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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Infalible | 2006-05-21 | 1 | Santiago de Cali | Valle del Cauca | CO | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas, y también los que están a través de internet o de algún otro medio de comunicación.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y en esta ocasión nos bendiga con Su Palabra y nos abra las Escrituras y nos permita entender Su Palabra. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión leemos en San Mateo, capítulo 24, versos 32 al 39, donde dice... aún podemos leer desde el verso 30 para que tengamos el cuadro claro, capítulo 24, versos 30 al 39 de San Mateo, dice:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL INFALIBLE.”
Pueden estar tranquilitos para saber quién es el infalible. Solamente hay uno que es el infalible, y ese es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, el infalible, el que nunca falla, o sea, el que no puede fallar. No puede fallar, porque lo que Él dice es lo que Él pensó desde antes de la fundación del mundo, y Él es el que habla, y lo que Él habla no puede fallar, es la Palabra creadora con la cual Él creó los Cielos y la Tierra.
Por lo tanto, el infalible tiene una Palabra que es infalible también; por lo tanto, la única Palabra infalible es la de Dios, y por consiguiente la Escritura dice: “Sea todo hombre mentiroso, mas Dios verdadero.”[Romanos 3:4]
No se puede confiar en palabra de hombre, en la única Palabra que se puede confiar es en la Palabra del infalible, el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra.
Él tiene el poder para cumplir lo que Él ha hablado y lo que hablará, por lo tanto, esa es la Palabra que ha sido hablada a través de los santos hombres de Dios.
Y ahora, vamos a ver dónde podemos encontrar y escuchar al infalible. Siendo que el infalible es Dios, todo hombre es falible pero Dios es el único infalible. Y por consiguiente todos desean conocer al infalible, al Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, y escucharlo, porque esa Palabra no puede fallar, es la verdad.
Y ahora, el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra antes de llevar a cabo la creación, estuvo pensando lo que Él iba a hacer, en Dios eternamente estaban esos pensamientos.
Y ahora, ¿cómo Él pone en acción Sus pensamientos? ¿Cómo Él hace que Sus pensamientos sean hablados y se materialice todo el pensamiento divino? A través del Verbo que era con Dios y era Dios, a través del Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es el Verbo, habló a existencia todas las cosas, y las cosas vinieron a materializarse. Eso es lo que nos enseña la Escritura. En el Génesis, capítulo 1, dice.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Y ahora, en el libro o carta de San Pablo a los Hebreos, nos dice cómo fue; y también en San Juan, capítulo 1. Vamos a leer capítulo 1 de San Juan primero:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Y ahora, hemos visto que la creación fue llevada a cabo por Dios a través del Verbo, y en el capítulo 1 (mismo) de San Juan, verso 9 al 10, dice:
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, vino al pueblo hebreo, y el pueblo hebreo no le recibió).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (esto es a los creyentes en Cristo, a los que creen en el Nombre del Verbo).
Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y que es la luz verdadera que alumbra a todo hombre y que creó todas las cosas, venía a este mundo, se hizo carne en este mundo y fue conocido por el Nombre de Jesús. Jesús es el Verbo hecho carne.
¿Y qué es el Verbo? ¿Quién es el Verbo que vino en carne humana? Veamos aquí en Malaquías, capítulo 3 para que tengamos un cuadro claro de quién es Jesucristo; porque algunas personas cuando llega el momento de recibir a Cristo, se avergüenzan de recibirlo como Salvador y no saben que se están avergonzando del Verbo que se hizo carne, del Verbo que creó todas las cosas, el único que le puede dar Vida eterna a la persona.
Se avergüenzan algunas personas de la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra: del Rey de reyes y Señor de señores. Y Cristo dice. “Mas el que se avergonzare de mí, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre.” San Mateo, capítulo 10, verso 33. Pero para aquellos que no se avergüenzan de Cristo sino que lo confiesan públicamente, dice: “Cualquiera...” Vamos a leerlo directamente aquí de San Mateo para que tengan el cuadro claro de lo que Jesús dijo, ya que de eso depende el futuro de todo ser humano. Capítulo 10, verso 32 al 33 de San Mateo.
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Cualquier persona que confiesa públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, toda persona que recibe a Cristo como Salvador, Cristo lo confiesa delante del Padre Celestial.
Por eso se le da la oportunidad a las personas para que vengan al frente y reciban a Cristo como Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo, confesando públicamente a Jesucristo como su Salvador; y en el Cielo Cristo confiesa a la persona delante del Padre Celestial:
“Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Por lo tanto, todo ser humano al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, tiene para hacer una de estas dos cosas: o negar a Cristo, no confesar a Cristo como su Salvador, no recibir a Cristo como Salvador y ser negado delante del Padre Celestial por Jesucristo; o recibir a Cristo como Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo, y Cristo lo recibe y lo confiesa delante del Padre Celestial.
Por lo tanto, todo ser humano tiene esta oportunidad, y por cuanto tiene libre albedrío toda persona, toda persona tiene que escuchar y decidir hacer la decisión más grande su vida, que es o creer o no creer; y esa es una decisión del alma, porque el alma solamente tiene un sentido: el libre albedrío, con el cual la persona o cree o no cree; o cree o duda, o es creyente o es incrédulo. Y de eso dependerá el futuro eterno de todo ser humano.
Por eso fue que Cristo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Tan simple como eso. Es un asunto de creer para ser salvo y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, o no creer y ser condenado y ser echado en el lago de fuego y dejar de existir.
Por lo tanto, toda persona tiene la oportunidad de obtener la Vida eterna, creyendo en Cristo y recibiéndolo como su único y suficiente Salvador.
