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La única esperanza de paz 2007-06-24 1 La Paz BO 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o por internet o algún otro medio de comunicación.

Mi especial saludo para el doctor misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín, y también para los pobladores de Chiquimula y Zacapa en Guatemala que están asistiendo a esta transmisión a través del satélite vía Telecom. Y para todos ustedes allá en Puerto Rico, mi especial saludo y aprecio, y que Dios los bendiga grandemente a ustedes y también a todos los hermanos en el Caribe, en toda la América Latina, en Norteamérica, en el Canadá, en el África y demás naciones.

Para esta ocasión, leemos en Ezequiel, capítulo 34, versos 22 en adelante, dice:

Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.

Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.

Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.

Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

LA ÚNICA ESPERANZA DE PAZ.” Es nuestro tema para esta ocasión.

Dios es el que hace la paz y el que crea la adversidad, también dice la Escritura: “Yo he quitado la paz de este pueblo.” [Jeremías 16:5] Si Dios quita la paz de un pueblo o de una persona, humanamente no la encontrará, porque la paz es una bendición divina, conforme a Números, capítulo 6, donde encontramos la bendición sacerdotal. Donde dice en Números, capítulo 6, versos 22 al 27:

Jehová habló a Moisés, diciendo:

Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:

Jehová te bendiga, y te guarde;

Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.”

Esta bendición tenía que ser hablada por Aarón y sus hijos, que eran los que tenían el Orden Sacerdotal en medio del pueblo de Israel.

Y ahora, aquí en la bendición que tienen que ellos hablar sobre el pueblo, está que Dios los bendiga y los guarde y que haga resplandecer Su rostro sobre ellos, y que tenga misericordia de ellos y que alce Su rostro sobre ellos (sobre el pueblo) y ponga en ellos paz, y finalizando colocar el Nombre de Dios en esa bendición. Si no saben el Nombre de Dios, pues no pueden echar esa bendición; y si no pueden echar esa bendición, el pueblo no puede ser bendecido.

Y ahora, dice:

Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.”

O sea, que la bendición tiene que ser hablada y luego el pueblo tiene que decir: “Amén, así sea,” y Dios se encarga de hacer una realidad esa bendición que fue hablada.

Ahora, vean cómo Dios enseña a los sacerdotes, a Aarón y a sus hijos, los enseña a través de Moisés, le habla a Moisés y de Moisés le habla a Aarón.

Y ahora, la única esperanza de paz, por cuanto la paz viene de Dios, tiene que ser bajo un Programa Divino, y por consiguiente tiene que estar ya en la Escritura prometido ese Programa que traerá la bendición de la paz para el pueblo, para Israel y para toda la humanidad; y será el Mesías Príncipe, llamado el Príncipe de Paz conforme a Isaías, capítulo 9, verso 5 al 6, que nos dice de la siguiente manera:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”

Aquí tenemos la promesa de la Venida del Mesías, en donde todos estos atributos estarán contenidos en el Mesías y Su Nombre, será Consejero, será Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Si es Príncipe de Paz, establecerá la paz en Su Reino, y todos los que vivirán en Su Reino gozarán de la paz del Eterno, de Dios, por medio del Mesías Príncipe como Rey en ese Reino llamado el Reino de David.

Por lo tanto, el Mesías Príncipe será un David, viene de David; por lo tanto, así como en el reino o imperio romano del tiempo de los Césares, vean, hubo unos cuantos con el título de César, aunque eran personas diferentes, pero heredaban el título de “César” o “el César.” Y aquí el título de David o el David, lo hereda el Mesías Príncipe, por eso es llamado: “el Hijo de David,” descendiente del Rey David, ese será el David mayor, mayor que el mismo rey David y mayor que Salomón el hijo de David.

Por eso cuando Cristo Jesús estuvo hablando en una ocasión, dijo frente al templo: “He aquí uno mayor que el templo,” porque Jesús es el templo humano donde Dios habitó en toda Su plenitud, y eso es mayor que un templo de cuatro paredes de piedra.

Y también Él dijo: “He aquí uno mayor que Salomón,” porque Cristo es el Rey heredero al Reino de David, un Reino que será para siempre y un Reino que tendrá la paz de Dios para todos los que vivirán en la Tierra bajo este reinado.

Ese reinado será sobre Israel y sobre todas las naciones, la Capital será Jerusalén y el Distrito Federal será todo el territorio de Israel, y todas las demás naciones estarán bajo la Corona del Mesías Príncipe. O sea, que las diferentes naciones que existirán en ese reinado del Mesías, tendrán reyes, pero reinarán bajo la Corona del Mesías, o sea, estarán sujetos al Mesías Príncipe y por consiguiente habrá paz en todos esos reinos de las diferentes naciones que vendrán a formar parte del Reino del Mesías. Por eso de Jerusalén saldrá la ley de Dios, de Sion saldrá la Palabra del Señor, y de Jerusalén la ley de Dios.

