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| La nueva creación | 2008-06-29 | 2 | Santiago de Chile | Región Metropolitana | CL | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; es un privilegio grande para mí estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual hemos de leer una Escritura, en la cual esperamos que Dios nos abra las Escrituras, y nos permita entender lo que Él está haciendo en este tiempo final. Vamos a buscar en Segunda de Corintios, capítulo 5 (esa Escritura que es muy importante). Capítulo 5 de Corintios, versos 14 al 21, donde nos dice el gran apóstol San Pablo:
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Tomando estas palabras del apóstol que nos dice:
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es (Verso 17)."
Nuestro tema es: "LA NUEVA CREACIÓN."
A través de la Escritura en el libro del Génesis, encontramos que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza. Primero: la primera parte de ese proyecto divino fue a la imagen de Dios. Por eso encontramos en el Génesis, capítulo 1, que dice, verso 26 en adelante:
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó."
O sea, que la primera parte de este proyecto de crear al hombre a Su imagen y semejanza, la primera parte fue a Su imagen, lo cual significa que Dios creó al hombre primeramente espiritual, o sea, en un cuerpo angelical, como el cuerpo angelical de Dios, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, el cual le aparecía en diferentes ocasiones a diferentes hombres de Dios, como Abraham.
Aquel que le dijo a Abraham: "Sal de tu tierra y tu parentela, a una tierra que yo te mostraré." [Génesis 12:1]. El cual también le apareció como Melquisedec, y en otra ocasión... eso fue cuando regresó de la victoria contra cuatro reyes que pelearon contra Sodoma, Gomorra, y demás ciudades que rodeaban esas ciudades, y se llevaron cautivos también a Lot y su familia (eso fue en el capítulo 14 del Libro Génesis). Luego en el capítulo 17 y 18, encontramos la visita de Dios a Abraham.
Dios viniendo a Abraham en ese capítulo 18, le aparece Dios con dos ángeles, los cuales son Miguel y Gabriel, comen con Abraham, hablan con Abraham, y Dios les confirma la promesa a Abraham de que tendrá el hijo que Él le prometió, y que lo tendrá por medio de Sara. Ya Abraham tenía noventa y nueva años, y Sara ochenta y nueve años. ¿Esperaría usted teniendo noventa y nueve años, y su esposa ochenta y nueve años, un hijo? Pero Abraham lo esperaba porque Dios lo prometió, y es poderoso para cumplirlo.
Por lo tanto, Abraham estaba muy feliz, le ofreció a Dios, a Elohím, le ofreció una ternera, un ternero preparado, y también pan, y también queso, mantequilla, y así por el estilo, una buena comida, un buen almuerzo para un visitante muy especial; y comieron con Abraham, y allí le confirmó Dios a Abraham la promesa del hijo que Él le había prometido.
Luego, dos de esos ángeles que le acompañaban, los dos ángeles que le acompañaban a Dios, se van hacia Sodoma, donde estaba Lot, pero Dios se quedó con Abraham. Recuerden que están en cuerpos angelicales. La clase de cuerpo que Dios le dio a Adán antes de darle un cuerpo físico, el cual más adelante Dios creó del polvo de la tierra, como nos dice en Génesis capítulo 2.
Ahora, recuerden que el hombre primeramente vino a ser angelical, o sea, en cuerpo angelical. Un espíritu es un cuerpo pero de otra dimensión. Por eso cuando se habla del Espíritu Santo, se está hablando de Cristo en Su cuerpo angelical, se está hablando del Ángel del Pacto, del Ángel de Dios.
Y ahora, en Génesis, capítulo 2, es que Dios le da a Adán un cuerpo físico, y dice, capítulo 2, verso 7 en adelante:
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente (fue el hombre un ser viviente en este planeta Tierra, y a él le dio Dios autoridad sobre todo lo que aquí, había Dios creado en este planeta Tierra)."
Y ahora, encontramos que el hombre, aun antes de tener su cuerpo físico, ya había recibido la autoridad sobre el planeta Tierra. Vean, aquí cuando le dio el cuerpo angelical, dice:
"Y creó Dios al hombre (eso está en el capítulo 1, verso 27)...
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra."
Y aquí le da para que sea señor: "Señoread." Sea señor, sea rey sobre los peces, las aves, las bestias, sobre todo. Adán, en ese cuerpo angelical, estaba como el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios que también está en cuerpo angelical, y el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice:
"Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy."
