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| Las promesas del Nuevo Pacto | 2008-12-28 | 1 | Cayey | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones.
Un saludo muy especial para todos los ministros que se encuentran aquí presentes y para sus congregaciones en diferentes naciones, y también para los ministros que se encuentran en diferentes naciones junto a sus congregaciones en estos momentos.
En esta ocasión me acompaña mi esposa Erica y también mis hijas América y Yahannah, las cuales ya ustedes vieron y saludaron. Es realmente una bendición tenerlas en este viaje conmigo, aquí en esta actividad.
También mi saludo para el misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín y su esposa Ruth que nos acompañan también en esta ocasión; y también un especial saludo para el doctor Salomón Cunha y su esposa Kélita Machado allá en Goiania, Estado de Goias, Brasil.
Aprecio mucho y agradezco a todos los ministros y sus congregaciones por el respaldo que le han estado dando a Puerto Rico en este gran proyecto de la gran Carpa-Catedral y sus terrenos, los cuales los ministros que están aquí presentes han podido ver los terrenos y también el trabajo que se está llevando a cabo en las piezas que ya están viniendo, las partes de la Carpa-Catedral que está siendo construida en Estados Unidos.
Esta gran Carpa-Catedral va a ser de bendición, no solamente para Puerto Rico, sino para toda la América latina y para todas las naciones, y por consiguiente para la familia humana. Para estos días escuché que el doctor Miguel Bermúdez Marín decía que se requería un milagro de parte de Dios para cumplir los compromisos que hay con relación a los pagos correspondientes; y creo que todos han estado haciendo un esfuerzo grande, y lo continuarán haciendo para cubrir esas necesidades que tienen acá en Puerto Rico para cumplir esos compromisos.
Muchos de seguro han ofrendado sus bonos navideños o parte de sus bonos, muchos de ustedes, lo cual conforme a las promesas de Cristo son tesoros que ustedes han estado haciendo en el Cielo. No lo hicieron en las compras que hicieron, pues esos tesoros usted se los lleva, los usa en ropa, los gasta y desaparecen, pero los que se hacen en el Cielo, en el Reino milenial los disfrutaremos; fue la recomendación de Cristo, el cual dijo: “Haced tesoros (¿dónde?) en el Cielo.” Por lo tanto, es una buena recomendación de parte de Cristo para que luego los disfrutemos en Su Reino milenial y por toda la eternidad.
También todos los que han estado trabajando en este proyecto y en todas las demás cosas que se hacen en la Obra de Dios, pues han estado haciendo tesoros en el Cielo, ahí es donde yo quiero tener un tesoro grande, porque Él dice en Apocalipsis de la siguiente manera, y si Él lo dice, así es.
Capítulo 22, verso 12 del Apocalipsis, dice:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
Por lo tanto, la obra nos corresponde hacerla a nosotros, y la recompensa le corresponde hacerla Jesucristo. Por lo tanto, todo lo que hacemos, lo hacemos de todo corazón por amor a Cristo y Su Obra de Redención que Él llevó a cabo en favor mío, ¿y de quién más? De cada uno de ustedes también.
En Hebreos, capítulo 8... para luego de la actividad de ahora de la mañana, tendremos Santa Cena y en todos los demás países también van a tener la Santa Cena a la misma vez, para que estén pendientes.
En Hebreos, capítulo 8, verso 1 en adelante, dice:
“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.
Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos,
Y sobre su corazón las escribiré;
Y seré a ellos por Dios,
Y ellos me serán a mí por pueblo;
Y ninguno enseñará a su prójimo,
Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
Porque todos me conocerán,
Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”
“LAS PROMESAS DEL NUEVO PACTO.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra que hemos leído, y nos permita entenderla.
En el capítulo 24 del Éxodo, Dios estableció un pacto con el pueblo hebreo, el cual había libertado de la esclavitud en Egipto, lo había libertado Dios usando al profeta y mensajero Moisés; pero el que hizo la obra fue Dios, los libertó, los pasó a través del Mar Rojo, los pasó en seco dividiendo el Mar Rojo o Bermejo y luego los llevó al monte Sinaí, y allí estableció un pacto con el pueblo que había libertado, del cual Dios había dicho: “Israel es mi hijo, mi primogénito.” (Éxodo, capítulo 4, verso 22).