Así que, hay para la raza humana un futuro muy hermoso prometido en las Escrituras y por consiguiente hay esperanza para la humanidad, la única esperanza es la del Mesías Príncipe estableciendo Su Reino en la Tierra, al cual se unirán muchas naciones, y cubrirán el planeta Tierra completo ese Reino, por cuanto Él es el Hijo del Hombre y por consiguiente es el heredero al planeta Tierra, para ser el Rey del planeta Tierra completo.

Y como Hijo de David Él es el heredero al Reino de David, por eso el Ángel o Arcángel Gabriel hablando con la virgen María le dice en San Lucas, capítulo 1, versos 31 al 32, dice:

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Esa es la promesa divina en donde la casa de Israel y la casa de Judá y toda la humanidad tienen la única esperanza.

El Cristianismo cree esta promesa, por lo tanto esa es la única esperanza que el Cristianismo tiene de paz para la humanidad y es la misma esperanza que tiene el pueblo hebreo. La única esperanza de paz.

Habrá por medio de tratados humanos antes de que llegue ese momento y esa paz permanente, vendrá una etapa de una paz temporera o temporal, la paz siempre es buena, y terminará con guerra. Cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá destrucción de repente (dice San Pablo); sobre ellos (dice), o sea, sobre el mundo. Eso está en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, vamos a leerlo:

Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones , no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche.”

Nadie en su hogar cuando llega la hora o llega la noche y también llega la hora de acostarse a dormir, usted lo que está esperando es un buen sueño, no está esperando a un ladrón que venga. Si llega a estar esperando un ladrón, pues permanece despierto y preparado para darle la bienvenida.

Y ahora, en la noche las personas duermen, no están esperando al ladrón, pues no podrían dormir por 365 días al año. Y ahora, él dice, Pablo dice:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche.”

O sea, vendrá sin que estén apercibidas las personas, vendrá sin que las personas se den cuenta que ha venido o que ha llegado, vendrá como ladrón en la noche; o sea, no se darán cuenta la gente que ha llegado el día del Señor:

Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.”

Para el mundo vendrá destrucción repentina, o sea, una tercera guerra mundial que será atómica, en palabras más claras, en adición a todos los problemas que tienen las diferentes naciones. ¿Pero qué será del pueblo que sirve a su Dios? El pueblo que sirva a Dios conocerá estas cosas.

Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón (y si no estamos en tinieblas para que nos sorprenda el día del Señor, vamos a estar despiertos, si no estamos en tinieblas, no estamos de noche)... para que aquel os sorprenda como ladrón (o sea, que no va a sorprender a los escogidos de Dios, a los hijos de Dios, porque ellos estarán apercibidos).

Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”

Por lo tanto para el mundo será una etapa, un tiempo de tiniebla y oscuridad, espiritual y política y en todos los sentidos, y de tiniebla y oscuridad porque están viviendo bajo el reino de las tinieblas y por consiguiente es el reino de oscuridad, del maligno. Pero los escogidos de Dios viven en el Reino de Cristo, que es un Reino de luz; y por consiguiente están con sus ojos espirituales abiertos conociendo lo que está sucediendo en medio de la raza humana, y estarán comprendiendo cuál es el Programa Divino que se estará llevando a cabo en este tiempo final, y conociendo que un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día, dice el Salmo 90, verso 4 y Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8. El día del Señor.

En medio del pueblo hebreo, de los días de la semana se le llama al séptimo día, al sábado, el día del Señor, pues es el día dedicado a Dios para el ser humano descansar de sus labores y dedicarlo a Dios.

Y ahora, un día es como mil años y mil años como un día, por lo tanto, tiene que venir un día milenial que sea el milenio número siete o séptimo, para ser reconocido ese día milenial como el día del Señor. “El Señor es Señor del sábado,” dijo el mismo Jesucristo. [San Marcos 2:28]

Y ahora, el día milenial en que Cristo establecerá Su Reino en la Tierra, tiene que ser el que corresponde al sábado, el sábado milenial, séptimo milenio; y ahí también será que será libertado el pueblo hebreo, serán juntadas las tribus de Israel, será restaurado el Reino de David y será establecida la paz permanente, la paz imperecedera, la paz eterna para Israel y para todas las naciones que formarán parte de ese Reino del Mesías.

Ahora, ¿cómo podemos nosotros obtener esa paz que el Mesías dará a los seres humanos en Su Reino? Por cuanto durante la Dispensación de la Gracia Dios ha estado tratando con los gentiles y ha estado siendo manifestado el Reino de Dios, el Reino de Cristo en la esfera espiritual y han estado entrando millones de seres humanos a ese Reino en la esfera espiritual, en la esfera física será cuando seamos transformados los que vivimos, y los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos, se entrará a la clase de vida física que corresponde a ese Reino, que es Vida eterna.

