70 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Cristo Nuestra Pascua | 2004-11-07 | 1 | La Florida | Santiago de Chile | Región Metropolitana | CL | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y también a todos los hermanos en Puerto Rico, Cayey, Puerto Rico que están conectados con internet, y también a todos los hermanos en diferentes países que están conectados por internet también: en Brasil, en Paraguay, en Argentina, en Colombia, en Venezuela, en México, y cualquier otro país que esté conectado por internet escuchando esta actividad.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y en esta mañana nos hable Cristo directamente a nuestra alma, nos abra las Escrituras y nos confirme en la fe de Jesús, y nos llene de grandes bendiciones espirituales y materiales también; y a los que todavía no han recibido a Cristo como Salvador les hable directamente a sus almas y les llame en esta ocasión. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en esta ocasión en Primera de Corintios, capítulo 5, versos 6, en adelante (6 al 8), dice:
“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “CRISTO NUESTRA PASCUA.”
El Señor Jesucristo es nuestra Pascua. Vamos a examinar a través de las Escrituras porqué el Señor Jesucristo es nuestra Pascua. En el Antiguo Testamento encontramos que Dios ordenó al Profeta Moisés celebrar la pascua allá en Egipto. En Éxodo, capítulo 12, versos 1 en adelante, dice:
“Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.
Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.
Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.
Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.
Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.
Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente (y lo comeréis ¿cómo? Apresuradamente); es la Pascua de Jehová.”
Esa es la orden divina. ¿Y qué iba a suceder durante la noche de la pascua por la cual Dios ha dado esta orden divina? Sigue diciendo el verso 12 en adelante:
“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.
Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.”
Y ahora, aquí nos muestra Dios que el juicio divino iba a caer sobre Egipto porque había llegado el tiempo para el juicio divino de la muerte de los primogénitos, los primogénitos de las personas, de los seres humanos y los primogénitos de los animales también, esa noche iban a morir, era el juicio divino sobre los primogénitos en Egipto. Egipto representa al mundo y representa por consiguiente al reino de las tinieblas, el reino del maligno. Sigue diciendo, el verso 14 en adelante:
“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.”
O sea, que después vendrían a celebrarlo cada año como un recordatorio en memoria de todo lo que sucedió en Egipto y de aquel primer sacrificio, de aquella primera pascua que celebró el pueblo hebreo en Egipto. Sigue diciendo: “Siete días...” Vean, y lo iban a celebrar todos los años, para que así cuando los niños preguntaran: “¿Qué significa todo eso?” Ellos les explicaran que todo eso lo hicieron en Egipto, llevaban a cabo ese sacrificio, la pascua y colocaron la sangre sobre el dintel y los postes de sus hogares, sobre las puertas de sus hogares, y luego cuando llegó la noche, a media noche Dios hirió con el juicio divino a Egipto y todos los primogénitos de Egipto murieron, excepto los primogénitos de los hebreos, porque la sangre vino a ser en señal para los hebreos, era para la preservación de la vida de los primogénitos hebreos, y todo esto era el tipo y figura de Cristo nuestra Pascua, que sería Sacrificado en la Cruz del Calvario y Su Sangre nos limpiaría de todo pecado.
Y la señal de la sangre aplicada en la puerta, en el dintel y los postes de la puerta, eso es el Espíritu Santo, que es la Vida de la Sangre acá en nuestra alma.
Por lo tanto, toda persona que tiene el Espíritu Santo, lo tiene acá en su alma y por consiguiente tiene la Sangre del Cordero pascual aplicada en su alma porque la Sangre, la Vida de la Sangre es el Espíritu Santo. ¿Ven? La Vida de la Sangre de Cristo es el Espíritu Santo. Ahora, veamos, continuemos leyendo, dice:
“Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.”
O sea, que las cosas hay que hacerlas en la forma que Dios ordena, sin añadirle y sin quitarle; la levadura es algo añadido que hace que la masa de la harina crezca.
¿Ven? Y para que se vean grandes, las cosas muchas personas le añaden cosas que no son correctas, que no están ordenadas por Dios.
