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title: 'El Sello Misterioso'
date: 2005-06-26
activity: 1
place:
city: Goiânia
state: Goiás
country: BR
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Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet o del satélite en Puerto Rico, en toda la América Latina y el Caribe, en Europa, en el Japón, en Norteamérica, en el África, y demás lugares.
***Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Leemos en Apocalipsis, capítulo 8, versos 1 en adelante, lo que nos dice en este pasaje:
“*Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.*
*Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas.*
*Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.*
*Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.*
*Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.”*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Para esta ocasión nuestro tema es: **“EL SELLO MISTERIOSO.”** “EL SELLO MISTERIOSO.”
Para comprender este misterio del Séptimo Sello necesitamos comprender que este es el Séptimo Sello del libro de los Siete Sellos, de Apocalipsis, capítulo 5, versos 1 al 6, donde dice:
“*Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.*
*Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?*
*Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.*
*Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.*
*Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.”*
Aquí tenemos la promesa de uno que ha vencido, el cual es el León de la Tribu de Judá, el cual es Jesucristo nuestro Salvador, el cual al morir en la Cruz del Calvario, ser sepultado y resucitar al tercer día, obtuvo la victoria y se sentó a la Diestra de Dios; y por consiguiente colocó Su Sangre de Expiación sobre el Trono de Dios, y se convirtió el Trono de Dios en un Trono de Misericordia, y se abrió la Dispensación de la Gracia, que es la brecha que hay en la mitad de la semana número setenta de la profecía de Daniel del capítulo 9 de Daniel.
Encontramos que esa brecha que hay entre la muerte de Cristo y la Segunda Venida de Cristo, es la Dispensación de la Gracia, en donde el Trono de Dios fue convertido en un Trono de Misericordia, porque allí está Jesucristo, el Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, haciendo Intercesión en el Templo Celestial de Dios, que es la Nueva Jerusalén.
La Nueva Jerusalén, la Ciudad Celestial es el Templo Celestial de Dios; y en donde está el Trono de Dios es el Lugar Santísimo, el lugar más importante de esa Ciudad; esa Ciudad, que es el Templo Celestial de Dios, es la Ciudad donde está el Nombre de Dios.
Así como Dios dijo que Él escogería una ciudad de entre las tribus de Israel, en donde Él pondría Su Nombre. Y esa fue la Ciudad de Jerusalén; y por eso allí estaba el templo que construyó el rey Salomón.
Y allí estaba también el Trono de Dios de ese Templo terrenal. Ahí estaba el propiciatorio sobre el arca del pacto, donde estaba Dios en medio de los dos querubines de oro, porque Dios estaba reflejando en la Tierra lo que hay en el Cielo. Dios estaba reflejando en la Tierra Su Ciudad, la Nueva Jerusalén, la Ciudad Celestial, que es el Templo Celestial de Dios.
Y ahora, es en el Templo Celestial, en esa Ciudad Celestial, donde está el Trono de Dios, porque Dios colocó Su Trono en el Cielo, en esa Ciudad, que es el Templo Celestial de Dios. Y por consiguiente ahí está Dios sentado sobre Su Trono, conforme a Apocalipsis, capítulo 5, verso 1:
“*Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.”*
Y ahora, en la Diestra de Dios está un Libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con Siete Sellos. Por lo tanto, este es un Libro Celestial, es el Libro de la Vida del Cordero, es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, es el Libro de la Redención, es el Libro que contiene los nombres de todos los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, ese Libro tan importante contiene todo el Programa Divino, y por consiguiente es un Libro que está cerrado en el Cielo, pero que será abierto en cierto tiempo cuando Cristo, el Cordero de Dios termine Su Obra de Intercesión en el Cielo; como Sumo Sacerdote Él está en esa Ciudad Celestial haciendo Intercesión.
Cristo dijo que Él se sentaría a la Diestra de Dios. Por lo tanto, Él está en el Cielo en esa Ciudad Celestial.