Pero mientras llega esa parte física, estamos en la etapa espiritual en donde han estado entrando millones de seres humanos por medio de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en su alma, recibir a Cristo como Salvador dando testimonio público así de su fe en Cristo y siendo bautizados en agua en Su Nombre y Cristo bautizándolos con Espíritu Santo y Fuego y produciendo en esas personas el nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo cuando le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” [San Juan 3:5] O sea, que para entrar al Reino de Dios y obtener por consiguiente la Vida eterna, hay que nacer de nuevo del Agua, o sea, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu, o sea, el bautismo del Espíritu Santo; y así la persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna en un nuevo Reino, el Reino de Cristo, el Reino de luz, el Reino del Mesías, es sacado del reino de las tinieblas y colocado en el Reino de luz, es sacado del reino del enemigo de Dios y es colocado en el Reino de Cristo, el Hijo de Dios, y así obtenemos la Vida eterna para nuestra alma y así aseguramos nuestro futuro eterno con Cristo, y por consiguiente obtenemos la reconciliación con Dios y la paz con Dios acá en nuestra alma.

¿Ven? Antes de llegar el Reino Milenial del Mesías podemos obtener la paz de Dios, por medio de Cristo, el cual nos reconcilia con Dios por medio de Su Sacrificio efectuado en la Cruz del Calvario. Dice Efesios, capítulo 2, verso 11 en adelante:

Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.”

Vean, el que está sin Pacto con Dios, está sin esperanza en este mundo, y por consiguiente también está sin paz en su alma, tiene la angustia existencial porque no sabe de dónde vino, no sabe porqué está aquí y no sabe hacia dónde va cuando terminan sus días en la Tierra.

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo (o sea, lo que nos allega a Dios es la Sangre de Cristo que es la Sangre del Nuevo Pacto, del Pacto eterno).

Porque él es nuestra paz...”

Y ahora, ¿quién es nuestra paz? Cristo, el Mesías.

...que de ambos pueblos hizo uno (Dios de ambos pueblos, dice: Ha hecho uno.) derribando la pared intermedia de separación.”

De judíos y gentiles ha estado llamando para Su Nombre un pueblo y ha estado formando un pueblo de ambos pueblos, y entre los gentiles han estado judíos y eso son pertenecientes a la tribu de Judá y la tribu de Benjamín y también de la tribu de Leví, y las otras diez tribus ahí las tenemos también entre los gentiles, porque fueron esparcidas a causa de la idolatría.

Y ahora, Cristo dice a Sus discípulos. “Vayan a las ovejas perdidas de Israel.” [San Mateo 10:6]

¿Dónde están esas ovejas del reino del Norte, de las diez tribus perdidas? Entre las naciones y hasta perdieron su identidad, pero Dios es el Redentor, el Salvador de Israel, Él envía Sus discípulos a buscar las ovejas perdidas de Israel. Sigue diciendo la Escritura que Dios hará un Pacto con Su pueblo, un Pacto con Israel y con Judá, un nuevo Pacto.

Bajo ese nuevo Pacto entrarán los de las tribus del reino del Sur y los de las tribus del reino del Norte, y ha estado sucediendo a través de las generaciones que de las tribus del Norte y de las tribus del Sur del Reino de David, han estado entrando al nuevo Pacto por medio de creer en Cristo como su único y suficiente Salvador. Sigue diciendo:

Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz (haciendo la paz).”

Vean cómo todo el Programa que el Mesías Príncipe lleva a cabo en Su Primera Venida muriendo en la Cruz del Calvario, trae la paz para el ser humano acá en su alma.

Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.”

Y ahora, por medio de la cruz y Su Sacrificio en esa Cruz, vean, hace la reconciliación del ser humano con Dios, para tener el ser humano ¿qué? La paz. El ser humano no puede tener la paz de Dios, esa bendición o don de Dios, sin estar reconciliado con Dios. Todas las bendiciones divinas están bajo la redención, bajo el Programa de redención que Cristo llevó a cabo en la Cruz del Calvario; y la bendición de la paz está dentro del Programa de redención. No puede persona o nación encontrar la paz de Dios, la paz permanente, fuera del Pacto de paz.

Por lo tanto, es en el Reino de Cristo que están en la esfera espiritual y que pronto estará en la esfera física también, en donde las naciones como también los individuos, tendrán la paz imperecedera, por consiguiente esa es la única esperanza de paz para las naciones y para individuos, en medio de la familia humana.

Y ahora, los creyentes en Cristo la tienen acá en su alma, ¿por qué? Porque han entrado al Pacto de paz, el nuevo Pacto y están cubiertos con la Sangre del Pacto eterno, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Los creyentes en Cristo son el Israel celestial, y los creyentes en Cristo son los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo en donde millones de descendientes de Abraham y descendientes de las diez tribus del Norte, han entrado al nuevo Pacto Divino.

Vean, aquí en Ezequiel, capítulo 34, verso 23 al 25, dice:

Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.

Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

Y estableceré con ellos pacto de paz.”

