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title: 'Una Nueva Creación'
date: 2005-07-15
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city: Belo Horizonte
state: Minas Gerais
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Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.
Para lo cual leemos en Segunda de Corintios, capítulo 5, versos 14 al 21, donde nos dice:
“*Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;*
*y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.*
*De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.*
*De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.*
*Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;*
*que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.*
*Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.*
*Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”*
Tomamos el verso 17 para nuestro tema, este verso dice:
“*De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es.”*
“**LA NUEVA CREACIÓN.”**
Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, y lo colocó en el Huerto del Edén, y allí colocó el Árbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal; el que comiera del Árbol de la Vida viviría eternamente. El Árbol de la Vida es Cristo. No hay otra forma en que el ser humano pueda obtener la Vida eterna, a menos que sea a través de Jesucristo. Cristo es el Árbol de la Vida eterna.
Y ahora, encontramos que el ser humano tenía libre albedrío, y escogió el árbol de ciencia del bien y del mal; y Dios dijo que el día que comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría.
Encontramos que Adán y Eva perdieron la Vida eterna, ese mismo día que pecaron murieron a la Vida eterna, y solamente les quedó vida temporal que se les terminó antes de cumplir mil años.
Adán vivió 930 años, y murió; murió físicamente porque había pecado contra Dios y había perdido la Vida eterna; y por consiguiente él murió a la Vida eterna y después murió a la vida temporal cuando tenía 930 años.
Por lo tanto, el ser humano perdió la Vida eterna, y la vida que le quedó fue temporal, se le terminó a los 930 años; aunque 930 años, en nuestro tiempo, es mucho tiempo para un hombre vivir; pero con todo y eso se acaba la vida, porque es temporal.
La vida del cuerpo físico no puede vivir eternamente, es temporal, la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni tampoco la inmortalidad; o sea, que con este cuerpo mortal no podemos continuar viviendo eternamente; por lo tanto, tiene que Dios realizar una Nueva Creación con Vida eterna.
Encontramos que la raza humana desciende de un ser que pecó contra Dios y perdió la Vida eterna, y así como la muerte entró por un hombre a la raza humana, entró por medio de Adán; y ahora, todos los descendientes de Adán son mortales, no pueden vivir físicamente para siempre.
Pero hay una esperanza para el ser humano, hay un Segundo Adán, y el Nombre del Segundo Adán es nuestro amado Señor Jesucristo.
El Segundo Adán es el que traería una Nueva Creación con Vida eterna para vivir en el Reino de Dios por toda la eternidad.
Esta Nueva Raza que viene por medio del Segundo Adán que es Jesucristo, así como la raza mortal ha tenido que nacer, la nueva raza, la Nueva Creación tiene que nacer también. Todos los que vivimos en esta Tierra estamos aquí porque nacimos, nacimos, pero a la vida que nacimos es temporal.
A todos nos gustaría haber nacido a una Vida eterna; pero nuestros padres terrenales, por cuanto descienden de Adán y de Eva, no pudieron darnos una Vida eterna, y nosotros a nuestros hijos también le damos una vida temporal como descendientes físicamente de Adán y Eva. Pero hay una esperanza de Vida eterna para la cual tenemos que nacer de nuevo.
Cristo dijo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6.
“*De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”*
Cristo dijo también en San Mateo, capítulo 6, verso 33:
“*Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”*
**¿Y para qué Él nos aconseja buscar el Reino de Dios?** Para entrar al Reino de Dios y vivir eternamente, porque el Reino de Dios es eterno, y los que entran a ese Reino, entran a la Vida eterna; y Cristo dijo que para entrar al Reino de Dios hay que nacer de nuevo.
Así como nacimos en esta vida terrenal y obtuvimos por consiguiente la vida temporal; para obtener la Vida eterna hay que nacer, nacer de nuevo. El nuevo nacimiento del cual le habló Cristo a Nicodemo: nacer del Agua y del Espíritu; y por cuanto todos queremos entrar al Reino de Dios porque queremos vivir eternamente, queremos saber cómo entrar en el Reino de Dios, queremos saber ese misterio de nacer del Agua y del Espíritu.
**Nacer del Agua** es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, para lo cual Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”*
Es un asunto de Vida eterna escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer en Cristo de todo corazón, recibirlo como nuestro Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre. Eso es nacer del Agua, nacer de la predicación del Evangelio de Cristo.
