obsidian/es/conferencias/2006/02/spa-2006-02-19-1-la_mision_...

52 KiB

title date activity place city state country duration public youtube translations files
La Misión del Mesías 2006-02-19 1 Villahermosa Tabasco MX 00:00:00 false

Autoridades eclesiásticas, políticas, cívicas, sobreviviente del Holocausto, señoras y señores, muy buenas tardes; es un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

En el libro de Isaías, capítulo 61, versos 1 al 2, dice de la siguiente manera:

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;

a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Este pasaje que hemos leído es mesiánico, nos habla aquí de la Venida del Mesías. Y para esta ocasión nuestro tema es: “LA MISIÓN DEL MESÍAS.”

Para poder comprender la misión del Mesías, tenemos que conocer los pasajes que hablan acerca de la Venida del Mesías.

A través de la Escritura es dicho al pueblo hebreo, y por consiguiente a la raza humana, que el Mesías es el deseado de todas las naciones. En Hageo, capítulo 2, versos 5 al 6, dice:

Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.

Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;

y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Y aquí nos habla del tiempo en que el Mesías ha de aparecer en este tiempo final, será un tiempo en donde Dios hará temblar los Cielos y la Tierra, así como tembló el Monte Sinaí cuando estaba la presencia de Dios en él, acompañando a Moisés.

Y ahora, hemos visto que el deseado de todas las naciones es el Mesías, el cual tiene una misión para cumplir. En Malaquías, capítulo 3, verso 1, nos dice (1 en adelante):

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (o sea, que antes de aparecer el Mesías estará presente un Mensajero preparándole el camino, el cual viene con el espíritu y virtud de Elías); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Y ahora, el que vendrá es el Señor, el Ángel del Pacto. Entonces, ¿quién es el Mesías prometido para venir en medio del pueblo hebreo y por consiguiente en medio de la raza humana? Es el Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que vendrá manifestado en carne humana en medio de Su pueblo, el cual es también llamado: “El Ángel del Pacto”, el cual le apareció al Profeta Moisés y le dijo a Moisés: “Yo Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

¿Cómo puede ser el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? Porque ese Ángel de Dios es nada menos que el cuerpo angelical de Dios, el cuerpo teofánico de Dios; es nada menos que la imagen del Dios viviente. Dios dijo a Moisés que nadie podía verlo, porque el que lo viera, moriría. No podía un ser humano ver a Dios, pero muchos dan testimonio de que vieron a Dios.

El mismo Jacob dice que él vio a Dios cara a cara y fue librada su alma. Por eso en el capítulo 32, versos 24 al 30, luchó Jacob con el Ángel de Dios, y no lo soltó hasta que recibió la bendición de Dios. Por lo tanto, ese Ángel... miren aquí lo que dice Jacob de ese Ángel. Dice, verso 30:

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”

Y ahora, Jacob da testimonio que vio a Dios cara a cara, y sin embargo él estaba luchando con el Ángel de Dios. Es que el Ángel de Dios es el cuerpo angelical de Dios. ¿Y dónde estaba Dios? En ese cuerpo angelical.

Por eso también Manoa, cuando se encontró con el Ángel de Dios, el cual le dijo que tendría un niño, y le dio las instrucciones de cómo criar a ese niño, luego cuando el Ángel subió por la llama de fuego del sacrificio, de la ofrenda que Manoa había ofrecido a Dios, Manoa supo que ése era el Ángel de Dios, y tuvo miedo y le dijo a su esposa: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios.”

Y ahora, Manoa... miren aquí en el capítulo 13 de Jueces, dice verso 20 en adelante, dice:

Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.

Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.

Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.”

Y ahora, hemos visto que todos los que vieron al Ángel de Dios, al Ángel de Jehová en diferentes ocasiones, dieron testimonio de que estaban viendo a Dios. Es que Dios estaba en ese cuerpo angelical llamado: “El Ángel del Señor.” Ése es el cuerpo angelical de Dios; y por esa causa es que aquí en Malaquías, capítulo 3 anuncia que envía a Su Mensajero delante de Él. ¿Quién lo envía? El mismo Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Dios; y luego dice: “Y vendrá súbitamente a Su Templo el Señor.” El Señor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y dice: “Y el Ángel del Pacto, a quien deseáis vosotros.”

Y ahora, aquí el Ángel del Pacto es el deseado del pueblo hebreo, porque ése es el deseado de todas las naciones.

Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza; por esa causa cuando creó a Adán, lo colocó a su imagen, lo cual es un cuerpo angelical, conforme al capítulo 1 del Génesis, verso 26 al 27. Y Dios había dicho: “Hagamos al hombre conforme a nuestra imagen, a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza.”

Y cuando lo creó, dice:

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.”

¿Y qué pasó con la semejanza? La semejanza se la daría más adelante: el cuerpo físico de carne en el cual estaría manifiesto en esta Tierra, y estaría trabajando en el Huerto del Edén. Y ya aquí en el capítulo 2, verso 7 del Génesis, le da el cuerpo físico, cuando dice:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

Ahí le dio la semejanza física. Y ahora, siendo que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, por consiguiente lo más que se parece a Dios es el ser humano, lo que se parece a Dios es el ser humano; y lo que se parece al ser humano es Dios.

Por lo tanto, Dios, el Dios eterno es el alma eterna. Pero tiene un cuerpo angelical llamado el Ángel del Señor, el Ángel de Jehová que le apareció a Moisés y le envió a Egipto para libertar al pueblo hebreo. Y la semejanza física de Dios es el Mesías Príncipe prometido para venir, el cuerpo físico que el Mesías tendrá en Su misión a la Tierra, la misión divina señalada para ser cumplida por el Mesías Príncipe.