El pacto es establecido con su hijo primogénito como nación; por esa causa para la liberación del pueblo se efectuó el sacrificio del cordero pascual en la víspera de la Pascua, y se colocó la sangre de ese cordero en el dintel y los postes de las puertas de los hogares hebreos para la preservación de la vida de los primogénitos; y el cordero fue asado y colocado dentro de cada hogar hebreo, cada padre de familia como un sacerdote sacrificaba el cordero, cada familia sacrificaba un cordero, el padre de familia lo hacía y aplicaba la sangre en el dintel y los postes de las puertas, de la puerta de su hogar, asaba el cordero, no podía ser cocido en agua, sino asado y luego lo colocaba dentro del hogar para, en la noche de la Pascua, comer ese cordero. Todo eso en favor de los primogénitos de los hogares hebreos.
Y ahora, luego que ellos llegan libres al monte Sinaí, allí Dios establece un pacto con el pueblo que Él libertó.
Ahora, encontramos que luego cada año se llevaba a cabo la conmemoración o celebración de la Pascua, en donde en tiempos antiguos se usaba un cordero en esa cena pascual. Todo era una conmemoración de lo que había sucedido, pero también tenía la parte profética que señalaba la Venida del Mesías como el Cordero pascual que moriría por los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, para la preservación de la Vida eterna de esas personas que son los primogénitos de Dios, y que más adelante vendrían a estar dentro del nuevo Pacto que Dios establecería con Su pueblo.
El cordero pascual allá en el Éxodo, tipifica al Mesías Príncipe que como Cordero moriría en Expiación por los pecados del ser humano, moriría en Expiación por los pecados de los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora, por cuanto la Escritura dice que Dios hará un nuevo Pacto con Su pueblo, con la casa de Israel y la casa de Judá... la casa de Israel es el reino del Norte compuesto por diez tribus que le fueron dadas a Jeroboam, un descendiente de Efraín y por consiguiente perteneciente a la tribu de José, que está compuesta por dos tribus: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés; y por cuanto la bendición grande cayó sobre Efraín cuando Jacob bendijo a los hijos de José, ahora la Bendición de la Primogenitura corresponde a José, y por consiguiente Efraín y Manasés tienen esa bendición, pero la mayor parte le corresponde a Efraín.
Y ahora, Manasés representa a los judíos y Efraín representa la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente la Iglesia tiene la Bendición de la Primogenitura, así como Dios dijo: “Israel es mi hijo, mi primogénito.”
Y ahora, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo está compuesta por los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, por los cuales se efectuó el Sacrificio de Expiación en la Cruz del Calvario; por esa causa cuando Juan el Bautista vio a Jesús en el capítulo 1 [San Juan], versos 29 al 36, dice:
“...He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Y luego más adelante al otro día cuando lo vio nuevamente, dice a sus discípulos: “He aquí el Cordero de Dios,” y dos de los discípulos de Juan cuando escucharon, se fueron con Jesús, y eso era lo mejor que podía hacer un discípulo de Juan el Bautista: seguir a Jesús, porque Juan el Bautista vino precursando la Venida del Mesías que en Su cumplimiento fue la aparición de Jesús en medio del pueblo hebreo, naciendo en Belén de Judea a través de la virgen María, la cual es descendiente del rey David, y José también es descendiente del rey David a través de la línea de Salomón, y María a través de la línea de Natán, hijo del rey David.
Y ahora, el apóstol Pablo en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, dice:
“...porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
Y ahora, el Cristianismo tiene la Pascua del nuevo Pacto que Dios ha establecido con Su pueblo, en donde están todas las bendiciones del Cielo para todos los hijos e hijas de Dios, para todos los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora, bajo el nuevo Pacto toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo y nace la fe de Cristo en su alma, y lo recibe como su único y suficiente Salvador y es bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, la persona obtiene el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Dios; esto significa que ha sido sacado del Egipto espiritual, que es el reino de las tinieblas, el reino del maligno, y es traído y colocado en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, Reino que está en la esfera espiritual.
Por eso Cristo en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6 hablando con Nicodemo, el cual estaba muy interesado en el Reino de Dios y vino a ver a Jesús de noche, y le dice a Jesús: “Sabemos...” por lo tanto, no era solamente la opinión de este gran hombre, Nicodemo, el cual era un principal en medio de los grandes maestros, era un maestro muy importante.
