mesiánico el pueblo hebreo estará en la edad de oro, será la etapa más gloriosa para el pueblo hebreo, porque el pueblo hebreo es el Hijo Primogénito de Dios como nación, y por esa causa estará a la cabeza de todas las naciones, por esa causa la Capital del Reino del Mesías será Jerusalén, y todo el territorio de Israel será el Distrito Federal.
Y muchas naciones se unirán a ese Reino y serán bendecidas grandemente. Esas serán las naciones representadas en las ovejas que aparecen en la parábola de San Mateo, capítulo 25, versos 31 al 46. Esas serán las ovejas o corderos que el Hijo del Hombre coloca a Su derecha. Y las naciones que van a ser destruidas serán naciones representadas en los cabritos o cabritas que Él coloca a Su mano izquierda.
Cristo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, será el que realizará ese juicio, y por consiguiente muchas naciones que hoy en día existen, dejarán de existir, no entrarán al Reino Milenial de Cristo, del Mesías. Y otras naciones que existen en la actualidad entrarán al Reino Mesiánico, al Reino del Mesías Judío que va a ser establecido en este planeta Tierra.
En esa parábola de San Mateo, capítulo 25, versos 31 al 46, está profetizado el futuro de todas las naciones: de las que dejarán de existir y de las que existirán en el Reino Milenial. Y deseamos que todas las naciones latinoamericanas y caribeñas sean de las que Cristo coloca a Su diestra, representadas en las ovejas, y por consiguiente siendo colocadas en el Reino de Dios, que será el Reino del Mesías.
Todos queremos que nuestras naciones latinoamericanas y caribeñas entren a ese glorioso Reino Milenial del Mesías. Para ese Reino el Mesías, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19 vendrá con Su Iglesia, con todos los redimidos, con cuerpos eternos y glorificados, para el establecimiento de ese glorioso Reino Milenial.
¿Y quiénes vendrán con Él? Yo vendré con Él. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Eso será después de la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como único y suficiente Salvador ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y ha recibido el Espíritu de Cristo y por consiguiente ha recibido el nuevo nacimiento y ha entrado al Reino de Dios, el cual está en la esfera espiritual, será parte de ese Reino.
Por lo tanto, a esas personas es que el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es el Rey de reyes y Señor de señores los viene a buscar, Él viene a buscarlos para transformarnos y llevarnos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, a esa gran Fiesta en la Casa de nuestro Padre Celestial.
Y después de transcurrido el tiempo de esa gran Fiesta, que serán tres años y medio, regresaremos a la Tierra con Cristo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es el Rey de reyes y Señor de señores. Él es Rey en la séptima dimensión, porque se sentó en el Trono de Dios, Él es Rey en la sexta dimensión, el Paraíso, donde están todos los muertos creyentes en Cristo esperando por Su Venida al Paraíso.
Y Él es Rey en esta dimensión terrenal, para reinar con Su Iglesia sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, Él es Rey de reyes y Señor de señores, Rey Dios, Rey Teofanía y Rey en Carne cuando esté en este planeta Tierra reinando. Él es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, es el Cristo, el Ungido, el Mesías, el cual conforme a las profecías vendrá por Su Iglesia para llevarla a la gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero.
Hemos visto: “EL JINETE DEL CABALLO BLANCO DE APOCALIPSIS 19.”
¿Quién es? Es el Señor Jesucristo, el Mesías prometido para el pueblo hebreo y para la Iglesia del Señor Jesucristo. Él es Rey de reyes y Señor de señores conforme a Apocalipsis, capítulo 19, Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Apocalipsis 19, verso 16, dice:
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”
Y ese Rey de reyes y Señor de señores es nuestro amado Señor Jesucristo, Él es nuestro Salvador, Él es el Rey de reyes y Señor de señores, Él es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. Él es la persona más importante que Dios tiene en los Cielos y la Tierra. Y a través de Él es que Dios ha obrado, obra en el presente y obrará eternamente, por medio de Él creó Dios los Cielos y la Tierra, y por medio de Él libertó el pueblo hebreo, y por medio de Él ha realizado la Redención del ser humano, y nos ha reconciliado Consigo mismo por medio de Cristo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. Él es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra.
