obsidian/es/conferencias/2005/04/spa-2005-04-30-1-la_mies_de...

38 KiB
Raw Blame History

title date activity place city state country duration public youtube rm translations files
La mies de Dios 2005-04-30 1 Córdoba AR 01:04:12 false true

Muy buenas noches, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Leemos en San Mateo, capítulo 9, versos 35 al 38 las palabras aquí contenidas, donde dice:

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LA MIES DE DIOS.”

La mies de Dios, la hacienda de Dios, llena de sembradío de trigo, puede ser también de otro producto; pero aquí, veamos, la mies de Dios, el trigo de Dios sembrado, la siembra del trigo; también tenemos la siembra en la viña. Cuando Cristo señala Su viña, es una viña, pues ¿de qué? De vides, por lo tanto, cuando Él dice: “Yo Soy la Vid verdadera, mi Padre es el Labrador;” y también dice: “Vosotros sois los pámpanos.”

Los pámpanos son esa rama donde lleva el fruto, ahí es donde va el fruto. “Y todo pámpano que en mí no lleva fruto...” ¿Ven? El pámpano es el que lleva fruto, esa rama no sé cómo le llaman acá; en Brasil le llaman gallo [galho]; pero nosotros gallo le llamamos al esposo de la gallina. Pero así es, cada país tiene su forma de conocer las cosas.

Ahora, las ramas encontramos que son los creyentes en Cristo que llevan el fruto del Espíritu.

Pero ahora la Iglesia del Señor Jesucristo, siendo que Cristo es la Vid verdadera y de Cristo surge, de ese Tronco surge Su Iglesia, ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Cuerpo Místico de Cristo, hay diferentes ramas.

Tenemos la rama allá en el tiempo de los Apóstoles, del tiempo de San Pablo, del tiempo de Ireneo, del tiempo de Wesley, del tiempo de Martín, del tiempo de Colombo, del tiempo de Lutero, del tiempo de Wesley, del tiempo del Reverendo William Branham.

Pero para el Día Postrero dice el Reverendo William Branham que surgirá una rama directamente del tronco; para ser directamente del tronco, siendo que la vida está en el centro del árbol, tiene que surgir entonces en la parte alta, que es la parte por donde va, donde llega la vida en el árbol, vean, va directamente a la parte alta, a la copa del árbol, ahí es donde va toda la sabia del árbol.

Aunque tiene muchas ramas, pero la parte más importante es la parte alta; y ahí es donde el fruto madura, es la parte donde el sol le da directamente, y eso corresponde a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la edad donde el fruto madurará y en donde el fruto será cosechado.

Ahora, encontramos que Cristo hablándonos acerca de la mies, muestra que la mies también son los seres humanos en el Reino de Dios; y los seres humanos están tipificados - por ejemplo, en la parábola del trigo y de la cizaña, están representados en el trigo, los hijos e hijas de Dios; y los hijos del maligno están tipificados en la cizaña.

Cristo habló de hijos de Dios e hijos del malo, hijos del diablo; por lo tanto, si Él habló así, dijo estas cosas, así es, hay hijos de Dios y hay hijos del diablo.

Ahora, en la mies de Dios, en la siembra o finca de Dios en el campo, de siembra o sembrado de Dios, encontramos que Cristo dijo que mucha es la mies y pocos los obreros, dice: “Rogad al Padre o al dueño de la mies, rogad pues al Señor de la mies, que envíe obreros a Su mies.”

Y ahora, a la finca de Dios donde está la siembra de Dios, de hijos e hijas de Dios, Cristo dice que roguemos para que Dios envíe obreros, o sea, envíe obreros a Su mies, porque los que hay son pocos.

Vean, Cristo tenía doce Apóstoles y setenta más obreros ahí en la Obra, que son ¿cuánto? Ochenta y dos obreros. Y ahora, cuando eran multitudes de miles de personas Él ve que hacen falta más obreros.

