obsidian/es/conferencias/2008/06/spa-2008-06-22-1-la_fiesta_...

53 KiB
Raw Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
La Fiesta de las Trompetas 2008-06-22 1 Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos dí­as, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones, conectados con el satélite Amazonas o por internet.

Que las bendiciones del Eterno, Creador de los Cielos y de la Tierra, sean sobre todos ustedes.

Para esta ocasión, leemos un pasaje muy conocido que se encuentra en San Mateo, capí­tulo *24 [verso 30] en adelante, donde nos dice el profeta Jesús de la siguiente manera, en este mensaje profético que Él estuvo allí­ predicando:

"Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

Así­ también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. "LA FIESTA DE LAS TROMPETAS."

Este pasaje que hemos leí­do, está ligado a una de las fiestas hebreas que fueron dadas al pueblo hebreo por Dios, a través del profeta Moisés, porque todo el Programa Divino fue mostrado, reflejado en esas fiestas que fueron dadas al pueblo hebreo; y por consiguiente, estas fiestas en su cumplimiento profético, tienen un impacto muy grande sobre el pueblo hebreo, sobre todo el Medio Oriente y sobre toda la humanidad.

Por ejemplo, tenemos la Fiesta de la Pascua, la cual cada año el pueblo hebreo la conmemora, lo cual es una conmemoración de la Pascua que fue efectuada por el pueblo hebreo allá en Egipto, el dí­a en que Dios les ordenó sacrificar un cordero de un año, sin defecto, y colocar la sangre de ese cordero en la puerta de cada hogar hebreo, para la preservación de la vida de cada primogénito que viví­a en ese hogar; pues en un hogar podí­a estar un primogénito o dos primogénitos. ¿Cómo puede ser esto? Y hasta tres también. El hijo primogénito, y si el padre era primogénito, ya son dos, y si viví­a todaví­a el abuelo y estaba viviendo allí­, ya son tres.

Y solamente la sangre aplicada en la puerta de cada hogar hebreo, libraba al primogénito que estaba dentro de ese hogar, en la noche en que Dios pasarí­a por Egipto y el ángel de la muerte herirí­a a todos los primogénitos. El pueblo hebreo recibió la revelación de cómo evitar la muerte de los primogénitos, la cual le fue dada al profeta Moisés, y Moisés la dio al pueblo. Cada padre de familia vino a ser un sacerdote, pues cada padre de familia sacrificó el cordero pascual.

Y ahora, encontramos que eso parecí­a ser extraño para muchas personas, pero era el Programa Divino para la preservación de la vida de los primogénitos hebreos, los cuales más adelante, Dios dice: "Todo primogénito es mí­o." [Éxodo 13:2]. No solamente los primogénitos de los hebreos, de los seres humanos, sino los primogénitos de los animales también. En lugar de los primogénitos, Dios dio a los levitas para ocupar el lugar de los primogénitos; y fue pagado un precio en plata por los primogénitos (para eso fue luego que ya habí­an pasado el Mar Rojo).

Y ahora, si los primogénitos son los más importantes en medio del pueblo y luego son dados los levitas en lugar de los primogénitos, para que sean los que sirven en el tabernáculo y luego en el templo, nos muestra esto que en el Templo celestial de Dios, los primogénitos de Dios ocupan el lugar de sacerdotes; porque ese es el lugar de los primogénitos, y por esa causa todos los creyentes en Cristo son Sacerdotes y son Reyes de ese Reino divino celestial; son Reyes y Sacerdotes según el Orden de Melquisedec, en el Reino celestial y en el Templo celestial; y también son Jueces, son miembros de las Corte celestial, por eso los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles (eso lo dice el apóstol San Pablo en Primera de Corintios, capí­tulo 6, verso 1 en adelante).

Y ahora, la vida de los primogénitos es protegida por la sangre del cordero pascual; y por cuanto allá se estaba llevando a cabo el tipo y figura de lo que más adelante para una nueva dispensación se aplicarí­a a los hijos e hijas de Dios del Cielo, aquello siendo el tipo y figura, funcionó para el pueblo hebreo.

La liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto es tipo y figura de la liberación de los hijos e hijas de Dios del reino de las tinieblas, del cual serí­an liberados o libertados y trasladados al Reino del Hijo de Dios, del Mesí­as; y eso serí­a el segundo éxodo, para la cual se requerí­a un cordero pascual; y todo esto estaba reflejado allá en el cordero pascual que fue sacrificado el dí­a catorce del mes de Abib allá en Egipto; y luego era conmemorado cada año en la misma fecha.

Esa conmemoración hablaba o recordaba, la liberación del pueblo hebreo (lo que allá sucedió), y lo que allá sucedió para esa liberación y para la preservación de la vida de los primogénitos; y en el sentido profético, estaba señalando que vendrí­a un hombre, el cual serí­a el Mesí­as, y que como Cordero de Dios morirí­a para la preservación de la vida de los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Ahora, vean en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, sellado con Siete Sellos, el libro que aparece en Apocalipsis, capí­tulo 5; capí­tulo 6 también; capí­tulo 8 también; y Apocalipsis, capí­tulo 10. En esos sellos están escritos los nombres de los primogénitos en el Cielo. Y por eso nos habla en Hebreos, capí­tulo 12 [verso 23]: "Los primogénitos escritos en el Cielo."

