obsidian/es/conferencias/2005/04/spa-2005-04-12-2-una_espera...

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title: 'Una Esperanza viva'
date: 2005-04-12
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Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual buscamos en nuestras Biblias en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde nos dice San Pedro:
“*Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,*
*elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.*
*Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,*
*para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,*
*que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.*
*En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,*
*para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,*
*a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;*
*obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.”*
***Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla, y nos abra el entendimiento para comprenderla, y nos abra las Escrituras para escuchar Su Voz y comprender las Escrituras. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.***
Para esta ocasión nuestro tema será: **“UNA ESPERANZA VIVA.”** Ese es nuestro tema de esta ocasión.
Pueden tomar asiento, ustedes que están aquí presentes en Villavicencio, Meta, República de Colombia; y los que están a través de Internet en diferentes naciones de la América Latina, del Caribe, de Norteamérica, del Canadá, de Europa, del Japón, del África, y demás naciones.
Nuestro tema es: **“LA ESPERANZA VIVA.”**
A través de la Escritura encontramos que los gentiles vivían sin esperanza y sin Dios. Dice San Pedro... Vamos a ver dónde nos dice San Pedro estas verdades bíblicas, capítulo 2 de Efesios, verso 10 en adelante, dice:
“*Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.*
*Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.*
*En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.”*
Esa era la condición de los gentiles: sin esperanza y sin Dios en el mundo, ajenos a los Pactos divinos o al Pacto Divino.
“*Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.”*
Por la Sangre de Cristo ahora nosotros que estábamos sin Dios en el mundo entre los gentiles, ahora hemos sido hechos cercanos a Dios por la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario.
Y ahora, tenemos todos: hebreos y gentiles, la misma oportunidad de salvación y Vida eterna, para obtener una esperanza viva *acá* en nuestra alma, la esperanza viva de la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Cristo es nuestra esperanza, nuestra esperanza de la Vida eterna, y por consiguiente de la reconciliación con Dios para vivir eternamente.
Nos dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23:
“*Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”*
El ser humano por cuanto pecó en el Huerto del Edén, su descendencia quedó destituida de la gloria de Dios, la descendencia del ser humano: de Adán y Eva, quedó destituida de la Vida eterna; pero ahora todo esto ha sido porque el ser humano pecó en el Huerto del Edén.
Vean, aquí dice capítulo 6, versos 22 al 23 de Romanos:
“*Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”*
¿Cuál es el fin de nuestra fe? ¿Cuál es la meta de nuestra fe? La Vida eterna.
“*Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”*
Y ahora, la paga del pecado es muerte, pero ahora la dádiva de Dios es Vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Por lo tanto, toda persona que quiera vivir eternamente, viene a los Pies de Cristo, creyendo en Cristo de todo corazón, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, arrepentido de sus pecados, y pidiéndole perdón a Cristo por sus pecados; Cristo lo recibe, lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, la persona es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona obtiene la esperanza de gloria. Cristo es la esperanza de gloria, porque Cristo es la esperanza de la Vida eterna para todos nosotros.
Por eso San Pedro el Día de Pentecostés cuando predicó aquel gran mensaje, dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 36 en adelante:
“*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”*
Llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios ha hecho a Jesús **Señor** y **Cristo**, por cuanto en Jesús moró la plenitud de la Divinidad, que es: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
“*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?*
*Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.*
*Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.*
*Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.*
*Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”*
Luego el verso 47, dice que ellos estaban alabando a Dios después todos los días sucesivos. Dice:
“*Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”*
Los que han de ser salvos y han de vivir eternamente con Cristo en Su Reino, son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo; porque son las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la Fe de Cristo *acá* en el alma; porque la fe viene por el oír la Palabra, el Evangelio de Cristo. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” \[Romanos 10:10\]
Por lo tanto, esas son las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la Fe de Cristo en sus corazones, creen en Cristo y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, dando testimonio público de su fe en Cristo; y Cristo los recibe en Su Reino, los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en ellos el nuevo nacimiento; esas personas han nacido del Agua y del Espíritu y han entrado al Reino de Dios.
