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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Libro de Dios | 2005-05-01 | 1 | Córdoba | AR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes aquí en Córdoba, República de Argentina, y también los que están en otras naciones a través de internet o del satélite, o de algún otro medio de comunicación.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra hoy las Escrituras, y nos permita entender, comprender Su Programa correspondiente a este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Para esta ocasión leemos en el libro del Apocalipsis (el último libro de la Biblia), en el capítulo 5 (capítulo 5 del Apocalipsis). Este es el libro que está en símbolos y contiene todo el Programa que Dios llevaría a cabo. Capítulo 5 del Apocalipsis, verso 1 en adelante, dice:
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL LIBRO DE DIOS.”
Este libro que Dios tiene en Su Diestra, Dios sentado en Su Trono, en Su Diestra tiene un Libro escrito por dentro y por fuera sellado con Siete Sellos, es un Libro misterioso del cual dice ahí el libro del Apocalipsis, que cuando llegó el tiempo para que alguien tomara ese Libro y lo abriera, no se halló a ninguno digno en el Cielo ni en la Tierra ni debajo de la Tierra para tomar ese Libro y abrir los Sellos, ni siquiera para mirarlo o leer lo que estaba ahí escrito.
¿Qué libro tan misterioso, qué libro es este? Es el Título de Propiedad de toda la Creación, es el Título de Propiedad de la Vida eterna, es el libro donde están escritos los nombres de todos los escogidos de Dios que fueron escritos en ese Libro desde antes de la fundación del mundo.
Ése es el Libro de la Vida del Cordero, es el Libro donde está mi nombre escrito y el nombre ¿de quién más? De cada uno de ustedes también. Por lo tanto, ése es el Título de Propiedad de la Vida eterna, y lo tiene Dios en Su mano.
Cuando Dios colocó a Adán en este planeta Tierra, le dio el Título de Propiedad, pero Adán y Eva al pecar perdieron la Vida eterna y perdieron por consiguiente el Título de Propiedad, el Título de Propiedad, este Libro regresó a la Diestra de Dios.
Para tener Vida eterna física se requiere el Título de Propiedad, por lo tanto, en ese Título de Propiedad están todos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios que serían manifestados en este planeta Tierra.
Cuando Adán y Eva pecaron, perdieron la bendición y el privilegio de traer a existencia hijos e hijas de Dios con Vida eterna, o sea, perdieron la bendición y privilegio de traer a existencia con Vida eterna a todos esos que tienen sus nombres escritos en ese Libro, el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro sellado con Siete Sellos en la Diestra de Dios.
Y ahora, encontramos que el ser humano ha estado sin Vida eterna, porque perdió el derecho a la Vida eterna al pecar contra Dios y perdió el Título de Propiedad (lo perdió Adán).
Pero ahora el Segundo Adán, que es Jesucristo, encontramos que es el Cordero de Dios, el cual toma ese Título de Propiedad y lo abre en el Cielo.
Jesucristo en una ocasión allá en San Juan, capítulo 10 nos habló de Sí mismo como el Buen Pastor, y nos dijo: “Yo Soy el Buen Pastor.”
Ahora, veamos aquí lo que Cristo nos dice... vamos a ver, capítulo 10, verso 14, Cristo dice:
“Yo soy el buen pastor (no cualquier pastor sino el Buen Pastor)...
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no estaban allá en medio del pueblo hebreo, están entre los gentiles); aquéllas también debo traer (o sea, que las va a buscar y las va a colocar en Su Redil, en Su Reino, en Su Iglesia), y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
Y ahora, van a oír la Voz de Cristo, el Buen Pastor ¿cómo? A través de la predicación del Evangelio de Cristo, las ovejas estarán escuchando la Voz de Cristo el Buen Pastor, y Cristo estará en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo todos los días hasta el fin del mundo.
Y Cristo en Espíritu Santo es el que llama y junta Sus ovejas, pero usa seres humanos a través de los cuales se manifiesta.
