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El Principio 2007-01-14 1 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes aquí el en Brasil y los que están en otras naciones a través de internet o del satélite Amazonas, o de algún otro medio de comunicación; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos la Escritura, la Palabra sagrada de Dios en el capítulo 1 del Génesis, verso 1, en que dice:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”

EL PRINCIPIO.” Ése es nuestro tema para esta ocasión.

Nosotros vivimos en este planeta Tierra y comprendemos que hubo un principio hace miles de años o millones de años.

Y ahora, ese principio puede tener billones de años. Dios creó la Tierra hace millones de años. Dice la ciencia que la Tierra tiene 4.500.000.000 de años, y el Universo como tal tiene 15.000.000.000 de años aproximadamente; y desde que Dios colocó al hombre en la Tierra, han transcurrido unos 6.000 años aproximadamente, o desde que el ser humano pecó o cayó en el Huerto del Edén. Por lo tanto, el ser humano en la Tierra es un jovencito, la raza humana es jovencita.

Antes de aparecer la raza humana en la Tierra, hubo una raza animal, la cual es llamada: “la serpiente,” esa raza la encontramos en la Escritura, y también los arqueólogos han descubierto muchos esqueletos de cuerpos de los cuales ellos dicen que era el hombre en aquellos tiempos y que tienen millones de años esos cuerpos que ellos han encontrado. Por lo tanto, antes del ser humano hubo una raza en la Tierra muy parecida al ser humano, la cual la encontramos también en el Huerto del Edén, pero esa raza era inferior al ser humano, porque lo que hace al ser humano lo más importante en el planeta Tierra es que tiene alma. Los animales no tienen alma.

Por lo tanto, esa raza anterior al ser humano corresponde a la raza animal, corresponde al eslabón perdido que la ciencia está buscando.

Antes del ser humano aparecer en la Tierra, hubo una catástrofe según la ciencia hace 65.000.000 de años, en donde hubo un meteoro que chocó con la Tierra y trajo una catástrofe muy grande, en donde perecieron los animales gigantes, aves gigantes también, muchos animales que para nosotros en la actualidad serían monstruos, pero que en aquellos tiempos eran normales.

El cometa que chocó con la Tierra hizo un hueco muy grande en el planeta Tierra, y hoy en día es el Golfo de México, conforme a la ciencia. Ahí fue donde cayó ese cometa o ese meteoro.

Ahora, en aquellos tiempos no hubo hombre en la Tierra. Cuando Dios vino a recrear la Tierra, estaba desordenada y vacía. Hubo tinieblas sobre la Tierra, o sea, todo estaba en tinieblas, porque el sol, la luz del sol, no podía penetrar la Tierra, por causa de lo que quedó en la atmósfera. A causa de esa catástrofe, en donde los volcanes también entraron en erupción.

El reino terrenal de aquel tiempo desapareció, pero luego el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas para traer a existencia una nueva generación de aves, de animales, de peces, y colocar en la Tierra al ser humano como gobernante de esta Tierra; sería el ser humano el que tendría el dominio de la Tierra, sería el ser humano el protector, el guardián de la Tierra. Por eso le fue entregado al ser humano, todo lo que Dios colocó en el planeta Tierra, o sea, que el ser humano: Adán, era el rey de la Tierra, el primer hijo de Dios que Él colocaba en la Tierra; y le dio una compañera, la cual sacó de Adán.

Ahora, el ser humano siendo alma, espíritu y cuerpo, era la cabeza de la creación, lo más importante que Dios había creado en la Tierra. El ser humano podía hablarle a los árboles y ellos le obedecían, podía decirle a un árbol: “Pásate de aquí a allá,” y se pasaría; o sea, que el ser humano tenía la autoridad y el poder sobre todo el planeta Tierra con lo que contenía. Antes de estar en la Tierra en cuerpo físico, estaba en cuerpo espiritual, pero después Dios le dio un cuerpo físico. Eso hace menos de 1.000.000 de años, pues el ser humano es muy joven.

De toda la creación de Dios física, el ser humano es un bebé. Pero ahora vamos a llamar al ser humano: “los hijos de Dios.” Los hijos e hijas de Dios son eternos, estaban con Dios eternamente.

