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El movimiento de la paz 2006-08-25 1 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos presentes aquí en Goiânia, Estado de Goiás, República del Brasil; y también los que están a través del satélite Amazonas, en el canal: “El Mensajero de la Paz,” WSS, y también los que están a través de internet en diferentes naciones. Que la paz del Señor sea sobre todos ustedes.

Para esta ocasión, expreso mi aprecio y agradecimiento a todos por lo que están haciendo en pro de la paz de la humanidad; aprecio mucho las firmas que están tomando y las personas que están firmando, por la paz en el Medio Oriente y en el mundo entero.

Los niños también han tenido, y continúan teniendo, la oportunidad de trabajar en favor de la paz en estos días, para que así toda la humanidad sepa que los niños desean un futuro de paz, y por consiguiente las personas mayores tienen que luchar para que el futuro de nuestros niños, sea de paz. Los niños quieren paz, y los adultos tienen que trabajar en favor de la paz, para que sea la herencia mayor que le dejen a sus hijos y también a sus nietos.

Aprecio mucho todo lo que cada país está haciendo en favor de la paz, en este proyecto de la paz que estamos llevando a cabo junto a diferentes grupos cívicos, políticos, religiosos y demás grupos de la comunidad de todas las naciones.

En Isaías, capítulo 52, verso 6 en adelante (al 8), leeremos lo que las Sagradas Escrituras dicen:

Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!

¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion.

Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido.”

Que Dios bendiga nuestras almas, y nos abra las Escrituras y el entendimiento para comprender y el corazón para creer. En el Nombre del Señor Jesucristo.

EL MOVIMIENTO POR LA PAZ,” o “EL MOVIMIENTO DE LA PAZ.”

A través de la Escritura, encontramos que hay un Príncipe de Paz prometido en Isaías, capítulo 9, verso 6 al 7, donde dice:

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

Aquí tenemos la promesa del Príncipe de Paz, que es el Mesías prometido para Israel; para el Cristianismo ese Príncipe de Paz es Jesucristo, el cual vino a la Tierra dos mil años atrás, y el castigo de la paz de los seres humanos cayó sobre Él, conforme a Isaías 53, verso 5, donde dice:

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Para que el castigo de nuestra paz fuera sobre Él, Él tenía que tomar los pecados del ser humano y morir; recibió el castigo del pecado, que es la muerte, y por consiguiente Él tomó el lugar nuestro para recibir el castigo que nosotros teníamos que tomar.

Todo pecador es condenado para ir al infierno, pero Jesucristo al tomar el pecado del ser humano tenía que morir e ir al infierno, y por eso Él murió y en Espíritu (o sea, en cuerpo espiritual o angelical) fue al infierno; pero allí quitó las llaves del infierno y de la muerte al diablo y salió victorioso al tercer día, y por eso en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 1, dice verso 17 al 18, dice Juan:

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

Y ahora, es Cristo el que tiene las llaves del infierno y de la muerte, por lo tanto, Cristo obtuvo la victoria en contra del diablo y por consiguiente en contra del reino del maligno.

Y ahora, Jesucristo es el que trae la paz al ser humano, el mismo Cristo es nuestra paz; por lo tanto, para tener la paz imperecedera acá en el alma, el ser humano necesita a Cristo para ser reconciliado con Dios y tener la paz de Dios en su alma, porque Cristo es nuestra paz que de ambos pueblos hizo uno.

Y ahora, encontramos que así es para individuos; así como Dios por medio de Cristo trae la paz al alma del ser humano, pues Cristo es el Príncipe de Paz, Él va a traer la paz también para las naciones, porque el Mesías Príncipe es el Príncipe de Paz.

En Su primera Venida con Su Sacrificio Expiatorio, llevó a cabo el Programa para traer la paz de Dios al alma del ser humano, para que el ser humano esté reconciliado con Dios. Para Su segunda venida, Él traerá la paz a Israel y a todas las naciones que se unirán al Mesías Príncipe, al Príncipe de Paz y al Programa que Él tendrá en favor de Israel y de todas las naciones.

¿Y qué tiene que ver Israel con el Programa de la paz para la humanidad? Es que con Israel es que Dios tiene un pacto, en donde restaurará Dios Su Reino en la Tierra, colocando a Jerusalén como la Capital del mundo, y el territorio de Israel como el Distrito Federal; y por consiguiente el Trono del Mesías Príncipe, del Príncipe de la Paz estará en Jerusalén, ese será el Trono de David que será restaurado juntamente con el Reino de David, porque ese Trono y ese Reino es el Trono de Dios y Reino de Dios terrenal.