Toda persona que no nazca del Agua y del Espíritu, Cristo dice: “No entrará al Reino de Dios.” Y todos queremos entrar al Reino de Dios, para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, todos queremos entrar al Reino de Dios para tener una esperanza viva de la Vida eterna, para así estar seguros que hemos de vivir con Cristo en Su Reino eterno. Ninguna persona quiere perderse, toda persona quiere vivir eternamente.
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* (Nos dice San Juan, capítulo 3, verso 16).
Por lo tanto, la única esperanza de Vida eterna es nuestro amado Señor Jesucristo. No hay otra esperanza de Vida eterna; como en el caso del tiempo de Noé. En el tiempo de Noé, Dios determinó que destruiría a la raza humana. Esto está en Génesis, capítulo 6. Y vean aquí lo que nos dice capítulo 6, verso 5 al 8, dice:
“*Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.*
*Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.*
*Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.*
*Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.”*
Y luego en este mismo capítulo 6, nos dice en el verso 13:
“*Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.”*
Dios determinó el fin de la raza humana en el tiempo de Noé, pero Noé halló gracia delante de Dios, Noé tenía el sacrificio por el pecado. Desde los tiempos de Adán y Eva (luego del ser humano haber pecado contra Dios), fue establecido el sacrificio por el pecado del ser humano, y por esa causa ofrecían a Dios sacrificios de animalitos.
Y ahora, vean aquí lo que le dice Dios a Noé, en el mismo capítulo 6, verso 16 en adelante, vamos a ver... verso 14 en adelante, dice:
“*Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.*
*Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.*
*Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.*
*Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.*
*Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.”*
Luego en el capítulo 7, verso 1 en adelante dice, del Génesis:
“*Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.”*
Luego el verso 4 y 6, dice:
“*Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.*
*E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.*
*Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.”*
Ahora aquí, encontramos que en el tiempo de Noé, Dios determinó destruir la raza humana, pero Noé halló gracia delante de Dios, y por esa causa encontramos que Dios le dio la forma para Noé escapar: la construcción del arca, donde entraría Noé y su familia y se salvaría; ese era el único medio de salvación en aquel día, para aquellos que tenían el sacrificio de la expiación por sus pecados, el cual efectuaba Noé con animalitos en cada ocasión. Noé venía a ser el patriarca, el sumo sacerdote de la familia; por lo tanto, Noé halló gracia delante de Dios, porque sacrificaba ese animalito por sus pecados y los pecados de su familia.
Y ahora, Cristo en San Mateo 24, versos 34 al 39, nos dice que la Venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé, en donde comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, y no entendieron, hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Dice: “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará.” O sea, que así será el Día en que el Hijo del Hombre vendrá. Vamos a leerlo aquí tal y como lo dice. Verso 39, dice:
“*Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”*
Y ahora, la humanidad está en un tiempo como en los días de Noé, la humanidad va a pasar por una etapa llamada: la gran tribulación, donde el juicio divino va a caer sobre la raza humana, y no será un diluvio de agua sino de fuego. Está aquí mencionado en Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, donde dice:
“*Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”*
Eso es lo que está prometido para este tiempo final. Nos dice también Cristo en San Lucas, capítulo 17, versos 24 en adelante, dice:
“*Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día.*
*Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.*
*Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.*
*Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.*
*Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;*
*mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.*
*Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.”*
Y ahora, estamos viviendo en tiempos paralelos, en tiempos iguales a los tiempos de Noé y al tiempo de Lot.
Por lo tanto, estamos viviendo en el tiempo correspondiente al cumplimiento de esta promesa. Este es el tiempo en que el Hijo del Hombre se manifestará en medio de la Iglesia de Jesucristo y por consiguiente en medio de la raza humana. Y vendrá luego el tiempo de la gran tribulación que corresponde a la segunda parte de la semana número setenta de la profecía de Daniel; los cuales son tres años y medio, donde los juicios divinos van a caer sobre la raza humana, y va ser el día ardiente como un horno; ese será el día ardiente mencionado aquí en Malaquías, capítulo 4, verso 1.
