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La Palabra creadora 2007-07-22 1 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes. Amén.

Para esta ocasión leemos en el libro del Génesis, capítulo 1, verso 1 al 5, donde dice:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “LA PALABRA CREADORA.”

En este pasaje que hemos leído, encontramos que Dios creó los Cielos y la Tierra, y trajo la luz al planeta Tierra; y así las tinieblas fueron separadas. A la luz llamó “día” y a las tinieblas llamó “noche.” Todo esto lo hizo Dios por medio de Su Palabra Creadora. Esa Palabra Creadora de Dios es la que ha hecho toda la Obra de Dios; porque eso es Dios hablando y creando todo lo que Él programó.

Eso Él lo ha hecho así en todo tiempo. Cuando fue a crear el Universo, habló Su Palabra Creadora; cuando fue a crear a los ángeles, habló la Palabra Creadora; y así por el estilo, todo lo hizo Dios por medio de Su Palabra Creadora. Y todo lo que Dios está haciendo en este tiempo y lo que hará en el futuro, será también por Su Palabra Creadora.

Ahora, veamos con más detalles este misterio de la Palabra Creadora trayendo a existencia todas las cosas en las cuales Dios pensó para manifestar en Su Programa.

La Escritura nos dice que Dios creó los Cielos y la Tierra. Si hay una Creación: hay un Creador. Este Creador ha hecho todo hablando a existencia todas las cosas; y aun cuando habla de Israel, dice que Israel ha sido creado por Dios. Dios es el Creador de Israel, Dios creó un pueblo para estar en medio de ese pueblo.

Y ahora, veamos todo este misterio de la creación por esa Palabra Creadora. Dice el apóstol Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Y ahora, San Pablo nos dice que Dios hizo el Universo por Cristo, por medio de Cristo. Por lo tanto, hay un misterio entre Dios el Padre y Cristo. Aquí tenemos el misterio de Dios el Padre y de Cristo, del cual nos habla San Pablo en Colosenses, capítulo 2 [verso 2 y 3], cuando dice:

...para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”

En este misterio de Dios el Padre y de Cristo, están escondidos todos los tesoros de la sabiduría. Busque usted un hombre o un pueblo lleno de hombres sabios y diga a ellos: “Vamos a crear un Universo.” Ellos le van a decir: “Nuestra sabiduría no llega a tanto, todavía ni hemos podido ir personalmente a esos planetas, mucho menos crear un sistema solar o una galaxia o un Universo completo.”

Entonces, el que creó todo ese Universo tiene todo el conocimiento, todos los tesoros de la sabiduría para poder hacer todas esas cosas. Y todo ese misterio está en Dios el Padre y Cristo, el misterio de Dios el Padre y de Cristo, donde están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Esa es la ciencia de Dios, la sabiduría de Dios y el conocimiento de Dios.

Y ahora, veamos, San Pablo dijo que Dios creó todas las cosas por medio de Cristo y para Cristo, Él es el Heredero de toda la Creación. Por eso Él es el Rey de reyes y Señor de señores.

Y ahora, veamos en Colosenses, capítulo 1... Vamos a terminar también el capítulo 1 [verso 3], de Hebreos, dice:

...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (o sea, se sentó en el Trono de Dios).”

Y ahora, hemos visto aquí que Jesucristo es la imagen del Dios viviente. ¿Y qué es la imagen? La imagen es el cuerpo angelical de Dios, llamado en el Antiguo Testamento “el Ángel del Pacto.”

Por esa causa, cuando ese Ángel del Pacto le aparecía a los hombres o patriarcas como Abraham, Isaac, Jacob, y también a Josué, y también a los Jueces, y también le apareció a Manoa y a su esposa, los cuales son los padres de Sansón; también le apareció a Jacob y también le apareció a Moisés; ellos decían, y el mismo Ángel decía: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” El Dios de Amran (el padre de Moisés), y Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

¿Y cómo ese Ángel que le apareció a Moisés es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? Es que ese Ángel es el cuerpo angelical de Dios. En palabras más claras: Dios estaba en Su cuerpo angelical.