¿Cómo era Jesús antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, que le aparecía a Adán, le apareció también a Noé, y a otros antes que Noé, y también le apareció a Abraham, a Isaac, a Jacob, le apareció también a Moisés; ese ángel es Cristo en Su cuerpo angelical, puede aparecer y puede desaparecer, esa es la clase de cuerpo que tienen los ángeles, y por consiguiente en esa dimensión fue que Dios creó primeramente al ser humano.
Por lo tanto, el ser humano es un extraterrestre. Cuando Dios le da el cuerpo físico es que viene a ser terrestre. Pero mientras estaba en su cuerpo angelical era un extraterrestre, porque no tenía cuerpo de esta dimensión terrenal, sino de otra dimensión. Por eso no tenemos que tener miedo, temor a los extraterrestres, pues están en cuerpos de otra dimensión.
Y ahora, Adán ya con el cuerpo terrestre, viene a ser un hombre terrenal o terreno, y tenía poder sobre toda la creación terrenal que estaba en este planeta Tierra. Podía hablar a los árboles, para que se movieran de un lugar a otro, y se movían; de lo mismo que Jesús habla en *San Mateo, capítulo 17 [verso 20], donde dice que el que tenga fe como un grano de mostaza podrá decir a este monte, dice: "Pásate de aquí allá," y se pasará, y nada será imposible; o sea, que podrá hablar la Palabra creadora y se cumplirá lo que la persona diga.
Y ahora, el ser humano tenía paz, y por consiguiente era feliz, hasta que entró el pecado y murió el ser humano, pues Dios le había dicho: "El día que comas del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día morirás." [Génesis 2:17]. En palabras claras que las podamos comprender.
Y cuando comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, lo cual ya ustedes saben lo que significa, murió. Pero la historia bíblica nos dice que Adán vivió novecientos* treinta años. ¿Pero cómo se entiende que Dios le dijo que moriría, y después siguió viviendo, y vivió hasta novecientos* treinta años? Eso está por el capítulo 5 del Génesis. Vamos a verificarlo para que lo puedan leer cuando estén en sus hogares, capítulo 5, verso 5:
"Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió."
¿Y no murió cuando pecó? Claro que murió, él tenía Vida eterna juntamente con Eva, y murieron a esa Vida eterna, y solamente les quedó vida temporal que se le acabó a Adán a los novecientos treinta años; y la herencia de vida que le dejó a su descendencia fue una vida temporal, que se le acaban a las personas a cierta edad. Antes vivían novecientos y algo de años como Adán, y como Matusalén que vivió novecientos sesenta y nueve años; y otros que vivieron muchísimos años, como también Noé.
Pero luego del diluvio, vean ustedes, encontramos que Noé vivió cientos de años, pero después fue acortándose la vida de las personas, y ha continuado acortándose la vida de las personas.
Abraham vivo unos ciento setenta y cinco años, luego Jacob vivió como ciento cuarenta y siete años, y así por el estilo fueron viviendo menos cantidad de años, Moisés: ciento veinte años; y así por el estilo. Pero lo importante no es la cantidad de años que la persona viva, lo importante es que la persona esté reconciliada con Dios, haya obtenido el perdón de sus pecados, sea limpio de todo pecado.
En el Antiguo Testamento de acuerdo al ritual ordenado por Dios, el sacrificio de expiación por el pecado que se efectuaba el día diez del mes séptimo de a cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, con la promesa profética de que vendría un Redentor, el cual estaba representado en ese macho cabrio de expiación, y también en el otro macho cabrio, sobre el cual el sacerdote (sumo sacerdote) colocaba sus manos, y colocaba los pecados, confesaba los pecados del pueblo, y lo enviaban lejos por el desierto. Esos dos machos cabrios: uno por Jehová o por el Señor, y el otro por Azazel, representan a Cristo.
Y ahora, ese sacrificio es tipo y figura del Sacrificio del Mesías Príncipe que efectuaría en Su Primera Venida, y por consiguiente el Sacrificio de Expiación por el ser humano, bajo el nuevo Pacto, sería el Sacrificio del Mesías Príncipe que moriría al tomar los pecados del pueblo, moriría por el pueblo a causa de los pecados del pueblo, se hizo pecado por nosotros, y la paga del pecado es muerte, tenía que morir para que nosotros podamos vivir eternamente.
