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| El Testimonio de Jesucristo | 2006-03-15 | 2 | Manaus | Amazonas | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; y también los que están a través de internet en otras naciones; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual leemos en el libro del Apocalipsis, capítulo 19, versos 7 al 10. Dice de la siguiente manera:
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”
“EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO.” Ese es nuestro tema para esta ocasión.
A través de la Escritura encontramos que es el Espíritu Santo el que vendría para dar testimonio de Jesucristo. En el libro de San Juan, en el Evangelio según San Juan, capítulo 15, versos 26 al 27, dice:
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”
El Espíritu Santo viene dando testimonio de Jesucristo durante la Dispensación de la Gracia, así como el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento estuvo dando testimonio... estuvo dando testimonio acerca de la Primera Venida de Cristo profetizando que Jesucristo, el Mesías Judío, vendría a la Tierra.
Luego en el Nuevo Testamento lo encontramos en medio de la Iglesia de Jesucristo, del Israel celestial, dando testimonio de la Primera Venida de Cristo cumplida en Jesús de Nazaret, porque Jesús de Nazaret es el Cristo, el Ungido, el Mesías; porque Cristo significa: “Ungido, Mesías.”
Y ahora, encontramos que es el Espíritu Santo el que da testimonio de Jesucristo, lo encontramos dando testimonio a través de toda la Biblia. El único que ha profetizado es el Espíritu Santo, Dios por medio de Su Espíritu es el que ha dado a conocer las cosas que sucederían en medio del pueblo hebreo y también en medio de la Iglesia de Jesucristo, y también en medio de la humanidad.
Encontramos que los profetas han sido instrumentos del Espíritu Santo; el Espíritu Santo ha hablado a través de ellos. Esto está en Zacarías, capítulo 7, para que tengamos un cuadro claro de la forma en que han venido las palabras proféticas contenidas en la Biblia. Capítulo 7 de Zacarías, versos 11 al 12 (dice hablando del pueblo hebreo que no quiso escuchar a los profetas que Dios envió a ellos; o sea, a la mayoría de sus profetas no los quiso escuchar el pueblo hebreo), dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros...”
Era Dios por medio de Su Espíritu Santo hablando a través de los profetas al pueblo hebreo; por esa causa Dios se enojó con el pueblo hebreo, al no querer escuchar a esos profetas. No escuchar a esos profetas era no escuchar a Dios, porque era Dios en esos profetas hablándole al pueblo hebreo.
Y ahora, hemos visto que es el Espíritu Santo el que da testimonio de Jesucristo, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Él da testimonio acerca de Jesucristo y la Obra de Jesucristo llevada a cabo en la Cruz del Calvario, y todo lo que Jesucristo en Espíritu Santo haría tanto en medio del pueblo hebreo, como también en medio de Su Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, viendo que es el Espíritu de Cristo el que ha estado hablando, si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo hablándote directamente a tu alma y enseñándote Su Palabra, que es de bendición para tu alma, pues la Palabra de Dios es el Alimento Espiritual para el alma de cada ser humano.
Usted no puede alimentar su alma con pan literal; el alimento literal es para el cuerpo físico, pero para el alma usted necesita un Alimento Espiritual, que es la Palabra de Dios. “Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 al 9; y San Mateo, capítulo 4, verso 4, donde Jesús citó esas palabras).”
Por lo tanto, todos necesitamos un Alimento Espiritual para nuestra alma, porque de otra forma estaríamos enfermos, estaríamos débiles espiritualmente y espiritualmente moriríamos; aunque físicamente estemos vivos, sin el Alimento Espiritual moriremos espiritualmente.
En Amós, capítulo 8, verso 11, dice que vienen días en los cuales Dios enviará hambre, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios. Esa hambre la siente todo ser humano acá en su alma. Sin ese alimento el ser humano no puede ser feliz acá en su alma; puede tener muchos bienes materiales pero sabe que le falta algo acá en lo profundo de su corazón, y eso es la Palabra de Dios, el Alimento Espiritual para el alma.
Y ahora, es el Espíritu Santo el que da testimonio de Jesucristo y nos trae ese Alimento Espiritual para nuestra alma.
“EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO.”
Bajo la predicación del Evangelio de Cristo, por medio del Espíritu Santo, tenemos Alimento Espiritual para nuestra alma, para obtener Vida eterna, para poder vivir eternamente, así como para vivir físicamente necesitamos alimento físico; el que no tiene alimento físico se va poniendo delgado, enmagrecido y luego se enferma y luego muere físicamente. Así sucede en el alma del ser humano que no tiene el Alimento Espiritual, para comerlo acá en lo profundo de su corazón, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confesa para salvación.” [Romanos 10:10].
Por lo tanto, toda persona que ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y ha nacido la fe de Cristo en su alma, y ha creído en Cristo de todo corazón y lo ha recibido como Salvador dando testimonio público de su fe en Cristo, y ha sido bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, la persona ha obtenido la Vida eterna, la persona ha nacido en la Vida eterna, la persona por consiguiente ha entrado al Reino de Dios y ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo hace cuarenta y algo de años, nació la fe de Cristo en mi alma, creí en Él de todo corazón y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y produjo en mí el nuevo nacimiento, me dio la Vida eterna, nací en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así fue asegurado mi futuro eterno con Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento.
Pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos pasando acá al frente y yo oraré por usted. Vamos a dar unos minutos en lo que ustedes vienen a los Pies de Cristo, para orar por ustedes en esta noche. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo.
Recuerden que lo más importante es la Vida eterna. No hay nada más importante que la Vida eterna, y usted necesita obtenerla mientras vive en este planeta Tierra. Si se le acaba el tiempo de vida en esta Tierra, y usted no ha recibido a Cristo como Salvador, no podrá vivir eternamente, usted perdió la única oportunidad de vivir eternamente.