Y ahora, encontramos que es una bendición y privilegio grande estar en esa Viña del Señor trabajando con toda esa mies de multitud o multitudes de seres humanos.

En San Mateo, capítulo 21, versos 31 en adelante, y el capítulo 20 también; vamos a ver lo que nos dice aquí en el capítulo 20... vamos a leer primero, versos 1 al 16, dice:

Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.”

Y aquí, la hacienda aquí, la finca aquí, es una finca sembrada de vides:

Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;

y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,

diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.”

Aquí nos muestra que Cristo llama y coloca en Su Viña obreros para trabajar en Su Viña. Su Viña es Su Iglesia; antes del Nuevo Testamento Su Viña era el pueblo hebreo.

En el capítulo 21 de San Mateo, versos 33 al 46 (de San Mateo), dice:

Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.

Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.

Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.

Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

La piedra que desecharon los edificadores,

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? (¿Ahí tiene un signo de pregunta, Miguel? Sí, ahí termina la pregunta).

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.”

Y ahora, “el Reino de Dios (dijo Cristo) será quitado de vosotros.” Por lo tanto, sería quitado de la nación hebrea; de la nación hebrea como nación, sería quitado el Reino de Dios. No estaría ya más controlado por el sistema levítico, el sistema sacerdotal y el sistema político de Israel, sino que sería dado a otro pueblo, sería quitado del Israel terrenal y sería dado al Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, los obreros no estarían en el Israel terrenal, sino en el Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y ahí estaría el Reino de Dios y por consiguiente todos los obreros del Reino y todos los hijos del Reino: el trigo. Los hijos del Reino ¿dónde estarían? En la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Y dónde estarían los obreros que estarían trabajando con el trigo, con los hijos e hijas de Dios? En la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, es un obrero bienaventurado el que trabaja en la Obra del Señor Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es la que produce los frutos del Reino de Dios, produce los hijos e hijas de Dios; es a través de la Iglesia del Señor Jesucristo que Cristo, el Ángel del Pacto, se reproduce en hijos e hijas de Dios, pues Cristo dijo en una ocasión en San Juan, capítulo 12, verso 24:

Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

Por lo tanto, ahora Cristo por medio de Su Iglesia se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios, Cristo por medio de Su Iglesia trae el fruto del Reino de Dios, que son hijos e hijas de Dios.

Y ahora, todos los que trabajan en esa labor de la Iglesia del Señor Jesucristo, están trabajando en la Viña del Señor, en la Viña del Señor como la Viña de la cual Cristo es la Vid verdadera; y trabajan en la Hacienda del Señor Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el campo de trigo también, el campo que tiene el trigo en el cual representa los hijos e hijas de Dios.

Por lo tanto, trabajamos en la Hacienda del Señor Jesucristo, en el Reino de Dios, trabajamos con trigo y trabajamos con vides también de uvas, y todo esto corresponde al Reino de Dios y representa hijos e hijas de Dios, seres humanos.

Cristo es la Vid verdadera, y también Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra y produce los frutos del Reino de Dios, que son hijos e hijas de Dios.

Y ahora, veamos lo que nos dice Cristo en San Juan, capítulo 4, versos 34 en adelante, dice:

Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

Y el que siega recibe salario.”

¿Ven? En la Obra de Cristo, en el Reino de Cristo, en la Viña del Señor, en la Iglesia del Señor Jesucristo, todos los obreros recibirán su recompensa, su salario, porque Cristo dijo que “el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno, conforme a sus obras.” San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28.

Y en el capítulo 17, versos 1 al 9, ahí Cristo se transfigura delante de Sus discípulos y les muestra el Orden de la Venida del Reino, nos muestra el orden de Su Segunda Venida, nos muestra el Orden de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; y allí aparecen Moisés y Elías, porque los Ángeles del Hijo del Hombre son los Dos Olivos, y son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, son los Ángeles del Hijo del Hombre.