Por lo tanto, en el Mesías Príncipe estará Dios habitando en toda Su plenitud. En el Mesías Príncipe estará la plenitud de la divinidad, o sea, Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estará ahí cumplido en el Mesías Príncipe; y por consiguiente será un hombre en medio del pueblo hebreo, para cumplir la misión correspondiente a Su Venida.

Ahora, a través de la Escritura encontramos los pasajes mesiánicos con explicaciones o con profecías, en donde muestran al Mesías Príncipe como siervo para morir; y en otros pasajes encontramos al Mesías Príncipe como rey para establecer Su Reino terrenal; y algunas personas se confunden con estas profecías porque no saben que las profecías mesiánicas y el cumplimiento de estas profecías mesiánicas tienen dos partes: la parte en donde el Mesías Príncipe viene como siervo para cumplir su misión de tomar el pecado de su pueblo Israel, y de todo ser humano, y morir.

Y cuando encontramos estas profecías, algunas personas no comprenden el porqué tiene que morir el Mesías.

El Mesías tiene una misión sagrada. Por cuanto el ser humano pecó en el Huerto del Edén y perdió todos sus derechos: el derecho a la Vida eterna, el derecho a la felicidad eterna, el derecho a la paz divina, la paz imperecedera, el derecho a la prosperidad, el derecho a ser un hijo con todo el poder de Dios en él manifestado, como era Adán antes de pecar contra Dios.

A Adán le fue dado el planeta Tierra completo para que gobernara sobre él. Él le puso nombre a todos los animales, a las aves y a todo lo que estaba en la Tierra. Él tenía el poder y la autoridad para decirle a un árbol: “Pásate de aquí a allá,” y se pasaría. De esto fue que habló también el Profeta de Nazaret: Jesús, cuando dijo que si una persona tiene fe como un grano de mostaza, le puede decir a este monte: “Pásate de aquí a allá,” y se pasará, y nada será imposible.

Ahora, veamos el pasaje de Isaías, capítulo 53, que nos habla del Mesías como el siervo de Dios, de Jehová, para ser el Vicario del ser humano, el Representante del ser humano, el que vendrá a ser el Pariente Redentor del ser humano.

La raza humana está buscando el eslabón perdido; y hay dos eslabones que para el ser humano están perdidos: uno es el eslabón entre la raza animal y la raza humana: ese eslabón perdido es la serpiente que engañó a Eva, la cual hablaba, la cual razonaba, y la cual no era un reptil, sino que era un ser, aunque animal, era el más que se parecía al ser humano; podía razonar, podía hablar, y así por el estilo. Y conocía muchas cosas que muchos seres humanos no conocen.

Ahora, esa serpiente, digamos, el representante de la raza de la serpiente, de esa raza parecida al ser humano, digamos que era el rey de esa raza y ese fue el que engañó a Eva e hizo que pecara, y por consiguiente la raza humana representados en Adán y Eva pecaron allá en su comienzo. Con la maldición que Dios echó sobre la serpiente, toda esa raza de la serpiente dejó de ser una raza erecta y se convirtió en una raza de reptiles.

Pero hay descubrimientos arqueológicos que muestran que miles y aún millones de años hubo una raza que existió. Y la raza humana que desciende de Adán solamente lleva unos seis mil años de existencia sobre la Tierra. Esos descubrimientos científicos que muestran seres parecidos al ser humano, pertenecen esos seres a la raza de la serpiente que existió en la Tierra.

Y ahora, en esa raza, la cual era parecida al ser humano, pero que no tenía alma; pero tenía lugar para el alma. En ese lugar fue que Satanás, el diablo se metió, y a través de la serpiente trajo el pecado a la raza humana. Así como originó el pecado el diablo en el Cielo, luego lo originó en la Tierra a través de la serpiente.

Ahora, ése es el eslabón perdido que está buscando la ciencia, entre la raza animal y la humana. Luego hay otro eslabón que desapareció de la Tierra, es el eslabón entre la raza humana y Dios, y ese eslabón es el Mesías Príncipe, ese eslabón es nada menos que el pariente Redentor de la raza humana; y por consiguiente, ese eslabón entre Dios y el ser humano, que une al ser humano con Dios, conforme a las profecías en Su Venida tiene una misión que cumplir: y es morir.

Algunos han pensando que el Mesías no puede morir, pero aquí en esta profecía tiene que poner Su vida en Expiación por el pecado del pueblo, para lo cual tiene que tomar el pecado del ser humano, de la raza humana; y por cuanto “la paga del pecado es muerte,” así se hace mortal el Mesías: no por pecado propio Suyo sino por el pecado de la raza humana, del ser humano.

En Isaías, capítulo 53, verso 10, dice hablando del Mesías como el Siervo de Dios y Vicario, representante de la raza humana, porque es el eslabón entre Dios y el hombre, y entre el hombre y Dios. Dice:

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo , sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”

Aquí nos muestra que el Mesías Príncipe pondrá Su vida en Expiación por el pecado. Si va a poner Su vida en Expiación por el pecado, pues tiene que morir, para poder ser la Expiación por el pecado para todo ser humano, para que todo ser humano que viva en el planeta Tierra tenga una Expiación por sus pecados, para que pueda obtener el perdón de sus pecados, ser limpios con la Sangre de esa Expiación, con la Sangre del Mesías Príncipe, y ser reconciliado con Dios, lo cual está representado en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, donde dice:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.”