En San Juan, capítulo 3, verso 36, dice:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida (no verá la Vida eterna), sino que la ira de Dios está sobre él.”
Por lo tanto, todos necesitamos creer en Cristo y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino. Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como Salvador.
Usted puede hacer grandes decisiones en su vida, pero la única decisión que le coloca en la Vida eterna es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador; las demás decisiones no lo colocan en la Vida eterna, solamente recibir a Cristo como Salvador le coloca a usted en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así queda asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
También nos dice Primera de Juan, capítulo 5, las siguientes palabras, y vamos a leerlas para que tengamos el cuadro claro, de la importancia de recibir a Cristo como Salvador. Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”
La Vida eterna todo ser humano la anhela de todo corazón. ¿Y dónde la va a encontrar? En Jesucristo. Dios le ha dado a Jesucristo la exclusividad de la Vida eterna, y por consiguiente para recibir la Vida eterna la persona tiene que llegar al que tiene la exclusividad de la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Sigue diciendo:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, tiene la Vida eterna el que tiene a Cristo aquí en su alma, porque lo recibió como Salvador); el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”
O sea, el que no ha recibido a Cristo como Salvador y por consiguiente no tiene a Cristo acá en su alma, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar en algún momento, y no sabe cuándo se le va a terminar. Por lo tanto, usted necesita obtener la Vida eterna antes que se le acabe la vida temporal.
Estamos viviendo en este planeta Tierra, en esta vida temporal, para tener la oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Jesucristo.
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (la buena noticia para los creyentes en Cristo es que tienen Vida eterna), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo todos los que han escuchado y ha nacido la fe de Cristo en su alma, ahora tienen la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador. Los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.
Vamos a estar puestos en pie para orar dentro de algunos segundos. Jesús dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus santos Ángeles y entonces pagará a cada uno según sea su obra.” [San Mateo 16:27]
Por lo tanto, lo más importante del ser humano es su alma, y lo más importante que el ser humano puede obtener en esta vida es la salvación de su alma. “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” De nada le sirvió vivir en este planeta Tierra, no comprendió el propósito para el cual Dios lo colocó en este planeta Tierra.
Hemos sido colocados en este planeta Tierra para obedecer al Evangelio de Jesucristo, y recibir a Cristo como Salvador y ser rociados con la Sangre de Cristo y ser limpios de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y obtener la salvación y Vida eterna: para eso es que hemos venido a este planeta Tierra.
No puede usted estar ignorante del propósito divino por el cual usted vive en este planeta Tierra. Por eso Jesús dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” [San Mateo 6:33] Y a Nicodemo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” [San Juan 3:5]
Nacer del agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, en donde la persona obtiene el nuevo nacimiento, nace en el Reino de Dios como un bebé, como un niñito recién nacido para crecer en el Reino de Dios.
Pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir y que desean vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. En las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Jesucristo. Y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Jesucristo, pues ya tienen edad para recibir a Cristo como su Salvador.
Vamos a orar. Algunas veces hay personas que son tímidas y les da vergüenza pasar al frente para recibir a Cristo, porque piensan que lo van a estar mirando y se siente la persona muy tímida. Pero para recibir la Vida eterna usted no puede ser tímido, usted tiene que reconocer que vive en esta Tierra para un propósito divino: para obtener la Vida eterna a través de Jesucristo.
Todos necesitamos confirmar nuestro lugar en la Vida eterna, para poder vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Nosotros confirmamos nuestro lugar en esta vida terrenal al nacer en esta Tierra, y confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna al nacer de nuevo a través de Jesucristo recibiéndolo como nuestro Salvador, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo y así obteniendo el nuevo nacimiento.
Vamos ya a orar por todos los que han venido a los Pies de Jesucristo en esta ocasión, vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones. Vamos a cerrar nuestros ojos para orar y pedir a Cristo Su Misericordia sobre cada uno de ustedes. Vamos a estar en silencio, todos quietos, vamos a esperar para orar; vamos ahora con nuestras manos levantadas al Cielo, nuestros ojos cerrados, y repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, creo que es el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, y reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, por lo cual doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Salva mi alma, Señor Jesucristo, y bautízame con Espíritu Santo luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Salva mi alma, perdona mis pecados y límpiame con Tu Sangre preciosa. En Tus Manos encomiendo mi alma, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Por cuanto ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma, creyeron y lo recibieron como único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar? Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, quiero cumplir el mandato de Cristo completo.” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona tipológicamente está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, usted es identificado con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; estábamos en Cristo cuando Él murió y fue sepultado, así como los granos de trigo están en la planta de trigo y la planta de trigo estaba (antes de aparecer en la tierra), estaba en el grano de trigo que fue sembrado.
Y Cristo es tipológicamente el grano de trigo, y nosotros somos granos de trigo que hemos nacido en la planta de trigo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahí tenemos el tipo y figura.
Y ahora, estábamos con Cristo cuando Él murió, fue sepultado y resucitó. Y al ser bautizados en agua damos testimonio de que estábamos con Él.
Y ahora, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes eternamente en el Reino de Dios.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO.”
Muchas gracias por vuestra amable atención.
Ahora, dejo al ministro aquí presente, pastor Idelfonso Fonseca de Souza, al cual le pregunto si hay agua (pues les dije que bien pueden ser bautizados): Hay agua, hay ropas bautismales, hay vestidores de ropa dónde colocarse las ropas bautismales, y ministros que les bautizarán, y personas que les ayudarán a llegar a los vestidores, y también cuidarán de vuestras ropas, y les ayudarán también para llegar al bautisterio. Así que bien pueden ser bautizados.
Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches.
“EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO.”