Y ahora, le dice: “Sabemos...” por lo cual habían hablado sobre ese tema los grandes estudiantes, los fariseos, los doctores de la ley, todas estas personas con relación a Jesús, y él dice: “Sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las cosas que Tú haces, si no está Dios con él.” O sea, un reconocimiento a lo que Jesús estaba haciendo, reconociendo que era una obra de Dios bajo el ministerio de este joven carpintero, el cual se había criado en Nazaret.
Y ahora, Jesús va directamente a lo que es importante: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, o si no naces de nuevo, no puedes entrar, o no puede entrar en el Reino de Dios, o al Reino de Dios, o no puede ver el Reino de Dios.” Para verlo hay que entrar, y para entrar hay que nacer de nuevo; para usted ver este reino terrenal, tuvo que nacer en este reino terrenal. Es la única forma para lograr ver este reino terrenal y disfrutar de este reino terrenal.
Y ahora, para ver y disfrutar el Reino de Dios, Cristo le dice a Nicodemo que es necesario nacer de nuevo. Nicodemo pensó: “Ahora, ¿cómo puede hacerse esto?” Y le pregunta a Jesús: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer?” Porque pensó que era en la misma forma que había acontecido en su vida para aparecer en este reino terrenal, pero Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Y aquí le da la fórmula para entrar al Reino de Dios, nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, a través del cual la persona escucha el misterio de la primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención llevada a cabo en la Cruz del Calvario, y así nace la fe de Cristo en el alma de la persona, porque la fe viene por el oír la Palabra, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación, y entonces la persona tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador y siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, arrepentido de sus pecados, y Cristo lo perdona, con Su Sangre lo limpia de todo pecado y luego lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y así produce en la persona el nuevo nacimiento; y así la persona nació del Agua y del Espíritu, ha nacido como un bebé en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo que está en la esfera espiritual, y por consiguiente ya tiene la vida de ese Reino, así como cuando hemos nacido en esta Tierra, obtuvimos la vida de esta Tierra que es vida temporal.
Y cuando hemos nacido en el Reino de Dios, obtuvimos la vida de ese Reino que es eterna, y ya la persona tiene Vida eterna en su alma; no en su cuerpo, porque su cuerpo es mortal, por lo cual más adelante cuando llegue el momento para el Reino de Dios estar en la esfera física, entonces Dios le dará un cuerpo físico con Vida eterna, que es el cuerpo glorificado que Él va a dar a los muertos en Cristo, los cuales los va a resucitar en cuerpos eternos, glorificados y jóvenes, y a los que estén vivos creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los transformará y entonces todos tendremos Vida eterna física, y estaremos físicamente dentro del Reino de Dios, dentro del Reino del Mesías; por consiguiente, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero y disfrutar en el Cielo tres años y medio de la fiesta más importante que se haya llevado a cabo en el Cielo. Esa va a ser la fiesta más grande.
Y ahora, luego al estar en esa fiesta ya los problemas que estarán ocurriendo en la Tierra no nos van afectar, la Tierra estará sufriendo una etapa muy terrible de tres años y medio, la cual es llamada la gran tribulación o apretura de Jacob, donde el pueblo hebreo va a sufrir mucho conforme a la Escritura, a los escritos proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento; y también los cristianos que no hayan nacido de nuevo, tendrán que pasar por esa etapa, esas personas están representadas en las vírgenes insensatas o fatuas que no tenían aceite en sus lámparas, o sea, que no habían recibido el Espíritu Santo y por consiguiente no habían obtenido el nuevo nacimiento.
Pero los que van a ser transformados y van a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, están representados en las vírgenes prudentes que tenían aceite en sus lámparas, o sea, que habían recibido el Espíritu Santo y por consiguiente habían obtenido el nuevo nacimiento.
En y bajo el nuevo Pacto las personas reciben el perdón de sus pecados, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en ellos el nuevo nacimiento, y por consiguiente obtienen la Vida eterna, el regalo más grande que Dios le da a los creyentes en Cristo.
Bajo el nuevo Pacto se obtiene la Vida eterna, bajo el nuevo Pacto la persona es restaurada a la Vida eterna, es redimido, o sea, vuelve al lugar de donde vino: a la Vida eterna de donde vino para estar una temporada aquí, pero es restaurado al Reino de Dios con Vida eterna, y con la promesa de que heredará en el Reino de Cristo la herencia de los hijos e hijas de Dios, la herencia de los hijos de luz, la cual está prometida para los creyentes en Cristo.
