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Las señales están clamando 2004-11-21 1 Lima Lima PE 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y también a todos los que están a través de Internet y a través del satélite. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo.

Para esta ocasión reciban también saludos todos de mi esposa Erica, y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

En esta ocasión estamos aquí en Lima, Perú en esta actividad, y están conectados por Internet y también por satélite Puerto Rico, Brasil, Venezuela, México, Colombia, Chile, Paraguay, Argentina, Sudáfrica, y otros Países.

Así que Dios les bendiga a todos y les guarde, y nos abra las Escrituras y nos permita entender Su Palabra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 21, versos 25 al 38, donde nos dice de la siguiente manera nuestro amado Señor Jesucristo (hablándonos acerca de las señales que serían manifestadas), dice:

Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LAS SEÑALES ESTÁN CLAMANDO.” Por lo tanto, veremos el clamor de esas señales.

A través de las profecías bíblicas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento relacionadas a este tiempo en el cual nosotros vivimos, encontramos todas las cosas que estarán sucediendo en este tiempo final.

Y para abrir estos misterios de las cosas que deben suceder en este tiempo final, en donde las señales que Cristo dio y que dieron los Profetas del Antiguo Testamento relacionadas a este tiempo final estarían clamando, para abrirnos esos misterios. Dice Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Y ahora, las cosas que sucederán después de las que ya han sucedido, durante estos dos mil años de gracia que Dios nos ha dado desde el Día de Pentecostés hacia acá, ahora las cosas que sucederán después de todas estas que ya han sucedido, ahora van a ser reveladas a los creyentes en Cristo:

Sube acá.” ¿A dónde tenemos que subir? A donde la Voz de Dios estará en este tiempo final. Cada creyente en Cristo a través de las diferentes etapas de la Iglesia ha tenido que subir a la etapa o edad, donde Cristo en Espíritu Santo está o ha estado manifestado hablando a Su Iglesia por medio del Mensajero correspondiente a cada edad, y ha ido en una forma progresiva y una forma ascendiente, va subiendo.

Y ahora, nos llama a subir más arriba: “Sube acá.” Por lo tanto el pueblo que es llamado a subir está abajo y tiene que subir arriba, tiene que subir a la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, tiene que subir a esta edad donde el Espíritu Santo ha subido para hablarle a Sus escogidos, a Su Iglesia en este tiempo final. ¿Y qué promete Él hablarle? Dice:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Por lo tanto, las cosas que han de suceder después de las Siete Edades de la Iglesia, van a ser reveladas a los escogidos de Dios que subirán más arriba. Más arriba de la Séptima Edad lo que está es la Edad de la Piedra Angular, esa es la Edad de Adopción, esa es la edad en donde Cristo en el Día Postrero en Espíritu Santo, estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Pero, ¿cómo Él nos va a dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Como siempre Él lo ha hecho, Él por medio de Sus Profeta ha dado a conocer las cosas que Él tiene que dar a conocer a Su pueblo.

Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto (¿a quién?) a sus siervos los profetas.” Dice Amós, capítulo 3, verso 7.

¿Y donde dijo Dios que estará Su Palabra? En la boca del Profeta que Dios envía, ahí es donde siempre está la Voz de Dios, la Palabra de Dios. En Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, dice:

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”

¿A quién dice Dios y a quién dice el Profeta Moisés que el pueblo está llamado a escuchar? Al Profeta que Dios levante de en medio de Su pueblo. ¿Por qué? Porque a través de ese Profeta es que Dios habla y revela Su Palabra, Su Programa para Su pueblo. Sigue diciendo:

...conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, como Moisés); y pondré mis palabras en su boca.”

¿Ven? ¿Dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del Profeta que Él levanta de en medio de Su pueblo y lo envía a Su pueblo. Es por medio siempre de un Profeta que Dios por medio de Su Espíritu Santo le habla a Su pueblo.

...y pondré mis palabras en su boca.”

¿Dónde vamos a encontrar la Palabra de Cristo, la Palabra de Dios que nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? En la boca del Profeta que Él envía.

...y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”

¿Ven? Por lo tanto cada persona tiene una responsabilidad delante de Dios, y es oír la Voz de Dios, la Palabra de Dios por medio del instrumento que Dios tenga en ese tiempo.

Por eso vean ustedes, en Zacarías, capítulo 7 nos dice lo que sucedió con las personas que no escucharon la Voz de Dios a través de los Profetas de Dios, dice Zacarías, capítulo 7, verso 11 en adelante, donde nos muestra que el pueblo hebreo no quiso escuchar la Voz de Dios a través de los Profetas, dice:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros.”

Vean, Dios por medio de Su Espíritu Santo envía Su Palabra a Su pueblo, ¿a través de quién? De los Profetas.

...vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

Por lo tanto, cualquiera que no escuche la Voz de Dios a través del Profeta que Dios tiene para el tiempo en que la persona vive, Dios le pedirá cuenta a esas personas.

Ahora, si Dios ha prometido, si Cristo ha prometido darnos a conocer las cosas que deben suceder pronto, y por eso nos dice con Voz de Trompeta en Apocalipsis, capítulo 4:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Entonces, ¿a través de quién va a estar Cristo en Espíritu Santo hablándonos todas estas cosas que han de suceder pronto? Que lo diga el mismo Cristo aquí en el libro del Apocalipsis, porque Él fue el que lo prometió, por lo tanto Él tiene que explicarnos a través de quién nos va a dar a conocer estas cosas para que no fallemos. Dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Vean, el Dios de los espíritus de los Profetas, el Dios de esos cuerpos angelicales de los Profetas ha enviado Su Ángel. Su Ángel es un Profeta. Un Ángel es un Mensajero; y este Ángel del Señor Jesucristo que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, es el enviado para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Vean, aquí está claro, dice:

Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Este es el que muestra las cosas que deben suceder pronto, el Ángel del Señor Jesucristo, porque en el Ángel del Señor Jesucristo estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y estar escuchando la Voz del Ángel del Señor Jesucristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, es estar escuchando la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta, como la trompeta sonando y revelándonos todos estos misterios de las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

También encontramos en el libro del Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 la confirmación, nuevamente Dios confirma, Cristo confirma a quién Él ha enviado, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

¿Quién es el enviado del Señor Jesucristo? El Ángel del Señor Jesucristo. Así como en el Antiguo Testamento el enviado de Dios, el Padre, de Jehová, ¿quién era? El Ángel de Jehová, y a través del Ángel de Jehová Dios le hablaba al pueblo. Y ahora, Cristo envía Su Ángel, y a través de Su Ángel le habla a Su pueblo.

Y ahora, encontramos que este Ángel del Señor Jesucristo en el tiempo de Juan el Apóstol estaba en cuerpo angelical, era un espíritu de Profeta; y un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, así como el Ángel de Jehová es un cuerpo angelical de otra dimensión (de la dimensión de los Ángeles).

Pero luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y fue llamado Jesús, y por medio de Jesús continuó hablando Dios, ¿por qué? Porque allí estaba el Ángel de Jehová dentro de ese cuerpo de carne llamado Jesús. Dios envía a Su pueblo espíritus ministradores, espíritus de Profetas para que les traigan la Palabra de Dios revelada para Su pueblo.

Ahora, la Voz del Ángel del Señor Jesucristo es la Voz de Cristo a través de Su Ángel, es la misma Voz que habló allá en el Monte Sinaí y le dio las leyes a Moisés en dos tablas de piedra, y luego le dio también las demás ordenanzas.