Por esa causa es que también Jacob cuando lo vio y luchó con ese Ángel, dijo que había luchado con Dios y que había visto a Dios cara a cara y fue librada su alma. Eso está en el capítulo 32 del Génesis, versos 24 al 32; y también en el libro de los Jueces, capítulo 13, cuando Manoa y su esposa hablaron con ese Ángel, ese hombre de otra dimensión, luego

dijeron: “Hemos de morir, porque hemos visto a Dios cara a cara.”

Ahora, encontramos en el capítulo 1 de San Juan, verso 18, donde nos dice: “A Dios nadie le vio jamás, el Unigénito Hijo del Padre, el cual está en el seno del Padre...” Vamos a leerlo para que lo tengan tal y como está dicho aquí:

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Y ahora, si a Dios nadie le ha visto jamás, ¿qué de aquellos que dijeron que habían visto a Dios, los cuales eran hombres de Dios? ¿Estaban correctos o no? Estaban correctos.

Vean, usted me está viendo a mí y yo los estoy viendo a ustedes. ¿Y qué si yo les digo que yo no los estoy viendo y que usted no me está viendo? ¿Verdad que parece raro? Pero es sencillo. Yo estoy viendo el cuerpo físico de ustedes y ustedes están viendo mi cuerpo físico; pero ustedes no están viendo mi alma, ni yo estoy viendo vuestra alma (y el ser humano es alma viviente). Por lo tanto, no nos estamos viendo, solamente estamos viéndonos el cuerpo físico donde estamos viviendo.

Y así sucede con Dios. Todos los profetas del Antiguo Testamento que vieron a Dios, no vieron a Dios, solamente vieron el cuerpo angelical de Dios. Por eso cuando Moisés le dice a Dios: “Muéstrame Tu gloria.” Veamos lo que Dios le dice. Eso está por el Éxodo, capítulo 33, versos 18 al 23:

El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.

Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.”

Y ahora, aquí Dios le dice a Moisés que no lo podrá ver, no podrá ver Su rostro, porque no podrá un hombre ver a Dios y continuar viviendo.

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;

y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.

Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.”

Y ahora, la promesa es que Moisés va a ver las espaldas de Dios; o sea, que va a ver a Dios pasando con un cuerpo, el cual es el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical de Dios, la imagen de Dios.

¿Y quién es ese hombre llamado el Ángel del Pacto, a través del cual Dios estaba apareciéndole a los santos del Antiguo Testamento; ese Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y los llevó a la tierra prometida siendo la imagen del Dios viviente, siendo el Ángel del Pacto, en quien está el Nombre de Dios?

Veamos aquí en Éxodo, capítulo 23, nos dice que el Nombre de Dios está en ese Ángel. Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, dice:

He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (el Nombre de Dios, ¿dónde estaba? En Su Ángel, el Ángel del Pacto).

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere (pues Dios va a estar hablando a través de Su Ángel y le va a decir a Su pueblo todo lo que él debe saber), seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”

Y ahora, aquí tenemos un cuadro claro del Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, en el cual está el Nombre de Dios. Y por cuanto está el Nombre de Dios en Él, Dios también está en Él hablando la Palabra Creadora. Por eso todas las cosas que ese Ángel hablaba era la Voz de Dios a través de ese Ángel, y por consiguiente, era la Palabra Creadora de Dios. Todo lo que Él habló se iba a materializar. Si el pueblo desobedecía a Dios, se iban a materializar las maldiciones; si el pueblo obedecía a Dios, se iban a materializar las bendiciones; porque la palabra que fue hablada por ese Ángel era la Palabra Creadora de Dios.

Fue por medio de ese Ángel que Dios habló a existencia la Creación. ¿Pero no habíamos leído que era por medio de Cristo? Es que ese Ángel del Pacto está anunciado en Malaquías, capítulo 3, para venir. Dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese Mensajero fue Juan el Bautista para la Primera Venida de Cristo; y para la Segunda Venida de Cristo el Mensajero con el espíritu y virtud de Elías fue el reverendo William Branham, y ya se fue); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (¿quién vendrá después del precursor? Aquél al cual le está siendo preparado el camino), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros.”