Y ahora, en la Tierra tení­an que venir esos primogénitos en cuerpos mortales, corruptibles, temporales, para hacer contacto con el Cordero de Dios y Su Sangre ser aplicada en el alma, en el corazón de cada primogénito y así­ ser sellado con la vida de la sangre, que es el Espí­ritu Santo para la preservación de la vida de esos primogénitos, y sellados para el dí­a de la redención, conforme a las palabras de San Pablo, en Efesios, capí­tulo 4, verso 30, que dice:

"Y no contristéis al Espí­ritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el dí­a de la redención."

El Espí­ritu Santo es las arras, el pronto pago de nuestra redención; y luego con la transformación de los vivos en Cristo en el Dí­a Postrero, y la resurrección de los muertos creyentes en Cristo en cuerpos eternos, se tendrá la completa redención, la redención del cuerpo también, que será nuestra transformación, en donde obtendremos un cuerpo eterno; y así­ tendremos la plenitud de Dios.

Y ahora, vean ustedes cómo en esa fiesta de la Pascua fue reflejado todo el programa de la primera Venida del Mesí­as, y cómo el Mesí­as como Cordero de Dios morirí­a y Su Sangre luego serí­a aplicada en el alma, en el corazón de cada creyente en Cristo. Por esa causa cuando Juan el Bautista vio a Jesús en San Juan, capí­tulo 1, versos 28 al 36, dijo: "He aquí­ el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo." También él dijo: "Yo no lo conocí­a, pero el que me envió a bautizar, me dijo: 'Sobre quien tú veas al Espí­ritu Santo descender sobre Él, ése es Él." Y Juan dice: "Yo lo vi, al Espí­ritu Santo, descender sobre Él en forma de paloma; por lo tanto, ése es Él."

Juan dio testimonio de Jesús en esa forma. Él dijo: "Él es aquel del cual yo dije que yo no era digno de desatar la correa de su calzado, y el cual es mayor que yo, porque es primero que yo." Y nació después de Juan, como seis meses después, pero era mayor que Juan y primero que Juan. El mismo Jesús dijo en una ocasión: "Antes que Abraham fuera, yo soy." Eso está en San Juan, capí­tulo 8, verso 56 al 58. ¿Cómo era Jesús, cómo era Cristo antes de Abraham? Era nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios. Ese es el Mesí­as Prí­ncipe en Su cuerpo angelical, el que le dio la ley a Moisés, para que Moisés la pasara al pueblo.

Y ahora, podemos ver cómo la fiesta de la Pascua que ha estado siendo conmemorada, recordada por Israel por miles de años, en su fase profética señaló la Venida del Mesí­as y Su muerte como Cordero de Dios. Ya esa fiesta en su aspecto profético ya se cumplió, y el impacto que tuvo sobre Israel y sobre el Medio Oriente y sobre todas las naciones, ha sido muy grande: surgió el Evangelio de Cristo, el Evangelio de salvación, el Evangelio de la paz para el alma del ser humano, el Evangelio de la reconciliación del ser humano con Dios. Fue muy grande el impacto que causó el cumplimiento profético de la fiesta de la Pascua.

También tenemos el cumplimiento profético de los panes sin levadura; y luego tenemos también el cumplimiento profético de la Gavilla mecida, que representa a Cristo resucitado y presentado a Dios, el Padre. Eso también ya se cumplió: Fiesta de la Pascua, Fiesta de los Panes sin levadura, y Fiesta de las Primicias o de la Gavilla mecida; y la Fiesta de Pentecostés, la cual ocurrí­a cincuenta dí­as después de la resurrección de Cristo, o sea, contando desde el dí­a de la resurrección del Mesí­as, o sea, desde el dí­a en que la Gavilla mecida fue presentada y aceptada por Dios, contando desde ese dí­a cincuenta dí­as, el dí­a cincuenta vení­a a ser el dí­a en que se presentaban o se ofrecí­a el nuevo grano a Dios; y esto es el dí­a cincuenta, que es Pentecostés.

Esa fiesta también se cumplió cuando estaban ciento veinte creyentes en Cristo en el Aposento Alto, o sea, en la parte alta de una casa donde ellos estaban; y estaban todos unánimes y juntos allí­, esperando la Venida del Espí­ritu Santo como le habí­a ordenado Jesús antes de ascender al Cielo. Eso está en el libro de los Hechos, capí­tulo 1, verso 1 al 9, cuando Cristo les dice que queden en Jerusalén hasta recibir poder de lo alto: el Espí­ritu Santo. Y les dijo que serí­a no muchos dí­as después de aquel momento, o sea, que era para pocos dí­as.

También en los Evangelios está la orden de Cristo para quedar en Jerusalén, hasta ser llenos del Espí­ritu Santo para luego ser testigos, comenzando en Jerusalén y en el mundo entero.

Por lo tanto, el Dí­a de Pentecostés al ser llenos del Espí­ritu Santo ciento veinte creyentes en Cristo, comenzó la fiesta que tipificaba la Venida del Espí­ritu Santo, o sea, la Fiesta de Pentecostés comenzó en aquella ocasión, y se ha estado viviendo en esa etapa de pentecostés, o sea, etapa donde desde aquel momento en adelante Dios ha estado derramando de Su Espí­ritu Santo sobre toda carne que escucha y recibe a Cristo como único y suficiente Salvador. Por eso Él dijo:

"Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." [San Marcos 16:15-16].

Miren lo que se pierden los que no creen en Cristo: se pierden la salvación y Vida eterna, porque solamente en Cristo está la Vida eterna. Dios le ha dado Vida eterna al ser humano y esa vida está en Jesucristo, y por consiguiente uno tiene que llegar al que tiene la Vida eterna para que Él se la otorgue gratuitamente. Él tiene la exclusividad de la Vida eterna.

