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El camino de la paz 2006-09-24 1 Gimnasio Teodoro Palacios Flores Ciudad de Guatemala GT 00:00:00 false

Muy Buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas, y también los que están a través de Internet en diferentes naciones; es un privilegio y bendición estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Leemos en Jeremías, capítulo 6, verso 16, donde dice:

Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.”

EL CAMINO DE LA PAZ.”

Dios en el Huerto del Edén colocó delante del ser humano la vida y la muerte, por consiguiente el Camino de la Vida, que es el Árbol de la Vida y el camino de muerte, que es el Árbol de la ciencia del bien y del mal, del cual dijo Dios a Adán: “De él no comeréis, porque el día que de él comas, ese día morirás.”Y ahora, en la Escritura de Jeremías, en el capítulo 21, verso 8, nos dice también:

Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.”

En la misma forma en que Adán y Eva tenían delante de ellos la Vida y la muerte, así Dios ha colocado a todo ser humano. También en Deuteronomio, capítulo 30, nos habla, cuando le habla al pueblo hebreo, y dice capítulo 30, verso 15 en adelante, dice:

Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,

yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”

Aquí también tenemos la Palabra de Dios dada por el profeta Moisés al pueblo hebreo, a Israel, el pueblo que Dios libertó por medio del profeta Moisés de la esclavitud en Egipto; aquí le mostró el secreto de la existencia: amando a Dios, guardando Sus mandamientos y sirviéndole todos los días de su vida. Ése es el Camino de la Vida eterna, y por consiguiente el Camino de la Paz para todo ser humano.

Algunas personas piensan, que porque viven en este planeta Tierra y han estudiado o tienen dinero, creen que ya lo tienen todo, pero solamente tienen bienes terrenales que son temporales; y cuando la persona muere no se los puede llevar para donde va, no puede decir: “Yo soy un médico,” o: “Yo soy un abogado,” o: “Yo soy un ingeniero,” cuando muere, a donde va, no hay esas profesiones. No puede decir tampoco: “Yo soy un hombre rico (o mujer),” donde va, el dinero que aquí se usa, no sirve allá.

Por lo tanto, lo único importante para el ser humano es lo que dijo Jesucristo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, las demás cosas serán añadidas.” [San Mateo 6:33] Las añadiduras de la vida no son las importantes, es el Reino de Dios. Por eso Cristo a Nicodemo hablándole acerca del Reino de Dios, le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” [San Juan 3:3]

Y luego, Nicodemo pensó que Jesús se refería a nacer físicamente, y le pregunta cómo puede hacerse eso: “¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre, y nacer?” Jesús entonces le explica el secreto del nuevo nacimiento, le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

La Puerta del Reino de Dios fue abierta el Día de Pentecostés por Pedro, al cual le fueron dadas las llaves del Reino de los Cielos, para que toda persona pueda entrar al Reino de los Cielos, ¿cómo? Naciendo del Agua y del Espíritu. Esto es naciendo de la predicación del Evangelio de Cristo, en el cual se le muestra el Camino de la paz, el Camino de la Vida eterna.

¿Y cuál es el Camino de la paz, el Camino de la Vida eterna? Jesucristo. Él dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.” (San Juan, capítulo 14, verso 27).

Y también siendo que Jesucristo es el Camino, Él dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” [San Juan 14:6]

Muchas personas en diferentes naciones desean llegar a Dios sin Cristo. Sin Cristo ninguna persona puede llegar a Dios. Él mismo lo dijo: “...y nadie viene al Padre sino por mí.” Ni siquiera una persona puede orar a Dios, si no es el Nombre del Señor Jesucristo. Él dijo: “Y todo lo que pidieres al Padre en mi Nombre, Yo lo haré.” [San Juan 14:13]

Por lo tanto, Jesucristo es el personaje más importante de todo el Programa Divino. Jesucristo no es cualquier hombre sino Jesucristo es nada menos que el Verbo hecho carne, el cual vino a la Tierra para morir en la Cruz del Calvario y efectuar el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano.

