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| Israel el Primogénito de Dios | 2006-02-15 | 2 | Torreón | Coahuila | MX | 00:00:00 | false |
Para esta ocasión leemos en el Éxodo, capítulo 4, versos 22 en adelante, donde dice de la siguiente manera:
“Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.
Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “ISRAEL, EL PRIMOGÉNITO DE DIOS.”
Así como en una familia hay hijos, y uno es el primogénito, en cuanto a las tribus de la Tierra, o naciones de este planeta Tierra, hay naciones que vienen a ser naciones hijas o pueblos hijos de Dios. Pero uno de ellos es el hijo primogénito, el cual es el pueblo hebreo, del cual el mismo Dios dio testimonio de que Israel es Su hijo, Su primogénito.
La nación hebrea que fue libertada de la esclavitud en Egipto es el hijo primogénito de Dios como nación, por lo cual el derecho de la primogenitura corresponde a Israel, y en el derecho de la primogenitura está la herencia de Dios terrenal, para la nación que es reconocida por Dios como primogénita delante de Dios.
El hijo primogénito heredaba una doble porción de su padre, de toda la herencia de su padre, y heredaba también el rango, heredaba también todo lo relacionado a lo que era su padre. Siempre el padre era en esta línea de Abraham, Isaac y Jacob, era el líder religioso de su tribu, era por consiguiente el sumo sacerdote de su pueblo. Y esa posición que tenía Abraham, la heredó Isaac, y esa posición que heredó Isaac, luego la heredó Jacob.
Y ahora, el orden ministerial o sacerdotal, vean, corresponde al hijo primogénito. En el hijo primogénito estará el orden sacerdotal para servicio en favor del pueblo, para adorar a Dios, y ahí estará el sumo sacerdote.
También el primogénito, así como Abraham e Isaac, fueron los jefes de su familia; también vino a ser Jacob. Y así es el primogénito: es el que hereda al padre la posición de jefe de la familia, de la cabeza de esa familia.
Y los derechos del primogénito están garantizados por Dios, porque está establecido así en la Palabra de Dios, y para Israel como nación, los derechos de pueblo primogénito de Dios, están garantizados por Dios en Su Palabra.
Por lo tanto, el Orden Sacerdotal para el servicio a Dios, estará en Israel; y toda bendición de Dios vendrá de Israel para las demás naciones.
Israel tiene una herencia doble, por eso es que en Israel estará también el Israel Celestial durante el Reino Milenial y por toda la eternidad. Por eso también en Israel estará el Reino terrenal de Dios, y también estará fusionado a ese Reino, el Reino Celestial.
Durante el milenio y después del milenio, estarán en la Nueva Jerusalén en Israel, el Reino Celestial y el Reino terrenal, los dos estarán ahí, y por eso dice en el libro del Apocalipsis, que el Trono del Cordero y el Trono de Dios estarán allí, eso está en el libro del Apocalipsis.
Y en ese Reino eterno estará el planeta Tierra como el Distrito Federal del Universo completo, y Jerusalén (la Nueva Jerusalén), será la Capital del Universo completo; porque ahí estará el Trono del Cordero que es el Trono de David, y estará el Trono de Dios, que es el Trono Celestial de Dios.
Por eso en este planeta Tierra desde que Dios colocó a Adán, han surgido tantos problemas, porque el enemigo de Dios, llamado el diablo o Satanás ha querido tomar este planeta Tierra para ser su trono y su reino, establecer su trono y su reino en este planeta Tierra, ¿por qué? Porque quiere heredar el Reino de Dios; el diablo lo quiere heredar y eso es lo que siempre trató de hacer y ha tratado de hacer.
Pero el heredero a este Reino de Dios terrenal es el Mesías Príncipe, y el pueblo terrenal es el pueblo hebreo, en el cual estará establecido ese Reino de Dios, porque Israel es el Primogénito de Dios como pueblo, como nación.
Por esa causa es que el pueblo hebreo ha sido tan perseguido en todos los tiempos: porque el diablo o Satanás ha querido quitarle esa bendición al pueblo hebreo, ha querido quitarle la Bendición de la Primogenitura, para apoderarse del Reino terrenal de Dios, para que se fusione el Reino Celestial de Dios con el reino terrenal, y Satanás sea el príncipe de ese reino.
Eso es lo que el diablo siempre ha querido, pero en todos los intentos que ha hecho, ha fracasado, y fracasará en este tiempo final en el intento que hará por apoderarse del Trono de David y por consiguiente del Reino de David y del territorio de Israel.