Esa misma Voz, que es la Voz de Dios que estaba por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, allí manifestada hablando y escribiendo los mandamientos, es la misma Voz que estuvo en Moisés y en los demás Profetas, y luego en Cristo, Jesucristo hablándole a Su pueblo.

Vean, en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3 dice San Pablo.

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”

¿Cómo habló Dios? Habló muchas veces y de muchas maneras a los padres, a los hebreos, ¿por medio de qué? Por medio de los Profetas, esa es la forma de Dios hablarle a Su pueblo. Dice:

...en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo), a quien constituyó heredero de todo.”

Por lo tanto, nadie tiene nada, todo lo tiene Jesucristo. Jesucristo es el único heredero; pero nosotros somos coherederos con Cristo:

...a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Por quién hizo Dios el Universo? Por medio de Jesucristo, Jesucristo en Su cuerpo angelical llamado el Verbo de Dios, porque:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (San Juan, capítulo 1, verso 1 al 3).

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

Luego el verso 9 y 10 dice:

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

Vean, el Verbo, aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre, el cual es Cristo, Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 12 dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida (la Luz de la Vida eterna).” Tendrá ¿qué? El Espíritu Santo.

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.”

Le rechazaron; dijeron cuando Pilato les dijo: “Ahora, ¿qué yo haré con vuestro Rey? He aquí vuestro Rey ¿qué haré con Él?” Ellos dijeron: “Nosotros no tenemos rey, sino a César.”

Ellos al único rey que reconocían como rey de ellos era al César, o sea, que ellos rechazaron al Rey de Dios, a Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, y clamaron que el rey de ellos era el César, el rey del imperio romano pagano, el rey que venía del imperio babilónico pasando por sus diferentes etapas: etapa babilónica, etapa medo-persa, etapa del imperio griego, y después la etapa del imperio romano.

Vean, a ese rey era al que ellos clamaban como su rey; por eso es que ellos van a creer en el anticristo por algún tiempo, porque el anticristo es el rey correspondiente al reino babilónico; ese reinado del imperio babilónico es del cual desciende el anticristo, el hombre de pecado.

¿O sea, que el anticristo es rey? Sí, pero rey del reino babilónico que ha estado pasando de la etapa babilónica, del reino babilónico o imperio babilónico al imperio medo-persa, y luego al imperio griego, y luego al imperio romano.

Ahora, vean aquí sigue diciendo:

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.”

Le rechazaron, por eso cuando entró a Jerusalén, preguntaron: “Y éste ¿quién es? (o sea) ¿Quién es éste?” Porque estaba entrando como rey, y ellos no creían que Jesús era el Rey de Israel.

Pero vean, no importa que ellos no creyeran que Jesús era el Rey de Israel, con todo y eso Jesús era, es y será eternamente el Rey de Israel, porque Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Pero cuando una persona está ciega, no puede ver ni siquiera su propio rey, y así sucedió con el pueblo hebreo:

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre.”

¿Quiénes son los que le han recibido? Los que creen en el Nombre del Señor Jesucristo, los que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, pues para esas personas:

...a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”

Les dio potestad ¿de qué? De ser bautizados con Espíritu Santo y Fuego y obtener el nuevo nacimiento y nacer en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios como hijos e hijas de Dios; porque cuando nacimos en esta Tierra a través de nuestros padres terrenales no nacimos como hijos de Dios, nacimos como hijos del mundo, como hijos del reino de las tinieblas. Pero al nacer de nuevo del Agua y del Espíritu, hemos nacido como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, y por consiguiente hemos entrado al Reino de Dios, que es eterno, y por consiguiente hemos entrado a la Vida eterna:

...los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Son engendrados no de voluntad humana, sino de Dios por medio del bautismo del Espíritu Santo.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas, ahora se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y fue conocido por el Nombre de Jesús. Por eso es que toda la creación le obedecía; le hablaba a la tempestad, a los vientos y al mar, y le obedecían; le hablaba a los árboles como le habló a la higuera y le dijo que de él no nacieran más frutos, ¿y qué pasó? Se secó; y así por el estilo Él le hablaba a toda la creación, y le obedecía.

Los que no obedecían eran aquellos fariseos y saduceos que creían que lo sabían todo, y no sabían que estaban frente a su mismo Dios hecho carne, frente a Emanuel, que traducido es “Dios con nosotros.” Dios visitando la raza humana en medio del pueblo hebreo en un cuerpo de carne humana llamado Jesús.

...grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne.”

Dios fue manifestado en la forma de un hombre llamado Jesús, porque en Él estaba Dios; por eso Jesús decía: “Yo no hablo nada de Mí mismo.” Decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras.” ¿Ven? Era Dios en un cuerpo de carne llamado Jesús, era Dios en Su Hijo Jesucristo obrando y hablándole a la raza humana.

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres (¿por medio de quién?) por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero (¿de qué? ¿De cuántas cosas?) de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Vean, fue Dios por medio de Jesucristo que creó los Cielos y la Tierra, creó el mundo invisible y el mundo visible también, creó el mundo invisible de los Ángeles y de todas esas huestes celestiales, y el mundo visible de los planetas, de todas esas galaxias.

Todas las cosas físicas tienen su representación en el mundo invisible; o sea, que así como hay seres en el mundo visible, hay seres en el mundo invisible, y así como hay sistemas galáxicos en el mundo visible, lo hay también en el mundo invisible. Y ahora, sigue diciendo:

...el cual, siendo el resplandor de su gloria (estoy leyendo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, voy ya por el verso 3)... el cual, siendo el resplandor de su gloria , y la imagen misma de su sustancia.”

¿Ven? La imagen de Dios ¿quién es? Jesucristo, la imagen es el cuerpo angelical.

...y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Vean, es Cristo el que sustenta todas las cosas y el que efectuó la purificación de nuestros pecados por medio de Sí mismo, por medio de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.

Todo esto ha sido así, ¿por qué? Porque Dios estaba en Jesús llevando a cabo esa obra, Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, Dios estaba en Cristo, dice San Pablo en Romanos, capítulo 5, versos 6 en adelante, dice:

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

¿Ven? Ningún ser humano puede ser reconciliado con Dios, a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador, porque Él es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para obtener el perdón de nuestros pecados y ser reconciliados con Dios.

También en San Juan, Primera de Juan, capítulo 5 nos dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo para que tengamos el cuadro claro, dice Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 en adelante dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

Toda persona que quiere la Vida eterna tiene que comprender que Dios nos ha dado esa Vida eterna. ¿Y dónde está? En Jesucristo el Hijo de Dios. Así como en las ocasiones en que nos dan un vaso de agua fresca o de agua fría, y nosotros queremos esa agua porque tenemos sed, tenemos nosotros que tomar el vaso donde está el agua para tomar el agua.

Y para tomar el Agua de la Vida eterna tenemos que tomar el Vaso donde está, y el Vaso es Jesucristo, Él es el Vaso humano donde Dios colocó el Agua de la Vida eterna, donde Dios colocó el Espíritu Santo; y por eso Jesucristo nos da Su Espíritu Santo, el Agua que salta para Vida eterna, para que todo aquel que tenga sed, venga ¿a quién? Al Vaso donde está el Agua de la Vida eterna, venga a Cristo.