Vean ustedes, en San Mateo, capítulo 26, dice Cristo, verso 63 al 64, dice (esto fue cuando estaba siendo interrogado por el sumo sacerdote, cuando lo estaban juzgando allá en el concilio del sanedrín, en donde lo condenarían a muerte). Dice:
“*Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.*
*Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”*
Aquí Jesucristo está diciendo que Él va a sentarse a la Diestra de Dios en el Cielo. Él sabía que eso ya estaba profetizado, por lo tanto tenía que cumplirse en Él, porque Él era el Mesías prometido en quien se estaban cumpliendo todas las promesas mesiánicas para aquel tiempo.
Vean también en San Marcos, capítulo 14, verso 61 al 62, donde dice:
“*Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?*
*Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”*
Aquí podemos ver que Jesucristo se identificó como el Cristo, como el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Por lo tanto, en la pregunta que le hace el Sumo Sacerdote a Jesús, al preguntarle si Él era el Hijo del Dios viviente, el Cristo, da testimonio de que ellos creían que el Hijo de Dios vendría a la Tierra; y por consiguiente ellos creerían que el Hijo de Dios sería el Mesías prometido.
Por lo tanto, el Mesías prometido para el pueblo hebreo conforme a la religión hebrea, el Mesías que ellos esperaban era el Hijo de Dios.
Y ahora, Jesús se identifica como el Hijo de Dios. Por lo tanto, Jesús cumpliría cada promesa correspondiente a la Primera Venida del Mesías.
Y ahora, en la Primera Venida del Mesías Él tenía que poner Su Vida en Expiación por el pecado del ser humano; y eso fue lo que Él hizo en la Cruz del Calvario, para luego de morir, ser sepultado, y al tercer día resucitar, subir al Cielo, ascender al Cielo, a la Jerusalén Celestial, a la Ciudad del Dios vivo, a la Ciudad de Melquisedec, la Ciudad Celestial, y colocar en el Lugar Santísimo sobre el Trono de Dios Su Sangre, para así poder interceder por cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que lo recibiría como Su único y suficiente Salvador en el tiempo que aparecería en la Tierra cada persona.
Encontramos que en una ocasión un hombre de Dios llamado “Esteban,” el cual estaba dando testimonio de Cristo a todos aquellos líderes religiosos y demás personas; cuando ya está llegando al final de su mensaje, al final del testimonio que él está dando, dice la Escritura en el capítulo 7 del libro de los Hechos, verso 54 al 60:
“*Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.”*
No toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo estará contento, estas personas estaban furiosas. Dice:
“*Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.”*
Cristo había dicho que Él se sentaría a la Diestra de Dios en el Cielo. Y ahí encontramos a Esteban viéndolo sentado a la Diestra de Dios.
“*Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.”*
Dice antes de eso:
“*He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.”*
Por lo tanto, aquí hay un testimonio vivo de uno de los creyentes en Cristo que vio a Jesucristo a la Diestra de Dios.
Por lo tanto, Esteban murió como un mártir, feliz, sabiendo que nuestro amado Señor Jesucristo está en el Cielo como Sumo Sacerdote a la Diestra de Dios, haciendo Intercesión por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador.
Por lo tanto, en el Cielo, en la Ciudad de nuestro Dios, que es el Templo Celestial de Dios y del Orden de Melquisedec, Jesucristo es el Sumo Sacerdote. Ya no se está haciendo Intercesión ni en el tabernáculo que construyó el Profeta Moisés ni en el templo que construyó el rey Salomón; ya ningún sumo sacerdote terrenal del Orden de Aarón puede hacer intercesión con la sangre del macho cabrío de la expiación, pues ya no hay templo, ni tampoco el tabernáculo que construyó Moisés.
Pero gracias a Dios que el Templo Celestial está en función, y tiene al Sumo Sacerdote, el Señor Jesucristo, conforme al Orden de Melquisedec como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión en el Cielo, en la Ciudad de nuestro Dios, que es el Templo Celestial de Dios.