¿Quién vendrá? El Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y el Ángel del Pacto. ¿Y por qué vendrá el Señor y vendrá el Ángel del Pacto? Porque Dios vendrá en Su Ángel, el Ángel del Pacto, ese Ángel de Dios llamado el Ángel de Jehová en algunas versiones de la Biblia, el cual, cuando hablaba se identificaba como Dios. Pero era Dios en Él hablando esas cosas. Es que ese Ángel es la imagen de Dios, o sea, el cuerpo angelical de Dios; y por consiguiente ése es el Espíritu Santo. Un Espíritu es un cuerpo de otra dimensión. Es el mismo Espíritu Santo que aparece en Ezequiel, capítulo 9, ese varón con el tintero de escribano en su cintura.

Y ahora, estamos viendo quién es ese Ángel del Pacto. Pero la promesa es que vendrá el Señor a Su Templo y el Ángel del Pacto. Ahora, aquí aparecen que están viniendo dos, pero eso es sencillo: es Dios el Padre, que es alma eterna viviente, con Su cuerpo angelical. Ahí están los dos.

Miren ustedes una cosa: cuando ustedes me ven a mí y yo los veo a ustedes, cuando yo veo a cada uno de ustedes yo sé que estoy viendo tres, porque el ser humano es trino; pero de los tres que estoy viendo, con mi vista solamente veo uno: el cuerpo físico, pero dentro está su cuerpo espiritual y su alma. Así es con Dios también. Por eso los que veían al Ángel del Pacto también estaban viendo a Dios que estaba dentro, pero que a Dios nadie lo ha visto jamás, pero estaban concientes de que allí estaba Dios; era el cuerpo angelical de Dios, en el cual Dios moraba. Y luego nos dice el libro o Evangelio según San Juan:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Y vamos aquí a leerlo para tener un cuadro más claro de este pasaje, capítulo 1. Ya les cité la primera parte pero si lo quieren tener se los cito de nuevo. Capítulo 1, verso 1 en adelante de San Juan:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (o sea, que toda la Creación fue llevada cabo por medio del Verbo que era con Dios y era Dios).

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

Luego sigue diciendo: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, (y ahora va a dar testimonio de la Luz, que es el Verbo) a fin de que todos creyesen por él.”

Para que todos crean en la Luz que va a venir; y si va a venir, va a ser vista la Luz. Ahora, dice:

No era él la luz (Juan el Bautista no era esa Luz, Juan el Bautista no era el Verbo)... No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

Y ahora, el mundo fue hecho, ¿por quién? Por esa Luz que dice la Escritura que es el Verbo que era con Dios y era Dios.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, vino al pueblo hebreo y ellos no lo recibieron).

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre...”

Y ahora, el Verbo, la Luz que vendría al mundo, tiene un nombre, ese es el Nombre del cual Dios dijo que Su Nombre está en el Ángel.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Y ahora, van a ser engendrados pero no de carne. No por medio de la unión de un hombre y de una mujer sino por Dios, por medio del nuevo nacimiento, van a nacer del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, y por consiguiente van a nacer en una nueva creación en el Reino de Dios con vida eterna; y todo es hecho por medio de la Palabra Creadora de Dios, que es el Verbo.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y ahora, cuando el Verbo fue hecho carne fue conocido por el nombre de Jesús. Ahí tenemos el Verbo hecho carne.

Jesucristo nuestro Salvador es nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, es nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en quien está el Nombre de Dios, estaba, está y estará siempre; y ahora se hizo carne en medio del pueblo hebreo visitando a Su pueblo para morir en la Cruz del Calvario como el Sacrifico de Expiación por nosotros, para que así el ser humano tenga un Sacrificio de Expiación y pueda obtener el perdón de sus pecados y ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo darle el Espíritu Santo; y así la persona nacer de nuevo, nacer en el Reino de Dios, recibir un cuerpo angelical; y luego en la resurrección de los muertos en Cristo, recibir el cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; porque los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y glorificados como el cuerpo glorificado de Jesucristo, que no se pone viejo y que permanece para toda la eternidad, y que es joven para toda la eternidad, es inmortal, y el poder de Dios está en Él.