Y ahora, así como por medio del primer Adán viene una raza, una familia, la familia humana pero mortal, por medio de Cristo el Segundo Adán viene una familia celestial, la familia de Dios, los hijos e hijas de Dios que tenían que venir a la Tierra con cuerpos eternos; pero por causa del pecado han tenido que venir en cuerpos mortales, y hacer contacto con la Vida eterna recibiendo a Cristo como Salvador, que es la Vida eterna, que es el Árbol de la Vida, y así comer del Árbol de la Vida, para obtener la Vida eterna; y así obtener la nueva creación, o ser parte de la nueva creación, obtener el nuevo nacimiento, nacer a una nueva vida, a la Vida eterna en la Familia de Dios.
Y ya van dos mil años de Cristo hacia acá, que ha estado naciendo en el Reino de Dios, la familia de Dios, los hijos e hijas de Dios que vienen por medio del Segundo Adán, y por cuanto vienen por medio del Segundo Adán, obtienen una Vida eterna.
Es Vida eterna la que recibe la persona al recibir a Cristo como Salvador, ser bautizado en agua en Su Nombre, recibir el Espíritu de Cristo, y así obtener el nuevo nacimiento, nace a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; y por consiguiente es un descendiente del segundo Adán, de Cristo, como miembro del Cuerpo Místico de Cristo. Primero nacimos en esta Tierra como descendientes de Adán, pero al nacer de nuevo hemos nacido como descendientes del segundo Adán, que es Cristo.
Y ahora miren, de etapa en etapa, en la descendencia de Adán, encontramos los patriarcas que han sido los instrumentos de los cuales han venido esos descendientes de Adán; pero la cabeza fue Adán.
Y ahora, en la nueva raza, la nueva creación, la cabeza es Cristo, y la cabeza de Cristo: Dios.
Y ahora, en esta nueva raza de etapa en etapa han estado naciendo millones de hijos e hijas de Dios con Vida eterna en el Reino de Dios. Recuerden que Cristo dijo: "Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco como el Padre me conoce, y Yo les doy Vida eterna." [San Juan 10:27].
Es Cristo el que produce el nuevo nacimiento en cada individuo, y por consiguiente viene a formar parte de la nueva creación, de una nueva raza que Dios está creando. Para que lo entiendan más claro: es una nueva raza con Vida eterna, la cual así como lo primero que Dios le dio a Adán fue el cuerpo angelical, lo primero que Dios en ese programa de la nueva raza, lo primero que le da es el cuerpo angelical: reciben el espíritu de Cristo, el Espíritu del Segundo Adán.
Y luego en el Día Postrero, a la final Trompeta, o sea, en el tiempo en que se esté tocando la Trompeta final, que es la gran Voz de Trompeta, con la cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios de entre los gentiles, y también los descendientes hebreos, los escogidos de las doce tribus de Israel (doce mil de cada tribu, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos), en el tiempo en que esa Trompeta final, que es la Voz de Dios hablando, trayendo el mensaje final, en ese tiempo, es que va a ocurrir la resurrección de los muertos en Cristo, y la transformación de los vivos en Cristo que estarán en esta Tierra; y entonces es que recibirán el cuerpo fisco, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado del segundo Adán, o sea, de Jesucristo; y entonces todos serán inmortales, tendrán Vida eterna física también.
Pero primero reciben la Vida eterna espiritual al recibir el cuerpo angelical, y por consiguiente ya tienen Vida eterna. Pero la Vida eterna física no la tienen, porque el cuerpo todavía pertenece a la creación del primer Adán, y por consiguiente es mortal, porque recibió la muerte cuando Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén.
Por lo tanto, nuestra esperanza está en el segundo Adán, y todo el proyecto de Vida eterna que Dios ha encomendado en las manos del segundo Adán. Por esa causa es que Dios por medio de Cristo ordenó que se predique el Evangelio a toda criatura, y en todo el mundo: "Para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna;" [San Juan 3:15] y por consiguiente venga a formar parte de la Familia de Dios, de esa nueva creación, de esa descendencia del segundo Adán, que de edad en edad encontramos a esos grandes patriarcas como los apóstoles, y como cada mensajero de cada edad a través de los cuales Cristo ha estado, por medio de Su Palabra creadora, engendrando hijos e hijas de Dios.