Y ahora - por eso es que para el tiempo final Cristo dice en San Mateo, capítulo 13, verso 30, dice:

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Esto es para el tiempo de la siega.

Y ahora, en San Mateo, capítulo 3, verso 12 dice... vamos a ver (verso 10 al 12) dice Juan el Bautista predicando... capítulo 3, verso 10 al 12 de San Mateo, dice:

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

Y ahora, ¿cómo es que va a recoger su trigo en el granero? Pues aquí en el pasaje de San Mateo, capítulo 13, dice:

Pero recoged el trigo en mi granero.”

Eso es la orden a los segadores; y en San Mateo, capítulo 13, versos 37 en adelante, dice:

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino.”

Y ahora, nos muestra aquí que la buena semilla del Campo de Dios, de la Hacienda de Dios, de la Finca de Dios, la buena semilla, la buena simiente, el trigo, son los hijos del Reino; y la cizaña son los hijos del malo:

El enemigo que la sembró es el diablo.”

Y ahora, en medio del Campo de Dios, de la Hacienda de Dios, estará el trigo, y el diablo también meterá la cizaña; por lo tanto, en medio del cristianismo estará el trigo (los hijos de Dios), y estarán los hijos del maligno también:

La siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles (ahí lo tienen).

De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.”

O sea, eso es para el fin de la Dispensación de la Gracia, es para el fin de la Edad de la Gracia o Dispensación de la Gracia. Dice:

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles.”

Y ahora, aquí vean, los segadores ¿son quiénes? Los Ángeles:

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

El horno de fuego es la gran tribulación:

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”

Y aquí nos muestra que la siega es el fin del siglo; por lo tanto, para el fin del siglo, para el fin de la Dispensación de la Gracia es que Cristo llevará a cabo la cosecha, recogerá el trigo en Su Granero usando a Sus Ángeles, los Ángeles del Hijo del Hombre.

En San Mateo, capítulo 13, verso 47 al 50 también nos habla del tiempo final, y dice en esta otra parábola, en la parábola de la red, dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar , recoge de toda clase de peces.” Recuerden que Cristo dijo Sus discípulos: “Venid en pos de mí y Yo os haré pescadores de hombres.” Por lo tanto, los pescadores son los obreros, y los peces son los hijos del Reino, representados en el trigo, y representados también en los pámpanos o las ramas.

...y una vez llena las...” o sea, y la “red” es el Evangelio que se extiende a la predicación para recoger peces en el mar de pueblos, naciones y lenguas.

Es ahí en el mar de pueblos, naciones y lenguas, que el Ángel de Apocalipsis, capítulo 10 aparece.

Vamos a leer algo aquí... Dice el Reverendo William Branham, en el Mensaje: “El principio y fin de la dispensación gentil,” página 14, verso 62 y verso 63. Y también vamos a ver aquí:

Pero tú, Daniel, sella las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río.

Y dijo uno al varón vestido de lienzo...

El Espíritu Santo es el cual estaba sobre las aguas: gente y multitudes, el Espíritu Santo sobre la gente.”

Y ahora, vean lo que representa aquello que vio el Profeta Daniel. Ahora, ese Varón vestido de lienzo parado sobre las aguas del río, representa el Espíritu Santo sobre pueblos, naciones y lenguas.

Y ahora, más abajo en el Mensaje de: “Las Setenta Semanas de Daniel” o el libro de “Las Setenta Semanas de Daniel,” o Mensaje: “Instrucciones de Gabriel a Daniel,” página 15, párrafo 63, dice... predicado por el Reverendo William Branham, dice:

Como cada Sello roto en la Palabra de Dios revela al hombre, la edad en que estamos viviendo, el espíritu de la edad, la Iglesia de la edad. Revelación 10 en el final hallamos cuando el último Sello fue roto, hallamos al Ángel parado con un pie sobre la tierra y el otro sobre el mar, con sus manos levantadas al Cielo y con un arco iris sobre su cabeza, jurando por el que vive para siempre jamás que el tiempo se acabó en el último Sello, el tiempo terminó, la redención se acabó.