Por lo cual dijo San Pablo en Romanos, capítulo 8, que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro, y nos dijo que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora, ¿esperando qué? ¿Clamando por qué? Por la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, manifestación gloriosa de los hijos de Dios en cuerpos eternos, lo cual está señalado que será la redención del cuerpo, eso será nuestra transformación para los que estamos vivos y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y eso para el día de la redención, dice San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30, cuando dice:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
Para el día de la redención del cuerpo en donde tendremos cuerpos eternos y glorificados como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Así como Jesucristo el primogénito de Dios, y también el unigénito, tiene un cuerpo glorificado, por cuanto somos coherederos con Él, también nos toca recibir un cuerpo eterno y glorificado.
A todo lo que Cristo es heredero, también lo son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, Él es Rey de reyes y Señor de señores, y los creyentes en Él nacidos de nuevo son Reyes también.
¿Ven las bendiciones que hay en las promesas del nuevo Pacto? Aunque usted físicamente no descienda de algún rey de esta Tierra para ser un príncipe o una princesa, por medio del nuevo nacimiento descendemos de Dios a través de Cristo, el cual por Su Palabra nos ha engendrado y hemos nacido en Su Reino, y por consiguiente somos descendientes de Dios, hijos e hijas de Dios; un hijo de Dios es un descendiente de Dios, así como cuando usted dice: “Yo soy hijo de mi padre fulano de tal,” pues por lo tanto usted está diciendo que usted es un descendiente de esa persona.
Y cuando usted dice que es un hijo de Dios, usted está diciendo que es un descendiente de Dios, y eso son los hijos e hijas de Dios redimidos con la Sangre de Cristo, la Sangre del Cordero de Dios, la Sangre de la Expiación derramada en la Cruz del Calvario por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también.
Bajo el nuevo Pacto también tenemos la promesa de Sacerdotes de ese Orden sacerdotal de Melquisedec, del cual Jesucristo es el Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec del Templo celestial; y los creyentes en Cristo que forman o componen la Iglesia del Señor Jesucristo, son Sacerdotes también, porque Cristo con Su Sangre nos ha redimido para Dios Su Padre y nos ha hecho para Dios Su Padre, Reyes y Sacerdotes.
También San Pablo dice que los santos juzgarán al mundo y aún dice que juzgarán a los ángeles, eso está en Primera de Corintios, capítulo 6, verso 2 en adelante. Así que, también pertenecen al poder judicial del Cielo, del cual Cristo es el Juez Supremo, el Juez de los vivos y de los muertos, y a ese Orden judicial pertenecen todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo.
Por eso en el juicio que Dios hará de las naciones Él viene con Su Iglesia, los santos, para juzgar a las naciones, se sentará en el Trono de Su Padre y entonces serán reunidas delante de Él, o se sentará en el Trono de David, y serán reunidas delante de Él todas las naciones, o sea, un juicio para naciones. El juicio para individuos será el juicio final después del Reino milenial.
Y ahora, encontramos que en ese juicio final también van a estar los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los cuales estarán en cuerpos eternos, en cuerpos glorificados, y allí con Cristo se llevará a cabo el juicio final, después de ese juicio ya no habrá más juicios, después vendrá la Tierra nueva y los Cielos nuevos.
Y ahora, podemos ver las promesas de grandes bendiciones que hay bajo el nuevo Pacto para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Bajo el nuevo Pacto ya la sangre de los animalitos que eran sacrificados, ya aquello solamente era el tipo y figura de la Sangre de Cristo, de la Sangre del Mesías que sería derramada para ser la Sangre del nuevo Pacto.
Por esa causa Cristo siendo el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, dice en la última cena con Sus discípulos, cuando luego de haber cenado la cena correspondiente, luego toma el pan, da gracias, lo bendice, lo parte y da a Sus discípulos y dice: “Comed, esto es mi cuerpo.” Y luego toma la copa de vino, bendice dando gracias y dice: “Tomad de ella todos, porque esta es la Sangre del nuevo Pacto, mi Sangre del nuevo Pacto...” Vamos a leerlo aquí para que sepamos lo relacionado al nuevo Pacto que fue prometido en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36.