San Pablo decía: "Yo os he engendrado por medio de Cristo." [Primera de Corintios 4:15] Por lo cual él los podía llamar: "Sus hijos," porque el mensajero de cada edad es el patriarca, el padre de familia de cada edad. Y por la Palabra creadora que Cristo manifiesta a través de ese mensajero trae a Vida eterna los escogidos de cada edad; y por consiguiente cada mensajero con su grupo, en el Reino del Mesías, y luego en la eternidad tendrá un reino. Cada mensajero vendrá a ser un rey con su gabinete administrativo que son los escogidos de su edad; San Pablo con su grupo, y cada mensajero con su grupo.
Por esa causa es que cuando un mensajero va al Paraíso, no va donde están todos los de todas las edades, sino que va al grupo al cual el es mensajero. Él es reunido a su grupo, a su pueblo, y ahora... aunque estén en la misma dimensión: la sexta dimensión, la dimensión del Paraíso; y todo lo que allí esté, después se va a materializar en la Tierra en el Reino milenial del Mesías, eso es para los miembros de esa nueva creación, esa creación con Vida eterna de hijos e hijas de Dios.
Y miren ustedes una cosa muy importante: cuando Dios le dijo a Abraham que mirara al Norte, al Sur, al Este, al Oeste, y que todo lo que él estaría viendo, Dios se lo daría a él. Y también encontramos en ese pasaje bíblico [Génesis] del capítulo 13, verso 14 al 17, dice:
"Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia (y eso es por decreto divino que no se puede hacer nada ahí, Dios lo decretó así, y así Dios hará que se cumpla)...
Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.
Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré."
Y ahora, lo manda entonces ¿a qué? A caminar; y Abraham, removió su tienda, su carpa, a otro lugar. Dice:
"Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová (o sea, al Señor, al Eterno)."
Y Abraham, vean ustedes caminaba de un lugar a otro, ¿por qué? Porque Dios le dijo que fuera por toda la tierra, que fuera por toda la tierra a lo largo y a lo ancho, ¿por qué? Porque todo lo que pisaría sería para él y para su descendencia.
Y vean ahora, en Deuteronomio lo que dice, capítulo 11, verso 24 dice (le dice Moisés al pueblo)... verso 23 en adelante para que tengan el cuadro claro. Dice:
"Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros.
Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Eúfrates hasta el mar occidental será vuestro territorio (o sea, que ya está marcado el territorio por Dios, y Moisés le da a conocer nuevamente cuál es el territorio)."
Y también en Josué capítulo 1, y aquí es Dios hablándole, verso 2 en adelante, dice:
"Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie."
Y si Dios así lo dijo, así tiene que ser. Nadie puede decir que tiene que ser de otra forma, tiene que ser como Dios dijo que sería.
Y ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con el Cristianismo? Vamos a ver. El pueblo tenía que caminar, porque todo lo que pisare la planta de sus pies, sería de ellos. Y esa costumbre también yo la tengo, y la tenemos nosotros también; y ustedes pueden notar en el reverendo misionero Miguel Bermúdez Marín esa costumbre, él también es descendiente hebreo.
Y él cuando quiere comprar un lugar, él aun antes de averiguar el precio y aun antes de hablar de negocio, da la vuelta por el lugar, camina por el lugar basado en esas Escrituras; y luego habla de negocio con la persona, lucha el precio, porque nunca la persona pide exactamente lo que quiere, sino un poquito más; y eso lo sabe todo el mundo, y más los que fueron a Israel y a Egipto, donde algunas veces pedían cincuenta pesos (de las monedas de ellos), y algunas veces hasta en diez a lo último se sacaba, o hasta en cinco algunas personas sacaban los productos. Esa es la ley del regateo que existe en el Medio Oriente. Y el que no la conoce, pierde; el que la conoce más bien, gana.
Y ahora, cuando vamos a comprar un terreno para un auditorio también hacemos lo mismo, caminamos sobre todo el terreno, creyendo que ya es nuestro. Luego, la negociación es secundaria.
Ahora, en estos días no sé si han notado que Israel tiene (vamos a decir), la campaña de caminar (de las caminatas); eso es lo mismo, estén conscientes o no estén conscientes, pero ahora yo les voy a mostrar algo aquí en Romanos, capítulo 4, verso 13:
"Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo (¡ah, entonces no es solamente de aquel territorio pequeño, sino del mundo!), sino por la justicia de la fe."
