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Nuestra redención está cerca 2007-10-07 1 Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; también un saludo muy especial para el reverendo Miguel Bermúdez Marín y su esposa, que se encuentran en España en esta ocasión: Dios te bendiga Miguel y te guarde, y a ti también Ruth; y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

En esta ocasión leemos en el evangelio según San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante, donde nos dice, Jesús hablando, dice:

Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “NUESTRA REDENCIÓN ESTÁ CERCA.”

El Señor Jesucristo dijo que cuando comenzáramos a ver estas señales llevándose a cabo, levantáramos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca.

Ahora, ¿qué es la redención que Él anuncia aquí, la cual está cerca cuando estén sucediendo estas cosas o cuando comiencen a suceder? Es la redención del cuerpo, lo cual es la transformación de los que están vivos, y para los muertos creyentes en Cristo nacidos de nuevo la resurrección en cuerpos eternos. Y así es como el ser humano físicamente regresará a la Vida eterna como era antes de la caída en el Huerto del Edén: todos tendrán un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, siendo que esta es la esperanza de todos los creyentes en Cristo, veamos las señales que Él menciona aquí:

... señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.”

Todo eso lo hemos estado viendo, tanto en el siglo pasado como en este nuevo siglo que ya comenzó y ya lleva siete años y va para ocho años, el Sigo XXI.

Y ahora, la humanidad está confundida a causa del bramido del mar y de las olas:

...desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

Y ahora, con el calentamiento del planeta Tierra esa situación está causando que la gente tenga mucho miedo, ese efecto invernadero. Ese efecto invernadero está ocasionando mucha preocupación a los gobiernos y a toda la humanidad. El efecto invernadero es una preocupación para la raza humana. Se ha calculado que las costas de los países van a sufrir grandes consecuencias, van a desaparecer muchas costas e islas; pero ya eso está aquí en la Escritura, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.

Por lo tanto, tenemos que ver lo que más adelante dice en el capítulo 21, versos 34 al 36 de San Lucas, ahí mismo en el pasaje que estábamos leyendo, en el mismo capítulo, dice:

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre (o sea, que hay aun, con toda esta situación que está anunciada y que ya científicamente está probada que va a suceder, con todo y eso, hay una esperanza para los creyentes en Cristo).”

Y ahora, siendo que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles. “Y enviará Sus Ángeles con gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos.” Estos son los ministerios de los dos Olivos, de Moisés y Elías repitiéndose en el tiempo final, para llamar y juntar con el mensaje final de Dios ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.

Cuando veamos que comienzan a despertar los judíos, y este pueblo llamado Israel, abran sus ojos porque algo está por suceder.

Los ministerios de Moisés y Elías surgirán de en medio del cristianismo.

Estamos en el tiempo más importante de todos los tiempos y nuestra redención está cerca; está cerca ese ciclo divino en donde un grupo de seres humanos creyentes en Jesucristo nacidos de nuevo, van a experimentar una transformación física en la cual serán pasados a Vida eterna física y luego irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y todo esto está prometido para ser efectuado en este tiempo final.

Es dicho que será a la final Trompeta, “porque será tocada la trompeta y los muertos en Cristo resucitarán primero y nosotros los que vivimos seremos transformados.” Eso está en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58. Y todo esto está prometido para el Día Postrero conforme a las palabras de Cristo, el cual dijo hablando de la resurrección de los muertos creyentes en Él, dice capítulo 6, versos 39 en adelante [San Juan]:

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

¿Para qué tiempo dice Cristo aquí que va a efectuar la resurrección de los creyentes en Él que han muerto físicamente? Para el Día Postrero:

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Es creyendo en Cristo, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, siendo bautizado en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, que el ser humano obtiene la Vida eterna y por consiguiente también obtiene esta esperanza de la redención del cuerpo, que será la transformación si permanece vivo, o la resurrección en un cuerpo eterno y glorificado. Estas son promesas de Dios por medio de Cristo, para los creyentes en Él.

