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| Un Pueblo especial para Dios | 2008-08-17 | 1 | Asunción | Asunción | PY | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amables amigos, hermanos, ministros, compañeros en el Reino de Cristo, en Su Cuerpo Místico de creyentes, amados amigos, hermanos, que se encuentran en otras naciones conectados a través del satélite Amazonas o de internet.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión leeremos en Deuteronomio, capítulo 7, versos 6 al 11, y dice de la siguiente manera:
"Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.
Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas."
Tomando el verso 6 tenemos nuestro tema para esta ocasión, donde dice:
"Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra."
"UN PUEBLO ESPECIAL PARA DIOS."
Un pueblo especial para Dios no porque el pueblo de sí mismo sea especial, sino porque Dios lo escogió y lo hizo un pueblo especial para Sí mismo, porque lo amó y lo libertó de la esclavitud en Egipto por amor a Abraham, Isaac y Jacob, y el pacto que hizo con Abraham. Por lo tanto, no fue porque el pueblo fuera bueno o malo, sino por amor de Dios hacia el pueblo.
Y ahora, en el Éxodo, capítulo 19, también nos habla algo muy importante con relación al pueblo especial. Y leemos ese pasaje donde dice, capítulo 19, verso 4 al 6:
"Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra."
Aquí también dice que será Su especial tesoro si guarda los mandamientos divinos, si actúan correctamente; si guardan, si oyen la Voz de Dios, y guardan el pacto establecido por Dios con el pueblo.
"Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel."
Es un privilegio ser parte de un pueblo elegido, escogido por Dios para ser un pueblo especial delante de Dios, para ser Su especial tesoro, para ser un pueblo de sacerdotes.
Y ahora, a través de la historia del pueblo hebreo, encontramos alzas y bajas en el campo espiritual, y eso le trajo muchos problemas al pueblo: si desobedecía los mandamientos y decretos divinos, vendrían las maldiciones; si obedecía, vendrían las bendiciones.
Por lo tanto, cuando un rey surgía y no era obediente a Dios, y no guiaba al pueblo en el Programa divino, el pueblo se apartaba de los mandamientos divinos, y venían los juicios divinos sobre el pueblo. Pero cuando surgía un rey que amaba a Dios, y guardaba los mandamientos y guiaba al pueblo en el camino de Dios, venían las bendiciones de Dios; ese era todo el secreto por el cual venían bendiciones o maldiciones para el pueblo.
Por eso Dios le dijo a Moisés que cuando entraran a la tierra prometida un grupo (o sea, la mitad de las tribus se irían a un monte, y la otra mitad a otro monte). Unos al monte Gerizim y otros al otro monte. Y leerían en el monte Gerizim las bendiciones, y en el monte Ebal las maldiciones, para que el pueblo las escuchara y supiera cómo hacer para recibir las bendiciones divinas.
Dios dijo: "Yo he puesto delante de vosotros la vida y la muerte; la bendición y la maldición, escoge pues la vida para que vivas tú y tus hijos, tu descendencia."
Vamos a leerlo aquí, para que así puedan ver que Dios le revela al pueblo el camino de la vida y el camino de la muerte, como hizo con Adán en el huerto del Edén, donde lo colocó; y allí colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal, y el Árbol de la Vida, y le dio al ser humano el libre albedrío; y así sucedió con el pueblo hebreo. En el capítulo 30 de Deuteronomio, verso 19 en adelante, dice:
"A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar."
Luego que Dios coloca delante del pueblo la vida y la muerte, la bendición y la maldición, recomienda que escoja la vida para que viva él y su descendencia, porque Dios es vida para la persona, y por consiguiente la Palabra de Dios, los mandamientos divinos, es vida para el ser humano; y el ser humano tiene el libre albedrío.
Cuando el ser humano no escoge la vida sirviendo a Dios y guardando Sus mandamientos, no solamente se perjudica él, sino a toda su descendencia; si amamos a nuestros hijos... el secreto está: amar a Dios y Su Palabra y servir a Dios para que venga la bendición también sobre nuestra descendencia.
Y ahora, el pueblo de Dios del Antiguo Testamento es la Iglesia del Antiguo Testamento, el pueblo hebreo bajo la Ley. Eso no tiene lugar a discusión.
