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El Día de Salvación 2005-07-22 1 El Patio de la Alcaldía Rio de Janeiro Rio de Janeiro BR 00:00:00 false

Su excelencia César Maya, Alcalde de Rio de Janeiro, y demás autoridades políticas y eclesiásticas, y a todos los presentes: Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les llene de Su presencia y bendiciones celestiales. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Para esta ocasión es un privilegio grande para mí estar con ustedes en esta gran noche de avivamiento. Leemos en Segunda de Corintios, capítulo 6, verso 2, donde dice:

Porque dice:

En tiempo aceptable te he oído,

Y en día de salvación te he socorrido.

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”

EL DÍA DE SALVACIÓN.” Ese es nuestro tema para este momento.

El Apóstol Pablo toma las palabras de Isaías para citarlas y decir que este es el día de salvación.

¿Qué significa el día de salvación, el día aceptable delante del Señor? Significa que es el tiempo, la Dispensación de la Gracia, donde Dios acepta a toda persona que por medio del Sacrificio correcto de Expiación por los pecados, se acerca a Dios, arrepentido de sus pecados, para así obtener el perdón de sus pecados.

Esto está mostrado en tipos y figuras en el Antiguo Testamento, en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29. Dice así:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

El día diez del mes séptimo de cada año, el sumo sacerdote sacrificaba el macho cabrío de la expiación por Jehová, llevaba la sangre de ese sacrificio en una vasija de oro al lugar santísimo, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio.

Y luego que terminaba las labores de ese día, salía muy feliz habiendo concluido las labores de ese día; y todos los que estaban afuera esperando, se gozaban sabiendo que habían obtenido el perdón de sus pecados y que habían sido reconciliados con Dios para vivir un año más.

¿Por qué un año más? porque los sacrificios de animalitos no son perfectos, porque los animales no son perfectos porque no tienen alma, y el espíritu del animal no puede venir a la persona.

Pero ese sacrificio de expiación que se llevaba a cabo el día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, era el tipo y figura del Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y para que así todo ser humano tenga el Sacrificio perfecto de la Expiación por sus pecados, y obtenga el perdón de sus pecados y sea limpio de todo pecado con la Sangre del Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario; y quede reconciliado con Dios para vivir, no un año más sino eternamente en el Reino de Dios con nuestro amado Señor Jesucristo.

El día que Jesucristo murió en la Cruz del Calvario, la raza humana tenía que morir. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24:

Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

Jesucristo es el grano de trigo, el Hijo de Dios, y murió ¿para qué? para que así pudiera tener muchos granos de trigo, muchos hijos de Dios, Dios en Su Reino, para lo cual Cristo murió, y el Día de Pentecostés nació la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la planta de trigo, a través de la cual Jesucristo en medio de ella en Espíritu Santo se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios; y esto es para el día de salvación, para el tiempo aceptable delante del Señor, que es el Día de la Dispensación de la Gracia.

Desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario comenzó el Día de Salvación para todos los seres humanos, para hebreos y para gentiles también; y todavía estamos en el Día de Salvación, en el Día en que Dios acepta a toda persona que arrepentido de sus pecados recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador; y se presenta a Dios con el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Ya Dios no acepta sacrificios de animalitos por los pecados, solamente hay un Sacrificio que ha sido aceptado por Dios: el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, para todo ser humano obtener el perdón de sus pecados, ser limpios de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo bautizarlos con Espíritu Santo y Fuego y producir en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nacer a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo a Nicodemo:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

Para entrar al Reino de Dios hay que nacer del Agua y del Espíritu, esto es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, creyendo en Cristo de todo corazón, siendo bautizado en agua en Su Nombre, y recibiendo Su Espíritu Santo, y eso es nacer del Agua y del Espíritu, nacer en el Reino de Dios.

Para eso es que buscamos el Reino de Dios: para entrar al Reino de Dios, y la Puerta al Reino de Dios es Jesucristo. Jesucristo dijo: “Yo Soy la Puerta; el que por mí entrare, será salvo.” Por lo tanto, Jesucristo es la única Puerta de Salvación, Jesucristo es el único Sacrificio de Expiación por los pecados del ser humano aceptado por Dios.