La meta de predicar el Evangelio a toda criatura, es que toda criatura tenga la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Jesucristo.
Ahora, examinando quién es Jesucristo, dice en Malaquías, capítulo 3, verso 1:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese Mensajero fue Juan el Bautista. Esta palabra contenida aquí en Malaquías, capítulo 3, verso 1 es una Palabra infalible, porque es la Palabra de Dios hablada a través del Profeta Malaquías); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
¿Quién vendría? El Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y el Ángel del Pacto. El Ángel que le apareció al Profeta Moisés y le dijo: “Yo Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” y lo envió a Egipto para la liberación del pueblo hebreo; y a través del Profeta Moisés obró ese Ángel de Jehová, que es el Ángel, el cuerpo angelical de Dios, que es el Verbo, ese es el Verbo, el Ángel de Jehová a través del cual Dios habló desde el Génesis, a través del cual Dios habló y creó los Cielos y la Tierra; por eso ese Ángel de Jehová se identifica como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¿Por qué? Porque en ese Ángel está Dios, es el cuerpo angelical de Dios, es la imagen del Dios Viviente, y por consiguiente es el Ángel ungido con la presencia de Dios, y por consiguiente es nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical.
Por eso es que Jesús dijo en San Juan, capítulo 8 algo inconcebible para la mente humana. Dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo directamente de la Escritura. San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
¿Cómo era Jesucristo antes que Abraham? Él era el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, la persona más importante de todos, a través del cual Dios creó los Cielos y la Tierra.
Y ahora, ese Ángel, el Ángel de Jehová, el Señor, vendría como el Mesías Príncipe en carne humana; el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Creador de los Cielos y de la Tierra, el infalible, el Señor, vendría, y el Ángel del Pacto, o sea, Dios en y con Su cuerpo angelical, y se haría carne en medio del pueblo hebreo, nacería ese cuerpo a través de una virgen descendiente del rey David, y en Él habitaría el Señor, y el Ángel del Pacto.
El Señor, Dios Creador de los Cielos y de la Tierra y Su cuerpo angelical llamado Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, y Dios en Su cuerpo de carne llamado Jesús estaría ahí en alma, Espíritu y cuerpo, Emanuel: “Dios con nosotros.”
Y ése es el personaje más importante que ha pisado el planeta Tierra, el cual entró a la historia de la raza humana, y la raza humana entró a la historia de Dios. Lo más grande es que la raza humana entró a la historia de Dios.
Y ahora, leemos en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, donde dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Y ahora, ¿cómo es que los pensamientos de Dios, del Dios infalible son manifestados en forma de Palabra para la raza humana? ¿Dónde está la Palabra infalible del Dios infalible para ser escuchada por el ser humano? Aquí dice que Dios habló muchas veces y en diferentes tiempos a través de los Profetas.
Es en los Profetas que Dios coloca Su Palabra, viene al corazón y la mente de cada Profeta que Él ha enviado, viene el pensamiento de Dios, y esa es la Palabra de Dios para la persona, para el Profeta que Dios envía.
Y luego él la habla al pueblo de Dios, y esa viene a ser la Palabra infalible del Dios infalible. La única Palabra infalible es la del Dios infalible, la cual es traída a la raza humana por medio del Espíritu de Dios a través de los Profetas de Dios.
Vean, aquí en el libro de Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 al 19 dice (dice el Profeta Moisés):
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”
¿Por qué dice Moisés que escuchen al Profeta que Dios levanta de en medio del pueblo? Vamos a ver porqué, viene hablando, dice el verso 18 de este mismo capítulo 18, verso 18 al 19, dice:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (ya es Dios hablando); y pondré mis palabras en su boca (¿dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del Profeta que Él envía), y él les hablará todo lo que yo le mandare.”
¿Qué hablará el Profeta que Dios envía? Todo lo que Dios le mande.
¿Dónde encontraremos entonces la Palabra infalible del Dios infalible? En el Profeta que Dios levante de en medio del pueblo, y por consiguiente esa Palabra que él estará hablando será la Palabra infalible de Dios.
El Profeta no es infalible, pero Dios es infalible; y por cuanto Dios estará en el Profeta que Él envía, y Él estará hablando a través de ese Profeta, la Palabra que hablará ese Profeta en Nombre del Dios que lo envía, será infalible. Esa es la única forma en que el ser humano puede encontrar la Palabra infalible del Dios infalible:
“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”
Cuando una persona no escucha la Palabra infalible del Dios infalible, Dios le va a pedir cuenta a esa persona. Así es para toda nación también.
Y ahora en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, vean lo que dice del pueblo hebreo cuando no quiso escuchar a los Profetas que Dios le envió en diferentes tiempos:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
El enojo y la ira de Dios estará siempre sobre toda persona que no quiera escuchar la Palabra infalible del Dios infalible, la cual es hablada por el Espíritu Santo a través de los Profetas que Él envía de tiempo en tiempo.
Vean, es la Voz de Dios por medio de Su Espíritu Santo a través de los Profetas que Él ha enviado. Esa ha sido siempre la Palabra infalible del Dios infalible.
Cualquier otra palabra que el ser humano trate de decir que es la Palabra de Dios, no es la Palabra de Dios, no es la Palabra infalible del Dios infalible; siempre ha venido por medio de los instrumentos de Dios: los Profetas del Antiguo Testamento, los Apóstoles del Nuevo Testamento y los diferentes Mensajeros que Él ha enviado a Su Iglesia en el Nuevo Testamento.