Jesucristo es aquel Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés. Por eso Jesucristo pudo decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” (San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58). Él le había dicho a los judíos en esa ocasión: “Abraham, vuestro padre deseó ver mi día, y lo vio y se gozó.” Le dijeron entonces los judíos: “Aun no tienes cincuenta años, y dices que has visto a Abraham?” Ahí es donde Jesús les dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”

¿Y cómo era Jesucristo antes que Abraham? Jesucristo era nada menos que el Ángel del Pacto, y sigue siendo el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, llamado: “El Ángel de Jehová,” en las traducciones que se usan Jehová como nombre de Dios. Y siendo el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, es antes que Abraham y antes que Adán también.

Vean, San Pablo explicándonos este misterio, dice en el capítulo 1, verso 15 en delante de Colosenses:

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

¿Y qué significa la imagen del Dios invisible? Vamos a ver en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Y ahora, Dios habló por medio de los profetas y luego dice: “Y ahora ha hablado por medio de Su Hijo (o sea, por medio de Jesucristo), al cual constituyó heredero de todo”. Jesucristo es el heredero de toda la creación, por eso también Él es el heredero al Trono de David y al Reino de David, noticia que le dio el Ángel o Arcángel Gabriel a la virgen María cuando le da a conocer a ella, que ella va a tener un hijo, y será por obra del Espíritu Santo.

Van aquí las palabras del Arcángel Gabriel, el Arcángel de la revelación divina. A través de la Escritura lo encontramos trayendo la revelación divina, lo encontramos trayendo la revelación divina al profeta Daniel, este Ángel tiene acceso al Libro de la Verdad, por eso le dice a Daniel: “Yo te mostraré lo que está escrito en el Libro de la Verdad.” [Daniel 10:21] De ahí es donde él obtenía toda esa revelación divina para darla a conocer.

Y ahora, siempre que aparece el Ángel o Arcángel Gabriel en la Tierra, algo grande está por suceder.

En el tiempo del profeta Daniel, el cambio del reino de Persia iba a ocurrir, iba a ser cambiado el imperio de Persia al imperio de Grecia. Siempre que aparece este Ángel hay un cambio en el orden político o en el orden espiritual.

Vean, aquí dice en el capítulo 1 de San Lucas, verso 26 en adelante:

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David (o sea, de la familia de David); y el nombre de la virgen era María.

Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”

Es la mujer más bendecida de todas las mujeres; lo que Eva tenía que dar a luz, vean, se cumplió en la virgen María, porque Eva tenía que tener hijos de Adán por medio de Creación divina; pero no esperó. Cuando uno no espera para que se cumpla el Programa Divino en la persona, entonces hay problemas y trae problemas a otras personas también.

La virgen María es la única mujer que ha pisado este planeta Tierra y que ha tenido un hijo sin la unión con un hombre, por obra del Espíritu Santo, y por consiguiente Jesucristo es el único hombre que ha nacido en la Tierra, que ha nacido a través de una mujer, sin la intervención de un hombre. Por eso la virgen María es tan bienaventurada; el Día de Pentecostés también recibió el Espíritu Santo y obtuvo el nuevo nacimiento.

Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.”

Jesús significa: “Salvador, Redentor.” Jesús en hebreo es Yeshua.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Aquí podemos ver la promesa de que ese niño que iba a nacer a través de la virgen María, recibiría el Trono de David.

...y reinará sobre la casa de Jacob (o sea, sobre el pueblo hebreo, sobre las doce tribus; las dos tribus del reino del Sur y las diez tribus del reino del Norte; va a reinar sobre los descendientes de Jacob, la casa de Jacob, la familia de Jacob, el pueblo hebreo)...

Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”

Ahí podemos ver lo grande que es nuestro amado Señor Jesucristo. No es un hombre común, es un hombre que surgió por obra del Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, por eso es Hijo de Dios.

Y ahora, estamos hablando en Hebreos acerca de Jesús, dice:

“…a quien constituyó heredero de todo (Él es el heredero de toda la Creación, y por esa causa Él se sentará en el Trono de David y gobernará sobre Israel y sobre todas las naciones. Bajo ese Reino, todo le pertenece a Cristo), y por quien asimismo hizo todas las cosas.”

Fue por medio de Jesucristo que Dios creó todo el universo; todas las cosas que Dios creó, fue por medio de Jesucristo. Ahora podemos comprender las palabras de Jesús: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”

Ahora, vean:

“…el cual, siendo el resplandor de su gloria (o sea, siendo el resplandor de la gloria de Dios), y la imagen misma de su sustancia (la imagen misma de la sustancia de Dios), y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Y ahora vean, por medio de Cristo es que Dios ha hecho todas las cosas. Dios es el Libertador, el Redentor, el Rey, pero Él por medio de Cristo es que se ha manifestado como Libertador, como Rey, como Sustentador, porque Jesucristo es la imagen del Dios viviente.