Entonces, no es solamente caminar aquel pedacito de terreno, aquel solamente es el Distrito Federal con la capital Jerusalén, pero el resto del mundo, al cual conforme a la promesa divina es herencia ¿de quién? Vamos a ver, Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice:
"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (fue por medio de Cristo en Su cuerpo angelical que Dios creó el Universo. ¿Y para quién? ¿Quién es el heredero? Cristo, el Mesías);
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia (¿cuál es la imagen de Dios? Cristo en Su cuerpo angelical), y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas."
Por eso podía decir: "Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra." [San Mateo 28:18]. Él es el Rey en el Cielo y en la Tierra, el que se sentó en el Trono de Dios, con Su cuerpo glorificado.
Y ahora, en el capítulo 1, verso 14, dice:
"¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?"
Esos espíritus ministradores, estos espíritus que están en los mensajeros, o sea, ángeles mensajeros que vienen en cuerpos físicos, como los mensajeros correspondientes a cada tiempo, a cada edad.
Y ahora, nos vamos a Gálatas, capítulo 3. Vamos a ver lo que nos dice Gálatas, capítulo 3, versos 6 y 7. Dice:
"Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham."
Por lo tanto, son caminantes también. Luego también en el capítulo 4, versos 6, dice:
"Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!"
Abba quiere decir: "Padre." Abba, o sea, Padre. Y también este mismo capítulo 4, verso 26, dice:
"Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús."
Y ahora, la nueva creación son los hijos e hijas de Dios, y por la fe en Cristo, el segundo Adán, son hijos de Abraham. Abraham el que tuvo la promesa de ser el heredero del mundo; y ahora Cristo es el heredero no solamente del mundo, sino de toda la creación.
Y ahora, estos hijos de Abraham son los creyentes en Cristo aquí mencionados que han estado viajando por el mundo entero llevando el Evangelio, y millones recibiendo el Evangelio y creyendo, y han estado caminando por el mundo entero, han estado pisando el planeta Tierra completo. Esos son los herederos, los herederos del mundo entero con Cristo, el Rey del universo que también estará reinando sobre el planeta Tierra.
Vean, aquí San Pablo hablándonos de esto tan hermoso nos dice en Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante, dice:
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados."
Y ahora, han recibido el espíritu ¿de qué? De adopción todos los herederos, todos los miembros de esta nueva creación, descendientes de Dios por medio del segundo Adán.
Y ahora, al recibir el espíritu de adopción van a ser adoptados, son adoptados primeramente espiritualmente al recibir el Espíritu de Cristo, obtienen el cuerpo angelical, ya tienen el espíritu de adopción, y luego recibirán el cuerpo físico glorificado, que será la adopción física, la redención del cuerpo. Tan simple como eso. Son las personas más privilegiadas del planeta Tierra, pertenecen al Reino celestial, pertenecen a la nueva raza con Vida eterna que Dios ha estado creando por medio del segundo Adán en el programa de redención divina.
Vean, aquí en el capítulo 8 mismo, nos dice que la creación misma está esperando, clamando por la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, o sea, la manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos, cuerpos glorificados como el cuerpo glorificado del Señor, dice verso 21 en adelante de este mismo capítulo 8 de Romanos:
"Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo."
O sea, nuestra transformación, para tener el cuerpo eterno y glorificado, juntamente con los muertos en Cristo que resucitarán en cuerpos eternos, cuerpos glorificados, cuerpos inmortales, y jóvenes para toda la eternidad. Y ahí, usted y yo también seremos jóvenes para siempre, para toda la eternidad, inmortales. Esos son los miembros del Reino de Dios: los hijos e hijas de Dios, los miembros de la Familia de esa nueva creación, de la cual la cabeza, el primero, es Cristo. Él es nuestro hermano mayor.
Vean aquí también en el capítulo 2 de Efesios, versos 19 en adelante, dice:
"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu."
Estos son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, de ese Templo espiritual, y también como individuos esas personas son un Templo de Dios. Así como Jesucristo dijo: "Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré." [San Juan 2:18-21]. Estaba hablando de Su cuerpo como templo de Dios. Cada creyente en Cristo, es como individuo, un templo en donde está el Espíritu de Dios morando acá en el alma, que es el lugar santísimo de la persona, como Templo de Dios.