Por lo tanto, hay Misericordia de Dios para el ser humano, y es extendida desde el Trono Celestial de Dios, para que toda persona pueda obtener la salvación y Vida eterna, y tener seguro su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Y ahora, siendo que es en el Cielo donde está todo el Programa de Dios llevándose a cabo, y luego ha reflejado en la Tierra en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo Espiritual de Jesucristo, el cual Él está construyendo; para este tiempo final todo lo que corresponde el Lugar Santísimo del Templo Celestial, estará siendo reflejado y materializado en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, todo lo que estará sucediendo en este tiempo en el Cielo, se estará reflejando, se estará manifestando en la Iglesia del Señor Jesucristo.
En el Cielo el Séptimo Sello es abierto luego que Cristo se haya levantado del Trono del Padre y haya, por consiguiente, terminando Su labor de Intercesor, de Sumo Sacerdote; y entonces se convertirá en el León de la Tribu de Judá, en Rey de reyes y Señor de señores, y entonces tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, y lo abrirá en el Cielo; y abrirá hasta el último de los Sellos, o sea, abrirá hasta el Séptimo Sello.
Y con la apertura del Séptimo Sello, lo cual estará señalando que ya Cristo habrá salido del Trono de Intercesión, y ya no habrá Sangre en el Trono de Intercesión, y ya Cristo estará como el León de la Tribu de Judá, como lo vio el Anciano, del cual le habló a Juan el Apóstol.
Juan el Apóstol conocía a Jesucristo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, como lo había anunciado Juan el Bautista, cuando lo vio y dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Durante las siete etapas de la Iglesia Cristo ha estado como Cordero y como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión en el Cielo.
Pero viene una etapa en una nueva dispensación, la Dispensación del Reino, donde Cristo estará como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Por lo tanto, muy pronto Cristo va a completar Su Iglesia, y va a levantarse del Trono del Padre, va a tomar ese Libro de los Siete Sellos y lo va a abrir en el Cielo, y luego lo va a traer a la Tierra. Recuerden que es en el Cielo, en la Ciudad de nuestro Dios, que es la Jerusalén Celestial, donde todo esto estará sucediendo.
Por lo tanto, luego de suceder en el Cielo será manifestado en la Tierra, será traído a la Tierra ese Libro de los Siete Sellos, que es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, es el Título de Propiedad de la Vida eterna y de todas las cosas eternas.
Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo10, lo traerá en Su Mano y lo entregará a un hombre para que se lo coma, y para que profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas; y así el ministerio profético del Día Postrero, de la Dispensación del Reino, que es la Séptima Dispensación, estará ese ministerio en el hombre, en el Profeta dispensacional que se comerá ese Librito abierto que Cristo le entregará para que se lo coma.
Y con la Venida de Cristo, el Ángel Fuerte, entregándole el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos al último Profeta dispensacional, vendrá la restauración de todas las cosas, vendrá la restauración de los hijos e hijas de Dios a la Vida eterna física, los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos glorificados, nosotros los que vivimos seremos transformados, y entonces todos seremos inmortales físicamente; y habrá una manifestación plena del poder de Dios en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y esa manifestación se extenderá al Cristianismo completo, se extenderá también al mundo entero, y se extenderá al pueblo hebreo, el cual verá esa manifestación plena del poder de Dios, y dirá: “Esto es lo que nosotros estamos esperando.” Esta manifestación será para la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, para los que se van a ir con Cristo en el arrebatamiento de la Iglesia, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero también esta manifestación de Dios será para las vírgenes insensatas que no tenían aceite en sus lámparas, pero van a ser impactadas por este avivamiento divino, por esta bendición divina, para que puedan resistir durante la gran tribulación (lo cual será lo que Cristo dijo en esa parábola), las tinieblas de afuera, donde serán echadas las vírgenes insensatas, y donde será el lloro y el crujir de dientes.
También los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu pasarán por la gran tribulación, y morirán como mártires durante la gran tribulación; pero resucitarán al final de la gran tribulación, para estar en el Reino Milenial de Cristo.
Las vírgenes insensatas no estarán en el Reino Milenial, sino que resucitarán después del Reino Milenial.
Ahora, encontramos que son las vírgenes prudentes las que tendrán la bendición de ser resucitados en cuerpos glorificados, y los vivos en Cristo ser transformados para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, antes que comience la gran tribulación, antes que comience la segunda parte de la semana número setenta de la profecía de Daniel. Esa semana es la semana del juicio divino sobre la raza humana.