Por eso en los días de Jesús cuando estaba ya resucitado, le preguntaron Sus discípulos: “¿Restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?” No tocaba a ellos en aquel tiempo conocer estas cosas que el Padre había puesto en su sola potestad.

¿Quién conocería estas cosas? Sería aquellos que estarían viviendo, en el tiempo en que esta restauración tiene que ser llevada a cabo.

Por lo tanto, para este tiempo final todos los que aman a Dios, comprenderán que estarán viviendo en el tiempo para la restauración del Reino de Dios en la Tierra.

Todas las señales para la venida del Reino de Dios han estado siendo cumplidas, y Jesucristo dijo: “Cuando ustedes vean estas cosas suceder, entended que el verano está cerca.” Lo cual significa: “Entended que está cerca el Reino de Dios,” o sea, la restauración del Reino de Dios en la Tierra, que será la restauración de la Monarquía de David en medio del pueblo hebreo, para gobernar el Mesías Príncipe sobre todas las naciones.

También Jesucristo dijo: “Cuando ustedes vean estas cosas, vuestra redención está cerca.” O sea, la redención de los creyentes en Cristo es la adopción, o sea, la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y la transformación de los que estarán vivos en este tiempo final y que son creyentes en Cristo nacidos de nuevo. Eso será la redención del cuerpo.

Y ahora, la redención de Israel como nación, será la restauración de Israel al Reino de Dios, que será la restauración de la monarquía de David en medio del pueblo hebreo. Dice el libro judío: “La Religión de Israel,” en la página 73 (este libro el cual está un poquito afectado, pero su contenido no), dice en la página 73:

Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará a su Profeta Elías, que unirá el corazón de los padres al de los hijos y el corazón de los hijos al de los padres, y proclamará así la paz universal imperecedera. Ése es el verdadero precursor del Mesías judío, el Ángel de la unión y de la concordia en el mundo.”

La promesa es que Dios enviará a Elías, antes que venga el día del Señor grande y terrible, o sea, antes que venga la gran tribulación conforme a Malaquías, capítulo 4, versos 1 al 6; la señal de que ese día de juicio divino estará cerca, será la presencia de Elías uniendo el corazón de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres.

Esto nos habla de la unión del Cristianismo con el Judaísmo: va a haber una unión, va a haber una comprensión, y por consiguiente estará presente Elías, precursando al Mesías para el pueblo hebreo.

Eso será la quinta manifestación del ministerio de Elías, y él estará hablando acerca de la restauración del Reino de Dios al pueblo hebreo, y conforme a este libro Israel está esperando la aparición del Profeta Elías proclamando la paz imperecedera, estará proclamando todo el misterio de la paz permanente, estará dando a conocer la fórmula para obtener esa paz imperecedera, la cual está ligada al Príncipe de Paz, al Mesías que va a establecer Su Reino, lo cual será la restauración del Reino de David, en donde Israel obtendrá la paz imperecedera y de Israel saldrá la paz para todas las naciones.

Por eso es tan importante, comprender el punto clave para el establecimiento de la paz, y de ahí extenderse a otras naciones; y Jerusalén es el lugar importante, de ahí saldrá la paz para todas las naciones porque Jerusalén es la Ciudad de paz, es la Ciudad de Melquisedec, el Rey de Salem, el Rey de Paz, el Rey de Justicia; y por consiguiente tenemos que enfocar nuestra mirada en Jerusalén, y trabajar en todo aquello que es para la paz de Jerusalén y de todo el Medio Oriente, porque si hay paz en Israel y en todo el Medio Oriente, la humanidad tendrá paz, tenemos entonces que trabajar enfocando el punto clave para obtener la paz universal.

Tenemos la promesa de que habrá alguien que vendrá proclamando la paz imperecedera; para los judíos será el Profeta Elías que estará proclamando la paz imperecedera y estará trayendo un mensaje que preparará al pueblo para recibir al Mesías y recibir la restauración del Reino de Dios, que será la restauración del Reino de David.

Habrá un pueblo que estará trabajando por la paz y que será bendecido. Son benditos los pies de los que traen buenas nuevas, de los que anuncian la paz.

Y ahora, esa bendición corresponde al Mesías y luego pasa a Sus Apóstoles, Sus ministros y todo el pueblo que sigue al Mesías.

En esta etapa espiritual que hemos tenido durante estos últimos dos mil años, se ha estado proclamando la paz para el alma del ser humano, y viene la etapa para la proclama de la paz física en Israel y su Capital Jerusalén y también para todas las naciones; porque el Reino de Dios que durante estos dos mil años ha estado en medio de la raza humana en la esfera espiritual, va a estar en la esfera física y por consiguiente lo mismo que ha sido para los individuos, será para las naciones, bajo la predicación del Evangelio del Reino que corresponde al mensaje de Elías precursando al Mesías.