Veamos aquí algo en el libro de Job que nos llama la atención. En el capítulo 38, versos 1 en adelante, dice (este es Dios hablando con Job):

Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:

¿Quién es ése que oscurece el consejo

Con palabras sin sabiduría?

Ahora ciñe como varón tus lomos;

Yo te preguntaré, y tú me contestarás.

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?

Házmelo saber, si tienes inteligencia.

¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?

¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus bases?

¿O quién puso su piedra angular,

Cuando alababan todas las estrellas del alba,

Y se regocijaban todos los hijos de Dios?”

¿Cuándo se regocijaban todos los hijos de Dios? Cuando Dios fundaba la Tierra, o sea, que los hijos de Dios estaban cuando Dios estaba fundando la Tierra; pero no estaban en cuerpos físicos. Hay cuerpo físico y hay cuerpo espiritual, o sea, un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. Eso lo podemos comprender. El cuerpo de otra dimensión es llamado: “espíritu,” un espíritu es un cuerpo pero de otra dimensión, parecido a nuestro cuerpo físico, es llamado también: “ángel” o “un ángel.”

Ahora, ¿cómo vino a existencia la creación? Algunas personas piensan que fue una explosión, le llaman: “El Big Bang.” ¿Quién la causó? Ahora, veamos qué nos dice la Escritura, la Escritura dice: “En el principio,” o sea, antes de existir la creación, antes de existir el Universo físico, aun antes de existir el Universo invisible o espiritual. Recuerden que la Escritura dice que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Eso lo dice San Pablo en Hebreos, capítulo 11, verso del 1 al 3.

Y ahora, si lo que se ve fue hecho de lo que no se veía, entonces lo que vemos vino después, o sea, que el principio de la creación está antes de la creación física. También la Escritura dice que Jesucristo es el principio de la creación, o sea, que Jesucristo dio comienzo a la creación; o sea, que Jesucristo no es cualquier persona, Jesucristo es la persona más importante de la Tierra y también del Cielo.

Algunas personas no saben quién es Jesucristo y se avergüenzan de Jesucristo; y cuando tienen la oportunidad de recibir a Cristo como Salvador, se avergüenzan. El que se puede avergonzar es Jesucristo de usted, pero nosotros no nos podemos avergonzar de Él, Él es el Rey de reyes y Señor de señores, Rey-Dios, Rey-teofanía, Rey-Jesús, Rey de reyes y Señor de señores.

Y ahora, vamos a ver el principio, antes que existiera una partícula, Dios existía; pero no era Dios.

Y ahora, ¿cómo vamos a entender eso: que Dios no era Dios? Dios significa: “objeto de adoración,” y si no había alguien que lo adorara, pues no era Dios. ¿Qué era entonces? El Eterno, el Ser Eterno, que no tuvo comienzo ni tiene fin.

¿Él qué hacía antes del principio? Él estaba planificando lo que Él llevaría a cabo, porque en Él hubo pensamientos, porque Él es un Dios pensante; y una persona pensante, antes de hacer las cosas, tiene que pensarlas. Algunas personas hacen cosas y después dicen: “Yo no pensé lo que iba a hacer.” O sea, está diciendo que en esos momentos no era un ser pensante, y eso no le conviene a la persona. Por eso antes de hacer las cosas, piénselas.

Ahora Dios no está pensando lo que Él va a hacer, Él ya lo pensó, Él lo que ha estado haciendo es dando acción a Sus pensamientos o ejecutando Sus pensamientos, o sea, haciendo lo que Él pensó hacer; y lo que Él pensó hacer, está correcto, no importa que algunas personas piensen que no debió Dios hacer las cosas así.

El Dueño de toda la creación es Dios. Por lo tanto, Él está haciendo como Él desea hacer, ¿y quién le va a decir que lo está haciendo mal? Usted no tiene nada, todo le pertenece a Dios. San Pablo decía: “¿Quién entendió la mente de Dios? ¿Quién fue su consejero? Nadie.” [Romanos 11:34] “Dirá el vaso de barro al alfarero: ¿por qué me has hecho así?” [Romanos 9:20] Eso es altercando el barro con el alfarero, y eso no se puede hacer; o sea, que Dios hace como el alfarero: hace lo que él desea hacer, lo que él tiene planeado hacer.