¿Para qué es la Expiación? Para la persona ser reconciliada con Dios. Sin una Expiación por el pecado el ser humano no puede ser reconciliado con Dios. Sigue diciendo:

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Por lo tanto, toda persona que no se aflige en ese día de la Expiación por haber pecado contra Dios, o sea, que no le duele en su alma haber pecado contra Dios, y no se arrepiente de su pecado y pide perdón a Dios, esa persona pierde el derecho a continuar viviendo, pierde el derecho a la vida; y Dios lo corta de en medio del pueblo. Así fue en medio del pueblo hebreo.

Esta Fiesta de la Expiación del día diez del mes séptimo de cada año es tipo y figura del Sacrificio que efectuará el Mesías Príncipe en Su Venida, porque en Su Venida Él tiene esa misión de ser el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, por los pecados del pueblo hebreo y por los pecados de todo ser humano, para que toda persona tenga la oportunidad de obtener el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado con la Sangre del Mesías Príncipe, y ser reconciliado con Dios y restaurado a la Vida eterna.

Sin el Sacrificio de Expiación por el pecado ninguna persona puede ser restaurado a la Vida eterna, ninguna persona puede asegurar su futuro eterno para vivir eternamente en el Reino de Dios.

Ahora, siendo que este sacrificio que se efectuaba en el Antiguo Testamento es tipo y figura del Sacrificio del Mesías, cuando el Mesías efectúe ese Sacrificio, ya el Sacrificio de Expiación del día diez del mes séptimo de cada año, que se llevaba a cabo en medio del pueblo hebreo sería quitado, porque entonces el pueblo hebreo y toda la raza humana tendrá un Sacrificio perfecto, el único que Dios aceptará. Y ya lo que era el tipo y figura tiene que ser quitado, porque aquello es la sombra.

Y cuando la persona que es representada en la sombra aparece, ya usted no necesita la sombra, ya usted ve cara a cara la persona que usted estaba esperando.

Por lo tanto, conforme a la Escritura que leímos de Isaías, capítulo 53, verso 10, el Mesías tiene que morir en Su Venida, y tiene que en Su muerte realizar el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; y solamente un hombre es el que puede hacer ese Sacrificio: el Mesías Príncipe, porque Él viene sin pecado; los demás hombres no pueden morir como el Sacrificio de Expiación por los pecados de los demás seres humanos, porque han sido contaminados con y por el pecado.

Por lo tanto, el Mesías Príncipe en Su Venida sería el Segundo Adán, para la restauración del ser humano al Reino de Dios, y por consiguiente a la Vida eterna.

¿Y para cuándo tiene que el Mesías Príncipe venir y morir como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados? Siendo que la Venida del Mesías está prometida, profetizada, en el Antiguo Testamento, y tienen esas profecías que ser cumplidas en el tiempo correspondiente, veamos en qué tiempo el Mesías Príncipe tiene que venir para cumplir la misión de morir como el Sacrificio de Expiación por los pecados del ser humano.

El Profeta Daniel y gobernador de Babilonia, uno de los tres gobernadores de Babilonia en el tiempo del rey Nabucodonosor, dice que recibió la visita de un ser celestial llamado: “Gabriel,” o “Ángel Gabriel.” Dice en el capítulo 9 del libro del Profeta Daniel, verso 21 en adelante:

Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.”

Es un Ángel lleno de la sabiduría y el conocimiento de las cosas celestiales, es el Ángel que tiene acceso al Libro de la Verdad, Libro donde está todo lo que sucedería a la raza humana; y por consiguiente también al pueblo hebreo, o sea, que la historia ya está escrita con anticipación en ese Libro de la Vida, en ese Libro de Dios; y este Ángel tiene acceso a este Libro. Dice:

Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado (esas son palabras muy hermosas cuando un Ángel como Gabriel le dice a un hombre: “Tú eres muy amado,” o sea, muy amado en el Cielo). Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo (o sea, sobre el pueblo hebreo, porque Daniel es hebreo de la tribu de Judá, y era un príncipe) y sobre tu santa ciudad...”

O sea, sobre Jerusalén, que es llamada: “La Santa Ciudad,” porque es la Ciudad eterna, la única ciudad eterna donde Dios establecerá Su Reino, lo cual será el Reino del Mesías Príncipe descendiente del Rey David, el cual gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Y Jerusalén vendrá a ser la capital del mundo entero; y el territorio de Israel vendrá a ser el Distrito Federal del Reino del Mesías.

El Reino del Mesías es el Reino de Dios en esta Tierra. Y el Reino de Dios en esta Tierra es el Reino de David, el cual va a ser restaurado al pueblo hebreo, y el pueblo hebreo va a ser restaurado a ese Reino. Esa es la promesa divina para el pueblo hebreo y esa es la promesa divina para todas las naciones; porque Israel vendrá a ser cabeza de todas las naciones. Y todas las naciones recibirán al deseado de todas las naciones: al Mesías Judío, al Mesías hebreo que está prometido para venir y establecer Su Reino, que será la restauración del Reino de David.

Cuando el Rey David en el capítulo 28 y en el capítulo 29 de Crónicas, coloca a Salomón o presenta a Salomón como el heredero al Reino, dice que ese Reino de David es el Reino de Dios, y dice que el Trono es el Trono de Dios; y si así lo dice el rey David, así es.