Esa es la clase de cuerpo que Él ha prometido para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también en esta nueva creación de una nueva raza que Él está llevando a cabo por medio de Su Palabra Creadora. Para eso es que Cristo ordenó la predicación del Evangelio. Dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

(San Marcos, capítulo 16, versos 15 y 16).

Por esa causa se continúa predicando el Evangelio, que es la Palabra Creadora de Dios para la Dispensación de la Gracia; y de edad en edad, de etapa en etapa, ha venido de parte de Dios el Mensaje correspondiente a cada edad; y ese Mensaje ha venido al Mensajero de cada edad; y cuando él lo habla, es Dios en él por medio de Su Espíritu hablando la Palabra Creadora de Dios para crear en Su Reino los hijos e hijas de Dios correspondientes a cada etapa.

Siempre es importante escuchar la Palabra Creadora de Dios para el tiempo en que la persona vive, para que las bendiciones de Dios que están en la Palabra Creadora, la persona al recibir esa Palabra Creadora, se hagan una realidad en la vida de la persona.

Toda bendición de Dios está en la Palabra Creadora. Para recibir las bendiciones de Dios hay que recibir la Palabra Creadora de Dios. Por eso se predica el Evangelio de Cristo: porque ahí está la bendición para Salvación y vida eterna, ahí viene la revelación divina; se da a conocer a todo ser humano la Obra de Redención llevada a cabo por Cristo en la Cruz del Calvario para que el ser humano pueda obtener la Salvación y vida eterna recibiendo a Cristo como Salvador. No hay otra forma. La bendición de Dios está en la Palabra Creadora de Dios: el Evangelio de Cristo para la Dispensación de la Gracia y el Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino. Tan simple como eso.

Y eso es Dios hablando de edad en edad por medio del instrumento que Él tenga para cada tiempo y de ahí se extiende a todos los ministros en el Cuerpo Místico de Cristo. Así fue para Israel, el pueblo terrenal, compuesto por los siervos de Dios, y así es para la Iglesia de Jesucristo compuesta por los hijos e hijas de Dios: por todos los nacidos de nuevo.

Ahora, hemos visto que la Palabra Creadora de Dios trajo a existencia toda la Creación. Y eso es Dios hablando por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, estando en Su cuerpo angelical. Y luego, cuando estuvo en Su cuerpo físico llamado: “Jesús,” podía hablar a creación, multiplicar los panes y peces, podía caminar sobre las aguas, podía ordenar a los vientos, a la tempestad, que se detuviera, podía sanar a los enfermos, podía hablar también maldiciones: maldijo la higuera y la higuera se secó.

O sea, la Palabra Creadora de Dios estaba manifestada en carne humana en Jesucristo, allí estaba Dios con Su cuerpo angelical dentro de aquel cuerpo de carne llamado Jesús; y fue la primera vez en que Dios tuvo un cuerpo creado por Sí mismo, en donde se manifestó en toda Su plenitud.

Por eso la Escritura dice que Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo mismo al mundo; y también nos dice que en Cristo estaba la plenitud de la Divinidad. A Dios le agradó que en Jesucristo morara la plenitud de la Divinidad, morara la Deidad.

Por lo tanto, en Jesucristo vemos la manifestación plena del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: la primera vez en que vemos la trinidad divina manifestada en medio de la raza humana: Dios Padre con Su cuerpo angelical, Su Espíritu (Espíritu Santo) y Su cuerpo físico manifestado y caminando en medio de la raza humana, con el propósito de realizar la Redención del ser humano.

Eso fue el mismo Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo usando al profeta Moisés, manifestado luego en Cristo para libertar a toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo tanto, el misterio de Dios el Padre y de Cristo lo podemos ver manifestado en carne humana en la persona de Jesús; el misterio del Padre y de Cristo, el Ángel del Pacto morando en un cuerpo de carne llamado Jesús y hablándole al pueblo hebreo.

Sus discípulos sabían que todo lo que Dios quisiera hablar en esos días, lo hablaría a través de Jesús; y ellos sabían que lo que Jesús hablaba, se cumpliría, porque era la Palabra Creadora de Dios a través de los labios de Jesús.