También en el mismo capítulo 6, verso 54, dice:

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Aquí también nos dice que Él va a efectuar una resurrección para los creyentes en Él (los que han muerto). En el capítulo 11 de San Juan también nos dice, verso 23 en adelante, Jesús hablando con Marta la hermana de Lázaro, cuando fue a resucitar a Lázaro que ya llevaba cuatro días de muerto físicamente y ya estaba sepultado, colocado en una cueva como hacían en ese tiempo, y con cuatro días ya estaba en descomposición su cuerpo (ya había entrado la corrupción a su cuerpo).

Y ahora, esto es tipo y figura de que Cristo va a resucitar todos los creyentes en Él que han muerto en edades pasadas. Vean:

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”

Y ahora, aquí Jesús nuevamente habla de la resurrección para todos los que creen en Él y han muerto; y para los vivos, pues la transformación.

Ahora vean que Marta le dice: “Yo sé que resucitará en el Día Postrero.” Marta sabía que la resurrección era para el Día Postrero, pues ya Jesús lo había enseñado y ya también en el Antiguo Testamento se hablaba de la resurrección. Eso está en el capítulo 12 del libro del Profeta Daniel, ahí es hablada la resurrección, dice capítulo 12, verso 1, dice del libro del Profeta Daniel:

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna...”

Aquí nos habla de ese despertamiento o resurrección, y en otros lugares del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento nos habla de esa gloriosa resurrección, en donde se levantarán a imagen y semejanza de Jesucristo, millones de personas creyentes en Cristo de diferentes edades o tiempos.

Y ahora, siendo que es una promesa divina, será de esa manera. Vean, aun el salmista David orando dijo en el Salmo 17, verso 15:

En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;

Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”

La semejanza es el cuerpo físico, y la semejanza de Dios es el cuerpo físico de Jesús que ya está glorificado, y los creyentes en Cristo que murieron van a ser despertados, o sea, resucitados a la semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.

Algunas personas no han comprendido lo importante que es creer en Cristo, porque no han comprendido que hay un futuro glorioso para los creyentes en Cristo.

Vean, nos dice San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Aquí nos muestra que esa resurrección será en un cuerpo igual al de Jesucristo, para ser transformados y tener el cuerpo a la semejanza de Jesucristo: eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; eso es la redención nuestra que está cerca, la redención del cuerpo.

También en Romanos, San Pablo nos habla de esta redención, y nos dice en el capítulo 8, verso 21 al 23:

Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”

Ya tenemos un cuadro claro de lo que es la redención que estamos esperando, la redención del cuerpo, o sea, la glorificación de cada hijo e hija de Dios, en donde obtendrá la inmortalidad física al obtener un cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo. Todo eso es por causa de que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador y han asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, esa es una promesa para los creyentes en Cristo; por eso cuando Cristo ordenó a Sus discípulos ir por todo el mundo predicando el Evangelio, dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]

Tan simple como eso es el Programa de Dios para la familia humana. Por cuanto toda persona tiene el libre albedrío que Dios le dio, el Programa Dios lo ha dado para el ser humano; y ahora le toca a cada persona hacer su elección, escucha la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, cree en Cristo y confiesa a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10]

Así que, la parte importante y la difícil o imposible para hacerla el ser humano, ya la hizo Dios a través de Jesucristo, y por medio de Jesucristo nos ha reconciliado consigo mismo. Y ahora le toca al ser humano la parte más sencilla: aceptar lo que ya Dios ha hecho por el ser humano, aceptar el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados realizado en la Cruz del Calvario por nuestro amado Señor Jesucristo. Él vino a la Tierra para ese propósito: para tomar nuestros pecados y así hacerse pecado por nosotros y recibir la paga del pecado que es la muerte, Él murió por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, ahora tenemos derecho a vivir eternamente, ser restaurados a la Vida eterna, reconociendo y creyendo y recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para luego estar esperando en adición a la transformación espiritual, que es la redención espiritual, la redención del cuerpo, la redención física que será nuestra transformación para los que estamos vivos y quedemos hasta ese momento, y la resurrección de los muertos en Cristo; y todo eso para el Día Postrero.