Usó a San Pedro allá en el tiempo de los Apóstoles, el Día de Pentecostés lo usó y llamó y juntó como tres mil personas en el primer mensaje que San Pedro predicó lleno del Espíritu Santo, y luego continuó predicando en diferentes ocasiones y lo encontramos (al Espíritu Santo) en Pedro llamando y juntando Sus ovejas en Su Redil, en Su Iglesia.
Y así encontramos cómo el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo obró a través de San Pedro, luego también obró a través de San Pablo entre los gentiles llamando y juntando Sus ovejas de entre los gentiles, y luego siguió usando, enviando y usando diferentes Mensajeros que Él ha enviado en diferentes tiempos a través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y esto ha estado aconteciendo por estos dos mil años que han transcurrido y todavía continúa ocurriendo.
Eso es Cristo en Espíritu Santo por medio de seres humanos, de Mensajeros que Él envía llamando y juntando Sus ovejas, esas ovejas están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es este Libro de Dios que está a la Diestra de Dios.
Cristo conoce los nombres de todas esas personas escritas en ese Libro que está sellado con Siete Sellos. Vean aquí en San Juan, continuamos aquí leyendo, dice:
“...y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y las ovejas de ese Rebaño son todos los creyentes en Cristo que lo reciben como su único y suficiente Salvador, porque escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, escuchan la Voz de Cristo y nace la Fe de Cristo acá en su alma, y creen en Cristo, creen en Su Primera Venida y creen en la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados.
Y por consiguiente dan testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su Salvador, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentidos de sus pecados y Cristo los perdona y con Su Sangre los limpia de todo pecado, y los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en esas personas el nuevo nacimiento, nacen a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo; y esas personas pues tienen desde antes de la fundación del mundo sus nombres escritos en este Libro de Dios, en este Libro sellado con Siete Sellos.
Y cuando ellos reciben a Cristo como Salvador, ahora encontramos que el nombre que está escrito ahí es el nombre de esas personas como personas nacidas del Cielo.
Como personas nacidas de esta Tierra, pues tenemos el nombre en nuestro acta de nacimiento y ahí está el nombre que nos pusieron aquí en la Tierra, pero el nombre que Dios nos dio desde antes de la fundación del mundo está escrito en el Libro de la Vida del Cordero, que es este Libro sellado con Siete Sellos.
Así como nuestros padres (muchos de los padres), antes de tener niños, aun antes de casarse, dicen: “Quiero tener dos o tres niños, y también una niñita.” Y dicen: “Ya tengo el nombre para mis niñitos y tengo el nombre para mi niñita también.”
Y si los seres humanos hacen eso, cuánto más Dios. Dios desde antes de la fundación del mundo escribió en el Libro de la Vida del Cordero, en ese Libro sellado con Siete Sellos, escribió los nombres de todos los hijos e hijas que iba a tener.
Por lo tanto, están seguras esas personas en Dios, esas son las ovejas del Padre de las cuales Cristo dice en San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna;”
¿Qué nos da Cristo cuando lo recibimos como Salvador? Vida eterna.
“...y no perecerán jamás (o sea, que vivirán eternamente, no van a perecer jamás, no van a dejar de existir, van a existir eternamente), ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.”
Y ahora, nadie puede arrebatar estas ovejas de la mano del Padre Celestial, y le han sido dadas a Cristo para que les dé la Vida eterna. Estas personas están escritas en este Libro de Dios, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por eso Cristo en una ocasión dijo en San Lucas, cuando Sus discípulos habían regresado gozosos y maravillados de que los espíritus inmundos se sujetaban a ellos en el Nombre del Señor, y vean, dice la Escritura en el capítulo 10 de San Lucas, versos 17 al 20:
“Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.”
¿Ve? En los Cielos está escrito el nombre de cada persona que creería en Cristo.