Por eso después de la muerte de Cristo se detuvo esa semana, porque Cristo llevó los pecados del ser humano en la Cruz del Calvario; y por consiguiente Dios no podía destruir la raza humana, se detuvo esa semana número setenta a la mitad; y por consiguiente quedan tres años y medio de la semana número setenta, para Dios continuar tratando con el pueblo hebreo.
La Dispensación de la Gracia terminará pronto, y comenzará por consiguiente la semana número setenta, los tres años y medio que faltan de ser cumplidos, que son tres años y medio de etapa Mesiánica donde Cristo, el Mesías, se revelará al pueblo hebreo.
Por lo tanto, durante esa parte de la semana número setenta, Israel será purificado bajo los juicios divinos, la Tierra será purificada, las vírgenes insensatas serán purificadas; y así por el estilo toda la Tierra pasará por esa etapa de purificación, para luego la Tierra estar lista para el Reino Milenial de Cristo.
Y también los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos estar listos para estar en el Reino Milenial de Cristo. Las vírgenes prudentes no pasarán por la gran tribulación, porque ellas fueron purificadas por medio del Sacrificio de Cristo, la Sangre de Cristo que nos ha limpiado de todo pecado, y el Espíritu Santo que nos ha santificado.
Por lo tanto, no tendrá que pasar el grupo de las vírgenes prudentes por la gran tribulación; ellas tienen aceite en sus lámparas, o sea, tienen el Espíritu Santo, obtuvieron el Espíritu Santo y por consiguiente obtuvieron el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, ya Cristo pagó por nosotros en la Cruz del Calvario, pagó por nuestros pecados muriendo por nosotros en la Cruz del Calvario. Siendo que la Iglesia de Jesucristo estaba en Cristo, por consiguiente cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, la Iglesia del Señor Jesucristo estaba muriendo también, porque la Iglesia es parte del Señor Jesucristo.
Y ahora, podemos ver que es en el Cielo que se está llevando a cabo todo el Programa Divino, el cual luego es reflejado en la Tierra, en la Iglesia del Señor Jesucristo, y se materializa en la Iglesia del Señor Jesucristo. Todo esto lo entenderemos más ampliamente a medida que va pasando el tiempo; y cuando tengamos el cuerpo nuevo, glorificado, entonces lo comprenderemos plenamente.
Ahora estamos viviendo al final, en los últimos años de la Dispensación de la Gracia; y por consiguiente estamos viviendo en los últimos años de la Iglesia del Señor Jesucristo en cuerpos físicos mortales, pero pronto vamos a recibir el cuerpo físico glorificado. Yo voy a recibir un cuerpo físico glorificado. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Esto será cuando Jesucristo tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, ese Título de Propiedad es el Libro de los Siete Sellos que está en la Diestra de Dios.
Por lo tanto, todo esto será cuando Cristo complete Su Iglesia, entonces tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo. Para ese tiempo abrirá también el Séptimo Sello.
El Séptimo Sello es la Venida del Señor, por consiguiente Él reflejará ese Sello en Su Iglesia, y le abrirá el misterio de ese Sello a Su Iglesia, le abrirá el misterio de Su Segunda Venida, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Por lo tanto, estamos a la expectativa de la revelación plena del misterio del Séptimo Sello. El misterio del Séptimo Sello es el misterio más grande, el misterio del cual Cristo habló y dijo que ni los Ángeles sabían, ni el Hijo del Hombre, dijo también.
Por lo tanto, este es el misterio más grande de los Cielos; y ese misterio será abierto en el Cielo en la Ciudad de nuestro Dios, que es el Templo de Dios Celestial; y lo abrirá en el Cielo Jesucristo nuestro Salvador, el cual tomará ese Libro sellado con Siete Sellos y lo abrirá en el Cielo.
Las cosas contenidas en ese Libro de los Siete Sellos han estado cumpliéndose a través de las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y todavía hay cosas que no se han cumplido.
Por ejemplo, el llamado de los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que están dentro del Sexto Sello, y que también tienen que ver con el Quinto Sello, donde aparecen...
