obsidian/es/conferencias/2008/11/spa-2008-11-03-1-nuestra_re...

23 KiB
Raw Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
Nuestra redención está cerca 2008-11-03 1 Porto Velho Rondônia BR 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y los que están en otras naciones a través del satélite Amazonas o de internet; es un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para estos momentos leemos en San Lucas, capí­tulo 21, versos 25 al 28, y aún podremos leer también más adelante en este mismo capí­tulo de San Lucas, dice de la siguiente manera:

"Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguí­os y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca."

"NUESTRA REDENCIÓN ESTÁ CERCA."

En este pasaje Jesucristo está profetizando de las condiciones que estarán en el tiempo en que se llevará a cabo la redención, de esta redención que Él está hablando, esta redención será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y glorificados, cuerpos inmortales y jóvenes, como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo, cuerpo que representa de 18 a 21 años de edad, de lo cual podemos decir que es la edad más hermosa en las personas: es la edad de la flor de la juventud.

Y ahora, esto también será para los que estén vivos creyentes en Cristo nacidos de nuevo la transformación de sus cuerpos, y así­ obtendrán el cuerpo eterno, joven y glorificado, como el cuerpo de Jesucristo, y todos tendremos un cuerpo que tendrá la apariencia de 18 a 21 años; y aunque le pasen millones de años a la persona, siempre estará representando de 18 a 21 años.

Esa es la clase de cuerpo que tiene Jesucristo, el cual recibió desde que fue glorificado, al ser resucitado incorruptible, Él está tan joven como cuando subió al Cielo; los mismos discí­pulos de Jesús luego que Él resucitó no lo conocí­an.

Es que en el cuerpo glorificado el cual será joven representando de 18 a 21 años de edad, las personas que han visto algún familiar suyo creyente en Cristo, cuando resuciten no los van a conocer si están esperando un ancianito o una ancianita, porque la resurrección de los muertos creyentes en Cristo será en cuerpos eternos, eso será la redención para el cuerpo de los creyentes en Cristo, de la cual nos habla aquí­ Jesús cuando nos dice que cuando veamos todas estas cosas, o cuando veamos que comienzan a suceder estas cosas, levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca; o sea, la transformación de nuestros cuerpos para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo, de esto fue que nos habló San Pablo en Romanos, capí­tulo 8, verso 21 en adelante:

"Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios (los hijos e hijas de Dios van a ser libertados al obtener la transformación, o sea, la glorificación).

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espí­ritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo."

La adopción de los hijos e hijas de Dios es la redención de nuestros cuerpos, y entonces estaremos fí­sicamente como Jesucristo el Hijo de Dios, con un cuerpo eterno, glorificado, inmortal y joven para toda la eternidad.

Todos necesitamos la redención del cuerpo, ya tenemos la redención espiritual cuando hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros pecados, Él nos ha limpiado con Su Sangre preciosa y ha quitado todos nuestros pecados, y nos ha bautizado con Su Espí­ritu Santo y ha producido el nuevo nacimiento, hemos nacido de nuevo, hemos nacido en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios, y por consiguiente tenemos Vida eterna.

Ya esa parte de la redención ha sido llevada a cabo, pero ahora falta la parte fí­sica que será nuestra transformación para los que estamos vivos, y la resurrección en cuerpos eternos para los que murieron, eso es para los creyentes en Cristo, por eso Cristo dijo en San Lucas y en San Juan, en San Juan, capí­tulo 11, versos 21 al 27:

"El que cree en mí­, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí­, no morirá eternamente (y le pregunta a Marta). ¿Crees esto?

(Ella le dice) ­ Señor."

Y nosotros respondemos: "Sí­ Señor, también nosotros lo creemos."

Ahora, podemos ver que todas estas son bendiciones de parte de Dios que están dentro del nuevo Pacto, para lo cual por medio de la predicación del Evangelio de Cristo han estado siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Esas son las ovejas del Padre que se habí­an perdido, y le fueron dadas a Cristo el Hijo de Dios para que las busque y les dé Vida eterna, esas son las personas de las cuales Cristo dice: "Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen." Y Él dice: "Y yo les doy Vida eterna." Eso está en el capí­tulo 10 de San Juan, versos 14 en adelante y también versos 27 en adelante.

Estas son las personas de las cuales Cristo dijo que Él pondrí­a Su vida por Sus ovejas, Él dijo que por esa causa el Padre le ama, porque Él pone Su vida por las ovejas para volverla a tomar, y luego resucita y la toma de nuevo (la vida), y resucita para nunca más morir.