¿Y cuál es el Día Postrero? Para Dios un día es como mil años y mil años como un día; o sea, que lo que es un día para Dios, para los seres humanos son mil años.

A través de la Escritura ha sido dicho allá en Joel que para los postreros días Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne; y si va a derramar de Su Espíritu sobre toda carne, entonces una bendición muy grande está prometida para el ser humano. Dice San Pedro citando las palabras de Joel, capítulo 2, verso 28 al 32, citando esas palabras dice el apóstol Pedro en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 14 en adelante (eso fue el Día de Pentecostés cuando fueron llenos del Espíritu Santo y obtuvieron el nuevo nacimiento):

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo:

Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños.”

Aquí, vean cómo nos habla de los postreros días en los cuales Dios va a realizar el derramamiento del Espíritu Santo, y ya allí el Día de Pentecostés lo estaba haciendo:

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

Y ahora, ya San Pedro está diciendo que Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne en los postreros días, y está identificando aquellos días en los cuales él vivía como los postreros días. También el apóstol Pablo identifica aquellos días ya como los postreros días, dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Y ahora, aquí San Pablo también identifica aquellos días como los postreros días. “Y en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.”

Y ahora, en los días que Jesucristo estaba predicando, ya habían comenzado los postreros días o días postreros, porque los días postreros delante de Dios para los seres humanos son los milenios postreros, así como los días postreros de la semana son jueves (que es el quinto día), viernes (que es el sexto día), y sábado (que es el séptimo día), de esos tres días postreros, el Día Postrero (el último día) es el sábado.

Y ahora, desde los días de Jesucristo comenzaron los días postreros delante de Dios, que son los milenios postreros para la familia humana: el quinto milenio, el sexto milenio y luego ahora ya comenzó el séptimo milenio, que es el Día Postrero delante de Dios.

Ya estamos en el último de los días postreros; los otros días postreros son el quinto milenio y el sexto milenio que ya han transcurrido de Cristo hacia acá, o sea, dos mil años ya han transcurrido de Cristo hacia acá, y ahora entramos al Día Postrero o séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá. Este es el Día Postrero y es el milenio donde Dios va a completar la Iglesia del Señor Jesucristo, va a entrar hasta el último escogido a Su Iglesia, y se habrá entonces realizado la Obra de Redención a todos y en todos los que recibirían a Cristo como único y suficiente Salvador.

Cristo está en el Cielo haciendo intercesión en el Templo celestial en el Lugar Santísimo de ese Templo, allá en la presencia de Dios haciendo intercesión como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec.

Ya en la Tierra no hay sacerdote que haga intercesión, pues ya no está el templo allá en Jerusalén, no hay sacrificio por el pecado; pero en el Templo celestial Cristo con Su Sangre ha estado por dos mil años presentando la Sangre de Su Sacrificio y limpiando de todo pecado a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

Ya el Sacrificio fue efectuado en la Cruz del Calvario para la reconciliación del ser humano con Dios, por lo tanto, ya estamos muy cerca a nuestra redención física, nuestra transformación y resurrección de los muertos creyentes en Él. Si llegamos a ese momento de la resurrección seremos transformados, si alguno se va antes, resucitará en cuerpo glorificado, si alguno tiene prisa y se va adelante, pues tiene que descansar en el Paraíso donde están todos los santos de diferentes edades: los apóstoles y todos ellos esperando que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, yo esperaré hasta que llegue el momento de la transformación, de la adopción, la transformación o redención del cuerpo.

¿Cuándo ha de suceder? En el Día Postrero dijo Jesucristo, y ahora, sabemos que el Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, que está representado en el día sábado, y por consiguiente estamos muy cerca de nuestra salvación, ya estamos en el Día Postrero o séptimo milenio. Para los judíos, por cuanto el calendario de ellos tiene un atraso también de unos doscientos años, para ellos sumando esos años, faltan unos, diríamos, treinta y tres años para llegar al séptimo milenio.