Es que el único pueblo, la única nación sobre la Tierra que es la heredera al Reino de Dios y al Trono de Dios, al Reino terrenal de Dios y Trono terrenal de Dios es Israel, el pueblo hebreo. Por eso veamos lo que el rey dice de ese Trono y de ese Reino en Primera de Crónicas, capítulo 29 y el 28 también. Capítulo 28, verso 5, dice:

Y de entre todos mis hijos (hablando el rey David dice) (porque Jehová (o sea, el Señor) me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel”

Para que se siente ¿dónde? Para que se siente en el Trono del Reino de Jehová, o sea, del Reino del Señor sobre Israel.

El Trono del Reino de Dios es el Trono de David, y el Reino de Dios en la Tierra es el Reino de David, donde se sentó el rey David y donde luego se sentó el rey Salomón.

Luego en el capítulo 29, versos 22 al 23, dice (de Primera de Crónicas):

Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová (o sea, ante el Señor) le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.

Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”

¿En qué trono se sentó el rey Salomón? Dice aquí: “Y se sentó Salomón por rey en el Trono de Jehová en lugar de David Su Padre.”

Y ahora, el Trono terrenal de Dios es el Trono de David; y el Reino terrenal de Dios es el Reino de David. Ese es el Reino que será restaurado a Israel, y el Trono será el Trono de David, el Trono al cual el Mesías Príncipe en Su Venida es heredero. Ese será el Trono donde el Mesías Príncipe se sentará y restaurará el Reino de David, e Israel será restaurado a como era en el tiempo del rey David.

Ya no dos tribus o ya no dos tribus acá en el reino del Sur con Roboam, y diez tribus con Jeroboam. Eso fue por causa de que Salomón pecó con ídolos y permitió también la idolatría en Israel, y por eso Dios hizo esa rotura del Reino y fue dividido en dos reinos: dos tribus con el reino del Sur, las cuales eran gobernadas por un descendiente del rey David siempre; y luego las otras diez tribus fueron entregadas a Jeroboam, y así fue dividido el Reino de David en dos reinos.

Pero la promesa conforme a Ezequiel, capítulo 37, versos 15 en adelante es que los dos palos, esos dos cetros van a ser unidos en uno; y así como en la mano del Profeta eran uno, cuando fueron juntados los dos palos en la mano del Profeta: palo por Judá y palo por Efraín, porque Efraín tiene la Bendición de la Primogenitura.

Y José siendo el padre de Efraín, es el que heredó dos tribus: la tribu de José está compuesta por dos tribus: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés.

Y ahora, esos dos palos tienen que ser juntados en uno para la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo, para sentarse sobre el Trono de David el Mesías Príncipe en Su Venida en este tiempo final, porque es para el tiempo final, para el Día Postrero que está prometida la Venida del Mesías como rey para la restauración del Reino de David; lo cual desea Israel y todas las naciones; porque con la restauración de ese Reino habrá paz para Israel y para todas las naciones; porque la Paz imperecedera de parte de Dios para el pueblo hebreo está dentro del Nuevo Pacto que Dios ha prometido en Jeremías, capítulo 31, verso 31 en adelante, establecer con la casa de Judá y con la casa de Efraín, o sea, de José, o casa de Israel; porque las diez tribus, también ese reino de las diez tribus es mencionado como la casa de Israel, y el reino del Sur con las dos tribus como la casa de Judá.

Ahora, todas las naciones están buscando la paz, pero cada día hay más problemas, hay más guerras; es que la paz que las naciones tienen es una paz humana por medio de tratados humanos. Pero la Paz prometida para Israel y para todas las naciones está bajo el Nuevo Pacto que Dios va a establecer en el Reino del Mesías, el Reino de David que será restaurado a Israel.

Y ya estamos en el tiempo en que en algún momento estas cosas se van a convertir en una realidad. Porque la estatua que vio el rey Nabucodonosor y que le interpretó el Profeta Daniel tiene diferentes etapas, lo cual corresponde al reino de los gentiles o imperio de los gentiles, pasando por diferentes etapas.

El imperio babilónico representado en la cabeza de oro con Nabucodonosor; el imperio Medopersa representado en el pecho y los brazos de plata; el imperio de Grecia representado en el vientre y los muslos de bronce; el imperio romano representado en las piernas de hierro y luego en los pies de hierro y de barro cocido. Ya la parte del imperio romano con los césares, terminó; ahora estamos en la parte de los pies de hierro y de barro cocido, en donde el hierro representa a Roma, como también las piernas representaba a Roma, y el barro representa la Democracia.

Estamos en la antesala al Reino del Mesías.

Lo mejor para los pueblos es la Democracia, es la parte correspondiente a la parte de barro de los pies; y por consiguiente es la parte profética que estaría en auge en medio de la raza humana, y sobre todo en el Occidente del planeta Tierra, y también en Europa y otras naciones.

Luego de la Democracia, cuando termine la forma de gobierno de la Democracia, ¿qué hará la humanidad? Algunos dirán: “Si termina la forma de gobierno de la Democracia, ¿qué nos vamos a hacer?” No se preocupen, hay buenas noticias: vendrá la forma de gobierno de Dios a través del Mesías Príncipe Judío que restaurará el Reino de David y traerá la paz para Israel y para todas las naciones.

Por lo tanto, en la actualidad lo mejor que hay es la Democracia, la forma de gobierno democrática. Pero mejor que eso la que vendrá después, que es la Teocracia y la Monarquía fusionadas en el Reino del Mesías Príncipe que está siendo esperado en este tiempo final.

