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Éste es el Heredero 2007-06-17 1 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas e internet en diferentes naciones. Para los que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite Amazonas, quiero decirle a todos los padres: ¡Felicidades! Hoy es el día de los padres, en casi todos los países de la América Latina, del Caribe y Norteamérica, del Canadá y de otras naciones.

Para esta ocasión leemos en San Mateo, capítulo 21, versos 33 al 46, una parábola muy importante luego que Jesús tuvo la entrada triunfal a Jerusalén, y fue rechazado como rey. Dice:

Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.

Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.

Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.

Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

La piedra que desecharon los edificadores,

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.

Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “ÉSTE ES EL HEREDERO.”

La Escritura dice que en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra, eso data de billones de años, han calculado unos dieciséis billones y medio (más o menos).

Y ahora, encontramos que el ser humano se encuentra en la Tierra, disfrutando un planeta del cual él no hizo nada para su creación; y sin embargo el ser humano dice: “Yo soy dueño de tal terreno.” Y las naciones dicen: “Todo este territorio es nuestro.” Vamos a ver lo que dice la Escritura para que sepamos quién es el dueño de todo el planeta Tierra y del Universo completo.

En Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice quién es el heredero, y por consiguiente el dueño:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Y ahora, ¿quién es el heredero de todo? El Hijo de Dios, Jesucristo.

¿Y cómo creó Dios los Cielos y la Tierra? Por medio de Jesucristo, por medio de Su Hijo.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (o sea, que Dios creó todas las cosas por medio del Verbo)...

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.” (San Juan, capítulo 1, versos 1 al 14). Y fue conocido por el nombre de: “Jesús.” El Verbo hecho carne recibió un nombre, el nombre de Dios para Salvación, el nombre terrenal para salvación, un nombre humano.

Y ahora, podemos ver quién es Jesucristo: Él es el heredero de todas las cosas, de toda la creación. Dios las hizo por medio de Jesucristo y para Jesucristo. Ahí tenemos el misterio de Dios el Padre y de Cristo; y la forma en que Dios ha obrado todas las cosas que ha llevado a cabo. Dios no obró, ni está obrando, ni obrará en el futuro, a menos que sea por el Verbo, que es Cristo, el Ángel del Pacto, llamado: “El Ángel de Jehová,” en las traducciones al español, y en algunas otras traducciones.

Dios por medio de Cristo ha obrado, así como usted y yo hemos obrado por medio de nuestro espíritu, a través del cuerpo físico: esa es la forma de usted y yo obrar en nuestra vida cotidiana. Y la forma de Dios obrar siempre ha sido a través de Cristo, el Ángel del Pacto en el Antiguo Testamento. Un Espíritu es un cuerpo de otra dimensión, ese Ángel del Pacto es el Espíritu Santo. Por esa causa es que Dios por medio de Su Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, que es el Verbo, obró la creación del Universo invisible y del Universo visible. Antes de venir a existencia el Universo visible, vino a existencia el Universo invisible con todo lo que contiene.

Y ahora, podemos comprender porqué San Pablo dice que las cosas visibles han sido hechas de las invisibles. Hebreos, capítulo 11. Vamos a leerlo para que lo tengan claro:

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios (o sea, por el Verbo), de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”

Y ahora, podemos ver dos cosas aquí: del Verbo que no se veía físicamente y de Dios que no se veía físicamente, fue hecho todo lo que se ve, el Universo completo. Y antes de aparecer el Universo físico, fue creado el Universo invisible, en el cual moran los ángeles, todas esas criaturas celestiales; o sea, que hay un mundo invisible primero que el visible.

Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ungido, Jesucristo en Su cuerpo angelical, estaba ungido por Dios. Era, es y será eternamente el cuerpo angelical de Dios. Y luego cuando se hizo carne, ese cuerpo de carne llamado “Jesús,” es el cuerpo físico donde Dios moró en toda Su plenitud. Por lo tanto, ese es el cuerpo físico de Dios, creado por Dios, para llevar a cabo la redención del ser humano por medio del Sacrificio de Expiación en la Cruz del Calvario. La Sangre allí vertida para la redención del ser humano, no tenía pecado, fue la Sangre del cuerpo físico de Dios que fue derramada en la Cruz del Calvario.

