obsidian/es/conferencias/2007/04/spa-2007-04-04-1-las_buenas...

21 KiB

title date activity place city state country duration public youtube translations files
Las buenas nuevas de paz 2007-04-04 1 Santiago de Chile Región Metropolitana CL 00:00:00 false

Muy buenas tardes a todos los presentes; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para tener una base bíblica, para esta ocasión leemos una Escritura en Efesios 2:17... vamos a comenzar un poco antes, verso 11 en adelante de Efesios, capítulo 2, dice:

Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,

aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;

porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Tomando el verso 17:

Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca.”

Ese pasaje con el resto de las Escrituras, nos muestra al Mensajero por excelencia de paz: el Señor Jesucristo, y por consiguiente este verso 14 que dice:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno...”

Y ahora, ¿en términos espirituales qué es la paz y quién es la paz? Es Jesucristo. Jesucristo es nuestra paz, el cual por medio de Su Sangre nos acercó a Dios, y por consiguiente tenemos paz para con Dios, no por esfuerzo humano sino por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Romanos, capítulo 5, verso 1, dice:

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

La paz para el individuo acá en su alma, solamente puede ser obtenida por medio de Jesucristo, el cual es nuestra paz, y por medio de Él, por medio de la fe en Él somos justificados.

Y ahora, viendo aquí cuál es el camino de la paz, el camino de la paz es el Mesías, el Cristo, el Ángel del Pacto; por eso el Evangelio, vean ustedes lo que es, en el capítulo 10, verso 36 [Hechos]:

Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.”

Y ahora, anunciando el Evangelio de la paz por medio de Jesucristo, el Evangelio de la paz para que el ser humano obtenga la paz imperecedera y por consiguiente tenga la paz con Dios, esté en paz con Dios y pueda entonces tener todas las bendiciones del Cielo.

Así es para cada individuo y por consiguiente así es para la Iglesia del Señor Jesucristo que está formada por los creyentes en Cristo, los cuales tienen la paz de Dios que es Cristo, acá en sus corazones, y produce entonces todos los frutos de las bendiciones del Cielo en la vida de cada creyente; y por consiguiente la Iglesia tiene la paz de Cristo, al tener a Cristo manifestado en cada etapa a través del Mensajero de cada edad.

Y ahora, la paz para la humanidad, la paz para el mundo, la paz para las naciones seguirá siendo el Mesías, el cual en Su Segunda Venida traerá esa paz estableciendo Su Reino, en el Reino de Dios, del cual dijo que orando todos pidieran la Venida del Reino: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra.” (San Mateo, capítulo 6, verso 10).

Y ahora, durante dos mil años ha estado la paz siendo proclamada para el individuo, para cada persona como individuo, para tenerla acá en el alma, y a la Iglesia para tenerla en medio de ella manifestada.

Pero ahora para Israel y para todas las naciones como naciones, la paz gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, la paz imperecedera; por eso es que Israel está esperando un Mensajero de paz, al cual le han llamado: “Elías,” conforme a Malaquías, capítulo 4, versos 1 al 6, y tiene que aparecer antes que comience la gran tribulación, antes que venga el Día grande y terrible de Jehová.

La promesa es que Dios enviará a Elías, tiene que enviarlo, no sea que Dios venga y que en destrucción hiera la tierra, hiera la tierra con el juicio divino correspondiente a la gran tribulación y entonces la vida humana desaparezca de la faz de la Tierra; pero antes de eso, aparecerá Elías; y los judíos, todos los rabinos y los sacerdotes, lo esperan, lo esperan como un hombre que estará proclamando, predicando la paz imperecedera para Israel y por consiguiente para todas las naciones, porque de Israel saldrá la paz para todas las naciones.

Y ahora, se requiere que aparezca en la Tierra un hombre proclamando la paz imperecedera, la cual está dentro del Reino de Dios.

Para individuos, para una persona obtener la paz tiene que entrar al Reino de Dios que está en la esfera espiritual, recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, siendo bautizado en agua en Su Nombre y recibiendo el Espíritu de Cristo y así nace de nuevo, nace en el Reino de Dios, donde está la paz de Dios y donde el ser humano es restaurado para tener paz con Dios por medio de Jesucristo que es nuestra paz.

Para Israel obtener la paz, la paz, tiene que ser colocada dentro del Reino de Dios, que es el Reino de David siendo restaurado, ahí es donde está la paz para Israel; y el único que puede hacer eso es el Mesías Príncipe en Su Venida en el Día Postrero, en el tiempo final, porque Él es el Príncipe de Paz; y solamente el Príncipe de Paz es el que tiene la paz para darla en Su Reino a todos los que estarán en Su Reino.