Y **nacer del Espíritu** es nacer del Espíritu Santo, recibir el Espíritu de Cristo luego de ser bautizado en agua en Su Nombre.
Por eso Pedro predicando dijo en el libro de los Hechos, capítulo 2, dijo el Día de Pentecostés lleno del Espíritu Santo:
“*Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.*
*Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos.”*
Por lo tanto, todos necesitamos recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, para poder obtener el nuevo nacimiento, escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Y la persona confiesa públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, creyendo en la Primera Venida de Cristo, creyendo en el Nombre de Jesucristo, creyendo en la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
En el Antiguo Testamento el pueblo hebreo tenía el sacrificio de la expiación por el pecado, el día diez del mes séptimo de cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29. Ese día es el día del perdón en medio del pueblo hebreo, el día diez del mes séptimo de cada año.
Ese día el pueblo arrepentido de sus pecados y afligido en su alma por haber pecado contra Dios, pedían perdón a Dios por sus pecados, el sumo sacerdote sacrificaba el macho cabrío de la expiación por Jehová, y luego entraba con la sangre de ese sacrificio en una vasija de oro y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio que estaba en el lugar santísimo.
Y luego que terminaba sus labores en ese día, en ese día de la expiación, salía y pronunciaba el Nombre de Dios y bendecía al pueblo, y el pueblo gozoso recibía la bendición de la reconciliación con Dios para vivir un año más, ése es el día de la reconciliación, el día de la expiación, el día diez del mes séptimo de cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 20 al 29 ó 26 al 29.
Todo eso era tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, porque el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario es la Expiación por los pecados del pueblo hebreo y de todo ser humano, porque el Sacrificio de Cristo es universal.
Y por consiguiente para todo ser humano, para que todo ser humano tenga el Sacrificio de Expiación por sus pecados, para que así se identifique con ese Sacrificio y quede perdonado y limpiado de todo pecado con la Sangre de Jesucristo, y así la persona obtenga la reconciliación con Dios, y la persona obtenga la salvación y Vida eterna, y pueda vivir eternamente el alma de la persona en el Reino de Dios.
Cristo nos dará un cuerpo nuevo y eterno igual al cuerpo glorificado de Jesucristo. Él resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos eternos, jóvenes glorificados como el cuerpo glorificado de Jesucristo; y a los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará, y entonces seremos jóvenes, inmortales, incorruptibles y estaremos glorificados como nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces veremos a nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado, porque seremos como Él es y entonces le veremos como Él es en Su cuerpo glorificado.
Es una Nueva Creación, una Nueva Raza con Vida eterna lo que Jesucristo está realizando. Jesucristo es el que está realizando la Creación de una Nueva Raza, la cual es descendiente de Jesucristo. Es por medio de Jesucristo el Segundo Adán que viene a existencia esta Nueva Creación, esta Nueva Raza.
Ahora, vean ustedes, cuando Dios creó a Adán, lo creó primero en un cuerpo angelical; y era varón y hembra. Y luego le dio un cuerpo físico, le creó un cuerpo del polvo de la Tierra; y era varón y hembra también. “Y no halló ayuda idónea para Adán.” Eso está en el capítulo 1 y capítulo 2 del Génesis.
Y entonces colocó sueño en Adán; ahí encontramos el primer anestesiólogo o anestesista, y el primer cirujano. Abrió el costado a Adán, sacó una costilla y luego cerró su costado, y de esa costilla formó una compañera para Adán; formó un cuerpo femenino y colocó el espíritu femenino que estaba en Adán, lo colocó en ese cuerpo femenino; y cuando Adán despertó del sueño, vio a una persona que no había visto antes, y cuando la vio dijo: “Esto es carne de mi carne, esto es hueso de mis huesos,” y la llamó “Ishshah,” que significa: “Varona.”
Encontramos que Dios trajo a esta Tierra a existencia físicamente al ser humano, pero antes de eso estaba en cuerpo angelical. Así era la primera Creación.