Por lo tanto, fue la Sangre de Dios, de Su cuerpo físico, donde Él moró en toda Su plenitud. Ninguna sangre humana podía redimir al ser humano, porque estaba contaminada con el pecado, solamente la Sangre de Dios (del cuerpo físico de Dios) podía redimir al ser humano y limpiar al ser humano de todo pecado.

Por lo tanto, Dios tenía que venir a la Tierra en forma humana, lo cual fue prometido en Isaías, capítulo 7, verso 14, donde nos dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo para que tengamos el cuadro claro. Dice:

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá , y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”

Aquí tenemos la promesa de un niño que tiene que nacer y que será Emanuel, que traducido es: “Dios con nosotros.” O sea, Dios dentro de un cuerpo de carne que va a nacer a través de una virgen.

Por lo tanto, de la descendencia del rey David aparecería una joven virgen que concebiría del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo, y daría a luz un niño, y entonces habitaría Dios con Su cuerpo angelical dentro de ese cuerpo humano; y eso entonces sería Dios en la forma de un niño o dentro de un niño, o sea, Dios juntándose a la raza humana como el eslabón entre la raza humana y Dios, para reconciliar al ser humano con Dios.

La Escritura dice que Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al ser humano. Era Dios en Cristo para reconciliar al ser humano por medio del sacrificio de ese cuerpo humano llamado: “Jesús.” Tenía el nombre correspondiente para redimir al ser humano: “Jesús,” “Yeshua,” “Salvador,” “Redentor.”

Por lo tanto, allá estaba Dios, y allí tenemos por primera ocasión en toda Su plenitud a Dios manifestado en alma, espíritu y cuerpo. El Eterno, Dios, el alma eterna, el Espíritu, el Ángel del Pacto, ése es el Espíritu Santo, o sea, el cuerpo angelical de Dios, que es Cristo en Su cuerpo angelical. Y luego la parte física, el cuerpo físico de Dios llamado: “Jesús.”

Por eso Jesucristo podía decir: “El Padre y Yo una cosa somos.” [San Juan 10:30] Así como usted puede decir: “Mi alma, mi espíritu y mi cuerpo una cosa somos.” Porque el ser humano es trino: Alma, espíritu y cuerpo.

Y ahora, tenemos a Dios en Jesús como Alma, o sea, Dios el Padre; Espíritu: el Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo; y el Cuerpo físico llamado: “Jesús.” Por eso Jesús decía también: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” ̈Porque la parte física declaraba la parte espiritual que estaba en Él.

San Juan, capítulo 1, verso 18, dice (y vamos a leerlo para que tengan aquí clara la base de lo que estamos hablando):

A Dios nadie le vio jamás.”

El profeta Moisés quería ver a Dios, pero Dios le dijo a Moisés: “No me verá hombre y vivirá.” [Éxodo 33:20] Luego le dice a Moisés: “Yo voy a pasar delante de ti, voy a colocar mi mano sobre ti, sobre tu rostro, y te colocaré en la hendidura de la peña; y cuando yo haya pasado entonces tú verás mis espaldas.” [Éxodo 33:23] ¿Qué iba a ver Moisés? Iba a ver a Dios. Pero a Dios nadie le vio jamás. Y Dios le dice a Moisés: “Nadie podrá ver mi rostro y vivir.” Pero ahora le dice que va a ver Su espalda cuando haya pasado; y cuando hubo pasado Dios delante de Moisés, Moisés vio la espalda de Dios (o espaldas de Dios). ¿Qué vio Moisés? Vio al Ángel del Pacto de espalda.

Y ahora, Juan dice aquí: “A Dios nadie le vio jamás.” Pero miren, cuando Jacob luchó con el Ángel en el capítulo 32, versos 24 al 32 del Génesis, y no soltaba al Ángel y el Ángel le decía: “Suéltame, ya está rayando el alba; o sea, tengo que irme.” Y Jacob le decía: “Yo no te soltaré, hasta que me bendigas; si no me bendices, no te puedes ir.” Así que uno tiene que agarrarse de Dios. Así es que se agarrará Israel de Dios en Su manifestación final. Eso será lo mismo que sucedió allá.