¿Y qué es la imagen? Es el cuerpo angelical de Dios, es llamado el Verbo de Dios. San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (o sea, todo fue creado por medio de Jesucristo, y no hay nada creado, que no haya sido creado por medio de Jesucristo).”

Esa es la forma en que Dios obra: por medio de Jesucristo, el cual es la imagen de Dios, el cual es el cuerpo angelical de Dios, el cual es el Ángel de Dios. Por esa causa cuando le apareció el Ángel de Dios a Moisés en el capítulo 3 del Éxodo, le dijo: “Yo Soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios del padre de Moisés), el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.”

¿Y cómo va a ser el Ángel, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? Porque el que está hablando es Dios a través de Su Ángel, es Dios en Su cuerpo angelical, es Dios en Cristo. Dios a través de Cristo en Su cuerpo angelical está hablándole a Moisés, por esa causa en diferentes ocasiones en que aparecía el Ángel de Dios a Moisés y también a Josué y también al padre de Sansón, cuando ellos vieron al Ángel, dijeron que vieron a Dios; igual Jacob, en el capítulo 32 del Génesis, versos 32 en adelante (24 al 32), dice que le puso por nombre: “Peniel,” al lugar donde él llegó, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma.”

¿Y cómo Jacob puede decir que vio a Dios cara a cara, cuando dice que él se encontró con un varón, con un hombre, y luchó con ese hombre? Porque en ese hombre estaba Dios, ese hombre era el Ángel de Dios, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Y Cristo en Su cuerpo angelical, ese Ángel es nada menos que el Espíritu Santo. Un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.

Y ahora, estamos comprendiendo lo grande que es nuestro amado Señor Jesucristo: es el centro de la Biblia, el Personaje central de toda la Biblia. Cristo en Su cuerpo angelical siendo la imagen del Dios viviente, es la parte física de Dios cuando le aparecía en Génesis, en el Éxodo, en Levítico, en Números, en Deuteronomio, en Josué y en todos los libros del Antiguo Testamento.

Vean aquí, para que tengan una idea más clara, en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, ahí tenemos un pasaje muy importante que nos da mucha luz acerca de Dios y la forma en que Dios le habla a Su pueblo. Dice:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

¿Cómo era que Dios hablaba al pueblo de Israel? Por medio de Su Espíritu Santo, que es Cristo en Su cuerpo angelical, y que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, a través de los profetas, era Cristo en los profetas hablándole al pueblo hebreo.

De esto es que nos habla también San Pedro. San Pedro nos habla de esto en Primera de Pedro, capítulo 1, versos 10 en adelante, cuando dice:

Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,

escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos (el espíritu de Cristo que estaba ¿en quién? En los profetas. El Espíritu de Cristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová)...”

Y ahora, por esa causa es que Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” ¿Cómo era? En Espíritu Santo, o sea, cuerpo angelical hablando a través de los diferentes profetas.

Ahora, hemos visto que era el Espíritu de Cristo en los profetas, el Espíritu de Dios, ésa es la imagen del Dios viviente. Por eso cuando Manoa y su esposa, la señora Manoa, vieron al Ángel que les prometió que tendrían un hijo, ellos luego que se fue el Ángel comprendieron que era el Ángel de Dios, cuando el cabrito o corderito que fue ofrecido a Dios, fue consumido por el fuego de Dios y el Ángel subió en la llama de fuego; y entonces dijo Manoa: “Hemos de morir, porque hemos visto a Dios cara a cara.” [Jueces 13]

Pero ahora vean lo que continúa diciendo aquí San Juan, en el capítulo 1, donde estábamos leyendo, nos detuvimos aquí donde dice en el capítulo 1, verso 3, nos detuvimos donde dice:

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida...”