Ahora, está el Libro de la Vida y está el Libro de la Vida del Cordero, el mismo Libro, pero tiene dos secciones. La sección del Libro de la Vida del Cordero es la sección de los escogidos de Dios desde antes de la fundación del mundo, esas son las ovejas del Padre que han sido dadas a Cristo para que les dé Vida eterna.
Y en la otra sección, la sección llamada el Libro de la Vida, o esa sección de la cual dice que la persona puede ser borrada, esa sección es la sección del registro del nombre de la persona, del nombre terrenal de la persona; esa persona puede ser borrada de ese Libro de la Vida.
Y miren las consecuencias que hay para las personas que sean borradas, porque luego no aparecerán en el Libro de la Vida, y tampoco pertenecen a la sección del Libro de la Vida del Cordero, o sea, tampoco pertenecen a los escogidos de Dios.
Aquí en Apocalipsis, capítulo 20, capítulo 20 del Apocalipsis, vamos a leer, porque ahí tenemos más información bíblica del Libro de la Vida. Vamos a comenzar en el verso 7, dice:
“Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,
y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada (o sea, rodearon la ciudad de Jerusalén, eso es después del Reino Milenial o al final del Reino Milenial), y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.”
Así como descendió fuego del Cielo y destruyó a Sodoma y Gomorra, y así como Elías, el Profeta mandó a descender fuego y quemó a todos aquellos soldados, aquel grupo de soldados, cincuenta soldados con su capitán en diferentes ocasiones, así también descenderá fuego del Cielo, y destruirá, quemará a los ejércitos del diablo. Y vean lo que sigue diciendo:
“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”
Y sigue diciendo:
“Y vi un gran trono blanco (esto es ya el juicio final) y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos,”
¿Ven? Todo lo que nosotros hacemos en la Tierra queda registrado en el Cielo, en los libros de registro de todas las acciones que tienen los seres humanos, por lo tanto la vida de cada ser humano queda registrada en el Cielo. Sigue diciendo:
“...y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida (aquí aparece el Libro de la Vida); y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.”
¿Ven? Todo lo que el ser humano hace aquí en la Tierra queda registrado en el Cielo en los Libros celestiales.
Y ahora, este Libro, el Libro de la Vida, ya no se refiere al Libro de la Vida del Cordero sino se refiere al Libro de la vida de los seres humanos, la vida terrenal de los seres humanos, y ahí está el nombre de cada persona, el nombre que tiene cada persona que recibió, cada persona aquí en la Tierra está también registrado en el Cielo, en el Libro de la Vida; y Dios le pedirá cuenta a cada persona por las cosas que estarán escritas ahí en el Libro de la Vida con relación a la vida que vivió la persona aquí en la Tierra.
Pero en la sección del Libro de la Vida del Cordero están escritos los nombres de los escogidos de Dios, y la Sangre de Jesucristo nos ha limpiado de todo pecado y hemos pasado de esa sección del Libro de la Vida, de la vida terrenal y del nombre terrenal, al Libro de la Vida del Cordero donde están nuestros nombres escritos desde antes de la fundación del mundo.
Por lo tanto, para los escogidos de Dios, Dios obrará y los premiará de acuerdo a lo que está escrito en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora continuamos leyendo, dice:
“Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
El que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida, fue lanzado al lago de fuego; esas personas o muchas de ellas tuvieron sus nombres escritos en el Libro de la Vida, pero fueron borrados por alguna causa, y principalmente porque se levantaron en contra de los hijos de Dios en el tiempo que vivieron esas personas.
Encontramos en diferentes lugares de la Escritura, por ejemplo, aquí en el capítulo 3, del Apocalipsis, verso 5 al 6, dice:
“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida (ahora, y dice), y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Y ahora, aquí tenemos para las personas que están escritas en la sección del Libro de la Vida, donde están escritos todos con relación a su nacimiento aquí en la Tierra, encontramos que Cristo confiesa a esa persona delante del Padre Celestial, esa persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador; y luego pasa del Libro de la Vida, de esa sección que puede ser borrada la persona pasa a la sección del Libro de la Vida del Cordero donde tiene su nombre escrito desde antes de la fundación del mundo.