Y ahora, "LA NUEVA CREACIÓN."
La nueva creación a la cual yo pertenezco. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Conforme al Programa Divino, usted que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, puede entrar al programa de Dios, de redención, para venir a formar parte de la Familia de Dios, venir a formar parte de esta nueva creación, de la cual Cristo es la cabeza. Cristo es el primero, y también el creador de esa nueva raza, porque Él es el segundo Adán.
En Él todos nosotros estábamos, así como en un grano de trigo están no solamente una planta de trigo, sino muchas plantas de trigo, y también muchos granos de trigo; pero bajo un programa que hay en la agricultura, pues ese grano de trigo es sembrado, nace una planta, produce muchos granos de trigo, luego esos granos de trigo pueden sembrarse, y nacen más plantas de trigo, y muchos granos de trigo más aparecen, y así son millones los granos de trigo.
La Iglesia es la planta de trigo, y los granos de trigo que tiene esa planta son los hijos e hijas de Dios, son los miembros de esa nueva creación.
Si hay alguno que todavía no ha nacido en la Familia de Dios, no ha nacido en la planta de trigo como un grano de trigo, como un hijo e hija de Dios, puede hacerlo recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, porque ese es el programa de redención en el Reino de Dios. Para obtener así la Vida eterna, y así realmente tener futuro, no hay futuro fuera de Cristo.
Vamos a dar unos minutos para que toda persona que aun no ha recibido a Cristo Salvador lo pueda hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone con Su Sangre, le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento.
Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. El propósito de nuestra vida aquí en este planeta Tierra es que escuchemos la predicación del Evangelio de Cristo, lo recibamos, y seamos lavados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Para eso es que estamos viviendo aquí en la Tierra, para así poder confirmar nuestro lugar en la Vida eterna, para así nacer en esta nueva creación como un hijo o una hija de Dios.
San Pedro en su primera carta, en el capítulo 1, verso 2, dice:
"Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas."
Estamos aquí en este planeta Tierra para obedecer la predicación del Evangelio de Cristo, recibir a Cristo como Salvador y ser rociados con la Sangre de Jesucristo, y limpiados así de todo pecado. Tan simple como eso. Estamos aquí para hacer contacto con la Vida eterna, y así confirmar nuestro lugar en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; y no podemos dejar pasar esa oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Cristo.
Dice el apóstol San Juan en su primera carta, capítulo 5, verso 10 en adelante:
"El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo."
El que quiere Vida eterna tiene que comprender que la Vida eterna está en Jesucristo. Recuerden que él dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí." (San Juan, capítulo 14, verso 6).
El que tiene al Hijo, tiene la Vida, o sea, el que ha recibido a Cristo como Salvador tiene la Vida eterna. El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. La persona puede decir: "Sí, yo tengo la vida." Pues lo que tiene es una vida temporal, no la Vida eterna. La Vida eterna no la tiene ninguna persona, a menos que haya recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Y antes que se le acabe la vida terrenal a la persona, pues debe recibir a Cristo como Salvador para que obtenga la Vida eterna, y por consiguiente pueda volver a la Tierra en un cuerpo eterno cuando termine su vida terrenal, y pueda en la resurrección de los muertos en Cristo regresar a la Tierra con un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo eterno y glorificado, y joven de Jesucristo. Sigue diciendo:
"Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (¿qué tienen las personas que han recibido a Cristo? Vida eterna), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios."
Tan simple como eso. También mientras llegan las demás personas, y en los demás países continúan viniendo a los Pies de Cristo, les voy a leer otro pasaje aquí, en San Juan, capítulo 3, dice (verso 16):
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
El propósito de creer en Cristo es obtener la Vida eterna. Y luego en el mismo capítulo 3, verso 36, dice:
"El que cree en el Hijo tiene Vida eterna; pero el que rehúsa a creer en el Hijo no verá la vida (el que rehúsa creer en el Hijo de Dios, en Cristo, ¿qué? No verá la Vida eterna), sino que la ira de Dios está sobre él."
La única forma de escapar de la ira de Dios es creyendo en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador. También nos dice el mismo Cristo en el capítulo 5, verso 24 de San Juan:
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida."