Y en Amós, capítulo 3 nos habla también el Dios infalible de lo que será para el tiempo final; vamos a ver lo que nos dice en el capítulo 8 de Amós, verso 11 al 12, dice:
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”
En todos los tiempos los líderes religiosos han estado predicando, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento; pero cuando Dios ha enviado un Profeta, en ese Profeta Dios ha colocado (en el corazón y la boca de ese Profeta) Su Palabra infalible, y esa es la Palabra de Dios para ese tiempo.
En los Profetas es que Dios deposita Su Palabra infalible, para que ellos la hablen ungidos por el Espíritu Santo y esa Palabra venga al pueblo, y el pueblo tenga un ASÍ DICE EL SEÑOR, tenga la Palabra infalible del Dios infalible.
Habrá hambre, ¿hambre de qué? De oír la Palabra de Dios, la Palabra infalible de Dios. Cuando no hay Profeta sobre la Tierra, comienzan muchas personas a tratar de darle su propia interpretación a la Escritura, pero esa no es Palabra de Dios, sino interpretaciones humanas, por eso fallan, ¿por qué? Porque esas interpretaciones humanas no es la Palabra infalible de Dios.
Ahora, la humanidad estará errante, yendo de mar a mar, del Norte hasta el Oriente, discurrirán buscando la Palabra de Jehová y no la hallarán.
¿Y dónde estará la Palabra de Dios para este tiempo final? Porque todos queremos escuchar la Palabra de Dios para el tiempo que nos ha tocado vivir, siendo que la Palabra de Dios es infalible, porque es la Palabra del infalible Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Algunas personas han pensado en algunas ocasiones que lo que está escrito con relación a las cosas que han de suceder, no se van a cumplir, pero sí se cumplirán todas en su debido tiempo. Dice en el capítulo 42, verso 9 de Isaías:
“He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.”
O sea, que todo lo que Dios va a hacer, primero lo revela a un hombre, a un Profeta, y ese Profeta habla todo eso que le fue revelado por Dios, y esa Palabra que Él habla, es la Palabra infalible de Dios, ese Profeta habla ungido por el Espíritu Santo, o sea, el Espíritu Santo hablando a través de un hombre, a través de un Profeta.
En Ezequiel también nos habla en el capítulo 12, verso 25, diciendo... vamos a leer capítulo 12, verso 21 en adelante, dice el Profeta Ezequiel:
“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo...”
O sea, que vino la Palabra de Dios a ese Profeta, “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos, Sus Profetas.” Amós, capítulo 3, verso 7. Y ahora, aquí en Ezequiel, capítulo 12, verso *21 en adelante, dice:
“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre...”
¿Por qué le dice Hijo del Hombre? Porque todo Profeta enviado de Dios es Hijo de Hombre, ese es un título de Profeta:
“Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión?
Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión.
Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor.”
Aquí podemos ver que algunas personas han pensado que lo que Dios dijo no se va a cumplir, y ése era un refrán que tenían en medio de Israel; pero Dios respondió y dijo que cumpliría, se cumpliría todo lo que él dijo; y hablaría nuevamente y se cumpliría en los días en que sería hablado todo lo relacionado a lo que Él haría.
Y ahora, en Isaías, capítulo 55 también nos habla Dios, diciéndonos del verso 8 al 11:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”
Y ahora, Dios vigila por Su Palabra, porque es una Palabra infalible, la cual tiene que ser cumplida; y Dios prosperará esa Palabra, la hará una realidad, y Él respaldará al instrumento que Él tenga para el tiempo en que Él estará hablando la Palabra correspondiente a ese tiempo que tiene que ser cumplida.
Por lo tanto, para este tiempo en el cual vivimos, ¿dónde encontraremos esa Palabra infalible, esa Palabra de Dios, del Dios infalible? Encontramos en San Mateo, capítulo 24, verso 31 la promesa:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
La gran Voz de Trompeta es la Voz del Dios infalible, la cual está representada en una trompeta, la cual corresponde a la fiesta de las trompetas de Levítico, capítulo 23, verso 24 al 25.
Y esa gran Voz de Trompeta es la misma de Primera de Corintios, capítulo 15, verso 52 al 58, de la cual nos habla San Pablo y nos dice... vamos a leerlo aquí para que tengamos el cuadro claro de la Voz de Dios, la Palabra infalible del Dios infalible. Capítulo 51 en adelante de Primera de Corintios 15, dice:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (a la final Trompeta).
Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Esta gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, es la Voz del Dios infalible hablándole a la Iglesia del Señor Jesucristo y después le hablará al pueblo hebreo, y le hablará a toda la humanidad, será la Voz de Dios para la raza humana.
Esta es la misma Trompeta y la misma Voz de Dios y Voz de Arcángel, de Primera de Tesalonicenses capítulo 4, verso 14 en adelante, donde dice:
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
Para que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y ocurra el arrebatamiento o rapto de la Iglesia de Jesucristo, primero tiene que el Dios infalible hablar, para que así la Palabra infalible venga a la Iglesia del Señor Jesucristo y luego al pueblo hebreo, y obtengan los creyentes en Cristo la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y el pueblo hebreo pueda escuchar también la Voz del Dios infalible y puedan ser restaurados a lo que eran en el tiempo del rey David y del rey Salomón: un solo reino, compuesto por las diez tribus del Norte correspondientes al reino de Israel, y las dos tribus del Sur correspondientes al reino del Sur que le quedaron a Roboam hijo de Salomón, y luego a los descendientes del rey David que ocuparon el Trono de David.