La sección del Libro de la Vida del Cordero corresponde a la parte de la Vida eterna, por lo tanto, tiene que ver el nombre que está ahí escrito con el nombre eterno que tendrá la persona en el Reino de Cristo, el cual fue escogido por Dios y dado por Dios desde antes de la fundación del mundo.
Dios nos conoció desde antes de la fundación del mundo y escribió nuestros nombres allí. Estamos elegidos por Dios para vivir eternamente; estamos ordenados y predestinados por Dios para ser limpiados con la Sangre de Cristo y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener la Vida eterna.
Ahora, podemos ver en este pasaje que hemos leído:
“El que no se halló escrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
El lago de fuego es la segunda muerte, donde las personas dejarán de existir, serán quemados en alma, espíritu y cuerpo, y dejarán de existir.
Esas personas, vean ustedes, fueron borradas del Libro de la Vida; y otros nunca habían sido escritos en el Libro de la Vida.
Por lo tanto, encontramos que hay tres clases de personas: los que nunca han sido escritos en el Libro de la Vida.
Vean aquí en el capítulo 13 del Apocalipsis, vamos a leer ahí lo que nos dice en el verso 8 (esto es los que adoraron a la bestia). Dice:
“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”
Y ahora, todos los que no están escritos en el Libro de la Vida del Cordero adoraron a la bestia. En el capítulo 17 también, verso 8 del Apocalipsis, nos dice:
“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.”
Aquí nos muestra que hay millones de seres humanos sobre el planeta Tierra en las diferentes etapas de la historia de la raza humana que no han tenido sus nombres escritos en Libro de la Vida. Y por consiguiente esas son las personas que se maravillarán de la bestia y adorarán a la bestia; también están las personas que tienen sus nombres escritos en esa sección, en el Libro de la Vida, pero que sus nombres son borrados porque han perseguido a la Iglesia del Señor Jesucristo, y también han perseguido al pueblo hebreo, pero sobre todo a la Iglesia del Señor Jesucristo.
De esas personas, encontramos que Judas es el que los representa, pues Judas cuando vendió a Cristo, a su Maestro, perdió el derecho a permanecer en el Libro de la Vida. Recuerden que Cristo les había dicho: “Mas gozaos, alegraos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo.”
Pero las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en la sección del Libro de la Vida, pueden ser borrados de esa sección; pero el que lo tiene escrito en el Libro de la Vida del Cordero no puede ser borrado, ése es un escogido de Dios escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Por lo tanto, hemos visto tres clases de personas que tienen relación ahí con este misterio del Nombre: unos no tienen el nombre escrito en la sección del Libro de la Vida; otros tienen el nombre escrito en la sección del Libro de la Vida, pero no lo tienen escrito en la sección Libro de la Vida del Cordero; porque la sección del Libro de la Vida del Cordero es exclusivamente para los escogidos de Dios.
Y otro grupo que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero, esos son los que a través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo vendrían a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; esos son los que nacerían de nuevo, nacerían del Agua y del Espíritu y entrarían al Reino de Dios.
Por lo tanto, el Libro de Dios, el Libro de los Siete Sellos, el Libro sellado con Siete Sellos, el Libro de la Vida del Cordero es el Título de Propiedad de la Vida eterna, es el Título de Propiedad de toda la Creación, y Dios lo entrega en Apocalipsis, capítulo 5 al Segundo Adán que es Jesucristo.
Vean, el primer Adán lo tuvo, pero lo perdió, perdió el derecho a continuar teniéndolo, porque pecó ante Dios. Pero ahora el Segundo Adán es el que tiene derecho a ese Título de Propiedad, y Él es el que ha estado realizando una Nueva Creación, lo cual es una Nueva Raza con Vida eterna, una Nueva Raza que ha nacido del Agua y del Espíritu y ha entrado al Reino de Dios, y por consiguiente ha entrado a la Vida eterna.