Y el Mesías continúa con ese mensaje de paz, para traer paz literal para Israel y para todas las naciones, estableciendo Su Reino en este planeta Tierra, así como trae la paz al alma del ser humano, cuando es establecido Cristo como Rey en el trono del corazón de la persona, y por consiguiente ha sido establecido el Reino de Dios en el alma del ser humano.

Así también será físicamente cuando Él establezca Su Reino literalmente en el planeta Tierra, en el alma del planeta Tierra, en el corazón del planeta Tierra, en Jerusalén, incluyendo también todo el territorio de Israel: ése es el corazón, el alma del planeta Tierra. Por eso el Reino es establecido ahí, el Trono es establecido ahí.

Por consiguiente, todos los pueblos que vendrán a formar parte de ese Reino, serán el cuerpo de ese Reino, pero el corazón será Jerusalén, por eso será la Capital no solamente de Israel, sino del mundo entero, de todas las naciones, y entonces habrá paz universal para los seres humanos.

Pero mientras llega ese momento, todos queremos tener paz aunque sea temporal. Luchamos por la paz imperecedera para el alma de los seres humanos y para todas las naciones; y mientras llega el momento del establecimiento de ese Reino físicamente, también luchamos por la paz temporal, para que puedan vivir felices las familias de la Tierra.

“EL MOVIMIENTO POR LA PAZ, O DE LA PAZ.”

Trabajemos por la paz para el alma del ser humano y por la paz para todas las naciones, para Israel, para Jerusalén; oremos por la paz de Jerusalén, porque si Jerusalén obtiene la paz, todo Israel tendrá paz y todas las naciones tendrán paz, porque la promesa es que de Jerusalén saldrá la paz como un río, y Dios ha dicho. “Yo pondré paz en esta ciudad (o sea, en Jerusalén). Yo daré paz a esta Ciudad.” Por consiguiente de ahí se extenderá para otras naciones.

“EL MOVIMIENTO DE LA PAZ.” “EL MOVIMIENTO POR LA PAZ.”

Bienaventurados los pies de los que traen buenas nuevas, de los que anuncian la paz, así ha sido en el Cristianismo bajo la Dispensación de la Gracia, y así tiene que ser bajo la Dispensación del Reino.

Así como ha sido para individuos y para la Iglesia del Señor Jesucristo, tiene que ser para Israel y todas las naciones; para el Judaísmo tiene que ser así, por eso están esperando a Elías que proclamará la paz universal, porque Elías conocerá todo el mecanismo, o sea, la fórmula para el establecimiento de la paz.

Una de las cosas que hizo el Profeta Elías en una ocasión, fue restaurar, reparar el lugar del sacrificio; él colocó doce piedras para restaurar el altar del sacrificio, y cada piedra representa una tribu.

Para este tiempo final tiene que ser restaurado el altar, por consiguiente las doce piedras son las doce tribus, para eso enviará Dios a Elías: para restaurar a Israel, no solamente con diez tribus, sino con doce tribus: las dos tribus del Sur que corresponde al reino de Judá, y las diez tribus del Norte que corresponde al reino de Norte, que comenzó encabezado por Jeroboam, un descendiente de Efraín.

Así que podemos ver que hay una promesa: la restauración de Israel, y eso es la restauración de las doce tribus.

Cuando todo el pueblo hebreo, estando en el Reino de David o de Saúl, era llamado Israel, era cuando estaban las doce tribus juntas; cuando estaban separadas dos tribus al Sur y diez al Norte, las tribus del Sur eran llamadas el reino de Judá, y las tribus del Norte eran llamadas el reino del Norte o reino de Israel.

Y ahora, todo Israel será salvo, va a ser restaurado el pueblo hebreo, va a ser restaurado el Reino de David que será el Reino del Mesías Príncipe, el cual crecerá y llenará toda la Tierra, será un Reino mundial, universal, será un Imperio, el Imperio del Mesías que tendrá y traerá la justicia y por consiguiente la paz, el amor, la fe y la prosperidad para la raza humana.

Por eso el Mesías Príncipe es el deseado de todas las naciones, Él será el que resolverá los problemas de la raza humana, y eso será cuando establezca Su Reino en la Tierra. Los gobernantes hacen lo más que pueden, pero es solamente en el Reino del Mesías en que serán resueltos todos los problemas, y la situación de las guerras, será resuelto y entonces habrá paz para toda la humanidad.