Y la segunda Creación, encontramos que es en la misma forma; y Jesucristo es el que está realizando esa Nueva Creación. El mismo Jesucristo antes de tener Su cuerpo físico, tenía Su cuerpo angelical; y Jesucristo en Su cuerpo angelical aparece en el Antiguo Testamento como el Ángel de Jehová. El Ángel de Jehová que le apareció al Profeta Moisés y le había aparecido a Adán, y también a Abraham y a otros Profetas, encontramos que luego se hizo carne y vivió en medio de la raza humana, y fue conocido por el Nombre de Jesús.
**¿Que el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es Jesucristo?** Claro que sí. Él fue el que le dio la ley a Moisés en el Monte Sinaí, Él fue el que le dio el pacto al pueblo hebreo, pero luego tenía que venir a la Tierra para establecer un Nuevo Pacto, para darle al pueblo hebreo un Nuevo Pacto como Él lo había prometido.
**¿Y qué otra persona puede darle al pueblo un nuevo pacto?** No hay otro, tiene que ser el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová que es Jesucristo en Su cuerpo angelical.
Vean aquí en Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice, hablándonos proféticamente del precursor y el precursado, o sea, de Juan el Bautista y de Jesús, aun antes de venir a la Tierra aquí está la profecía, dice:
“*He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.”*
Todos sabemos que ése que vendría preparándole el camino al Señor fue Juan el Bautista, el que vino con el espíritu y virtud de Elías, conforme a las palabras del Arcángel Gabriel en el capítulo 1 de San Lucas, cuando le habló al sacerdote Zacarías y le dijo que tendría un hijo (el sacerdote Zacarías) a través de su esposa Elisabet, la cual era estéril y avanzada en edad, y el sacerdote también ya estaba avanzado en edad. Pero ¿hay alguna cosa imposible para Dios? No lo hay.
El sacerdote Zacarías había orado a Dios por un hijo y Dios había escuchado su oración, y le envió al Arcángel Gabriel, para darle la buena noticia que su oración había sido escuchada y que tendría un hijo, o sea, que tendría lo que le había pedido a Dios: un hijo, y sería un hijo grande delante de Dios, porque sería Profeta de Dios y vendría con el Espíritu y virtud de Elías, y vendría para tener el ministerio correspondiente a aquel tiempo.
Por lo tanto, esta profecía de Malaquías, capítulo 3, verso 1, donde nos dice:
“*He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí...”* fue cumplida en Juan el Bautista. Por eso Jesús también en el capítulo 11 de San Mateo, nos dice, hablando de Juan el Bautista: “Si ustedes lo quieren recibir, Él es aquel Elías que había de venir.”
Encontramos que Jesús identifica a Juan el Bautista como el Elías que tenía que venir para ese tiempo, y el Arcángel Gabriel también identifica a Juan el Bautista como el Elías que tenía que venir. Y aquí en Malaquías nos habla de ese Mensajero, y luego dice:
“*...y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”*
**¿Quién vendría después de Juan el Bautista, después del Mensajero precursor?** Vendría el Señor, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical vendría a la Tierra en un cuerpo de carne, y ése sería el Mesías prometido para el pueblo hebreo.
Y ahora, podemos ver el Personaje tan grande que es nuestro amado Señor Jesucristo; no es cualquier hombre, es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto a través del cual Dios se manifestaba en el Antiguo Testamento. Por eso en San Juan nos dice:
“*En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.*
*Este era en el principio con Dios.*
*Todas las cosas por él fueron hechas* (todas las cosas por Él, por el Verbo fueron hechas)*, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”*
Y ahora, Dios creó todas las cosas por medio del Verbo: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra;” y todo lo creó por medio del Verbo.
Y ahora, vamos a ver este mismo capítulo 1, verso 9 en adelante, dice:
“*Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.*
*En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.*
*A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron* (vino al pueblo hebreo y el pueblo hebreo no lo recibió, el pueblo hebreo como nación no lo recibió).
*Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;*
*los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”*
Nosotros en esta Tierra, a través de nuestros padres, nacimos como hijos de nuestros padres, pero la persona que nace de nuevo al recibir a Cristo como Salvador, ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, nace de nuevo como un hijo o una hija de Dios, ha nacido de Dios y por consiguiente ha nacido como un hijo o una hija de Dios.
Por lo tanto, es un descendiente de Dios, y por consiguiente pertenece a la Familia de Dios, es un hijo o una hija de Dios, ha obtenido el nuevo nacimiento, y por consiguiente ha nacido en el mundo espiritual, ha nacido en el Reino de Cristo y por consiguiente ha obtenido un cuerpo angelical, llamado “el Ángel de Jehová,” el cual lo defiende; porque el Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende.