Por lo tanto, ninguna otra persona puede salvarlo a usted o a mí­, solamente hay UNO y se llama SEÑOR JESUCRISTO. Él es nuestro Salvador.

Y ahora, desde el dí­a en que fueron llenos del Espí­ritu Santo hasta nuestro tiempo, la fiesta de pentecostés ha estado vigente, porque siguen recibiendo el Espí­ritu de Dios las personas que reciben a Cristo como Salvador, arrepentidos de sus pecados y son bautizados en agua en Su Nombre, y Él los bautiza con Espí­ritu Santo y Fuego, y produce en esas personas el nuevo nacimiento; nacen a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y vienen a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo. Esas son las ovejas que Él buscarí­a, y colocarí­a en Su Redil, de las cuales una cantidad muy grande pertenece a los descendientes de las tribus perdidas de las tribus de Israel.

En la América Latina y El Caribe, hay una multitud muy grande de los descendientes de esas tribus perdidas de Israel, que ni saben que descienden de esas tribus que son llamadas: "Las tribus perdidas de Israel" o "tribus del reino del Norte," encabezadas por la tribu de Efraí­n, que era la tribu que tení­a el cetro del reino del Norte, el cual le fue otorgado a Jeroboam, y Jeroboam era un descendiente de Efraí­n.

Y ahora, tenemos ya cuatro fiestas hebreas que son conmemoradas anualmente por el pueblo hebreo, o sea, que son recordados esos eventos pasados, pero que ya en su aspecto profético se han cumplido en y el Cristianismo: tiene el cumplimiento profético de esas fiestas.

Y ahora, faltan tres fiestas importantes aquí­ de ser mencionadas: tenemos la Fiesta de las Trompetas, de la cual dice Leví­tico, capí­tulo 23, verso 23 al 25:

"Y habló Jehová a Moisés..."

Primero, recuerden también que ese nuevo grano o nuevo fruto que es presentado en la Fiesta de Pentecostés, son los hijos e hijas de Dios, porque Él tipifica con plantas, árboles o frutos, a seres humanos; por ejemplo, tenemos la higuera que representa a Israel, y tenemos la vid que representa a Cristo, y las ramas que representan a los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Cada etapa, cada edad es una rama, con muchos hijos e hijas de Dios (mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios); igualmente la planta de trigo o el grano de trigo representa a Cristo, la planta de trigo representa a la Iglesia, y el fruto: los muchos granos de trigo de la planta de trigo, representan a los hijos e hijas de Dios, miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

En la parábola del trigo y la cizaña, el trigo representa a los hijos e hijas de Dios, los hijos del Reino.

Y ahora, La Fiesta de las Trompetas:

"Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo..."

Y ahora, estamos entrando a un mes que no habí­amos mencionado: el mes séptimo, y por consiguiente ese mes tipifica el séptimo milenio.

"Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes (o sea, el primer dí­a del mes; recuerden que ese es el dí­a y el mes en el cual Israel celebra el año nuevo)... En el mes séptimo, al primero del mes tendréis dí­a de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.

Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová."

Esta Fiesta de las Trompetas que es conmemorada, celebrada cada año en la celebración de año nuevo, es muy importante para Israel, y también para el cristianismo; porque en el aspecto profético nos habla de un tiempo que vendrá, en donde se tocará la trompeta de Isaí­as, capí­tulo 27, verso 13, donde dice: "Y con gran Trompeta." Esa es la Voz de Dios hablando. Veamos capí­tulo 27, verso 12 al 13, dice:

"Acontecerá en aquel dí­a, que trillará Jehová desde el rí­o Eúfrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno.

Acontecerá también en aquel dí­a, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habí­an sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habí­an sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén."

¿Y aquí­ esta gran trompeta qué hará? Juntará a los esparcidos, y a los desterrados en Egipto. Juntará a los descendientes de las tribus del Norte, del reino del Norte, que es la Casa de Israel, de la cual habla la Escritura, y vean ustedes lo que juntará a los escogidos descendientes de la casa de Israel y también de la casa de Judá, será la gran Trompeta que los llamará. Y en Joel también nos habla de un recogimiento que será llevado a cabo, de una restauración, pues la promesa de Dios es que Él restaurará; y si va a restaurar va a colocar en su lugar, la Tierra prometida, a los que fueron esparcidos, y a los que fueron desterrados, los esparcidos de Judá y los desterrados de Israel, del reino del Norte, porque fueron borrados como tribus, desaparecieron como tribu, y fueron asimilados en las naciones donde fueron esparcidos.

Nos dice la Escritura en el capí­tulo 3 de Joel, verso 11 en adelante:

"Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos..."

O sea, que va a llevarse a cabo una reunión pero para una guerra; se van a juntar naciones alrededor de Israel, o sea, naciones del Medio Oriente, con ayuda de otras naciones lejanas. Sigue diciendo:

"... haz venir allí­, oh Jehová, a tus fuertes.

Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí­ me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor."

Esto concuerda también con la parábola que dio Cristo en el capí­tulo 25, verso 31 al 46, donde el Hijo del Hombre se sentará, y serán juntadas toda las naciones delante de Él para ser juzgadas; y unas serán colocadas a Su derecha como el pastor reúne o junta las ovejas. Él juntará todas las naciones, unas a Su derecha, representadas en las ovejas, y otras a Su izquierda representadas en cabritos, y traerá, dictará el juicio sobre ellas; hablará bendiciones para unas y juicios para otras. Las que recibirán el juicio dejarán de existir, no entrarán al reino milenial, las que recibieron la bendición entrarán al Reino del Mesí­as. Sigue diciendo:

"Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.

Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el dí­a de Jehová en el valle de la decisión (o sea, el dí­a de venganza del Dios nuestro, el dí­a ardiente como un horno, el tiempo de la gran tribulación).

El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

Y Jehová rugirá desde Sión, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel."

Esto es lo que está profetizado para suceder, de lo cual también da testimonio el espí­ritu de Dios por medio del profeta Zacarí­as en el capí­tulo 12 y capí­tulo 14 también. Por ejemplo: tenemos en el capí­tulo 10 y el capí­tulo 13 de Zacarí­as (y el 12)... vamos a ver aquí­, siendo que está hablado del juicio que Dios efectuará, vean en el capí­tulo 12, verso 4 en adelante, dice:

"En aquel dí­a, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.

Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios.

En aquel dí­a pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.

Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.

En aquel dí­a Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios..."

La casa de David como Dios, ¿por qué? Porque Dios estará en el Mesí­as Prí­ncipe, y por consiguiente ahí­ estará Dios en medio de Su pueblo, dice:

"...y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.

Y en aquel dí­a yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén."

O sea, que no es buen negocio hacerle la guerra a Israel, no es buen negocio hacerle la guerra a Jerusalén, lo mejor es hacer buenos tratos, tener buena amistad con Israel, tener buenos sentimientos con Jerusalén; porque todo el que esté en contra de Israel y de Jerusalén, dice Dios que lo va a destruir, pues la Escritura dice: "El que te bendiga, será bendito; el que te maldiga, será maldito." [Números 22:6]. Esa bendición pasó de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, de Jacob a los patriarcas y de los patriarcas al pueblo hebreo. Sigue diciendo:

"Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espí­ritu de gracia y de oración; y mirarán a mí­, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito."

O sea, que Dios va a tratar con la casa de David, y con los moradores de Jerusalén, y va a derramar espí­ritu de gracia y de oración para buscar a Dios; y en el capí­tulo 13, verso 1, dice:

"En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia."

La fuente abierta encontramos que fue abierta en la Cruz del Calvario con la muerte de Jesús, como el Sacrificio de Expiación por el pecado, para con Su sangre limpiar al ser humano de todo pecado; fue hecho el Sacrificio de Expiación por el ser humano en la Cruz del Calvario.

Luego en el capí­tulo 14, verso 1, dice:

"He aquí­, el dí­a de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.

Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.

Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el dí­a de la batalla.

Y se afirmarán sus pies en aquel dí­a sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los dí­as de Uzí­as rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos."

Ya esto es al final de la gran tribulación, en donde vienen el Señor con Su Iglesia (todos los santos), viene de las Bodas del Cordero en el Cielo para establecer Su Reino en la Tierra, y por consiguiente viene con todo el poder del Cielo investido como Rey de reyes y Señor de señores. Sigue diciendo:

"Y acontecerá que en ese dí­a no habrá luz clara, ni oscura.

Será un dí­a, el cual es conocido de Jehová, que no será ni dí­a ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.

Acontecerá también en aquel dí­a, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.

Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel dí­a Jehová será uno, y uno su nombre."

O sea, que nos está hablando aquí­ del reino milenial del Mesí­as, en donde el Señor será Rey sobre toda la tierra de Israel, sobre todo el Medio Oriente y sobre todo el planeta Tierra, porque Su Reino será un imperio mundial, el imperio más grande y más importante que haya existido en la Tierra: ese será el imperio del Mesí­as en donde la paz vendrá para Israel, para todo el Medio Oriente y para todas las naciones, porque el Mesí­as Prí­ncipe es el Prí­ncipe de paz.

"Y en aquel dí­a el Señor será uno, y uno Su Nombre." Por lo tanto, el monoteí­smo será el que estará establecido en ese Reino como la verdadera forma de creer en Dios, y servir a Dios.

Y ahora, eso corresponde al milenio, y eso corresponde a la Fiesta de las Cabañas o Fiesta de los Tabernáculos, que es la séptima fiesta (que viene después de la gran tribulación). Pero antes de eso viene la quinta fiesta, que es la Fiesta de las Trompetas, y luego la Fiesta de la Expiación. La expiación es Cristo, fue efectuada esa expiación en la Cruz del Calvario, pero Israel como nación no creyó, no recibió esa fiesta.

Por lo tanto, esa fiesta para Israel está para ser reconocida para tener la fiesta de la expiación durante el tiempo del ministerio de los dos Olivos, del ministerio de Moisés y Elí­as. Esa fiesta será en la Venida del Mesí­as para Israel.

Ahora, antes de esa Fiesta de la Expiación, para Israel reconocerla, viene la quinta fiesta, porque la Fiesta de la Expiación es la sexta; la quinta es la Fiesta de las Trompetas; y la Fiesta de las Trompetas es la misma, o es lo mismo de lo cual Cristo dijo: "Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos." [San Mateo 24:31].

Y ahora, esa Fiesta de las Trompetas, siendo que la trompeta sonando, la trompeta sonando es la Voz de Dios, la Voz de Cristo hablando, eso marcará un tiempo muy importante en el Programa Divino, en donde esa Fiesta de las Trompetas que fue dada a Israel en el sentido profético se hará una realidad para Israel, cuando la Voz del Mesí­as, la Voz de Dios, esté llamando y juntando los escogidos de los cuatro ángulos de la Tierra; por consiguiente estará llamando y juntando a los descendientes de la Casa de Israel, del reino del Norte, las tribus perdidas, y también a los del reino del Sur, el reino de Judá.