Ahora, es el león y el Juez. Él es un Salvador esta mañana, pero un día Él será Juez.”

Y ahora, encontramos en el libro del Apocalipsis a este Ángel con un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra, lo cual es pueblos, naciones y lenguas.

Ahora, encontramos que en Apocalipsis, capítulo 14; recuerden que Juan el Bautista dijo que el que vendría después de él les bautizaría con Espíritu Santo y Fuego, y también tendría en Su mano el aventador; y que también limpiaría su era y recogería el trigo en Su granero.

Vamos a verlo aquí recogiendo el trigo.

En Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 en adelante, dice:

Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.

Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.

Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.”

Ahí tenemos la cosecha, la siega, y eso dijo Cristo que es para el fin del siglo, Cristo en el Día Postrero realizará esa siega; pero vean, dice que envía Sus Ángeles para recoger el trigo, para colocarlo en Su Granero.

Ahora, podemos ver que es nada menos que la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles para llevar a cabo la gran cosecha en la Finca, la Hacienda de nuestro Señor Jesucristo, que es Su Iglesia y en Su Iglesia, donde Él lleva a cabo esa cosecha.

En San Juan, capítulo... luego también si continuamos encontramos que se lleva a cabo la vendimia, dice verso 17 en adelante, dice:

Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.

Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.

Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.”

Y ahora, aquí vendimió la viña de la Tierra, o sea, vendimió a la raza humana, la raza humana ahí representada en esas uvas que serán echadas en el lagar de la ira de Dios, en la gran tribulación.

Ahora, veamos San Juan, capítulo 4, verso 36 en adelante, dice:

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna.”

Porque el fruto que se recoge, que son los hijos e hijas de Dios es para Vida eterna, es un fruto para Vida eterna. La labor que se realiza es para Vida eterna de las personas que reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Y en este tiempo final la gran cosecha es para Vida eterna de todos los escogidos de Dios; para este tiempo final la mayor parte de los que son recogidos no verán muerte sino que serán transformados, son recogidos para Vida eterna.

Pero si alguna persona creyente muere, no tiene ningún problema, ya está en la Vida eterna y resucitará y entrará a la Vida eterna física también. Sigue diciendo:

Para que el que siembra goce juntamente con el que siega.”

Pablo decía: “Yo planté, Apolo regó, pero Dios es el que da el crecimiento.” Sigue diciendo aquí... también Pablo dice en Segunda de Corintios, capítulo 9, verso 6, nos dice que “el que siembra escasamente, escasamente cosechará, segará.”

El que quiera cosechar abundantemente en el Reino de Cristo, grandes galardones, tiene que sembrar, trabajar; es como el que siembra en un campo: si siembra tres granitos de maíz, no puede esperar que aparezcan mil plantas de maíz, y no puede esperar cosechar cincuenta mil o cien mil mazorcas de maíz.

¿Ven? Si sembró tres granitos de maíz, si se logra a los tres granitos va a tener tres plantas de maíz, y digamos que cada planta eche, vamos a decir: doce mazorcas, ¿diríamos? [“Dos o tres,” dice el hermano Miguel] Dos o tres, pero para no exagerar mucho, para que no se desanime el que hizo poco, el que sembró poco, póngale que cosecha treinta y seis mazorcas de maíz, con eso no le da ni para un pasaje de ida y vuelta, ¿a dónde, Miguel? Si las vende no le da.

Ahora, vean, el que siembra escasamente, escasamente va a cosechar; pero el que siembra abundantemente, abundantemente va a cosechar.

Por lo tanto, tenemos que trabajar en forma abundante, sin limitaciones, y va a ser recogido mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios para Vida eterna; y luego la recompensa será grande para nosotros.