Para la restauración de ese Reino con el recogimiento de las diez tribus siendo unidas a las otras dos tribus, se requiere que el Dios infalible hable Su Palabra infalible, que es representada en la gran Voz de Trompeta o Trompeta Final.
Esa Voz está esperándola el pueblo hebreo, y esa Voz para el pueblo hebreo, será la Voz de Dios por medio de Su Espíritu Santo hablando a través de un hombre, de un Profeta que ellos están esperando, y luego a través del Mesías.
Dice en el libro: “La Religión de Israel,” este libro que es hebreo, un libro del pueblo hebreo, dice:
“Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará a su profeta Elías que ‘unirá el corazón de los padres al de sus hijos, y el corazón de los hijos al de los padres,’ y proclamará así paz universal imperecedera. Ese es el verdadero precursor del Mesías judío, el ángel de la unión y de la concordia en el mundo.”
Y ahora, ese Profeta que están esperando, será el que vendrá ungido con el Espíritu Santo, a través del cual el Espíritu Santo estará hablando la Palabra infalible del Dios infalible, y así es como el pueblo hebreo comenzará a escuchar la Palabra infalible del Dios infalible en este tiempo final.
Esa es la forma en que el Dios infalible le hablará al pueblo hebreo en este tiempo final, y esa es la forma en que el Espíritu de Dios volverá al pueblo hebreo, esa es la forma en que el Espíritu regresará a los huesos secos que se unieron cada uno con el hueso que le correspondía, y surgieron tendones sobre ellos, surgió carne, surgió piel también, pero no hay espíritu todavía en ellos.
Un gran ejército, pero todavía sin el espíritu, el cual irá a Israel uno de estos días, y lo llevará el ungido de Dios correspondiente a este tiempo final, el cual llegará con el espíritu y virtud de Elías.
El pueblo hebreo en la tierra de Israel está esperando un hombre de este tiempo con el espíritu y virtud de Elías, para escucharlo y así escuchar al Dios infalible hablando la Palabra infalible a través de un hombre, el cual será para el pueblo hebreo: Elías.
No será de otra forma, porque así Dios, el Dios infalible lo ha prometido, a través de Su Palabra infalible hablada a través de los Profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
Para este tiempo los ministerios de los dos Olivos, que son los ministerios de los dos ungidos que están delante de la presencia de Dios, conforme a Zacarías, capítulo 4, versos 11 al 14; y también capítulo 4, verso 1 al 10; y también Apocalipsis, capítulo 11, verso 1 al 14, los cuales son los dos candeleros que están delante de la presencia de Dios, los dos ungidos que están delante de la presencia de Dios. Esos son los ministerios de Elías y de Moisés que estarán repitiéndose en este tiempo final.
Y lo que será para Israel la Séptima Trompeta sonando, lo cual será el ministerio de Moisés y Elías siendo manifestados en medio del pueblo hebreo, trayendo la Palabra infalible del Dios infalible, será para la Iglesia el Séptimo Sello.
Para la Iglesia la promesa es que con gran Voz de Trompeta el Señor le estará hablando a Su Iglesia, el Señor estará en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo hablándole esa Palabra infalible, esa gran Voz de Trompeta que le dará la fe, la revelación para ser transformado cada creyente en Cristo nacido de nuevo.
Con esa gran Voz de Trompeta también serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios que corresponden al Cuerpo Místico de Cristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y también serán llamados y juntados todos los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu), que escucharán la Voz infalible del Dios infalible, por medio del Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, que será el Mensajero del Día Postrero en el cual estará el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, Cristo en Espíritu Santo, Cristo en Su cuerpo angelical, manifestado a través de un hombre, a través de carne humana hablándole a Su Iglesia y luego al pueblo hebreo la Palabra infalible de Dios.
Esa es la forma en que la Iglesia del Señor Jesucristo, el cristianismo y todos los gentiles, y luego el pueblo hebreo estará, escuchando al Dios infalible hablándole Su Palabra infalible. Así como habló por medio de los Profetas del Antiguo Testamento, luego por medio del Señor Jesucristo, luego por los Apóstoles, luego por los diferentes Mensajeros que Dios ha enviado de edad en edad, y luego hablará una vez más, hablará Su Palabra infalible como está prometida en Hebreos, capítulo 12, verso 25 en adelante, donde dice:
“Mirad que no desechéis al que habla...”
¿Quién es el que habla en la Dispensación de la Gracia? ¿Quién es el que habla después del ministerio del Señor Jesucristo en esta Tierra? ¿Quién es el que habló el Día de Pentecostés a través del Apóstol San Pedro? ¿Quién es el que habló a través de los diferentes Apóstoles? ¿Quién es el que habló a través de San Pablo? ¿Quién es el que habló a través de los diferentes Mensajeros que Él ha enviado a Su Iglesia? Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo, ha sido el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en medio de la Iglesia de Jesucristo hablando la Palabra infalible del Dios infalible:
“Mirad que no desechéis al que habla (o sea, mirad que no desechéis al Espíritu Santo. Él es el que ha estado hablando en medio de Su Iglesia durante estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá). Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos...”
Vean, los que no escucharon en tiempos pasados no escaparon, no escaparon del juicio divino, de la ira de Dios; los que desecharon al que hablaba a través del Profeta Noé, no escaparon, vino el diluvio y se los llevó a todos. “Y como fue en los días de Noé (dice Jesucristo), así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará.” También en otros de los evangelios dice: “Así será la Venida del Hijo del Hombre.