Eso es lo que está dicho para todo ser humano. El que cree en el Hijo de Dios, en Jesucristo, y escucha Su Palabra tiene Vida eterna: "Y no vendrá a condenación," no va a ir al juicio final para ser condenado (ser juzgado, y condenado), sino que ya pasó de muerte a vida, tiene Vida eterna.
La raza humana desde que pecó murió al a Vida eterna, y a través de la predicación del Evangelio de Cristo se ha estado predicando a los muertos, a los que murieron a la Vida eterna para que haya una resurrección a la Vida eterna.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre, y es levantado de las aguas bautismales, la persona nace, resucita a la Vida eterna; una resurrección ocurre en la persona, ha resucitado a la Vida eterna. Por eso dice la Escritura: "Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo." [Efesios 5:14].
Y ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay para los seres humanos, la bendición expresada por medio del Evangelio de Cristo, las buenas nuevas, las buenas noticias de salvación y Vida eterna para todo ser humano.
Vean aquí en San Mateo, capítulo 10, verso 32 al 33, lo que Cristo dice:
"A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos." (San Mateo, capítulo 10, verso 32 al 33).
Si lo negamos, Él nos negará; si lo confesamos delante de los hombres como nuestro único y suficiente Salvador, Él nos confiesa delante del Padre Celestial, y nos da la entrada a Su Reino eterno.
Todavía si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede pasar al frente de los que están aquí presentes, y también de los que están en otras naciones conectados a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes auditorios, en diferentes lugares de reunión.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies Cristo. Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo puede venir, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para usted también. Es un asunto de Vida eterna.
Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno. Siempre un seguro es importante en la vida, y más cuando la persona no sabe que va a ser de su vida; con más razón necesita un seguro. Y nosotros, todos, necesitamos el seguro de Vida eterna que solamente lo tiene y lo otorga Jesucristo, el cual tiene la exclusividad de la Vida eterna; y así nos asegura el futuro eterno.
Vamos a levantar nuestras manos a Dios, a Cristo, para orar; y todos con nuestros ojos cerrados, los que están presentes y los que están en otras naciones, y los que han venido a los Pies de Cristo (que están aquí presentes o en otras naciones), repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Palabra y nació tu fe en mi corazón; creo en Ti con todo mi corazón, creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano; y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos. Reconozco que soy pecador, y necesito un Salvador.
Señor, me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu, y cuerpo, dando testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre; y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Señor, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, Él les ama, y ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.
Por cuanto ustedes escucharon la predicación de Su Evangelio, nació la fe de Cristo en vuestra alma, y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." [San Marcos 16:15-16].
Ustedes me dirán: "Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, porque creí en Él. Ahora me falta ser bautizado en agua en Su Nombre, y quiero saber cuándo me pueden bautizar, pues quiero ser bautizado lo más pronto posible." El bautismo en agua es un mandamiento del Señor. El agua no quita los pecados, es la Sangre de Jesucristo, pero es un mandamiento del Señor en el cual la persona se identifica con Cristo en su muerte, sepultura, y resurrección.
Por lo tanto, el bautismo en agua es tipológico, cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Ese es el simbolismo del bautismo en agua en el cual la persona se identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección, y es un mandamiento del Señor que ha estado siendo obedecido por los apóstoles, y por todos los ministros que han estado predicando el Evangelio de Cristo; y las personas que han venido a los Pies de Cristo, han estado siendo bautizadas en agua en el nombre del Señor Jesucristo, y así continúa siendo en este tiempo final. Cristo les bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y producirá en ustedes el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y entren a formar parte de la nueva creación. La nueva creación de la Familia de Dios, de esta nueva raza con Vida eterna que heredará con Cristo el planeta Tierra, y reinará con Cristo por el milenio y por toda la eternidad.
Le pregunto al doctor Lara si hay agua... hay agua. ¿Y está fría? Está calientita, está tibia. Le pregunto para que sepan que no está fría, y pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Es muy importante que en todos los lugares en donde el agua se pone fría, tengan así esa cortesía, y ese cuidado de tenerla tibia, para que así sea mejor para las personas que son bautizadas.
Bueno, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la nueva raza, la nueva creación de seres humanos, de personas que obtendrían la Vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y que vendrían a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Continúen pasando todos una noche llena de las bendiciones del Cielo, las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo al reverendo doctor Patricio Lara, para que a continuación les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, los que han recibido a Cristo como Salvador.
Y en cada nación, en cada país, dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
"LA NUEVA CREACIÓN."