21 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Entrega de Diplomas a Ministros | 2005-08-26 | 2 | Monterrey | Nuevo León | MX | 00:00:00 | false |
Palabras de Apertura:
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y ministros de diferentes iglesias en la República y de la República Mexicana, reunidos aquí en Monterrey, República de México.
Para esta ocasión estaremos otorgando los diplomas de “Licenciatura Eclesiástica en Teología,” a los ministros, a los pastores que han estado en el Seminario que se ha dado hoy, y que también han estado en diferentes Seminarios que por años hemos estado efectuando, el Reverendo Miguel Bermúdez Marín y este servidor.
Ya muchos de ustedes tienen también el diploma del año 1992 por ahí, del Seminario que tuvimos hace ya bastantes años; y ahora, pues les tocó el segundo; y es realmente una bendición grande ver que ustedes ministros estarán recibiendo en esta ocasión, el diploma de “Licenciatura Eclesiástica en Teología.”
Todo lo que yo deseo para mí, lo deseo también para los ministros.
Así que, mis felicitaciones por anticipado para todos los que recibirán el diploma en “Licenciatura Eclesiástica en Teología” en esta ocasión.
Dejo al Reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar.
Está con nosotros el Doctor Roberto dos Santos, Rector de “La Facultad de Teología Antioquía Internacional.” Esta Facultad se encuentra en Brasilia, Brasil, y ha sido de grande bendición para muchos ministros del Brasil y de otras naciones también, porque es una Facultad Internacional.
Así que, con nosotros está el Doctor y presidente y Rector de la Universidad, de la “Facultad de Teología Antioquía Internacional,” él también es profesor.
Ya más adelante él también va a tener la palabra para dirigirse a todos ustedes.
También está su intérprete, el Reverendo Salomón Cunha que ya muchos de ustedes le conocen.
Bueno, por aquí el Reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar.
Palabras de felicitación a todos los ministros licenciados en teología eclesiástica:
Esta es una noche de mucho regocijo para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también y de todos ustedes también.
Han recibido el diploma todos los ministros aquí presentes, también han recibido la “Licenciatura en Teología,” y también algunos han recibido doctorados “Honoris Causa en Teología;” y para coronar, el Reverendo Miguel Bermúdez Marín ha recibido el “Doctorado en Divinidad,” que es el doctorado más alto que se otorga.
Mis felicitaciones para todos los que han obtenido sus licenciaturas, y también los que en adición han recibido el doctorado “Honoris Causa,” y también para Miguel que ha recibido el “Doctorado en Divinidad.”
Y que Dios les use cada día más y más en Su Obra, y vuestras congregaciones crezcan más y más cada día, y la bendición de Cristo esté sin límites en ustedes y en vuestras congregaciones, en vuestros hogares y en toda la comunidad donde ustedes están.
Y que sean ustedes con vuestras congregaciones, de grande bendición para la República de México y para los que están de otras Repúblicas también, para Guatemala (los que están de Guatemala) también; y los que están de Colombia aquí, el Reverendo Iván Sarmiento también, que sean de grande bendición para vuestros países.
Y que más congregaciones, más iglesias sean establecidas por cada uno de ustedes en vuestros países, y también en otros países donde ustedes viajan en la obra misionera. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Doctor Roberto dos Santos de Brasilia, Brasil, y Salomón Cunha (de Brasil también), muchas gracias por estar con nosotros en esta ocasión, y en las demás ocasiones que estarán con nosotros en el reconocimiento y entrega de estas licenciaturas y doctorados también; y también todo lo que Dios les dé para nosotros, que lo traigan también para nosotros.
Y que Dios le bendiga Doctor Roberto dos Santos grandemente, y le use cada día más y más a usted y a vuestra “Facultad Teológica Antioquía Internacional,” y a todos los que trabajan en esa entidad teológica.
Y yo le envío un saludo a la esposa del Doctor Roberto y a sus hijos, y a la Facultad y a todos los que trabajan en esa Facultad. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Así que, Doctor Roberto dos Santos, nuestros saludos, nuestro aprecio y nuestro amor para usted y su familia, y vuestra entidad y los que trabajan en esa entidad teológica; y que Dios los bendiga grandemente en la Obra del Señor Jesucristo.