Ahora, estamos nosotros muy cerca de nuestra redención, nuestra esperanza en la adopción o redención del cuerpo está muy cerca, no importa que las señales estén anunciando que viene el tiempo llamado “la apretura de Jacob o la gran tribulación,” donde los juicios divinos han de caer sobre la raza humana que ha despreciado el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Tenemos que estar bien agarrados de Cristo para estar en pie delante del Hijo del Hombre y evitar todos esos juicios divinos que han de venir sobre la raza humana.

Y ahora, por cuanto hemos estado viendo todas estas señales que Cristo dio, ahora les puedo decir: “Nuestra redención está cerca.” No tenga miedo o temor de las cosas que han de venir, tenemos una promesa de redención para nuestro cuerpo, lo cual será la transformación nuestra y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y todo el que tiene esta esperanza se mantiene bien agarrado de Cristo, sirviéndole todos los días de su vida.

¿Cómo entrar al Reino de Cristo? Cristo lo dijo a Nicodemo cuando dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Nacer del Agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, por lo tanto, la oportunidad la han tenido los seres humanos desde el Día de Pentecostés.

El que escuchó y creyó y lo recibió como Salvador y fue bautizado en agua en Su Nombre y recibió el Espíritu de Cristo, aunque haya muerto, vivirá, resucitará en cuerpo glorificado, y los que vivimos y hayamos quedado hasta la Venida del Señor, seremos transformados, esa es la redención del cuerpo que está cerca, muy cerca para mí.

“Cada cumpleaños que tengo (alguna persona puede decir) me estoy acercando más a ser un ancianito.” Pero yo digo: “Me estoy acercando más a la juventud, me estoy acercando más al cuerpo glorificado que Él me va a dar.” ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Por lo tanto, estamos en esa etapa esperando nuestra transformación porque es una promesa de Jesucristo; y luego, pues escaparemos de esos juicios que han de venir, porque con el cuerpo glorificado tendremos las mismas facilidades que tuvo Cristo para irse de aquí al Cielo sin usar un avión, sino que ya el cuerpo es interdimensional y puede viajar a través de las dimensiones sin necesidad de automóvil o de avión o de cohete.

Tenemos una invitación a una gran Fiesta, la Fiesta más importante, más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo, y es llamada la Cena de las Bodas del Cordero, a la cual yo estoy invitado y acepté la invitación.

Vean, eso está en el libro del Apocalipsis, ahí nos habla, ahí nos habla de esa gran Fiesta que ha de llevarse a cabo en el Cielo, dice verso 7 en adelante de Apocalipsis 19, dice:

Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.”

Son bienaventurados los que son llamados, convidados a la Cena de las Bodas del Cordero, fiesta que será en el Cielo en la Casa de nuestro Padre celestial, así como unos novios se casan y luego tienen una fiesta (la recepción), así será con Cristo y Su Iglesia. La recepción será en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial, será la Fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo.

Y cuando vamos a una fiesta, buscamos una ropa nueva, la mejor que tengamos y nos preparamos para esa fiesta; y para la Fiesta en el Cielo, las bodas, de la Fiesta de las Bodas del Cordero hay una vestimenta para todos los que estarán allá, será el cuerpo nuevo y eterno, esa nueva ropa o vestimenta que hemos de tener; y encima de ella, pues tendremos alguna túnica blanca de lino. Para poder estar en la Cena de las Bodas del Cordero tenemos que recibir la redención del cuerpo, la cual está prometida para los creyentes en Cristo, los cuales han asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno y esperan la redención del cuerpo, o sea, nuestra transformación.

Yo estoy esperando mi transformación. ¿Y quién más? ¿Por qué? Yo porque recibí a Cristo como mi único y suficiente Salvador.

Y ahora, si hay alguna persona que todavía no tiene esta esperanza, no espera esa transformación por cuanto no ha recibido a Cristo como Salvador; porque si no lo ha recibido, pues no puede esperar una promesa que es para los creyentes en Cristo exclusivamente.

