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| Las buenas noticias de paz | 2007-02-06 | 1 | Asunción | Asunción | PY | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet o de algún otro medio de comunicación. Que la paz del Creador de los Cielos y de la Tierra sea sobre todos vosotros, desde lo profundo de vuestra alma hasta todo vuestro ser. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Leemos en el libro del Profeta Isaías, en el capítulo 52, versos 6 al 7, donde dice:
“Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Para esta ocasión nuestro tema es: “LAS BUENAS NOTICIAS DE PAZ.”
Dice que son benditos, que son hermosos los pies de los que sobre los montes traen alegres nuevas (o sea, alegres noticias), del que anuncia la paz; o sea, que el que trae las buenas nuevas o buenas noticias viene anunciando la paz, la paz entre el ser humano y Dios, por lo cual viene con un Mensaje divino, dando a conocer cómo el ser humano puede obtener la paz con Dios; porque el ser humano tenía paz, pero cuando pecó en el Huerto del Edén, perdió toda su herencia y perdió la paz. Por eso es que luego encontramos que los animales mueren, los árboles mueren también, y el ser humano físicamente muere desde que pecó en el Huerto del Edén.
Ahora, el ser humano, vean, perdió la Vida eterna física, y el ser humano luego al venir a la Tierra no ha sabido de dónde viene (no ha sabido porqué está aquí en la Tierra) y hacia dónde va después que muere, y por medio de la ciencia no ha logrado investigar su origen ni su futuro. Solamente la investigación tiene que ver con su vida y con lo que le rodea, y el ser humano ha estado viviendo en angustia existencial por causa de que no sabe de dónde ha venido, porqué está aquí y hacia dónde va cuando su cuerpo físico muere.
Y aún más, el ser humano no ha comprendido lo que es él en realidad, y algunos piensan que el ser humano es el cuerpo físico que vemos, pero no es así; el cuerpo físico solamente es una casa terrenal donde el ser humano habita, y esa casa, ese cuerpo es temporal, es también un templo en que habita el ser humano.
Por eso también San Pablo dice que somos templo de Dios, y el mismo Jesús hablando frente al templo allá en Jerusalén, en una ocasión dijo: “Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré.” Los judíos que lo escuchaban pensaban que Él estaba hablando del templo físico de piedras, pero Él estaba hablando de Su cuerpo, que es Templo de Dios, donde Dios estaba habitando en toda Su plenitud. El templo físico de piedra solamente es tipo y figura del templo de carne llamado Jesús, o sea, del cuerpo físico donde Dios estaba habitando.
Y ahora, encontramos que el ser humano es más de lo que algunos piensan que es, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo, como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por lo tanto, el ser humano necesita saber quién es, y solamente puede obtener este conocimiento y también obtener el conocimiento de dónde ha venido, porqué está aquí y para qué está aquí, y luego hacia dónde va, luego que muera su cuerpo físico.
El ser humano si pierde su cuerpo físico, si muere su cuerpo físico, la persona sigue viviendo aunque su cuerpo físico muera, va en alma y espíritu a otra dimensión y por consiguiente a otro reino: va al reino de las tinieblas o al Reino de luz, al reino del enemigo de Dios o al Reino de Cristo. Y cuando el ser humano obtiene ese conocimiento todos quieren ir al Reino de Cristo, que es el Reino de luz, el Reino de Dios que será y que es para toda la eternidad.
Y ahora, las buenas noticias de paz para el ser humano obtener la paz con Dios, están vertidas esas palabras de paz en la Biblia en el Nuevo Testamento. Vean, cuando Jesús nació en Belén de Judea, estaba cumpliéndose la promesa que de Belén de Judea saldría un guiador que señorearía sobre Israel (ése sería el Mesías) y sería un descendiente del rey David.
Ahora vean, siempre que nace un rey en toda nación que tiene o tuvo la monarquía, hacen una fiesta; y ahora, ¿cuánto más si nace un rey del Cielo? Vean aquí, en el pasaje de San Lucas, capítulo 2, cuando nació Jesús, capítulo 2, versos 4 al 15, dice:
“Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David.”