Y ahora, el Ángel le dice: “¿Cómo te llamas?” Y Jacob le dice: “Jacob.” Ahora, Dios sabía cómo se llamaba. Pero hay cosas que la persona tiene que hablar. Dios conoce todas las necesidades de ustedes y las mías, pero Él nos enseñó a orar y a pedir por nuestras necesidades. Pero Él las conoce, pero usted tiene que pedir, y pedir bien.

Es como algunas veces algunos niños (aunque casi nunca ocurre entre los niños), pero en un niño que diga: “Pero papi no me da dinero, no me da esto y lo otro.” Y el papá le puede decir: “¿Hijo, por qué no pediste?” Cada persona ha sido enseñada a pedir en oración a Dios.

Y ahora, Jesucristo mismo dijo: “Todo lo que pidieres al Padre en mi Nombre, Yo lo haré.” [San Juan 16:23] En otras ocasiones dice: “El Padre os lo dará.” [San Juan 15:16] O sea, que en el Nombre del Señor Jesucristo serían hechas todas las peticiones a Dios por los cristianos. Él dijo: “Hasta el momento ustedes no han pedido nada en mi Nombre.” [San Juan 16:24] Pero después les dice que pidan y les será concedido, porque ya se abriría una nueva dispensación y el Nombre para hacer las cosas sería: Señor Jesucristo, porque ése es el heredero de toda la creación. Él es el heredero del Trono celestial, y ya lo obtuvo.

Vean, aquí en San Mateo, capítulo 26, versos 63, dice (hablando Jesús al sumo sacerdote):

Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios (o sea, el Cristo, el Ungido, el Mesías).

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Una revelación muy grande fue dada aquí, le habla de que Él es, le contesta que Él es el Mesías, el Ungido, el Cristo, el Hijo de Dios; y luego le dice que se sentará a la Diestra del poder de Dios; o sea, que la manifestación del poder de Dios será administrada por Dios a través de Jesucristo. Por eso Jesucristo en San Mateo, capítulo 28 (luego de resucitado) en el verso 18, dice:

Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.”

¡Toda! Y Él otorga poder y autoridad a quienes deben tener poder y autoridad. Todo poder y autoridad es administrado por Dios a través de Jesucristo; y eso significa estar sentado a la Diestra de Dios, eso es estar sentado en el Trono de Dios, porque éste es el heredero: Jesucristo. Aquí también le habla que vendrá en las nubes del Cielo.

Y ahora, veamos en San Marcos cómo es mostrado en el capítulo 14, verso 61 en adelante, dice:

Mas él callaba , y nada respondía (esto es cuando el sumo sacerdote con el concilio del sanedrín estaban juzgando a Jesús). El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

Y Jesús le dijo: Yo soy.”

Aquí San Marcos lo habla en una forma más clara y usa el “Yo Soy.” El mismo que le habló a Moisés y cuando Moisés le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” Él le dijo: “Yo Soy.”

...y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”

Eso era una noticia grande, pues estaba prometido en Daniel, capítulo 7, versos 9 al 15. El sumo sacerdote debió glorificar a Dios juntamente con todo el concilio del sanedrín. Pero no toda persona quiere saber la verdad para creerla.

Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura...”

Y recuerde que el sumo sacerdote no podía rasgar sus vestiduras (Levítico, capítulo 21, verso 10). Así lo dice.

Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?

Habéis oído la blasfemia (una verdad dicha por Jesús fue conceptuada una blasfemia por el sumo sacerdote); ¿qué os parece? (o sea, le pregunta al concilio del sanedrín, a setenta miembros del concilio del sanedrín: ¿Qué os parece a ustedes? Pues ya el sumo sacerdote está diciendo que es una blasfemia y les pregunta a ellos: ¿Qué les parece a ustedes? ¿O sea, están de acuerdo en que es una blasfemia o no?) Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte (pero tenía que ser así para que pudiera morir como el Sacrificio de Expiación por el pecado de todo ser humano).

Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.”

Piense usted: ¿Qué sucedería con usted si un grupo airado de personas le cae a golpes a usted y comienzan a golpearle el rostro? Lo desfiguran. Eso sucedió con Jesús.