Por eso es que Jesucristo decía: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” La Vida eterna, que es Dios, ¿dónde estaba? En Jesucristo, para impartir Vida eterna a todo ser humano que lo recibe como único y suficiente Salvador.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

¿Y cómo venía esa Luz verdadera, que es el Verbo, que es el Ángel de Dios? ¿Cómo venía? En carne humana: vendría a la Tierra como un hombre, caminaría en medio de los seres humanos. ¿Y por qué tenía que venir en la forma de un hombre y no de un animal y no de un ave? Porque Dios creó el ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Y la imagen de Dios es Cristo y la imagen del ser humano es su espíritu, el espíritu que la persona tiene, es como el Espíritu de Dios, que es un cuerpo de otra dimensión, parecido al cuerpo físico; o sea, que la persona si es un hombre, su cuerpo espiritual o su espíritu, es un cuerpo de otra dimensión, parecido al cuerpo que tiene de hombre; y si es una mujer, su cuerpo espiritual es parecido a su cuerpo femenino que tiene.

Esa es la imagen del ser humano: su cuerpo espiritual, su espíritu; y la imagen de Dios es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Cristo en cuerpo angelical.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

¿Por quién fue hecho el mundo? Por el Verbo, por esa Luz verdadera que alumbra a todo hombre.

A lo suyo vino (o sea, a los judíos), y los suyos no le recibieron (le condenaron a muerte luego de haberlo rechazado, y pidieron a Pilato que lo crucificara).

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Y ahora, cada creyente en Cristo nacido de nuevo, ha nacido de Dios. El nuevo nacimiento no es terrenal, es celestial; la persona nace del Agua y del Espíritu, o sea, de la predicación del Evangelio de Cristo, donde le es dado a conocer todo el misterio de la Primera Venida de Cristo, y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en donde se le muestra quién es Jesucristo y la Obra de Expiación que realizó en la Cruz del Calvario, para que la persona obtenga la fe de Cristo, nazca la fe de Cristo en su alma, crea en Cristo de todo corazón y dé testimonio público de Su fe en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10]

Luego de la persona haber escuchado el Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, cree en Cristo y entonces tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como único y suficiente Salvador, arrepentido de sus pecados, y Cristo lo recibe, la persona es bautizada en agua en Su Nombre, pues Él dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16)

Él envió a predicar el Evangelio a toda criatura, para que nazca la fe de Cristo en el alma de los individuos, crean y lo reciban como Salvador, sean bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ellos el nuevo nacimiento, nazcan del Cielo, nazcan de Dios como hijos e hijas de Dios; y así tengan el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo en su interior; o sea, tengan esa imagen divina en ellos, tengan ese cuerpo angelical del Cielo, como el cuerpo angelical de Dios, como el cuerpo angelical de Jesucristo.

Todos los creyentes en Cristo tienen un cuerpo angelical del Cielo, los demás no. La persona cuando nace en esta Tierra, recibe un espíritu del mundo, por eso se requiere nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, para nacer así como un hijo o una hija de Dios; y el que no nazca de nuevo del Agua y del Espíritu, el mismo Cristo dijo a Nicodemo: “No puede entrar al Reino de Dios,” y por consiguiente no entra a esa nueva vida, que es la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; por consiguiente la persona no tiene futuro, su futuro es muy corto; pero un futuro eterno no lo tiene con Cristo en Su Reino eterno.

Ahora, toda persona desea entrar al Reino de Dios para vivir eternamente, se requiere que la persona nazca del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del bautismo del Espíritu Santo, para lo cual la persona recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre, habiéndose arrepentido de sus pecados, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado y lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona ha obtenido la Vida eterna, ha nacido en el Reino de Dios.

Así como para vivir en este planeta Tierra, tuvimos que nacer, tuvimos que nacer en esta Tierra por medio de nuestros padres terrenales; y el que no nació, pues no vive en esta Tierra o no vivió en esta Tierra; y para vivir en el Reino de Dios hay que nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, y así asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Ahora, continuando aquí el verso 14 de este mismo capítulo 1 de San Juan, dice, de ahí en adelante dice:

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”

¿Quién se hizo carne? El Verbo que era con Dios y era Dios, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo se hizo carne, se hizo un hombre de esta dimensión, habitó en ese cuerpo de carne que nació de la virgen María, llamado: “Jesús.” Sigue diciendo la Escritura:

Juan (o sea, Juan el Bautista) dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí...”