Muchas gracias por vuestra atención y estadía en esta otorgación de estas licenciaturas, doctorados, y el Doctorado en Divinidad del Doctor Miguel Bermúdez Marín.
Dejo al Reverendo Miguel Bermúdez Marín a continuación.
Palabras de cierre y llamamiento:
Esta es una noche de felicidad, de gozo.
Escuchamos a nuestro hermano, el Reverendo Miguel Bermúdez Marín hablando la experiencia y las experiencias que él ha tenido de parte de Dios.
Y también todos los ministros que hoy han recibido su licenciatura, y también algunos en adición han recibido un doctorado “Honoris Causa,” también podrían decir a ustedes las experiencias que ellos han tenido con Dios.
Y ahora, al ver cómo han recibido esta bendición de estas licenciaturas y doctorados, pensamos cómo será cuando nos presentemos ante nuestro Señor Jesucristo; y Él, el cual dijo: “He aquí vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” [Apocalipsis 22:12]
Todos queremos recibir un galardón grande de parte de nuestro amado Señor Jesucristo, y el galardón más grande es la Vida eterna. Eso es lo más grande: la Vida eterna.
Él nos ha dado la Vida eterna acá en nuestra alma, la Vida eterna espiritual; ya nuestra alma tiene Vida eterna, pero también nos va a dar la Vida eterna física para vivir en un cuerpo nuevo, eterno, glorioso, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, en el cual cuando nos veamos en el espejo, diremos: “Éste era el cuerpo que yo deseaba tener.”
Quizás en el cuerpo físico que usted tiene en la actualidad, se mira en el espejo y dice: “No me gustaría esto así,” y se encuentra algunos detalles que no le gustaría; otros se miran y el espejo, pues, sobra bastante hacia arriba.
Pero cuando tengamos el nuevo cuerpo, nos miraremos en el espejo y diremos: “Éste era el cuerpo que yo deseaba.” ¿Y saben ustedes una cosa? Ése es el cuerpo que Dios destinó, predestinó y diseñó para usted y para mí desde antes de la fundación del mundo; y cuando tengamos ese galardón, ese cuerpo nuevo y eterno, entonces habremos llegado físicamente a la Vida eterna.
En la actualidad la tenemos en nuestra alma, nuestra alma tiene Vida eterna, pero el cuerpo físico todavía nos da un poquito de trabajo, de problemas, algunas veces se nos enferma, pero tenemos que colocarle alguna medicina, y también oramos a Dios, para que Dios, pues tenga misericordia de nosotros y extienda Su Mano de salud hacia nosotros.
También los años nos enferman el cuerpo con la enfermedad ¿de qué, Miguel? De la edad, de la vejez, como llamamos normalmente, pero esa enfermedad se va a desaparecer muy pronto.
Hay uno que se fue de esta Tierra, y está tan joven como cuando se fue: nuestro amado Señor Jesucristo, y Él conoce el secreto para Él darnos a nosotros un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, esa es la promesa para todos aquellos que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, donde se ha dado a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, el cual muriendo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, quitó el pecado.
Y ahora, nosotros, pues nos arrepentimos de nuestros propios pecados; no del pecado de Adán y Eva, ya eso fue problema de ellos, y ya eso fue resuelto porque Cristo quitó el pecado del mundo, eso dijo también Juan el Bautista cuando vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” [San Juan 1:29]
Y ahora, los niños cuando nacen, nacen sin pecado, pero a través de la trayectoria en la vida terrenal, el ser humano llega a cierta edad que ya le comienzan a contar sus pecados; y ya de ahí en adelante, por cuanto tiene conciencia del bien y del mal, está llamado a venir a los Pies de Cristo arrepentido, y pedir perdón a Cristo por sus pecados, y pedirle a Cristo que lo perdone y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en la persona, luego de la persona ser bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Ya yo respondí a ese llamado de Cristo, lo recibí como mi único y suficiente Salvador. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, y quiere vivir eternamente y ha escuchado en estos momentos la predicación del Evangelio de Cristo, y ahora, sabe que hay un Sacrificio de Expiación por sus pecados y que no tiene que permanecer en sus pecados, sino que la Sangre de Cristo lo limpia de todo pecado, ése es el Sacrificio por el pecado del ser humano.