Siendo que Él es el Príncipe de Paz, entonces tendrá Su Reino una cultura de paz, la cual estará siendo enseñada por medio del Evangelio del Reino para todo pueblo, nación y lengua, comenzando con Israel.

Por eso la Escritura dice: “Y toda la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Habacuc, capítulo 2, verso 14 e Isaías, capítulo 11, verso 9).

Por lo tanto, con lo que estará siendo llena toda la Tierra del conocimiento de la gloria del Señor, será con el Evangelio del Reino que estará proclamando una cultura de paz para Israel y para todas las naciones, porque habrá llegado el tiempo para Dios tratar con Israel como nación, como pueblo, y con las naciones como pueblos, como naciones, pues ya habrá tratado con el ser humano como individuo durante la Dispensación de la Gracia, y ahora en la Dispensación del Reino tratará con Israel y con las naciones.

Y ahora, podemos ver que el camino de la paz es el Mesías, el Cristo, el Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo para llevarlos a la tierra prometida y darles la paz.

Y ahora, vean cómo luego que están en la tierra prometida todo fue en una forma progresiva, de la etapa de los jueces a la etapa de los Profetas; y luego aparece la etapa de los reyes, en donde el rey David ocupó la posición más importante que fue la de rey, no de un reino de las naciones, sino del Reino de Dios en la Tierra.

Es el Reino de Dios en la Tierra el Reino de David, y él fue confirmado en el Reino de Dios como rey, y por consiguiente la herencia a ese Reino de Dios en la Tierra corresponde a la descendencia de David, el Hijo de David, el Mesías Príncipe, se sentará en el Trono de David y reinará sobre Israel y sobre todas las naciones, porque David fue adoptado en el Reino de Dios como rey; y por consiguiente uno de la dinastía de David, un descendiente de David, tiene que ser el que herede ese Reino de Dios en la Tierra; del cual le habló el Ángel Gabriel a la virgen María, y le dijo que ese niño que iba a tener sería llamado Hijo de Dios, y Dios le dará el Trono de David su Padre, y reinará sobre Israel para siempre.

Podemos ver que Esaú, el hermano de Jacob, perdió la bendición de que el heredero al Trono y Reino de Dios en la Tierra fuera un descendiente de Esaú, y luego ya en la descendencia de Jacob (se parecen los nombres), Saúl también cometió un error, perdió el derecho al Reino y por consiguiente perdió el derecho a que un descendiente suyo fuera el Mesías Príncipe que heredara el Reino de Dios en la Tierra. Saúl no llegó a la adopción y por eso su dinastía no tendría la oportunidad de heredar el Reino de Dios en la Tierra.

Y ahora, David tuvo la bendición de ser adoptado en el Reino de Dios, y por consiguiente un descendiente de David es el que obtiene la bendición de ser el heredero al Reino de Dios en la Tierra, Reino que traerá la paz para Israel y para todas las naciones.

Podemos ver que esto no solamente es un aspecto espiritual, sino que es un aspecto político, en el cual todas las naciones tendrán la bendición de Dios, será a través de ese Reino que todas las naciones obtendrán la bendición de Dios. Antes que sea establecido en la Tierra literalmente ese Reino, y por consiguiente la paz imperecedera que estará en ese Reino establecida y de ahí saldrá para todas las naciones, mientras tanto o en lo que llega ese momento, pues luchamos también por la paz temporal, porque todos queremos vivir en paz; y por consiguiente no podemos estar con los brazos cruzados, en cuanto a lo que hay que hacer para que haya paz en los hogares, haya paz en las comunidades, haya paz en cada nación.

Queremos que haya paz en la sociedad de todas las naciones, y por eso es que AMISRAEL: “el Mensajero de la paz,” ha estado trabajando en todos los aspectos de la vida de las naciones: en el político, en el académico, en el cultural, en el social, en el religioso también, porque todos tienen una parte para aportar en favor de la paz de las familias, de la comunidad, de la nación y de toda la humanidad.

Vean, el Evangelio de Cristo es llamado el Evangelio de la paz, y Cristo es el Príncipe de Paz, o sea, que la persona más grande, más importante que hay y que ha pisado este planeta Tierra, es Jesucristo el Príncipe de Paz, y por consiguiente es el Mensajero de paz más grande. Y todos los que le siguen son Mensajeros de paz, todos sus ministros son Mensajeros de paz, Agentes de paz.

Y todo creyente en Cristo es un Agente de paz también, para llevar la paz de Dios al corazón de cada ser humano, y Cristo es nuestra paz: llevar a Cristo al corazón de cada persona, para que ahí haya paz y de ahí se extienda a otras personas. “Mi paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da (dijo Cristo en San Juan, capítulo 14, verso 27).”