No queremos una Tercera Guerra Mundial, aunque va a venir, y será atómica. Pero vendrá el Mesías Príncipe como Rey, y las armas de guerras serán convertidas en instrumentos de trabajo; y entonces habrá paz, habrá amor los unos para con los otros, naciones para con las otras naciones también; habrá progreso, habrá prosperidad y felicidad para la humanidad.

Ese es el Reino que todo ser humano acá en su alma ha deseado que sea establecido, y por esa causa el deseado de todas las naciones es el Mesías Príncipe como gobernante, como Rey sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Él amará al pueblo hebreo, pero también amará a todas las naciones y a todos los seres humanos.

Ese Reino está muy cerca. Pero ahora tenemos que dar un vistazo al Sacrificio del Mesías Príncipe, porque en las Escrituras lo muestra como el Siervo de Dios sufriente para morir y luego en otras profecías lo muestra como Rey, como un León para gobernar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, de lo cual les he hablado en estos momentos.

Pero ahora continuemos aquí con las palabras del Ángel Gabriel al Profeta Daniel. El Profeta Daniel no fue el que profetizó, fue el Ángel Gabriel el que profetizó las cosas que sucederían. ¿Y de dónde las sacó? Del Libro de la Verdad.

Ese Libro de la Verdad es mencionado en Daniel, capítulo 10, verso 18 al 21, dice:

Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,

y me dijo: Muy amado, no temas (¿ven? El mismo Ángel que llama a Daniel: “Muy amado.”)...

y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo (este Ángel trae paz también); esfuérzate y aliéntate. Y mientras...(vean, trae palabras de aliento para Daniel). Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.

El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.”

Estos cambios de imperios: del imperio babilónico al imperio medopersa, y del imperio medopersa al imperio de Grecia, y del imperio de Grecia al imperio romano, y así por el estilo, está controlado por Dios.

Cada uno de estos imperios ha tenido un ángel del reino de las tinieblas; pero cuando tiene que venir un cambio, Dios ha enviado al Ángel Gabriel y al Ángel o Arcángel Miguel, para realizar estos cambios, porque así está escrito en el Libro de la Verdad y así tiene que ser cumplido. Dice:

Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.”

Y aquí nos muestra que hubo una guerra en el mundo espiritual, en el mundo de los ángeles. En el mundo de los ángeles el Arcángel Miguel, que es el Príncipe del pueblo hebreo, el Príncipe de otra dimensión, de otro reino, del Reino Celestial, lucha en favor del pueblo hebreo.

Y ahora, en estos cambios del gobierno o imperio de los gentiles el Arcángel Miguel ayuda al Ángel o Arcángel Gabriel para pelear en contra del príncipe espiritual que está gobernando a través de un príncipe terrenal, está gobernando el imperio medopersa; y luego vendrá el príncipe para el imperio de Grecia, que gobernará a través de un príncipe, de un hombre terrenal.

Y así por el estilo son estos cambios, porque la raza humana es gobernada por seres de otra dimensión.

Y ahora, Gabriel está de parte del pueblo hebreo y Miguel es el príncipe del pueblo hebreo. Las naciones tienen príncipes de otra dimensión que están a cargo de esas naciones. Y todas las naciones quisieran tener como príncipe, como Ángel guardián, al Arcángel Miguel y al Arcángel Gabriel, para que les protejan del reino de las tinieblas, les protejan de ese reino de ángeles malos que causan tantos problemas en las naciones.

Ahora sigue acá en el capítulo 9 hablándole el Arcángel o Ángel Gabriel al Profeta Daniel. El verso 24 del capítulo 9 de Daniel, dice:

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad.”

Aquí tenemos nuevamente que la iniquidad va a ser expiada, y si va a ser expiada, tiene que tener un Sacrificio de Expiación por los pecados. Ése es el Sacrificio del Mesías Príncipe del cual leímos en Isaías, capítulo 53, verso 10. No hay otra persona que pueda ser, que pueda hacer el Sacrificio de Expiación por el pecado de Israel y del ser humano, de la humanidad; solamente el Mesías Príncipe, porque Él viene sin pecado.

Por lo tanto, aquí nos muestra que el Mesías Príncipe tiene que morir, y aquí lo vamos a ver más claro. Sigue diciendo:

...para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas...”

¿Siete semanas y sesenta y dos semanas son? Sesenta y nueve semanas, y son semanas de años, o sea, transcurrirán cuatrocientos ochenta y tres años hasta la aparición del Mesías Príncipe en Su ministerio mesiánico. Sigue diciendo:

...se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.”

Ya todo eso sucedió.

Y después de las sesenta y dos semanas (antes de las sesenta y dos semanas hay siete y después sesenta y dos; luego cuando terminan las sesenta y dos semanas, pues ya son por todas sesenta y nueve semanas; ya han transcurrido cuatrocientos ochenta y tres años; luego de eso veamos lo que dice)...

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí (o sea, que Él no se la quitará, sino que lo matarán); y el pueblo de un príncipe...”

Ahora, después de las sesenta y nueve semanas, cuando sumamos las siete primeras semanas y después las sesenta y dos; después de esas siete semanas y sesenta y dos semanas es que la vida al Mesías le será quitada.

Por lo tanto, el Mesías estaría presente en Su ministerio terrenal para ese tiempo, para poder poner Su vida en Expiación por el pecado. Para quitar la vida al Mesías, pues el Mesías tiene que estar presente en medio del pueblo hebreo.

