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Saludo a pastores 2006-03-13 1 Porto Velho Rondônia BR 00:00:00 false true

Muy buenas tardes ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para saludarles y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes: Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador y Señor, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; nos llene del conocimiento de Su Programa correspondiente a nuestro tiempo y nos use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y Amén.

Es una bendición grande vivir en este tiempo, al cual y en el cual nos ha tocado vivir.

Este es un tiempo de entrelace dispensacional y también de edad, de la Edad de la Piedra Angular con la séptima edad y con la brecha, en donde el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el Reverendo William Branham estuvo presente; fue en esa brecha donde él preparó un pueblo bien dispuesto para entrar a una nueva edad y a una nueva dispensación, para comprender todo lo relacionado a la Venida del Señor para buscar a Su Iglesia, transformarla y llevarla con Él a la Cena de las Bodas del Cordero; y también lo relacionado al pueblo hebreo. Para todo eso Dios usó al hermano Branham, el Reverendo William Branham preparando el terreno para las cosas que estarían sucediendo en la Edad de la Piedra Angular y también en la Dispensación del Reino.

Por lo tanto, todo lo que estará sucediendo en nuestro tiempo ya fue profetizado; en cada mensajero de la dispensación... ya tenia el doble, el que había recibido termino medio ya tenia el doble, el que había recibido uno (un talento o una mina) no lo había multiplicado. Al único que se le quita el talento o la mina es al que no trabajó, a los demás no les fue quitado nada, mas bien, lo que le fue dado más lo que había ganado, quedó para la persona.

Es como un padre que piensa darle a un hijo un millón de dólares (digamos), pero dice: “Si le digo esto es tuyo, úsalo como tu quieras, lo va a malgastar; voy a montarle un negocio para que trabaje, para que no sea un vago, pero esto lo tengo para él; no se lo voy a decir pero lo tengo para él.” Y lo pone a trabajar, y cuando ya es tiempo de repartir la herencia, el hijo ya ha multiplicado todo, si es un buen hijo y ama a su padre y ama todo lo que tiene su padre; si es un mal hijo lo malgasta o no trabaja con lo que le fue dado, pero si es un buen hijo que ama a su padre y a todo lo que tiene su padre, los negocios de su padre, va a trabajar con amor, y cuando llega el tiempo de repartir la herencia ese padre llama a ese hijo y le dice: “Hijo vamos a ver lo que has hecho con el millón de dolares que puse en tus manos para este negocio.” Y el hijo le rinde cuentas, y le dice: “Papá me diste un millón de dólares y ya hay dos millones de dólares limpios, y el negocio bien establecido.” Y él le dice: “Hijo esa es tu herencia.” Había trabajado para sí mismo y no lo sabía. Y así es con nosotros, y con Cristo en Su Reino; usted está trabajando con lo que no es suyo, con lo que es de Cristo, para usted heredar todo lo que Cristo tiene para usted; así es conmigo también.

Por lo tanto, estamos trabajando para nosotros mismos. Por eso es que dice la Escritura que Cristo viene con Su galardón, para recompensar a cada uno según sea su obra. La recompensa será conforme a las obras que hayamos realizado en el Reino de Cristo; por tanto, obremos, trabajemos en el Reino de Cristo, con toda nuestra alma, con todo nuestro espíritu y con todas nuestras fuerzas, día y noche, en favor de la Obra de Cristo; porque eso es trabajar para nosotros mismos. Somos nosotros los que vamos a disfrutar del trabajo que hemos realizado.

Es como el sembrador, el cual siembra y luego cosecha; sembramos ahora y luego cosecharemos en el Reino de Cristo. El que siembra escasamente, escasamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.