Y ahora, nosotros lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador. ¿Quién lo ha recibido? Yo lo he recibido. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido como único y suficiente Salvador, lo puede hacer en estos momentos y yo estaré orando por usted. Él todavía está como Sumo Sacerdote en el Cielo haciendo Intercesión sobre el Propiciatorio, sobre el Trono de Dios, por toda persona que lo recibe como único y suficiente Salvador.
La persona recibe el perdón de sus pecados y es limpio de todo pecado con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Pero Él va a cambiar de Sumo Sacerdote a Rey y Juez de toda la Tierra; cuando Él cambie de Sumo Sacerdote a Juez y Rey ya no habrá oportunidad para las personas recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque ya estará como Juez para juzgar y condenar a todos aquellos que no lo recibieron como su único y suficiente Salvador.
Pero todavía hay oportunidad de salvación para toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma y lo recibe como su único y suficiente Salvador. Si usted no lo ha recibido todavía, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted para que Cristo le reciba y le dé la salvación y Vida eterna, y le dé la entrada a Su Reino eterno. Pueden pasar acá al frente y yo oraré por ustedes en esta ocasión.
Vamos a esperar unos minutos para orar por todas las personas que vienen para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” [San Lucas 19:10] Cristo vino a buscarme y a salvarme. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino. Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Es un asunto de asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. No hay otra persona que le pueda asegurar a usted su futuro eterno, solamente hay uno y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Y tenemos que asegurar nuestro futuro con Él mientras estamos viviendo en este planeta Tierra.
Cuando se nos termine el tiempo aquí en la Tierra, ya no hay oportunidad para recibir a Cristo. Cuando la persona muere, si no había recibido a Cristo ya se le acabó la oportunidad. Pero si recibió a Cristo va al Paraíso a vivir. Dice San Juan, capítulo 3, verso 35 al 36:
“El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna.”
Eso es lo que tienen los creyentes en Cristo: Vida eterna, han recibido la Vida eterna a través de Jesucristo. Eso es lo que Cristo le da a todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador. Es la Vida eterna.
“...pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida...”
O sea, no verá la Vida eterna, y por consiguiente no podrá vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno; la persona perdió la oportunidad de la Vida eterna. La oportunidad más hermosa que toda persona tiene en la Tierra es recibir la Vida eterna a través de Jesucristo. Dios le ha dado a Jesucristo la exclusividad de la Vida eterna. Y toda persona que desea vivir eternamente viene a Jesucristo para que Jesucristo le dé la Vida eterna.
El que rehúsa a creer en Cristo no verá la Vida eterna, sino que la ira de Dios está sobre Él. Es importante que mientras vivimos en este planeta Tierra, recibamos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él nos dé la Vida eterna.
El propósito de nuestra existencia en este planeta Tierra es que escuchemos la predicación del Evangelio de Cristo, nazca la fe de Cristo en nuestra alma y lo recibamos como nuestro único y suficiente Salvador para que Él nos perdone y con Su Sangre nos limpie de todo pecado, y seamos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en nosotros el nuevo nacimiento, y así entremos al Reino de Dios.
Vean aquí en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice que hemos sido elegidos, ¿elegidos para qué?:
“...elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer (¿obedecer qué y a quién? Obedecer a Dios, obedecer Su Palabra, el Evangelio de Cristo) y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”
Hemos sido elegidos para obedecer y ser rociados con la Sangre de Jesucristo y ser limpios de todo pecado, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Usted no puede conseguir otra cosa con la cual ser limpio de todo pecado, usted no puede ir a la farmacia o al supermercado y pedir un detergente que lo limpie de todo pecado, no existe. Solamente existe uno, y es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, yo necesito siempre la Sangre de Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Vean aquí lo que nos dice Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 en adelante:
“...y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre.”
Y ahora, vean ustedes quién es el que nos ha limpiado de todo pecado: es Jesucristo, con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado. Pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir, los que están aquí presentes; y los que están a través de internet en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Vamos a estar puestos de pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona por venir, puede venir, pues Cristo le está llamando en esta ocasión.
Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte la salvación y Vida eterna. Fuera de Cristo el ser humano no puede obtener la salvación y Vida eterna. Dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12:
“...porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Si no hay otro nombre, entonces venimos al Señor Jesucristo para que nos dé la salvación y Vida eterna, porque no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos. Y nosotros queremos la salvación y Vida eterna, porque queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno.
Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Vamos ya a orar por todos ustedes. Si falta alguna persona por venir, puede venir, ya vamos a orar.
Recuerden que el propósito de su existencia aquí en la Tierra es para que usted reciba la salvación y Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente usted necesita confesar con su boca públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador; porque con la boca se confiesa para salvación. Y el que confesare al Señor, todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo. Ese es el único Nombre de salvación para el ser humano.
Ya vamos a orar, vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, tanto los que están aquí presentes como los que están en otras naciones, vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos:
Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.
Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.
Y Señor, Te ruego produzcas el nuevo nacimiento en mí, quiero nacer a la Vida eterna en Tu Reino eterno. En Tus Manos me encomiendo. Me entrego a Ti, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Y ahora, ustedes ya han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador. Él dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Ustedes me dirán: “He escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí en Cristo de todo corazón y lo he recibido de todo corazón. Pero me falta ser bautizado en agua en Su Nombre. Quiero ser bautizado lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestra alma. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes eternamente en el Reino de Cristo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Así como una planta de trigo con muchos granos de trigo antes de aparecer en la Tierra, ¿dónde estaban? En el grano de trigo, en la semilla que fue sembrada; y así también nosotros estábamos en Cristo. Cristo es la simiente original de Dios. Estábamos en Él y dondequiera que Él estuvo, ahí estábamos nosotros con Él, estábamos en Él y con Él.
Pero cuando nació la Iglesia del Señor Jesucristo por medio del Grano de Trigo, Cristo, que fue crucificado, sepultado y luego resucitó; y ahora, a través de Su Iglesia tipificada en la planta de trigo, Cristo se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios como el grano de trigo a través de la planta de trigo se reproduce en muchos granos de trigo.
Y ahora, en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando usted ha recibido a Cristo como Salvador, usted ha muerto al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales está sepultándolo tipológicamente; y cuando lo levanta de las aguas bautismales usted está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Es importante saber lo que significa el bautismo en agua. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
El bautismo en agua no quita los pecados, la Sangre de Cristo es la que nos limpia de todo pecado. El bautismo en agua es simbólico. Por lo tanto, Él ordenó realizar el bautismo en agua como tipo y figura de nuestra identificación con Él en Su muerte, sepultura y resurrección. Bien pueden ser bautizados en estos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego.
El Día de Pentecostés luego que Pedro predicó, creyeron como tres mil personas y preguntaron a Pedro qué tenían que hacer, él les dijo lo que tenían que hacer, está en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 36 en adelante. Dice:
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO , porque Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo.
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Como tres mil personas fueron añadidas a la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego continuaban sirviendo a Dios.
Hechos 2:47
Los que han de ser salvos son añadidos a la Iglesia de Jesucristo, son las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador. Esas personas obtienen la salvación y Vida eterna, y vivirán con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.
Y ahora, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Pregunto al reverendo Oswaldo Aparecido Natale si hay agua: Hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ministros que les bautizarán? Hay ministros también que les bautizarán. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar, vestidores de ropa dónde colocarse las ropas bautismales? También hay lugar. ¿Y personas que les ayudarán también? Y personas que les ayudarán también.
Por lo tanto, tienen todas las facilidades para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Bien pueden ser bautizados en estos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL JINETE DEL CABALLO BLANCO DE APOCALIPSIS 19,” el cual hemos visto que es el Señor Jesucristo, el Mesías prometido, el cual luego que termina Su Obra de Intercesión en el Cielo, se convierte en el Juez y Rey de toda la Tierra, se convierte en el Juez y Rey para venir por Su Iglesia y llevarla a la Cena de las Bodas del Cordero; y luego para venir con ella después de la gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero (venir con ella) para el establecimiento del glorioso Reino Milenial de Cristo.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es el Ángel del Pacto, el Ángel del Señor, el Ángel de Jehová que le apareció al Profeta Moisés y que libertó al pueblo hebreo.
Que las bendiciones de ese Ángel del Pacto, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Con nosotros nuevamente el reverendo Oswaldo Aparecido Natale para indicarles hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL JINETE DEL CABALLO BLANCO.”