Ahora, podemos ver cómo lo que Cristo dijo: "Y enviará a sus ángeles con gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos." Vean, está eso enmarcado en la Fiesta de las Trompetas de Leví­ticos, capí­tulo 23, verso 24; porque en esas fiestas que Dios dio al pueblo hebreo, está el programa que Dios llevarí­a a cabo.

Ahora, veamos hablando en este libro titulado:"La Religión de Israel," por S. Bloch, en la página 92, hablándonos de esa Fiesta de las Trompetas, dice, vamos a ver:

"La conmemoración de Teruá es la creencia en el juicio, la fe y la providencia que lo sabe todo, lo ve todo, y lo recuerda todo. La santa convocación es el sonido del shofar, el eco del Sinaí­, la voz del Mesí­as..."

¿La qué? La Voz del Mesí­as, el eco del Sinaí­. ¿No dice Malaquí­as: "Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel (Malaquí­as, capí­tulo 4, dice así­)?"

"La señal de la resurrección, el despertar de la humanidad."

Ahora vean, es también la señal de la resurrección. Y vamos a ver si eso concuerda aquí­ con las palabras del mismo Jesús y de San Pablo; en el capí­tulo 5, de San Juan, verso 25 en adelante, dice:

"De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán."

Ahora, están los muertos espirituales, que son los seres humanos que viven en la Tierra, y que murieron a la Vida eterna, y por consiguiente están muertos a la Vida eterna; solamente tienen vida temporal, vida terrenal, y un cuerpo corruptible y mortal. Por eso cuando la persona escucha la Voz de Dios, la Voz de Cristo, el Evangelio de Cristo, y recibe a Cristo como Salvador, al nacer la fe de Cristo en su alma, y recibirlo como Salvador, y ser bautizado en agua en Su Nombre, y recibir Su Espí­ritu, nace a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; ha resucitado a la Vida eterna, pues habí­a muerto con la caí­da de Adán y Eva en el Huerto del Edén.

Ahora, sigue diciendo:

"Porque como el Padre tiene vida en sí­ mismo, así­ también ha dado al Hijo el tener vida en sí­ mismo;

y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre."

Y ahora, ¿quién es el que hará juicio? El Hijo del Hombre, el Mesí­as. Esto también lo dice aquí­ el verso 22 de este mismo capí­tulo 5, dice:

"Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo."

Por eso en el libro de los Hechos San Pablo y San Pedro hablan de Cristo como el juez de los vivos y de los muertos, el cual juzgará a los vivos y a los muertos. Sigue diciendo:

"No os maravilléis de esto (o sea, no os maravilléis de esto); porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;

y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida (esa es la resurrección prometida); mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación."

Está la resurrección de los escogidos, que es mil años antes de la resurrección para el juicio final.

Y ahora, veamos lo que nos dice San Pablo con relación a la Trompeta, en Primera de Corintios, capí­tulo 15, dice San Pablo (verso 49 en adelante):

"Y así­ como hemos traí­do la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

He aquí­, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados."

Viene una transformación para los creyentes en Cristo que estén vivos en el tiempo final, y una resurrección para los muertos en Cristo. Continuamos leyendo, dice:

"En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (aquí­ tenemos la final Trompeta, o sea, la Voz de Cristo hablando al final); a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad."

Para poder vivir eternamente, fí­sicamente tenemos que ser transformados, tener un cuerpo eterno, un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo.

"Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria."

Y de ahí­ en adelante los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia, que son las personas creyentes en Cristo nacidos de nuevo, nunca más se enfermarán, nunca más se pondrán viejos, y nunca más morirán fí­sicamente, serán eternos fí­sicamente con Cristo.

Y ahora, veamos... ya vimos que aquí­ la Trompeta también es la misma Trompeta de la cual nos habla la Fiesta de las Trompetas de Leví­tico, capí­tulo 23, verso 24.

Y ahora, vamos a ver aquí­... les leí­ en el libro "La Religión de Israel," qué es la Voz del Mesí­as. Vamos a ver que dice San Pablo con relación a esto en el capí­tulo 4, verso 13, de Primera de Tesalonicenses:

"Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así­ también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo (ahora vean) con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios..."

¿Quién? El Señor mismo con Voz de mando, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios; o sea, el mismo Señor, el mismo Ángel del Pacto. El mismo Ángel del Pacto que se hizo carne, en aquel velo de carne llamado Jesús, ahora para el tiempo final ese Ángel del Pacto vendrá, y vendrá con Voz de mando, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios, haciendo las tres cosas. Dice:

"Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero."

O sea, que la resurrección depende de la Venida del Señor con Voz de mando, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios. Esa Trompeta de Dios es la que corresponde a la Fiesta de las Trompetas y que corresponde a la gran Voz de Trompeta, con la cual serán juntados todos los escogidos, que son ciento cuarenta y cuatro mil escogidos, doce mil de cada tribu, de los hijos de Israel, pues son doce tribus, y son doce mil de cada tribu, los escogidos. Aunque también habrá para el pueblo hebreo como nación algo muy importante de parte de Dios. Pero los escogidos son ciento cuarenta y cuatro mil que serán llamados y juntados con esa gran Voz de Trompeta que está prometida.

Y ahora, dice:

"Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así­ estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras."

Y ahora, podemos ver que el recogimiento o reunión de las tribus perdidas, y sobre todo los escogidos de esas tribus perdidas, y también de las dos tribus que formaban el reino de Judá, esa reunión, ese recogimiento de escogidos de entre ellos, depende de la Venida del Señor con aclamación, o sea, Voz de mando, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios.