Dice San Pablo que de la misma masa el alfarero hace vasos para honra y vasos para deshonra [Romanos 9:21-23]; y así también Dios: vasos para honra y vasos para deshonra, vasos para misericordia y vasos para ira. Dice San Pablo que a faraón lo hizo para mostrar su ira, su juicio en él. Por lo tanto, Dios es el que sabe porqué fueron hechas todas las cosas de la creación. Ningún ser humano tiene un plan de la creación, lo tiene Dios, y Él lo puso en acción.

Antes que existiera un planeta en un sistema solar, perteneciente a una galaxia, existía en otra dimensión; y antes que existiera esa otra dimensión y que existiera algo, solamente existía Dios; pero no se le llamaba Dios, porque no había alguien para adorarle. Solamente Dios existía como El Eterno, el Alma Eterna, y en Él estaban los pensamientos, esos atributos de tener una creación, de tener hijos, y así por el estilo: ángeles, hombres, que le adoraran, y entonces sería Dios, sería el objeto de adoración. Por esa causa la adoración es únicamente para Dios, el Creador de los Cielos y de la Tierra; y a ninguna otra persona puede ser dada la adoración.

Ahora, de Dios salió el Logos, el Verbo, la Palabra, salió el Logos, una lucecita: eso fue lo primero que se vio. Todo estaba en tinieblas, pero cuando salía esa lucecita, ése es el Logos, el Verbo.

Y ahora, vamos a verlo aquí, y ahí es el principio (San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante):

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”

Y ahora, en ese principio encontramos que lo primero que se ve es aquella lucecita, el Verbo, el Logos: eso es un cuerpo de luz, eso es nada menos que Jesucristo en Su cuerpo angelical, eso es el cuerpo angelical que salió de Dios, en el cual moró Dios y mora Dios en forma visible pero en otra dimensión. Y desde ese cuerpo visible en otra dimensión comenzó a crear, creó ángeles, los ángeles lo adoraron y entonces vino a ser Dios; adoraron a Dios en ese cuerpo angelical; por eso ustedes ven en el Antiguo Testamento que cuando aparecía el Ángel de Jehová o Ángel de Dios, las personas a los cuales les aparecía, se postraban ante Él y lo adoraban porque estaban adorando a Dios, el cual estaba allí presente en Su cuerpo angelical. Por eso el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento cuando aparecía a las personas, les decía: “Yo Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Así le dijo a Moisés. También otros decían: “He visto a Dios cara a cara.” Estaban viendo a Dios en Su cuerpo angelical.

Y ahora vean, Jacob vio a Dios en Su cuerpo angelical y dijo que le llamó: “Peniel,” a la ciudad donde tuvo ese encuentro, porque había visto a Dios cara a cara. También Manoa vio el Ángel de Dios o Ángel de Jehová y dijo que vio a Dios cara a cara, también la esposa de Manoa. Ellos habían visto a Dios y también la Escritura dice que Moisés hablaba con Dios cara a cara. Pero también dice la Escritura que Moisés quiso ver a Dios, ver la gloria de Dios, y Dios le dijo: “No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá.” [Éxodo 33:20] Y le dijo que lo colocaría sobre la hendidura de la peña y colocaría Su mano sobre su rostro, y Dios pasaría delante de Él, proclamando el Nombre de Dios o Nombre de Jehová; y cuando pasara, luego quitaría Su mano del rostro de Moisés, y entonces Moisés vería Su espalda, la espalda del que estaría pasando frente a él, que sería Dios.

¿Cómo va a ver la espalda de Dios? Porque Dios pasaría en Su cuerpo angelical frente a Moisés. Ese cuerpo angelical que aparece en Éxodo, capítulo 23, vean ustedes lo importante que es en el Programa Divino. Capítulo 23 del Éxodo, verso 20 en adelante, dice:

He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado (ese Ángel siendo el cuerpo angelical de Dios, en el cual Dios está, ha estado siempre guiando Su pueblo).