Y ahora, encontramos al pueblo hebreo bajo la Ley, bajo ese Pacto que le fue dado; pero a través del profeta Jeremías en el capítulo 31, verso 31 en adelante, dice que el pueblo invalidó Su Pacto, violó Su Pacto. Y recuerden que el Pacto que recibió en el monte Sinaí, es un Pacto matrimonial en el sentido espiritual; en donde el pueblo cuando escuchó el Pacto, lo aceptó, como una novia en el altar escucha de boca del ministro el pacto del matrimonio, y dice: "Yo lo acepto como mi esposo." Así fue en términos espirituales: es la unión de dos personas que se aman; y allí fue la unión de Dios con Su pueblo Israel.
Por eso esa unión o relación de Dios con el pueblo hebreo, está representado en un hombre y una mujer; y por eso Dios le dice a Su pueblo: "Yo soy un marido para ustedes." Y también le dice que le dio carta de divorcio a la casa de Israel, y lo representó en Oseas y la esposa de Oseas; o sea, que el matrimonio es tipo y figura de la unión de Dios con Su pueblo Israel, y también es tipo y figura en el Nuevo Testamento de Cristo y Su Iglesia; y Cristo es la Cabeza de Su Iglesia, y Su Iglesia es la Esposa-Novia de Cristo.
En algunos lugares puede encontrar que es la Novia, y en otros lugares que es la Esposa; pero eso no tiene ningún problema. En alguna otra ocasión les explico cuándo es Novia y cuándo es Esposa. Es Esposa en el Nuevo Testamento teniendo hijos e hijas de Dios.
Es que luego de la entrada de Cristo a Jerusalén, Su entrada triunfal (allí fue rechazado como rey), y luego Cristo les dijo: "El Reino de Dios será quitado de vosotros, y dado a otro pueblo," a un pueblo que produzca los frutos de Él. Eso está por ahí por el capítulo 21 de San Mateo, versos 41 al 43, principalmente el verso 43; pueden llegar un poquito más, pero ahí lo encontrarán.
Y ahora, el Reino de Dios al ser quitado de Israel o de la tribu de Judá, ¿a dónde pasa el Reino de Dios? Cristo dijo a Sus discípulos, y también por consiguiente a todos los que le seguían, los que creían en Él: "No temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino." [San Lucas 12:32].
Y también cuando Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, va a Jesús de noche, porque estaba interesado en el Reino de Dios. Cristo le dice: "De cierto, de cierto os digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios." Nicodemo le pregunta: "¿Cómo puede hacerse esto? Puede el hombre siendo ya viejo..." Parece que ya estaba entrado en edad, y si estaba entrado en edad, su madre ya estaba anciana también o ya había partido; y que le hablen de un nuevo nacimiento, él piensa enseguida como cualquier otra persona, en términos humanos. ¿Cómo puede hacerse esto? Jesús le dice: "De cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios."
Hay una forma para entrar al Reino de Dios y formar parte de ese pueblo especial para Dios; y todos queremos pertenecer al pueblo especial de Dios, un pueblo del cual Él dijo: "Vosotros sois Reyes y Sacerdotes." [Apocalipsis 1:6; Apocalipsis 5:10].
Y ahora, el secreto es naciendo de nuevo, del Agua y del Espíritu. Nacer del agua es nacer del Evangelio de Cristo. Por eso Cristo dijo:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." [San Marcos 16:15-16].
Tan simple como eso. Dios hace las cosas simples para que esté al alcance de todas las personas, de las que han estudiado y de las que no han estudiado, del rico y del pobre.
Y ahora, el secreto está en nacer de nuevo para entrar al Reino de Dios. Así como entramos a este reino terrenal, fue naciendo, ahora para entrar al reino celestial, al Reino de Dios, hay que nacer de nuevo, nacer en la forma correcta: nacer del Agua y del Espíritu. Ya vimos que nacer del agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es recibir el Espíritu Santo, así se entra al Reino de Dios. Por eso Cristo dijo: "Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y las demás cosas serán añadidas."
¿Por qué es lo principal buscar el Reino de Dios? Porque es la única forma en que la persona asegura su futuro eterno. No hay otra forma; y solamente eso se logra a través de Jesucristo. Cristo dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí." (San Juan, capítulo 14, verso 6; y la cita anterior es San Mateo, capítulo 6, verso 33).