Y ahora, en cada tiempo el pueblo que escucha la Palabra Creadora de Dios para su tiempo, esa Palabra se hace carne en esas personas y ellos vienen a ser el pueblo hecho Palabra de Dios. La Palabra de Dios hecha carne en aquellos que escuchan y reciben esa Palabra. Cada persona en cada tiempo está llamado a ser la Palabra de Dios para su tiempo, recibiéndola para que se haga carne en él.

Y ahora, la resurrección de los muertos en Cristo, la transformación de los vivos en Cristo, el rapto o arrebatamiento de la Iglesia y también el Reino Milenial de Cristo, todo eso está en la Palabra Creadora de Dios, y por esa causa es que tiene que ser hablada la Palabra Creadora de Dios para que se haga realidad. Dios vindica, confirma, materializa Su Palabra Creadora.

Hay Palabra de Dios que es Palabra Creadora para cada tiempo, para cada edad y para cada dispensación. La correspondiente al pasado ya se cumplió; y ahora la Palabra correspondiente a nuestro tiempo es la que tiene que estar cumpliéndose.

Y toda bendición está en esa Palabra correspondiente a nuestro tiempo. Tiene que ser hablada; y las personas escucharla, creerla, recibirla en su corazón, para que se materialice en sus vidas, se haga una realidad.

La transformación nuestra será como fue la de Abraham y Sara. Ya él tenía 99 años de edad y Sara 89 años. Pero Dios les había hablado acerca de un hijo que Dios les daría, el cual nacería a través de Sara. Por lo tanto, Abraham tendría un hijo a través de Sara (ya estaban ancianos, no tenían fuerzas para concebir, ella no tenía fuerza para concebir).

Pero vean ustedes, luego que Dios apareció con Sus Ángeles o Arcángeles Gabriel y Miguel en el capítulo 18 del Génesis y capítulo 19, luego de eso (donde le fue confirmada la promesa a Abraham) luego vino la destrucción de Sodoma y Gomorra.

Y Abraham y Sara con toda su gente, su ganado y sus siervos, se fueron a otro territorio: a Gerar, donde Abimelec era el rey; y ahora, el rey ve a Sara y se enamora de Sara. La pregunta es: ¿Qué rey se va a enamorar de una señora de 89 años? (El hijo que ella tenía que tener sería de Abraham).

Ahora, vean el enemigo tratando de interrumpir el Programa de Dios; trató de interrumpirlo cuando faraón se enamoró de Sara y ahora cuando Abimelec se enamora de Sara también.

Ahora, Sara estaba rejuvenecida y Abraham también. Alrededor de la Palabra que Dios le dio, la Palabra de la promesa, que es una Palabra Creadora, vino esa transformación para ellos, ese rejuvenecimiento.

Y alrededor de la Palabra Creadora que recibieron los creyentes en Cristo en edades pasadas vendrá la resurrección de los muertos creyentes en Él, así como vino la resurrección de los muertos creyentes del Antiguo Testamento cuando Cristo resucitó, con Él resucitaron los santos del Antiguo Testamento. Y para los que estén vivos en este tiempo y permanezcan vivos hasta la resurrección, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo tendrán la Palabra Creadora prometida para nuestro tiempo, y alrededor de esa Palabra prometida vendrá la transformación.

En la Palabra prometida y creadora para nuestro tiempo está la transformación y el rapto, y la resurrección para los muertos en Cristo; y también está el Milenio. Todo está y vendrá de la Palabra Creadora de Dios, porque Dios obra por medio de Su Palabra, la cual es hablada en el tiempo que tiene que cumplirse.

Por lo tanto, para el tiempo en que tiene que cumplirse una promesa se tiene que estar hablando de eso que Dios ha prometido para ese tiempo.

Por esa causa, para el tiempo de la Dispensación de la Gracia se ha estado hablando el Evangelio de Cristo, dando a conocer la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por los pecados del ser humano. ¿Para qué? Para que las personas obtengan la Salvación y vida eterna. Se tiene que hablar de lo que Dios estará haciendo. ¿Dios estará salvando?, pues se tiene que estar hablando de salvación.