Israel siendo el Primogénito de Dios como nación, tiene todas las Bendiciones de la Primogenitura prometidas para ser cumplidas en él.
Cuando Israel rechazó el Mesías, rechazó el Reino de Dios, y Jesucristo dijo en San Mateo, capítulo 21, versos 43 en adelante:
“Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.”
Y ahora, el Reino de Dios es el Reino Celestial compuesto por los seres pertenecientes a ese Reino, y por consiguiente pertenecientes a la Ciudad de nuestro Dios: Jerusalén la Celestial, donde está el Templo de Dios y donde está el Trono Celestial de Dios, sobre el cual se sentó Jesucristo al ascender al Cielo victorioso y glorificado, y ha estado allí haciendo intercesión con Su propia Sangre como Sumo Sacerdote, y por consiguiente como nuestro Abogado defensor.
“Porque si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo, Su Hijo.” Esa es la obra que hace el sumo sacerdote o hacía el sumo sacerdote el día diez del mes séptimo de cada año, cuando sacrificaba el macho cabrío de la expiación y llevaba la sangre de ese sacrificio en una vasija de oro al lugar santísimo, estaba intercediendo por el pueblo. Por lo tanto, estaba haciendo una obra de abogado defensor del pueblo culpable de haber pecado contra Dios.
Lo mismo que Jesucristo hace en el Templo Celestial, desde que ascendió al Cielo victorioso, después de resucitado y haber estado con Sus discípulos cuarenta días hablándoles del Evangelio.
Y ahora, Jesucristo está en el Cielo en el Templo Celestial, haciendo intercesión como Sumo Sacerdote, allá en el Lugar Santísimo, y el Reino de Dios ha estado siendo manifestado en medio de los gentiles, donde millones de descendientes de Abraham han estado viviendo en este planeta Tierra y han estado escuchando la predicación del Evangelio de Jesucristo, porque no socorrió Dios a los Ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham, a la simiente de Abraham.
Por lo tanto, hay millones de miembros de la Iglesia de Jesucristo que tienen o han tenido sangre hebrea cuando vivieron en este planeta Tierra, y el porciento puede ser tan alto, que puede estar más del cincuenta por ciento, o del setenta y cinco por ciento, o del noventa por ciento, y hasta puede ser el noventa y nueve por ciento o hasta el ciento por ciento.
Porque la descendencia de Abraham a causa de las diferentes etapas difíciles por las cuales pasó en los cautiverios, se extendió por el planeta Tierra completo, y las dos tribus: Dan y Efraín en donde fueron colocados becerros de oro, fueron sacadas de Israel, y por eso no aparecen en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 7, o sea, que fueron arrancadas del pueblo hebreo, desterrados.
Pero esos descendientes hebreos de esas tribus, continuaron viviendo, pero esas tribus como tribus, fueron arrancadas, y no aparecen en Apocalipsis, capítulo 7. Pero ya más adelante aparecen en otros capítulos, porque fueron restauradas ya en otros capítulos, y por consiguiente en otras etapas de la historia del pueblo hebreo.
El Occidente que está compuesto por Norteamérica y la América Latina, tienen millones de descendientes hebreos, de los cuales muchos, quizás la mayoría ni sabe que tiene sangre hebrea, y el Reino de David no puede ser restaurado sin la restauración de esos descendientes hebreos al pueblo hebreo. O sea, que Israel no estará completo sin los descendientes hebreos del Occidente, y no podrá el Reino de David ser restaurado sin estos descendientes de Israel que se encuentran en el Occidente.
Ellos corresponden a las diez tribus perdidas de Israel, del reino del Norte, el cual vino a ser establecido como reino, cuando Dios dividió el reino de David, no en los días de Salomón, pero por causa de Salomón haberse tornado a la idolatría, haber establecido templos paganos para sus mujeres, reinas paganas; y aun él también dice la Escritura, que él fue también servidor de dioses paganos cuando ya estaba viejo.
Siendo el hombre más sabio, después cometió el error más grande que un sabio puede cometer, y es adorar dioses paganos, ídolos, y cosas así, lo cual significa adoración satánica, adoración a demonios.
Hay pasajes que nos hablan acerca de este error de Salomón, cuando él ya estaba ya avanzado en edad, mayor. Lo cual enseña que el corazón del ser humano debe ser cuidado, guardado.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” [Proverbios 4:23].