Ahora, aquí también en Malaquías, capítulo 4, verso 5, dice:
“*He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.*
*El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”*
Ahora, aquí tenemos también la promesa de la venida de Elías; la promesa de la venida de Elías para el Día Postrero es la promesa de un hombre con el Espíritu y virtud de Elías; primero en medio de la Iglesia de Jesucristo, como el séptimo Mensajero de la séptima edad de la Iglesia, precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y los que quieran saber, conocer quién fue o quién es ése Elías: ese Elías ya vino y se fue, fue el Reverendo William Branham.
Y ahora, tenemos todavía la promesa de Elías viniendo por quinta vez, es el Elías que viene como uno de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, versos 3 al 14; y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.
Los dos Olivos que están delante de la presencia de Dios, los dos Olivos y los Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios, son los dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Esos Ministerios son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en este tiempo final.
Y ahora, este es el tiempo para el cumplimiento de estas profecías, y para el cumplimiento del juicio divino sobre la raza humana como en el tiempo de Noé. Pero, ¿qué fue lo que causó que Noé hallara gracia delante de Dios? Que Noé tenía el sacrificio por sus pecados y por los pecados de su familia; él efectuaba el sacrificio de animales por sus pecados.
Y ahora, ¿qué será lo que evitará que las personas sean destruidas, un grupo de personas sean destruidas por el juicio divino que vendrá sobre la raza humana? Que habrá un grupo de personas que tendrán el Sacrificio por sus pecados: el Sacrificio de Cristo realizado en la Cruz del Calvario.
Esas personas son las que han creído en Cristo como su único y suficiente Salvador, y lo han recibido dando testimonio público de su fe en Cristo, lo han recibido como su único y suficiente Salvador; y arrepentido de sus pecados, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha perdonado y con Su Sangre los ha limpiado de todo pecado, y los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en esas personas el nuevo nacimiento.
Esas personas han nacido a la Vida eterna en el Reino eterno de Cristo nuestro Salvador, esas personas han entrado al Reino de Dios, porque han nacido del Agua y del Espíritu, esas personas tienen una esperanza de Vida, de Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
La esperanza de Vida, esa Esperanza viva está en Jesucristo nuestro Salvador, que es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
Yo tengo esa esperanza viva en Cristo Jesús, esa esperanza de vivir eternamente, porque yo he recibido a Cristo como mi único y suficiente Salvador, y arrepentido de mis pecados he sido bautizado en agua en Su Nombre, pidiéndole perdón a Cristo por mis pecados; Cristo me ha perdonado y con Su Sangre me ha limpiado de todo pecado y me ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego luego de ser bautizado en agua en Su Nombre y ha producido en mí el nuevo nacimiento, he nacido del Agua y del Espíritu, he nacido en el Reino eterno de Cristo; y ahora tengo la esperanza viva en Cristo de vivir eternamente con Él en Su Reino eterno.
Y si el cuerpo físico muere, no hay ningún problema, Él me dará uno nuevo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, para vivir con Él en Su Reino por el Milenio y luego por toda la eternidad. Seré igual a Jesucristo con un cuerpo glorificado y eterno. ¿Y quién mas? Cada uno de ustedes también. ¿Quién mas quiere esa esperanza viva en Cristo, la esperanza viva de la Vida eterna a través de Cristo y en Cristo? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que no tiene esta esperanza viva en Cristo para vivir eternamente en Su Reino, puede obtener esa esperanza viva en esta noche, en esta ocasión, dando testimonio público de su fe en Cristo, pues ya ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y la Fe de Cristo ha nacido en su alma, en su corazón; por lo tanto, ya usted está creyendo en Cristo, y ahora le falta dar testimonio público de su fe en Cristo; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, y usted ha escuchado la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo.
“Y con el corazón se cree para justicia,” ya usted está creyendo en Cristo para justicia. “Y con la boca se confiesa para salvación;” ahora tiene la oportunidad, privilegio y derecho de dar testimonio público de su fe en Cristo recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. Para lo cual daré unos minutos en lo que ustedes vienen acá al frente para yo orar por ustedes, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Por lo tanto, pueden venir al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.
Todos los que todavía no han recibido a Cristo, no han dado testimonio público de su fe en Cristo, lo pueden hacer en estos momentos, ustedes que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones de la América Latina, del Caribe, de Norteamérica, de Canadá, de Europa, del África, y también del Japón y demás naciones. Pueden también en las demás naciones venir a los Pies de Cristo en estos momentos, pueden pasar al frente allá en las demás naciones, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo en esta noche como su único y suficiente Salvador.