Y ahora, tenemos las buenas nuevas de paz, el Evangelio de Cristo, para individuos; y durante la Dispensación del Reino, pues tenemos las buenas nuevas de paz para Israel y para cada nación y para toda la humanidad en el Reino de Dios. Eso está en el Evangelio del Reino, que es el Evangelio de la paz en el Reino de Dios para todas las naciones.

Y ya estamos viendo cuál es el camino de la paz imperecedera para Israel y para todas las naciones: el Mesías Príncipe, el cual está esperando no solamente Israel, sino todas las naciones, porque Él es el deseado de todas las naciones conforme a como está prometido en la Escritura.

Pero mientras llega el momento del establecimiento total del Reino de Dios en la Tierra, queremos tener paz temporal aunque sea en lo que llega la paz permanente.

Eso es como cuando uno va a un restaurante o a un lugar a comer, en lo que preparan la comida, nos gusta que nos traigan algo adelante para picar algo; y así, la paz temporal que se puede lograr en la actualidad es algo como para picar, para que sepamos lo buena que es la paz.

Pero el plato grande es en el Reino de Dios que será establecido en la Tierra en Israel, y desde ahí gobernará ese Reino sobre todas las naciones. Y eso será el cumplimiento de la piedra no cortada de manos que hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido y los desmenuzó, los desmenuzó a los pies de hierro y de barro cocido y a todas las demás partes de esa estatua, y la piedra creció y se hizo un gran monte, creció y se hizo un gran Reino, el Reino de Dios en la Tierra bajo el gobierno del Mesías Príncipe.

Las buenas nuevas de paz, vean, las buenas nuevas de paz para el individuo acá, es acá en el alma, y son proclamadas esas buenas de paz bajo el Evangelio de Cristo, o sea, es el Evangelio de Cristo las buenas nuevas de paz para los individuos; y para Israel como nación y para todas las naciones, bajo el Reino del Mesías, vean, las buenas nuevas de paz es el Evangelio del Reino; y no vamos a explicar mucho ahí.

Y ahora, ya sabemos que el camino para la paz imperecedera, para el ser humano acá en el alma es Cristo, el Mesías, y para Israel y las demás naciones es el Mesías Príncipe, el cual está esperando. Se ha tomado a toda esta etapa en que estamos actualmente, en donde hablamos de una paz imperecedera que ha de venir, pero luchamos también por la paz temporal, para que haya paz temporal para que todo lo que tiene que ser dado a conocer en cuanto a la paz imperecedera, también sea dado a conocer, entonces esto viene a ser como una antesala que precursa y que anuncia y prepara al pueblo para algo mayor que ha de venir, lo cual será en el Reino del Mesías. O sea, que esta etapa en la cual estamos viviendo, vendría a ser como una antesala que precursa algo más grande que está por llegar de parte de Dios, en el Reino de Dios que será establecido en este planeta Tierra.

En este entrelace dispensacional han estado aconteciendo estas cosas porque es necesario para lo que ha de venir. Los jóvenes desean la paz, los niños desean la paz. Si ustedes ven en los hogares, los niños cuando ven a los padres discutiendo, dicen: “¿Por qué ustedes pelean tanto? ¿Por qué discuten tanto? No discutan.” Y algunas veces se colocan entre el papá y la mamá y los separan para que no discutan y para que así haya paz.

Y así está el individuo, los individuos, quieren que haya paz en la Tierra, y se preguntan y preguntan: “¿Por qué se pelean las naciones?” Quieren la paz entre las naciones, que son la madre de los ciudadanos como nación (la madre patria).

Y ahora, podemos ver que todos desean la paz: niños, jóvenes, adultos y ancianos, todos deseamos la paz, y la promesa es que Dios va a dar paz; pero hay un camino, y ese camino es el Mesías. Hay un orden divino, el orden divino que está ligado al Mesías Príncipe en y para Su Venida en este Tiempo final. O sea, que todo está ligado al Mesías, todo el programa de la paz imperecedera para Israel y para todas las naciones.

Hay jóvenes reunidos en diferentes naciones, en diferentes ocasiones, que aman la paz y que trabajan por la paz, por la paz imperecedera y también por la paz temporal.

Mi cordial saludo a los jóvenes en el primer taller de jóvenes titulado: “Jóvenes despiertos produciendo grandes frutos para el Reino de Dios,” allá en Colombia, en Villavicencio (Jueves 6 de abril). O sea, para los que están aquí, mañana 6 de abril, y para ustedes que están viendo esta conferencia, para ustedes hoy jueves 6 de abril en Villavicencio, Colombia, en donde fue el “Quinto encuentro juvenil latinoamericano,” en el año 1994, y allí los jóvenes participaron en ese encuentro y fueron motivados, y siguen trabajando fuertemente hasta este día, y continuarán trabajando todos los días de su vida.