Y ahora, luego de que la vida al Mesías le es quitada, luego más adelante vean lo que sucede:

...y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.”

Ya la ciudad, que es Jerusalén, y el templo fueron destruidos en el año 70 de la era Cristiana. Pero antes de eso al Mesías Príncipe le quitarían la vida.

Por lo tanto, en la historia de Israel tiene que estar presente el Mesías Príncipe que moriría como Expiación por el pecado. Para Israel, para los sacerdotes de aquel tiempo: el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín, Jesús no era el Mesías; es reconocido como Profeta. Pero no como el Mesías.

Si Jesús no fue el Mesías Príncipe que con Su muerte en la Cruz del Calvario efectuó el Sacrificio de Expiación por el pecado, entonces hay que buscar en la historia de Israel a otra persona que haya muerto después de las sesenta y nueve semanas, que haya muerto en la semana número setenta como el Sacrificio de la Expiación por el pecado. Y si no puede ser mostrado una persona que haya cumplido esa profecía, entonces esta profecía no está correcta; y por consiguiente todo lo que le dijo el Ángel Gabriel al Profeta Daniel, está equivocado.

Pero todos sabemos que este libro del Profeta Daniel con todas estas profecías está correcto. Para el Cristianismo el único que cumplió esta Profecía fue Jesús de Nazaret, y por consiguiente para el Cristianismo el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados lo efectuó Jesucristo en la Cruz del Calvario; y por consiguiente Él es la Expiación por nuestros pecados, para arrepentidos de nuestros pecados venir a los Pies de Jesucristo pidiéndole perdón por nuestros pecados para Él otorgarnos el perdón de nuestros pecados y con Su Sangre limpiarnos de todo pecado, y ser reconciliados con Dios, ser bautizados en agua en Su Nombre, ser reconciliados con Dios, recibir Su Espíritu: el Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento, y entrar al Reino de Dios, al Reino eterno de Dios, y así obtener la Vida eterna para nuestra alma.

Luego más adelante nos dará la Vida eterna física que será para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos, y para los que vivimos la transformación, en donde obtendremos un cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo. Así es para el Cristianismo.

El pueblo hebreo al pedir la muerte de Cristo y al efectuarse la muerte de Cristo a petición del pueblo hebreo, a petición de los líderes religiosos del pueblo hebreo, y efectuarla allá el imperio romano con los soldados, sin saber lo que hacían los soldados y sin saber lo que hacían los líderes religiosos de Israel, estaban allí viendo el Sacrificio de la Expiación por los pecados de Israel y por los pecados de todo ser humano.

Con la destrucción del templo fue quitado el Sacrificio de Expiación, porque el Sacrificio de Expiación por los pecados tenía que ser efectuado en Jerusalén en el templo; y ya no hay templo, lo que está allí es la Mezquita de Omar. Por lo tanto, el Sacrificio de Expiación por el pecado sacrificando un macho cabrío de expiación, ya no existe porque no hay templo allá en Jerusalén, no está el templo de Dios.

Y sin un Sacrificio de Expiación por el pecado el ser humano está condenado a la muerte; lo único que evita que el ser humano muera espiritualmente es el Sacrificio de Expiación por el pecado. Toda persona que no se arrepentía el día de la Expiación, el día diez del mes séptimo era cortado del pueblo, Dios lo cortaba, la muerte era la sentencia, porque la paga del pecado es muerte.

Israel al no creer, Israel como nación, la muerte ha estado detrás de Israel. Pero millones de hebreos han creído y la bendición de Dios ha venido sobre ellos y han asegurado su futuro eterno con el Mesías Príncipe en Su Reino eterno.

Israel es el pueblo terrenal de Dios, al cual el Reino de Dios va a ser dado, va a ser restaurado conforme a Daniel, capítulo 7, versos 11 al 27, porque el reino será dado al pueblo de los santos, y el juicio será dado a los santos del Altísimo.

Ahora, Israel ha tenido una etapa muy difícil, pero está ahora en una nueva etapa, una etapa de restauración, de lo cual estaremos viendo en la actividad de la noche.

Ahora, en la semana número setenta a la mitad de la semana con la muerte de Jesús en la Cruz del Calvario se detuvo la semana número setenta. Y Dios ha estado llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre. Pero pronto Dios se va a revelar a Israel, el Mesías Príncipe se va a revelar como rey a Israel en Su Venida para el establecimiento de Su Reino en este planeta Tierra, en donde Israel recibirá como nación el Nuevo Pacto, y obtendrá las bendiciones divinas.

Mientras tanto Dios está entre los gentiles llamando un pueblo para Su Nombre, y ese pueblo puede ser un 10, 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90 ó hasta 100% descendiente hebreo de las tribus perdidas de Israel, de las diez tribus del Norte, y también de las dos tribus del reino del Sur.

El Reino de David va a ser restaurado en medio del pueblo hebreo por el Mesías Príncipe en la misión que Él tendrá en Su Venida para este tiempo final, lo cual para los Cristianos, para el Cristianismo será en la Segunda Venida de Cristo; para los hebreos, pues será la primera, porque no han comprendido que la aparición en la escena del pueblo hebreo dos mil años atrás era la Venida del Mesías hebreo, judío, descendiente del rey David.

Pero Dios va a tener Misericordia de Israel, del pueblo hebreo en este tiempo final.

En la actualidad hay personas y naciones que quisieran que Israel fuera borrada del mapa, pero no va a ser posible, porque hay promesas divinas para ser cumplidas en este tiempo final por el Mesías Príncipe en Su Venida como Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la Tribu de Judá; para el Cristianismo eso será la Segunda Venida de Cristo, para el Judaísmo será la Primera Venida de Cristo.