Para que también ustedes que están en otras naciones obtengan una esperanza viva, la esperanza viva de la Vida eterna a través de nuestro amado Señor Jesucristo. Porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida eterna está ¿en quién? En Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, la esperanza de la Vida eterna está en nuestro amado Señor Jesucristo.
Para tener la esperanza viva, tenemos que ser creyentes en Cristo. El único que nos ha ofrecido la Vida eterna es nuestro amado Señor Jesucristo. Cristo dijo: “Mis ovejas oyen Mi Voz y me siguen.” Vamos a ver cómo lo dice aquí, capítulo 10... pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Los niños también de diez años en adelante, pueden venir a los Pies de Cristo.
Dice San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:
“*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,*
*y yo les doy vida eterna...”*
A las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que las llame ¿qué Él les da? Vida eterna; la Vida eterna está en Jesucristo. La persona que quiere obtener la Vida eterna para vivir eternamente, viene a los Pies de Cristo y Cristo le da la Vida eterna. Por consiguiente, creer en Cristo y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador es ¿para qué? Para que Él nos dé la Vida eterna. Por lo tanto, es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* \[San Juan 3:16\]
Para que tengamos Vida eterna es que Cristo vino a la Tierra y murió en la Cruz del Calvario por mí. ¿Y por quién mas? Por cada uno de ustedes también. San Juan, capítulo 3, verso 16:
“*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”*
Vean, aquí en San Juan, capítulo 3, verso 36, lo que dice:
“*El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”*
Todo aquel que no cree en Cristo, que rehúsa creer en Cristo, la ira de Dios está sobre él. Por lo tanto, le pasará como le pasó a los antediluvianos: será destruido por el juicio divino y no vivirá eternamente.
Veamos dónde fueron aquellos que vivieron en el tiempo de Noé y que no creyeron el Mensaje que Dios le dio al Profeta Noé. Es importante saber qué es de la vida de las personas que no son creyentes, que rehúsan creer. En Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18, dice:
“*Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios...”*
¿Cómo es que llegamos a Dios? Por medio de Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
“…*siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;*
*en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,*
*los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé.”*
Vean, aquellos que desobedecieron en los días de Noé, que no creyeron el Mensaje de Noé, que era el Mensaje de Dios para el pueblo, ¿qué les sucedió? Murieron cuando vino el diluvio y los destruyó a todos; y luego ¿a dónde fueron? Fueron al infierno, que es la quinta dimensión. Y cuando Cristo murió por nuestros pecados, siendo que Él tomó nuestros pecados y se hizo pecados por nosotros, fue a donde van todos los pecadores: al infierno; y allí le predicó a los espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé; no un Mensaje para salvación, sino de condenación.
Y ahora, toda persona que no obedece al Evangelio de Cristo, pues estamos aquí en la Tierra para obedecer la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y ser rociados con la Sangre de Cristo.
Vean, esto aquí lo dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2:
“*Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”*
Ese es el propósito de nuestra vida aquí en este planeta Tierra: ser obedientes al Evangelio de Cristo, escuchar el Evangelio de Jesucristo, creer de todo corazón, recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para ser perdonados y limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, ser rociados con la Sangre de Cristo y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y darnos así la entrada al Reino eterno, y por consiguiente darnos la Vida eterna.
Nuestra Vida está escondida en Cristo; por lo tanto, todos necesitamos a Jesucristo. Toda persona que no recurra a Jesucristo para recibirlo como su único y suficiente Salvador, no vivirá eternamente, no puede obtener la salvación y Vida eterna.
Cristo dijo en San Lucas, capítulo 19, verso 10:
“*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”*
Para eso fue que Cristo vino. Dios le dio esas ovejas, esas almas de Dios para que viniera a buscarlas aquí en la Tierra y les diera Vida eterna.