Vean, en el Nuevo Testamento, en donde la Pascua nuestra ya no es el sacrificio de un cordero pascual literal, un animalito, sino que ahora en el Nuevo Testamento bajo el Nuevo Pacto nuestra Pascua es Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Juan el Bautista cuando presentó a Cristo en el capítulo 1 de San Juan, verso 29 y capítulo 1, verso 36, dijo:
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
¿Ven? Por lo tanto, Juan el Bautista está mostrando lo que antes era el tipo y figura, ahora está mostrando la realidad, lo que era el anti-tipo, el anti-tipo es primero y después viene el tipo y figura.
Por eso, vean ustedes, Cristo fue primero que aquella fiesta de pascua allá en Egipto.
Vean, vamos a ver si Cristo fue primero que aquella fiesta de pascua en Egipto. Juan el Bautista dijo de Jesús, vamos a ver en el capítulo 1, verso 29 en adelante, de San Juan, dice:
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.”
¿Ven? Juan está diciendo que Jesús era primero que él, y vino después de él (después de Juan el Bautista), pero vean acá en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58 lo que dice Jesús, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
Y ahora, ¿ven? el anti-tipo es primero que el tipo y figura, por lo tanto antes de aparecer el tipo y figura que es el cordero pascual que fue sacrificado allá en Egipto Cristo existía, porque no puede venir la sombra que es el tipo y figura si no hay una realidad que proyecte esa sombra.
Por ejemplo, nadie puede ver la sombra suya en un día de sol o donde hay una lámpara encendida, nadie puede ver la sombra suya si usted no existe. Usted - y nadie puede ver la sombra de su mano si usted no existe, pero si usted existe la sombra de su mano es proyectada cuando la luz le da a su mano y proyecta una sombra ya; y si en la sombra aparecen cinco dedos, ¿cuántos dedos tendrá su mano? Cinco dedos también. ¿Ven?
Así que todo fue proyectado en el tipo y figura del Antiguo Testamento lo que iba a hacer nuestro amado Señor Jesucristo, el Cordero de Dios cuando apareciera en este planeta Tierra.
Vean, el Apóstol Pedro nos dice también en su primera carta, en el capítulo 1 de Primera de Pedro, vean lo que nos dice aquí, nos dice la forma en que hemos sido rescatados del mundo. Capítulo 1 de Primera de Pedro, verso 19 en adelante, dice:
“sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”
Por amor a nosotros Cristo fue manifestado en carne humana en la Tierra y murió como el Cordero pascual en la Cruz del Calvario, y también como el Macho Cabrío de la Expiación para la reconciliación de todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero para ser reconciliados con Dios.
Ahora, las personas que serán reconciliadas con Dios a través de la historia del cristianismo, a través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo, son personas que están escritas ¿dónde? En el Cielo.
Por eso Cristo cuando los setenta que Él envió a predicar y a anunciar que el Reino de los Cielos se había acercado y a sanar a los enfermos y a echar fuera demonios, cuando regresaron, regresaron en victoria, habían obtenido el éxito, habían obtenido la victoria y estaban tan contentos que le dieron más importancia a algo físico que a algo espiritual.
Vean, a lo más que le tenían que dar importancia era a las personas que habían creído, y ellos le dieron más importancia a los milagros, le dieron más importancia a que en el Nombre de Jesús echaban fuera los demonios y los demonios le obedecían a ellos, y vinieron a Jesús, le dicen a Jesús, gozosos le dicen: “Señor aún los espíritus se nos sujetan en Tu Nombre.” O sea, cuando les ordenaban que salieran de las personas (a esos espíritus malos) los espíritus malos salían de las personas y quedaban libres las personas. Pero Cristo les dice: “No os gocéis de que los espíritus se sujetan en mi Nombre, no os gocéis que los espíritus se sujetan a ustedes, gozaos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo.” [San Lucas 10:20]
Porque eso es lo más importante de todo, porque el Sacrificio del Cordero Pascual es para la preservación de la Vida eterna de los Primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Hay personas que no están escritas en el Cielo, y mucho menos en el Libro de la Vida del Cordero; vean, esas son las personas que siguen a la bestia, al anticristo, y todas esas cosas, las cuales aparecen aquí en Apocalipsis, capítulo 13, verso 8, dice:
“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”
Vean, el Cordero de Dios fue inmolado desde antes del principio del mundo, todo esto en la mente de Dios, y por lo tanto todo eso estaba en el Programa de Dios, pero vean los que adoraron a la bestia, adoraron... ¿quiénes? Los que no tenían sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Ahí están escritos los nombres de todos los que recibirán a Cristo como su único y suficiente Salvador, serán bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de sus pecados y Cristo los perdonará y con Su Sangre los limpiará de todo pecado y los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en ellos el nuevo nacimiento, y nacerán de nuevo, nacerán a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.