Es un tiempo muy importante el que nosotros vivimos, así­ como el ángel o Arcángel Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo, está prometido que anunciará la Segunda Venida de Cristo, ahí­ tienen la Voz de Arcángel, con un mensaje para la Iglesia del Señor Jesucristo y también para el pueblo hebreo.

Así­ como hubo intervención de los Arcángeles Gabriel y Miguel para los cambios de los reinos de los gentiles, del imperio Babilónico al imperio Medo-persa, y del imperio Medo-persa al imperio de Grecia, y del imperio de Grecia al imperio Romano, habrá también intervención de esos Arcángeles con sus ejércitos para el cambio del reino Romano, de los pies, que se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido, al Reino del Mesí­as; habrá intervención celestial. Esos Arcángeles Gabriel y Miguel con sus ejércitos obrarán en favor de ese cambio; y está prometido que será en el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, y en ese tiempo estamos viviendo hace muchos años.

Y ahora, bajo la Trompeta final o gran Voz de Trompeta, se estará llamando y juntando a todos los escogidos, y también se estará proclamando el juicio divino que ha venir sobre la raza humana, sobre el reino de los gentiles, lo que ha de acontecer en la Tierra; porque es la Voz del Mesí­as proclamando el juicio divino que ha de venir sobre la raza humana. Por esa causa estarán también los ministerios de los dos Olivos, que son los ministerios que con gran Voz de Trompeta, llaman y juntan a los escogidos, los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.

Esa gran Voz de Trompeta o Trompeta final será también de bendición para la Iglesia del Señor Jesucristo, porque lo que es la Séptima Trompeta, que son Moisés y Elí­as, los dos Olivos, lo que es la Séptima Trompeta para Israel, que son los dos Olivos, es el Séptimo Sello para la Iglesia y el Séptimo Sello es la Venida del Señor; o sea, que la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es lo mismo. Dice el reverendo William Branham: "Es la Venida del Señor," y el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, que son los ministerios de Moisés y Elí­as.

Por lo tanto, para este tiempo final van a estar siendo operados por el Espí­ritu Santo, por el Ángel del Pacto, los ministerios de Jesús, de Moisés y de Elí­as; y por consiguiente veremos esos ministerios y lo que estarán trayendo como mensaje, y también lo que estarán haciendo esos ministerios; e impactará a la Iglesia del Señor Jesucristo, al pueblo hebreo, a todo el Medio Oriente, y a todas las naciones; porque eso será la Fiesta de las Trompetas en su sentido profético siendo cumplido en este tiempo final.

"LA FIESTA DE LAS TROMPETAS."

Hemos visto lo que será en su cumplimiento profético en este tiempo final; y es para llamar y juntar a todos los escogidos.

Por eso en el tiempo de la Trompeta final o gran Voz de Trompeta, es que ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos en Cristo, que están esperando su venida y su transformación.

La Fiesta de las Trompetas y su cumplimiento profético para el Dí­a Postrero, estará en esa Fiesta de las Trompetas, en el sonar de esa Trompeta final, siendo proclamado el juicio divino, siendo dado a conocer el juicio divino, lo que va a suceder como juicio divino sobre la raza humana.

Cuando Cristo complete Su Iglesia, haya redimido hasta el último redimido, haya entrado a Su Cuerpo Mí­stico de creyentes, entonces Él saldrá del Trono de intersección en el Cielo, donde está como Sumo sacerdote, y se convertirá en el León de la Tribu de Judá, en Rey de reyes y Señor de señores, y por consiguiente en Juez de toda la Tierra.

Él tomará el Tí­tulo de Propiedad, que es el libro de los Siete Sellos, de Apocalipsis capí­tulo 5, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo, reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, y por consiguiente Él obtendrá a todos los que Él ha redimido, los transformará, obtendrá luego todo el poder también, obtendrá todo lo que Él ha redimido con Su muerte, y Su Sangre, y nos llevará a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, y después regresaremos con Él para el establecimiento del Reino en la Tierra, del Reino de Dios, en donde estaremos como reyes y sacerdotes con cuerpos eternos y glorificados, y también como jueces; o sea, que los redimidos por el Mesí­as serán el gabinete del Mesí­as en Su Reino, el gabinete de Su Reino; el gabinete de Su orden sacerdotal, de la parte religiosa, como también reyes de la parte polí­tica y jueces de la parte judicial, del poder judicial.

Y así­ será como se establecerá en la Tierra ese Reino del Mesí­as, un Reino de paz para Israel, para el Medio Oriente y para toda la humanidad. Por eso es tan importante el cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas en su sentido profético, que se haga una realidad, que suene la última Trompeta, la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capí­tulo 7, y se haga, se lleve a cabo todo el programa que está sellado bajo la Fiesta de las Trompetas.

Mientras tanto, siguen entrando al Cuerpo Mí­stico de Cristo los que faltan por entrar, y formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo porque tienen sus nombres escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Luego veremos los ministerios de los dos Olivos, de Elí­as por quinta ocasión, de Moisés por segunda ocasión, y de Jesús por segunda ocasión. Todo eso lo veremos en la Iglesia, y luego en medio del pueblo hebreo. Ellos dirán: "¡Esto es lo que nosotros estamos esperando!"

Por lo tanto, aprovechemos el tiempo consagrando nuestras vidas a Dios, y los que todaví­a no han recibido a Cristo, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, antes de que se termine el tiempo de gracia, de misericordia, de redención, para los seres humanos.