Y ahora, ya estamos viendo cómo venir a formar parte del pueblo especial para Dios. Un pueblo que tiene la promesa de ser sacerdotes de Dios.
Y ahora, la meta de la predicación del Evangelio de Cristo, como también de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario es una: el nuevo nacimiento, que es el nacimiento de hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios. Esa es la meta; para lo cual se predica el Evangelio, las personas escuchan, y nace la fe de Cristo en el alma de las personas, creen; porque la fe viene por el oír, por el oír la Palabra de Dios; y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Por eso es tan importante la predicación del Evangelio de Cristo.
Por eso Él dijo que fueran por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado sería salvo, mas el que no creyere sería condenado; porque todo el mundo tiene libre albedrío. No hay que obligar a la gente, Él dijo que le predicaran el Evangelio.
Y ahora, encontramos también que Cristo dijo: "No he venido sino a las ovejas perdidas de Israel," y mandó también a Sus discípulos a llevar el mensaje a las ovejas perdidas de la casa de Israel, y Él dijo que no vino sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Eso está por ahí por San Mateo, capítulo 15 [verso 24] y otros lugares.
Y ahora, ¿qué relación tiene esto con el Evangelio que se predica en todo el mundo? Que las ovejas perdidas de la casa de Israel son el reino del Norte, el cual en el tiempo del hijo de Salomón: Roboam fue dividido a causa del pecado de idolatría del rey Salomón; y diez tribus le fueron dadas a Jeroboam, un descendiente de Efraín.
Y así se constituyó otro reino, el reino del Norte, llamado la casa de Israel, o reino de Israel, o reino de Efraín. Y lo mismo que hizo el rey Salomón lo hizo también el rey Jeroboam: le hizo dos becerros de oro (colocó uno en Dan y otro en Bet-el), para que no fueran a adorar a Jerusalén y adoraran allá, en el reino del Norte, y le cambio la religión. Lo mismo que también allá en el monte Sinaí cuando bajo Moisés, el pueblo estaba adorando un becerro de oro. Algún día les explicaré claro lo que es la religión del becerro de oro.
Y ahora, por causa de la idolatría, la cual estaba prohibida en medio del pueblo hebreo, Dios había dicho que persona o tribu que tuviera ídolos o adorara ídolos, su nombre sería raído de en medio del pueblo. Y eso sucedió con las tribus del Norte, su nombre como tribu fue quitado, fueron esparcidas, fueron llevadas cautivas a Asiria, y de ahí luego también siguieron siendo esparcidas a otras naciones; y fueron por consiguiente desterradas las diez tribus, y colocadas otras personas gentiles en el territorio donde habitaban esas diez tribus.
Y esas son las ovejas perdidas de la casa de Israel, y Cristo dijo que tenía otras ovejas que no eran del redil que estaba allí, las cuales también debía traer. Y dijo: "Y oirán mi Voz, y habrá un rebaño y un pastor." El rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el Pastor de los pastores es Cristo; y a través de los pastores que son colocados por el Espíritu Santo en la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo se manifiesta como pastor a través de los pastores, pastoreando esas ovejas en cada lugar. Pues Él dijo: "Yo estaré donde estén dos o tres reunidos en mi nombre." [San Mateo 18:20]. Y también dijo: "Yo estaré con vosotros todos los días, ¿hasta cuándo? Hasta el fin del mundo." San Mateo, capítulo 28 [verso 20].
Y aquí estamos reunidos en el Nombre del Señor Jesucristo, Él está aquí con nosotros en Espíritu Santo.
¿Y Él cómo llamaría a esas ovejas (porque Él dijo: "Y oirán mi Voz.")? A través de los diferentes ministerios que Él colocaría en Su Iglesia, a través de los diferentes mensajeros, de los diferentes misioneros llevando el Evangelio de Cristo, a través de los apóstoles llevando el Evangelio de Cristo; el Espíritu Santo estaría hablando, lo cual es Cristo en Espíritu Santo manifestado en las personas que Él ha ungido con Su Espíritu para llevar el Evangelio, y de esa forma estarían escuchando la Voz de Cristo.