Y ahora, hemos visto: “LA PALABRA CREADORA.” Es Dios hablando por medio de Cristo, de edad en edad y de dispensación en dispensación, por medio de los instrumentos que Él ha tenido en cada tiempo; y en los días de Jesús Dios habló por medio de Su cuerpo de carne que Él creó en el vientre de María y nació en Belén de Judea.

La Palabra Creadora es la Palabra de Dios, es la Voz de Dios hablando por medio de Su Ángel, el Ángel del Pacto. Esa es la única Palabra que es confirmada, vindicada por Dios, materializada, hecha realidad, cumplida. Esa es la Palabra prometida para cada edad, la cual es hablada.

Y ahora para nuestro tiempo tiene que ser hablada la Palabra prometida para nuestro tiempo, para que se haga realidad.

Por lo tanto, estará siendo hablado todo lo relacionado a la resurrección, a la transformación, al rapto, a la Cena de las Bodas del Cordero, al Reino Milenial de Cristo; todas esas cosas que son las que están prometidas para nuestro tiempo.

Tiene que estar siendo hablada la Palabra Creadora. Siendo hablada ¿por quién? Por el mismo Dios a través de Su Espíritu Santo, a través del Ángel del Pacto, que es Cristo por medio del instrumento que Él tenga en esta Tierra. Él tendrá un instrumento al cual pasarán los pensamientos divinos, él los hablará como sucedió con Moisés. Dios transmitía a Moisés Sus pensamientos, él los captaba, los hablaba y las cosas ocurrían; venían las plagas, cada una en el momento en que Dios le decía: “Vé y habla tal cosa.” Eso era la Palabra Creadora de Dios siendo hablada por Dios a través de Su Ángel, el Ángel del Pacto, a través de un velo de carne llamado Moisés.

Por lo tanto, Dios tenía un velo de carne, era Dios en la escena visitando a Su Pueblo, como le dijo a Abraham en el capítulo 15 del Génesis, Dios dijo que los visitaría. ¿Y cómo los visitó? En un cuerpo de carne, digamos: “prestado,” porque todavía Dios no tenía Su cuerpo de carne, el cual fue Jesús. Después visitó a Israel, ya ahí en la tierra prometida en Su cuerpo de carne llamado Jesús.

Y ahora, ese cuerpo de carne fue transformado, glorificado, subió al Cielo, está glorificado y está en el Trono de Dios. Pero Dios ha estado visitando Su pueblo, Su Iglesia, de etapa en etapa, y le ha estado hablando Su Palabra Creadora. ¿Y cómo la ha estado visitando? Por medio de velos de carne, hombres de Dios que Él ha enviado de edad en edad.

Para este tiempo también Dios estará visitando a Su Pueblo, a Su Iglesia y luego al pueblo hebreo, estará visitando a Su Pueblo como ha hecho en todos los tiempos. ¿Cómo lo conoceremos? Por la Palabra Creadora que Él estará hablando.

Él estará en medio de Su Iglesia en la etapa correspondiente a este tiempo final, y estará hablándonos todo Su Programa correspondiente a este tiempo final; y ese Programa será confirmado, vindicado, materializado en este tiempo final.

“LA PALABRA CREADORA DE DIOS.” Eso es lo más grande, la Palabra más importante. No hay palabra más importante que la Palabra de Dios. En los días de Jesús, cuando resucitó al hijo de la viuda en la ciudad de Nain, todos decían: “Dios ha visitado a Su pueblo porque un gran profeta se ha levantado entre nosotros.” [San Lucas 7:16]

Es por medio de profetas que Dios ha visitado a Su pueblo todo el tiempo, porque a los profetas es que viene la Palabra Creadora de Dios: por eso usted los encuentra en diferentes tiempos. Vemos a Moisés hablando a existencia las plagas. Encuentra también a Moisés levantando sus manos con su vara en la mano y el pueblo hebreo obteniendo la victoria contra Amalec. ¿Qué misterio estaba ahí? Dios con Su cuerpo angelical, velado y revelado en Moisés hablando, actuando en favor del pueblo hebreo.