Y el aspecto religioso es algo que tiene que ver con el corazón, con el alma, por lo tanto, el ser humano tiene que cuidar su alma, y no comer espiritualmente cosas contrarias a la Palabra de Dios.
El ser humano necesita permanecer en la Palabra de Dios todos los días de su vida, para que así agrade a Dios, y Dios lo bendiga y bendiga a su familia.
Hay un pasaje muy importante que nos habla acerca de no tornarse la persona a los ídolos. Si una persona se descuida, entonces su futuro está arruinado.
Ahora vean, en el capítulo 7, verso 12 al 22 de Segunda de Crónicas, vamos a ver aquí lo que nos dice... vamos a buscar otro pasaje que es muy importante, donde nos habla del error que Salomón cometió.
Salomón al cometer ese error, luego de haber construido un templo para el único y Dios verdadero, construyó también templos paganos para sus mujeres reinas, y eso fue un error, y para colmo asistió a las actividades paganas y adoró dioses ajenos, dioses ajenos al pueblo hebreo.
No se puede uno tornar a los ídolos, porque desagrada a Dios, y por consiguiente pierde toda bendición de Dios. Vean aquí, Primera de Reyes, capítulo 9 dice, verso 2 en adelante, dice:
“Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.
Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.
Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos,
yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.
Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis;
yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos;
y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.”
Aquí claramente está señalado lo que sucedería al templo y al pueblo hebreo, si se tornaban de Dios y se iban a dioses ajenos.
Y ahora, miren aquí en el capítulo 11, verso 4 al 8, dice:
“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.
Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.”
Y ahora, aquí nos muestra que Salomón siguió a Astoret diosa de los sidonios, y a Milcon ídolo abominable de los amonitas, y por esa causa Dios se desagradó de Salomón y le dijo que su reino iba a ser dividido. Pero no en los días de él sino en los días de su hijo Roboam, no en los días de Salomón por amor a David su padre, sino en los días del nieto de David, o sea, en los días de Roboam hijo de Salomón.
Y dio diez tribus a Jeroboam un descendiente de Efraín, y le dejó a Roboam el hijo de Salomón una tribu, la tribu de Benjamín; y por consiguiente diez tribus formaban el reino del Norte bajo el liderazgo de un descendiente de Efraín y dos tribus formaban el reino del Sur bajo el liderazgo del hijo de Salomón: Roboam; y así quedó dividido el reino de David.
Pero para este tiempo final la promesa es que ese reino va nuevamente a consolidarse; el reino del Norte con las diez tribus se unirá con el reino del sur, con las dos tribus del reino del sur; y será restaurado el Reino de David en medio del pueblo hebreo.
Por cuanto Israel es el Primogénito de Dios como pueblo, como nación, por consiguiente le corresponde heredar el Reino de Dios, que es el Reino de David, ese reino terrenal le corresponde heredarlo para venir a ser la cabeza de todas las naciones, el pueblo hebreo. Y desde ahí el Mesías Príncipe gobernar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Esto está muy cerca, estamos en la antesala de ese gran evento de la restauración del Reino de David.
Por lo tanto, las diez tribus tienen que ser recogidas para la formación, la restauración del Reino de David. En las diez tribus es que está la Bendición de la Primogenitura otorgada a José, y de José a los hijos de José: Efraín, el cual tiene la mejor parte, y Manasés que tiene una parte también muy importante. Manasés representa al pueblo hebreo, y la bendición para Manasés fue que vendría a ser un gran pueblo o pueblo grande, una nación grande.
Pero para la bendición para Efraín fue que formaría (de él saldrían), de él saldría multitud de naciones.
Y ahora, por consiguiente, por Manasés hay una gran nación: Israel, y por Efraín muchas naciones son de esa descendencia y descendientes de esa Bendición de la Primogenitura; y por consiguiente muchas naciones se van a unir, y con esa unión de esas naciones y de esas personas descendientes de las diez tribus, va luego a venir la restauración del Reino de David.
Por lo tanto, la profecía de la Bendición de la Primogenitura dada a José y representada en los hijos de José, conforme a Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 al 2, que dice:
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito.”
A los hijos de José fue dada la Bendición de la Primogenitura; la de formar un pueblo, a Manasés; y la de formar multitud de naciones, a Efraín.
“...bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José).”
Ahora, al principio dice: “Sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José.” Y después acá dice: “Mas el derecho de la primogenitura fue dado a José.” Es que la tribu de José consta de una doble bendición; por cuanto el primogénito tiene una doble bendición. Por lo tanto, José tiene una doble bendición: la de formar dos tribus; los demás hijos de Jacob formaron una tribu, o sea, cada uno es cabeza de una tribu.