Por lo tanto, puede venir a los Pies de Cristo, para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y yo estaré orando por usted para presentarlos a Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, usted ha escuchado la Voz de Cristo en esta noche, y ya la fe de Cristo nació en su alma, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10]
Ahora, ha llegado el momento de usted dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, confesar públicamente a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.
Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Por lo tanto, todos queremos que Cristo nos confiese delante del Padre Celestial, porque todos queremos recibir la Vida eterna, todos queremos vivir eternamente.
Por lo tanto, usted que todavía no ha recibido a Cristo, pase acá al frente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo le reciba en Su Reino eterno y le dé la Vida eterna.
La exclusividad de la Vida eterna la tiene nuestro amado Señor Jesucristo, por esa causa ninguna persona puede recibir la Vida eterna, a menos que sea a través de nuestro amado Señor Jesucristo, y ninguna persona puede ser perdonada de sus pecados y ser limpia de todo pecado, a menos que sea por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; ese es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
¿Ustedes recuerdan que el pueblo hebreo sacrificaba animalitos por sus pecados? Eso era el tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y ya tenemos el Sacrificio perfecto, el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
Todavía pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, pues Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad y en la República (completa) Mexicana, y nos está llamando en este tiempo final. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, versos 7.
Este es el día, el tiempo aceptable delante del Señor, el tiempo en que Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, Dios lo acepta en Su Reino, este es el Día de Salvación, el día para el ser humano obtener la salvación y Vida eterna, para poder vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno.
Eso lo habla San Pablo en Segunda de Corintios, capítulo 6, verso 2, San Pablo tomando esa cita de Isaías, capítulo 49, verso 8.
La buena noticia para el ser humano, es que estamos todavía en el día de salvación, el día de la Dispensación de la Gracia, y por consiguiente hay Vida eterna disponible para todo ser humano que quiere vivir eternamente, que quiere la Vida eterna, ¿y la Vida eterna dónde está? En nuestro amado Señor Jesucristo.
El que tiene al Hijo de Dios, a Jesucristo, tiene la vida: la Vida eterna, el que no tiene a Jesucristo, el Hijo de Dios, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que se le va a terminar, ¿y después qué va a hacer si no tiene Vida eterna, si no ha recibido la Vida eterna a través de Cristo? No vivirá eternamente.
El único tiempo que la persona tiene como una oportunidad para recibir la Vida eterna, es mientras vive en este planeta Tierra.
Usted y yo hemos venido a la Tierra para recibir la Vida eterna a través de Jesucristo, ése es el propósito de nuestra estadía en este planeta Tierra: es para ser rociados con la Sangre de Jesucristo, dice Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2.
Por lo tanto, si para eso estamos aquí en la Tierra, entonces necesitamos recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Si vivir en estos cuerpos es tan bueno, ¡cómo será en el cuerpo eterno! ¡Cómo será viviendo en el Reino de Jesucristo! Si vivir aquí en esta Tierra, en estos reinos terrenales es bueno aun con todos los problemas que hay en las naciones, cómo será con Cristo en Su Reino eterno, donde no habrá problemas, y donde todo será amor, paz, felicidad, gozo, perfección, y donde usted estará como Rey o Reina, como Sacerdote y así por el estilo, donde usted obtendrá una posición alta.
Aquí en la Tierra quizás usted no tenga una posición alta de gobierno, pero en el Reino de Cristo usted tendrá una posición alta de gobierno; la posición para los creyentes en Cristo es de Reyes, Sacerdotes y Jueces para reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, pues ya usted escuchó la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, ya usted está creyendo en Cristo, y ahora corresponde dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador, para lo cual todavía puede venir a los Pies de Cristo, ustedes que están aquí presentes y todavía no habían recibido a Cristo como Salvador, y los que están en otras naciones también.