Y ahora, en el capítulo 26 de San Mateo, versos 26 en adelante (26 al 29), dice:
“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Cristo conocía la promesa de un nuevo Pacto, ¿saben una cosa? De momento no van a entenderlo, pero después lo van a entender, porque fue el mismo Cristo el que dijo a Jeremías y a través de Jeremías que haría un nuevo Pacto, cualquiera dice: “No puede ser posible, porque Cristo nació mucho tiempo después de Jeremías.”
El mismo Cristo también dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy, Abraham deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Le dicen: “Aún no tienes 50 años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Cristo les dice: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” (San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58).
¿Y cómo era Jesucristo antes de Abraham y en el tiempo de Abraham? Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios que le aparecía a los profetas y a diferentes personas allá en el Antiguo Testamento, era nada menos que aquel que comió con Abraham, y le dijo a Abraham: “¿Dónde está Sara tu mujer?” Y luego le dice a Abraham: “En el tiempo señalado, en el tiempo de la vida, yo vendré y Sara tu mujer tendrá un hijo,” el hijo que Dios le había prometido.
Ese era Cristo en Su cuerpo angelical, era el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, era el mismo que también libertó al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, era nada menos que el que le apareció también a Manoa y a la esposa de Manoa, del cual Manoa dijo cuando se dio cuanta que era el Ángel de Dios: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara.” Eso está en el libro de los Jueces, capítulo 13.
Y ahora, ¿cómo es posible que Manoa esté viendo un Ángel, el Ángel de Dios y diga que ha visto a Dios cara a cara? Es que el Ángel de Dios es el cuerpo angelical de Dios, es la imagen del Dios Viviente; eso lo dice San Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, que Cristo es la imagen del Dios Viviente, y también en el capítulo 1 de Colosenses, para que ahí lo tengan ya leído, vean, en el capítulo 1 de Colosenses, verso 13 adelante, dice:
“El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo (¿ven? Los creyentes en Cristo están dentro del Reino del Hijo de Dios),
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”
Vean, bajo el nuevo Pacto y la Sangre del nuevo Pacto las bendiciones que tenemos: tenemos la redención por Su Sangre y el perdón de pecados:
“...el perdón de pecados.
El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”
Y ahora, toda persona que vio al Ángel del Pacto estaba viendo a Cristo en Su cuerpo angelical y por consiguiente estaba viendo la imagen de Dios, y por esa causa cuando Manoa vio al Ángel de Dios, Manoa y su señora, ¿cómo se llamaba la señora de Manoa, la esposa? La señora Manoa; y Manoa estaba muy asustado, pero la señora Manoa está muy tranquila; Manoa decía: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara.” Y su señora le dice: “No hemos de morir, porque si vamos a morir, entonces Dios no nos prometería que vamos a tener un hijo.” O sea, por la lógica ella comprendió que no iban a morir, ya fue la segunda ocasión en que el Ángel le aparecía a la señora Manoa; a su esposo, la primera ocasión.
Y ahora, lo mismo sucedió con Jacob cuando luchó con un Ángel que le apareció, luchó toda la noche, (eso está en el capítulo 32, versos 24 al 32 del Génesis), y no soltaba al Ángel. Y en Oseas, capítulo 11 ó 12, dice que Jacob le rogaba al Ángel, lloraba y le rogaba, le rogaba por la bendición. [Oseas 12:3-4].
Y ahora, el Ángel cuando ya está amaneciendo, está rayando el alba, le dice a Jacob: “Suéltame que raya el alba,” se tenía que ir, tenía que reportarse ante Dios. Y Jacob le dice: “No te dejaré, no te soltaré hasta que me bendigas.” Esa es la forma de un verdadero creyente en Dios, estar bien agarrado de Dios y luchar por la bendición de Dios, o sea, no ver ningún impedimento para recibir la bendición de Dios. Toda bendición que está prometida, Dios la cumple, y los creyentes en Él por la fe conquistan lo que Él ha prometido.
Y ahora, el Ángel le pregunta a Jacob: “¿Cuál es tu nombre?” O sea, que hay cosas que uno mismo tiene que hablar; Dios conoce todas las cosas, pero uno tiene una parte para llevar a cabo. Él le dice: “Jacob.” Y el Ángel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.”