Habrá muchas personas en la Tierra que estarán escuchando lo que estará hablando el Espíritu Santo, pero algunos no creerán, pero otros sí creerán. Y yo soy uno de los que creo lo que el Espíritu habló en el pasado y lo que está hablando en este tiempo final. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Es la Voz de Dios, es la Voz del infalible hablándonos Su Palabra infalible:
“...Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez (o sea, una vez más, aun una vez más)... Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.”
La Voz de Dios que conmovió la Tierra en tiempos pasados, hablará nuevamente, y conmoverá no solamente la Tierra, sino también los Cielos (o el Cielo).
Y esa Voz, será la Voz de Dios por medio de Su Espíritu Santo, del Ángel del Pacto, hablando en este tiempo final por medio de un Profeta dispensacional, por medio de un hombre de carne, hueso y sangre; y esa Voz será la Palabra infalible del Dios infalible para la Iglesia del Señor Jesucristo, para todo el Cristianismo y para todas las naciones, pueblos y lenguas y para el pueblo hebreo también.
Una vez más el infalible, Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, ha prometido que estará hablando en este tiempo final:
“Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.”
Con este estremecimiento que habrá de la Tierra y los Cielos, las cosas hechas por el hombre, como los edificios y todas estas cosas, serán removidas con grandes terremotos, también grandes maremotos y tsunamis, y por medio también de una tercera guerra mundial que será atómica, que va a causar grande daño a la raza humana; pero se va a enderezar la Tierra, los grados que tiene de inclinación, y todo obrará para bien porque se va a enderezar y se va a preparar todo para el Reino Milenial del Mesías.
Todo obrará para bien para los que aman a Dios y los que son amados por Dios, todo obrará para bien para el Mesías, para la Iglesia del Señor Jesucristo y para el pueblo hebreo, y para todas las naciones que entrarán al glorioso Reino Milenial del Mesías.
En el Reino Milenial estaremos de regreso a como era en el Huerto del Edén. El Reino será restaurado en este planeta Tierra, el Reino de Dios; y por consiguiente el Orden Celestial del Reino Celestial será establecido en este planeta Tierra. Y conforme al Orden Celestial del cual el Mesías Príncipe es Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, el Orden de Melquisedec será establecido en este planeta Tierra.
Y el Orden de Melquisedec cubre la parte del Orden del Reino de la Realeza, cubre también el Orden Religioso, el Orden Sacerdotal según el Orden Celestial de Melquisedec del Templo Celestial, y cubre también el Orden del Poder Judicial, en donde estarán todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo nacidos de nuevo, como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces, porque los santos juzgarán al mundo, y aun a los Ángeles, y reinarán con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
A los santos les será dado el Reino de Dios y el juicio de Dios, para así tener el Orden judicial el pueblo de Dios, en ese Reino de Dios que será restaurado en la Tierra en medio del pueblo hebreo y de ahí se extenderá para todas las naciones; y eso será la piedra no cortada de manos que luego de ser quitado el reino de los gentiles que se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido, luego esa piedra crece y se hace un gran Monte que cubrirá toda la Tierra, y eso será el quinto imperio, ése será el imperio del Mesías, en el cual habrá paz bajo el Pacto de paz, el Nuevo Pacto para Israel y para todas las naciones.
Habrá felicidad, habrá prosperidad y amor los unos para con los otros, y todos irán a Jerusalén a adorar al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y el Señor será uno y uno Su Nombre, y Él reinará, será Rey sobre toda la Tierra, y Su trono estará en Jerusalén, y ese es el Trono de David al cual el Mesías Príncipe es heredero. Ahí yo estaré con Él. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Estaremos con Él como el gabinete del Mesías en Su Reino Milenial.
Por eso es tan importante conocer al infalible, el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, el que no falla, el que habla y tiene poder para cumplir lo que él habló, el que habla y no se arrepiente de lo que habla.
Por eso es que Jesús teniendo en Él al Dios infalible, decía: “Yo no hablo nada de mí mismo.” Era el Padre en Él, el infalible, el que estaba en Espíritu Santo hablando a través de Jesús y obrando a través de Jesús, Él decía: “Las obras que Yo hago, no las hago de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Eso está en San Juan, capítulo 14 y en otros pasajes también.
Y ahora, las palabras que Jesús hablaba, no las hablaba de sí mismo, no eran las palabras de un hombre, era la Palabra infalible del Dios infalible, hablándole al pueblo hebreo por medio de Su Espíritu Santo en un cuerpo de carne llamado Jesús.
Como fue en los Profetas del Antiguo Testamento, y así ha sido también en el Nuevo Testamento hablando a través de los Apóstoles, hablando a través de los diferentes Mensajeros correspondientes a cada etapa o edad de la Iglesia, de los cuales hay siete Mensajeros comenzando con San Pablo para la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles.
Y para este tiempo final aparecerá el octavo Mensajero para la Iglesia de Señor Jesucristo y para el pueblo hebreo; y por consiguiente estaremos todos escuchando la Palabra infalible del Dios infalible. “Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye.” San Juan, capítulo 8, verso 47. Y San Juan, capítulo 10, versos 1 al 30: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Dijo Jesucristo: “Y Yo las conozco, como el Padre me conoce.” Y dice: “Y Yo les doy Vida eterna.”
Los que escuchan la Palabra infalible del Dios infalible reciben Vida eterna, porque esa es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, por eso Cristo dijo:
“El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” (San Juan, capítulo 5, verso 24).
Yo tengo Vida eterna porque escuché la Palabra del Señor Jesucristo, la Palabra infalible de Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo, que es la Voz, la Palabra del Dios infalible.
Por medio de la Palabra infalible de Dios es que Él está creando una raza con Vida eterna, una nueva raza que es compuesta por todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que vienen por medio del Segundo Adán que es Jesucristo nuestro Salvador.