Ya cada creyente en Cristo nacido de nuevo tiene Vida eterna acá en su alma, ha recibido una transformación interior y ha obtenido el Espíritu de Cristo, y ha obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión. Ya tiene la imagen de Dios, que es el cuerpo angelical; porque la imagen de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto.
Y cada creyente al obtener la imagen de Dios obtiene un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical de Jesucristo, y luego así como Cristo tiene un cuerpo físico glorificado, cada creyente en Cristo va a recibir un cuerpo físico glorificado y eterno y joven para vivir eternamente con Cristo en Su Reino; esa es la etapa que Cristo estará realizando en este tiempo final.
Y así ya Él ha traído hijos e hijas de Dios con Vida eterna en Su Reino eterno, está esa Nueva Creación en su fase espiritual, y pronto se manifestará la fase física, que será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y glorificados, y la transformación de nosotros los que vivimos en donde obtendremos un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y joven para toda la eternidad, como el cuerpo físico glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Todo esto es porque nuestro nombre está escrito ¿dónde? En el Libro de Dios, en el Libro de la Vida del Cordero.
Ahora, hemos visto porqué es que se predica el Evangelio de Cristo y no todas las personas creen y no todas las personas reciben a Cristo. Pero hemos visto también que hay un grupo de personas que nace la Fe de Cristo, escuchan y nace la Fe de Cristo en su alma, creen en Cristo, creen en la Primera Venida de Cristo, creen en la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por sus pecados y dan testimonio público de su fe en Cristo recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, ¿por qué? Porque su nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y Cristo les ha llamado, vean, Cristo fue el que dijo:
“Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”
Vean aquí en el capítulo 10, verso 1 en adelante de San Juan, dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.”
¿Cómo puede ser que el Buen Pastor llama por nombre a Sus ovejas? Porque el nombre de cada una de esas ovejas está escrito en el Cielo desde antes de la fundación del mundo en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de Dios, el Libro sellado con Siete Sellos.
Y Él tiene que redimir hasta la última persona que tiene su nombre escrito ahí en el Libro de los Siete Sellos, el Libro de la Vida del Cordero; hasta que Cristo haya redimido hasta el último escogido escrito allí, no puede salir del Trono de Intercesión en el Cielo, no puede terminar Su labor de Intercesión como Sumo Sacerdote, porque no se pueden perder ni una de las ovejas del Padre que le fueron dadas a Cristo para que les de la salvación y Vida eterna.
Por consiguiente, continúa la predicación del Evangelio de Cristo hasta que Cristo haya llamado y juntado hasta la última oveja que el Padre le dio para que le dé Vida eterna, y para que la coloque en Su Redil. Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Tan simple como eso. Es un asunto de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y por consiguiente escuchar la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo hablándonos por medio del Evangelio de Cristo, y llamando y juntando Sus ovejas.
Él ha estado llamando y juntando Sus ovejas durante estos dos mil años que han transcurrido, y todavía continúa llamando y juntando las últimas ovejas que faltan por ser colocadas en el Redil del Señor.
Y si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón. Si todavía no has venido a los Pies de Cristo, Él te está llamando, por lo tanto “Despiertate tú que duermes, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo.” Despiértate a la realidad y a la Vida eterna, y levántate de entre los muertos. De entre los muertos, ¿cómo va la persona a levantarse? Es de entre los muertos que han muerto a la Vida eterna; desde que Adán pecó la raza humana murió a la Vida eterna y solamente le quedó vida temporal.
Pero ahora, de entre la raza que ha muerto a la Vida eterna, de entre la raza humana, se levantan los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, a los cuales Cristo llama por su nombre; y se levantan, se levantan a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
“Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7. Y nos dice en Efesios, capítulo 5, verso 14:
“Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.”