Hay un Pacto de paz de parte de Dios para el ser humano. Los líderes políticos hacen pactos comerciales, hacen pactos también políticos, pactos en cuanto a no guerra, vienen a hacer pactos de paz, pero algunas veces de momento se rompen esos pactos porque son humanos, son frágiles, porque el ser humano es frágil. Pero ahora Dios ha dicho que va a hacer, a establecer un Pacto de paz con Su pueblo. Él ha prometido juntar todas las tribus de Israel y restaurar el Reino de David, y eso lo hará por medio del Mesías Príncipe, que es el Príncipe de Paz.

Vean, el capítulo* 37 de Ezequiel, verso 21 en adelante, dice:

Y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra;

y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.”

El verso 24 dice:

Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.”

Y luego sigue diciendo:

Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.

Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.”

Y aquí nos habla claramente lo que Dios hará para darles la paz permanente a Israel: los restaurará, todas las tribus serán restauradas a su tierra. “Los traeré.” Él dice que Él los traerá; y si Él dice que los va a traer, entonces van a estar reunidos; todos los hijos de Israel serán llevados de entre las naciones y establecidos en su tierra, y ahí tendrá Dios con ellos un Pacto de paz, bajo el reinado del Mesías Príncipe, del Hijo de David, el cual restaurará el Reino de David y Trono de David, que es el único Trono y único Reino que tiene promesa de restauración para esa restauración permanecer para siempre.

Y ahora, la única esperanza de paz es el Mesías Príncipe restaurando el Reino de David, estableciendo allí nuevamente las doce tribus de Israel y ahí gobernando sobre Israel y sobre todas las naciones, y de año en año irán las personas de las diferentes naciones a Jerusalén a adorar a Dios, y por consiguiente eso será en la Fiesta de los Tabernáculos.

Vamos a verlo aquí, capítulo 14 de Zacarías, verso 9 en adelante, dice:

Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

Toda la tierra se volverá como llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén (ese fue el lugar que fuimos nosotros en estos días, ¿verdad? Rimón)... al sur de Jerusalén y ésta será enaltecida, y habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente.

Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén.”

Y ahora vean, ninguna nación debe pelear contra Jerusalén, ninguna nación debe pelear contra el pueblo hebreo. Dice:

Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén (o sea, que van a pelear contra Jerusalén en este tiempo final y también los que ya han peleado en otros tiempos también tienen una sentencia).

La carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca (eso no es otra cosa sino radioactividad).

Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero (se van a matar unos a otros).

Y Judá también peleará en Jerusalén (o sea, que es una guerra).

Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia (eso será el botín).

Así también será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos (o sea, que se va a usar armamento que causará ese tipo de plaga).

Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.”

Dios estará reinando sobre Israel y sobre todas las naciones a través del Mesías.

Y ahora, el turismo más grande lo tendrá Israel en el Reino Milenial:

Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.”

O sea, que no será algo voluntario, el que quiera ir voluntariamente, sino que es una orden divina, es por decreto divino que hay que ir a Jerusalén a adorar de año en año en la Fiesta de los Tabernáculos será; o sea, siete días de fiesta allá en Jerusalén. Por lo tanto, será la ciudad de la fiesta más importante y será la ciudad a donde más turistas llegarán. Y los de las familias que no vengan a adorar a Jerusalén, a Dios, no caerá agua, lluvia sobre ellos; y si no hay agua, no hay lluvia, las cosechas no pueden llevarse a cabo; y si no hay cosecha no hay comida, y si no hay comida y agua, mueren las personas.

Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos.”

¿Qué pasaría en un hogar y luego en una ciudad si por no pagar el agua, el recibo, le cortan el agua? Y le dicen: “Y esto es por un año.” Sufrirían mucho. Así será con las naciones que no suban a Jerusalén a adorar a Dios. Si le cortan el agua a una ciudad, esa ciudad se va a la quiebra, y si es un país, pasa lo mismo. Pueden decir: “Tenemos los mares llenos de agua,” Pero agua con sal, daña la mente, daña el cerebro y se vuelven locos.

Esta será la pena del pecado (o sea, hay una sentencia para las naciones que ya está escrita, y ya si no actuó correctamente, le vendrá ese problema, podemos ver también que la lluvia que es otra bendición de Dios; por eso Dios dice que si el pueblo es obediente a Dios, Dios le dará la lluvia a su tiempo, la Temprana y la Tardía).

En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar.

Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos.”

¿Ven? De aquellos mercaderes que hubo en los días de Jesús, ya no habrá.

Ahora, esto nos muestra cómo será el Reino milenial del Mesías, será una restauración del Reino de David en donde estará presente Dios, estará en el Mesías Príncipe encarnado y a través de Él estará gobernando sobre Su pueblo, porque Él es el Rey de Su pueblo, el Rey de Israel. Por eso el Salmo 2 hablándonos de esto (vamos a ver aquí lo que nos dice)... recuerden que el Mesías Príncipe estará como Pastor del pueblo, será el que estará dirigiendo a Su pueblo; y por cuanto Dios es el Pastor de Su pueblo, Dios estará pastoreando Su pueblo a través del Mesías Príncipe. Verso 6 en adelante dice (aquí tenemos la Primera y la Segunda Venida de Cristo):

Pero yo he puesto mi rey

Sobre Sion, mi santo monte.