Se encuentra en la esfera espiritual esa nueva raza que ha recibido Vida eterna, tiene Vida eterna en su alma, y ha recibido un cuerpo angelical, llamado el Ángel que tiene cada persona, llamado el Ángel del Señor o Ángel de Jehová, del cual los que oraban por Pedro, cuando Pedro estaba en la cárcel y luego fue libertado por el Señor, y él tocó la puerta donde oraban por él, y Rode (una joven creyente) fue a abrir la puerta, y cuando vio que era Pedro, cuando se dio cuenta que era Pedro, regresó a los que estaban en la casa orando por él, y les dijo: “Es Pedro.” Ellos le dicen: “No es Pedro, es su ángel.” Pero ella decía: “No, es Pedro.”
El ángel de cada creyente se parece al cuerpo físico de la persona, pero es ese ángel de otra dimensión, de la dimensión de los Ángeles, o sea, de la sexta dimensión.
Cada creyente en Cristo tiene un ángel que le cuida, le protege y le guía, y es el que obra para que cada creyente entienda la Palabra infalible de Dios, y la reciba.
Y ahora, estando nosotros en el tiempo final, en el tiempo en donde las promesas divinas correspondientes al tiempo final tienen que ser cumplidas, porque fueron habladas por el Espíritu de Dios a través de los diferentes Mensajeros, diferentes Profetas, y por consiguiente es la Palabra infalible de Dios, tenemos que tener nuestros ojos bien abiertos para ver y escuchar al Dios infalible hablándonos Su Palabra infalible, de acuerdo a la forma establecida en Su Palabra infalible.
Será por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, será por medio del ministerio de los dos Olivos, será por medio de un hombre en el cual estará el ministerio de Elías en la Tierra y el ministerio de Moisés; ahí estará, en ese hombre, Jesucristo en Espíritu Santo hablándonos la Palabra infalible de Dios, para la Iglesia del Señor Jesucristo y para el pueblo hebreo.
Y con esa Palabra, ese mensaje, serán llamados y juntados los últimos escogidos de Dios correspondientes al Cuerpo Místico de Cristo, que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
“Si oyes hoy Su voz, no endurezcas tu corazón,” dice San Pablo en hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7: “No endurezcas tu corazón.” También en Hebreos, capítulo 3, verso 15.
Es importante que tengamos nuestro corazón abierto a la Palabra infalible del Dios infalible, para recibir las bendiciones del Creador de los Cielos y de la Tierra, las cuales son habladas en Su Palabra infalible.
En la Palabra infalible de Dios dice:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Por esa causa se predica el Evangelio de Jesucristo, en donde se muestra al ser humano que “Dios amó de tal manera al mundo que ha dado Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda; mas tenga Vida eterna.” (San Juan, capítulo 3, verso 16).
Y también dice hablando de los que escucharán y creerán en Jesucristo, dice en el capítulo 3, verso 36 de San Juan:
“El que cree en el hijo, tiene Vida eterna...”
¿Cómo el ser humano puede obtener la Vida eterna? Creyendo en Jesucristo el Hijo de Dios como su único y suficiente Salvador, creyendo que Él murió por nosotros en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados:
“El que cree en el Hijo, tiene Vida eterna; pero el que rehúsa creer en el hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”
Para el que cree están las bendiciones de Dios: la Vida eterna que es la bendición más grande; para el que no cree, está la ira de Dios. Escogemos la bendición de Dios, escogemos la Vida eterna recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
El ser humano tiene, tuvo, tiene y tendrá muchos problemas, pero Dios ha provisto para el ser humano un Sacrificio de Expiación por nuestros pecados a causa de que Él nos amó; no porque nosotros lo amábamos a Él, sino Él nos amó a nosotros.
En el capítulo 5 de Romanos, versos 6 en adelante dice San Pablo:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros...”
Vamos a ver cómo es que Dios muestra que Él nos ama, la muestra del amor para con nosotros vamos a ver cuál es:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
La muestra del amor de Dios, es que Cristo murió por nosotros en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados; Él tomó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros y murió en lugar de nosotros, para que nosotros podamos vivir eternamente:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16]
Es Vida eterna lo que vino Jesucristo a traer a la raza humana. Dice:
“Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre (la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y nos deja sin pecado, y por consiguiente quedamos como si nunca en la vida hubiésemos pecado), por él seremos salvos de la ira.”
La única forma de ser salvos de la ira de Dios es por medio de Jesucristo, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, pidiéndole perdón a Cristo por nuestros pecados, Él nos perdona, con Su Sangre nos limpia de todo pecado, somos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento y nacemos a una nueva vida: a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así es como escapamos de la ira de Dios y obtenemos la bendición de Dios para vivir eternamente con Él en Su Reino:
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”
Hemos recibido a través de Jesucristo la reconciliación para vivir eternamente con Dios en paz. No hay otra forma para ser reconciliado con Dios, todo fue tipificado en el Sacrificio del Antiguo Testamento del día diez del mes séptimo de cada año, cuando se sacrificaba un macho cabrío de expiación por el pecado del ser humano. Pero ya con la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario se cumplió; ya lo que era tipo y figura se hizo una realidad, ya no se necesitan sacrificios de animalitos, tenemos el Sacrificio perfecto de Cristo por nuestros pecados.