Por eso en San Juan, capítulo 7 (luego continuaremos con el pasaje que estamos leyendo), en el capítulo 7 de San Juan, versos 37 al 39, Cristo clamó en el último y gran día de la fiesta de los tabernáculos. Dice capítulo 7, verso 37 al 39 de San Juan.

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”

¿Y por qué Cristo podía decir: “Si alguno tiene sed, venga a mi y beba”? Porque Cristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna, Cristo es la Fuente del Espíritu Santo, es en Jesucristo donde Dios colocó Su Espíritu Santo:

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Y ahora, Él nos está hablando del Agua de la Vida eterna que es el Espíritu Santo, para todos aquellos que creen en Jesucristo nuestro Salvador. De esto mismo fue que le habló a la mujer samaritana en el capítulo 4 de San Juan, verso 10, cuando dice:

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.”

No agua literal, sino Agua viva, el Agua vida del Espíritu Santo. La mujer también le pregunta a Jesús:

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;

mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Es una Fuente de agua que salta para Vida eterna, y Jesucristo es la Fuente del Agua de la Vida eterna. Por eso hay que venir a la Fuente del Agua de la Vida eterna para tomar del Agua de la Vida eterna, para recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y vivir eternamente con Cristo en Su Reino.

Ahora, continuamos leyendo aquí en Primera de Juan, capítulo 5: “Y esta vida está en Su Hijo.” Ese es el verso 11:

El que tiene al Hijo, tiene la vida.”

¿Ven? El que ha creído y ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador tiene la Vida eterna.

...el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

Solamente lo que tiene la persona es una vida temporal que se le va a terminar y no sabe en qué año y en qué mes y en qué día se le va a terminar; hoy puede estar vivo y ya mañana no existir en esta dimensión terrenal, porque nadie sabe el día que va a terminar su vida en esta Tierra, porque lo que recibimos a través de nuestros padres terrenales fue una vida temporal.

Pero esa vida temporal nos da oportunidad de hacer contacto con la Vida eterna a través de Jesucristo, porque la Vida eterna está en Jesucristo, y nos da la oportunidad de echar mano de la Vida eterna, ¿cómo? Echando mano de Cristo, recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador para así recibir la bendición de la Vida eterna.

No hay nada más importante para el ser humano que la Vida eterna, y esa oportunidad de obtener la Vida eterna la tenemos mientras estamos vivos en esta Tierra.

Cuando ya la persona muere, ya se acabó la oportunidad de obtener la Vida eterna. Si recibió a Cristo obtuvo la Vida eterna, si no lo recibió no obtuvo la Vida eterna y ya no hay esperanzas de que pueda vivir eternamente, porque no confirmó su lugar en la Vida eterna con el único que confirma nuestro lugar en la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, ninguna otra persona le puede asegurar a usted su futuro eterno, solamente hay uno y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Ahora, continuamos leyendo:

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”

Esa es la buena noticia para los creyentes en Cristo, para los que creen en el Nombre del Hijo de Dios: que tenemos Vida eterna. En adición a esta vida temporera que tenemos, tenemos la más importante que es la Vida eterna, la cual nos ha dado Jesucristo al recibirlo nosotros a Él como nuestro único y suficiente Salvador:

Para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

¿Ven? Por lo tanto, yo tengo Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, ¿por qué? Porque hemos creído en el Nombre del Hijo de Dios y lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador.

Recibir, obtener la Vida eterna es más fácil, más sencillo que obtener el diploma del primer grado, ¿por qué? Porque para obtener el diploma del primer grado de escuela el niño se tiene que esforzar y tiene que pasar un año ahí estudiando; pero para recibir la Vida eterna la persona no tiene que hacer nada, todo lo hizo Jesucristo en la Cruz del Calvario, lo que la persona tiene que hacer es creer, creer en Cristo como su único y suficiente Salvador; por lo tanto, es un acto de fe en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Y eso no le toma un año, no tiene que ir a una escuela a estudiar para después recibir a Cristo, lo que tiene es que escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo; y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación, confiesa a Cristo como su único y suficiente Salvador, y pide perdón a Cristo por sus pecados, Cristo le persona y con Su Sangre le limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y eso es nacer del Agua.

Y luego Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento; eso es nacer del Espíritu, nacer del bautismo del Espíritu Santo. Y así nace la persona a una nueva vida, a la Vida eterna en un nuevo reino: el Reino de Dios, que es el Reino de Cristo nuestro Salvador, donde Dios nos ha trasladado, nos sacó de las tinieblas, del reino de las tinieblas y nos ha colocado en el Reino de Su amado Hijo, en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Y ese Reino está es la esfera espiritual, por consiguiente está en la forma de Su Iglesia, porque el Reino de los Cielos es la Iglesia del Señor Jesucristo.

¿Ven? El Reino de los Cielos se está materializando en seres humanos, y por consiguiente el Reino de los Cielos está en su fase espiritual, en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo, a la cual pertenecen todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los cuales por consiguiente tienen Vida eterna.

Y ahora, hemos visto todos estos misterios y estas etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo, y hemos visto que hemos llegado al tiempo final, donde Cristo está llamando y juntando a todos Sus escogidos de este tiempo final.

¿Cómo los está llamando? En la misma forma que llamó a los escogidos de edades pasadas, Cristo por medio de Su Espíritu Santo ha estado llamando y juntando a todos Sus escogidos, Él dijo en San Juan, capítulo 10, versos 14 al 18.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.”

Recuerden que esas ovejas son todos los hijos e hijas de Dios, todas esas almas de Dios que Dios le ha dado a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna, conforme a San Lucas, capítulo 19, verso 10, donde dice:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

O sea, que vino a buscarme a mí y a salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Por lo tanto, Él en Su Primera Venida vino por mí y por cada uno de ustedes también, para tomar nuestros pecados y morir en la Cruz del Calvario por todos nosotros y así quitar el pecado del mundo. Por eso Juan el Batista cuando lo presentó dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” San Juan, capítulo 1, verso 29.

Y ahora, Cristo vean ustedes cómo nos dice aquí:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”

Vean, en la misma forma que Cristo conoce al Padre, las ovejas de Cristo conocen a Cristo, conocen al buen pastor, conocen la Voz del Buen Pastor también. Sigue diciendo.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo); aquéllas también debo traer (o sea, que las va a buscar, las va a llamar y las va a recoger en Su Redil. Su redil es Su Iglesia); y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Ven? Van a oír la Voz de Cristo. “Pero si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo y está en el Cielo, ¿cómo van a oír la Voz de Cristo? Por medio del Espíritu Santo, por medio del Espíritu de Cristo que el Día de Pentecostés vino a la Tierra y está en la Tierra en medio de Su Iglesia.

Y por medio de cada Mensajero como por medio de San Pedro y demás Apóstoles, por medio de San Pablo y demás Mensajeros, el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo ha estado llamando y juntando Sus ovejas.