Encontramos a Josué diciéndole a la luna que se quedara quieta, que se detuviera (en Absalón, en cierto territorio, allá en un valle), y al sol que se detuviera; y se detuvo. [Josué 10:12-13] No fue Josué, no fue la Palabra de Josué; fue la Palabra Creadora de Dios siendo hablada por Dios a través de Su cuerpo angelical el Ángel del Pacto, en un velo de carne llamado Josué.

También sucedió con el profeta Elías cuando dijo: “No habrá lluvia ni rocío siquiera, sino por mi palabra.” [Primera de Reyes 17:1] No era la palabra de un hombre, era la Palabra de Dios en Elías, la Palabra Creadora.

En otra ocasión un profeta le dijo a un rey que pidiera señal y el profeta dijo: “Si el sol se adelanta, es normal.” [Isaías 38:7-8] Le quiere decir, porque el sol va hacia adelante; o sea, las horas van adelante, así que la sombra se va adelantando; pero si se atrasa, eso significa que el sistema solar en vez de continuar en la forma que iba, se detiene y camina hacia atrás. Como los automóviles: que usted va hacia adelante pero de momento alguien le dice al auto: “Dale hacia atrás.” Y usted, que va en el auto, pasa el cambio a la reversa y camina hacia atrás.

Por la Palabra Creadora de Dios le fue dada reversa al movimiento de la Tierra; y por consiguiente el día también se detuvo por unos 10 grados. El tiempo de Josué fue casi por un día. No hay limitaciones para Dios. Dios creó el Universo completo y lo puso a caminar. Y por lo tanto, sabe cómo darle hacia adelante y sabe cómo darle hacia atrás, y sabe cómo detenerlo también.

Lo mismo que usted sabe si tiene automóvil, sabe cómo darle hacia adelante, sabe cómo detenerlo y sabe cómo darle hacia atrás. ¡Cuánto más Dios! Y cuando vemos que un hombre hace eso tenemos que reconocer que ha sido Dios hablando a través de ese hombre Su Palabra Creadora. Tan simple como eso.

Por eso la Escritura dice: “Los hombres que hablaron inspirados por el Espíritu Santo.” [Segunda de Pedro 1:21] ¿Ve? Fue inspirado por el Espíritu Santo, fue el Espíritu Santo en ellos, colocando en la boca de ellos Su Palabra. Todo es sencillo, más simple de lo que uno se imagina.

Ahora, hemos visto también quién es Jesucristo: es el Ángel del Pacto. En una ocasión Jesucristo dijo... San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

Y entonces pensaban que estaba loco. Pero no estaba loco. Es que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová que libertó al pueblo hebreo es Jesucristo en Su cuerpo angelical. La promesa era que vendría el Señor, el Ángel del Pacto; a ése fue al cual Juan el Bautista le preparó el camino. Y cuando vino, todo el mundo vio un hombre llamado Jesús, pero dentro de ese hombre estaba el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y por consiguiente estaba Dios dentro de Su Ángel vestido de un cuerpo de carne, el cual las personas podían ver. Ahí estaba Dios, el cual es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Allí estaba la plenitud de la Divinidad: Padre Hijo y Espíritu Santo. Ahí está la trinidad de Dios.

Dios es trino porque Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, y el ser humano es trino: alma, espíritu y cuerpo. Es muy fácil comprender la trinidad de Dios.

En Cristo estaba Dios reconciliando Consigo al mundo. Era Dios el que hacía las Obras a través de un velo de carne llamado Jesús. Tan simple como eso. El mismo Jesús decía que Él no hacía nada de Sí mismo, que era el Padre que moraba en Él el que hacía las obras. Y la Palabra que Él hablaba, no la hablaba de Sí mismo. [San Juan 14:10] Era la Palabra del Padre, que es la Palabra Creadora de Dios, esa es la Palabra de Dios que todo ser humano necesita para que toda bendición hablada en esa Palabra se materialice en nuestras vidas.