Había luchado con Dios, no solamente en esa ocasión, sino en muchas ocasiones; pero ahora estaba luchando con Dios, por eso al lugar en donde estaba Jacob luchando con el Ángel, le puso un nombre que tiene que ver con la experiencia que allí él tuvo, y ese nombre que le colocó fue: Peniel.
Dice que luego que el Ángel lo bendijo y se fue, Jacob estaba cojeando porque el Ángel había tocado en su cadera y se había encogido ahí el músculo o tendón de su cadera, y eso, pues diríamos que es un calambre, salió cojeando; pero es mejor una persona coja con la bendición de Dios, y no una persona que esté bien sin la bendición de Dios. Él primero no estaba cojo, pero no tenía la bendición, luego quedó cojo pero con la bendición, y ahora le llama al lugar: Peniel.
Ahora, también miren una cosa aquí [Génesis 32:29-30]:
“Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”
¿Que vio a Dios cara a cara? Eso es lo que dice Jacob, porque estaba viendo la imagen de Dios que es el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, le colocó por nombre a ese lugar Peniel, lo cual significa: “El Rostro de Dios,” porque había visto a Dios cara a cara.
Pero vean, luego cuando Moisés quiere ver a Dios, Dios le dice: “No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá.” Y ahora, Dios le dice a Moisés que Él va a pasar delante de Moisés, va a colocar Su mano sobre Moisés, frente a Moisés, y cuando haya pasado quitará Su mano y entonces verá la espalda o las espaldas de Dios.
Dios lo colocaría en una hendidura de la roca y así todo sucedería, y así todo sucedió, y cuando pasó Dios y quitó Su mano del rostro de Moisés, entonces Moisés vio a Dios de espalda, ¿qué vio? Vio al Ángel del Pacto, vio el cuerpo angelical de Dios, que es Cristo en Su cuerpo angelical.
Y ahora, Jacob y Manoa dicen que vieron a Dios cara a cara, pero ahora en San Juan, capítulo 1,verso 18, dice:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él (le declaró) le ha dado a conocer.”
O sea, que a través de Cristo, el Ángel del Pacto, es que Dios se daba a conocer, se manifestaba, a Adán y a todos esos hombres de Dios que vieron a Dios, que Dios habló con ellos; aun la creación completa Dios la llevó a cabo a través del Ángel del Pacto, Cristo, el Verbo que era con Dios y era Dios, y luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana.
Por lo tanto, las personas que dijeron que vieron a Dios, lo que vieron fue el cuerpo angelical de Dios llamado el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical; pero luego cuando se hizo carne, estaban viendo a Dios velado en un cuerpo de carne llamado Jesús, allí estaba Dios el Padre y allí estaba el Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo habitando en ese cuerpo de carne llamado Jesús, cuerpo que sería ofrecido en Sacrificio vivo allí en la Cruz del Calvario, para efectuar la redención del ser humano, y ser establecido el nuevo Pacto, y la Sangre del nuevo Pacto ser la Sangre de Cristo, la Sangre de Jesucristo, la Sangre del Pacto eterno, del nuevo Pacto que Dios prometió para Su pueblo.
Y ahora, siempre se conmemora la muerte de Cristo como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, en dos ocasiones: en la Semana Santa, donde se da testimonio de la muerte de Cristo en la Cruz, y en la Santa Cena. En la Santa Cena se conmemora la muerte de Cristo como el Cordero de Dios quitando nuestros pecados con Su Sacrificio y Su Sangre siendo aplicada en nuestra alma, en nuestro corazón por el Espíritu Santo, y así siendo preservados para vivir eternamente.
Por esa causa así como la muerte física no pudo entrar a los hogares que tenían la señal de la sangre, y por consiguiente los primogénitos que estaban allí fueron librados de la muerte, así también los primogénitos escritos en el Cielo, están protegidos por la Sangre de Cristo que fue derramada en Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, están protegidos para poder vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Y ahora, tenemos grandes bendiciones prometidas bajo el nuevo Pacto para todos los creyentes en Cristo. Todos los creyentes en Cristo están dentro del nuevo Pacto que Dios prometió que establecería con la casa de Israel y con la casa de Judá.