Yo publicaré el decreto;

Jehová me ha dicho:

Mi hijo eres tú;

Yo te engendré hoy.

Pídeme, y te daré por herencia las naciones (o sea, que todas las naciones van a pertenecer al Mesías Príncipe, y por consiguiente al Reino del Mesías; todo rey de toda nación gobernará bajo la Corona del Mesías Príncipe)...

Pídeme, y te daré por herencia las naciones.”

Esto nos lleva a Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 28 también. Dice:

Pídeme, y te daré por herencia las naciones.

Y como posesión tuya los confines de la tierra (o sea, hasta lo último de la Tierra, todo el planeta Tierra).

Los quebrantarás con vara de hierro;

Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;

Admitid amonestación, jueces de la tierra.

Servid a Jehová con temor.”

O sea, este es un mensaje no solamente para Israel, aquí dice: “Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.” Y aquí lo habla. Y vean, en Apocalipsis nos da más luz de este pasaje tan importante, el mismo Jesucristo hablando en el capítulo 2 del Apocalipsis, verso 26 en adelante, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (o sea, tiene que estar en el Programa Divino en donde se está llevando a cabo la Obra de Dios, y dice: Hasta el fin, o sea, hasta el tiempo del fin) yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

Como Cristo recibió de Su Padre esa autoridad sobre las naciones y sobre el Universo completo, Él dijo en San Mateo 28, verso 16 en adelante (Él dice): “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra.”

Y ahora, Él va compartir aquí con el vencedor esa autoridad que le fue dada sobre este planeta Tierra, y va a conferir esa autoridad al vencedor, y dice que le dará autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, las gobernará con vara de hierro.

Uno de los problemas grandes de las naciones es que son débiles gobernando las naciones, y las naciones y sus habitantes han tomado libertinaje, muchos tienen, usan de libertinaje y esos son los problemas que tiene la familia humana; pero en el Reino del Mesías estarán los decretos divinos y el que los viole tendrá sus consecuencias; será con vara de hierro ese gobierno del Mesías, pero con amor.

Las personas no deben preocuparse de que va a ser vara de hierro, ¿por qué? Porque todos desean obedecer, conocer la voluntad de Dios, para vivir conforme a la voluntad de Dios; pero los que usan del libertinaje, esos sí, esos sí tienen que temer, porque las consecuencias serán graves para los que sean desobedientes. Sigue diciendo:

Y le dará la estrella de la mañana.”

Se llama: “La estrella de la mañana,” al planeta, ¿cuál? ¿Venus? ¿Será que le va a dar el planeta Venus para él? No, la estrella de la mañana representa a Cristo. Apocalipsis 22, verso 16, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

Y ahora, Cristo es la estrella resplandeciente de la mañana, Cristo, el Ángel del Pacto.

¿Qué va a recibir el vencedor al recibir la estrella resplandeciente de la mañana? Va a recibir al Ángel del Pacto, el Espíritu Santo. Eso es la estrella resplandeciente de la mañana.

La estrella resplandeciente de la mañana ha estado manifestándose a través de sus diferentes Mensajeros del Antiguo Testamento, y hablando por medio de ellos, y luego en el Nuevo Testamento también. Estuvo en Jesús, luego también el Día de Pentecostés vino y fueron bautizados ciento veinte con el Espíritu Santo, y luego así a través de los Mensajeros y del pueblo de cada etapa. Para el tiempo final también tendrá un Mensajero donde estará la estrella resplandeciente de la mañana, o sea, Cristo, manifestándose y hablándole a Su pueblo, y guiando a Su pueblo Cristo como el buen Pastor, guiando Sus ovejas y alimentándonos con los pastos frescos de Su Palabra. Y ahí estará la Palabra, la espada que sale de su boca. Aquí primero dice:

Y le dará autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, como yo también la he recibido de mi Padre.”

Pero ahora vean acá, Apocalipsis 19, verso 11 en adelante para que tengan el cuadro claro, dice:

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea (este es el Mesías, el caballo blanco representa un poder, el poder de la Palabra, de la Palabra creadora de Dios).

Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.”