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (¿dónde está el Nombre de Dios? En Su Ángel, Su cuerpo angelical).

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti (esa es la forma de Dios guiar a Su pueblo: por medio de Su cuerpo angelical)...”

Y ahora, el Nombre de Dios está en Su Ángel, que es Su cuerpo angelical, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso Cristo dijo en una ocasión: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” San Juan, capítulo 8, verso 58; y también San Juan, capítulo 8, verso 56, dice: “Abraham vuestro padre, deseó ver mi día, y lo vio y se gozó.” Eso fue cuando le apareció con tres varones más, dos Ángeles más en el capítulo 18 del Génesis; y comieron con Abraham, eran los Arcángeles Gabriel y Miguel, y el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, el Verbo.

Y ahora, podemos comprender porqué Jesucristo decía: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy,” porque Él es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. La promesa de la Venida del Mesías en el capítulo 3 de Malaquías, en donde dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (Mensajero es Ángel, o Ángel es Mensajero; o sea, Ángel significa: Mensajero.); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (o sea, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; ahora vamos a ver cómo va a venir), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros (o sea, que Dios vendrá y vendrá el Ángel del Pacto. En palabras más claras: Dios vendrá dentro de Su cuerpo angelical, que es el Ángel del Pacto).

He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Juan el Bautista fue el Mensajero enviado para preparar el camino al Señor, al Ángel del Pacto; y ahora veamos este misterio. Ya vimos que Dios por medio del Ángel del Pacto, que es el Verbo que era con Dios y era Dios, creó todas las cosas; aun San Pablo en su carta a los Hebreos dice en el capítulo 1, verso 1 al 3:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas (¿cómo habló Dios? Por medio de los profetas, ellos han sido la boca de Dios. Dios usó cuerpos humanos pues todavía no tenía un cuerpo físico),

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo), a quien constituyó heredero de todo...”

Algunas personas dicen: “Mi padre tiene mucho dinero, tiene muchas propiedades, y él cuando muera, yo heredaré todo porque yo soy su heredero.” Humanamente en las naciones hay ciertas leyes en donde se registran las propiedades y en donde los descendientes son los herederos; pero cuando vamos a la Escritura, Dios es el dueño del planeta Tierra y de todo el Universo; y el heredero es Jesucristo. También dice la Escritura que los hijos de Dios son herederos de Dios y coherederos con Cristo. Sigue diciendo, dice:

...a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Por quién fue hecho el Universo? Dios lo hizo por Jesucristo. ¿Y para quién? Para Jesucristo.

Así que el privilegio más grande que una persona puede tener es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, para obtener el perdón de sus pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir de parte de Cristo el Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento, nacer en el Reino de Cristo; y por consiguiente ser un coheredero con Cristo.

...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”

¿Quién es la imagen de Dios? Jesucristo en Su cuerpo angelical; y Él es el resplandor de Su gloria.

...y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (o sea, que toda Palabra de Dios sale por la boca de Jesucristo, así ha sido todo el tiempo: cuando Dios creó los Cielos y la Tierra, y aun a los Ángeles, fue por medio de Jesucristo hablando esa Palabra creadora y las cosas venían a existencia, venían los Ángeles y Arcángeles y Serafines, y después más adelante las galaxias, el Universo completo)... y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (después de Dios crear por medio de Cristo todas las cosas lo próximo fue sustentarlas, darle continuación de existencia, dar continuidad de existencia; y todo eso Dios lo hace por medio de Jesucristo, porque Cristo en Su cuerpo angelical es la imagen de Dios, el cuerpo angelical de Dios), habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Después de morir en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, efectuando así la purificación de nuestros pecados, luego subió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios, se sentó en el Trono de Dios y ha estado allá por estos 2.000 años desde que ascendió al Cielo como Sumo Sacerdote y por consiguiente como Abogado, porque el que intercede en una corte por una persona que es acusada de algún delito, es el abogado.