O sea, que José el esposo de la virgen María era un descendiente del rey David y por consiguiente era un príncipe, y también la virgen María era descendiente del rey David y por consiguiente era un princesa, eran de la familia real, de la realeza, aunque eran pobres. Pero la situación económica de una persona no cambia su posición. Su posición de la realeza no cambia por la situación económica de una persona.
Y ahora, nos dice que fueron allá a Belén de Judea para ese censo que ordenó Augusto César en ese tiempo. Dice:
“Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.
Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón (o sea, en el hotel o las casas de hospedajes que habían en ese tiempo).
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo (o sea, “os doy noticias.” Nuevas son noticias, noticias de gran gozo; o sea, que lo que les va a decir es una noticia para que tengan un gozo muy grande, noticias de gran gozo dice aquí)... he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.”
Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová que acompañaba al pueblo hebreo y que le apareció a los diferentes Profetas en el Antiguo Testamento, y que se manifestó a través de ellos, ahora estaba naciendo Su cuerpo físico en Belén de Judea, conforme a la profecía de Malaquías, capítulo 3, donde dice que primero enviaría Su Mensajero delante de Él, el cual prepararía un pueblo bien apercibido al Señor, y luego vendría a Su templo el Señor, el Ángel del Pacto, “a quien vosotros buscáis,” dice Malaquías, capítulo 3, verso 1.
Y allí estaba naciendo en Belén de Judea el Señor, el Ángel del Pacto, y por consiguiente era Emanuel que traducido es: “Dios con nosotros,” conforme a Isaías, capítulo 7, verso 14. Ahí estaba naciendo el cuerpo en que Dios estaría morando en toda Su plenitud, en donde por primera vez en la historia de la raza humana tendríamos la manifestación plena de la Divinidad, esto es: Padre, Hijo y Espíritu Santo en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret nacido en Belén de Judea.
La manifestación más grande que haya Dios tenido en el planeta Tierra, ha sido en Jesús, por eso el Señor Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra, y fue por y para un propósito divino: fue para la reconciliación del ser humano con Dios, para así el ser humano obtener la paz divina, la paz eterna. Sigue diciendo:
“Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
¡Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
Y ahora, la noticia para el Cielo es de gran gozo, y para el ser humano de esperanza, para obtener la paz en el alma y por consiguiente la felicidad y la seguridad de que no dejará de existir el ser humano, sino que vivirá eternamente en el Reino de Dios con nuestro amado Señor Jesucristo.
Las buenas noticias de paz están contenidas en el Evangelio de Cristo, por eso se predica el Evangelio de Cristo para dar a conocer al ser humano el camino de la paz que es Cristo, para el ser humano ser reconciliado con Dios, obtener el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, nacer en un nuevo Reino: en el Reino de Dios que es el Reino de Cristo.
Así como hemos nacido en este reino terrenal, en esta Tierra, en esta vida terrenal y temporal, vean, para vivir aquí tuvimos que nacer; y ahora Cristo, Él dice a Nicodemo (el cual estaba interesado en entrar al Reino de Dios): “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
¿Qué es nacer del Agua? Nacer de la predicación del Evangelio de Cristo.
¿Qué es nacer del Espíritu Santo? Recibir el Espíritu Santo y así la persona obtiene el nuevo nacimiento, nace en un nuevo Reino: el Reino de Cristo, nace a una nueva vida: a la Vida eterna, y por consiguiente ha asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno y por consiguiente tiene paz acá en su alma, sabe que aunque ésta vida terrenal es temporal y en algún momento se le terminará, sabe que en alma y espíritu irá al Reino de Cristo.
Y cuando Cristo complete Su Iglesia, que significa completar Su Reino, Él resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos eternos y glorificados y jóvenes; y a los que estarán vivos que lo hayan recibido como Salvador, y hayan sido bautizados en agua en Su Nombre y hayan obtenido el nuevo nacimiento, los transformará. Y entonces todos tendremos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo.
El cuerpo físico de Jesucristo está glorificado, y por consiguiente está tan joven como cuando subió al Cielo, y cuando sabemos esto, decimos: “Esa es la clase de cuerpo que yo deseo tener.” Con esa clase de cuerpo viviré por toda la eternidad joven, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, porque la promesa es para todos los creyentes en Cristo, todos aquellos que escuchan las buenas noticias de paz, las buenas noticias a través del Evangelio de Cristo. Por eso Él ordenó predicar el Evangelio a toda criatura:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Eso está en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.