Por eso en Primera de Juan, capítulo 5 dice del verso 10 al 13:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”
Toda persona que quiere la Vida eterna, tiene que venir, ¿a quién? A Jesucristo, porque la Vida eterna está en Jesucristo para ser otorgada a toda persona que lo recibe como único y suficiente Salvador:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, el que tiene a Jesucristo acá porque lo recibió como Salvador, tiene la Vida eterna), el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”
El que no ha recibido a Cristo como Salvador, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar, y no sabe cuándo se le va a terminar la vida terrenal:
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (la buena noticia para los creyentes en Jesucristo es que tenemos Vida eterna; cuando se nos acabe la vida terrenal, continuaremos viviendo eternamente con Cristo en Su Reino), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
“Porque no hay otro nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12, las cuales son palabras del Espíritu Santo a través del Apóstol San Pedro.
Y ahora, por cuanto yo he creído en Cristo y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador, Él me ha dado Vida eterna. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Tenemos asegurado nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, el único Reino que existirá por toda la eternidad. Los demás reinos terrenales dejarán de existir.
Y ahora, si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como único y suficiente Salvador, para recibir la Vida eterna a través de Jesucristo, lo puede hacer en estos momentos.
Al escuchar usted el Evangelio de Cristo en esta ocasión siendo predicado, nació la fe de Cristo en vuestra alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, la Palabra infalible de Dios. Y con el corazón se cree para justicia, usted está creyendo porque vino la fe de Cristo a su alma.
Y ahora, a continuación dice: “...pero con la boca se confiesa para salvación.”
Se confiesa a Jesucristo como único y suficiente Salvador para obtener la salvación y Vida eterna. De eso es que nos habla San Pablo en Romanos, capítulo 10, versos 1 al 21.
Y ahora, nació la fe de Cristo en vuestra alma y usted quiere dar testimonio público de su fe en Cristo, para lo cual tiene la oportunidad en estos momentos de venir a los Pies de Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador.
Puede venir acá al frente para recibir a Cristo como Salvador, y yo estaré orando por usted en esta ocasión, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su sangre le limpie de todo pecado y pueda ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento.
Pueden ya venir a los Pies de Cristo para orar por ustedes en esta ocasión, todos los que no habían recibido a Cristo como único y suficiente Salvador y nació la fe de Cristo en vuestra alma. “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.”
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están en esta parte del auditorio, y los que están en el centro también, los que están a este lado del auditorio también. Ya Dios le habló directamente a su alma y ya nació la fe de Cristo en su alma, y ahora tiene la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como único y suficiente Salvador.
De todas las decisiones importantes que el ser humano hace, solamente hay una que es la más importante. De todas las decisiones que el ser humano hace en su vida, ninguna le coloca en la Vida eterna, excepto una sola, y esa decisión es la que todo ser humano quiere hacer porque quiere vivir eternamente en el Reino de Dios, esa decisión es recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. No hay otra decisión que lo pueda colocar a usted en la Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino eterno.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están también en otras naciones y están a través del satélite Amazonas por el canal WSS: “El canal de la paz,” o “El Mensajero de la Paz,” para que así reciban a Cristo como único y suficiente Salvador ustedes que están en otras naciones escuchando.
También los que están a través de internet o a través de algún otro medio de comunicación, pueden también venir a los Pies de Cristo en estos momentos, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.
Todos queremos vivir eternamente, y hemos visto que hay una forma establecida por Dios para obtener la Vida eterna.
Los conquistadores españoles querían la juventud eterna para vivir eternamente, y por eso buscaban en las fuentes de agua, en los diferentes países, los manantiales y los riachuelos, buscaban el agua que los pondría jóvenes, buscaban la fuente de la juventud.
Pero no la encontraron, ¿por qué? Porque la Fuente de la Juventud es Jesucristo, y la única forma de conseguir la Fuente de la Juventud y tomar de esa Fuente para vivir eternamente jóvenes en el Reino de Dios, es recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.
Jesucristo se identifica como esa Fuente de la Juventud en San Juan, capítulo 7, cuando Él dice en ese día de la Fiesta más importante que ellos tenían en aquellos días, eso fue en el tiempo en que Jesús se puso en pie en el último y gran día de la Fiesta. Vamos a ver cómo lo dice aquí (eso fue en el último y gran día de la Fiesta de los Tabernáculos), dice capítulo 7, verso 37 al 39 de San Juan:
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura...”
¿Cómo hay que creer en Cristo? Como dice la Escritura, porque la Escritura es la Palabra infalible del Dios infalible:
“El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”
Esta Agua que Él dará, no es otra cosa que el Espíritu Santo que da a todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador al venir a Él arrepentidos de sus pecados y recibirlo como su único Salvador.
Esto fue también de lo que le habló a la mujer samaritana en el capítulo 4, verso 14 de San Juan, cuando le dijo:
“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
Esta Fuente de agua que salta para Vida eterna es Cristo que nos da el Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo, para así obtener la Vida eterna. Por eso en el libro del Apocalipsis... mientras llegan, porque Dios tiene mucho pueblo y están viniendo a los Pies de Cristo, les leo esta otra Escritura aquí, dos Escrituras que nos hablan acerca de la Fuente del Agua de la Vida eterna.
En Apocalipsis, capítulo 21, versos 5 en adelante, dice:
“Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.”
¿Por qué son fieles y verdaderas estas palabras? Porque es la Palabra infalible del Dios infalible:
“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”
Nos da gratuitamente Su Espíritu Santo, nos da gratuitamente el Agua de la Vida eterna. Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven (o sea, el Espíritu Santo y la Iglesia del Señor Jesucristo, dicen: “Ven”). Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
No tiene que pagar absolutamente nada para recibir el Agua de la Vida eterna, el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo. Cristo es la Fuente, y el Espíritu Santo es el Agua que sale de esa Fuente, es el Espíritu de Cristo que viene a todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador, para dar a la persona la Vida eterna.