El nombre Jesús millones de personas lo conocen y millones de personas lo han conocido a través de las edades pasadas; pero aquí viene con un Nombre que nadie conoce, y por consiguiente nadie se estaría imaginando cuál sería el Nombre que Él tendría, un nuevo Nombre, dice capítulo 3, verso 12 del Apocalipsis. Dice:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (o sea, una persona muy importante en ese templo), y nunca más saldrá de allí (o sea, que permanecerá allí; fue por elección divina, no por elección humana); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios (el nombre de la Ciudad de Dios es el mismo Nombre de Dios), la nueva Jerusalén (o sea, que la nueva Jerusalén tiene un nombre, y ese Nombre, es el Nombre de Dios), la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

Y ahora, aquí Cristo dice que Él va a escribir sobre el vencedor el Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, o sea, el Nombre de la nueva Jerusalén que será el Nombre Eterno de Dios, y dice: “Y mi Nombre nuevo.” Esto nos muestra que el Nombre de Dios por primera vez será escrito sobre el vencedor, y ese es el Nombre nuevo del Señor Jesucristo para Su Segunda Venida, un Nombre nuevo escrito que ninguno conoce, sino Él, solo Él.

Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.”

Cuando le apareció el Ángel del Pacto a Moisés y lo envió a Egipto, una de las preguntas que Moisés le hizo fue: “¿Cuál es tu Nombre? O sea, si ellos me preguntan por tu Nombre, ¿qué yo les voy a decir? O sea, ¿qué Nombre yo les voy a decir?” Entonces ahí el Ángel le dio el Nombre en cuatro consonantes; pero que para poder ser pronunciadas esas cuatro consonantes como un Nombre, necesitan otras letras. Es que en hebreo no llevan esas vocales, pero fueron habladas y Moisés escuchó. Por eso Moisés le colocó por nombre a su ayudante (le colocó por nombre): “Josué.”

Y ahora, todo eso reflejando lo que será el Nombre de Dios cuando sea abierto ese misterio bajo esta manifestación de Dios.

Y ahora, Cristo tiene ya este Nombre nuevo, pues fue adoptado y está en el Trono del Padre, por lo tanto, ese Nombre nuevo Él ha prometido que lo escribirá sobre el vencedor, así como para Cristo sentarse en el Trono del Padre y reinar teniendo toda la autoridad de los Cielos y de la Tierra, recibió un Nombre nuevo cuando subió al Cielo.

¿Recuerdan a José, el hijo de Jacob? Vean, cuando en Egipto dio la revelación de los siete años de sequía y hambruna y luego los siete años... primero los siete años de abundancia y después los siete años de escases: el faraón hablando con sus consejeros y sus sabios, él preguntó: “¿Hay algún otro hombre como éste en el cual esté el Espíritu de Dios? No lo hay, no hay otro hombre para que pueda llevar a cabo todo ese proyecto de siembra y cosecha para almacenar alimento en abundancia para cuando venga el tiempo de escases.” Y lo proclamaron, el faraón lo proclamó segundo en su reino, le colocó el anillo, el sello, y dijo: “Nadie moverá el pie aquí, sin tu palabra.” [Génesis 41:40-42 ] O sea, que todo lo que se haría en Egipto, sería bajo orden directa de José.

Y ahora, el faraón le colocó un nuevo nombre: Zafnat-panea, tenía que ver todo eso con lo que él era. Por lo tanto, ahora llegan sus hermanos a Egipto y no saben que es su hermano, porque tiene un nuevo nombre.

¿Cómo será cuando esté el cumplimiento de la Venida del Señor? No sabrá la gente, pero será abierto a los escogidos el misterio y comprenderán que la estrella resplandeciente de la mañana, que es Cristo en Espíritu Santo, estará manifestado en medio de Su Iglesia, de Su pueblo. Ese es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora. Para los escogidos no habrá problema, ellos obtendrán la revelación divina a medida que lo estarán viendo y escuchando; y captarán toda esa Palabra y verán que Cristo, el Ángel del Pacto, la estrella resplandeciente de la mañana, estará visitando a Su pueblo.

LA ÚNICA ESPERANZA DE PAZ.”

Bajo esa visita que está prometida a la Iglesia y luego al pueblo hebreo, la única esperanza de paz se encenderá en el corazón de los que estarán recibiendo esa visita y comprendiendo lo que estará sucediendo en el Programa Divino.

Cuando los judíos despierten, sean despertados, y lo vean, lo comprendan, no habrá quién los aguante, dirán: “Miles de años hemos estado esperando esto, y ahora no lo vamos a dejar pasar.” Como Jacob, que se agarró del Ángel, de Cristo en Su cuerpo angelical, se agarró de la estrella resplandeciente de la mañana (Jacob), y no soltaba a la estrella resplandeciente de la mañana, al Ángel del Pacto, y dijo: “No te dejaré, no te soltaré, hasta que bendigas.” Y no lo soltó, hasta que recibió la bendición.

Estamos en tiempos muy importantes en donde el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo se está llevando a cabo, y tiene diferentes etapas ese Programa, en cada etapa y para cada etapa es hablada la Palabra, y bajo las promesas contenidas en esa Palabra que es hablada para cada etapa, estará materializándose todo el Programa para esa etapa, y los escogidos estarán recibiendo el beneficio de esa manifestación divina en cada etapa. Por eso estaremos viendo diferentes cosas suceder en diferentes etapas, pero recuerden que es que el Séptimo Sello tiene diferentes etapas.