Y el abogado en el templo era el sumo sacerdote en el Antiguo Testamento, que intercedía por el pueblo; y en el Cielo nuestro abogado es Jesucristo. Él es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial que intercede con Su propia Sangre por cada persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, y borra los pecados y entonces el diablo en el Cielo acusa a los hijos de Dios, pero Cristo es nuestro Abogado. “Si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo.” [Primera de Juan 2:1] Él es nuestro Abogado. Por medio de Él también Dios creó los Cielos y la Tierra.

Así como en un grano de trigo: usted lo mira y solamente ve un grano de trigo; pero un agricultor le dice: “Aquí hay una planta de trigo y hay muchos granos de trigo, yo lo veo.” Y la otra persona le dice: “Pero yo no veo nada.” Pero el agricultor sabe lo que es un grano de trigo genuino, porque Él conoce el misterio de la siembra y la cosecha, Él sabe que potencialmente hay una planta de trigo con muchos granos de trigo.

Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en Tierra y muere, Él solo queda; pero si cae en Tierra y muere, mucho fruto lleva.” Eso está en San Juan, capítulo 12, verso 24.

Y ahora, en Jesucristo el Hijo de Dios siendo representado en un grano de trigo, hay una planta de trigo con muchos granos de trigo potencialmente.

Y ahora, con la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario murió el grano de trigo, luego el Día de Pentecostés la vida del grano de trigo, que es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, vino sobre 120 creyentes en Cristo y produjo el nuevo nacimiento en ellos; y allí nació la Iglesia de Jesucristo, la planta de trigo, para tener muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios, los cuales Cristo el grano de trigo por medio de Su Espíritu, se reproduciría en muchos hijos e hijas de Dios, muchos granos de trigo. Por eso el trigo representa a los hijos de Dios, la planta de trigo a la Iglesia del Señor Jesucristo; y Cristo la semilla de trigo que fue sembrada.

Y ahora, en Jesucristo Dios colocó potencialmente toda la creación, y eso es muy grande, mírenlo aquí: Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz (los santos en luz son los hijos e hijas de Dios, y tienen una herencia, son herederos de Dios);

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo (o sea, que nos libertó del poder del reino de las tinieblas, o sea, del poder del maligno y su reino, y nos trasladó, ¿dónde? Al Reino de Su amado hijo, al Reino de Jesucristo).”

Cristo le dio las llaves del Reino de los Cielos a Pedro, y Pedro el Día de Pentecostés abrió las puertas del Reino de los Cielos. La Puerta es Cristo, abrió el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y comenzaron a entrar al Reino de Dios miles de personas. Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia,” ¿para qué? Para entrar a él. Eso está en San Mateo, capítulo 6, verso 33; y el capítulo 3, verso 1 al 6 de San Juan, dice Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Todos queremos entrar al Reino de Dios y hay un orden para entrar, el que entra a ese Reino tiene Vida eterna, ha obtenido la Vida eterna por medio de Cristo, ha sido redimido. Y redimir significa: “ser traído a su lugar de origen,” al Reino de Dios, y por consiguiente a la Vida eterna.

Todas las personas que estaban en Dios eternamente como atributos de Dios, obtendrán la Redención, están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, por ellos murió Cristo en la Cruz del Calvario para redimirlos, para regresarlos a Dios, y por consiguiente regresarlos a la Vida eterna.

...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

La Redención es por medio de la Sangre de Cristo, la cual nos limpia de todo pecado y nos regresa a la Vida eterna. Él es la imagen del Dios invisible, Dios se hace visible en Su cuerpo angelical, en la dimensión de la teofanía, el primogénito de toda creación. Antes de Jesús en Su cuerpo angelical, no habían Ángeles, no habían personas.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Dios en Su cuerpo angelical).”

Sigue diciendo:

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

¿Por medio de quién fueron creadas todas las cosas? Por medio de Jesucristo, Dios las creó por medio de Jesucristo, por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical, todavía no tenía el cuerpo de carne.

Ahora, vean San Juan, capítulo 1, verso 14:

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...”