Por eso es tan importante estar trabajando en lo que contribuye a la paz, por eso es tan importante que haya un movimiento de y por la paz que levante su voz y diga que queremos paz, que amamos la paz, y pedimos que se trabaje a nivel de todos los gobiernos por la paz de Israel y de todo el Medio Oriente.

“EL MOVIMIENTO POR LA PAZ Y DE LA PAZ.”

Así como hay un movimiento durante dos mil años de la paz, y por la paz para el alma del ser humano, bajo el mensaje del Evangelio de la Gracia, también está prometido un movimiento por la paz y para la paz en la Dispensación del Reino, por y para la paz de Israel y de todas las naciones.

Si alguna persona todavía no tiene la paz de Dios en su alma, la fórmula para tenerla es Cristo, recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido aquí presente o en otras naciones, los cuales están escuchando a través del satélite Amazonas, en el canal WSS: “El Mensajero de la Paz,” o a través de internet, pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos y yo estaré orando por ustedes. Y de los que están aquí presentes en esta ocasión, pueden venir a los Pies de Cristo los que todavía no lo han recibido como Salvador, para que Cristo les dé salvación y Vida eterna y traiga la paz de Dios a su alma, pueden ya venir a los Pies de Cristo para orar por ustedes para que Cristo les reciba y les dé la paz de Dios a vuestras almas.

Vamos a esperar unos minutos en lo que llegan todos los que han sido llamados directamente en sus almas.

Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Goiânia y en toda la República del Brasil y en toda la América Latina y el Caribe y también en todas las naciones, y los está llamando en este tiempo final.

Si escuchas hoy Su Voz, Su Palabra, Su Evangelio, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando, tú estás escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida de Dios, y por consiguiente Él quiere darte Vida eterna, Él quiere colocarte en Su Reino, Él quiere que tú tengas Su paz en tu alma, Él desea que tú vivas eternamente.

Vamos a estar todos puestos en pie para orar. Si falta alguna persona por venir, puede venir para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo.

Los que están en otras naciones allá en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en el Perú, en Bolivia, en Paraguay, en Chile, en Argentina, en Uruguay, en toda la República del Brasil, en Puerto Rico, en la República Dominicana, en Haití y demás islas del Caribe, y Cuba y demás islas del Caribe, también en Norteamérica, en el África, también en el Canadá, en Alaska, en todos los países, allá también en Israel, en el Líbano, en Palestina, en Siria, en Irán, en Irak, en Arabia Saudita, en Egipto, en todos los países.

Si oyes hoy la Voz de Dios, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte la paz a tu alma y en tu alma, Él está haciendo intercesión por ti en el Cielo, para que tú puedas obtener las bendiciones del Cielo.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si hay algunos niños de diez años en adelante, bien pueden venir a los Pies de Cristo, los que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite Amazonas en otras naciones.

Vamos ya a orar por todos, vamos a levantar nuestras manos al Cielo para orar.

Señor Jesucristo (repitan conmigo esta oración las personas que han venido a los Pies de Cristo), Señor Jesucristo, escuché Tu Voz, Tu Evangelio, Tu Palabra y nació Tu fe en mi alma. Creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, como el único nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados, creo así porque creo que Tú eres el Mesías Príncipe que has venido a este mundo, y has muerto como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, Señor Jesucristo; doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador; salva mi alma, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero vivir eternamente contigo, quiero nacer en la Vida eterna, Señor, quiero entrar a Tu Reino eterno, Señor, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. En Tus manos me encomiendo, sálvame, Señor, Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, que todos ustedes que han venido a los Pies de Cristo, lo han recibido y Él les ha recibido en Su Reino, ustedes me preguntarán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, lo he recibido como mi Salvador, pues Él dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma y lo he recibido como mi Salvador, ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, pues Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes.

Por cuanto ustedes han creído de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos, en el Nombre del Señor Jesucristo, donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando usted recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente usted está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, usted está siendo resucitado, usted está naciendo, resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Todos los que están en otras naciones, también pueden ser bautizados en agua en estos momentos.

Dejo al reverendo Salomón Cunha, para que les indique hacia dónde caminar para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo las personas que le han recibido aquí. Y los que están en otras naciones, dejo al ministro correspondiente en cada nación, para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Y nos continuaremos viendo por toda la eternidad. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con ustedes el reverendo Salomón Cunha, para indicarles hacia dónde caminar los que han de ser bautizados en agua en estos momentos; y en cada país dejo al ministro correspondiente para que les indique hacia dónde caminar para ser bautizados en agua.

Muchas gracias y buenas noches.

EL MOVIMIENTO DE LA PAZ.”