La Voz de Cristo no es otra cosa, sino el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la paz, el Evangelio de nuestra salvación; y así las ovejas perdidas de la casa de Israel estarían escuchando la Voz de Cristo, el buen Pastor, para las cuales Él vino; y de las cuales en Jeremías, capítulo 31, verso 31 al 36, dice que hará un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. Y después más abajo en otro verso dice: "Con la casa de Israel," y omite la casa de Judá.
Y eso es lo que ha estado sucediendo principalmente, aunque han entrado muchos de la casa de Judá, o sea, del reino del Sur; la mayor parte han sido de la casa de Israel, o sea, del reino del Norte al cual se le llama en la actualidad las tribus perdidas de Israel, o sea, del reino de Israel, del reino del Norte; pero a Dios no se le pierde nada. Él dijo. "Yo iré y las buscaré. Yo las salvaré."
Es que Él es Salvador, Redentor, y tiene que haber un motivo para Él ser Salvador, ser Redentor; algo se tiene que perder. Dice la Escritura en San Lucas, capítulo 19, verso 10:
"Porque el Hijo del Hombre vino (¿a qué dice que vino?) a buscar (¿y a qué más?) y a salvar lo que se había perdido."
Y en San Mateo, capítulo 18, verso 11 al 14, lo repite diciendo:
"Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido."
Y ahí comienza a tipificar a las personas perdidas con ovejas. Y si una oveja se ha descarriado está perdida; y luego Él va a buscar esa oveja, y cuando la encuentra se goza más por esa oveja que estaba perdida y la encontró, que por las noventa y nueve que no se habían perdido, porque no es la voluntad del Padre celestial, dice:
"Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños."
No es la voluntad que las ovejas del Padre se pierdan, y por eso las dio a Cristo para que las busque y las salve, y les dé por consiguiente Vida eterna. Cristo también dijo: "Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco como el Padre me conoce, y yo les doy Vida eterna." [San Juan 10:27].
¿Para qué se predica el Evangelio de Cristo? Para que los seres humanos puedan obtener la Vida eterna, no es para otra cosa; es para que el ser humano pueda obtener esa Vida eterna.
Y ahora, sabemos quién tiene la comisión de buscar y salvar las ovejas perdidas de la casa de Israel. En el Cristianismo, han estado entrando al nuevo Pacto millones de esas ovejas perdidas del reino del Norte (de la casa de Israel). Cuando se dice la casa de Israel se refiere al reino del Norte, y cuando se dice la casa de Judá se refiere al reino del Sur.
Y ahora, encontramos que las tribus perdidas, como tribu perdieron el nombre, pero los descendientes de esas tribus, han estado apareciendo dentro de un nuevo Pacto y han estado siendo cubiertos con la Sangre de Jesucristo; o sea, que el Cristianismo tiene las ovejas perdidas de las casa de Israel, los elegidos, los escogidos de la casa de Israel o las ovejas perdidas de la casa de Israel, y están dentro de un nuevo Pacto a través de todos estos siglos (unos dos mil años del Día de Pentecostés hacia acá). Son hijos de Abraham, por eso San Pablo en Gálatas, capítulo 3 y capítulo 4 nos habla de que todos los que son de la fe de Cristo son hijos de Abraham.
Y ahora, encontramos que las ovejas perdidas de la casa de Israel, se refiere a las tribus perdidas o los descendientes de esas tribus que desaparecieron; nadie las puede señalar, pero para Dios no están perdidas. En el reino milenial del Mesías, volverán a estar situadas en su lugar. A través de las profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento tenemos esa promesa.
Y ahora, encontramos que también han estado entrando gentiles (aunque no sean descendientes), pero han creído en Cristo; como cuando el pueblo hebreo salió de Egipto (todos no eran hebreos), hubo personas que no eran descendientes hebreas, pero salieron en esa liberación, en ese éxodo, esa salida.