No hay otra Fuente en la cual usted pueda recibir la Vida eterna, solamente hay una Fuente, y esa Fuente es nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, Jesucristo es la única Fuente en donde encontraremos la Vida eterna. Y por consiguiente todos necesitamos a Jesucristo porque todos queremos Vivir eternamente, queremos la Vida eterna.
Todavía vienen más personas de camino porque Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Cali, Colombia, y en toda la República de Colombia, y los está llamando en estos momentos. También tiene mucho pueblo en toda la América Latina y el Caribe y en todas las naciones, y los está llamando en estos momentos.
Los que están en otras naciones pueden continuar viniendo también a los Pies de Jesucristo para recibirlo como único y suficiente Salvador. Vamos a dar unos segundos más, pues vienen más personas de camino en... y mientras llegan, para que así queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Los niños de diez años en adelante, también pueden venir a los Pies de Jesucristo, porque Jesucristo tiene lugar en Su Reino para los niños también.
Todos queremos entrar al Reino de Dios, al Reino de Cristo, para vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Es una oportunidad única que Dios nos da mientras vivimos en este planeta Tierra en estos cuerpos mortales, es la oportunidad de alcanzar la inmortalidad, la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Los muertos creyentes en Cristo van a resucitar en cuerpos jóvenes, inmortales y glorificados, y los que vivimos y permanezcamos vivos hasta ese momento de la resurrección, seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial, al Cielo, a la séptima dimensión, que es la dimensión de Dios.
Todavía vienen más personas de camino, vamos a esperar unos segundos más y luego oraremos por todos ustedes. Los que faltan pueden llegar para orar por todos ustedes, para que así Cristo les reciba en Su Reino y les dé la Vida eterna.
Vamos a estar puestos en pie para orar. Todavía continúan viniendo más personas, pues Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y los está llamando. También los que están en otras naciones conectados con esta transmisión a través del satélite Amazonas en el canal WSS: “El Mensajero de la Paz,” pueden también continuar viniendo a los Pies de Cristo, y los que están a través de internet o a través de algún otro medio de comunicación, pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo.
Dios tiene mucho pueblo y los está llamando, y están viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos.
Vamos ya a estar preparados para orar por todos los que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo. Si falta alguno, puede venir para que quede incluido en esta oración.
Veo que vienen más personas todavía que desean vivir eternamente, como también ustedes desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Veo que todavía vienen más personas. Vamos a esperar un momentito en lo que llegan.
No podemos avergonzarnos de Jesucristo, Él no se avergonzó de nosotros para morir por nosotros en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados. Él no tenía pecado, pero tomó nuestros pecados y se hizo pecado por nosotros para morir en lugar nuestro.
Algunas veces hay personas que son tímidas y les da vergüenza pasar al frente, porque les da vergüenza que lo vean viniendo a recibir a Cristo. Recuerden que Jesucristo dijo: “El que se avergonzare de mi delante de los hombres, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre.”
Y usted no quiere que Cristo se avergüence de usted delante del Padre Celestial. Por lo tanto, usted no puede ser tímido para recibir la Vida eterna. Eche a un lado la timidez y diga: “Yo quiero vivir eternamente, y yo recibo a Cristo como mi único y suficiente Salvador,” y pasa al frente para que quede incluido en esta oración.
Es usted el que necesita a Cristo para que le dé la salvación y Vida eterna; es el ser humano el que está necesitado de Cristo, está necesitado de la Vida eterna.
Nuestro tiempo en estos cuerpos mortales es muy corto, y no podemos conformanos con unos años de vida en esta Tierra y que eso sea todo para nosotros. Queremos vivir eternamente, y hay esa posibilidad para obtener la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador, es la única forma para obtener la Vida eterna. No hay otra forma.
Una persona puede ser muy buena, pero eso no le da la Vida eterna, es Jesucristo el que le da la Vida eterna al ser humano; una persona puede tener muchos méritos humanos, pero la Vida eterna la da Jesucristo.
No podemos confiar en nosotros mismos, tenemos que confiar en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía continúan viniendo más personas, pues quieren asegurar su futuro eterno con el único que nos asegura nuestro futuro eterno: con nuestro amado Señor Jesucristo.
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, para orar, y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos aquí en Cali, Colombia, y también los que están en otras naciones conectados con el satélite Amazonas en el canal WSS: “El Mensajero de la Paz.” Y los que están a través de internet también. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones repitan conmigo esta oración.
Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu Fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, reconozco que Tú eres el único y suficiente Salvador para mí y para todo ser humano. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Salva mi alma Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego y sea producido en mi el nuevo nacimiento, quiero entrar a Tu Reino eterno, bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Quiero vivir contigo en Tu Reino por toda la eternidad. En Tus manos encomiendo mi alma. Me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, y creyeron y lo recibieron como único y suficiente Salvador.
Y ahora, ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?”
Por cuando ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en Su Nombre en estos momentos.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Pregunto al reverendo Mauricio Vivas si hay agua: ¿Hay agua? Hay agua, hay bautisterios, hay ropas bautismales, hay personas que les ayudarán, por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, dejo al reverendo Mauricio Vivas, para que les indique hacia dónde caminar y les dé a conocer a dónde irán las damas y a dónde irán los caballeros, para colocarse las ropas bautismales.
Que Dios les bendiga y les guarde, y nos continuaremos viendo en el Reino de Cristo por toda la eternidad.
Dios les bendiga y les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.
“EL INFALIBLE.”