Y ahora, comprendiendo que la única esperanza de paz para nosotros y para el Medio Oriente y para todas las naciones, es el Mesías viniendo y estableciendo Su Reino y estableciendo el Pacto de paz para Israel y para todas las naciones, no podemos hacer otra cosa sino pedirle a Dios misericordia y que nos ayude y nos abra el entendimiento para comprender todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, y nos ayude a ser fieles a Él, a Dios.

LA ÚNICA ESPERANZA DE PAZ,” la única esperanza de paz permanente, de paz imperecedera, de paz eterna.

Los judíos están esperando a Elías (conforme a Malaquías, capítulo 4), y ellos están esperando a Elías proclamando la paz imperecedera, o sea, hablándoles acerca de esa paz del Reino del Mesías, y por consiguiente les estará hablando del Mesías y les estará hablando de todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo.

Ellos están esperando ver a un hombre levantarse en escena, levantarse en la escena, con esas cualidades en su mensaje, para ellos decir: “Este es el hombre que nosotros estamos esperando.” Pero la Iglesia Novia de Jesucristo también está esperando lo mismo. Para la Iglesia será una bendición muy grande. Y para la Iglesia es primero, para el Cristianismo es primero, visita al Cristianismo primero y después al Judaísmo o a los judíos.

Lo que ellos van a ver, lo van a ver manifestado en medio de la Iglesia, del Cristianismo, por lo tanto, Él vendrá por Su Iglesia, porque hay una fiesta muy grande en el Cielo, la Cena de las Bodas del Cordero, a la cual están invitados todos los creyentes en Cristo, para lo cual tienen que tener la vestidura de boda, que es el bautismo del Espíritu Santo como primicia, y la transformación del cuerpo, o sea, tener el cuerpo nuevo, glorificado, que es la plenitud; allí tendremos la plenitud del Espíritu de Dios, la plenitud de Dios, así estaremos adoptados como hijos e hijas de Dios con Vida eterna espiritual y Vida eterna física, y luego estaremos listos para irnos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Pero los judíos van a ver todo eso que estará pasando en la Iglesia y dirán: “Este es el que nosotros hemos estado esperando por miles de años.” pero Él viene por Su Iglesia, por Su Novia para llevarla con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, por lo tanto, Él tendrá que irse; y ellos lo aguantarán como Jacob: “No te dejaré ir, hasta que me bendigas.”

La única esperanza de paz para los individuos y para las naciones es el Mesías Príncipe estableciendo Su Reino en este planeta Tierra; y por consiguiente la única esperanza de paz es entrar al Reino de Cristo, al Reino del Mesías. Para tener la paz espiritual en el alma, tenemos que entrar al Reino de Cristo por medio del nuevo nacimiento, nacer del Agua y del Espíritu, y para las naciones obtener la paz, tienen que entrar al Reino del Mesías que será establecido en este planeta Tierra.

LA ÚNICA ESPERANZA DE PAZ:” el Mesías Príncipe, Él es nuestra paz y nos coloca en Su Reino de paz cuando lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador.

Yo tengo la paz de Dios. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Cristo dijo: “Mis paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da.” (San Juan, capítulo 12, verso 27).

Y ahora, con la paz de Cristo en nuestra alma, porque Él es nuestra paz y estando en Su Reino en la esfera espiritual en que se encuentra Su Reino, tenemos paz, tenemos amor, tenemos felicidad y somos agradecidos a Él por esa bendición de la paz que Él nos ha dado acá en lo profundo de nuestro corazón, y también con la promesa de que cuando Él establezca físicamente Su Reino en la Tierra, viviremos con Él en Su Reino y tendremos paz también.

Y nuestro cuerpo físico al ser transformado tendrá también paz, no tendrá los problemas que tiene nuestro cuerpo físico actualmente. O sea, que la paz vendrá a ser (diríamos): “Ausencia de problemas.” Todo lo que es un problema altera la paz del alma, del espíritu o del cuerpo del ser humano. Así que le agradecemos a Dios por dar a cada uno de nosotros la única esperanza de paz, a Jesucristo nuestro Salvador, al cual lo ha dado para ser la Expiación por nuestros pecados, para obtener la reconciliación con Dios y obtener la paz eterna, la paz imperecedera.

Yo al recibirlo como mi Salvador, he sido reconciliado con Dios y he recibido la paz eterna de parte de Dios. Estoy en paz con Dios. En palabras más claras, la paz perfecta es Cristo, el cual nos coloca en paz con Dios; por lo tanto, estar en paz con Dios es tener la paz que tanto el ser humano anhela, y solamente a través de Cristo, el Mesías Príncipe, podemos obtener esa paz eterna y perfecta. ¿Cuántos ya tienen la paz perfecta en sus almas? Yo también.