Y ahora, todo eso sucedió para que se cumpliera la Escritura. Isaías, capítulo 53 dijo que eso sucedería. Por lo tanto, todo eso estuvo sucediendo en la nación, en el pueblo y en la ciudad más religiosa del planeta Tierra, la cual tenía la promesa de la Venida del Mesías. Ellos no podían comprender que la Venida del Mesías tenía dos partes: Su Primera Venida como Cordero y siervo para sufrir en lugar nuestro, llevando nuestros pecados. Y aunque lo vemos en la Escritura en Su Primera Venida sufriendo y desechado podemos decir lo que dijo Jesucristo en la parábola que leímos al principio: “Éste es el heredero.”

Y ahora, vamos a verlo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono (o sea, el Trono de David, que es el Trono terrenal de Cristo, del Mesías), así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

O sea, el Trono del Mesías en la Tierra no es el Trono celestial, el Trono del Mesías en la Tierra es llamado el Trono de David; porque ese es el Trono terrenal de Dios y a ese Trono, Jesucristo el Mesías Príncipe es heredero. Pero Él heredó el Trono Celestial para sentarse físicamente con Su cuerpo glorificado en el Trono celestial.

En San Lucas, capítulo 1, el Ángel Gabriel, el cual ha tenido siempre acceso al Libro de la Verdad y por consiguiente ha tenido acceso a todo lo que va a suceder en medio de la raza humana y en medio de los Ángeles también.

Por eso en diferentes ocasiones fue enviado al profeta Daniel, el cual también era gobernador en Babilonia, de la provincia de Babilonia en el Reino de Nabucodonosor. Y continúo cuando hubo cambios de reino también o de imperios. O sea, que un político gobernador de la provincia de Babilonia recibió la visita de un ser celestial, de un ser de otra dimensión, de un hombre de otra dimensión.

Recuerden que Gabriel significa: “Hombre, varón de Dios.” Por eso su físico, su cuerpo es como un cuerpo humano pero de otra dimensión, y ese hombre llamado: “Ángel,” lo cual significa: “Mensajero,” vino para traer a Daniel la revelación divina de las cosas que iban a suceder. Le dio a Daniel la revelación divina de lo que iba a suceder al reino de los gentiles. O sea, que le dio a conocer la parte política de lo que sucedería al Reino de los gentiles.

Por lo tanto, fue una visión política dada a un político por uno que conoce toda la política de Dios. Ése es el Ángel de las revelaciones divinas. Fue el Ángel también que anunció la Primera Venida de Cristo. Y dice el reverendo William Branham que anunciará la Segunda Venida de Cristo. Y si él es el que la anunciará, pues nadie la conocerá, a menos que sea a través de las palabras de ese Ángel.

Y ahora, vamos a ver una de las ocasiones en que anunció la Venida del Mesías. Su Primera Venida. Juan el Bautista fue el precursor terrenal que anunció la Venida del Mesías y le preparó el camino. Pero el personaje celestial que anunció la Primera Venida de Cristo, fue el Ángel Gabriel, se la anunció a Zacarías, el sacerdote esposo de una descendiente también de Aarón, y luego le anunció a una virgen descendiente del rey David.

Ahora, miren ustedes los dos grupos ahí: los del orden sacerdotal y los del reino de David. Capítulo 1, versos 26 en adelante de San Lucas, dice:

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David (o sea, de la familia de David); y el nombre de la virgen era María (o sea, que ella era una princesa y José era un príncipe, aunque eran pobres, pero que eran de la realeza, de la dinastía de David, de la casa o familia de David).

Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”

¿Y por qué? Porque sería la primera y única mujer que tendría un hijo por creación divina; tendría un hijo, por consiguiente, de Dios.

Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.”

Recuerden que el nombre Jesús significa: “Salvador,” el cual es Yeshua.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo (o sea, hijo de Dios); y el Señor Dios le dará el trono de David su padre.”

¿Y por qué Dios le va a dar el Trono de David? Porque el Trono de David es el Trono de Dios en la Tierra. Eso usted lo encuentra cuando el rey David fue a pasar el reino a su hijo Salomón en Primera de Crónicas, capítulo 28, versos 4 en adelante; y el capítulo 29, verso 21 en adelante, en donde muestra que Salomón se sentó en el Trono del Reino del Señor.