Y ahora, la persona ha entrado a la Nueva Creación, ha nacido de nuevo, y por consiguiente ha entrado a la esfera espiritual del Reino de Dios, porque el Reino de Dios o de Cristo está en la esfera espiritual.
Como estaba Adán antes de tener su cuerpo físicos, y como estaba Jesucristo antes de tener Su cuerpo físico; pero todavía tenemos que continuar con el cuerpo físico que obtuvimos a través de nuestros padres terrenales, y lo vamos a continuar usando hasta el día que Dios diga: “Hasta este día llegó el tiempo que te di para vivir en el cuerpo físico mortal.” Porque estamos aquí con nuestros días contados por Dios. Usted no le puede añadir, ni quitar los días que Dios le ha dado para vivir en esta Tierra.
Pero ahora tenemos la promesa de que Jesucristo va a resucitar los muertos creyentes en Él en cuerpos físicos, eternos, inmortales, glorificados como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo.
Y entonces entrarán al Reino de Dios físicamente como inmortales, y nosotros los que vivimos, si permanecemos vivos hasta ese momento, seremos transformados y entonces todos seremos jóvenes con cuerpos inmortales, cuerpos glorificados y eternos como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
En ese Reino de Cristo estaremos como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces. Esa es la bendición que Cristo tiene para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también.
Esa es una bendición para todos ustedes también, esa es la bendición para la Nueva Creación, para todos los miembros de esa Nueva Creación con Vida eterna están todas estas bendiciones.
Por eso es tan importante escuchar la predicación del Evangelio de Jesucristo, abrir nuestra alma, nuestro corazón, y dejar que nazca la fe de Cristo en nuestra alma y creer en Cristo de todo corazón, dar testimonio público de vuestra fe en Cristo recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, para que Él lleve a cabo la Creación Nueva, produzca en nosotros esa Nueva Creación, produzca en nosotros ese nuevo nacimiento, para que así nazcamos en el Reino eterno de Cristo a la Vida eterna, y así aseguramos nuestro futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador.
**¿Qué otra persona le puede asegurar a usted el futuro eterno?** No lo hay, por lo tanto no podemos buscar otra persona para asegurar nuestro futuro eterno, solamente hay UNO y es Jesucristo.
Por lo tanto ya yo aseguré mi futuro eterno con Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su futuro eterno, lo puede hacer en estos momentos, y yo estaré orando por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.
Vamos a dar unos minutos en lo que ustedes pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado y puedan ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así ustedes nazcan a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, así ustedes nazcan en la Nueva Creación, en la Nueva Raza con Vida eterna. Todos queremos ser como Jesucristo: inmortales, eternos y jóvenes para toda la eternidad.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Belo Horizonte, y los está llamando en este tiempo final.
Por lo tanto, bien pueden venir a los Pies de Cristo y yo estaré orando por ustedes en esta ocasión, pueden continuar viniendo.
Todos queremos pertenecer a la Nueva Creación. Estamos agradecidos a Dios por estar en esta creación mortal, pero no nos vamos a conformar con vivir una temporada de tiempo y después morir y dejar de existir. Tenemos todos la oportunidad de vivir eternamente a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Para eso Jesucristo vino a la Tierra: para Él morir por nosotros, llevando nuestros pecados, para que nosotros podamos vivir eternamente.
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”*
Es para que tengamos Vida eterna que Dios nos ha dado a Su Hijo Jesucristo para que muriera por nosotros en la Cruz del Calvario.
El Amor de Dios fue manifestado al enviar a Jesucristo a esta Tierra. Eso es el testimonio que da el Evangelio según San Juan, en el capítulo 13, verso 16; y aún San Pablo hablándonos del Amor de Dios, nos dice en Romanos, capítulo 5, versos 6 en adelante de la siguiente manera:
“*Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.*
*Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.*
*Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”*
La muestra del amor de Dios hacia nosotros es que Jesucristo murió por nosotros en la Cruz del Calvario, llevando nuestros pecados, para que nosotros podamos vivir eternamente. Es la manifestación del Amor de Dios hacia el ser humano, para que podamos obtener la Vida eterna, y ser felices por toda la eternidad y jóvenes por toda la eternidad, y podamos vivir en el Reino de Jesucristo por toda la eternidad como Reyes y como Sacerdotes y Jueces según el Orden de Melquisedec.