Esas personas que reciben a Cristo como Salvador están recibiendo a Cristo nuestra Pascua y por consiguiente están siendo sellados con el Sello del Dios vivo, el Espíritu Santo acá en su alma y por consiguiente tienen la Vida de la Sangre aplicada acá en el dintel y los postes del corazón en donde tiene que estar la Sangre aplicada para así ser librados de la muerte espiritual, y ser librados de la muerte física que será el lago de fuego.
Por lo tanto, hay un libro llamado el Libro de la Vida del Cordero en el Cielo en el cual están escritos los nombres de todos los escogidos de Dios, donde está escrito el nombre mío y donde está escrito ¿el nombre de quién más? El nombre de cada uno de ustedes también.
Por eso estas personas son las ovejas que el Padre le dio a Jesucristo para que les dé Vida eterna, por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 10 y también en San Lucas, capítulo 19, verso 10:
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Y esas son las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les de salvación y Vida eterna y las coloque en Su Redil que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y tengan como pastor ¿a quién? Al Buen Pastor, que es nuestro amado Señor Jesucristo el cual es el Obispo de nuestras almas; por lo tanto, no habrá ni una más ni una menos de las ovejas de nuestro amado Señor Jesucristo que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna. Por eso Él dijo:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” Eso está en San Juan, capítulo 10, versos 14 al 16.
¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo, el Buen Pastor? Pues Cristo aunque se fue físicamente al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial para hacer intercesión en el Cielo por cada persona que lo recibiría como su único y suficiente Salvador, el Espíritu de Cristo descendió el Día de Pentecostés sobre ciento veinte personas y de ahí en adelante el Espíritu de Cristo ha estado en medio de Su Iglesia y ha estado llamando y juntando todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna.
Por lo tanto, Jesucristo en Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés, y Cristo en Espíritu Santo está llamando y juntando Sus ovejas de edad en edad por medio de los Mensajeros que Él ha enviado: tuvo a San Pedro y también a los demás Apóstoles y a cada Ángel Mensajero de cada edad de la Iglesia entre los gentiles, y ha estado llamando un pueblo de entre de los gentiles para Su Nombre, así como también llamó de entre los hebreos pueblo para Su Nombre, individuos para Su Nombre y todavía está llamando de entre los gentiles y de entre los hebreos también.
Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, los llama y los coloca ¿dónde? En Su Iglesia, porque Su Iglesia es el Redil de las ovejas de nuestro amado Señor Jesucristo que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, “y Él las llama por su nombre,” dice en San Juan, capítulo 10, verso 1 al 30. Y dice que Él le da Vida eterna a esas ovejas. Vean, vamos a leerlo aquí en San Juan, capítulo 10, capítulo 10, tenemos que comprender estas grandes promesas divinas para que así recibamos el beneficio de todas esas bendiciones divinas. Vean aquí en San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante, dice:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”
¿Ven? Él puso Su vida por Sus ovejas, puso Su vida por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también.
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
¿Ven? Él vino a la Tierra ya con el mandamiento de poner Su vida en expiación por nuestros pecados en la Cruz del Calvario para así salvar nuestra alma, para así darnos la salvación y Vida eterna. Ahora aquí en San Juan, capítulo 10, versos 22 en adelante, dice:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Y ahora, es dura esa palabra, que Cristo les diga a esas personas que no querían creer en Él que no eran de las ovejas de Él, que no eran de las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, pero Él les dijo así porque era la verdad. Y la verdad muchas veces es dura pero sigue siendo la verdad, y muchas veces no les gusta a algunas personas pero sigue siendo la verdad. Sigue diciendo “Mis ovejas...” el verso 27 dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,”
Oyen la Voz de Cristo, la predicación del Evangelio de Cristo, y siguen a Cristo, reciben a Cristo como su Salvador, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y así los sella en el Reino de Dios, así entran a la Vida eterna, entran al Redil del Señor Jesucristo y siguen a Jesucristo todos los días de su vida, porque escuchan la Voz del Buen Pastor y siguen al Buen Pastor y son colocados en el Redil del Buen Pastor. Dice:
“Y yo les doy vida eterna.”