Si hay alguna persona que todaví­a no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos, y yo estaré orando por usted, y presentándolo ante Dios, orando para que Cristo tenga misericordia de usted.

En todos los paí­ses que están conectados con esta trasmisión ví­a satélite o ví­a internet, también pueden venir a los Pies de Cristo las personas que se encuentran en diferentes paí­ses; y también los niños de diez años en adelante, para que Cristo les reciba en Su Reino.

Vamos a dar unos minutos y nos avisan cuando en los diferentes paí­ses ya estén listos para orar por las personas que estarán recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Cristo no puede salir del Trono de intersección en el Cielo, donde se encuentra como Sumo Sacerdote, hasta que haya redimido hasta el último escogido, hasta la última persona que está escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Ustedes que me escuchan tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida, por eso han recibido a Cristo como Salvador; y los que todaví­a no lo han recibido, y me están escuchando en estos momento, les quiero decir que el nombre de ustedes está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida; y por esa causa usted está escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, para que la fe de Cristo nazca en su corazón, y ya nacido por que la fe de Cristo viene por el oí­r la Palabra, el Evangelio de Cristo. "Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación." Y ahora es el momento de confesar a Cristo como único y suficiente Salvador los que todaví­a no lo han hecho para que Cristo los reciba en Su Reino.

Todaví­a están viniendo a los pies de Cristo en otros paí­ses, y por consiguiente vamos a dar unos minutos mientras llegan todos los que han escuchado, y ha nacido la fe de Cristo en sus corazones, y los que están presentes, y todaví­a no han recibido lo pueden hacer en estos momentos para que queden incluí­dos en la oración que estaré haciendo por todos los que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los pies de Cristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también.

Me indican que todaví­a están viniendo en otros naciones personas a los Pies de Cristo, continuamos dando más tiempo para que lleguen, pues esperamos que algún dí­a hayan llegado todos los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, y así­ se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, y Cristo entonces salga del Trono del Padre, del Trono de intersección, y haga Su Obra de Reclamo como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y Juez de toda la Tierra.

Cuando Él se convierta en el León de la tribu de Judá, en Rey de reyes y Señor de señores, y Juez de toda la Tierra, entonces ya se estará plenamente en el Cielo viviendo en la Fiesta de las Trompetas. ¿Ven? El cumplimiento profético de estas fiestas hebreas, tienen un impacto, no solamente con el pueblo hebreo, sino con todo el Medio Oriente, con toda la humanidad, y también en el Cielo, en el Templo celestial, en la Jerusalén celestial. Por eso son tan importantes esas fiestas; y el significado profético es muy pero que muy importante para toda la humanidad, y para el Cielo también.

Todaví­a continúan viniendo a los Pies de Cristo en las diferentes naciones, más personas, y por eso estamos esperando a que continúen llegando, hasta que llegue hasta la última persona.

En la República Mexicana, en Colombia, en Brasil, en Venezuela, en Perú, en Chile, en Bolivia, en el Ecuador, en Argentina, en Paraguay, también en Panamá, en Guatemala, en El Salvador, en Honduras, en Nicaragua, en Costa Rica, y también en Norteamérica, en las islas del Caribe, en el África, y en todas las demás naciones, continúan viniendo a los Pies de Cristo, porque Él los está llamando en este tiempo final.

Todaví­a me indican que siguen viniendo más personas a los Pies de Cristo, ¿dónde? ¿En Venezuela? Venezuela. ¿En México también? México también, la República Mexicana. ¿En Colombia? Colombia también, o sea, que Dios tiene mucha simiente, muchos hijos e hijas en toda la América Latina, y los está llamando; y también en el África, en Norteamérica, en todo el Caribe, que pertenece a la América Latina; y también en el Japón, en la India también, en China también. En todos los paí­ses Dios tiene muchos hijos, allá en Europa también, y también allá en el Medio Oriente, Israel, ahí­ Él tiene muchos hijos también y los está llamando en este tiempo final.

Para los que lleguen después que se haya cerrado la Puerta de la Dispensación de la Gracia, ya entrarán bajo otras condiciones al Programa Divino. La bendición más grande es entrar a los Pies de Cristo en la Dispensación de la Gracia, porque viene a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, por consiguiente vienen a ser Reyes y Sacerdotes y Jueces en el Reino de Dios; y en el Reino del Mesí­as tendrán esa posición, y estarán aquí­ en la Tierra con cuerpos eternos, glorificados y jóvenes para toda la eternidad.

A medida que nos pasan los años notamos en el espejo, que comienzan a aparecer algunas canas, y algunas arrugas, pero eso nos muestra que necesitamos un cuerpo nuevo, un cuerpo eterno, y que necesitamos estar más cerca de Cristo, esperando nuestra transformación.

Ya estamos listos, vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Algunas veces hay personas que son tí­midas y aunque han escuchado el llamado acá en el alma, les da temor o les da timidez de venir a los Pies de Cristo; pero recuerden, Cristo no fue tí­mido para morir por nosotros en la Cruz del Calvario. Él no se avergonzó de nosotros, y murió por nosotros aun siendo nosotros pecadores.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, para orar. Con nuestros ojos cerrados todos, y los que han venido a los Pies de Cristo en diferentes naciones, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio, y nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, me rindo a Ti en alma, espí­ritu y cuerpo.

Señor, Te ruego salves mi alma, sálvame Señor, perdona mis pecados, y con Tu Sangre lí­mpiame de todo pecado, y bautí­zame con Espí­ritu Santo y fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí­ el nuevo nacimiento. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, a todos ustedes que lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.