Por lo tanto, trabajemos abundantemente en la Obra de Cristo, llevando la Palabra de Cristo correspondiente a nuestro tiempo, en toda la comunidad que nos toca vivir, y también extendiéndonos a otras ciudades, y también extendiéndonos a todo el país, y a todo el continente latinoamericano, y a todo el planeta Tierra. ¿Cómo hacemos eso? Respaldando las labores que es para toda la nación y respaldando la labor internacional. Tenemos al Reverendo Miguel Bermúdez Marín el cual trabaja internacionalmente; respaldando su labor estamos trabajando internacionalmente, y orando por él estamos respaldando su labor también; y también orando por mí y nosotros orando por todos ustedes y por todos los ministros en todos los países. Ahora hemos visto como trabajar localmente, nacionalmente e internacionalmente.

Oren mucho por la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Novia, y también por el Cristianismo en general y también por el pueblo hebreo; porque estamos en este tiempo de entrelace en donde también Dios tiene grandes promesas para el pueblo hebreo.

Ha sido una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión saludándoles y pidiéndole a Cristo sus bendiciones sobre cada uno de ustedes: Que Dios les bendiga, y les guarde y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, con nosotros nuevamente el Reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar. Dios les bendiga.

Mi agradecimiento a cada uno de ustedes ministros y a vuestras congregaciones, por lo que han colaborado económicamente y con vuestras oraciones, para la compra del terreno en Puerto Rico, para el pronto pago del terreno; ya se compró esas propiedad que son unos cuatrocientos mil metros cuadrados o más con un edificio; ya lo tenemos, y ahora tenemos los pagos mensuales, los cuales tenemos que realizar, y les agradezco también a todos los que estarán colaborando con los pagos mensuales, les agradezco vuestra cooperación a ustedes y a vuestras congregaciones.

Esperamos grandes bendiciones de Dios en ese lugar, en ese terreno que Dios nos ha provisto, el cual y del cual ya habíamos hablado, y ya eso se ha cumplido. Como el setenta y algo habíamos hablado de eso, y desde una montaña yo había señalado toda esa área, y no se si se me fue la mano y señalé mucho, y Dios nos está dando parece todo lo que señalé; pero es mejor pedir mucho porque es mejor que sobre y no que falte.

Es como en una ocasión que un profeta le dijo al rey: “Con tu flecha o lanza hiere sobre la tierra; y él hirió ¿cuántas veces? Dos o Tres veces, y el profeta se molestó; le dijo: “Si hubieras continuado muchas veces hiriendo, tu enemigo lo hubieras vencido. Pero ahora por cuanto solamente tres veces lo hiciste, solamente tres veces vas a tener victoria sobre él (más o menos es la idea), pero después de eso vas a tener problema. O sea que no se puede ser tacaño para pedir las bendiciones de Dios; uno tiene que pedir sin límite. Quizás yo pude decir en esa fecha: “Todo eso.” A Abraham Dios le dijo y a Moisés: “Todo lo que ven tus ojos.” Por lo tanto si Dios le dice: “Todo lo que ven tus ojos,” pues uno va a mirar por todos sitio.

Hablando de Abraham y del Hijo de Abraham, dice la Escritura que será el Heredero del mundo completo. Así que uno no puede ser limitado en cuanto a las bendiciones de Dios; mientra más bendiciones reciba, más tiene par repartir, Uno tiene que pensar en repartir. “Reparte a siete y aun a ocho, porque no sabes el mal que vendrá sobre la Tierra.” No sabes lo que va a pasar durante la gran tribulación. Eso está por ahí en el capítulo 11 de Eclesiastés.

Por lo tanto, estamos repartiendo a ocho: La Edad de la Piedra Angular, la Edad octava que representa eternidad; el ocho representa eternidad.

Bueno, esto como que es el Postre, Miguel.

Que Dios les bendiga y les guarde; y muchas gracias por vuestra colaboración para todo este terreno que hemos adquirido en Puerto Rico, el cual esperamos sea de grande bendición no solamente para Puerto Rico, sino para todas las naciones, incluyendo al pueblo hebreo.

Que Dios les bendiga y les guarde; y con nosotros continúa el Misionero Reverendo Miguel Bermúdez Marín. Dios les bendiga.

SALUDO A LOS MINISTROS.”