Pero José es cabeza de dos tribus: de la tribu de Manasés y de la tribu de Efraín, y ahí está la Bendición de la Primogenitura, que fue dada por Jacob a José, al bendecir a sus hijos, los hijos de José. Hay un misterio grande en esa Bendición de la Primogenitura dada a José y pasada a los hijos de José.
Conforme al significado de esa Bendición de la Primogenitura para José y sus hijos, Dios estará obrando en este tiempo final, para la restauración del Reino de David a Israel. Israel como pueblo es el hijo Primogénito de Dios, así como Israel (Jacob) compró la bendición a su hermano Esaú, y luego logró también que su padre Isaac echara la Bendición de la Primogenitura sobre él.
Y luego más adelante se agarró del Ángel de Dios, del Ángel de Jehová, y no lo soltó, hasta que recibió la bendición de él, en donde obtuvo un cambio de nombre de Jacob a Israel, de suplantador a príncipe de Dios o príncipe con Dios.
Y ahora, Israel siendo el hijo Primogénito de Dios tendrá por consiguiente no solamente las dos tribus del reino del sur, sino que tendrá también las diez tribus del reino del Norte, que estará formada por multitud de naciones ese reino del Norte.
Y el grupo grande de descendientes de Israel pertenecerá (o pertenece) a la diez tribus del Norte, o sea, al reino del Norte que fueron esparcidos por toda la tierra. Esto para este tiempo final va a ser aclarado y van a ser restaurados los pertenecientes a las tribus del Norte, y entonces es que Israel podrá tener la restauración del Reino de David.
Con las personas que tiene Israel en la actualidad allá en Israel, no puede ser restaurado el Reino de David, porque tiene que ser restaurado a Israel el pueblo correspondiente a las diez tribus perdidas de Israel, las cuales Dios conoce y conoce a los descendientes de esas diez tribus.
Por lo tanto, Israel, el Primogénito de Dios tendrá una bendición grande en este tiempo final, en donde deben ser cumplidas todas estas promesas para la restauración del Reino de David, en medio del pueblo hebreo, en donde estarán los dos palos: palo por Judá y palo por José; palo por José representado en Efraín, porque fue Efraín el que heredó el reino del Norte compuesto por diez tribus, cuando fue dividido en los días de Roboam, lo recibió Jeroboam, un nombre parecido, pues solamente se le añadió el principio, la “j,” y la “e;” a Roboam se le añadió “j,e,” y entonces vino a ser Jeroboam.
Y ahora, para este tiempo final va a ser consolidado ese Reino de David, juntando el reino del Sur con el reino del Norte, el palo o cetro del Sur con el cetro o palo del reino del Norte. Y ambos cetros o palos vendrán a ser uno solo en la Mano de Dios, como fue en la mano del profeta Ezequiel. Y así es como será restaurado el Reino de David.
Por lo tanto, sin los descendientes de las diez tribus del reino del Norte no podrá Israel ser restaurado al Reino de David, o el Reino de David no podrá ser restaurado a Israel, el hijo Primogénito de Dios. Israel, el hijo Primogénito de Dios.
A Israel, el hijo Primogénito de Dios pertenecen millones de descendientes de Abraham que están en el Occidente, y el Occidente está compuesto por Norteamérica y América Latina.
Por lo tanto, algo grande está proféticamente prometido para ocurrir en el continente Americano, compuesto por Norteamérica y la América Latina. En la América Latina está el Caribe, o sea, que el Caribe pertenece a la América Latina.
Y ahora, es en el Occidente, en la América Latina y el Caribe donde Dios estará obrando para que ocurra lo que está prometido para este tiempo final, e Israel reciba la Bendición de la Primogenitura, y el Reino de David sea restaurado, porque Israel es el hijo Primogénito de Dios como nación.
Ahora, de hebreos y de gentiles, Dios por medio de Cristo ha estado llamando un pueblo para Su Nombre; y por consiguiente ha estado teniendo un Nombre Nuevo, y ha estado siendo creado ese pueblo celestial por medio del nuevo nacimiento, para lo cual Cristo ordenó a Sus discípulos: “Id a las ovejas perdidas de Israel.” [San Mateo 10:6] Y dijo también: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” [San Marcos 16:15-16]. Tan simple como eso.