Cualquier persona podía decir: “Juan como que está un poquito mal de la cabeza, Juan como que no sabe que Jesús nació seis meses después de Juan el Bautista;” y ahora Juan está diciendo: “Porque es antes de mí.” ¿Cómo era antes de Juan si nació después de Juan? Pero en Su cuerpo angelical era primero que Juan. Él es antes de todas las cosas, fue por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical que Dios creó todas las cosas.

Así que Juan el Bautista no estaba equivocado, él siendo un Profeta sabía lo que estaba diciendo.

El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

¿Y cómo es que el Antiguo Testamento dice que Jacob vio a Dios cara a cara y fue librada su alma y también nos habla del padre de Sansón, de que vio a Dios cara a cara, conforme a como él dijo? Y ahora la Escritura dice que a Dios nadie le vio jamás. ¿Estarían equivocados ellos cuando dijeron que vieron a Dios? No.

¿Estoy yo equivocado al decir que yo los estoy viendo a ustedes? No. ¿Están ustedes equivocados al decir que ustedes me están viendo? No están equivocados. Pero quiero decirles a ustedes que ustedes no me están viendo a mí, ni yo los estoy viendo a ustedes.

Y ahora, ¿qué significa eso? Que siendo que el ser humano es alma, espíritu y cuerpo, yo estoy viendo el cuerpo de ustedes; pero no estoy viendo el alma de ustedes, ni tampoco el espíritu de ustedes; y ustedes me están mirando a mí, pero solamente están viendo mi cuerpo físico, pero no están viendo mi espíritu ni están viendo mi alma. ¿Ven? O sea, que ustedes no me están viendo a mi en espíritu ni en alma, solamente en cuerpo físico o el cuerpo físico donde yo habito; así es también cuando yo los veo a ustedes.

Y cuando la Escritura dice que a Dios nadie le vio jamás, y hay personas que dicen que vieron a Dios cara a cara, ellos vieron a Dios en Su cuerpo angelical, allá en el Antiguo Testamento; y luego en el Nuevo Testamento los que vieron a Jesús, estaban viendo a Dios hecho carne, el Verbo hecho carne. A Dios hecho carne en ese hombre glorioso llamado: “Jesús.” Era Emanuel, que significa: “Dios con nosotros,” conforme a Isaías, capítulo 7, verso 14.

Ahora, vean lo sencillo que es todo: el unigénito hijo que está en el Seno del Padre, Él le ha dado a conocer, Él le declaró; o sea, que a través de Jesucristo en Su cuerpo angelical, Dios se manifestó, se declaró, se reveló en el Antiguo Testamento; y luego cuando se hizo carne estaba revelándose a través de carne humana en la persona de Jesús, por medio del cual Dios llevó a cabo la Obra de Redención para el ser humano.

Y ahora, siendo que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, hemos visto entonces que el ser humano es trino: alma, espíritu y cuerpo; y por consiguiente Dios es trino también. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por lo cual el cuerpo es el cuerpo de Jesús, el cuerpo físico; el espíritu es el cuerpo angelical, llamado: “El Ángel del Pacto;” y el alma es el alma eterna, Dios, el creador.

Ahí tenemos el misterio de Dios en Cristo, el misterio de Dios el Padre y de Cristo, Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo mismo al ser humano. Por lo tanto, el ser humano a través de la predicación del Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de la Paz, recibe el conocimiento del camino de la paz, que es Jesucristo, para obtener la paz con Dios.

Para obtener la paz, una nación con otra, que están en guerra, tienen que reconciliarse; para tener la paz una persona con su vecino, que está en conflicto con él, tienen que reconciliarse; y para el ser humano obtener la paz con Dios, tiene que reconciliarse con Dios, a través del Sacrificio Expiatorio de Cristo en la Cruz del Calvario, el cual fue representado en el Sacrificio de Expiación, en donde el macho cabrío, que era por Jehová, era sacrificado el día diez del mes séptimo de cada año. Eso era el día de Yon Kipur, el Día del Perdón para Israel.

Y la persona quedaba reconciliada con Dios, y tenía entonces la bendición de vivir un año más y tener paz con Dios. El que no se afligía por haber pecado contra Dios y pedía perdón a Dios por haber pecado, no quedaba reconciliado con Dios, pues no quedaba perdonado, y por consiguiente la sentencia era la muerte. De alguna forma Dios lo cortaría de la Tierra: o por algún accidente o por enfermedad, o por guerra. Esa persona había perdido el derecho a vivir un año más. Todo eso es tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario para todo ser humano ser perdonado y reconciliado con Dios, para tener el derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno; pero el que no lo recibe como Salvador, pues no es reconciliado con Dios, y por consiguiente pierde el derecho a vivir eternamente en el Reino de Dios. Tan simple como eso.