Y ahora, el Reino de Dios se ha estado llenando de las ovejas perdidas de la casa de Israel, y por eso es el amor que hay en el corazón del Cristianismo, de los cristianos hacia Israel, hacia la tierra prometida. Ese sentir de amor en lo profundo del alma, que algunas veces ni se puede explicar; pero que en la mayoría de los cristianos corre sangre hebrea; y por consiguiente al ser creyentes en Cristo, un ciudadano judío por nacimiento (porque nació allá), a través de ese joven llamado Jesús, se ha llevado a cabo la redención de las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Todos los que son de la fe de Cristo, han estado entrando al nuevo Pacto que Dios dijo que haría con la casa de Israel; menciona la casa de Israel primero y eso va a ser reconocido pronto por los judíos, y va a suceder como le sucedió a Jacob en el capítulo 28 del Génesis, verso 11 en adelante, cuando iba huyendo para Padan-aram; huyó de su hermano Esaú, el cual dijo que lo iba a matar cuando muriera su padre, y su madre lo escuchó; habló con su esposo Isaac y lo enviaron allá, a la casa de la familia de la madre de Jacob, o sea, la madre de Jacob que era Rebeca (se me confunde algunas veces el nombre Rebeca y Raquel).
Y comenzó a caer el sol, buscó su cabecera (una piedra era lo que podía encontrar allá), durmió, tuvo un sueño de Dios: vio una escalera que se apoyaba en tierra y su extremo llegaba al Cielo, y ángeles de Dios que subían y bajaban por esa escalera, y en la parte alta de la escalera, a Dios, allá sentado, que se identificó como el Dios de Abraham, de Isaac, y por consiguiente de Jacob; y le dijo que lo acompañaría y lo traería de nuevo; y por eso la victoria de Jacob allá en una tierra gentil.
Todo lo que hacían en contra de él, Dios lo tornaba a su favor; llegó pobre pero como la bendición de Dios es la que enriquece, iba con la bendición, y por consiguiente trabajando iba a ser rico porque llevaba la bendición de Dios.
Le compró la bendición de la primogenitura a su hermano Esaú por un plato de comida, de lentejas, y luego recibió la bendición de su padre Isaac, y luego le faltaba la bendición del ángel, la cual recibió cuando regresó. Pero ya con la bendición que su padre le echó, vean, se hizo rico en poco tiempo (unos veinte años).
Algunas veces en veinte años algunas personas tienen menos de lo que tenían cuando tenían dieciocho o veinte años; porque cuando tenían de quince a dieciocho años, tenían lo que sus papás tenían; pero ya cuando se casan cada uno tiene que responder por sí mismo.
Y ahora, encontramos que la bendición de Dios es lo más importante.
Y ahora, la bendición de la primogenitura pasó más adelante a José, a través de sus hijos Efraín y Manasés (capítulo 48 del Génesis; y Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 al 3). Y Efraín pertenece a las tribus del Norte, a las tribus perdidas, Israel no tendrá la restauración del Reino de David sin las diez tribus, porque en las diez tribus, en la tribu de Efraín, está la bendición de la primogenitura.
Por eso es que para el tiempo final habrá un entrelace, una unión de los descendientes de las diez tribus con las dos tribus del reino del Sur juntamente con la tribu de Leví, que corresponde a los sacerdotes para cumplirse Ezequiel, capítulo 37, donde los dos palos: el palo de Judá y el palo de José, en la mano de Efraín, tienen que ser juntados para consolidarse un solo reino con las tribus del Sur, con las tribus del Norte.
Y ahora, por eso es que para los cristianos hay una promesa de que van a vivir en Jerusalén, porque también la promesa es, o lo que está dicho es que: "Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes."
¿Y saben ustedes una cosa? También jueces. Pablo dice: "¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles?" O sea, que los creyentes en Cristo son la Iglesia del Nuevo Testamento, y por consiguiente los que están dentro del nuevo Pacto, han entrado al nuevo Pacto, y están cubiertos con la Sangre del nuevo Pacto, del Pacto eterno, que es la Sangre de Cristo, y por consiguiente son la realeza del Reino de Dios.
Pedro dice en Primera de Pedro, capítulo 2, versos 4 al 10, que son esas personas piedras vivas, y dice también que son real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido por Dios. ¿Para qué? Para anunciar las virtudes de aquél que nos llamó, y por consiguiente son un pueblo especial para Dios. Son los hijos e hijas de Dios, los descendientes de Dios, porque un hijo es un descendiente; y si son hijos de Dios son descendientes de Dios. Por eso es que son herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, el Hijo de Dios; o sea, que son coherederos con el hijo mayor, con Jesucristo, el primogénito: es Primogénito y Unigénito.