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.

Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.”

Uno es el que siembra, y el otro es el que cosecha.

En cuanto al trigo, vean, Cristo dijo: “El que sembró la buena simiente (o sea, el que sembró el trigo) es el Hijo del Hombre.” Y luego cuando habla de la cosecha dice que enviará Sus Ángeles, ¿para qué? Para llevar a cabo la cosecha.

Pero en San Mateo, capítulo 3, verso 12 decía Juan, que el aventador está en su mano, y limpiará su era y recogerá el trigo en su granero, el que vendría después de Juan.

Y ahora, es Cristo manifestado operando los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, es el Espíritu de Cristo operando esos ministerios; por lo tanto, es Cristo bajo la manifestación de esos ministerios, llevando a cabo la gran cosecha, el recogimiento de todos los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero, para así obtener la fe de Rapto y transformación, o de transformación y Rapto para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vean aquí en... ya vimos que uno es el que siembra y otro es el que recoge, el Hijo del Hombre siembra y los Ángeles del Hijo del Hombre cosechan, a través de los cuales Cristo estará realizando esa cosecha.

Luego en el libro de “Las Edades,” dice el Reverendo William Branham, para que veamos bien qué es lo que causa el cumplimiento de esa promesa, qué es lo que hace la cosecha, cómo es que se realiza la cosecha. Dice en la página 131 y... 129 del libro de “Las Edades,” dice:

La restauración no fue eso, porque la lluvia tardía solamente puede venir después de la lluvia temprana, la cual es la lluvia de primavera, o sea la lluvia de la Enseñanza, entonces la Lluvia Tardía es la lluvia de la cosecha. ¿Cómo podía esto ser la cosa verdadera cuando todavía no había venido la lluvia de la enseñanza?”

Y ahora, la Lluvia Tardía es la lluvia ¿de qué? De la cosecha. No hay cosecha sin primero venir la Lluvia Tardía, la Lluvia Tardía de la Enseñanza del Evangelio del Reino que gira alrededor del Séptimo Sello, alrededor de la Segunda Venida de Cristo.

En la página 431 del libro de “Las Edades,” también dice:

Por medio de la lluvia de la Enseñanza o temprana, enseguida vendrá la lluvia de la cosecha, o fe para el Rapto.” Y ahora, la lluvia de la cosecha o fe para el Rapto, vean, es para este tiempo final, y uno es el que siembra y otro es el que cosecha; por lo tanto, el que viene para cosechar, los Ángeles del Hijo del Hombre vienen con la Lluvia Tardía para realizar la cosecha; y por consiguiente la Lluvia Tardía será identificada claramente en la Hacienda o Finca del Señor Jesucristo, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, nosotros hemos sido llamados, como los Apóstoles fueron llamados y cada Ángel Mensajero con su grupo fue llamado en cada una de las edades de la Iglesia, para trabajar como obreros en la Viña del Señor, en la Finca o Hacienda del Señor, en el cumplimiento de las parábolas de la viña, en donde está la Planta de la Vid, que es Cristo, la Vid verdadera, el cual se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios a través de sus ramas.

Y a través de las diferentes ramas o edades de la Iglesia, en donde Él ha colocado a cada Mensajero, ahí en cada una de esas ramas, de esas edades, Él se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios.

Y como el grano de trigo, también en la Planta de trigo que es Su Iglesia Él se reproduce en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios; y las personas que trabajan en esa Obra en el Reino de Cristo, que ha sido pasado de los hebreos, de la Iglesia hebrea bajo la ley, a la Iglesia del Señor Jesucristo bajo la Dispensación de la Gracia.

