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Saludo a las damas 2006-05-13 2 Goiânia Goiás BR 00:00:00 false

Muy buenas tardes, hermanas presentes; es una bendición grande estar aquí con ustedes en esta ocasión, junto también a Erica.

Cuando estábamos allá y empezamos a escuchar un alboroto, un barullo, Benjie... yo no sé quién fue que preguntó, y yo dije: “Debe ser que Erica está allá.” Y así es, pues, es que Dios me ha dado una compañera bien alegre y le pega esa alegría a todas las personas que le rodean, y eso está bueno, porque estamos en la edad de oro, la edad de más regocijo en medio del pueblo de Dios.

Aun cuando estábamos en la República Mexicana, un hebreo hablaba algo acerca de que eramos muy alegres, eramos muy regocijados, y él quería asistir a actividades nuestras.

Es que el gozo de Dios está acá en nuestra alma, Dios nos ha permitido ver, entender el tiempo en que estamos viviendo conforme a las Escrituras, y estamos muy felices en ser parte de ese Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo.

Como hablábamos ayer en la noche, es que las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado.

Si una persona recibe una herencia grande, se pone muy contento; y la heredad que nos ha tocado es tan grande, que estamos llenos de regocijo.

En este tiempo Dios continúa bendiciéndonos, la Obra de Dios ha continuado hacia adelante, y Dios ha continuado añadiendo a Su Iglesia más y más personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso ha continuado creciendo la Iglesia en este tiempo.

En estos días, como ya ustedes saben, en este año compramos un nuevo terreno, el cual van a ver en una pantalla aquí, en la televisión, van a ver una partecita nada más, para que ustedes vean lo que Dios ha provisto para nosotros en estos días, y vean ustedes también para lo cual ustedes han estado colaborando con vuestras oraciones y también económicamente.

Para el pronto de ese terreno y para el pago mensual, ustedes han estado colaborando, lo cual yo agradezco a cada una de ustedes, y le pido a Dios que les recompense abundantemente por lo que ustedes están haciendo. Y deseo que Dios use ese terreno con el edificio que tiene y todos los demás edificios que hagamos ahí, los use grandemente en este tiempo final para Su gloria.

Ya tenemos a Benjie por aquí también, para que les hable unos momentos, ya que Miguel le encomendó a Benjie, al reverendo José Benjamín Pérez que dé un recorrido por los diferentes países, y así pueda mostrarles el video del terreno nuevo, para que todos vean para lo cual estuvieron colaborando para el pronto y están colaborando con las mensualidades que estamos pagando.

El terreno con el edificio que tiene vale como dos a diez veces lo que nos costó; hubo personas que daban más del doble (o el doble o más) de lo que nosotros dábamos y no pudieron comprarlo, porque la compañía en la persona del encargado, de esa compañía de teléfonos (telefónica), dijo que no le vendería a ninguna otra persona sino a nosotros; y si nosotros no comprábamos, entonces es que le podía vender a otra persona. Pero nosotros compramos.

Y ahí también hay un milagro, de ese terreno se habló hace más de veinte años o treinta años; por lo tanto, ese terreno era nuestro, no hace treinta años, eso estaba en el Programa de Dios, podemos decir: lo tenían prestadito en lo que nosotros lo necesitábamos, y ahora, pues lo necesitamos y vino a nuestras manos.

Vamos a dejar al reverendo José Benjamín Pérez; como que decirle reverendo a un jovencito, como que el título es muy grande, pero él ha estado a mi lado por muchos años trabajando brazo a brazo, y es mi pastor asociado allá en Puerto Rico. Siendo tan joven, tiene el conocimiento y capacidad para estar en la labor que está realizando en la Obra del Señor, y tiene también mi confianza.

Que Dios les continúe bendiciendo a todas y todos también, porque veo que también lo mismo que hacen las damas, que algunas veces logran estar en ciertas actividades que la mayoría es de varones, también así los caballeros hacen, aunque sea para cargar alguna cosa, pero entran. Y así hay algunos que están aquí, los cuales deseo que Dios los bendiga grandemente también.

Vamos a dejar por aquí al reverendo José Benjamín Pérez para que les muestre un poquito el edificio y el terreno que hemos adquirido, en donde ustedes tienen una parte, porque ustedes colaboraron para la adquisición de ese terreno, y continúan colaborando para los pagos de ese terreno, lo cual yo les agradezco grandemente, y le pido a Dios Sus bendiciones para cada una de ustedes.

Vamos a dejar ya aquí al reverendo José Benjamín Pérez para continuar.

Dios les bendiga y les guarde.

PALABRAS DE SALUDO A DAMAS.”