Para entrar al Reino de Dios la persona tiene que nacer del Agua y del Espíritu como dijo Cristo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San Juan. Nacer del agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, donde escucha y nace la fe de Cristo en su alma; y nacer del Espíritu es nacer del bautismo del Espíritu Santo, y así es como la persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de nuestro amado Señor Jesucristo, nace como un hijo o una hija de Dios en el Reino Celestial de Dios.
Y si hay en esta ocasión alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo para entrar al Reino de Dios y obtener la Vida eterna y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino.
Si hay alguna persona puede venir acá al frente y yo oraré por usted. Yo ya he recibido a Cristo como mi Salvador, he sido bautizado en agua en Su Nombre y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y me dio el nuevo nacimiento. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador para obtener el nuevo nacimiento, lo puede hacer en estos momentos para que pueda entrar al Reino de Dios y vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir a los Pies de Cristo. Los niños de diez años en adelante también pueden venir. Los que están en otros países también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos para que Cristo les reciba en Su Reino.
Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Es para recibir Vida eterna que venimos a los Pies de Cristo y le entregamos todo nuestro ser, alma, espíritu y cuerpo para que Él salve nuestra alma.
Todos queremos vivir eternamente, y solamente hay un Reino con Vida eterna y es el Reino de Dios, el cual es el Reino de Su Hijo Jesucristo, porque Cristo es el heredero al Reino de Dios. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Torreón y en las demás ciudades de la República Mexicana y los está llamando en este tiempo final, porque Dios está llamando un pueblo para Su Nombre, y lo está colocando ¿dónde? En Su Redil, que es Su Iglesia.
Vamos a estar puestos en pie. Si falta alguna persona todavía por venir, puede venir. Recuerde que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
No recibimos a Cristo para ser un religioso más sino para que Él nos dé la Vida eterna. Si es tan bueno vivir en estos cuerpos, cómo será vivir en un cuerpo joven y eterno, en un cuerpo que nunca tendrá problemas, un cuerpo igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, un cuerpo glorificado.
Esa es la clase de cuerpo que Jesucristo tiene para todos los que lo reciben como su único y suficiente Salvador; y eso es la Adopción, la Redención del cuerpo prometida para todos los creyentes en Cristo. Eso es también señalado como la manifestación de los hijos de Dios. Eso está en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 25.
Por lo tanto, toda persona que ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo acá en su alma, tiene ahora la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Los que están en otras naciones pueden también continuar viniendo a los Pies de Cristo. Vamos ya a orar por los que han venido a los Pies de Cristo, si falta alguno por venir puede venir.
Recuerden que hay algunas personas que son tímidas y les da vergüenza pasar al frente para recibir a Cristo, pero Cristo no se avergonzó de usted, por lo tanto, usted no se avergüence de Cristo, no se avergüence de recibir a Cristo como Salvador, porque es para recibir la Vida eterna. Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo, vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo.
Todavía veo que vienen más personas... vamos a esperar unos segundos. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Vamos ya a orar con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo y nuestros ojos cerrados; los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, repitan conmigo esta oración que estaré haciendo, nuestros ojos cerrados y nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo:
Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, nació Tu fe en mi corazón, en mi alma, creo en Tu Primera Venida, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, creo que no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos. Y el único Nombre que hay para Salvación, reconozco que es Tu Nombre.
Señor, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, Tú eres mi único y suficiente Salvador, por lo cual doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego; y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer a la Vida eterna Contigo en Tu Reino eterno, para vivir eternamente Contigo. Bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, en donde me identificaré Contigo en Tu muerte, sepultura y resurrección.
Salva mi alma, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y todos con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Por lo cual ustedes me dirán luego de haber escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, haber creído y haberlo recibido como Salvador, ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, ¿cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes, por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos.
Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Pregunto al ministro, reverendo García si hay agua: ¿Reverendo Jesús García, hay agua? Hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay ministros que les bautizarán? Hay ministros que les bautizarán también. ¿Hay personas que les ayudarán también? Hay personas que les ayudarán para llegar hasta los vestidores de ropas y colocarse así también ustedes las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. También hay personas que cuidarán de vuestras ropas.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levante de las aguas bautismales, tipológicamente está resucitando a un nueva Vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en estos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando un día o una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo nuevamente con ustedes al reverendo Jesús García para continuar. Y a los que están en otras naciones, dejo al ministro correspondiente para continuar.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“ISRAEL, EL HIJO PRIMOGÉNITO DE DIOS.”