Israel está esperando el cumplimiento de esa promesa, y para la introducción al cumplimiento de esa promesa está esperando la aparición en la Tierra de Elías, conforme a Malaquías, capítulo 4, que vendrá anunciando el Reino de Dios, que va a ser restaurado en Israel, el Reino de David; y estará preparando a Israel y a todas las naciones para ese glorioso Reino del Mesías que será establecido en este planeta Tierra.

Por lo tanto, Israel está esperando en este tiempo un hombre de carne y hueso y sangre que aparezca en la historia, y después también está esperando al Mesías Príncipe, un hombre de carne y hueso que aparezca en la Tierra.

Todo esto está en las profecías bíblicas para este tiempo final. Por lo tanto, mirando desde el punto de vista profético hay esperanza para el ser humano, hay esperanza para la raza humana; y la esperanza está en la Venida del Mesías Príncipe estableciendo Su Reino en la Tierra en medio del pueblo hebreo, lo cual será la restauración del Reino de David y el Trono de David siendo ocupado por el Mesías Príncipe al cual Él es el heredero.

La misión del Mesías Príncipe en Su Primera Venida fue morir como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, la misión del Mesías Príncipe en Su Segunda Venida es restaurar el Reino de David con y en medio del pueblo hebreo.

LA MISIÓN DEL MESÍAS.”

Ese es nuestro tema.

En el Reino del Mesías, Reino que está en la actualidad en la esfera espiritual han estado entrando millones de seres humanos al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en su alma y recibirlo como único y suficiente Salvador. Y usted si ha entrado al Reino del Mesías que está en la esfera espiritual, es una persona bienaventurada.

Yo escuché, creí y entré. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al Reino del Mesías, que está en la esfera espiritual, puede hacerlo en estos momentos recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, para obtener el perdón de sus pecados, ser limpio con Su Sangre de todo pecado, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener así el nuevo nacimiento; y así entrar al Reino de Dios, para luego en el Reino Milenial del Mesías estar también físicamente con un cuerpo glorificado.

Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al Reino del Mesías, puede venir para orar por usted, para que Él le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, pueden venir. Los que están también en otras naciones también pueden venir para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.

También los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Villahermosa y en todas las ciudades de la República Mexicana y en todas las comunidades de la República Mexicana, y los está llamando en este tiempo final.

Los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que Él les reciba en Su Reino Mesiánico.

Lo más importante para el ser humano es la salvación de su alma, por consiguiente la Vida eterna es lo más importante que una persona puede recibir. Y la Vida eterna está en Dios y Dios la otorga al ser humano por medio de Cristo. Dios le ha dado a Cristo la exclusividad de la Vida eterna para otorgarla a todo aquel que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

Todo aquel que lo recibe como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados y lo reconoce como Señor y Cristo, y da testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre y Él le bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en usted el nuevo nacimiento; y así es como nace usted del Agua y del Espíritu, como le dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Nacer del agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo.

Por lo tanto, naciendo del Agua y del Espíritu la persona nace a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Así como para vivir en esta Tierra tuvimos que nacer, nacimos de nuestros padres terrenales y por eso estamos vivos disfrutando de todas estas facilidades que nos ofrece esta vida terrenal.

Así también para entrar al Reino de Dios tenemos que nacer de nuevo del Agua y del Espíritu. Por medio del nacimiento es que se entra al Reino de Dios, no es un nacimiento físico sino de la predicación del Evangelio de Cristo y del bautismo del Espíritu Santo, y así la persona obtiene el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu, ha nacido por consiguiente en el Reino del Mesías, en el Reino de Dios, y ha obtenido una nueva Vida, la Vida eterna; porque la Vida en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo, es eterna.

Así como para obtener esta vida terrenal tuvimos que nacer, pero es una vida temporal, pero es muy buena porque nos sirve para hacer contacto con Cristo para que Él nos dé la que es eterna, la Vida eterna.

Por lo tanto, le damos gracias a Dios por esta vida terrenal, la disfrutamos y buscamos siempre las cosas de Dios para servir a Dios todos los días de nuestra vida, con nuestra fe y esperanza puesta en Dios, para un día vivir en el Reino físico que Dios establecerá en este planeta Tierra a través del Mesías Príncipe hebreo.

Todos amamos a Israel, de Israel vino la salvación para todos los gentiles. Jesús enseña a amar a Dios y a su prójimo y nos enseña a amar a Israel, nos enseña a amar a Jerusalén, y nos dice que no juremos por Jerusalén, porque esa es la Ciudad Trono de Dios. No se puede jurar por Jerusalén.

Por lo tanto, Jesús enseña a amar a Dios y a su prójimo, a Dios y a todas las personas, y por consiguiente al pueblo hebreo. El pueblo hebreo tiene grandes bendiciones de parte de Dios para ser cumplidas; el pueblo hebreo, como les dije, es el pueblo terrenal de Dios, donde Dios va a establecer Su Reino terrenal, en el cual el Mesías Príncipe se sentará sobre el Trono de David.

Todavía si falta alguna persona por venir puede venir en estos momentos, para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo por todas las personas que están viniendo a los Pies de Cristo.