Dios es el que hace la paz, Dios es el que ha hecho, ha creado todas las cosas por medio de Cristo, y la paz es por medio de Cristo también que Dios la hace para el ser humano.

Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, pues no tiene la paz de Dios que tanto su alma anhela, y por consiguiente desea tener la paz eterna, la paz con Dios, para lo cual puede venir en estos momentos acá al frente para orar por usted para que usted luego de haber escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y haber nacido la fe de Cristo en vuestra alma, pueda dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador. Yo oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino y le dé la paz perfecta, la paz imperecedera.

Pueden pasar al frente para que así Cristo les reciba en Su Reino y puedan ustedes disfrutar la paz perfecta, la paz eterna que Cristo, el Mesías Príncipe, le da a cada uno de los que lo reciben como único y suficiente Salvador.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, Cristo tiene lugar en Su Reino para todos. Necesitamos asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Fuera de la Expiación de Cristo no hay bendición para el ser humano. Todos necesitamos a Cristo, todos necesitamos el Sacrificio de Cristo efectuado en la Cruz del Calvario. Sin ese Sacrificio el ser humano está perdido y sin esperanza.

Dios tiene mucho pueblo aquí en el Alto de la República de Bolivia y también en la Ciudad de La Paz, en la ciudad de Santa Cruz, en la Ciudad de Cochabamba, en el Vedi y en todas las Ciudades de la República de Bolivia y también en todas las naciones y en todas las ciudades de todas las naciones, y Dios por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, los está llamando para darles la paz eterna, la paz imperecedera bajo el Pacto de paz que Él prometió.

Este es tiempo de recogimiento y unión, tiempo en que Dios está llamando y juntando a todos Sus escogidos con gran Voz de Trompeta, Él los está llamando y juntando y los está colocando en Su Reino.

Veo que todavía vienen muchas personas de camino, vamos a dar unos minutos en lo que llegan, pues Dios tiene mucho pueblo aquí en el Alto de Bolivia y los está llamando. Pueden continuar viniendo los que faltan por venir, ya vamos a orar por todos ustedes.

Vamos a estar puestos en pie, en todas las demás naciones que están a través del satélite Amazonas o de internet o a través de Telecom en Guatemala, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo (los que no habían recibido a Cristo), para que Cristo les reciba en Su Reino, les coloque en Su Reino y les dé Vida eterna y les dé la paz en vuestros corazones.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos. Con nuestros ojos cerrados repitan:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano; creo en Tu Sangre como lo único que puede limpiarme de todo pecado, creo en Ti como mi único y suficiente Salvador. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor.

Señor, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Sálvame, Señor, Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor, quiero nacer en Tu Reino a la Vida eterna. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, a Dios, decimos todos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Y ahora, Cristo les ha recibido en Su Reino por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en su alma, y creyeron y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador, dando testimonio público con sus bocas de su fe en Cristo, de la fe de Cristo en vuestros corazones.

Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso.

Se predica el Evangelio de Cristo para que todo ser humano tenga la oportunidad de escuchar y que nazca la fe de Cristo en su alma, en su corazón y dé testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como único y suficiente Salvador, ya ustedes lo han recibido como único y suficiente Salvador, Él dijo: “Al que creyere (ya ustedes han creído) y fuere bautizado.”

Y ahora, ustedes me dirán: “Ahora quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes creyeron y lo recibieron como Salvador, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua es tipológico. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo, muere al mundo. Y luego cuando es sumergido en las aguas bautismales por el ministro, ha sido tipológicamente sepultado; porque el que muere tiene que ser sepultado, y tipológicamente es sepultado al ser sumergido en las aguas bautismales. Y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales la persona se ha levantado a una nueva vida, ha resucitado a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así la persona se ha identificado con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cristo se levantó a Vida eterna en Su resurrección, y así nos levantamos a Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno cuando somos levantados de las aguas bautismales.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, como se hacía o como hacían los apóstoles: que cuando creían, predicaban y cuando las gentes creían los bautizaban en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Eso lo hacían lo más pronto posible, eran bautizados, porque la meta es que las personas nazcan de nuevo del Agua y del Espíritu y entren al Reino de Dios y así obtengan la Vida eterna.

Bien pueden ser bautizados en agua. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino eterno de Jesucristo.

Continúen pasando todos una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Dejo aquí al ministro para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales. ¿Hay ropas bautismales? Ropas bautismales hay, hay agua también, bautisterios y ministros que les bautizarán; por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y nos veremos por toda la eternidad en el Reino del Mesías Príncipe, de Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

Con ustedes el ministro aquí presente y también el ministro correspondiente en cada país y en cada lugar en donde han recibido a Cristo como Salvador en estos momentos a través de internet o del satélite o de algún otro medio de comunicación.

Dejo al ministro de cada país y de cada lugar, y al ministro de este lugar también: de La Pirámide.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LA ÚNICA ESPERANZA DE PAZ.”