Y ahora, me preguntarán ustedes: "¿Cuándo me pueden bautizar?" Por cuanto ustedes han creí­do en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, y lo han recibido, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. El bautismo en agua es tipológico, simbólico; el agua no le quita los pecados a la persona, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. Pero el bautismo en agua fue ordenado por Cristo, es un mandamiento de Cristo, el cual ha estado siendo obedecido por los apóstoles, y por todos los ministros, y todos los que han recibido a Cristo como Salvador, y sigue siendo obedecido.

En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura, y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo, cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales la persona tipológicamente está siendo sepultada; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Conscientes del significado del bautismo en agua, y conscientes que es tipológico, simbólico, pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y así­ identificándose con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; porque estábamos en Él cuando Él vino a la Tierra, cuando Él murió, cuando Él fue sepultado, y cuando resucitó y cuando subió al Cielo.

Por lo tanto, podemos o pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo. En donde ustedes se encuentran en otras naciones hay ministros que les bautizarán, hay ropas también bautismales, hay también lugar, vestidores dónde cambiarse de ropa, colocarse las ropas bautismales, y también hay bautisterios, y ministros que les bautizarán. Y que Cristo les bautice con Espí­ritu Santo y fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando haya terminado de sonar la Séptima Trompeta, o sea, la Trompeta, la gran Voz de Trompeta que llama y junta a los escogidos, entonces ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Escuchamos que en Puerto Rico se está trabajando para un nuevo auditorio, una Carpa- Catedral; y todos los paí­ses están brazo a brazo con Puerto Rico, todos los ministros y sus congregaciones, para que ese proyecto se haga una realidad.

Yo también respaldo ese proyecto que Puerto Rico está llevando a cabo, en la construcción de ese auditorio o Carpa-Catedral, y de los terrenos que están adquiriendo para que haya suficiente espacio para las personas que han de asistir a esas actividades que se han de llevar a cabo.

Y esperamos a Moisés, el cual está relacionado en el Antiguo Testamento, una carpa que fue construida en el desierto, un tabernáculo; y también al Hijo de David que construyó un templo para Dios, y el Hijo de David, aquel Salomón, hijo de David, representa al Mesí­as Prí­ncipe; y Moisés allá representa para este tiempo final a un profeta como Moisés, que será el Mesí­as Prí­ncipe prometido para Israel y para el cristianismo.

Y también esperamos a Elí­as. El cual estará proclamando la paz imperecedera, paz imperecedera que será establecida en el Reino del Mesí­as; por lo tanto, él tendrá el mensaje que estará precursando el Reino del Mesí­as; y anunciando la paz imperecedera, y anunciando al Mesí­as, el cual estará a cargo de presentar al Mesí­as al pueblo hebreo; o sea, que hay un sinnúmero de promesas para ser cumplidas en este tiempo final; y por consiguiente habrá un hombre que conocerá esas cosas, y las dará a conocer, y el Espí­ritu de Dios operará, el ministerio correspondiente al Dí­a Postrero a través y en ese hombre para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en nuestro tiempo. Tan simple como eso.

Por lo tanto, veremos el ministerio de Elí­as hablándonos de la paz imperecedera, y cómo vendrá esa paz en el Reino del Mesí­as; por supuesto será que él estará señalando que vendrá, y que será el Mesí­as quien la traerá; y también veremos el ministerio de Elí­as relacionado a un tabernáculo o carpa que está prometida para aparecer en este tiempo final.

Todo eso obrará para dar la fe para ser transformados y raptados, o arrebatados al Cielo todos los escogidos de Dios del Dí­a Postrero; o sea, que será para bendición del cristianismo, y para bendición de los judí­os, y para bendición de todos en el Medio Oriente (los islámicos), y para bendición de todos los seres humanos.

Bueno, ya vamos a dejar por aquí­ al reverendo José Benjamí­n Pérez, para que él dé paso a lo que tenga que decir.

Yo les agradezco a todos vuestra atención, a todos los presentes, y a los que están en otras naciones, y también el respaldo que le están dando a Puerto Rico en este proyecto de esta Carpa-Catedral, donde todos esperamos que la presencia de Dios esté manifestada en toda Su plenitud; y aparezcan los ministerios prometidos para el Dí­a Postrero: los ministerios de Elí­as, de Moisés y de Jesús, y los opere el mismo Espí­ritu Santo que los operó en Elí­as Tisbita, en Moisés y en Jesús.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y nos veremos muy pronto y a través del satélite, en la pantalla, nos estaremos viendo siempre. Oren mucho por mí­, porque mucho trabajo me resta, quizás no en cantidad de dí­as sino en cantidad de trabajo; pero vamos a llegar a la meta y vamos a ser transformados, y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos los presentes, y a los que están en otras naciones. Dejo en cada nación al ministro correspondiente para que les indique a las personas hacia donde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo los bautice con Espí­ritu Santo y fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Y aquí­ con nosotros el reverendo José Benjamí­n Pérez para continuar y finalizar.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

El reverendo William Soto Santiago regresa al púlpito y da unas palabras finales

Y allá en San Pablo, nos veremos allá en las actividades donde va a estar también el misionero, el doctor Miguel Bermúdez Marí­n; y también en las actividades de Colombia, y demás naciones que están en el programa para las actividades de este mes, y del próximo mes también. Así­ que, nos veremos en esas actividades, y ustedes acá también van a estar viendo esas actividades.

"LA FIESTA DE LAS TROMPETAS."