Y ahora, por eso Cristo dice: “Mis ovejas oyen Mi Voz, y Yo las conozco, y me siguen, y Yo les doy Vida eterna.” Es Vida eterna lo que Cristo le da a todas las ovejas que el Padre le dio, los cuales son los seres humanos que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, creen en Cristo y lo siguen, lo reciben como su único y suficiente Salvador, y Cristo les da Vida eterna, y así la persona obtiene LA ESPERANZA VIVA de la Vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro; por lo tanto, Jesucristo es nuestra esperanza viva de la Vida eterna.
Y ahora, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, todavía no tiene la esperanza viva de la Vida eterna en Cristo Jesús y a través de Cristo; porque Cristo es la esperanza de la Vida eterna.
Todavía pueden continuar viniendo las personas que quieren vivir eternamente y todavía no han dado testimonio público de su fe en Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento y obtengan la Vida eterna, y así tengan la esperanza viva de la Vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Usted no tiene la esperanza de Vida eterna en cualquier persona, porque nadie le puede dar a usted la Vida eterna, solamente hay UNO, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
Cristo dice en San Juan, capítulo 11, verso 25 al 26, a Marta la hermana de Lázaro, cuando fue a resucitar a Lázaro, le dijo:
“*Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.*
*Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”*
Y ahora, el que cree en Cristo, no morirá eternamente. Si muere físicamente, no está muerto para siempre; Cristo lo va a resucitar en el Día Potrero en un cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo glorificado y eterno que tiene nuestro amado Señor Jesucristo.
Vean, aquí lo dice en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, cuando dijo:
“*Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.*
*Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”*
¿Ven? El que ve y cree en Cristo, el Hijo de Dios, ¿qué obtiene? Vida eterna, tenga Vida eterna. El Plan de Dios es que toda persona obtenga la Vida eterna creyendo en Jesucristo como su único y suficiente Salvador; porque el único sacrificio por los pecados del ser humano en el Nuevo Testamento es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Noé en el Antiguo Testamento escapó del juicio divino que vino sobre la Tierra, y no murió él y su familia, ¿por qué? Porque creyó en el sacrificio que él efectuaba por sus pecados y los pecados de su familia, y aquel sacrificio representaba el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, los que escaparán del juicio divino que vendrá sobre este planeta Tierra, serán aquellos que tienen el Sacrificio de la Expiación por sus pecados: el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; esos son los creyentes en Cristo que lo han recibido como su único y suficiente Salvador, han confesado a Cristo sus pecados, pidiéndole perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo los ha perdonado y con Su Sangre los ha limpiado de todo pecado, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha producido el nuevo nacimiento en esas personas, y les ha dado Vida eterna; por lo tanto, no perecerán jamás, vivirán eternamente con Cristo en Su Reino.
Aunque su cuerpo físico muera, continúan viviendo en alma y espíritu en el Paraíso, y en el Día Postrero cuando Cristo complete Su Iglesia, entonces los resucitará en cuerpos eternos y glorificados y jóvenes para toda la eternidad. Y a nosotros los que vivimos, si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará; y entonces todos seremos inmortales con cuerpos inmortales y eternos para vivir con Cristo en Su Reino eterno, y para ir con Cristo al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero, a esa Gran Fiesta Celestial.
Y ahora, tenemos todos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, para así tener una esperanza viva *acá*, una esperanza viva en Cristo, la esperanza de la Vida eterna. Y Cristo es la esperanza de gloria, Cristo en nosotros es la esperanza de gloria, Cristo en nosotros es la esperanza de un nuevo cuerpo que vamos a tener eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, juntamente con un cuerpo angelical que Él nos da cuando nos da el nuevo nacimiento, para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, Cristo en nosotros es la esperanza de gloria, Cristo en nosotros es la esperanza viva, la esperanza de la Vida eterna.
Todavía pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir aquí en Villavicencio, Meta, República de Colombia, y también en las demás naciones que están a través de internet o del satélite en esta actividad que se está llevando a cabo aquí y que está siendo transmitida a otra naciones.
Los niños de diez años en adelante, también pueden venir a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Él dijo: “Dejad a los niños venir a Mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, porque ya tienen conocimiento del bien y del mal.
Ahora, vamos, dentro de algunos minutos o segundos, a orar por todos los que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguna persona puede venir.