¿Cómo se puede entender eso? Es lo más simple que usted se puede imaginar. Como primogénito tiene muchos hermanos, muchos hermanos que Él llevaría a la gloria (Hebreos, capítulo 2). Y como Unigénito, ¿cómo explicamos eso? Si es Unigénito es único, pues todos los demás hijos de Dios vendrán través de Él, por medio de creer en el Evangelio de Cristo, creer en Cristo como Salvador, y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu de Cristo, y así obtener el nuevo nacimiento; nacen en el Reino de Dios como hijos e hijas de Dios, de lo cual le habló Cristo a Nicodemo para entrar así al Reino de Dios, y ser ciudadanos celestiales por medio del nuevo nacimiento; porque nuestra ciudadanía está en los Cielos.
Esta es la ciudadanía del nuevo nacimiento, la ciudadanía terrenal nos ubica aquí en la Tierra, ciudadanos terrenales; pero la ciudadanía del nuevo nacimiento es celestial, porque el nuevo nacimiento no es terrenal, es celestial, es del Cielo; porque el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo viene del Cielo.
Y ahora, así como Nicodemo y muchas otras personas deseban entrar al Reino de Dios, y ser parte de ese pueblo especial de Dios, también yo sentí ese deseo y supe la forma de entrar al escuchar el Evangelio de Cristo, creí en Cristo como mi Salvador y lo recibí como mi Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre, Él me bautizó con Su Espíritu Santo y Fuego, y produjo en mí el nuevo nacimiento, nací en ese Pueblo especial para Dios. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha entrado a formar parte de ese Pueblo especial de Dios, lo puede hacer en estos momentos; para lo cual puede pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador, pues ya nació la fe de Cristo en su alma al escuchar el Evangelio de Cristo, el Evangelio de nuestra salvación.
Ya usted está creyendo en Cristo, ahora tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, porque con su boca, con la boca se confiesa para salvación. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Cristo dijo: "Dejad a los niños venir a mí, porque de los tales es el Reino de los Cielos." [San Mateo 10:14]. Y también dijo: "Si no fuereis como niños no entraréis al Reino de los Cielos." [San Mateo 18:3].
Y ahora, ¿cómo una persona mayor puede ser como un niño? Sencillo. Cualquier persona tendría que decir: "¿Tendría que nacer de nuevo?" ¡Claro que sí! Ese es el secreto: tiene que nacer de nuevo, y por consiguiente nace como un niño en el Reino de Dios.
Dios tiene mucho pueblo en la República del Paraguay y los está llamando. ¿Recuerdan lo que le dijo Cristo por medio de Su Espíritu a San Pablo? "Yo tengo mucho pueblo en esta ciudad, no temas, ¡habla!" [Hechos 18:10]. Y Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Asunción, y en toda la República del Paraguay, y el Reino de Dios se está llenando de paraguayos; y tiene mucho pueblo en toda la América Latina y El Caribe, y tiene mucho pueblo en todas las naciones y los está llamando: "Si oyes hoy Su voz, no endurezcas tu corazón." Tú eres una oveja del Señor, y Él dijo que tú escucharías Su Voz y que tú lo seguirías. "Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen." ¿Para qué? Cristo dijo: "Yo les doy Vida eterna."
Es para recibir la Vida eterna que Cristo les habla por medio del Evangelio y los llama. Todos tenemos el anhelo de vivir eternamente. Si la vida en estos cuerpos mortales, la vida que es tan corta, que es difícil llegar a cien años; y cuando llega uno a los cien años, ya llega uno con un bastoncito, casi siempre; y con todo y eso es tan buena la vida en estos cuerpos, ¿cómo será en un cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo? Y todos tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Jesucristo, porque Él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo también los que están en otras naciones conectados con esta transmisión a través del satélite Amazonas y de internet.
Recibir a Cristo como Salvador es lo más importante que un ser humano hace en su vida. No hay otra cosa más importante. La decisión más grande que un ser humano hace es una sola, de todas las decisiones que un ser humano hace ninguna lo coloca en la Vida eterna, excepto una: recibir a Cristo como único y suficiente Salvador; por eso esa es la decisión más importante que un ser humano puede hacer en su vida, y todos deseamos la Vida eterna; por lo tanto, todos deseamos hacer la decisión correcta: recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Mientras vivimos en estos cuerpos mortales es que tenemos esa oportunidad; cuando termina nuestra vida en estos cuerpos terrenales, si no hicimos esa decisión, ya no hay oportunidad, pasa como le sucedió al hombre rico de la parábola que dio Jesucristo; y el que hace la decisión correcta le sucede como al mendigo Lázaro que había hecho la decisión correcta, y pasó al Paraíso, al Seno de Abraham, y el hombre rico no pudo ir al Paraíso aunque era rico.
"¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma, o qué recompensara dará el hombre por su alma?" [San Mateo 16:26]. No hay recompensa que pueda dar. Solamente hay una forma, y es recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos, dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 2. Por lo tanto, si no hay otro nombre, entonces ya es más fácil, porque solamente hay uno; porque uno solo es el camino al Padre; solamente uno es el camino a la Vida eterna.
Cristo es el camino que nos lleva a la Vida eterna. Recibir a Cristo como nuestro Salvador es el privilegio más grande que tenemos, es recibir a la persona más importante no solamente de la Tierra, sino del Cielo también, el cual está sentado en el Trono del Padre, y el cual como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, intercede por todos aquellos que lo reciben como su único y suficiente Salvador, y con Su Sangre lo limpia de todo pecado. Tenemos un Sumo Sacerdote en el Cielo: Jesucristo.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. En las demás naciones también estén puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo.
Recuerden que mientras estamos en estos cuerpos terrenales, es que tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna, y no sabemos cuántos días o cuántos años vamos a estar en estos cuerpos terrenales, porque nadie sabe cuándo terminan sus días en esta Tierra, no hay edad.
Los recién nacidos mueren también, los de un año también mueren, los de cinco años también mueren, los de diez años también mueren, los de veinte años también mueren, y también hay algunos que llegan a cien años pero también mueren; o sea, que la persona no sabe cuándo le llega su día final, y no puede esperar a que le llegue sin haber recibido a Cristo como su Salvador. Cuando escucha el Evangelio de Cristo es el momento para recibirlo: "Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón." Él te está llamando para darte Vida eterna.
En Hebreos, capítulo 4, verso 7, y Hebreos, capítulo 3, verso 7, es que nos dice: "Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón." Y ahora vamos a orar por todos los que han venido a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo. Levantemos nuestras manos al Cielo a Cristo, y con nuestros ojos cerrados los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración, los que están aquí presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi alma, en mi corazón. Creo en Tu Primera Venida, creo que Tú eres el Mesías, el Salvador, el Redentor, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio único de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano; creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor; doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer de nuevo, quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Sálvame, Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo." Ustedes me dirán: "Ya creí, y ahora quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible, ¿cuándo me pueden bautizar?" Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El bautismo en agua es simbólico, el agua no quita los pecados, es la Sangre de Jesucristo. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, porque estábamos en Cristo.
En el bautismo en agua la persona obtiene ese reconocimiento ante Dios, identificándose con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, está siendo tipológicamente sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida en el Reino de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, conscientes del significado del bautismo en agua, el cual es tipológico, pero es un mandamiento de Cristo, el cual ha sido obedecido por los apóstoles y por todos los ministros que han predicado el Evangelio y han bautizado a todos los que han venido a los Pies de Cristo, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos.
La meta es la Vida eterna, para lo cual hay que nacer de nuevo; por lo tanto, el nuevo nacimiento es la meta que nos coloca en el Reino de Cristo con Vida eterna. El mismo día que San Pedro predicó (el Día de Pentecostés), fueron bautizados como tres mil personas. Es correcto hacerlo en esa forma, porque la meta es que nazcan de nuevo en el Reino de Cristo. Si era correcto en aquel tiempo, sigue siendo correcto en nuestro tiempo, porque de otra forma si no fuera correcto en nuestro tiempo, entonces ellos estaban equivocados y el Espíritu Santo los guió mal; pero Él guía bien a Su pueblo, y a Sus ministros.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Allí yo estaré, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Los que están en otras naciones y han recibido a Cristo en estos momentos, también pueden se bautizados en agua pues donde ustedes se encuentran también hay bautisterios, en todas las iglesias hay bautisterios para bautizar a todos los que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Dejo aquí, al ministro Gabriel para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales. ¿Hay aquí bautisterios? No le había preguntado pero sí tienen bautisterios aquí. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
"UN PUEBLO ESPECIAL PARA DIOS."