Ahí es donde los hijos del Reino aparecen, surgen, porque ahí es donde Cristo ha colocado los hijos del Reino, en Su Reino, en Su Iglesia, y ha colocado ahí los obreros que estarían trabajando en la edad que les tocaría vivir en este planeta Tierra, y trabajarían en unión al Mensajero que Dios les enviaría para ese tiempo, a través del cual Cristo en Espíritu Santo estaría manifestado dirigiendo toda Su Obra y trayendo la Palabra revelada a Su Iglesia.

Y ahora, hemos llegado al tiempo final, al tiempo más glorioso de todos los tiempos, para el cual Cristo ha prometido enviar a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, para juntar, para cosechar, para juntar a todos Sus escogidos, y colocarlos ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular.

Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, luego nos transformará y nos llevará con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, eso es lo que hará Cristo en este tiempo final.

Por lo tanto, estamos viviendo en el tiempo más grande de todos los tiempos, estamos viviendo en el tiempo en que en la mies y en medio de la mies estarán los obreros trabajando con la mies, con todos los hijos e hijas de Dios, y ahí estará la bendición de Dios.

Y los que ahí trabajan, trabajan, cosechan para Vida eterna; es una labor para Vida eterna, la labor que llevan a cabo los obreros en la Iglesia del Señor Jesucristo.

La labor, el trabajo más importante que un ser humano puede hacer en este planeta Tierra, es el trabajo de obrero en la Iglesia del Señor Jesucristo, de ministro en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque esa es una labor, ese es un ministerio que realiza una labor para Vida eterna.

Vean, los trabajos aquí seculares, los trabajos que se realizan en las diferentes naciones no son trabajos para Vida eterna; el trabajo que hace un maestro o una maestra, el trabajo que hace un senador o un diputado o un alcalde, o un gobernador, o un presidente, es un trabajo temporal pero que no es un trabajo para toda la eternidad.

Pero el trabajo que hace un obrero en la Iglesia del Señor Jesucristo, es un trabajo para toda la eternidad, es un trabajo que tiene resultados para toda la eternidad, y tiene un galardón, un salario, que lo disfrutará la persona en el Reino Milenial de Cristo y luego en toda la eternidad.

Algunas personas luchan en la Tierra por hacerse ricos, pero después que se hacen ricos y se mueren, no se pudieron llevar nada de lo que obtuvieron.

Pero el que trabaja en la Obra de Cristo como un obrero en la Obra de Jesucristo, cuando muere, su trabajo no se queda perdido, toda su labor quedó registrada en el Cielo y su trabajo continua, porque la Obra que estaba llevando a cabo continúa siendo llevada a cabo por otras personas; y por consiguiente tendrá un salario, un premio, un galardón, porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

Cristo repartirá los galardones, los premios por labores que hayamos realizado en Su Iglesia.

Vean, en las parábolas de las diez minas y también en la parábola de los talentos. En la parábola de los talentos, ¿cuántas minas eran? En la de las minas, ¿cinco eran o diez? Y en la parábola de los talentos ¿también eran diez? Cinco y después los multiplicó, quedó en diez.

Vean, el premio en los talentos: que entrara al Reino de Cristo, “Buen siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra en el gozo de Tu Señor.” Y en las minas le fue dicho: “Reina.” ¿Sobre cuántas ciudades? Sobre diez, porque le fueron dadas cinco y ganó cinco minas más, todo eso habla de dinero y por consiguiente de negocios.

Los negocios más importantes y que es para Vida eterna son los negocios en el Reino de Dios. Por eso Cristo dijo: “En los negocios de mi Padre me conviene estar;” y estar ¿cómo? Trabajando en ellos.

Y ahora vean, aquí les dice, al que tenía cinco y ganó cinco, le dice: “Reina sobre diez ciudades.” Y aquí nos está hablando del glorioso Reino Milenial de Cristo, y luego del Reino eterno. O sea, después del Reino Milenial, posiciones que van a ocupar los que han usado los talentos que Cristo les ha dado, y han trabajado con esos talentos en la Obra del Señor Jesucristo, son obreros de Cristo en Su Iglesia, Su Iglesia es Su Viña y también es el Campo de mies.