Por esa causa se predica la salvación y la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador; por esa causa es que Cristo dijo que se predicase el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. El que es condenado, dejará de existir. Por eso es que nos dice San Juan, capítulo 3, versos 35 al 36:

El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

El que rehúsa a creer en Cristo, no verá la Vida eterna, sino que la ira de Dios está sobre tal persona, y será cortado de la existencia, solamente vivirá una temporada en este cuerpo terrenal, pero después será juzgado y echado en el lago de fuego y dejará de existir. Es mejor que todo ser humano conozca estas cosas, para que tenga la oportunidad de recibir a Cristo como Salvador y asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Pero dijo: “Pero el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Por cuanto todo ser humano tiene libre albedrío, le corresponde a la persona hacer la decisión más importante de su vida, la decisión que le colocará en el Reino de Cristo con Vida eterna, y es recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. No puede dejar que su vida se acabe, no puede permitirse el lujo, de dejar lo más importante para lo último, pues usted no sabe cuántos días o minutos de vida le quedan en el cuerpo físico que usted posee.

La decisión de recibir a Cristo, la tiene que hacer mientras vive en el cuerpo físico; mientras estamos en el cuerpo físico es que tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Jesucristo. Si la persona muere sin Cristo, perdió la oportunidad de la Vida eterna.

Por lo tanto, es importante que usted tome el Camino de la Vida eterna, que es el camino de la paz imperecedera.

El ser humano nace en este planeta Tierra y viene con la angustia existencial, porque no sabe de dónde vino ni sabe porqué está aquí, ni sabe hacía dónde va cuando muera; y eso produce angustia. Pero cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, desaparece esa angustia existencial.

El Camino de la paz es Cristo (la paz con Dios), en esta reconciliación a través de Jesucristo nuestro Salvador. San Pablo hablando de esta reconciliación dice... para que tengamos el cuadro claro de porqué todos necesitamos a Cristo. Romanos, capítulo 5, versos 6 al 10, dice:

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

La muestra del amor de Dios por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes es que Cristo murió por nosotros. Esa es la evidencia mayor del amor de Dios hacia nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (o sea, que no será derramada la ira de Dios sobre nosotros, no seremos juzgados y echados en el lago de fuego, sino que viviremos con Cristo en Su Reino eterno).

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

Y por eso ahora tenemos paz para con Dios, por medio de Jesucristo nuestro Salvador, porque hemos escogido el camino de la paz, que es Jesucristo. “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí,” dijo Jesucristo en San Juan, capítulo 14, verso 6.

Dios ha colocado delante del ser humano la vida y la muerte. Cristo es la Vida, Cristo es el Árbol de la Vida, Cristo es el Camino de la Vida, el Camino de la Vida es hacia arriba, el de la muerte hacia abajo. Tome el Camino de la Vida, que es Cristo, el cual es el Camino de la paz imperecedera.

Yo tomé el camino de la paz imperecedera, el Camino de la Vida eterna, Jesucristo, como mi único y suficiente Salvador. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguno que todavía no ha tomado el Camino de la Vida eterna, el Camino de la paz imperecedera, que es Cristo, y al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo nació la fe de Cristo en su alma, puede venir a los Pies de Cristo en estos momentos, para dar testimonio público de su fe en Cristo, pues al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, cree en Cristo como el único y suficiente Salvador, y ahora tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que se encuentran aquí presentes y los que se encuentran en otras naciones que no han recibido a Cristo como Salvador, para recibirlo como único y suficiente Salvador. Dios tiene mucho pueblo, muchos hijos en esta ciudad de Guatemala y también en toda la república de Guatemala y en toda la América Latina y en todas las naciones, y los está llamando. Y la Escritura dice: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, abre tu corazón para que Cristo entre a tu alma y te dé la Vida eterna.”

Todos necesitamos a Cristo, todos queremos vivir eternamente en el Reino de Dios con Jesucristo, para lo cual tenemos la necesidad de recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador. Los que se encuentran en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Jesucristo nuestro Salvador.