De estas personas Él dice en San Juan que son Sus ovejas, y en San Lucas, capí­tulo 19, verso 10, dice:

"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habí­a perdido."

Y ahora, Jesucristo vino para buscar y salvar lo que se habí­a perdido, por eso Él es el Salvador, el Redentor para todas las personas que se habí­an perdido y estarí­an ¿dónde? En el reino de las tinieblas esclavizados, pero ahora Cristo los liberta y los coloca en Su Reino, eso es un segundo Éxodo, el cual es espiritual, los saca del reino de las tinieblas y los coloca en Su Reino de luz, y por consiguiente tienen Vida eterna esas personas, porque Cristo les da Vida eterna; son redimidos, han entrado al plan de la redención.

Y ahora, les falta la redención del cuerpo, que para los creyentes que ya murieron será la resurrección en cuerpos eternos, y para los que vivimos será nuestra transformación, por eso es tan importante entrar al programa de redención que está en la esfera espiritual, al cual se entra por la Puerta, que es Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador. Cristo dijo en San Juan, capí­tulo 10, verso 9:

"Yo soy la puerta; el que por mí­ entrare, será salvo."

La salvación y Vida eterna se obtiene por medio de Cristo, todos queremos vivir eternamente, todos queremos llegar a Dios, y Cristo dijo que Él es el camino para llegar a Dios, dijo: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí­." (San Juan, capí­tulo 14, verso 6).

Y ahora, tenemos un Pariente Redentor para redimir al ser humano, y Su Nombre es Señor Jesucristo; así­ como hay un eslabón perdido entre el ser humano y la raza animal, el cual todos sabemos que es la serpiente que fue maldita o maldecida por Dios, ahora el eslabón entre Dios y el ser humano es Jesucristo, el Hijo de Dios, por eso es el intermediario entre Dios y el ser humano, y entre el ser humano y Dios.

Sin Cristo el ser humano está perdido, con Cristo el ser humano está salvo, para eso fue que Él vino: para buscar y salvar lo que se habí­a perdido.

En palabras más claras, vino para buscarme a mí­ y para salvarme a mí­, ¿y a quién mas? A cada uno de ustedes también, por lo cual le damos gracias a Dios.

Y ahora, que hemos visto lo que es la redención, la redención para el ser humano, en la parte espiritual al recibir a Cristo se obtiene la redención que Él efectuó en la Cruz del Calvario con Su Sacrificio Expiatorio, Su Sacrificio para la redención, y se entra al Reino de Dios en el segundo Éxodo.

Y luego, la redención fí­sica será cuando seamos glorificados y obtengamos el cuerpo eterno, y ese será un tercer Éxodo que será fí­sico, saldremos fí­sicamente de este reino terrenal, saldremos de ser personas mortales para ser personas inmortales fí­sicamente. O sea, que saldremos del reino de los mortales fí­sicos para ser de los inmortales del Reino de Dios, todo eso está prometido para los creyentes en Cristo. El salmista David en el Salmo 17, verso 15 dijo:

"En cuanto a mí­, veré tu rostro en justicia;

  • Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza."*

El profeta y rey David murió, y por lo tanto, en los términos espirituales morir significa "dormir," ¿recuerdan a Lázaro cuando murió? Cristo dijo a Sus discí­pulos: "Lázaro nuestro amigo duerme." Sus discí­pulos dijeron: "Si duerme está bien." Pero ellos no comprendí­an ese término de dormir y entonces Cristo les habla claramente en el capí­tulo 11 de San Juan, y les dice claramente: "Lázaro nuestro amigo ha muerto, y voy a despertarle, y me alegro que no haya estado allí­ cuando eso sucedió."

Esa muerte de Lázaro era para la gloria de Dios, para Dios ser glorificado; Lázaro tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo, que son los creyentes en Cristo, como Lázaro era un creyente en Cristo juntamente con sus hermanas Marta y Marí­a.

Y ahora, Cristo va a resucitar a Lázaro, llega a la familia de Lázaro y ya hací­a cuatro dí­as que habí­a muerto, y Cristo le dice: "Lázaro resucitará," Marta le dice: "Yo sé que resucitará en la resurrección, en el Dí­a Postrero."

El Dí­a Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, "porque un dí­a delante del Señor es como mil años, y mil años como un dí­a," dice Segunda de Pedro, capí­tulo 3, verso 8 y el Salmo 90, verso 4.