En el Cristianismo han entrado millones de descendientes de las tribus del Reino del Norte, que son los miembros o descendientes de la casa de Israel, los cuales han estado esparcidos por el mundo entero, y también de la casa de Judá han entrado también miles o millones, pues el Cristianismo comenzó con judíos de ambas casas: de la casa de Israel y de la casa de Judá; y así ha continuado y también han estado entrando gentiles, los cuales han sido bienvenidos en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Los miembros de la casa de Israel, los descendientes de esas tribus, por cuanto fueron esparcidas por el mundo, perdieron su identidad y por consiguiente entran como gentiles. Algunos no saben ni que son descendientes hebreos, pero no importa, Dios los conoce y Dios los recibe dentro del nuevo Pacto.
Y ahora, no hay ninguna preocupación para los creyentes en Cristo, ni siquiera se tienen que preocupar si son descendientes de las diez tribus perdidas o si no lo son, lo importante es estar dentro del nuevo Pacto, donde están todas las bendiciones de Dios para Su pueblo. Y cuando estemos en el Reino milenial, miren, vamos a estar allí todos los creyentes en Cristo y vamos a estar como los miembros de Su gabinete y con cuerpos eternos.
Por lo tanto, será un Reino en donde su administración será correcta, y en donde estos tres poderes o todos estos poderes de ese Reino serán bien administrados. El poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial y aun otro poder, que es el religioso, todo eso estará bien administrado, porque será administrado por personas perfectas con cuerpos perfectos, jóvenes y eternos.
Y eso será la bendición más grande para Israel y para toda la humanidad, y será administrado por personas que no necesitarán de las riquezas terrenales, ellos tendrán su herencia que Cristo les dará y no estarán buscando favores de nadie, más bien serán bendición para Israel, para el Medio Oriente y para todas las naciones.
“LAS PROMESAS DEL NUEVO PACTO.”
La Vida eterna, la restauración al Reino de Dios, la resurrección de los muertos en Cristo, la transformación de los vivos, el arrebatamiento para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, la asistencia por consiguiente a esa fiesta, que es la más grande del Cielo que se haya llevado a cabo; y yo tengo la invitación y la acepté, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Cuando se escucha la predicación del Evangelio de Cristo y recibe a Cristo, está aceptando la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. Son bienaventurados los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero, ustedes comparan eso con la parábola de la fiesta que hizo el padre de familia para una gran fiesta, una gran cena de boda para su hijo.
¿Ven? Y los convidados rechazaron y luego él mandó a buscar por todo el campo, por todas las ciudades, eso es bajo la predicación del Evangelio de Cristo, buscar personas para estar en esa gran cena, en esa gran fiesta. Es todo muy sencillo. Y ahora, en esta tarde estaremos conmemorando la Pascua del Cordero pascual, de Cristo, en la Santa Cena donde el pan tipifica a Cristo y el vino tipifica la Sangre de Cristo. Cristo dijo que hicieran esto en memoria de Él, y San Pablo dice que todas las veces que lo hagamos, lo hagamos en memoria de Cristo.
Por lo tanto estaremos conmemorando la Pascua de Cristo, y este nuevo Pacto que Él ha establecido, en donde Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, Su Sangre es la Sangre del Pacto eterno que Él prometió.
Y ahora, ¿vieron por qué fue el mismo Cristo el que dio el pacto antiguo y luego el que prometió un nuevo Pacto? Porque Él es el Ángel del Pacto, el cual fue el que habló, el que estableció el Pacto antiguo allá en el tiempo de Moisés, y luego el que a través de Jeremías prometió un nuevo Pacto. Y ahora, vean, todo es sencillo y está al alcance del entendimiento de todas las personas.
“LAS PROMESAS DEL NUEVO PACTO.”
Ya hemos visto todas estas promesas y todavía hay más promesas bajo el nuevo Pacto. Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al nuevo Pacto aquí presente o en otra nación, lo puede hacer en estos momentos recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, para lo cual puede pasar al frente y estaremos orando por usted.
Vamos a dar unos minutos para que también en otras naciones puedan venir a los Pies de Cristo y entrar al nuevo Pacto todos los que todavía no han entrado al nuevo Pacto, y vamos a pedirle a los que están en las cámaras que nos avisen cuando estén listos en otras naciones.
En la República de Venezuela, en la República de Colombia, en la República de México, en la República de Guatemala, en la República de Chile, en la República del Ecuador, en la República del Perú, en la República de la Argentina, en la República de Bolivia, en la República del Paraguay, en la República de El Salvador, en la República de Nicaragua, en la República de Honduras, en la República de Costa Rica, en la República de Panamá, y también en los diferentes países del Caribe y también en Norteamérica y demás naciones.