“No hay otro nombre dado a los hombres bajo el Cielo, en que podamos ser salvos.” Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12. Son palabras del Espíritu Santo a través del Apóstol San Pedro; fue el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo hablando a través del Apóstol San Pedro. No hay otro Salvador, no hay otra persona que pueda perdonar nuestros pecados, solamente Jesucristo. No hay otra persona que pueda llevarnos al Cielo, solamente Jesucristo. “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Dijo Jesucristo, San Juan, capítulo 14, verso 6.

Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo. Ninguna otra persona puede salvarlo a usted, solamente Jesucristo. Yo no puedo salvarlo a usted, pero Jesucristo sí lo puede salvar a usted, porque Él es nuestro único y suficiente Salvador. Es a través de Jesucristo que recibimos la reconciliación con Dios para tener la paz imperecedera, porque Él es el Camino de la paz. Todavía continúan viniendo más personas a Cristo, que ha nacido la fe de Cristo en sus almas, y ahora vienen para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador.

Algunas veces hay personas tímidas que les da vergüenza pasar al frente, porque piensan que lo van a ver venir a los Pies de Cristo y se avergüenzan. Cristo dice: “El que se avergonzare de mi, de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de Él cuando venga con Sus Ángeles en gloria. De eso fue que habló en San Marcos, capítulo 8; o sea, no nos podemos avergonzar de Cristo, Él no se avergonzó de nosotros para morir en la Cruz del Calvario por nosotros. Capítulo 8 de San Marcos, versos 36 al 38, dice:

Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?

¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”

Todos queremos que Él nos confiese delante del Padre Celestial y de los Ángeles, para lo cual recibimos a Cristo como único y suficiente Salvador. Todavía vienen más personas de camino, pues Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y los está llamando. Y los que sean tímidos, Cristo no fue tímido para morir por nosotros en la Cruz del Calvario. Usted no sea tímido, recuerde que es un asunto de Vida eterna.

Si lo recibe, obtiene la Vida eterna; si lo rechaza, si se avergüenza de Cristo, no podrá vivir eternamente. Cristo se avergonzará de usted y entonces la ira de Dios estará sobre usted y no podrá vivir eternamente.

Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, y los que eran un poco tímidos, diga: “Yo creí al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma y yo quiero vivir con Cristo por toda la eternidad. Me pongo en pie, paso al frente y doy testimonio de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador; y así Cristo lo recibirá en Su Reino y le dará la Vida eterna.

Recuerden que recibir a Cristo es un asunto de Vida eterna, la decisión más importante, más grande que un ser humano pueda hacer es una sola; aunque hay muchas decisiones que la persona hace en su vida: la decisión de estudiar, la de trabajar, la de enamorarse, la de casarse, la de tener hijos, la de criar esos hijos; también la de obtener un oficio o una profesión. Todas esas cosas son buenas, pero ninguna de ellas le coloca a usted en la Vida eterna, ninguna de ellas le coloca a usted en el Reino de Dios.

Usted no puede decir: “Porque estudié voy a vivir eternamente;” tampoco puede decir: “Porque tengo una profesión voy a vivir eternamente;” tampoco puede decir: “Porque me casé, tengo una esposa y tengo hijos, voy a vivir eternamente.” Todas esas cosas son buenas, pero ninguna de ellas le coloca a usted en la Vida eterna.

Pero el que recibe a Cristo como Salvador, puede decir: “Yo recibí a Cristo como mi único y suficiente Salvador, y viviré eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Cuando se me termine la vida terrenal, continuaré viviendo con Cristo en Su Reino; y cuando Él resucite a los muertos creyentes en Él, ahí resucitaré; y si continúo viviendo en este cuerpo físico hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo, seré transformado, y entonces tendré el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo, y joven para toda la eternidad.

Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador mientras vivimos en estos cuerpos mortales. Es una oportunidad única que tiene el ser humano para obtener la Vida eterna a través de Cristo. Él es el Árbol de la Vida eterna. Dios tipifica a los seres humano en árboles, y también los tipifica en aves y también en animales, y en estrellas también.

Por lo tanto, Cristo es el Árbol de la Vida; así como también en el trigo están representados todos los hijos de Dios. Y los que no son hijos de Dios están representados en la cizaña, de los cuales Cristo dijo que son los hijos del malo.