Y ahora, podemos ver porqué la resurrección no ha sucedido en otros tiempos, o sea, la resurrección de los muertos en Cristo, porque es para el Dí­a Postrero, o sea, el séptimo milenio de Adán hacia acá.

Y ahora, Cristo le dice: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí­ aunque esté muerto vivirá, y todo aquel que cree en mí­, todo aquel que vive y cree en mí­ aunque esté muerto vivirá. ¿Crees esto?" Le pregunta Cristo a Marta, y ella le dice: "Sí­ Señor." Lo mismo que decimos nosotros: "Sí­ Señor, nosotros lo creemos y por eso estamos esperando la resurrección de los muertos en Cristo y nuestra transformación," porque conforme al calendario gregoriano ya hemos entrado al séptimo milenio de Adán hacia acá.

Por lo tanto, estamos esperando nuestra transformación, y los muertos en Cristo están esperando despertar a la semejanza de Dios, lo cual será ser resucitados iguales a Jesucristo: inmortales, glorificados.

Y ahora, Él dio las señales que estarí­an siendo vistas cuando llegara ese tiempo, el tiempo, este es el tiempo porque hemos estado viendo todas esas señales que Él dijo que estarí­an siendo manifestadas en el Cielo y en la Tierra.

Luego dice que cuando veamos todas estas cosas comenzar a suceder, o sea, desde el comienzo, desde que comienzan a suceder, levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca.

Tenemos que levantar nuestras cabezas a Cristo, el cual está sentado en el Trono de Dios. "Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo," dice San Pablo en Efesios, capí­tulo 5, verso 14; y eso él lo toma de Isaí­as, capí­tulo 60, donde dice: "Levántate..."

Vamos a ver cómo lo dice en Isaí­as, por cuanto San Pablo es bien escritural basó sus enseñanzas en la Escritura, dice en el capí­tulo 60, verso 1 en adelante:

"Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz..."

Y recuerden que Cristo dijo: "Yo soy la luz del mundo," la venida de Cristo fue la venida de la luz:

"Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria (del Señor, la gloria) de Jehová (como dice esta traducción) ha nacido sobre ti."

Y ahora, tenemos que estar despiertos espiritualmente con nuestras cabezas levantadas al Cielo, con nuestras miradas a Cristo, esperando en Él, orando a Él, sirviéndole a Él, aprendiendo de Él a través de la Escritura y preparándonos para nuestra redención fí­sica, para nuestra transformación, porque hemos visto todas las señales que Él dijo que estarí­an siendo manifestadas en el Cielo y en la Tierra.

Por lo tanto, levantad vuestras cabezas al Cielo porque vuestra redención y la mí­a también, está cerca, yo la estoy esperando, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, es para ustedes también.

Pero cada cual tiene que tener su mente, su mirada puesta en el Cielo: en Cristo; no es que literalmente usted tenga que estar caminando mirando hacia arriba, es que con su corazón y su mente esté pensando en Cristo, en Su Palabra y aprendiendo de Él, y esperando la redención del cuerpo que será nuestra transformación; o sea, que es tiempo de estar siendo preparados para nuestra transformación, porque nuestra redención está cerca.

Si alguno no ha recibido a Cristo, recuerde: nuestra redención está cerca. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí­ y lo recibí­ como mi Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre, Él me bautizó con Su Espí­ritu y produjo en mí­ el nuevo nacimiento; y ahora, estoy sirviéndole a Cristo en medio de Su Iglesia todos los dí­as de mi vida, y estoy esperando mi redención fí­sica, mi transformación, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todaví­a no lo ha recibido como Salvador por lo cual no tiene esa esperanza, puede recibirlo en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo les reciba en Su Reino, pueden pasar acá al frente para así­ orar por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino y así­ tengan asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Lo más importante para el ser humano es la vida, y si la vida fí­sica es importante, cuánto más la Vida eterna, todos queremos vivir eternamente y todos tenemos la misma oportunidad. Recibiendo a Cristo confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna con Cristo.

Cristo tiene para todos los seres humanos Vida eterna, la exclusividad de la Vida eterna la tiene un hombre llamado Señor Jesucristo, Él es nuestro Salvador. No hay otro Salvador, no hay otro Redentor, solamente hay UNO y Su Nombre es: SEÑOR JESUCRISTO.