Ahora, recuerden que bajo esos Sellos han estado sucediendo muchas cosas en este planeta Tierra.
Por ejemplo, en el Quinto Sello encontramos un grupo de personas, de almas que piden venganza. Dicen (capítulo 6, verso 9 al 11 del Apocalipsis):
“*Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.*
*Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”*
Por cuanto piden venganza, estos son los hebreos que han muerto en las persecuciones pasadas, en donde murieron como mártires bajo las persecuciones de Hitler, Stalin, Mussolini, y demás persecuciones, por las cuales han pasado, en donde han matado millones de hebreos.
Pero ellos por cuanto han sido creyentes en la Palabra de Dios y murieron por el testimonio que ellos tenían de ser hebreos creyentes en la Ley de Dios, en los mandamientos divinos, ellos no se perderán. Ellos, ahí dice la Escritura que son almas, las almas de los que habían sido muertos. Luego le es dicho:
“*Y se les dieron vestiduras blancas* (o sea, que recibieron un cuerpo espiritual; por lo tanto, esas almas fueron vestidas de cuerpos espirituales, y también por consiguiente tienen una vestidura correspondiente a esa dimensión para el cuerpo espiritual)*, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.”*
Esto nos habla de una apretura, de una persecución que vendrá para el pueblo hebreo, en donde morirán, como murieron los que fueron martirizados por Hitler, Mussolini, Stalin, y demás perseguidores de los hebreos.
Por lo tanto, vendrá una apretura y persecución para el pueblo hebreo. El anticristo con sus ejércitos de diferentes naciones va a perseguir y a matar miles de hebreos; y también las vírgenes insensatas serán perseguidas y matadas como mártires en la gran tribulación.
Para los escogidos que serán transformados y llevados con Cristo solamente una apretura, y en medio de esa apretura vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
En esos días de esa apretura Cristo completará Su Iglesia, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo; resucitará a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y jóvenes, y a nosotros los que vivimos nos transformará.
Y ya la apretura no llegará a ser una cosa tan grande que nos afecte tanto. Sino que esa apretura lo que hará, será que nos unirá más en el Amor Divino, en el Amor de Cristo; y nos afirmará más en el Evangelio de Jesucristo, nos agarraremos más de Cristo, el Ángel del Pacto.
Así como cuando Jacob supo que su hermano Esaú venía con un grupo de 450 personas armadas, Jacob cuando se encontró con el Ángel de Jehová durante la noche (conforme al capítulo 32, versos 24 al 32 del Génesis), luchó con el Ángel de Jehová, lo agarró y no lo soltó.
El Ángel le dijo: “Suéltame, tengo que irme.”
Y Jacob le dijo: “No te soltaré, hasta que me bendigas.”
Tanto la Iglesia del Señor Jesucristo como el pueblo hebreo, se agarrarán del Ángel enviado para el Día Postrero, se agarrarán de Cristo, el Ángel del Pacto en Su manifestación final. Y no lo soltarán, hasta que reciban la bendición de la transformación de sus cuerpos, los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo; y luego ciento cuarenta y cuatro mil hebreos se agarrarán bien del Ángel, y no lo soltarán, hasta que reciban la bendición de ser llamados todos y sellados con el Sello del Dios vivo.
Así Israel, Jacob, se agarrará del Ángel de Jesucristo en Su manifestación final. Todo esto está establecido para suceder en este tiempo final. Todo esto está en el Programa Divino para nuestro tiempo.
Por lo tanto, hay gran bendición, grande bendición prometida por Dios para Su Iglesia y para el pueblo hebreo; y aún para las vírgenes insensatas, aunque tendrán que pasar por la gran tribulación, pero darán sus vidas por Cristo en la gran tribulación, serán confirmadas en la fe en la manifestación que Cristo tendrá en medio de Su Iglesia, lo cual será la Tercera Etapa en su plena manifestación.