Y las ovejas de Cristo que Dios le dio, Dios el Padre le dio para que las buscara y les diera Vida eterna, han escuchado la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo en los Mensajeros que Él ha enviado, y han recibido a Cristo como su Salvador, y han seguido a Cristo y han perseverado en el redil del Señor que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Cristo dijo: “El que perseverare hasta el fin, este será salvo.” Por lo tanto, las ovejas del Señor, oyen la Voz del Señor, la Voz del Buen Pastor y lo siguen; no es que la oyen y dejan de oírla, sino oyen la Voz de Cristo y siguen a Cristo todos los días de Su vida, y continúan escuchando la Voz del Buen Pastor:

...y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

El Rebaño es la Iglesia y el Buen Pastor es Cristo, el cual está en Espíritu Santo pastoreando esas ovejas. Dice:

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”

Vean, Cristo vino a la Tierra con una comisión divina, vino con la comisión divina de poner Su vida por nosotros, Él dijo: “Tengo poder para poner mi vida, y tengo poder para volverla a tomar.” Él tomó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros y murió, así fue como se hizo mortal, y luego resucitó glorificado y estuvo con Sus discípulos por unos cuarenta días y después ascendió al Cielo, y está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por cada persona que lo recibe como Su único y suficiente Salvador.

Esas personas tienen sus nombres escritos ¿dónde? en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; por esa causa es que ustedes están aquí presentes en esta ocasión escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, y también ustedes que están a través de la televisión, del satélite, y también de internet escuchando en esta ocasión esta conferencia. Es que el nombre de ustedes está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, y por eso ustedes escuchan la Voz de Cristo en nuestro tiempo, así como la escucharon los escogidos, las ovejas de Cristo de edades pasadas.

Por lo tanto, estamos escuchando la Voz de Cristo y siguiendo a Cristo todos los días de nuestra vida, y estamos en Su Redil, que es Su Iglesia, ese es el Redil del Rebaño de nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, continuaremos siguiendo a Cristo todos los días de nuestra vida, y continuaremos escuchando Su Voz, y en el tiempo que nos ha tocado vivir, Él para este tiempo ha prometido darnos a conocer las cosas que deben suceder pronto.

En Apocalipsis ya vimos que es a través del Ángel del Señor Jesucristo, y vimos que el Ángel es un Profeta, un espíritu de Profeta que estuvo en el tiempo de Juan el Apóstol, y en el tiempo de los Apóstoles, y en el tiempo de los diferentes Mensajeros, y para este tiempo final estará en carne humana en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, veamos en San Juan, capítulo 13, verso 20, lo que nos dice Cristo aquí. Dice capítulo 13, verso 20 de San Juan:

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”

De todos los enviados de Jesucristo: de los Apóstoles y de los Ángeles Mensajeros, el mayor de todos es el Ángel del Señor Jesucristo.

El que recibe al que Cristo enviare está recibiendo a Cristo, ¿por qué? Porque Cristo viene en Espíritu Santo manifestado en Su enviado, estuvo en San Pedro, estuvo en los Apóstoles, estuvo en San Pablo, estuvo en cada Ángel Mensajero, y para este tiempo final estará en el Ángel del Señor Jesucristo hablándonos y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por lo tanto, esteremos escuchando la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo en el Ángel del Señor Jesucristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa es la forma en que las ovejas del Señor estarán en este tiempo final escuchando la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo. Como en el libro de Cantares dice: “La Voz de mi amado.” Esa es la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo.

En nuestro país se ha escuchado la Voz de la tórtola, la Voz del Espíritu Santo; es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo hablándonos en este tiempo final.

Y ahora, estamos en el tiempo en que las señales que Él enumeró para ser cumplidas, ser vistas en el fin del tiempo o ser vistas en el tiempo en donde el Reino de Dios estaría cerca, están clamando, podemos ver las señales de guerras y de rumores de guerras, estamos escuchando de guerras y de rumores de guerras, y de nación contra nación y de reino contra reino. ¿Qué es eso? Las señales clamando, están clamando.

Cuando escuchamos de guerras, las guerras están clamando. ¿Ven? Esas señales claman. También Él dijo que habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y las hemos estado viendo en el sol, en la luna y en las estrellas.

Por lo tanto, el sol, la luna y las estrellas están clamando, están dando su mensaje de que el Reino de Dios está cerca, ese glorioso Reino Milenial de Cristo está cerca, está por ser establecido en este planeta Tierra.

También los terremotos y los maremotos están clamando, cuando surge un terremoto o un maremoto, eso es el clamor de ellos, es la naturaleza clamando que el Reino de Dios está cerca, el Reino del cual Cristo dijo a Sus discípulos que orarán diciendo: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo así en la Tierra.”

Israel está en su tierra, por lo tanto, la señal de la higuera está clamando, está clamando y diciendo que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en la Tierra en medio del pueblo hebreo y de ahí gobernará sobre todas las naciones.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo, la Iglesia Novia del Señor Jesucristo está clamando también, con su mensaje final está clamando y anunciando que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en este planeta Tierra.

El Reino de Dios literal, porque el Reino de Dios espiritual está en la Tierra desde el Día de Pentecostés en adelante.

En los días de Jesús el Reino de Dios estaba en medio de ellos porque allí estaba el Rey de ese Reino, y el establecimiento de ese Reino estaba cerca; pero por cuanto lo rechazaron los hebreos, luego, vean, se alejó unos dos mil años de distancia del pueblo hebreo. Pero ya está cerca de nuevo.

Juan el Bautista y Jesús estaban predicando el Evangelio del Reino de Dios, pero luego que rechazaron a Juan el Bautista y murió, y rechazaron a Cristo y fue crucificado, luego se abrió una brecha y el Día de Pentecostés comenzó a predicarse el Evangelio de la Gracia.

Pero el Evangelio del Reino tenemos la promesa que se volverá a predicar, dice el mismo Cristo en San Mateo, capítulo 24, verso 14 (13 al 14), dice:

Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

El Evangelio del Reino de Dios, en donde el Espíritu Santo por medio del Ángel del Señor Jesucristo estará anunciando, predicando el Evangelio del Reino, anunciando que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en la Tierra, y será predicado el Evangelio del Reino por testimonio a todo el mundo. Y miren ustedes, la predicación del Evangelio de la Gracia ha tomado dos mil años del Día de Pentecostés hacia acá.

En los días de Jesús Él estuvo predicando el Evangelio del Reino y Juan también (el Bautista), pero no se escuchaba fuera de la tierra de Israel. Cristo dijo: “No vayan por camino de samaritanos ni de gentiles, vayan a las ovejas perdidas de Israel.” Eso fue mientras Cristo estaba entre Sus discípulos, y mientras estaba predicando el Evangelio del Reino por Juan el Bautista, por Jesús y por los Apóstoles antes del Día de Pentecostés, y en sus días no cubrió el mundo entero.

Para este tiempo final la predicación del Evangelio del Reino cubrirá el mundo entero en un corto tiempo, será un mensaje corto, concentrado que estará anunciando que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en el planeta Tierra, y ese es el Mensaje correspondiente a los dos Olivos, ese es el Mensaje correspondiente al Espíritu Santo en el Día Postrero, a través del Ángel del Señor Jesucristo.

Y si para la predicación del Evangelio de la Gracia han transcurrido dos mil años para poder alcanzar todas las naciones que ha alcanzado. ¿Y cómo en tan corto tiempo, ahora en el fin del tiempo va a cubrir el mundo entero? Pues ahora por la televisión, por los satélites; miren, ahora mismo estamos aquí en Lima, Perú y en África del Sur están escuchando esta conferencia.

Y si todas las naciones del planeta Tierra se conectaran con el satélite y con internet en esta conexión de esta conferencia, estarían en el mundo entero escuchando la predicación del Evangelio en estos momentos.