Por lo tanto, estamos aquí en la Tierra por un y para un propósito divino: que despertemos a la realidad del propósito divino por el cual estamos en esta Tierra, y seamos rociados con la Sangre de Jesucristo.
Vean aquí en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice:
“...elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer (para obedecer ¿qué? El Evangelio de Cristo) y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”
Para eso es que hemos sido elegidos por Dios: para obedecer el Evangelio de Cristo y recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y ser bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros pecados, y recibir Su Espíritu Santo, y así estar rociados con la Sangre de Cristo y estar limpios de todo pecado, y entrar al Reino de Dios.
Es que usted tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, en el Libro de Dios. Por eso Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”
Y aquellas personas que no querían seguir a Cristo, que no querían creen en Cristo, Cristo les dijo porqué ellos no podían creer en Él. Y aunque esas son palabras duras, pero si es la verdad, entonces aunque sean palabras duras es la verdad, no se puede hacer nada con relación a esa verdad, solamente creer que es así como Cristo dice.
Vean aquí en San Juan, capítulo 10, versos 22 en adelante, dice:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Y ahora vean, hay ovejas que no son del Rebaño del Señor y hay ovejas que sí son del Rebaño del Señor, las cuales Dios le ha dado a Cristo para que les dé Vida eterna y las coloque en Su Rebaño, en Su Redil, en Su Iglesia.
¿Y cómo se conocen las ovejas? Porque toda persona quiere ser una oveja del Señor; y eso está muy bueno, pero lamentablemente no todas las personas son ovejas del Señor.
Vean, aquí podemos ver porqué le hicieron la guerra a Jesucristo, ¿por qué? Cristo dice: “porque ustedes no son de mis ovejas,” dijo a aquellos que estaban en contra de Él.
Ahora vean aquí en el capítulo 7, vamos a ver, capítulo 8 de San Juan, verso 47, dice Cristo:
“El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.”
Aquellos que no querían oír la Voz de Dios a través de Cristo, Cristo les dice: “Ustedes no pueden oír, porque no son de Dios; mis ovejas, o sea, el que es de Dios la Palabra de Dios oye.”
Cada hijo de Dios, cada persona de Dios se identifica porque oye la Palabra de Dios y cree en Cristo como su único y suficiente Salvador.
Cristo dijo también en San Juan, capítulo 10, verso 27:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”
Aquí nos muestra Cristo que Sus ovejas oyen Su Voz. Si Cristo subió al Cielo dos mil años atrás, ¿cómo van a escuchar la Voz de Cristo? Es que Cristo está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia y ha estado hablándole a Su Iglesia y hablándole a la humanidad, a través de San Pedro, de San Pablo y demás Mensajeros que Él ha enviado a la Tierra, y para este tiempo final Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 4, con esa Voz de Trompeta:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
¿Y cómo nos va a hablar Cristo y cómo nos va a dar a conocer todas estas cosas que van a suceder en este tiempo final? ¿Dónde estará la Voz de Cristo? ¿Cómo la estaremos escuchando? En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 está la respuesta:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora, la Voz de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estará ¿dónde? En el Ángel del Señor Jesucristo, será Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y estará llamando y juntando Sus últimas ovejas que estarán viviendo en este tiempo final.
Y luego que haya completado Su Iglesia, Cristo luego llamará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.
Por lo tanto, estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en que Cristo por medio de Su Espíritu Santo está llamando y juntando las últimas ovejas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, las está llamando y juntando ¿dónde? En Su Redil, en Su Iglesia.
Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón; si estás aquí presente o estás en alguno de los países que están a través de internet o del satélite, y estás escuchando, Cristo te trajo para escuchar, porque tu nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida.
Por lo tanto, tú eres una oveja de Dios, y Cristo vino para buscarte y darte la Vida eterna, si oyes hoy Su Voz (la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en la predicación del Evangelio de Cristo,) no endurezcas tu corazón, Él vino para darte Vida eterna, y tú vienes a Él para recibir de Él la Vida eterna: para eso es que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y para así asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, toda persona escrita en el Libro de la Vida del Cordero, en el Libro de los Siete Sellos, escuchará la Voz de Cristo en el tiempo que le toque vivir.