Y para todo ser humano obtener el perdón de sus pecados y entrar al Reino de Dios, necesita el único Sacrificio de Expiación por los pecados del ser humano, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

No hay otro sacrificio para el ser humano, ya los sacrificios de animalitos terminaron, porque solamente eran el tipo y figura del Sacrificio de Cristo; en lo que llegaba ese Sacrificio del Mesías hebreo ellos tenían los sacrificios de animalitos.

Pero ya no se necesitan sacrificios de animalitos, y Dios tampoco los acepta, ya está el Sacrificio perfecto por nuestros pecados: el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Millones de seres humanos han estado entrando al Reino de Dios por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, y así han estado asegurando su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

¿Qué otra persona le puede a usted asegurar su futuro eterno? No hay otra persona. Por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo. Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra; Él murió, pero resucitó, y está vivo intercediendo delante del Padre Celestial con Su propia Sangre, por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

Todavía estamos en el Día de Salvación, que es la Dispensación de la Gracia, que es el tiempo aceptable delante del Señor.

Vendrá un tiempo en que la Puerta se cerrará y ya no habrá más oportunidad de salvación; pero todavía no se ha cerrado la Puerta, la Puerta está abierta al Reino de Dios.

La Puerta del Reino de Dios, que es Cristo, está abierta para todo ser humano que desea entrar al Reino de Dios para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino.

Yo ya he entrado al Reino de Dios, y por consiguiente aseguré mi futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su futuro eterno, lo puede asegurar en esta noche, ¿cómo? Recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. La fe viene por el oír la Palabra de Dios.

Ya usted ha escuchado la Palabra de Dios en esta noche, el Evangelio de Jesucristo; la fe de Cristo nació en su alma, ya usted está creyendo. “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10] Por eso Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” Pero también dijo: “Mas al que me negare delante de los hombres, Yo también le negare delante de mi Padre que está en los Cielos.” (San Mateo, capítulo 10, verso 32 al 33).

Por lo tanto, si le damos la espalda a Cristo, Cristo nos dará la espalda delante del Padre Celestial; pero si lo confesamos públicamente delante de los hombres, Él nos confesará delante de nuestro Padre Celestial.

Por lo tanto, si hay alguna persona que todavía no ha confesado a Cristo como su único y suficiente Salvador en este tiempo, en este Día de Salvación, en esta Dispensación de la Gracia, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.

Puede venir acá al frente y yo oraré por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino en este tiempo aceptable delante del Señor, en esta Dispensación de la Gracia que todavía no ha terminado, porque la Dispensación de la Gracia es el día de salvación, el día dispensacional de salvación, para todo aquel que escucha la Palabra del Evangelio de Cristo, cree en Cristo y lo recibe como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).

Es un asunto de Vida eterna escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y creer en Cristo y ser bautizado en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, nacer en y a la Vida eterna en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Vamos a dar unos minutos para que puedan venir a los Pies de Cristo los que todavía no lo han hecho, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de algunos minutos.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para orar por ustedes y presentarlos ante la presencia de Cristo. Este es el día de salvación, la Dispensación de la Gracia. Todavía estamos en el Día de Salvación, y todavía Dios está llamando seres humanos a Su Reino, como en la parábola que Él dio en donde envió a traer buenos y malos para la casa, para la gran Fiesta de Boda de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Y cuando el Siervo, que era el Espíritu Santo hubo recogido personas, luego se reportó y dijo al Padre: “Se ha hecho como mandaste y todavía hay lugar.” Todavía hay lugar para los seres humanos que quieren entrar al Reino de Dios para obtener la Vida eterna.

Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Tenemos que comprender el motivo de nuestra existencia en este planeta Tierra. Hay personas que no han comprendido todavía el motivo de su existencia en este planeta Tierra.

En Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2 nos dice cuál es el propósito por el cuál estamos en este planeta Tierra. Dice:

Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

¿Para qué estamos en la Tierra? Para ser rociados con la Sangre de Jesucristo, obedeciendo al Evangelio de Cristo y recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y así aseguramos nuestro futuro eterno y vivimos felices los días que nos quedan en estos cuerpos mortales, sabiendo que luego vamos a vivir en cuerpos eternos, jóvenes y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y viviremos por toda la eternidad, seremos inmortales en el nuevo cuerpo que Cristo nos dará. Por lo tanto, necesitamos a Cristo para que nos asegure nuestro futuro eterno.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo.

Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Rio de Janeiro y ciudades cercanas y en todo el Brasil, y los está llamando en este tiempo final.

San Pablo dijo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones.”

No podemos endurecer nuestro corazón, tenemos que abrir nuestro corazón para que Cristo entre en nuestra alma y nos dé la Vida eterna, y así nos dé el avivamiento que necesitamos acá en nuestra alma.

Todavía continúan viniendo más personas. Vamos todavía a dar unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por venir.

Los niños de diez años en adelante por cuanto ya tienen conocimiento del bien y del mal, pueden venir también a los Pies de Cristo para recibirlo como su único y suficiente Salvador.

Si todavía falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo y nació la fe de Cristo en su alma, ahora le corresponde el privilegio y bendición de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador.

La decisión más grande que un ser humano hace en su vida, de todas las decisiones que hace, es una sola; la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna, es la decisión de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Y por cuanto el ser humano tiene libre albedrío, le toca hacer esa decisión para obtener la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están aquí presentes en Rio de Janeiro en esta noche, y los que están a través de internet o del satélite en diferentes naciones de la América Latina, del Caribe, de Norteamérica, del Canadá, de Europa, de Japón, del África y demás naciones.

En estos momentos ustedes en otras naciones pueden también venir a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración y Cristo les reciba en Su Reino.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta todavía alguna, puede venir.

Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, por eso es que necesitamos a Cristo, y por eso fue que Cristo vino a este planeta Tierra, fue la manifestación del Amor de Dios hacia nosotros:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16]

Es para darnos la Vida eterna que Cristo vino a la Tierra y murió por nosotros en la Cruz del Calvario; y ahora, nos toca a nosotros recibir la Vida eterna recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Ya Dios nos ha dado la Vida eterna, y esta Vida eterna está en Su Hijo Jesucristo, para que nosotros recibamos la Vida eterna al recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Si falta alguna persona todavía que ya creyó en su alma, y ahora le corresponde dar testimonio público de su fe en Cristo, puede venir.

Algunas veces hay personas tímidas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, creen de todo corazón, pero les da temor o vergüenza que lo vean pasar al frente para recibir a Cristo. Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre que está en los Cielos.”

No nos podemos avergonzar de Cristo. Cristo es la persona más grande, más importante, y está vivo todavía y joven, y nos quiere dar la Vida eterna. Ya Él hizo el Sacrificio de Expiación para darnos la Vida eterna.

Nos toca a nosotros recibir la Vida eterna, recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y eso lo tenemos que hacer antes de morir físicamente; si se nos acaba el tiempo y no recibimos a Cristo, se nos acabó la oportunidad de vivir eternamente.

Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo; si falta alguno todavía puede venir a los Pies de Cristo, recuerde que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Esa es la única forma en que usted asegura su futuro eterno.

Vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar; los que han venido a los Pies de Cristo aquí en Rio de Janeiro, Brasil, y los que han recibido a Cristo en las demás naciones que están escuchando a través de internet o del satélite, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio y habiendo nacido Tu fe en mi corazón.

Creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, y doy testimonio público de mi fe en Ti, reconociendo que soy pecador y necesito un Salvador.

Reconozco que Tú eres el único y suficiente Salvador para mí, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado; y luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en la Vida eterna en Tu Reino eterno, quiero vivir Contigo por toda la eternidad. En Tus Manos encomiendo mi alma. Salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo, Te lo ruego. Amén y amén.

Ha sido una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL DÍA DE SALVACIÓN,” de la Dispensación de la Gracia, que es el día de salvación, en donde Cristo recibe a toda persona en Su Reino, toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador.

Cristo les ha recibido en esta ocasión a todos ustedes. Estén asistiendo en la Iglesia a la cual asisten las personas que le han traído a ustedes a esta actividad. Y que le bauticen en agua, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y a vuestros familiares Cristo los traiga también a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna, para que vivan con ustedes en el Reino eterno de Cristo por toda la eternidad.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes y los que están en otras naciones.

Dejo al Reverendo Miguel Bermúdez Marín, para finalizar ya nuestra parte en estos momentos y pasarle a la persona asignada para continuar.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos desde ahora y para toda la eternidad, y nos veremos en las próximas actividades que van a ser llevadas a cabo aquí en Rio de Janeiro.

Dios les bendiga.

EL DÍA DE SALVACIÓN.”