¿Ven? ¿Ven lo sencillo que es todo? En una hora pueden escuchar la predicación del Evangelio del Reino en el mundo entero. ¿Ven que no se necesitan tantos años? Por lo tanto hemos llegado a un tiempo en que las cosas son más fáciles y más rápidas, y se puede cubrir el mundo entero a la misma vez estando en un solo lugar.

Por lo tanto, lo que dijo Cristo: “Será predicado el Evangelio del Reino por testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin.” Eso es un asunto de poquito tiempo.

Por eso el Reverendo William Branham cuando habló acerca del mensaje que él predicaba, él dijo que él estaba con ese Mensaje poniendo el fundamento para un mensaje corto que vendría. Vean ustedes, aquí vamos a leer en la página 157 del libro de “Citas,” párrafo 1407, dice:

Estoy solamente edificando. La hora está cerca a la mano cuando ustedes van a ver pasar algo, cuando algo va a tener lugar y todo este fundamento, aquí sólo ha sido colocando una base para un corto mensaje rápido que sacudirá toda la nación.”

¿Ven? El Mensaje del Reverendo William Branham es solamente el fundamento para un mensaje corto que vendrá y estremecerá la nación completa y el mundo entero. Y el único Mensaje que viene después del Mensaje del Reverendo William Branham, es el Mensaje del Evangelio del Reino, es el Mensaje de los dos Olivos, es el Mensaje de los dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, es el Mensaje de Moisés y Elías.

¿Ven? Todo es sencillo, por lo tanto bajo la predicación del Evangelio del Reino será que el pueblo hebreo será llamado, juntado y sellados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu).

Hubo una brecha, cuando Cristo murió se abrió una brecha para que los gentiles pudieran entrar al Reino de los Cielos; pero ya pronto terminará esa brecha y Cristo volverá a tratar con el pueblo hebreo, y se continuará predicando el Evangelio del Reino al pueblo hebreo, y van a creer y van a llorar por haber rechazado a su Mesías, a su Rey.

Ahora, podemos ver que será predicado el Evangelio del Reino a todo el mundo, por testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

Por lo tanto, las señales están clamando, el mensaje del Espíritu Santo en medio de Su Iglesia en este tiempo final está clamando que el Reino de Dios está cerca, que el Reino de Dios está por establecerse en este planeta Tierra, y eso está muy cerca.

Ya estamos en el séptimo milenio de Adán hacia acá, ya llevamos cuatro años en el Séptimo Milenio de Adán hacia acá conforme al calendario gregoriano, y conforme al calendario profético ya llevamos como treinta años dentro del Séptimo Milenio de Adán hacia acá.

Por lo tanto, estamos en el milenio en donde Cristo va a establecer Su Reino, y ese es el Reino de Dios en esta Tierra que será establecido en medio del pueblo hebreo y desde ahí gobernará sobre todas las naciones.

Y Cristo se sentará en el Trono de David Su Padre, porque Dios le dará el Trono de David y Cristo reinará sobre el Trono de David, sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones para siempre, Su Reino no será dejado a otro pueblo; o sea, que no habrá golpes de estado ni elecciones para elegir si quieren cambiar de Rey, ya la elección la hizo Dios; y la elección de Dios es la mejor para la humanidad.

El ser humano se equivoca eligiendo y después dice: “Este que elegí no era tan bueno como yo pensaba.” Pero Dios no se equivoca cuando Él elige, por lo tanto, Él elige lo mejor para nosotros, Dios eligió a Jesucristo para ser el Rey de este planeta Tierra, y ese es el mejor.

Y Cristo tuvo mayoría, ¿por que tuvo mayoría? Porque tuvo a Dios que fue el que dijo: “Éste es el Rey, éste es el Rey que les daré.”

Ahora, hemos visto que todo está clamando, las señales que Dios dio para ser cumplidas en este tiempo están siendo manifestadas, y ese es el clamor de esas señales, están clamando que el Reino de Dios está por ser establecido en este planeta Tierra.

Pero primero es establecido y ha sido establecido ¿dónde? Acá en el corazón nuestro, en donde Cristo está como Rey, reinando, gobernando sobre nuestra vida, y está como Rey también en Su Iglesia, en el corazón, en el alma de Su Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, todas las señales que Cristo enumeró que serían cumplidas, serían manifestadas en el tiempo final, están siendo cumplidas y están clamando que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en este planeta Tierra. Bajo la Trompeta Séptima sonando habrá un clamor grande.

Vean en Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, dice:

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.”

Y ahora, cuando el séptimo Ángel tocó la trompeta, o sea, el séptimo Ángel es el Ángel del Señor Jesucristo con los ministerios de Moisés y Elías, sonando la trompeta del Evangelio del Reino y proclamando todo el Mensaje divino correspondiente a este tiempo final y abriendo el misterio del Séptimo Sello. Y con ese Mensaje son llamados y juntados todos los escogidos de Dios de la Iglesia de Jesucristo, y luego los escogidos del pueblo hebreo.

Por lo tanto, es bajo el Mensaje del Séptimo Ángel, de la Séptima Trompeta (que es Moisés y Elías) que los reinos del mundo vendrán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, el Ángel con la Séptima Trompeta también está clamando, y está clamando que el Reino de Dios ya pronto va a ser establecido en este planeta Tierra. Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos.

En San Mateo, capítulo 24, verso 31 dice:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

¿Ven? Esa Gran Voz de Trompeta es la Séptima Trompeta, y esos Ángeles son nada menos que los dos Olivos, los dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, son los ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos visto que la manifestación de los Ángeles del Hijo del Hombre con Gran Voz de Trompeta llamando y juntando los escogidos, está clamando y dándonos a conocer que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en este planeta Tierra; pero es establecido primero acá en el corazón de los creyentes en Cristo.

La Iglesia del Señor Jesucristo está clamando, los creyentes en Cristo están clamando y están clamando por Adopción, están pidiendo a Cristo la Adopción, porque la creación gime a una y está con dolores de parto hasta ahora, esperando la Adopción, la Redención del cuerpo de los escogidos, esperando y clamando por la manifestación de los hijos de Dios.

La manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos, esto es la Adopción, la Redención de nuestro cuerpo, la transformación de nuestros cuerpos de nosotros los que vivimos y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados.

Todo esto está señalado para la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Trompeta de Dios, y es la Voz de Arcángel, y es la aclamación o esa gran Voz, con fuerte Voz, eso es la Voz de Cristo en esas diferentes etapas hablándole a Su pueblo.

Todas las señales señaladas para este tiempo final al ser manifestadas están clamando, están señalando que estamos en el tiempo correcto para Cristo completar Su Iglesia, levantarse del Trono del Padre, tomar el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, abrirlo en el Cielo como lo hace en Apocalipsis, capítulo 6, verso 1 al 16; y capítulo 8, verso 1, y hacer Su Obra de Reclamo.

Reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, resucitar los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y transformarnos a nosotros los que vivimos, para que así seamos eternos, inmortales, incorruptibles y estemos en cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, que es un cuerpo joven, eterno, inmortal, un cuerpo que nunca se pondrá viejo.

Esa es la clase de cuerpo que tendrán los ancianos creyentes en Cristo, tendrán un cuerpo joven, y los que son de edad media y los que son jóvenes también tendrán esa misma clase de cuerpo y los niños también. O sea, que los niños subirán a esa edad que representará de 18 a 21 años y los ancianos bajarán a esa edad de 18 a 21 años; no es que va a tener de 18 a 21 años el cuerpo, no, es que se va a ver como de 18 a 21 años de edad, porque ese cuerpo es eterno, le pasarán los años, le pasarán los milenios, le pasarán los millones de años y nunca se pondrá viejo.