Muchos de esos jóvenes hoy son ingenieros o abogados o médicos o pastores, han estudiado y han obtenido la victoria.

Que Dios los bendiga a todos los que estuvieron en ese año 1994 en ese encuentro juvenil, de los cuales, pues aquí también tenemos algunos: el reverendo Salomón Cunha, la doctora Kélita Machado y también el reverendo Florisvaldo Machado, todos ellos estuvieron allí, eran unos jovencitos, pero vean, les fue de bendición estar allí y estar en esos movimientos juveniles en pro de la paz y el progreso de la juventud y de las naciones.

¿Y no sé de los que están aquí quiénes más estuvieron allá? (Allá en Villavicencio) Por aquí tenemos también a Carlos. No sé quiénes más, a la parte atrás también veo algunos, aquí hay algunos de los que estuvieron allá en ese año 1994, en ese “Quinto encuentro juvenil latinoamericano,” y ahora ya crecieron y son muy útiles a la sociedad y a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Quizá también habrá algunos en este encuentro o en este primer taller juvenil de jóvenes: “Despiertos produciendo grandes frutos para el Reino de Dios,” allí en Villavicencio. Les felicito a los que están allí y estuvieron en el 94, y también a todos los que están allí presentes, y que Dios los bendiga grandemente y los motive y los use grandemente en Su Reino en beneficio de todo el Programa Divino. Y adelante “Jóvenes despiertos produciendo grandes frutos para el Reino de Dios.”

Y ahora, también aprecio y agradezco todo lo que ustedes que están hoy presentes, y los que me escuchan o me escucharán en otra ocasión a través de esta actividad que ha sido grabada. Aprecio y agradezco a todos ustedes por el respaldo, por el apoyo que le han dado a la Carpa en Cayey, Puerto Rico, para la compra y también para los pagos mensuales de la compra del terreno y también para la compra del nuevo auditorio, para la construcción del nuevo auditorio, que ya comenzaron las labores de la preparación del terreno y todas esas cosas.

Aprecio y agradezco todo lo que están haciendo por esas dos cosas, por los pagos, las mensualidades y también por la contribución a y para la construcción de ese nuevo auditorio, que esperamos que sea de grande bendición, no solamente para Puerto Rico sino para toda la América Latina y el Caribe, para Norteamérica, para Canadá, para el África y para todas las demás naciones. Y que Dios les bendiga y les prospere grandemente por lo que han estado haciendo y por lo que continúan haciendo.

En algún lugar o en algunos lugares, o en algún lugar tiene que aparecer lo que está profetizado, y ahí lo vamos a dejar. Dejaré al pastor de cada lugar que les explique lo que está profetizado sobre un edificio grande, una carpa o catedral, y los ministros de cada país, pues desean que sea en su país, también, pues yo deseo que sea en Puerto Rico. Es que cada persona desea lo mejor para su país.

Por lo tanto, en algún lugar va a aparecer, y todos van a estar contribuyendo para que eso se cumpla, para que aparezca en algún lugar, y estamos trabajando para que aparezca en Puerto Rico. Aprecio y agradezco que ustedes desean también como yo, que aparezca en Puerto Rico.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y les guarde, y ya nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

Así que, tenemos mucho tiempo para continuar viéndonos, pues hemos asegurado nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, por lo tanto, sabemos que vamos a continuar viéndonos siempre, y cada día mejor. Y vendrá un día que será todos jovencitos, todos perfectos y sin problemas y sin errores y sin fallas.

Mientras tanto, nos aceptamos unos a otros tal y como estamos y como somos; y como queremos que seamos perfectos, usted quiere ver perfecto a su hermano y a su hermana, no quiere verle fallas, pues entonces oramos por la transformación, porque con la transformación se acabaron los problemas, se acabaron las fallas, se acabaron los errores, se acabaron las imperfecciones. Bueno, oremos por la transformación de cada uno de nosotros.

Vamos a dejar por aquí al reverendo Salomón (nos gusta mucho, a mí me gusta mucho escucharlo a él, nos habla cosas muy importantes en forma en que todos las podemos entender). Por aquí tenemos también al reverendo Patricio Lara y Salomón (parece que los dos van a pasar). Así que, vamos a dejar a Salomón.

Dios te bendiga Salomón. Y que Dios les bendiga a todos ustedes y nos veremos, ¿dónde y cuándo? Ya Salomón les dirá, porque entre hoy y mañana ya tengo que irme. Así que, la próxima vez que nos veamos depende de ustedes, si es prontito o es un poquito lejano.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y con ustedes nuestro amigo y hermano el reverendo Salomón Cunha.

LAS BUENAS NUEVAS DE PAZ.”