Y ahora, recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador es comer del Árbol de la Vida para vivir eternamente con Cristo en Su Reino; y así tener asegurado nuestro futuro eterno. Todavía continúan viniendo más personas que como ustedes desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Vamos a estar puestos en pie mientras llegan las personas que faltan por venir a los Pies de Cristo. También las demás naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Todavía los que faltan por venir, pueden venir, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo en favor de ustedes. En todas las naciones pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo para recibirlo como único y suficiente Salvador.

Jesucristo es el Rey del Universo. Una persona si recibe la noticia que el presidente de su nación le va a visitar, se siente muy honrado con esa visita, y lo recibe en su hogar. Todos quisieran recibir al presidente de su nación en su hogar, ¡cuánto más el Rey de los Cielos y la Tierra, recibirlo acá en nuestro corazón! El Rey del universo con el cual viviremos por toda la eternidad.

Todavía vienen más personas de camino, es que Dios tiene mucho pueblo en esta nación de Guatemala, una nación que ama la paz, y que es conocida como una nación cristiana, una nación que en el aspecto de nación escogió el Camino de la paz, que es Jesucristo, y por consiguiente el Cristianismo. Por eso es conocida Guatemala como una nación cristiana, y por eso ha obtenido la paz.

Sin Cristo el ser humano no puede tener la paz, no puede estar en paz con Dios. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta todavía alguna persona, puede venir. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, a través del satélite Amazonas o a través de internet.

Todavía vienen más personas. Todos los que están en otras naciones también con sus manos levantadas al Cielo a Cristo, vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión en esta mañana (todavía vienen más personas de camino).

Ahora, con nuestros ojos cerrados los que han venido a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo, repitan conmigo esta oración que estaré haciendo, ustedes que están aquí presente y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes países, con sus manos levantadas al Cielo y sus ojos cerrados, todos repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, nació Tu fe en mi corazón al escuchar la predicación de Tu Evangelio; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por mis pecados, y por los de todo ser humano; creo en Ti de todo corazón, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor, quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero nacer en la Vida eterna, quiero nacer en Tu Reino. Señor, sálvame, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.

Y ahora, usted me dirá: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, pues Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí y lo recibí como mi único y suficiente Salvador; y ahora quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, como se hacía en el tiempo de los Apóstoles, en donde ellos predicaban, la gente creía, y eran bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.” Así es también en nuestro tiempo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua lo más pronto posible, para lo cual pregunto al reverendo Esteban Golón si hay agua: Hay agua en la parte afuera; los bautisterios están a la parte afuera (ya que el piso de este auditorio es de madera; y en los bautismos en agua siempre se moja el piso con agua, y se daña el piso; por esa causa están en la parte de afuera, para que así no se afecte el piso de este auditorio en donde estamos teniendo esta actividad).

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en donde ustedes se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando la persona es sumergida en las aguas bautismales por el ministro, la persona tipológicamente está siendo sepultada; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva Vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

El bautismo en agua es tipológico, pero es un mandato o mandamiento de Jesucristo, en donde usted se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, dando testimonio así el bautismo en agua, de lo que ha sucedido en su vida al recibir a Cristo como único y suficiente Salvador; y la promesa es que Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y producirá en usted el nuevo nacimiento, y así tendrá la parte de la cual dijo Cristo: “El que no nazca del Agua (o sea, del Evangelio), y del Espíritu (del bautismo del Espíritu Santo), no puede entrar al Reino de Dios;” pero el que nace del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, entra al Reino de Dios.

Y ahora, vean lo que Pedro dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 36 en adelante:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Y luego pasaban todos los días en esta forma [verso 46 al 47]:

Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,

alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

¿Dónde son colocados los que han de ser salvos? En la Iglesia del Señor Jesucristo. Ése es el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, esa es la Novia, la Esposa de Cristo a través de la cual Él se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios. Todo hijo de Dios que nace como un hijo de Dios, al obtener el nuevo nacimiento, nace en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Con ustedes nuevamente el reverendo Esteban Golón, para decirles hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Hay ropas bautismales también, y ministros y personas que les ayudarán, para que así puedan llegar al lugar donde están las ropas bautismales para ser bautizados.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL CAMINO DE LA PAZ.”