Y todos decimos: “Esa es la clase de cuerpo que yo necesito.” Y esa es la clase de cuerpo que Cristo tiene para mí y yo lo creo de todo corazón. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también, y ustedes lo creen de todo corazón también. Por lo tanto, estamos clamando por la Adopción, por la Redención de nuestro cuerpo, por la transformación nuestra.

Para este tiempo final conforme a la profecía habrá un grupo de escogidos que vienen con Él, y vienen con la Lluvia Temprana y Tardía, las dos lluvias.

La Lluvia Temprana del Evangelio de Cristo, de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y con la Lluvia Tardía de la predicación del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ningún otro grupo de ninguna edad pasada tuvo ambas lluvias, solamente el grupo del Día Postrero, el grupo de la Iglesia de Jesucristo correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, es el único grupo con ambas lluvias, por lo tanto, es el único grupo con la revelación divina completa de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y con la revelación divina completa de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Es el único grupo que tendría el Evangelio del Reino y estaría predicando el Evangelio del Reino, llevando el Evangelio del Reino por testimonio a todas las naciones.

Por lo tanto, ese es el grupo que tendrá en el Día Postrero en su medio los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre con la Gran Voz de Trompeta. Los ministerios prometidos para este tiempo final, todos esos ministerios en el Ángel del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, ese es el grupo que tendrá el Ángel del Señor Jesucristo en carne humana en el Día Postrero, en quien el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo estará manifestado operando los ministerios de Jesús, de Moisés y de Elías.

¿Ven lo sencillo que es todo? Y él estará clamando con el Mensaje del Evangelio del Reino, porque la señal más grande que Dios da a la raza humana es un Profeta, es un Profeta la señal más grande, y esa señal estará clamando. ¿Cómo estará clamando esa señal? Estará clamando con el mensaje que estará dándole a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Vean, aquí en la página 117 del libro de “Citas,” párrafo 1036 que es un extracto del Mensaje: “La Super Señal,” predicado en el año 1963 por el Reverendo William Branham, dice:

La señal principal de Dios es un profeta, ahora voy a hablar unos minutos acerca de eso. Ellos son la Palabra de Dios manifestada para esa edad (son la Palabra de Dios manifestada para esa edad, por eso la Palabra de Dios para esa edad viene a través de esos Profetas); y esa es la razón que la señal principal de Dios es un profeta. El nunca ha enviado un juicio sobre la tierra sin enviar antes un profeta.”

Por lo tanto, la gran tribulación no puede venir sin antes venir el Profeta final, el Ángel del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver... vean, aquí también en la misma página 117, párrafo 1042, dice:

El está esperando que se levante un profeta en la escena, para manifestar la promesa que El hizo de acuerdo en Malaquías 4.”

Ahora vean, para Él cumplir una promesa Él tiene que enviar el Profeta correspondiente al cumplimiento de esa promesa; para cumplir la promesa del precursor tuvo que enviar al precursor, y para cumplir la promesa del precursado, pues tuvo que enviar a Jesús que fue el precursado, y así por el estilo. Para este tiempo final también ya envió el precursor de la Segunda Venida de Cristo: el Reverendo William Branham para cumplir la promesa del precursor, y para cumplir la promesa del precursado, pues tiene que enviar al precursado.

Por lo tanto, estamos viviendo en el tiempo en que las señales están clamando, están clamando y están dando testimonio de que estamos en el tiempo correcto para el cumplimiento de todas las profecías bíblicas correspondientes al tiempo final.

Todas las profecías bíblicas correspondientes a la Venida del Señor, todas esas señales ya están cumplidas, por lo tanto, los escogidos de Dios están esperando a que Cristo complete Su Iglesia, se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y nos transforme a nosotros los que vivimos, y entonces todos seremos inmortales, todos seremos iguales a Jesucristo, a Su imagen y a Su semejanza.

Todo eso está prometido para ser realizado en este tiempo final. Por eso fue que Cristo hablándonos ahí en la lectura que tuvimos de San Lucas, en el capítulo 21, dice:

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”

¿Qué es la Redención? La transformación de nuestros cuerpos para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo; y cuando estas señales estarán siendo manifestadas Cristo dice: “Erguíos.”

Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo.” Efesios, capítulo 5, verso 14.

Por lo tanto, es tiempo de estar erguidos con nuestras cabezas levantadas, ¿a dónde? Al Cielo, a Cristo y a todas las cosas de Dios, porque nuestra Redención, nuestra transformación está cerca, y el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido literalmente en el planeta Tierra.

Y así como hemos entrado al Reino de Dios en la fase espiritual al obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, entraremos al Reino físico de Cristo al recibir el cuerpo físico glorificado, y entonces ya estaremos listos para ese Reino físico de Jesucristo nuestro Salvador.

Pero, miren ustedes una cosa: cuando un rey o un presidente de alguna nación o un gobernador de alguna nación o un alcalde de alguna nación gana las elecciones, antes de comenzar hacen una fiesta.

Y Dios tiene una fiesta grande de toma de posesión del Reino de Dios en la Tierra, y esa fiesta es en el Cielo, es la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, donde yo he sido invitado. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también está invitado para estar en la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero.

Ya está llegando el momento en que la vestidura física, el cuerpo glorificado, lo vamos a recibir, esa es la vestidura física para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

La vestidura espiritual es el Espíritu Santo, en donde obtenemos el cuerpo angelical, por lo tanto tenemos que tener cuerpo angelical eterno y cuerpo físico glorificado para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y ya tenemos el cuerpo angelical, el Espíritu Santo, el cuerpo o la vestidura espiritual de ir a la Cena de las Bodas del Cordero, pero nos falta la vestidura física del cuerpo glorificado; pero todas las señales indican y claman que ya de un momento a otro yo voy a recibir esa vestidura física, ese cuerpo glorificado. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Sin tener el cuerpo glorificado no nos podemos ir de aquí; por lo tanto, continuamos evangelizando por todas las naciones para que Cristo llame y junte hasta el último escogido en Su Reino, en Su Iglesia, y luego se levante del Trono del Padre, toma el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo abre en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo, resucite a los muertos creyentes en Él y a nosotros nos transforme.

Y entonces estaremos unos diítas nada más aquí estrenando ese cuerpo, y mirándonos en el espejo y viendo el cuerpo que Dios nos va a dar, cuando nos dé ese cuerpo, y diremos: “Este es el cuerpo que yo necesitaba, ese es el cuerpo que yo anhelaba.” Y diremos: “Es perfecto, es igual al cuerpo glorificado de Jesucristo.” Y después nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Para ese tiempo en que estaremos aquí con el cuerpo físico glorificado, será un tiempo como los días en que ya Cristo había resucitado glorificado y los santos del Antiguo Testamento habían también resucitado, y Cristo estuvo con los discípulos por unos cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones (no menos de ocho ocasiones apareció durante esos cuarenta días).

Por lo tanto, nosotros estaremos con el cuerpo físico glorificado cuando seamos transformados, estaremos aquí en la Tierra de treinta a cuarenta días, y para ese tiempo grandes maravillas y milagros serán llevados a cabo.