Ya en estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá, millones de seres humanos han escuchado la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en la predicación del Evangelio de Cristo, y han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, han sido perdonados y limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, han sido bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en esas personas el nuevo nacimiento, han nacido a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo, han sido colocados en el Redil del Señor, en el Rebaño del Señor, y pueden decir: “Jesucristo es mi Pastor.”
Y ahora, Cristo está por medio de Su Espíritu Santo llamando y juntando a Sus últimos escogidos que viven en este planeta Tierra.
Ya yo he escuchado la Voz de Cristo y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador, pues nació la Fe de Cristo acá en mi alma, y Él me ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, luego que fui bautizado en agua en Su Nombre y ha producido en mí el nuevo nacimiento, he nacido a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo, ya tengo Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo y mientras escuchó la predicación del Evangelio de Cristo nació la Fe de Cristo acá en su alma, puede dar testimonio público de su fe en Cristo, pues ya nació la Fe de Cristo en su alma. “Porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”[Romanos 10:10]
Por lo tanto, pueden dar testimonio público de su fe en Cristo para la salvación de su alma. Cristo le recibirá en Su Reino, le perdonará y con Su Sangre le limpiará de todo pecado y será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en usted el nuevo nacimiento, y así usted nacerá a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así usted tendrá asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Puede venir a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo y yo oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.
Puede venir a los Pies de Cristo para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo por cada uno de ustedes, los que vendrán a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo. Ustedes que no lo habían hecho antes lo pueden hacer ahora, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Ustedes están aquí presentes porque el nombre de ustedes está escrito en el Libro de Dios, y por eso Dios por medio de Su Espíritu les ha traído para estar en esta actividad, ustedes que están aquí presentes en Córdoba, Argentina y ustedes que están a través de internet en otras naciones.
Los que están en otras naciones pueden también venir a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren al Reino de Dios, así nazcan a la Vida eterna.
Pueden continuar viniendo los que faltan por venir.
Algunas veces hay personas tímidas y les da vergüenza pasar al frente para recibir a Cristo, pero para recibir la Vida eterna a través de Cristo no podemos avergonzarnos de Cristo, no podemos ser tímidos y no podemos avergonzarnos de Cristo, Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí y de mis palabras, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre y delante de Sus Ángeles.”
Por lo tanto, no nos podemos avergonzar de Cristo, queremos vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, para lo cual damos testimonio público de nuestra fe en Cristo recibiéndole como nuestro único y suficiente Salvador.
Todavía vienen más personas que como ustedes quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de Dios.
Algunas veces pensamos y decimos acá en nuestra alma: “¿Quiénes serán los escogidos?” Y después cuando recibimos a Cristo nos damos cuenta que nosotros éramos los escogidos porque escuchamos Su Voz y recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Es que esa inquietud siempre ha estado en nuestra alma, es porque nuestro nombre está escrito en el Libro de Dios, en el Libro de la Vida del Cordero.
Algunas veces también hemos pensado: “Bueno, nací en la Tierra, crecí, ya soy grande, pero ya se me está acabando la vida.” Algunos cuando tienen ya 70 u 80 años, dicen: “Y ahora después de esta vida que he vivido, ¿qué hay después de esta vida?”
Para los escogidos ir al Paraíso si mueren físicamente, si permanecen vivos hasta que Cristo complete Su Iglesia y resuciten los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados, pues la transformación de nuestros cuerpos, por lo tanto, es Vida eterna lo que hay para cada creyente en Cristo.
El que no tiene a Cristo no tiene esta esperanza, no espera vivir eternamente con Cristo en Su Reino, porque no lo recibió como su único y suficiente Salvador.
Por lo tanto, el futuro de esas personas es muy triste, dice que todo aquel que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego, que es la segunda muerte, y ahí dejará de existir.