Por lo tanto, la predicación del Evangelio de Cristo son las buenas noticias, las buenas nuevas de paz para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Por medio del Evangelio de Cristo es mostrado el camino a la Vida eterna, el cual es Cristo.
Cristo mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” O sea, que nadie puede llegar a Dios y por consiguiente nadie puede obtener la Vida eterna a menos que sea a través de Jesucristo. Vean también este pasaje de Efesios, capítulo 2, versos 14 al 17 lo que dice:
“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno (¿quién es nuestra paz? Jesucristo, que de ambos pueblos: pueblo judío y pueblo gentil) hizo uno (ese pueblo que ha hecho es la Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo de Dios, todos los creyentes en Cristo), derribando la pared intermedia de separación,
aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.”
Y ahora, es un nuevo hombre, una nueva raza la que está siendo creada, una raza con Vida eterna.
Toda persona que recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre y obtiene el nuevo nacimiento, obtiene el Espíritu de Cristo, ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Cristo, ha entrado al Reino de Dios y tiene Vida eterna, y por consiguiente es una persona que vivirá por toda la eternidad en el único Reino eterno, que es el Reino de Dios, el cual es el Reino de Cristo, el único Reino que permanecerá para toda la eternidad.
Por lo tanto, tenemos que comprender que nuestra estadía en este planeta Tierra tiene un propósito divino; dice San Pedro en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2 en adelante que hemos sido destinados para obedecer ¿obedecer qué? El Evangelio de Cristo, y ser rociados con la Sangre de Cristo.” ¿Ser rociados para qué? Para ser limpios de todo pecado.
Por lo tanto, el ser humano tiene la bendición y oportunidad de regresar a la Vida eterna por medio de Cristo, que es el camino a la Vida eterna, Cristo es el camino al Padre.
Por lo tanto, todo ser humano a través de la historia de la raza humana de Cristo hacia acá, ha estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, para tener la oportunidad de obtener la Vida eterna que el ser humano perdió cuando pecó en el Huerto del Edén.
Cristo es el Árbol de la Vida, por lo tanto, todos necesitamos a Cristo para regresar a la Vida eterna; las buenas noticias es que Cristo vino y murió por nosotros en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados, para así con Su Sangre limpiarnos de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre, y Él bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego y producir en nosotros el nuevo nacimiento, y así es como nacemos en el Reino de Dios, así como toda persona que vive en esta Tierra en el tiempo que le ha tocado vivir, vivió, y los que viven en este tiempo están viviendo ¿por qué? Porque nacieron. El que no nació, no vive en esta Tierra.
Y el que no nace en el Reino de Dios que es el Reino eterno, no puede vivir eternamente, por lo tanto, todos necesitan nacer del Agua y del Espíritu para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y la buena noticia es que el camino y forma para obtener ese nacimiento, ya está hecho todo ese camino, ese programa para que toda persona pueda nacer en el Reino de Dios y por consiguiente a la Vida eterna a través de Jesucristo. Sigue diciendo aquí San Pablo en este mismo pasaje:
“Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.”
Y ahora, Cristo luego que resucitó, anunció las buenas nuevas de paz, y luego los apóstoles continuaron anunciando las buenas nuevas de paz, y luego todos los predicadores del Evangelio de Cristo como embajadores de Cristo y embajadores de ese Reino celestial, han estado anunciando las buenas nuevas de paz, las buenas noticias de paz para el ser humano obtener la paz con Dios y por consiguiente entrar al Pacto de la paz, que es el Nuevo Pacto en donde también está la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado.
“LAS BUENAS NOTICIAS DE PAZ.”
Ya hemos visto que las buenas noticias de paz son las que están contenidas en el Evangelio de Cristo, las buenas noticias que nos da el Evangelio de Cristo, para que toda persona pueda obtener esa paz divina, esa paz de Dios, y tener la Vida eterna.
Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y por consiguiente escuché las buenas noticias de paz y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y produjo en mí el nuevo nacimiento, y ahora tengo la paz de Cristo, la paz de Dios en mi alma, sé de dónde vine, sé porqué estoy aquí en la Tierra, y sé hacia dónde voy cuando terminen mis días en este cuerpo terrenal, sé que viviré eternamente con Cristo en Su Reino eterno, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su futuro eterno y al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, las buenas noticias de paz, ha nacido la paz de Cristo en su alma y ha nacido la fe de Cristo en su alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia, usted está creyendo.
Ahora, con la boca se confiesa para salvación, dice San Pablo (eso está en el capítulo 10 de Romanos), ahora usted tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador, para lo cual daré unos minutos para que usted pueda venir acá al frente y dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Estaré orando por ustedes que han de venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Los que están a través de internet o del satélite en otras naciones, también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Recuerden que las personas, ustedes no saben cuántos días van a vivir en esta Tierra; recuerden que el cuerpo terrenal es temporal, y algunas personas duran hasta 100 años y más, pero hay otros que siendo jóvenes terminan sus días en la Tierra, otros que siendo niños también terminan sus días en la Tierra, y otros que siendo bebés terminan sus días en la Tierra.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Es importante asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. ¿Qué otra persona le puede asegurar a usted su futuro eterno? No lo hay, solamente hay uno, y Su Nombre es Señor Jesucristo.
Es que la exclusividad de la Vida eterna Dios la ha dado a una sola persona: al Señor Jesucristo. Por eso es que en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice que Dios nos ha dado Vida eterna, y dice que esta vida está en Su Hijo, en Jesucristo, y dice:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, tiene la Vida eterna).” También dice: “El que no tiene al Hijo, no tiene la vida,” o sea, que no tiene la Vida eterna, solamente lo que tiene es vida temporal, y se le va a terminar y no sabe cuándo se le va a terminar, porque la persona no puede decir: “Yo voy a vivir 100 años.” La persona puede decir que va a vivir 100 años y morirse a los 10 años o morir a los 20 años, porque la persona no es la que determina cuántos años va a vivir en esta Tierra, la persona no tiene control de su vida en la Tierra, no puede controlar cuántos años va a vivir en esta Tierra.
Por lo tanto, tenemos que saber que es Dios el que decide cuánto vamos a vivir en la Tierra. Sea el tiempo que sea, todos tenemos la oportunidad de recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, por eso Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Es un asunto de Vida eterna creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo para asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino.
Los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos; también los niños de diez años en adelante, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también.
Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir. Algunas veces hay personas que son un poco tímidas y les da vergüenza pasar al frente para recibir a Cristo, porque piensan que las demás personas van a estar mirándolos y se avergüenzan; pero Cristo dijo que el que se avergüence de Él, Cristo se avergonzará de tal persona delante de Su Padre celestial. Pero todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre celestial.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna.” La Voz de Cristo es la predicación del Evangelio de Cristo, son las buenas nuevas de salvación, las buenas nuevas de paz.
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo. Si falta todavía alguna persona por venir a los Pies de Cristo puede venir, ya sea que estén aquí presentes o en otras naciones a través del satélite Amazonas o algún otro medio de comunicación.
Vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que puedo ser salvo, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.
Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame Señor, Te lo ruego, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.
Señor Jesucristo, quiero nacer en Tu Reino, quiero entrar a Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino eterno. Sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y ahora, con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, creyeron y lo han recibido como único y suficiente Salvador. Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Ahora, ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí, lo he recibido como mi Salvador, ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, quiero cumplir Su mandato completo porque quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino. ¿Cuándo me pueden bautizar?”Es la pregunta desde lo profundo de vuestra alma. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno.
Ahora, pregunto aquí al ministro si hay agua: hay agua, hay bautisterio. ¿Hay ministros que les bautizarán? Hay ministros que les bautizarán también. ¿Hay ropas bautismales también, reverendo Tilleria? Hay ropas bautismales también. Hay personas que les ayudarán a llegar a los vestidores de ropa, hay vestidores de ropa también, por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino eterno de Cristo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de las buenas noticias de paz, para que todos puedan tener esa paz de Cristo y tener la Vida eterna.
Dejo al reverendo Tilleria para que les diga hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“LAS BUENAS NOTICIAS DE PAZ.”