Todos tienen la oportunidad de entrar al nuevo Pacto si todavía no lo han hecho, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. Esa es la forma establecida por Dios para entrar al nuevo Pacto. No hay otra forma y no hay otra Sangre para el nuevo Pacto, sino la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; y el nuevo Pacto está sobre mejores promesas.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, si falta alguna persona por venir, puede venir para que quede incluido en esta oración que estaremos haciendo por los que están recibiendo a Cristo, como único y suficiente Salvador.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Los niños también de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo. Cristo tiene lugar para los niños en Su Reino.
Vamos a ver en los demás países todavía están viniendo a los Pies de Cristo en los demás países, así que vamos a dar unos minutos mientras continúan viniendo a los Pies de Cristo en otros países, personas que quieren entrar dentro del nuevo Pacto para así recibir las bendiciones prometidas dentro del nuevo Pacto.
La Vida eterna es lo más importante para el ser humano, si la vida física que es temporal es tan importante, cuánto más la Vida eterna. Si la persona se conforma solamente con la vida terrenal que tiene y no recibe la Vida eterna a través de Cristo, no podrá vivir eternamente.
Por lo tanto, recibir a Cristo como Salvador es Vida eterna para el ser humano, Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna.” San Juan, capítulo... ¿capítulo qué? San Juan, capítulo 10, verso 27. Hemos visto cómo obtener la Vida eterna, lo cual nuestra alma anhela, pues todos queremos vivir eternamente.
Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo, ¿en qué país? Vamos a ver en cuáles países. ¿En cuáles países? Venezuela, Colombia, República Mexicana, Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, el Caribe, allá en República Dominicana y demás islas del Caribe. También en Norteamérica y demás naciones, allá en el África.
Todos pueden venir a los Pies de Cristo, los que no lo han hecho, para que Cristo les dé Vida eterna. La exclusividad de la Vida eterna la tiene Jesucristo, por eso es que se predica el Evangelio de Cristo y por consiguiente la salvación y Vida eterna a través de Cristo. Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Y también nos dice en San Juan, capítulo 3, verso 16:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
A través de Jesucristo es que la persona puede obtener la Vida eterna, ese es el Programa Divino y por consiguiente no hay otro que le pueda ofrecer al ser humano la Vida eterna, y es dentro del nuevo Pacto que Dios ha establecido para el ser humano a través de Jesucristo.
Para eso fue que Cristo vino a la Tierra: para establecer el nuevo Pacto por medio de Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, y Su Sangre por consiguiente limpiarnos de nuestros pecados y hacernos para Dios Reyes y Sacerdotes, y así colocarnos en la posición más alta en el Reino de Dios.
En el reino de las tinieblas no hay Vida eterna, solo hay vida temporal, pero en el Reino de Cristo la vida es eterna. Por esa causa es que todos necesitamos a Cristo, el cual tiene la exclusividad de la Vida eterna.
Vamos a ver si ya estamos listos. Ya estamos listos, vamos ya a orar por todas las personas que han venido a los Pies de Cristo aquí y en otras naciones. Vamos...con nuestras manos levantas al Cielo y nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, los que están presentes y los que están en otras naciones.
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, con todo mi corazón. Reconozco que Tú eres el Mesías que vino dos mil años atrás en medio del pueblo hebreo; reconozco que Tu muerte en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor, reconozco que no hay otro Nombre bajo el Cielo en que podamos ser salvos.
Señor, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo; sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, y ahora ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible.”
Por cuanto ustedes han creído en Cristo, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. El bautismo en agua es tipológico, en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados comprendiendo el simbolismo del bautismo en agua y que nos estamos identificando con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Luego del bautismo en agua tendremos la Santa Cena y luego el Lavatorio de Pies, y luego el miércoles estaremos en la actividad de despedida de año, la cual será transmitida a todas las naciones.
Así que, Dios les bendiga y les guarde, y dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua los que han recibido a Cristo como Salvador.
Dios les bendiga y les guarde a todos los presentes, y a todos los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; y tengan todos un próspero y feliz año 2009, el cual ya pronto ha de comenzar (pronto, el miércoles).
“LAS PROMESAS DEL NUEVO PACTO.”