Es Vida eterna lo que Cristo me ha dado a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también; por lo tanto tenemos Vida eterna. Fue la Vida eterna lo que el ser humano perdió en la caída porque Dios dijo que no comiera del árbol de ciencia del bien y del mal porque el día que comiera de ese árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría el ser humano, pero pecaron, comieron del árbol de ciencia del bien y del mal y murió el ser humano, y por consiguiente toda persona que nace en la Tierra nace sin Vida eterna ¿por qué? Porque el ser humano el mismo día que comió, que pecó ante Dios, ese mismo día murió, aunque continuó viviendo, pero continuó viviendo una vida temporal, una vida que se le acabó a Adán a los 930 años, pero él murió a la Vida eterna, que es la más importante.
Y ahora, todo ser humano que nace en esta Tierra nace a la vida, pero no a la Vida eterna sino a la vida temporal, que dura muy poco tiempo y que en la actualidad a la mayor parte de las personas se les termina antes de los cien años.
Pero el vivir en estos cuerpos mortales y en esta vida temporal o temporera nos da la oportunidad única de buscar el Reino de Dios y recibir la Vida eterna entrando al Reino de Dios, porque el Reino de Dios es eterno y el que entra al Reino de Dios entra a la Vida eterna, y se entra al Reino de Dios naciendo del Agua y del Espíritu, naciendo de la predicación del Evangelio de Cristo donde la persona recibe la fe de Cristo en su alma, nace la fe de Cristo en su corazón porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia.
Por lo tanto, la persona entonces cree en Cristo como su Salvador al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y luego da testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y la persona obtiene el nuevo nacimiento, la persona nace en el Reino de Cristo a y en la Vida eterna, y así la persona ha sido restaurada a la Vida eterna la cual perdió Adán en el Huerto del Edén.
Así como comiendo un árbol: el árbol de ciencia del bien y del mal el ser humano perdió la Vida eterna y entró la muerte a la raza humana por un hombre: por Adán, ahora para que entre la Vida eterna a la raza humana hay que comer de un Árbol pero de otro árbol, no del árbol de ciencia del bien y del mal sino del Árbol de la Vida, que es Jesucristo nuestro Salvador. Por eso Él dijo que teníamos que comer de Él, Él dijo: “Yo Soy el Pan de Vida, el que come de este pan vivirá eternamente.” [San Juan 6:51]
Y ahora, hemos visto que vivir en esta vida terrenal, tener esta vida terrenal es una oportunidad única que Dios nos ha dado para que hagamos contacto con la Vida eterna y entremos al Reino eterno de Dios ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque Él es nuestra Pascua, Él es nuestro Cordero Pascual que fue Sacrificado en la Cruz del Calvario para la preservación de la Vida eterna de los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Continuamos leyendo aquí, dice:
“y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás.”
¿Ven? Sino que viviremos eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
“...ni nadie las arrebatará de mi mano.”
“Ni nadie las arrebatará de mi mano,” o sea, que por más que el diablo trate de apartarlo a usted de Cristo, sacarlo de la mano de Cristo, no podrá, quizás tenga algunos problemas en su vida que el diablo les ocasione a algún hijo o a alguna hija de Dios, pero con todo y eso la persona será mantenida por Cristo en Su mano. “No perecerán jamás.” Cristo dirá siempre: “Esta oveja es mía, esta oveja me la dio mi Padre Celestial.” Por lo tanto, nadie la podrá arrebatar de la mano de Jesucristo.
“Ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
Ahora, vean lo seguro o lo seguras que están las ovejas que el Padre le dio a Cristo, por lo tanto, estamos seguros en Dios a través de Jesucristo.
“Yo y el Padre uno somos.”
Porque, ¿el Padre dónde estaba? En Jesús, estaba en Jesús en toda Su plenitud, lo cual significa: Padre, Hijo y Espíritu Santo, estaba todo en nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, continuemos leyendo aquí para que veamos con más detalles esta pascua allá en Egipto. Sigue diciendo el verso... nos detuvimos por aquí por el verso 14, dice:
“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.
Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.
El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer.
Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.
En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde.
Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel.
Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura.”