El Verbo, el Ángel del Pacto, aquel cuerpo angelical llamado también el Logos, se hizo carne, carne en esta dimensión terrenal, y lo vimos y vimos Su gloria, y fue llamado Su cuerpo de carne: “Jesús,” que significa: “Redentor, Salvador,” el que iba a redimir a Israel y a todos los hijos de Dios que vendrían a esta Tierra y vivirían como seres humanos. Cristo dijo en una ocasión: “No soy del mundo.” [San Juan 8:23]También Él dijo de todos los hijos de Dios: “No son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.” [San Juan 17:14] De donde vino Jesucristo, del Cielo, vine yo también, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.

Cuando escuchamos la predicación del Evangelio de Cristo es que despertamos a esta realidad. Cristo dijo que vendría la hora y la hora es cuando los muertos escucharán la Voz del Hijo de Dios. [San Juan 5:25] ¿Y qué más? Él dijo que resucitaría. Hay una resurrección espiritual y hay una resurrección física también. La resurrección espiritual es cuando la persona resucita a una nueva vida espiritual, a la vida de Cristo en el Reino de Cristo en la Iglesia de Jesucristo, nace, eso es un nuevo nacimiento, ha nacido a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; es una resurrección, un nacimiento a la Vida eterna.

Así como para vivir en esta Tierra tuvimos que nacer, pero nacimos a una vida temporal, y para nacer a la Vida eterna tenemos que recibir a Cristo como nuestro único Salvador, Él es el segundo Adán que trae a la Vida eterna hijos e hijas de Dios, Él es el grano de trigo que traería la planta de trigo, que es Su Iglesia y que traería a través de la planta de trigo muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios.

Dios por medio de Él ha estado creando todas las cosas. No hay nada creado que no haya sido a través de Cristo. Aquí mismo lo dice: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (San Juan, capítulo 1, verso 3). O sea, que Dios por medio de Jesucristo, que es Su cuerpo angelical, habló a existencia toda la creación.

Cuando Dios habla, miren lo que sucede: en una ocasión Jesucristo estaba orando, eso está en San Juan, capítulo 12, verso 28 en adelante, dice:

Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado.”

Ahora, muchos decían que fue un trueno. En el Monte Sinaí también encontramos que el pueblo estaba escuchando truenos, era Dios hablándole a Moisés.

Ahora, podemos ver la gran explosión que los científicos dicen que ocurrió para la creación del Universo: fue la Voz de Dios por medio de Cristo, por medio de Cristo estando Él en Su cuerpo angelical. Por eso es que Jesucristo es el heredero de toda la creación: porque a través de Él fue que Dios creó todas las cosas, porque Jesucristo en Su cuerpo angelical es el cuerpo angelical de Dios.

Y Jesucristo en Su cuerpo físico es el cuerpo físico de Dios, el cual ya está glorificado. Dios visitó a Su pueblo en un cuerpo físico de carne el cual murió en la Cruz del Calvario; estaba prometido que Dios visitaría a Su pueblo. Isaías, capítulo 7, verso 14, dice que Dios lo visitaría. Vean cómo lo dice para que tengan el cuadro claro, esto es muy importante conocerlo, capítulo 7, verso 14, dice (de Isaías):

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros.).”

De eso es que se nos habla en San Mateo. En San Mateo nos habla de que Emanuel significa: “Dios con nosotros.” Una virgen concebiría y sería una hebrea descendiente del rey David. Por lo tanto, el Mesías sería un descendiente del rey David, sería de la realeza.

Así que podemos ver que Jesús no era cualquier persona, era un miembro de la realeza de Israel, y era el Rey heredero al Trono de David (y lo sigue siendo), y heredero al Reino de David, el cual Él restaurará; y Él es el Rey no solamente de la Tierra sino del Cielo también, porque en el cuerpo angelical y en el cuerpo físico glorificado de Jesucristo está Dios. El cuerpo angelical y el cuerpo físico de Jesucristo es el cuerpo de Dios, eso es Emanuel, Dios con nosotros.

Así fue como Dios estuvo con la raza humana 2.000 años atrás: Dios con nosotros en un velo de carne llamado: “Jesús.” Por eso Jesús decía que Él no hacía nada de Sí mismo sino que era el Padre que moraba en Él, el que hacía las obras. Como usted mismo y yo, nuestro cuerpo físico no hace nada de sí mismo, es nuestra alma que mora en nuestro cuerpo físico, a través del espíritu que tenemos, que es un cuerpo de otra dimensión, obra, usa este cuerpo físico para hacer las cosas.