Será un tiempo en donde Dios estremecerá este mundo, este planeta Tierra, y la Voz que estremeció el Sinaí y estremeció la Tierra en el tiempo de Moisés, estremecerá no solamente la Tierra sino el Cielo también.

Será la Voz de Cristo, la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo en el Mensajero que Dios tenga para este tiempo final, hablándonos el mensaje del Evangelio del Reino y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Esa misma Voz es la Voz que está prometida que estremecerá no solamente la Tierra sino los Cielos también, es la Voz de Cristo, es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo, la Voz de nuestro amado.

Por lo tanto, continuamos escuchando la Voz de Cristo, la Voz de nuestro amado, la cual estremece nuestra alma y nos llena de gozo y de felicidad y de paz y nos da a conocer las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Por lo tanto, continuamos escuchando el clamor de las señales que están siendo cumplidas en este tiempo final.

Todas las señales prometidas para este tiempo final, están siendo vistas y por consiguiente esas señales están clamando, están clamando que el tiempo ha llegado, que el Reino de Dios está cerca, está por ser establecido en la Tierra, y que todos estamos ya cerca de entrar físicamente al Reino de Dios, como hemos entrado espiritualmente ya al Reino de Dios desde que recibimos a Cristo como nuestro Salvador.

Pero ahora nos falta entrar físicamente al Reino de Dios, recibiendo la transformación de nuestros cuerpos, y ya estaremos dentro del Reino de Dios.

Y luego cuando regresemos con Cristo a la Tierra con los cuerpos glorificados, luego de la Cena de las Bodas del Cordero regresaremos con Cristo para el establecimiento de ese Reino de Dios, que es el Reino Milenial de Cristo; donde estaremos ahí como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces, ocupando una posición de eminencia, en donde estaremos como la clase de la Realeza, de la Realeza de ese Reino de Cristo. O sea, que la Realeza en ese Reino de Cristo, será Cristo y Su Iglesia con todos los miembros de Su Iglesia.

Por lo tanto, somos de la Realeza Celestial, la cual será establecida en este planeta Tierra.

Por lo tanto, sabiendo quiénes somos, sabiendo de dónde hemos venido y porqué estamos aquí y hacia dónde vamos, tenemos Paz para con Dios a través de Jesucristo en el Nuevo Pacto de Paz, y cubiertos con la Sangre del Pacto eterno. Por lo tanto, tenemos Paz y Felicidad y Amor Divino en nuestro corazón, tenemos la Paz de Cristo acá.

Ninguna persona puede tener la Paz de Cristo, a menos que esté dentro del Nuevo Pacto, que es el Pacto de Paz en donde la persona es cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo, que es la Sangre del Pacto Eterno.

Por lo tanto, con las señales que están clamando y diciéndonos que el tiempo ha llegado para el establecimiento del Reino de Cristo en la Tierra, seguimos adelante gozosos, esperando nuestra transformación y trabajando en la Obra de Cristo, para que Cristo complete Su Iglesia.

Yo estoy esperando pronto la transformación de mi cuerpo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, ¿por qué? Porque hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, puede hacerlo en estos momentos viniendo a los pies de Cristo, y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba y le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.

También las personas que están a través de Internet conectadas o a través del satélite, también en los diferentes países y diferentes iglesias, pueden pasar al frente también para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento.

Así que ahora es el momento para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.

La fe viene por el oír la Palabra de Dios, y ustedes han escuchado la Palabra de Dios en estos momentos y por consiguiente ha nacido la fe de Cristo en sus corazones, y ya están creyendo en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador.

Por lo tanto, la fe viene por el oír, y con el corazón se cree para justicia, ustedes están creyendo en Cristo acá en el alma, en el corazón, y ahora les ha tocado el momento, el privilegio y bendición de dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.

Pueden continuar viniendo a los pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.

Recibimos a Cristo para que Él nos dé la Vida eterna, porque ninguna otra persona nos puede dar la Vida eterna, solamente hay una persona, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” [San Lucas 12:8-9]

Por lo tanto, este es el momento preciso para ustedes dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador. Pueden continuar pasando.

No hay nada más importante que la Vida eterna, por consiguiente todos necesitamos a Jesucristo para que nos dé la Vida eterna.

Si una persona quiere un vaso de agua porque tiene sed, para poder recibir el agua tiene que recibir el vaso; y para la persona recibir la Vida eterna, tiene que recibir el Vaso que es Jesucristo. El Vaso donde Dios colocó la Vida eterna es Jesucristo. Recibimos a Cristo y estamos recibiendo acá la Vida eterna.

Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Lamentablemente el que no cree es condenado y pierde el derecho, privilegio y oportunidad de vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Pero, ¿quién tiene la culpa? La persona que no cree. Los incrédulos no vivirán eternamente, solamente los creyentes en Cristo vivirán eternamente con Cristo en Su Reino.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? Para que todo aquel que en Él cree no se pierda. El que cree no se perderá sino que vivirá eternamente, mas el que no cree, ¿qué le sucederá? Se perderá. Dice:

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

¿Ven? Por lo tanto, es un asunto de dar una mirada de fe a Cristo y creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, para recibir el perdón de nuestros pecados y obtener la Vida eterna.

Cristo dijo también en San Juan, capítulo 14, verso 6:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”

Nadie puede llegar a Dios sino por medio de Jesucristo nuestro Salvador. No hay otra forma para llegar a Dios y obtener la Vida eterna, solamente a través de nuestro amado Señor Jesucristo, para eso fue que Él vino a la Tierra y murió en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.

Todavía estamos esperando unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por venir a los pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo.

Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Lima, Perú, y en toda la República del Perú, y los está llamando en estos momentos para darles la Vida eterna. El Reino de Cristo se está llenando de peruanos, y eso es una bendición grande para el Perú, que en el Reino de Cristo entren muchos peruanos y reciban allí la Vida eterna.

Si un peruano en la actualidad logra vivir muchos siglos y tener —digamos— quinientos años en la actualidad, y prueban que tiene quinientos años, dicen: “Un peruano rompió el récord y tuvo la victoria.” Pero, ¿y qué si un peruano logra obtener la Vida eterna? Eso es más.

¿Y quiénes lograrán obtener la Vida eterna a través de Cristo? Cada uno de ustedes como yo también; por lo tanto ese es un milagro mayor. Pero ese milagro no lo logramos por nosotros mismos, es Cristo el que lo hace en nosotros dándonos la Vida eterna.

Todavía vienen más personas de camino que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y han comprendido claramente que para vivir eternamente necesitan recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo en San Lucas, capítulo 24, Él dijo:

Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día.”

¿Así está escrito dónde? En la ley, en los Profetas, y en los Salmos:

...y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”

Y eso es lo que se ha estado haciendo: se ha estado predicando el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo, y son millones de seres humanos que han recibido a como su único y suficiente Salvador y han obtenido el perdón de sus pecados, porque han venido arrepentidos de sus pecados a Cristo, dando testimonio de su fe en Cristo y pidiendo a Cristo el perdón de sus pecados, Cristo les ha perdonado y con Su Sangre los ha limpiado de todo pecado, y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el nuevo nacimiento y han nacido a una nueva vida: a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Por eso el Día de Pentecostés San Pedro lleno del Espíritu Santo predicó diciendo en el capítulo 2 del libro de los Hechos, versos 34 en adelante, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Como tres mil personas creyeron y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y fueron añadidas a la Iglesia del Señor Jesucristo, obtuvieron el nuevo nacimiento y entraron al Reino de Dios.