Y en la Dispensación de la Gracia el Pan de la Palabra de Dios tiene que ser sin levadura, sin añadiduras humanas, tiene que ser el mensaje de Dios correspondiente a cada edad; no puede ser un mensaje inventado humanamente, tiene que ser el mensaje dado por el Espíritu Santo para Su Iglesia en cada edad, porque de otra forma la muerte espiritual entra a la vida de las personas. Sigue diciendo:
“Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.
Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.”
O sea, que estarían encerrados en sus hogares durante toda la noche, pero estarían allí con la señal ya colocada en el dintel y los postes de los hogares por la parte de afuera, y cuando Dios pasara trayendo el juicio divino sobre Egipto, miraría esa señal y no entraría a esos hogares, la muerte no llegaría a los primogénitos que estarían en esos hogares.
“Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.
Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.”
¿Ven? No hubo una casa donde no hubiese un muerto entre los egipcios, pero en la casa de Israel todos estaban vivos, en la casa de los hebreos todos estaban vivos, ¿por qué? Porque tenían la pascua, habían sacrificado la pascua, tenían la señal de la sangre aplicada en sus puertas y tenían también al cordero pascual asado y se estaban comiendo ese cordero pascual, lo cual es tipo y figura de Cristo, la Sangre de Cristo tiene que ser aplicada en el corazón, en el alma de toda persona por el Espíritu Santo, que es la Vida de la Sangre.
Y en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo de Dios, la Casa de Dios, tiene que estar la Sangre del Cordero Pascual y el Cordero Pascual tiene que estar dentro de la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, en la Puerta de la Casa de Dios tiene que estar la Sangre aplicada. ¿Y cuál es la Puerta? Cristo dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare será salvo, y saldrá y hallará pastos.” (San Juan, capítulo 10, verso 9).
Por lo tanto, la Puerta de la Casa de Dios es Jesucristo, y el Cordero Pascual dentro de la Casa de Dios, el cual dijo: “El que no coma mi carne y beba mi Sangre no tiene vida permaneciente en sí.” (San Juan, capítulo 6).
Ese Cordero Pascual es Cristo, y Él está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, y a medida que escuchamos la predicación del Evangelio de Cristo nos estamos comiendo a Cristo, que es el Verbo, la Palabra, creyendo en Cristo nos estamos comiendo a Cristo. Por lo tanto, “no solamente de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.”[San Mateo 4:4]
Por lo tanto, comemos a Cristo creyendo en Cristo, creyendo en Su Primera Venida y creyendo en Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, creyendo en Cristo como el Cordero Pascual, creyendo en Cristo como nuestro Sacrificio para la preservación de nuestra vida, para que nuestra vida sea preservada no para un año más sino para toda la eternidad, para eso murió Cristo en la Cruz del Calvario y es nuestro Cordero Pascual, Cristo es nuestra Pascua.
Por esa causa toda persona necesita a Jesucristo y necesita la Sangre de Cristo para que sea aplicada a su alma, para que así el Espíritu Santo tenga ahí la Sangre de Cristo aplicada en su alma y tenga ahí la persona la señal en su alma y la muerte espiritual no pueda entrar a su alma y así la persona pueda vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
Allá en medio del pueblo hebreo en Egipto cuando aplicaron la sangre en las puertas, en el dintel de los postes de los hogares y colocaron el cordero dentro y tenían ese codero asado y estaban comiendo ese cordero durante la noche de la pascua todo eso representaba para ellos vida para los primogénitos que estaban allí presentes.
Para los hogares egipcios los cuales no tenían la sangre aplicada del cordero pascual y no tenían al cordero pascual dentro, aquello significaba entonces para ellos muerte, y a media noche les llegó la muerte.
Para la raza humana encontramos que en el Nuevo Testamento bajo la Dispensación de la Gracia, la raza humana ha estado muriendo en una fase de noche, por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo está representada en la luna durante la Dispensación de la Gracia y los Mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia están representados en estrellas mayores, y todos los escogidos de Dios están representados en estrellas, y todos los escogidos de Dios son simiente de Abraham, hijos de Abraham por la fe en Cristo.