Siempre sucede que luego que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, y nace la fe de Cristo en el alma de las personas y creen de todo corazón en Cristo, y les toca el momento de dar testimonio público de su fe en Cristo y vienen a los Pies de Cristo las personas, quedan algunos que no vienen porque son tímidos, aunque han escuchado y han creído de todo corazón en Cristo, pero les da timidez y vergüenza de pasar al frente, porque piensan que los van a ver viniendo a los Pies de Cristo y se avergüenzan.
Pero no nos podemos avergonzar de Cristo. Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre.” También Él dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos. Pero el que me negaré delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.”
Por lo tanto, no podemos negar a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para obtener el perdón de nuestros pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y obtener por consiguiente la Vida eterna, y obtener la esperanza viva *acá* en nuestra alma, la esperanza de la Vida eterna a través de nuestro amado Señor Jesucristo.
Por lo tanto, si hay alguno que fue tímido y no ha pasado, eche la timidez a un lado, no se avergüence de recibir a Cristo como su Salvador, levántese y diga: “Yo quiero vivir eternamente con Cristo, yo quiero tener esa esperanza de la Vida eterna *acá* en mi alma, quiero tener esa esperanza de Vida eterna, quiero tener a Cristo en mi alma.” Porque el que tiene a Cristo *acá* en su alma, en su corazón, tiene la Vida eterna, y tiene la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, levántese, pase al frente y diga: “Yo creo en Cristo de todo corazón, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.” Y Cristo lo recibirá en Su Reino y le dará la salvación y Vida eterna.
Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo aquí en Villavicencio, Meta, República de Colombia, y también los que están a través de internet o del satélite en las diferentes naciones.
Vamos a estar puestos en pie en estos momentos para orar por las personas que están viniendo en estos momentos a los Pies de Jesucristo nuestro Salvador. Todavía pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Cristo tiene lugar en Su Reino para ustedes y para los que faltan por venir. Cristo está llamando y juntando a todos Sus escogidos en Su Reino.
Unos segundos y ya oraremos por las personas que están aquí para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador. Si falta alguno todavía por venir, no endurezca su corazón. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcáis vuestro corazón.” Dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7 también.
Por lo tanto, no podemos endurecer nuestro corazón, tenemos que abrir nuestra alma, nuestro corazón para recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, dando testimonio público de nuestra fe en Cristo, para obtener la esperanza viva, la esperanza de Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Los únicos que tienen esta esperanza viva, de la Vida eterna, de vivir eternamente en el Reino de Dios con Jesucristo, son los creyentes en Cristo.
Todavía estamos esperando a que lleguen los que faltan por venir todavía, vamos a esperar uno segundos en lo que llegan, pues Cristo les ha hablado directamente a vuestras almas, y ahora les toca a ustedes responder al Llamado de Cristo: Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte la Vida eterna, y por consiguiente darte una esperanza viva, la esperanza de la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Dice Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 en adelante, que Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Su Hijo, o sea, en Jesucristo. Dice:
“*El que tiene al Hijo, tiene la vida* (o sea, la Vida eterna)*; el que no tiene al Hijo* (o sea, no tiene a Jesucristo, porque no lo ha recibido en su alma como su Salvador) *no tiene la vida* (no tiene la Vida eterna)*.”*
Y todos queremos recibir la Vida eterna, para así tener una esperanza de Vida eterna, una esperanza de Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador, porque Jesucristo es la esperanza de Vida eterna. Sin Cristo no hay esperanza de Vida eterna.
Es por medio de Jesucristo que somos reconciliados con Dios; por esa causa Cristo vino a la Tierra y murió en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que todo ser humano tenga el Sacrificio de la Expiación por sus pecados, y pueda obtener el perdón de Dios, y pueda ser reconciliado con Dios y tener una esperanza viva, la esperanza viva de la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Cristo es la esperanza viva de la Vida eterna.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía vienen más personas de camino y estamos esperando que lleguen, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de algunos segundos.
Vamos a prepararnos para orar ya por las personas que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo, dando testimonio público de su fe en Cristo.
Ya la fe de Cristo nació en el alma, en el corazón de las personas que han escuchando; por lo tanto, le toca a la persona el privilegio, bendición y oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, para obtener la salvación y Vida eterna para su alma.