Y para ese tiempo es que estará la apretura sobre la Iglesia del Señor Jesucristo, y también alcanzará a las vírgenes insensatas que no tenían el Espíritu Santo, que no tenían aceite en sus lámparas, y por consiguiente no habían nacido de nuevo, y por consiguiente no se pueden ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, porque no pueden ser transformadas; porque solamente serán transformados los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que son las vírgenes prudentes.
Ahora, podemos ver que hay un Programa Divino grande, hermoso para este tiempo final para la Iglesia del Señor Jesucristo, el cual se estará cumpliendo en el Cristianismo, y pasará luego al pueblo hebreo.
Por lo tanto, todo esto está bajo el misterio del Séptimo Sello que fue abierto en el Cielo en esta visión que Juan tuvo, pero que todavía no se ha cumplido esta parte en el Cielo. Todavía el Séptimo Sello no está abierto en el Cielo, porque el Título de Propiedad todavía está en la Diestra de Dios; por consiguiente estamos en una etapa muy importante.
Recuerden que estos sellos se han estado cumpliendo de etapa en etapa, pero en el Libro y el Libro todavía está cerrado, sellado en el Cielo. Pero ha estado haciendo historia el contenido de ese Libro, a través de las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, estemos bien agarrados de Cristo, el Ángel del Pacto, y no lo soltemos, hasta que obtengamos la bendición de la transformación de nuestro cuerpo. Agarrados de Cristo sin soltarlo nunca, podemos decir: “Yo seré transformado, porque estoy agarrado de Cristo, el Ángel del Pacto.”
“**EL SELLO MISTERIOSO.”**
El Sello misterioso es el Séptimo Sello. Los demás Sellos son misteriosos, pero el Sello misterioso que causó silencio en el Cielo como por media hora, es el Séptimo Sello.
Por lo tanto, estemos bien agarrados de Cristo, el Ángel del Pacto, porque algo está sucediendo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en medio del Cristianismo, y también ya algo se está moviendo en medio del pueblo hebreo. Y de un momento a otro Cristo completará Su Iglesia, y entonces tomará el Título de Propiedad en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo, y resucitará a los muertos creyentes en Él, y a nosotros nos transformará.
Mientras esperamos que Cristo se levante del Trono del Padre y tome el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, continuaremos evangelizando, para que llegue el Evangelio de Cristo a todos aquellos que tiene que llegar, para que sean recogidos en la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahí estén seguros en el Redil del Señor. Y así Cristo complete Su Iglesia.
Muchas personas que han escuchado a través de los diferentes siglos el Evangelio de Cristo en donde se ha predicado las bendiciones de Cristo, la salvación y Vida eterna, y también se ha predicado el juicio divino que va a venir sobre la raza humana.
Quizás algunos han pensado: “Ya han transcurrido dos mil años que han estado predicando acerca de los juicios divinos y no ha venido.”
Algunas personas dicen: “Tanto tiempo y no ha venido.”
Pero puede decir: “Gracias a Dios que no ha venido todavía.” Porque cuando venga el juicio divino ya no habrá oportunidad de salvación, ya será la gran tribulación.
¿Por qué no ha venido el juicio divino? Porque Dios no puede traer el juicio divino a la Tierra sin haber completado Su Iglesia.
Por lo tanto, la paciencia de Dios ha sido por las ovejas del Padre que han sido dadas a Cristo para que las llame y las junte en Su Redil, en Su Iglesia. Y hasta que Él complete Su Iglesia, el juicio divino de la gran tribulación puede venir sobre la raza humana; pero cuando complete Su Iglesia, entonces vendrá el juicio divino de la gran tribulación. Pero gracias a Dios que no ha venido todavía, eso nos da tiempo y oportunidad para evangelizar con el Evangelio de Cristo y ver las almas venir a los Pies de Cristo para obtener salvación y Vida eterna.
“**EL SELLO MISTERIOSO.”**
Ése es el Séptimo Sello de Apocalipsis, capítulo 8, verso 1. Y ese Sello, el misterio que contiene es el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces, será la Voz que abrirá ese misterio, será la Voz que nos estará hablando y revelándonos ese misterio divino.