Algún día Israel como nación va a reconocer que el Sacrificio del Mesías Príncipe en la semana número setenta fue efectuado por Jesús de Nazaret, y va a llorar; o sea, va a venir arrepentido como se hacía el día diez del mes séptimo, arrepentido por sus pecados, va a encontrar en Jesús y Su Sacrificio, el Sacrificio de Expiación por sus pecados. De eso es que habla Zacarías, capítulo 12; y Zacarías, capítulo 14; y Zacarías también capítulo 13.

Todavía vienen más personas de camino que quieren recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Vamos a dar unos segundos en lo que llegan y luego oraremos por todos los que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo.

Así es como se practica en el Cristianismo desde el Día de Pentecostés, donde Pedro el Apóstol de Jesús lleno del Espíritu Santo predicó y como tres mil personas vinieron a los Pies de Cristo y fueron bautizados en agua y recibieron el Espíritu Santo y obtuvieron el nuevo nacimiento. Allí está el modelo para la Iglesia, para el Cristianismo, para continuar haciendo en la misma forma, para que así vengan al Redil del Señor, a la Iglesia de Jesucristo las ovejas que el Padre le dio para llamarlas, buscarlas y darles Vida eterna; porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (San Lucas, capítulo 19, versos 10; y San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14).

Todavía Él está buscando las ovejas que están entre los gentiles, y luego se tornará al pueblo hebreo, se revelará al Pueblo hebreo y habrá grande llanto, y luego también grande gozo; y habrá grande salvación para Israel.

Todavía vienen más personas de camino. Es que Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y hay mucho pueblo de Dios reunido en esta ocasión aquí en Villahermosa, los cuales han escuchado la predicación de la Palabra de Dios y nació la fe de Cristo en sus almas; por lo tanto, estamos dando unos segundos en lo que llegan las personas para entregar su vida a Cristo, entregar su vida en alma, espíritu y cuerpo a Cristo.

Todavía vienen más personas de camino, vamos a esperar unos segundos en lo que llegan.

Nuestra alma anhela la Vida eterna y Dios le ha dado a Jesucristo la exclusividad de la Vida eterna, por lo tanto, el que cree en Jesucristo obtiene la Vida eterna, es restaurado a la Vida eterna, Dios nos ha dado la Vida eterna y esta vida está ¿dónde? En Su Hijo Jesucristo.

Todavía vienen más personas de camino, por eso estamos esperando que lleguen. Es que Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad, los cuales tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida y los está llamando. Todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, son llamados y son limpiados con la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario.

En la misión del Mesías en la primera parte de Su Venida vimos que Él realizó el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; luego en la segunda parte de la Venida del Mesías, que corresponde a este tiempo final, Él como Rey de reyes y Señor de señores restaurará el Reino de David a Israel, y vendrá la paz para Israel y para todas las naciones.

Con la Venida del Mesías en la primera parte de Su Venida, Él nos ha traído la paz para el alma. “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, Yo os la doy.” [San Juan 14:27] Esa paz está en el Nuevo Pacto, para lo cual entramos al Nuevo Pacto para recibir la paz de Dios, la paz de Cristo; y esto lo hacemos recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Si falta alguna persona puede venir, los que están en otras naciones también vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo allá en otras naciones, quedarán incluidos en esta oración que estaré haciendo, quedarán incluidos los que están también en otras naciones.

Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo para orar y para entregar vuestras almas a Cristo nuestro Salvador. Repitan conmigo esta oración con nuestros ojos cerrados, nuestras manos levantadas al Cielo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones también. Repitan conmigo:

Señor Jesucristo, ha nacido Tu fe en mi corazón al escuchar la predicación de Tu Evangelio, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, reconozco que no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.

Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, Señor Jesucristo, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas así el nuevo nacimiento en mí. Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino; bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Salva mi alma, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo todos decimos:

¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado; por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo. Él dijo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan simple como eso. Ustedes me dirán: “Yo escuche la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador. Pero todavía me falta una cosa: ser bautizado en agua en su nombre. Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible. ¿Cuando me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes.

Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón y han dado testimonio público de vuestra fe en Cristo recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador, bien pueden ser bautizados en agua en Su Nombre en estos momentos.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el Nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la Salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo viviendo por toda la eternidad.

Y ahora pregunto al doctor, reverendo Andrés Cruz Gallego si hay agua: Hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. Hay vestidores de ropa también, donde están las ropas bautismales y donde se colocarán las ropas bautismales. ¿Hay personas también que les ayudarán? Hay personas también que cuidarán de vuestras ropas, y hay Ministros que les bautizarán.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Para ustedes también que están en otras naciones, ustedes también pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, pues allá en otras naciones donde ustedes se encuentran y están escuchando hay bautisterios, hay ministros que les bautizarán, hay ropas bautismales, y hay vestidores de ropa y personas que les ayudarán.

Por lo tanto, también ustedes pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, tenemos aquí al reverendo Andrés Cruz Gallego para indicarles hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “LA MISIÓN DEL MESÍAS.”

En la misión del Mesías estaba una bendición muy grande para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. En la misión del Mesías para Su Primera Venida estaba la Obra, la misión de la Obra de la Expiación por nuestros pecados que llevaría a cabo el Mesías muriendo por nosotros en la Cruz del Calvario.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y muchas gracias por vuestra amable atención. Y nos veremos en la noche, los que estarán allá en la noche, en la actividad correspondiente en memoria del Holocausto del pueblo hebreo, por el cual el pueblo hebreo pasó.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos. Con ustedes el doctor, reverendo Andrés Cruz Gallego para continuar.

Dios les bendiga.

LA MISIÓN DEL MESÍAS.”