Que Dios nos dé siempre Su Palabra Creadora correspondiente a nuestro tiempo, y que toda bendición prometida por Dios para nuestro tiempo se materialice en nuestras vidas. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, puede hacerlo para que se materialicen en usted las bendiciones de Dios, la salvación y vida eterna se haga una realidad en cada uno de ustedes.

Vamos a dar unos minutos en lo que llegan las personas que han escuchado y ha nacido la fe de Cristo en su alma. También en las demás naciones pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos para que Cristo les reciba en Su Reino. Sin Cristo el ser humano no tiene esperanza, sin Cristo el ser humano no puede vivir eternamente. La única esperanza de vivir eternamente es Cristo. Jesucristo es nuestra esperanza.

Él dijo: “El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” (San Juan, capítulo 5, verso 24).

Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Todos queremos vivir, por eso comemos, por eso también tomamos agua, y aún otros líquidos, y también dormimos, y también trabajamos: porque queremos vivir.

Y si queremos vivir esta vida física, cuánto más la vida eterna. Para vivir eternamente necesitamos pertenecer a esa Nueva Creación que Dios está efectuando por medio de Cristo.

Todos necesitamos a Cristo, todos necesitamos ser redimidos con la Sangre de Cristo. Sin la Sangre de Cristo no hay remisión de pecados. Ni siquiera hay sacrificio de animalitos en Israel, en Jerusalén, ni tienen ya templo dónde efectuar esos sacrificios; y no se podían efectuar en otro lugar; tenía que ser en el templo, en Jerusalén. Pero tenemos el Sacrificio de Cristo, que nos limpia de todo pecado y nos restaura a la vida eterna.

En las demás naciones pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino. También los niños de 10 años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo también les reciba en Su Reino.

Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. También presentamos a Cristo los bebés para que Cristo les reciba en Su Reino. Todos queremos asegurar nuestro futuro y el de nuestra familia con Cristo en Su Reino eterno porque todos queremos vivir eternamente. Si vivir en estos cuerpos mortales, esta vida temporal, es tan buena, cuánto más la vida eterna. La vida eterna es la más importante y tenemos que asegurarla con Cristo en Su Reino eterno.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Vamos a estar puestos en pie, en las demás naciones pueden también vamos a estar puestos en pie. Si falta todavía alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir.

Es un asunto de vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. No hay otro Salvador. Solamente hay uno, y su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Vamos ya a orar por las personas. Si falta alguna persona todavía, puede pasar, niños de 10 años en adelante también.

Todos queremos vivir eternamente, todos queremos entrar al Reino eterno de Jesucristo.

Vamos a levantar nuestras manos al Cielo y los que han venido a los Pies de Cristo y están aquí presentes o en otras naciones, con nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Palabra, Tu Palabra Creadora, Tu Evangelio, y nació Tu fe en mi corazón. Creo, Señor Jesucristo, en Tu Primera Venida y en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrifico de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario, Señor, de todo corazón, y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.

Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Me rindo a Ti, en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame Señor, Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero entrar a Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Señor, en Tus Manos encomiendo mi alma. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y Glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. Amén y amén.

Y ahora, ustedes me dirán: “Por cuanto Jesucristo dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado será salvo.” Ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma y lo recibí como mi único y suficiente Salvador. Ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes.

Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, en el Nombre del Señor Jesucristo; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. El bautismo es tipológico. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, a la vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Así como Cristo murió, fue sepultado y resucitó a y en la vida eterna, y en la vida eterna para nunca más morir, resucitó glorificado. Por lo tanto, así ocurre en la esfera espiritual con todos los creyentes en Cristo, para más adelante también suceder en la esfera física cuando seamos transformados, para ir luego con Cristo al Cielo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Que Cristo les bautice con el Espíritu Santo, luego que sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, tanto ustedes los que están presentes como ustedes que están en otras naciones y recibieron a Cristo como único y suficiente Salvador (ustedes también pueden ser bautizados en agua en estos momentos). Y que Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, pregunto al reverendo Salomón Cunha: ¿Hay agua? Hay agua, veo que hay agua; hay ministros también que les bautizarán, hay ropas bautismales también. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora dejo al reverendo Salomón Cunha con ustedes.

LA PALABRA CREADORA.”