Por lo tanto, tenemos que estar como obreros responsables y trabajadores, trabajando en la Obra de Señor Jesucristo todos los días de nuestra vida.

La mies es mucha y pocos los obreros, y por consiguiente entonces tenemos más trabajo para hacer; pero el premio va a ser mayor también.

Como diríamos en, estando en una fabrica o en algún otro lugar: “El que trabaja horas extras gana más dinero que el que trabajó las ocho horas diarias normales.” Por lo tanto, nos esforzamos para hacer más de lo normal.

Siempre los trabajadores que recibirán mas recompensa, una recompensa mayor, son los que han trabajado extra, mas de lo normal. Los que se han esforzado han sido obreros esforzados en la Obra del Señor Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Siempre los que obtienen grandes victorias son personas que se han esforzado mas que los demás. El que siembra escasamente, pues escasamente va a cosechar; el que siembra abundantemente, abundantemente va a cosechar.

Así que, en la mies de Dios trabajemos de todo corazón, con amor divino, sabiendo que nuestro galardón será grande, es grande en el Cielo, porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano, Cristo recompensará a cada uno conforme a sus obras.

En Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58 es que Él dice: “Porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” Esto nos muestra que Cristo va a recompensar a cada uno según sea Su obra. Luego acá en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice:

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Esto es para los que han estado en la Mies del Señor, de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo trabajando con todos los seres humanos que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han venido a los pies de Cristo, todas las personas que han trabajado en esa labor serán recompensados por Cristo, y también los que luego trabajan para que se mantengan sirviendo a Cristo esas personas: los pastores que se mantienen alimentando a esas personas.

Eso es así para cada ministro y para cada Mensajero también; el Mensajero es el líder que tiene el Espíritu Santo, a través del cual Cristo en Espíritu Santo como líder se manifiesta y dirige el grupo de obreros de esa edad.

Ahora, podemos ver que hay grandes bendiciones, grandes galardones para mi, ¿y para quién más? para cada uno de ustedes también.

Cuando deseamos recibir un galardón grande, pensamos en el trabajo que hay para hacer, y enseguida hacemos el trabajo. Por lo tanto, no vamos a esperar que otro lo haga, sino queremos ver y saber cuál es el trabajo que hay para hacer, para hacerlo, porque el que trabaja en la Obra del Señor Jesucristo, para Vida eterna está trabajando, y eso que él hará, tendrá una recompensa en la Vida eterna.

Aunque aparentemente aquí en la Tierra no tenga una recompensa, luego cuando estemos en eternidad, ahí estará la recompensa para acompañarnos por toda la eternidad; y ahí es que queremos la recompensa nosotros: en la Vida eterna; porque acá en la Tierra si uno recibe dinero, lo gasta y ya no lo tiene eternamente, excepto si lo agarra el dinero y lo usa en la Obra, lo invierte en la Obra, y dice: “Aquí lo voy asegurar, voy a hacer tesoros (¿dónde?) en el Cielo.”

Esa es la forma también económicamente de hacer tesoros en el Cielo, cada vez que tenemos algo de dinero, invertir lo más que podamos en la Obra del Señor Jesucristo, ahí usted aseguró bien el dinero, ya ese dinero quedó asegurado, no lo vaya a sacar de nuevo.

Es como cuando ahorramos en el banco, vamos ahorrando, y llevando y llevando; pero algunos vienen y van y lo sacan y se quedó sin nada la cuenta de ahorros. No podemos hacer eso, porque se nos queda sin nada la cuenta de ahorro del banco celestial.

Haced tesoros ¿dónde? Haceos tesoros en los Cielos, ¿dónde? En el Reino de los Cielos.

Y ahora, ahí nadie nos puede robar nuestros ahorros, nuestros ahorros que hacemos ahí, nuestro tesoro que hacemos ahí en el Reino de Dios.