Si sale el alma y el espíritu del cuerpo, usted le puede decir: “Toma una silla y tráela acá,” el cuerpo físico sin espíritu y sin alma no puede hacer nada. La Escritura dice que el cuerpo sin espíritu está muerto, no puede hacer nada; usted le pregunta algo, no puede contestar porque la persona es alma viviente, pero mora en un cuerpo de carne y a través de ese cuerpo de carne se manifiesta.

Por lo tanto, usted es más importante que el cuerpo de carne, usted está dentro del cuerpo de carne. Por eso Jesús decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras.” [San Juan 14:10] Y también Él no hablaba nada de sí mismo, era el Padre hablando a través de Él. Así es cuando usted habla: usted no habla, el cuerpo no habla nada de sí mismo, es usted que es alma viviente hablando a través de su cuerpo físico.

Ahora, podemos ver sobre el principio cómo fue que todo comenzó, pero antes de ese principio solamente existía Dios, y no por el nombre de Dios sino como El Eterno, el Alma Eterna, que es Dios. Pero en Él hubo pensamientos, que son Sus atributos, los cuales Él quería manifestar. Y la manifestación de esos atributos vinieron por medio de la Palabra hablada a través de Cristo en Su cuerpo angelical.

Dios morando en Su cuerpo angelical, habló a existencia y las cosas surgieron. Por eso Dios es el creador; si es el creador, pues nada existía antes. Una cosa que es creada, pues no existía, ha sido creada, creada por la Palabra creadora de Dios. Dios es el único creador y Él crea por medio de Su Palabra. Cosas mayores que las que Cristo hizo han sido prometidas para se hechas en medio de la Iglesia de Jesucristo. Eso lo vamos a ver en otra ocasión.

Ahora, hemos visto: “EL PRINCIPIO.”

Y en el principio, allí estaba Cristo en Su cuerpo angelical, y antes del principio Cristo estaba en el Padre. Mírenlo aquí: San Juan, capítulo 17, verso 5, dice:

Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”

Y ahora, Jesucristo se coloca aquí como existente antes que el mundo fuese. También todos los hijos e hijas de Dios que vendrían a formar la Iglesia de Jesucristo estaban en Dios antes del principio. Jesucristo y todos los demás hijos de Dios... recuerden que Jesucristo llama a los demás hijos de Dios: Sus hermanos menores, Sus hermanos más pequeños. Jesucristo y todos los que vendrían a formar la Iglesia de Jesucristo son eternos, estaban en Dios todo el tiempo, en la eternidad, antes que el mundo fuese, antes de la creación, antes del principio estábamos en Dios como atributos de Dios.

Por eso es que son redimidos, estaban en Dios y por consiguientes son eternos, y son restaurados a la eternidad con Vida eterna. Por eso la predicación del Evangelio de Cristo fue ordenada por el mismo Cristo para ir por toda nación, pueblo y lengua, proclamando el Evangelio de Cristo, las buenas nuevas de Redención, de Salvación:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16)

Por lo tanto, luego de la predicación del Evangelio de Cristo, siempre se le ha dado la oportunidad a las personas para que den testimonio público de su fe en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo; “y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10]

Y ahora, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, ha nacido la fe de Cristo en el corazón de las personas que no lo habían recibido todavía. Están creyendo en sus corazones, en sus almas, están creyendo en Cristo; y ahora tienen la oportunidad de con sus bocas confesar a Cristo como único y suficiente Salvador, porque ya nació la fe de Cristo en su alma, por lo tanto, tienen la oportunidad de pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como único y suficiente Salvador. Ustedes que están aquí presentes que no han recibido a Cristo todavía, lo pueden hacer en estos momentos; pueden pasar al frente y yo estaré orando por ustedes; y los que están en otras naciones también pueden pasar al frente y yo estaré orando por ustedes también, estarán incluidos en esta oración que estaré haciendo.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo pues Cristo tiene lugar para ustedes en Su Reino, porque ustedes tienen sus nombres escritos en el Cielo en el Libro de la Vida, y por esa causa ustedes están aquí presentes o a través de internet o del satélite en otras naciones escuchando la predicación del Evangelio de Cristo. Es el llamado de Cristo, el llamado para todos los hijos de Dios, para regresar a la Casa del Padre Celestial, regresar a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo. Es el llamado de redención, de salvación, para la Vida eterna; “porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (San Lucas, capítulo 19, verso 10).