El Reino de Dios en la Tierra es el Reino de David, y el Trono de ese Reino es el Trono de David único Trono en la Tierra que es señalado como el Trono de Dios en la Tierra y único Reino en la Tierra que es llamado: “El Reino de Dios.” Reino físico único llamado: “Reino de Dios.” Y único Trono físico llamado: “El Trono de Dios.” Y también Jerusalén, la única ciudad llamada: “La ciudad de Dios,” y Trono de Dios. No hay otro.

Y ahora, este es el Trono, el cual Dios ha dicho que le será dado a este niño que nacería a través de la virgen María.

...y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Ese es el Reino del Mesías que no tendrá fin, conforme a como ha sido dicho también en Isaías, capítulo 9, versos 6 al 7 donde dice:

Porque un niño nos es nacido , hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro (Él es el Príncipe heredero a ese Reino de Dios en la Tierra), y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”

Ahí tenemos al Príncipe de paz que traerá la paz a Israel, y al Medio Oriente y a la raza humana completa en Su Reino. Él no puede traer la paz a Jerusalén y a todo Israel y a todo el Medio Oriente y a toda la familia humana fuera de Su Reino. Fuera del Reino de David, no habrá esperanza de paz para Israel, para el Medio Oriente y para la familia humana. Podrán obtener paz temporal, pero esa paz temporal terminará en guerra.

“Cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá destrucción repentina,” dice San Pablo en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, versos 1 al 10. Esa destrucción repentina será una tercera guerra mundial atómica. Así terminará esa paz temporal que lograrán, porque será paz humana. Pero la paz divina que es dada por Dios, el cual hace la paz con el ser humano, por medio del Sacrificio Expiatorio de Jesucristo en la Cruz del Calvario y entonces obtenemos la paz con Dios y entramos a Su Reino eterno.

Y ahora, para Israel y para todas las naciones, para toda la familia humana, la paz perpetua, eterna, permanente, imperecedera, solamente puede ser obtenida por el Mesías Príncipe, que es el Príncipe de paz en Su Reino, el cual Él establecerá en la Tierra. Esa es la única esperanza que hay para Israel, para el Medio Oriente y para toda la familia humana; y es una promesa divina. Continuemos leyendo, nos detuvimos aquí donde dice:

...Príncipe de paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino (o sea, no habrá límites, cubrirá todas las naciones: la paz), disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Y una cosa tan complicada que ha sido para la raza humana será posible para Dios. El celo del Señor hará esto, o sea, que no será una obra humana, será una obra divina. Por lo tanto, hay esperanza para la familia humana; pero es en el Reino del Mesías, llamado: “El Reino de David,” que será restaurado con el Mesías Príncipe sentándose sobre el Trono de David. Ese es el Príncipe de paz para traer la paz a Su Reino, Reino que se extenderá por el mundo entero.

Éste es el heredero: Jesucristo, el Hijo de Dios. Y con Él heredarán los Apóstoles y los mensajeros de cada edad y todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo. “No temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido daros el Reino.” [San Lucas 12:32]

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 21, verso 7, dice:

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Esta Escritura será cumplida a cada uno de los apóstoles, y a cada uno de los mensajeros y a cada creyente en Cristo nacido de nuevo que heredará con Cristo el Reino como coheredero con Cristo, pues somos coherederos con Cristo de la Vida eterna y del Reino eterno, y todas las cosas que están en la Vida eterna. En el Reino del Mesías hay posiciones muy grandes para todos aquellos que han trabajado y para los que están trabajando y continuarán trabajando de todo corazón y esforzándose en: cada día trabajar más en la Obra del Señor.

Por ejemplo, tenemos a los apóstoles, los cuales en una ocasión dijeron, encabezados en Pedro, o en la persona de Pedro se expresaron de la siguiente manera. Y vamos a leer ese pasaje: capítulo 19, versos 27 al 30, dice (de San Mateo):

Entonces respondiendo Pedro, le dijo (le dice a Jesús): He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido (y aquí, por cuanto es judío, está hablando como judío. Siempre esperando algo, pues no hacen nada si no hay una recompensa); ¿qué, pues, tendremos?

Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria (o sea, cuando se siente en el Trono de David), vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel (tremenda posición, como jueces ahí para juzgar las tribus. Eso nos habla de la teocracia en el tiempo de los jueces del Antiguo Testamento, donde Dios reinaba sobre Israel a través de los jueces).

Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”

Lo más importante es la Vida eterna, y si la Vida eterna es tan importante y además de eso, esa recompensa. Eso va a ser algo maravilloso para los apóstoles, pero también para todos los creyentes en Cristo, de los cuales dice que Cristo nos ha limpiado con Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios, Reyes y Sacerdotes. Tendremos ahí una posición muy importante, porque ahí estará el Reino, los miembros del Reino celestial unidos en ese Reino terrenal del Mesías.

Y ahora, los mensajeros de cada edad con su grupo tendrán que ver con las demás naciones, y para el final la promesa dada: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi Trono.” Esa promesa la recibirá el último mensajero que Cristo tenga en Su Iglesia en el Día Postrero. Esa es la bendición más grande: estar a la Diestra de Cristo en Su Trono, en Su Reino, y ése será coheredero con Cristo en Su Trono, se sentará con Cristo en Su Trono; así como Cristo se ha sentado con el Padre en Su Trono. Y ahí tenemos al heredero del Trono celestial y del Trono terrenal, y también hemos visto al coheredero.

“ÉSTE ES EL HEREDERO: JESUCRISTO.”

Y el Mensajero del Día Postrero se sentará con Cristo en Su Trono y éste será el coheredero juntamente con todos los que estarán en el Reino de Cristo, que son también coherederos del Reino de Cristo para reinar con Cristo en Su Reino, en esa luna de miel que durará mil años.

Y ahora, hemos visto que JESUCRISTO ES EL HEREDERO.

Y ahora, todo aquél que quiere la Vida eterna puede obtenerla a través de Jesucristo, que es el heredero. ¿Cuántos ya han recibido la Vida eterna a través de Cristo? Si hay alguno que todavía no la ha recibido puede recibirla en estos momentos recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, para lo cual puede pasar acá al frente y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino.

Vamos a dar unos minutos para que puedan pasar al frente, los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos. Dios tiene mucho pueblo en esta nación y en todas las naciones, los cuales han venido del Cielo, sus almas han venido del Cielo para pasar una temporada en la Tierra y obtener la Vida eterna a través de Cristo.

La exclusividad de la Vida eterna la tiene Cristo y otorga esa Vida eterna a todos los que le reciben como único y suficiente Salvador. Por esa causa es que se predica el Evangelio de Cristo y se da la oportunidad a las personas que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador. El mismo Cristo dijo [San Marcos 16:15-16]:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en el alma de la persona. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10] Ya la fe de Cristo ha nacido en vuestros corazones porque han escuchado la predicación de la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, el Evangelio de nuestra salvación; y ahora tienen la oportunidad de dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como único y suficiente Salvador.

En todas las naciones que están escuchando en estos momentos, pueden venir a los Pies de Cristo también los que todavía no habían recibido a Cristo. Es un asunto de salvación y Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo; en las demás naciones también pueden estar en pie y pueden continuar viniendo a los pies de Cristo los que faltan por venir. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo:

Señor Jesucristo, vengo a Ti trayendo estas personas a Tu presencia, recíbelas, Señor.

Y ahora, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.

Señor, sálvame. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, como mi único y suficiente Redentor. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Y ahora, Cristo les ha recibido en Su Reino y ustedes me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar? Él dijo: El que creyere, y ya creí; y fuere bautizado, será salvo.” Por cuanto ustedes han creído en Cristo, pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua es simbólico; en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando es sumergida en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultada; y cuando es levantado de las aguas bautismales por el ministro, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua, ustedes que están aquí presentes y recibieron a Cristo, y los que están en otras naciones y recibieron a Cristo como Salvador en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Dejo al reverendo Josué Cunha para continuar e indicarles hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales. ¿Hay agua? Hay agua, hay bautisterio, hay ropas bautismales y vestidores de ropa para colocarse las ropas bautismales. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

ÉSTE ES EL HEREDERO.”