Por lo tanto, adelante trabajando en la obra del Señor Jesucristo, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano, Cristo recompensará a cada uno según sea su obra.

Yo deseo y sé que será así, que los que tendrán la recompensa más grande, serán los de este tiempo final de la Edad de la Piedra Angular.

Por lo tanto, adelante trabajando en la Obra del Señor Jesucristo de todo corazón, trabajando con amor divino, con amor trabajando en la Obra del Señor; no como sintiéndonos obligados, sino sintiéndonos felices y agradecidos a Cristo que nos da la oportunidad de trabajar en Su Obra.

Vean, cuando —digamos— el presidente de la nación le da la oportunidad a una persona de trabajar en su gabinete, pues la persona se siente bien agradecida; y cuánto más nosotros trabajando en el Gabinete de Cristo, en Su Reino, en Su Iglesia, estamos más que agradecidos a Cristo por la oportunidad y privilegio que nos da de trabajar como obreros en Su Reino, en Su Mies y en Su Viña.

Que Dios les bendiga grandemente a todos y les use grandemente a todos en este tiempo final en la Obra del Señor Jesucristo, en Su Iglesia, y que Cristo levante muchas congregaciones aquí en la República de la Argentina, usándoles a cada uno de ustedes; que cada uno de ustedes en el record en el Cielo tengan muchas congregaciones que hayan levantado aquí en la Argentina.

Que les bendiga y les use grandemente levantando muchas congregaciones y trabajando siempre en la obra del Señor Jesucristo; y que Cristo añada más obreros a Su Viña, y a Su Mies para que trabajen en la obra de Cristo, porque la mies es mucha y los obreros son pocos.

Cristo levantará más obreros, añadirá más obreros, enviará más obreros, pues me estaba diciendo Miguel que hacen falta más obreros.

Por lo tanto, Señor Jesucristo envía más obreros a Tu Iglesia, a Tu Obra, a Tu Mies, a Tu Viña. Dios Eterno, en el Nombre del Señor Jesucristo Te pedimos más obreros para trabajar en Tu Iglesia en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Y a nosotros úsanos al máximo en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo, nos rendimos a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo para ser instrumentos tuyos en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “LA MIES DE DIOS.”

Muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos mañana Dios mediante en la actividad de mañana, que será ¿a qué hora? A las 9:00 de la mañana acá en Córdoba, en la calle Rioja 356 de aquí de Córdoba; y luego estaremos a las 6:00 ó 7:00 de la noche en Buenos Aires, allá en la congregación de Carlos, ¿de quién?

En la congregación que pastorea el Reverendo Carlos Cabeza en San Fernando, allá en San Fernando; ya ustedes saben mejor que yo, así que ustedes me llevan a mi, los que me van a llevar.

Y oren mucho por la actividad de mañana en la mañana y la actividad de mañana en la noche, para que Cristo obre y nos hable directamente a nuestra alma, y siga trayendo a Su Iglesia las almas que faltan por venir para completar la Iglesia del Señor Jesucristo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo con nosotros nuevamente al Reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar.

Por lo que estamos viendo Cristo se prepara para algo muy grande, en estos días, posiblemente en esta década en que estamos algo grande esta preparándose, y probablemente para esta década en la cual estamos algo grande se ha de manifestar. Yo espero que sea lo más pronto posible, porque siempre deseamos las bendiciones de Dios lo más pronto posible, para que después vengan más bendiciones.

Bueno, yo estoy esperando y preparándome para lo que Él tenga. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, y Miguel también; por lo tanto, no estamos dormidos, sino despiertos a lo que Cristo pueda tener para este tiempo final.

Así que, adelante y que Dios les bendiga y les guarde a todos. Con nosotros nuestro hermano y amigo el misionero Reverendo Miguel Bermúdez Marín.

LA MIES DE DIOS.”