Ya usted escuchó la predicación del Evangelio de Cristo y ahora sabe cómo entrar al Reino de Dios; la fe ha venido a usted a través de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo en esta ocasión, y usted está creyendo en Cristo y ahora tiene la oportunidad (si no lo ha hecho todavía) de confesar a Cristo como su único y suficiente Salvador, ustedes que están presentes y todavía no han recibido a Cristo, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en otras naciones.

Vamos a dar unos minutos para que puedan venir a los Pies de Cristo; yo estaré orando por ustedes en esta ocasión, por ustedes que están presentes y no habían recibido a Cristo y lo están recibiendo en esta ocasión, y para ustedes que están en otras naciones que no habían recibido a Cristo y en esta ocasión lo están recibiendo.

Ustedes que están en otras naciones pueden también venir a los Pies de Cristo, pueden pasar al frente en donde ustedes se encuentran en los auditorios o iglesias donde se encuentren, para que Cristo les reciba en Su Reino.

Estamos en el Día Postrero, tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están presentes y no lo habían recibido como Salvador, y los que están en otras naciones y no lo habían recibido como Salvador.

Le vamos a pedir a los que están Villahermosa y en Ciudad México y en Colombia y en Venezuela y demás países, que nos den un avisito cuando hayan pasado todos los que están recibiendo a Cristo como Salvador, para así comenzar luego la oración por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo.

En las diferentes naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino; y aquí los que están presentes y no han recibido a Cristo todavía como Salvador, pueden venir a los Pies de Cristo.

Vamos a estar puestos en pie, si de algún país... ¿en qué país? ¿Colombia? Colombia todavía están pasando al frente recibiendo a Cristo como Salvador. ¿De México? De México también todavía están pasando al frente muchas personas, ¿Villahermosa? También de Villahermosa están viniendo a los Pies de Cristo muchas personas, en diferentes auditorios como este y algunos más grandes que este y otros más pequeños, están viniendo a los Pies de Cristo, también en diferentes iglesias; es un llamado de parte de Dios por medio de Su Espíritu a todos los seres humanos que viven en este tiempo final.

Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para colocarte en Su Reino y así tener la Vida eterna y tener asegurado tu futuro eterno con Cristo en Su Reino.

¿Qué otra persona te puede asegurar tu futuro eterno? No lo hay, solamente Jesucristo nuestro Salvador, pues para eso el Padre lo envió a esta Tierra: para efectuar el Sacrificio de Expiación por nosotros en la Cruz del Calvario, esa fue Su misión en esta Tierra en favor de todas las personas escritas en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero.

Vamos a ver si ya o si todavía siguen... todavía continúan en diferentes países, me están haciendo señal de que todavía continúan pasando al frente. Mientras estamos aquí, a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes países están escuchando y están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Por lo tanto, vamos a dar unos segundos más.

Vamos ya a orar, vamos a estar puestos en pie en todos los países también para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Con nuestros ojos cerrados y nuestras manos en alto repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los Hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu Primera Venida y en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador; me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo.

Sálvame Señor, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero entrar a Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.

Y ahora, ustedes me dirán. “Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible.” Pues Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes me dirán: “Quiero cumplir el mandato de Cristo completo en estos momentos. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo, bien pueden ser bautizados en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua es tipológico, es simbólico, pero es un mandamiento del Señor que ha estado siendo obedecido por todos los que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, está siendo tipológicamente sepultado; y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. El agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que quita los pecados.

Bien pueden ser bautizados en agua, pues hay agua, hay un bautisterio, hay ropas bautismales y ministros que les bautizarán. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos los presentes y los que están en otras naciones en estos momentos escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, ustedes que están en otras naciones y recibieron a Cristo, también pueden ser bautizados en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y que Dios les bendiga grandemente y les prospere espiritualmente y materialmente, y les fortalezca y les afirme en el camino del Señor hasta que seamos adoptados, transformados. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Dejo al reverendo José Benjamín Pérez para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados; y en cada país dejo al ministro a cargo, para que les indique a las personas que recibieron a Cristo hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

NUESTRA REDENCIÓN ESTÁ CERCA.”