Pueden continuar viniendo los que están en otras naciones que no habían recibido a Cristo, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos ustedes.
Algunas veces hay personas que son tímidas, escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma y dicen: “Yo creo en Cristo.” ¿Ven? Ya nació la fe de Cristo acá en su alma, creen en la Primera Venida de Cristo, creen en la muerte de Cristo como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, ya están creyendo en Cristo, ya nació la fe de Cristo en su alma.
Y ahora, les falta dar testimonio público de su fe en Cristo, para que Cristo le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así usted nazca a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así usted entre al Reino de Dios. Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.”
¿Y para qué hay que buscar el Reino de Dios y Su justicia? Para entrar a él, y Cristo enseñó a Nicodemo diciéndole, el cual quería entrar a la Vida eterna, quería vivir eternamente, quería entrar al Reino de Dios, y le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Y ahora, hay que nacer del Agua y del Espíritu, hay que nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, recibiendo a Cristo como Salvador, siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, eso es nacer del Agua.
Y nacer del Espíritu, nacer del Espíritu Santo, recibir el Espíritu Santo y así obtiene la persona el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu, ha nacido ¿dónde? En el Reino de Dios, y por consiguiente ha nacido a la Vida eterna, porque el Reino de Dios es el único Reino que tiene Vida eterna.
Y ahora, los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, y los que faltan por venir aquí, pueden venir para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por ustedes que están viniendo a los Pies de Cristo, para recibir a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, para entregarle su vida a Cristo para que Cristo le dé la Vida eterna.
Vean, usted le entrega a Cristo una vida temporal, usted le entrega a Cristo su alma con una vida temporal, y Cristo le entrega a usted una Vida eterna; ése es el mejor negocio que un ser humano puede hacer: entregarle la vida a Cristo, la vida temporal que tiene, para que Cristo le dé la Vida eterna, ése es un buen cambio, un buen negocio.
Todavía si falta alguno por venir a los Pies de Cristo, puede venir, ya estamos para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si alguno en alguna otra nación que está a través de internet o del satélite, todavía no ha venido a los Pies de Cristo, puede venir para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo.
Vamos ya a levantar nuestras manos a Cristo, al Cielo, para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche.
Vamos a cerrar nuestros ojos los que están aquí presentes y los que están en otras naciones también, y los que han venido a los Pies de Cristo aquí (los que están aquí presentes y los que están en otras naciones), repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, vengo a Ti, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, creo que Tú eres el Hijo de Dios, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.
Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y reconozco que necesito un Salvador, Señor Jesucristo, Tú eres mi único y suficiente Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. En Tus Manos encomiendo mi alma, mi espíritu y mi cuerpo.
Señor Jesucristo, me entrego a Ti completamente, en alma, espíritu y cuerpo. Perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.
Señor Jesucristo, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino eterno.
Señor Jesucristo, en Tus Manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, todos decimos:
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Ustedes han sido recibidos por Cristo en Su Reino, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, creyeron y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo, y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador. Pues Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” [San Marcos 16:15-16]
Ya ustedes han creído y han rendido sus vidas a Cristo, ustedes me dirán: “Pero todavía me falta una cosa: ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible.” Me dirán ustedes: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes.
Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos mismos momentos.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes eternamente en el Reino de Cristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, pregunto al ministro, Reverendo Epifanio López Rangel si hay agua: Hay agua, hay bautisterios en ambos lados. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay ministros que les bautizarán en agua? Hay ministros también que les bautizarán. ¿Hay también lugar dónde cambiarse de ropas, vestidores? Hay vestidores también. ¿Y personas que les ayudarán también? Hay personas también que les ayudarán, y les ayudarán a llegar a los vestidores y cuidarán también de vuestras ropas.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, dejo al Reverendo Epifanio López Rangel, para que les indique hacia dónde caminar y para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
“ENTREGA DE DIPLOMAS A LOS MINISTROS.”