Y por consiguiente son como las estrellas del Cielo, no solamente los Mensajeros sino todos los creyentes en Cristo, lo único es que los Mensajeros son estrellas mayores, son como luceros enviados por Cristo durante todo este tiempo de la Dispensación de la Gracia que corresponde a un tiempo de noche, porque la humanidad está viviendo en oscuridad, está viviendo en un tiempo de noche, pero la Iglesia del Señor Jesucristo ha tenido esas diferentes estrellas que han reflejado a Cristo, los cuales son los Apóstoles y los diferentes Mensajeros que Cristo ha enviado a Su Iglesia durante todas estas edades pasadas. Y para este tiempo final Cristo dice: “Yo Soy la estrella resplandeciente de la mañana.” Eso está en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, donde dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Y en Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28, Cristo nos dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;
y le daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Y ahora, la Estrella de la mañana es Cristo, y el que perseverare y perseverare hasta el fin y guardare las obras de Cristo hasta el fin y venciere, dice Cristo que le dará autoridad sobre las naciones y también dice que las regirá con vara de hierro, y dice que le dará la Estrella de la mañana, y la Estrella de la mañana es Cristo.
En palabras más claras el Vencedor recibirá la Estrella de la mañana, recibirá a Cristo en Su Segunda Venida, porque el que venciere, el que perseverare hasta el fin. “El que guardare mis obras hasta el fin (dice Cristo), Yo le daré la Estrella de la mañana.”
¿Ven? Por lo tanto habrá un Mensajero en la Tierra que obtendrá la victoria, que guardará las obras de Cristo hasta el fin y Cristo le dará la Estrella de la mañana, recibirá a Cristo en Su Segunda Venida y Cristo le dará autoridad sobre las naciones, y por eso es que le dará el Título de Propiedad, el libro de los Siete Sellos en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11; y en Apocalipsis, capítulo 11, ahí ya tiene autoridad sobre todas las naciones bajo los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, bajo los ministerios de los Dos Olivos, de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
¿Ven? Porque ese Mensajero tendrá el Sello del Dios Vivo, el Espíritu Santo en él, y tendrá la Estrella de la mañana. En el Día Postrero Cristo vendrá en Su Segunda Venida a él y él lo recibirá, y los que estarán con él, le recibirán a Cristo en Su Segunda Venida; porque ya los otros grupos de las otras edades se fueron, terminaron su tiempo, y el Mensajero de cada edad pasada ya terminó su tiempo.
Pero habrá un Mensajero en este tiempo final con un grupo de creyentes en Cristo que le darán la bienvenida a Cristo en Su Segunda Venida y tendrán a Cristo, la Estrella de la mañana, resplandeciendo y dándonos el Mensaje de que un nuevo día está rayando, está surgiendo un nuevo día dispensacional y un nuevo día milenial, y por consiguiente el Reino de Dios está por ser establecido físicamente en este planeta Tierra en medio del pueblo hebreo y desde ahí gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Por lo tanto, el Reino de Cristo, que es el Reino de Dios, está cerca, está por ser establecido en la Tierra muy pronto, después de la gran tribulación será establecido en este planeta Tierra, y Cristo se sentará sobre el Trono de David, porque Cristo es el heredero al Trono de David, y por consiguiente al Reino de David.
El Trono de David y el Reino de David es el Reino de Dios en la Tierra, terrenal; el Trono de David es el Trono terrenal de Dios en el Reino terrenal de Dios, el cual representa al Reino Celestial de Dios.
Por lo tanto, ese Reino que tuvo David y ese Trono sobre el cual se sentó David, el Trono de David será ocupado nuevamente y el Reino de Dios será restaurado en este planeta Tierra. Por eso Cristo en el capítulo 6 de San Mateo, cuando enseñó a orar a Sus discípulos, les enseño a orar diciendo:
“Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
Esas fueron de las cosas que Cristo les enseñó a pedir al Padre Celestial.
Ahora, el Reino de Dios está en la Tierra en la esfera o fase espiritual, y está en el alma, en el corazón de cada creyente en Cristo, y Cristo está en el alma de cada creyente en Él en Espíritu Santo sentado ahí en el Trono del corazón, del alma de cada creyente gobernado su vida.