En todas las naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Todos los niños de 10 años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar para los niños también. Es tiempo todavía para buscar el Reino de Dios y entrar al Reino de Dios, es tiempo para reconocer que hemos venido de otro mundo, de otra dimensión, y estamos aquí como dice San Pedro: para ser rociados con la Sangre de Jesucristo. Eso está en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, donde nos dice:

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

Para eso hemos sido elegidos: para obedecer el Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Cristo y ser limpios de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre, recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, nacer en el Reino de Cristo y por consiguiente entrar al Reino de Dios, entrar al Reino de Cristo: para eso Dios nos ha enviado a este planeta Tierra, ése es el propósito principal por el cual vivimos en este planeta Tierra.

Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo, pues tienen Sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando, es el llamado de Cristo, el Buen Pastor llamando a Sus ovejas. Y Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo les doy Vida eterna.” Eso está en San Juan, capítulo 10, versos 1 al 30.

“El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” (San Juan, capítulo 8, verso 47). Son palabras de Jesucristo. La Voz de Dios, la Voz del Buen Pastor, la Voz de Jesucristo, es el Evangelio de Cristo con el cual han estado siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios, todos los elegidos de Dios, todos los que están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero.

Es tiempo de salvación, es tiempo de redención, las buenas nuevas de paz, de redención, de salvación, han estado siendo dadas desde los días de los apóstoles para entrar al Reino de Dios y asegurar así nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Vamos a esperar unos segundos y luego oraremos por todas las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración. Vamos a estar puestos en pie para orar.

Si falta alguno puede venir, asegure su futuro eterno con Jesucristo, Él es el único que nos puede asegurar el futuro, el futuro está en el Reino de Jesucristo, para lo cual hay que entrar al Reino de Cristo, para tener asegurado nuestro futuro eterno.

Si falta alguno por llegar puede llegar, tanto de los que están aquí presentes como de los que están en otras naciones. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, y los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración, tanto los que están aquí presentes como los que están a través de internet o del satélite Amazonas, o por algún otro medio de comunicación. Repitan conmigo esta oración, con nuestros ojos cerrados:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor, necesito un Salvador; reconozco y doy testimonio público de mi fe en Ti, de que Tú eres mi único Salvador. Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Quiero nacer en Tu Reino, quiero entrar a Tu Reino, quiero vivir eternamente.

Señor Jesucristo, sálvame, Te lo ruego, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Te ruego me salves en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo, Te lo ruego. Amén.

Y con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre de Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Y ahora, ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, he dado testimonio público de mi fe en Cristo y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, porque Él dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Escuché el Evangelio, y Él dice: El que creyere (ya he creído y lo recibí como mi Salvador), y también dice: y fuere bautizado, será salvo. Ahora me falta ser bautizado y quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, quiero ser bautizado en agua en Su Nombre, en el Nombre del Señor Jesucristo, como bautizaban los apóstoles; porque ése es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”

Y ahora, la pregunta es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y entren al Reino de Dios.

Ahora, pregunto al reverendo, doctor Salomón Cunha si hay agua: hay agua, hay bautisterio. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa? También hay vestidores de ropa. ¿Hay personas que les ayudarán a llegar a los vestidores de ropa? También hay personas que les ayudarán. ¿Hay ministros que les bautizarán? Hay también ministros que les bautizarán. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Los que están en otras naciones también pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el único Reino que permanecerá por toda la eternidad.

Dejo con ustedes al doctor Salomón Cunha, el cual les indicará hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones del Señor Jesucristo.

Con ustedes el doctor Salomón Cunha.

EL PRINCIPIO.”