Todavía vienen más personas que vienen de camino, y por eso estamos esperando que lleguen, para que queden incluidas en esta oración.
También en las demás naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo en esta noche por todas las personas que aquí en Villavicencio, Meta, Colombia, están viniendo a los Pies de Jesucristo nuestro Salvador.
Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. La única forma en que el ser humano puede obtener una esperanza viva, una esperanza de Vida eterna, es recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía veo que vienen más personas caminando. Vamos a esperar unos segundos en lo que llegan las personas que vienen de camino, para que queden incluidas en esta oración que estaré haciendo en esta oportunidad.
Cristo tiene muchas almas de Dios, muchos hijos e hijas de Dios en esta ciudad de Villavicencio, Meta, República de Colombia, y en toda Colombia también; y en esta noche se está llenando el Reino de Dios con colombianos, y es una bendición grande para toda Colombia que Dios tenga muchos hijos e hijas en la República de Colombia.
El Reino de Cristo es el que tiene grandes bendiciones, bendiciones para toda la eternidad, para toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y le da la esperanza viva de la Vida eterna.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Recuerden que Cristo les ha hablado directamente a vuestra alma y les ha llamado en esta noche.
Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía veo personas caminando, por lo tanto, vamos a dar unos segundos.
Vamos ya a orar por todos los que han venido a los Pies de Cristo aquí en Villavicencio, República de Colombia, y también por los que han venido a los Pies de Cristo en las diferentes naciones que están a través de internet o del satélite, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo.
Vamos, con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo y nuestros ojos cerrados, orar a Cristo, y repitan conmigo esta oración (nuestros ojos cerrados):
***Señor Jesucristo, vengo a Ti, habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu Fe en mi corazón y creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la expiación por mis pecados.***
***Y, Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y reconociendo que soy pecador y que necesito un Salvador, Te confieso como mi único y suficiente Salvador y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.***
***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, te lo ruego. Perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer a la Vida eterna en Tu Reino eterno, quiero vivir Contigo por toda la eternidad.***
***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego, en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Y todos con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, decimos:
**¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.**
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron en Cristo y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo. Él dijo:
“*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.*
*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”*
Ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en sus corazones y creyeron y dieron testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Lo recibí de todo corazón, pero me falta todavía ser bautizado en agua en Su Nombre, quiero ser bautizado lo más pronto posible en el Nombre del Señor Jesucristo en agua. ¿Cuándo me pueden bautizar?”
Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón: bien pueden ser bautizados en agua en estos mismos momentos, para lo cual pregunto aquí al Reverendo Howard Parra Rodríguez si hay agua, hay bautisterios: Hay un bautisterio o bautisterios aquí ambos lados con agua. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropa, colocarse las ropas bautismales, vestidores? También hay vestidores también. ¿Hay personas que les ayudarán? Hay personas también que les ayudarán. ¿Y hay también ministros que les bautizarán? También hay ministros aquí presentes que les bautizarán, los cuales están ya preparados para bautizar a todos los que han creído en Cristo, los que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” El Día de Pentecostés, todos los que creyeron fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo en ellos el nuevo nacimiento y fueron añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo y obtuvieron una esperanza viva, una esperanza viva de la Vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Esta noche ustedes tienen la bendición y privilegio de creer y de ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Por lo tanto: bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, en esta misma ocasión, ustedes que están presentes, y los que están también a través de internet o del satélite en las diferentes naciones, y han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador.
***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y les dé esta esperanza viva de la Vida eterna, a través de Cristo y en Cristo. Y a vuestros familiares, Cristo también los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo, viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.***
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de nuestro tema: **“UNA ESPERANZA VIVA.”**
Una esperanza viva, ¿en quién? En Cristo, ¿de qué? De la Vida eterna.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y nos continuaremos viendo en estos cuerpos mortales y luego en el cuerpo eterno por toda la eternidad. Pasen todos muy buenas noches.
Y que Cristo les bendiga y les guarde todos los días de vuestra vida.
Dejo nuevamente el Reverendo Howard Parra Rodríguez, para que les indique hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros, para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
Con nosotros el Reverendo Howard Parra.
“**UNA ESPERANZA VIVA.”**