Ahora, hemos visto que el Reino de Dios va a ser establecido en la Tierra y yo voy a estar allí. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, porque tenemos nuestra Pascua, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Para la salida del pueblo hebreo de Egipto tuvieron que sacrificar el cordero pascual y tener la sangre aplicada en el dintel de los postes de sus hogares para la preservación de la vida de los primogénitos y para luego salir libres e ir rumbo a la tierra prometida con algunas escalas como la escala frente al Mar Rojo, y después la escala allá en el Sinaí, en la escala en el Sinaí fue allí para tomar de la roca, de la peña que tipifica a Cristo, tipifica a Cristo en Su Primera Venida. Y el agua allí que hirió la peña fue tipo y figura del Espíritu Santo que Cristo daría a todos los creyentes en Él. Por eso Cristo siendo la Peña, la Roca, la Piedra del Ángulo dijo:
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39.
Y ahora, del Agua que Cristo les está hablando aquí y les está ofreciendo es el Espíritu Santo. Vean, así como el ser humano sin agua se muere, el pueblo hebreo sin agua allí en el territorio del Sinaí, sin agua todos morirían, pero la peña dio agua cuando Moisés fue e hirió la peña con su vara por orden de Dios.
Y Cristo muriendo en la Cruz del Calvario fue herido allí, vean, lo cual tipificó, lo cual fue tipificado cuando Moisés hirió la roca, Moisés hiriendo la roca tipifica a Cristo siendo herido en la Cruz del Calvario para dar el Agua del Espíritu Santo, el cual vino el Día de Pentecostés. Sin el agua física el ser humano muere, y sin el Agua espiritual del Espíritu Santo el ser humano muere eternamente, no puede vivir eternamente.
¿Ven? Por lo tanto necesitamos el Agua del Espíritu Santo y el Agua del Espíritu Santo lo tiene ¿quién? La Roca, que es Cristo, el cual recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, hemos sido bautizados en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros pecados y Cristo nos ha perdonado y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha dado el Agua del Espíritu Santo y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, nos ha dado el Agua del Espíritu Santo y nos ha dado por consiguiente la Vida eterna para continuar viviendo por toda la eternidad. Y si nuestro cuerpo físico se muere no hay ningún problema, Él nos va a dar un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado, para que vivamos con Él por toda la eternidad en Su Reino Eterno.
Ahora, podemos ver cómo en todas estas cosas que sucedieron en el Antiguo Testamento, Cristo fue reflejado. Vean, la Primera Venida reflejada ahí en la primera roca que fue herida allí en el Sinaí, allí fue también donde Dios le dio al pueblo hebreo las leyes a Moisés, y Moisés las dio al pueblo hebreo, Dios escribió Sus leyes, los Diez Mandamientos en piedras, y las dio en esas dos tablas de piedra a Moisés, para Moisés darlas al pueblo hebreo, leerlas al pueblo hebreo y luego colocarlas dentro del arca del pacto en el lugar santísimo. El Arca del Pacto es Cristo y por consiguiente en Cristo están las Leyes Divinas para todos los seres humanos.
Ahora, encontramos que en el Nuevo Testamento Cristo está escribiendo Sus Leyes por medio de Su Espíritu Santo ¿dónde? En las tablas del corazón ¿de quién? De cada uno de nosotros, pues está escrito que Dios escribiría Sus Leyes en nuestro corazón, en nuestra alma, dice, esto es una promesa que Cristo, que Dios cumpliría en el Nuevo Pacto, en Jeremías, capítulo 31, verso 31 en adelante, dice:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”
¿Ven? ¿Dónde Dios dice que va a escribir Su Ley, Sus Leyes? Acá en el corazón y en la mente, para que así tengamos la Ley Divina acá en el alma y siempre estemos en la mente meditando en la Ley Divina para cumplir la Palabra de Dios, la voluntad de Dios, la Ley Divina.
Ahora, podemos ver que ese Nuevo Pacto es el pacto que ha sido establecido por Cristo, porque Cristo es el Ángel del Pacto que vino a establecer un Nuevo Pacto; de eso fue que habló San Pablo en el capítulo 8 versos 7, en adelante, de Hebreos, dice:
“Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto (o sea, aquel primer pacto), ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos,
Y sobre su corazón las escribiré;
Y seré a ellos por Dios,
Y ellos me serán a mí por pueblo;
Y ninguno enseñará a su prójimo,
Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
Porque todos me conocerán,
Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”
Ya Dios dio por viejo el pacto antiguo y ahora el Nuevo Pacto y la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Cristo, por eso Cristo vino para establecer un Nuevo Pacto. Ya el pacto antiguo ya terminó, por lo tanto fue dado por viejo y está destinado a desaparecer.