“EL MISTERIO DEL SELLO MISTERIOSO.” Ése ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Es importante que antes que sea abierto ese misterio, ese Sello en el Cielo, cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esté dentro del Cuerpo Místico de Cristo, haya entrado al Reino de Dios.
¿Cuántos ya han entrado? Si falta alguno por entrar al Reino de Cristo, puede entrar en estos momentos, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, pidiendo perdón a Cristo por sus pecados, Cristo le perdonará y con Su Sangre le limpiará de todo pecado, será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y producirá en usted el nuevo nacimiento, y así usted nacerá a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así usted entrará al Redil del Señor, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al Reino de Cristo puede hacerlo en estos momentos, puede pasar al frente y yo oraré por usted en estos momentos para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.
Pueden continuar viniendo para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Jesucristo tiene mucho pueblo aquí en la ciudad de Goiânia, Goiás, República de Brasil; y en todo el Brasil, y los está llamando en este tiempo final.
“Si oyes hoy Su Voz, no endurezcáis vuestro corazón,” dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7. Él te está llamando para colocarte en Su Redil, en Su Reino, en Su Iglesia. Es el llamado de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en este tiempo final.
Los niños de diez años en adelante también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Los que se encuentran también en otras naciones escuchando el Evangelio de Cristo, pueden también continuar viniendo a los Pies de Jesucristo nuestro Salvador, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Cristo está llamando Sus ovejas, las cuales el Padre le dio para que las llame y les dé la Vida eterna. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Dice Cristo en San Lucas, capítulo 19, verso 10.
Por lo tanto, Él vino a buscarme a mí y a salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Todavía pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en esta ocasión los que están aquí presentes, y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Vamos a estar puestos en pie para orar.
Si falta alguna persona puede venir, Cristo le ha llamado y usted sabe que Cristo le llamó directamente *acá* en su alma. *Acá* usted sintió el llamado de Cristo. Por lo tanto, usted tiene el libre albedrío para creer y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.
La decisión más grande que una persona hace en su vida es una sola, y esa decisión le coloca en la Vida eterna, le coloca en el Reino de Dios, esa decisión es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. No hay otra decisión más grande que esa. Esa es la decisión que nos coloca en la Vida eterna con Jesucristo nuestro Salvador.
Sin Cristo el ser humano está perdido, con Cristo el ser humano está seguro en el Reino de Dios para vivir eternamente con Cristo.
Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Ninguna otra persona nos puede asegurar nuestro futuro eterno, solamente hay UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Él es el único que tiene el seguro de la Vida eterna, para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también.
Venimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna. Él tiene la exclusividad de la Vida eterna.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, aquí en Goiânia, República del Brasil; y también por los que han venido a los Pies de Cristo en las demás naciones.
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones. Todos con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, y con nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración.
***Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que soy pecador; y vengo a Ti creyendo en Ti, luego de haber escuchado la predicación de Tu Evangelio. Creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Y doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.***
***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado. Y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.***
***Señor Jesucristo, en Tus Manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Te lo ruego, Señor Jesucristo. En Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén.***
Y todos con nuestras Manos levantadas al Cielo a Cristo, decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.**
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo. Él dijo:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”*
Ustedes han creído en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.
Por lo tanto, Cristo les ha recibido en Su Reino.
Y ahora, ustedes me dirán: “Cristo dijo: El que creyere, y fuere bautizado, será salvo. Todavía me falta ser bautizado en agua. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos.
Para lo cual pregunto al Reverendo Salomón Cunha si hay agua: Hay agua, hay bautisterio. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay personas que les ayudarán? También hay personas que les ayudarán. ¿Hay también personas, ministros, que les bautizarán? Hay ministros también que les bautizarán.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.***
***Y a vuestros familiares Jesucristo les traiga a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.***
Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: **“EL SELLO MISTERIOSO,”** dándoles testimonio del Séptimo Sello.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Y nos continuaremos viendo en estos cuerpos, y luego cuando tengamos el nuevo cuerpo nos continuaremos viendo por toda la eternidad.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos.
Dejo con ustedes al Reverendo Salomón Cunha para continuar.
Dios les continúe bendiciendo a todos.
“**EL SELLO MISTERIOSO.”**