Pero los creyentes en Cristo están escritos en el Cielo. en el Libro de la Vida del Cordero y vivirán eternamente, existirán eternamente en el Reino de Cristo; han obtenido el perdón de sus pecados a través de Cristo, han sido limpiados de todo pecado con la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en esas personas el nuevo nacimiento, han nacido a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno; por lo tanto, ya han asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Y así la angustia existencial desapareció, el que no tiene a Cristo tiene esa angustia existencial y cuando está algunas veces en su cama meditando, dice: “Bueno, y si no amanezco vivo, ¿a dónde iré? ¿Dónde me encontraré después?” ¿Ven? Y se preocupan, porque no saben hacia dónde van después que muera físicamente.
Pero el que tiene a Cristo, dice: “Si no amanezco vivo en este cuerpo físico, pues amanezco allá en el Paraíso donde están los Apóstoles y donde están todos los escogidos de Dios; por lo tanto, no tengo ninguna preocupación.”
Así que, la angustia existencial se va del alma de la persona cuando la persona recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, ya la persona sabe que tiene Vida eterna, que Cristo le ha dado la Vida eterna.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta todavía alguna persona puede venir a los Pies de Cristo, de los que están aquí presentes y los que están también a través de otras naciones en comunicación a través del internet o del satélite.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también; y ya de diez años en adelante los niños tienen conciencia del bien y del mal.
Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos.
Los que están en otras naciones también vamos estar preparados para que queden incluidos en esta oración. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo. Vamos a ir delante de la presencia de Cristo, vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar, los que están en otras naciones que han recibido a Cristo también.
Señor Jesucristo, vengo a Ti en estos momentos reconociendo que soy un pecador y necesito un Salvador.
Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y ha nacido Tu Fe en mi corazón. Creo en Ti de todo corazón, creo que Tú eres el único y suficiente Salvador que has venido al mundo para morir en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.
Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y que necesito un Salvador, y doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego, y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.
Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y todos con nuestras manos levantas al Cielo a Cristo, decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Ha sido predicado el Evangelio de Cristo, y Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”
Ustedes han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en Cristo de todo corazón. Cristo dijo:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo;”
Y ustedes me dirán: “Todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Pregunto aquí al ministro si hay agua: Hay agua. ¿Hay bautisterio? ¿Hay ministros que les bautizarán en agua? También hay ministros que les bautizarán. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. ¿Y vestidores de ropas, un lugar dónde cambiarse de ropas, y colocarse las ropas bautismales. ¿Y hay personas también que les cuidarán las ropas? Hay personas que también cuidarán de vuestras ropas, y hay personas que les ayudarán para venir también hasta el bautisterio.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos mismos momentos los que están aquí en Córdoba, República de Argentina y los que están en otras naciones conectados con esta trasmisión a través de internet o del satélite.
Allá también donde ustedes se encuentren en otras naciones, hay bautisterios, hay también ropas bautismales, hay ministros que les bautizarán y lugar dónde también cambiarse de ropas.
Y que Jesucristo, el Ángel del Pacto, les bautice con Espíritu Santo y Fuego a todos ustedes que están aquí presentes y los que están en otras naciones, y produzca Cristo en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Y Cristo también traiga a sus familiares a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL LIBRO DE DIOS.”
Ahora, hemos visto que nuestros nombres están escritos en el Cielo, en el Libro de Dios, el Libro de la Vida del Cordero, y por esa causa es que ustedes han escuchado el Evangelio de Cristo y han creído en Cristo de todo corazón y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.
Ha sido una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión.
Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejaré aquí al ministro, Reverendo Mario Gabriel Véliz, para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y para los que están en otras naciones dejo al ministro encargado para que continúe y les indique hacia dónde caminar (los que están en otras naciones) para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros aquí el Reverendo Mario Gabriel Véliz para continuar, y en las demás naciones el ministro encargado.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL LIBRO DE DIOS.”