Todavía estamos dando unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por venir a los pies de Cristo en esta ocasión.

Pueden acercarse un poquito más para que haya espacio para las personas que vienen de camino (hasta ahí está bien). También las personas que están a través de internet o a través del satélite en estos momentos en otras naciones, también pueden pasar al frente, los que todavía no han recibido a como Salvador pueden pasar al frente para recibir a Cristo como su Salvador, para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo en estos momentos, en esta ocasión por las personas que aquí han pasado al frente.

Pueden continuar pasando en los diferentes países también para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, pueden venir al frente para recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento y así entren al Reino de Cristo, entren al Reino de Dios y obtengan así la Vida eterna, y así aseguren su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador.

Todavía vamos a dar unos segundos para los niños también de diez años en adelante, pueden pasar porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Todavía continúan viniendo a los pies de Cristo, más personas vienen de camino, estamos dando unos segundos en lo que llegan todos para orar ya por las personas que han venido a los pies de Cristo dando testimonio de su fe en Cristo. Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa, se hace confesión pública para salvación.

Cristo les está llamando, es el llamado de Cristo, la Trompeta Final, la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos los escogidos de Dios.

Todavía vienen más personas de camino, por lo tanto estamos dando unos segundos en lo que llegan. Es que Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Lima y en todas las ciudades de la República del Perú. O sea, que Dios tiene muchos hijos en la República del Perú, y los está llamando en estos momentos para darles la salvación y Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Vamos ya a prepararnos para orar por las personas que han pasado. Veo que vienen niños también, vamos a dar la oportunidad y el tiempo para que ellos lleguen porque ellos también tienen derecho a entrar al Reino de Cristo.

Todavía continúan viniendo más personas a los pies de Cristo y eso está bien; mientras más personas vengan, más personas entran al Reino de Cristo.

Estamos en este planeta Tierra con un propósito y para un propósito divino: para ser rociados con la Sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, de eso es que nos habla Primera de Pedro, capítulo 1, verso 3.

Por lo tanto, hemos reconocido el motivo por el cual vivimos en este planeta Tierra: es para ser rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Estamos aquí para recibir la Vida eterna a través de Cristo. No hay otra cosa más importante que la Vida eterna; y tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno y por consiguiente en la Vida eterna. Todos queremos vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, es el único Reino que será para toda la eternidad, los demás reinos terrenales dejarán de existir, pero el de Cristo es para toda la eternidad.

Veo que vienen más personas caminando, vamos a esperar unos segundos en lo que llegan, para que así queden incluidos todos en esta oración que haré por todas las personas que han venido a los pies de Cristo dando testimonio de su fe en Cristo.

Algunas veces luego de las personas escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer de todo corazón en Cristo, cuando les toca dar testimonio público de su fe en Cristo se ponen tímidos o son tímidos y no se atreven a pasar al frente, para que no los vean pasar al frente porque se ponen tímidos en ver o en pensar que los van a mirar.

Pero para recibir a Cristo y para recibir la Vida eterna no podemos ser tímidos, Cristo no fue tímido para morir por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes en la Cruz del Calvario, Él valientemente puso Su vida por nosotros en la Cruz del Calvario.

Por lo tanto, nosotros valientemente damos testimonio público de nuestra fe en Cristo recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; pero el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” [San Lucas 12:8-9]

Por lo tanto, no nos podemos poner tímidos, sino dar testimonio público valientemente delante de los hombres, de que creemos en Cristo y lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador.

Si alguna persona todavía no había pasado por timidez, no sea tímido y diga: “Yo quiero vivir eternamente, por lo tanto yo me levanto, paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.”

Veo que todavía hay más personas que vienen de camino, es que Dios tiene mucho pueblo en esta actividad y en esta ciudad de Lima, Perú y en toda la República del Perú, los cuales están escuchando el llamado de Cristo nuestro Salvador. San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7, y capítulo 4, verso 7, dice:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones.”

No podemos endurecer nuestro corazón, sino abrir nuestro corazón y decirle a Cristo: “Cristo, entra a mi alma, entra a mi corazón, yo quiero que Tú salves mi alma, yo quiero vivir contigo por toda la eternidad en Tu Reino.”

Todavía vienen personas de camino, es que así como ustedes ellos también desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y para vivir eternamente no hay otra forma, sino recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Por eso fue que como tres mil personas recibieron a Cristo el día que Pedro predicó ese mensaje el Día de Pentecostés.

Todos queremos vivir eternamente, y vivir en un cuerpo eterno, glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

¿Qué otra persona tiene una bendición tan grande como esa para usted? No hay otra persona que tenga una bendición tan grande como esa para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también, es para todo aquel que escuche la predicación del Evangelio de Cristo y cree en Cristo de todo corazón y lo recibe como su único y suficiente Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo. ¿Ven?

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan simple como eso, es un asunto de fe, de creer para ser salvo y de no creer para ser condenado. Pero todos queremos ser salvos y por consiguiente todos creemos en nuestro amado Señor Jesucristo, y damos testimonio público de nuestra fe en Cristo.

Ya vamos a orar por las personas que han pasado. Si todavía falta alguna persona por venir a los pies de Cristo, para recibirlo como su único y suficiente Salvador, puede venir inmediatamente, pues ya vamos a orar por las personas que han venido a los pies de Cristo para recibirlo como su único y suficiente Salvador.

Vamos ya a orar por las personas que han pasado, vamos a cerrar nuestros ojos, vamos a levantar nuestras manos al Cielo y vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar. Repitan conmigo esta oración que haré por ustedes en estos momentos:

Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y creo en Ti de todo corazón, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Creo Señor de todo corazón en Ti, y doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, salva mi alma Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado. Reconozco que soy pecador.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno para vivir contigo por toda la eternidad.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Te lo ruego Señor Jesucristo. En Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y todos decimos con nuestras manos levantadas al Cielo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. Amén y amén

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado sus pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ustedes han creído de todo corazón luego que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo. Pero ustedes me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. ¿Cuándo me pueden bautizar?”

Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua hoy mismo, en estos mismos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo, por cuanto han creído de todo corazón en Cristo nuestro Salvador.

Pregunto aquí al ministro si: ¿Hay agua? Hay bautisterios aquí al lado. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales y vestidores allá también (de ropas) para ponerse las ropas bautismales y las ropas de ustedes las guardarán.

Alguien cuidará de sus ropas mientras ustedes son bautizados en agua, también les ayudarán a ustedes, y luego que sean bautizados en agua, luego se pondrán de nuevo la ropa de ustedes y regresarán a sus hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma. Por lo tanto bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos mismos momentos.

Y que Jesucristo nuestro Salvador, les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren al Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, así obtengan el nuevo nacimiento, nazcan del Agua y del Espíritu.

Y que Cristo nuestro Salvador traiga a sus familiares también a Sus pies y les dé la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Dejo nuevamente aquí al ministro para que les indique hacia dónde caminar las damas, y hacia dónde caminar los caballeros para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “LAS SEÑALES ESTÁN CLAMANDO.”

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

Con nosotros el ministro aquí presente, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y también a todos los que están en todos los que están en los diferentes países, también pueden ser bautizados en estos mismos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, todos los que recibieron a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LAS SEÑALES ESTÁN CLAMANDO.”