Por esa causa Él vino a la Tierra y murió por todos nosotros, tomó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros y por consiguiente se hizo mortal, por eso fue que pudo morir; si no tomaba nuestros pecados, no podí­a morir, Él dijo: "Nadie me quita la vida, yo la pongo por mí­ mismo, para volverla a tomar."

Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y en toda la República del Brasil, y los está llamando para darles Vida eterna.

Todaví­a siguen viniendo más personas a los Pies de Cristo, en las demás naciones pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para ustedes también, en las demás naciones del planeta Tierra.

Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo, por esa causa de todas las grandes decisiones que el ser humano hace, recibir a Cristo es la más grande, porque esa es la decisión que coloca al ser humano en el Reino de Dios con Vida eterna.

No hay otra decisión que lo coloque a usted en el Reino de Dios con Vida eterna, solamente hay una y esa es recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para lo cual se predica el Evangelio de Cristo. Desde el Dí­a de Pentecostés se ha estado predicando el Evangelio de Cristo, Él dijo:

"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." (San Marcos, capí­tulo 16, versos 15 al 16).

Tan simple como eso: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." Dios ha colocado delante del ser humano la vida y la muerte, y recomienda que escojamos la vida, Cristo dijo: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida." Escoger a Cristo es escoger la vida, y no es la vida terrenal, es la Vida eterna, así­ es como se recibe y se entra a la Vida eterna: recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Cristo es el Árbol de la Vida eterna, Cristo es el Pan de Vida eterna, y Él dice: "El que come de este pan, vivirá eternamente (eso está en el capí­tulo 6 de San Juan)." Y también Cristo dice: "El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida."

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo para así­ asegurar su futuro eterno con Cristo, puede venir, así­ estará escogiendo la vida: la Vida eterna, que es Cristo.

En las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, los que faltan de venir en las demás naciones pueden venir. San Pablo dice en Hebreos, capí­tulo 7 y también en el capí­tulo 3, verso 7 y Hebreos, capí­tulo 4, verso 7: "Si oyes hoy Su Voz, no endurezcáis vuestro corazón."

Cristo dijo en San Juan, capí­tulo 10, verso 14 en adelante: "Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen." Y Él dijo: "También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer," o sea, que esas ovejas estarí­an entre los gentiles, y dice: "Y oirán mi Voz, y habrá un rebaño y un pastor."

El Evangelio de Cristo es la Voz de Cristo; cuando se predica el Evangelio las personas están escuchando la Voz de Cristo. Dios tiene mucho pueblo en esta nación, en esta ciudad y en todas las ciudades de la República del Brasil, y los está llamando en este tiempo final, y también en todas las naciones.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, si falta alguno, puede venir para que quede incluido en esta oración que estaremos haciendo. Los niños también de diez años en adelante pueden venir, Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también, y dijo: "Dejad a los niños venir a mí­, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos."

Ya vamos a orar, si falta alguno por venir, puede venir. Recuerde que Cristo le está llamando, usted escuchó la Voz de Cristo, el Evangelio de Cristo, y ahora tiene la oportunidad de recibirlo para obtener la Vida eterna a través de Cristo.

Con nuestras manos levantadas al Cielo mientras llegan algunas personas que faltan por llegar, nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, los que están aquí­ presentes y los que están en otras naciones, con nuestros ojos cerrados, ahora los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espí­ritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí­ el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente.

Señor, me rindo a Ti en alma, espí­ritu y cuerpo, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador, por cuanto Él dijo:

"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo."

Ahora, ustedes me dirán: "Creí­ y lo recibí­ como mi Salvador, y ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?" Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creí­do en Cristo, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espí­ritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua es tipológico. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, y así­ está dando testimonio público de lo que ha sucedido en su interior. Y en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Estábamos en Cristo cuando Él murió, fue sepultado y resucitó. Hemos venido de Dios por medio de Cristo, y ahora regresamos a Dios a través de Cristo con Vida eterna.

Conociendo el simbolismo del bautismo en agua, el cual es un mandato de Cristo, el cual ha estado siendo obedecido a través de la historia de la Iglesia de Jesucristo, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espí­ritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ha sido para mí­ un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Dejo con ustedes al ministro correspondiente aquí­, al reverendo Leví­, y también en cada paí­s al ministro correspondiente para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espí­ritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Ya estamos esperando por aquí­ al reverendo Leví­, para que él les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Ha sido para mí­ un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

"NUESTRA REDENCIÓN ESTÁ CERCA."