Es el Amor de Dios hacia todos nosotros; por lo tanto, en esta Nueva Creación o Nueva Raza usted tiene una parte. Usted está aquí porque el nombre suyo está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida: por esa causa es que usted está aquí escuchando la predicación del Evangelio de Jesucristo.
Cristo dijo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” Y la Voz de Dios es el Evangelio de Jesucristo, por esa causa usted vino para estar en esta actividad escuchando la predicación del Evangelio de Jesucristo.
Por lo tanto, usted tiene esa bendición y privilegio, y por esa causa ha nacido la fe de Cristo en el alma, en el corazón de cada uno de ustedes, y ustedes están creyendo de todo corazón en Cristo. Y los que todavía no han dado testimonio público de su fe en Cristo, ahora tienen la oportunidad de hacerlo, y han estado viniendo a los Pies de Cristo, dando testimonio público de vuestra fe en Cristo.
Ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y nació la fe de Cristo en vuestro corazón. Todavía si falta alguna persona puede venir, para que quede incluida en esta oración.
Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad, y los está llamando. Cristo dijo que Él llamaría Sus ovejas, todos los hijos e hijas de Dios, es a través de Jesucristo que venimos a Dios: Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
Es a través de Jesucristo que venimos a Dios para obtener la Vida eterna. Todos queremos vivir eternamente, y ya sabemos que Cristo es el Árbol de la Vida eterna, Cristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna, por lo tanto venimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna, el tesoro más grande que una persona puede recibir.
Vamos a estar todos puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno por venir, puede venir.
Recuerde que usted está aquí porque el nombre suyo está arriba en el Cielo, en el Libro de la Vida escrito; y Dios le ha traído hasta aquí para que usted escuche la predicación del Evangelio de Cristo y nazca la fe de Cristo en su alma, y dé testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador.
Si falta alguna persona todavía puede venir a los Pies de Cristo. También los que estén en otras naciones escuchando, pueden venir también a los Pies de Cristo. Los que estén a través de internet y del satélite, puede también venir a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de algunos segundos.
Vamos a orar, vamos a levantar nuestras manos al Cielo, a Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos (los que están aquí presentes y los que están en otras naciones escuchando), y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, recibiéndole como su único y suficiente Salvador. Repitan conmigo esta oración:
***Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido en mi corazón Tu fe, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Nombre, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.***
***Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y reconozco que necesito un Salvador, reconozco que Tú eres mi Salvador.***
***Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.***
***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados, Te ruego me limpies con Tu Sangre de todo pecado, y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.***
***Señor Jesucristo, Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer a la Vida eterna, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer en esta Nueva Creación de esta Nueva Raza que Tú estás creando.***
***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma; salva mi alma. Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Y todos decimos, con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.**
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Él de todo corazón, porque nació la fe de Cristo en vuestra alma, en vuestro corazón.
Y ahora, Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Luego les falta: “Ser bautizados en agua en Su Nombre.” Para lo cual algún ministro les bautizará en estos momentos. ¿No hay bautismos? ¿Pero tienen todo preparado? Para los que deseen.
Me dice aquí el Reverendo, el pastor Salomón Cunha, que tienen ropas bautismales también; tienen ropas bautismales, tienen ministros que les bautizarán, por lo tanto tienen la oportunidad de ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Bueno, dejo al Reverendo Salomón Cunha, para que continúe y les indique todo lo correspondiente a estos momentos.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad. Cuando tengamos el nuevo cuerpo nos miraremos y nos hablaremos, y ustedes me dirán: “La decisión más grande que yo hice en mi vida terrenal fue recibir a Cristo como mi único y suficiente Salvador, fue la decisión que me colocó en la Vida eterna.”
Esa es la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna. No hay decisión más grande que un ser humano pueda hacer, la decisión más grande es recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y así aseguramos nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, por eso les digo: ¡Nos continuaremos viendo por toda la eternidad!
Que Dios les bendiga y les guarde, y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el pastor Salomón Cunha para continuar.
“**UNA NUEVA CREACIÓN.”**