Así como también se dice del viejo mundo cuando han dado por viejo ese territorio llamado el viejo mundo, pues está pronto a desaparecer, pero han dado por nuevo al continente Americano, y lo que se da por nuevo pues va creciendo, se va alimentando, va fortaleciéndose. ¿Ve? Y es lo que tiene vigencia delante de Dios. Por eso es en el nuevo mundo donde Cristo tenía la bendición para el Día Postrero para Su Iglesia.
Ahora, estamos viviendo en un tiempo muy importante en donde bajo el Nuevo Pacto y la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Cristo nuestra Pascua.
Y ahora, en Números nos dice algo muy importante que no podemos dejar pasar por alto. Números, libro de Números, capítulo 9, verso 1 al 14, nos dice, verso 11 al 14, dice:
“En el mes segundo, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán (o sea, la pascua); con panes sin levadura y hierbas amargas la comerán.
No dejarán del animal sacrificado para la mañana, ni quebrarán hueso de él; conforme a todos los ritos de la pascua la celebrarán.
Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo (o sea, Dios lo cortaría, perdía el derecho a continuar viviendo);
Por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado (y eso para extranjero o para natural de Israel).”
Y ahora, eso es tipo y figura de toda persona que vive en este planeta Tierra durante la Dispensación de la Gracia, que no celebre la pascua del Nuevo Testamento, que es Cristo, que no reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador y no persevere en Cristo todos los días de su vida sirviéndole a Cristo, pierde el derecho a la Vida eterna, es cortado de la Vida eterna y solamente tendrá la vida temporera que se le acabará en algún momento pero no tendrá derecho a vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. O sea, que pierde el derecho a la Vida eterna toda persona que no celebra la pascua, que es Cristo, que no recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador arrepentido de sus pecados y no es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y no recibe el Espíritu Santo esa persona, pierde la oportunidad y derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
Así como fue tipificado en el Antiguo Testamento que los que no celebraban la pascua el día señalado por Dios, el día 14 del primer mes del año hebreo o religioso que era el mes de Abid o Nisán, es lo mismo Nisán y Abid; el mismo mes el que no celebrara esa pascua era cortado del pueblo, Dios le quitaba la vida y ya no vivía más, pero el que la celebraba continuaba viviendo.
Y ahora, los que tienen a Cristo en su alma porque lo han recibido de todo corazón y perseveran sirviendo a Cristo todos los días de su vida en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, están celebrando la Pascua, que es Cristo, Cristo es nuestra Pascua.
Por lo tanto, viviremos por toda la eternidad, nuestra vida, nuestra alma ha sido preservada para vivir eternamente con Jesucristo en el Reino eterno de Dios. Tenemos la Pascua, Cristo, Cristo es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo en la Cruz del Calvario, y la Sangre de Cristo está aplicada acá en nuestra alma por el Espíritu Santo, por lo tanto estamos gozosos celebrando la pascua, que es Cristo, la cual también es tipificada en la Santa Cena, en donde recordamos la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario por nosotros; en donde el pan tipifica el cuerpo de Cristo que fue molido por nosotros, partido por nosotros, y la Sangre representada en el vino.
Tenemos el pan y el vino tipo y figura del cuerpo y de la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Y todas las veces que tomamos la Santa Cena recordamos la muerte del Señor Jesucristo, recordamos nuestra Pascua y lo hacemos hasta que Cristo en Su Segunda Venida nos transforme y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, siendo Cristo nuestra Pascua nos da eso paz, seguridad de que cuando terminen nuestros días en esta Tierra iremos al Paraíso, pero si Cristo viene antes de que terminen nuestros días en este cuerpo físico nos va a transformar, nos va a dar un cuerpo nuevo y eterno y glorificado, y a los muertos en Cristo los va a resucitar en cuerpos glorificados y eternos y entonces todos seremos iguales a Jesucristo a Su imagen y a Su semejanza con cuerpos eternos y glorificados como el de Jesucristo.
Jesucristo está tan joven como cuando subió al Cielo, porque en el cuerpo glorificado la persona no se pone vieja, representa de 18 a 21 años de edad, por eso cuando Cristo resucitó no lo conocían.
Pero vean ustedes, el misterio es sencillo, tampoco usted va a reconocer a sus familiares que han partido si eran ancianos o si eran personas ya mayores de 40 a 50, años porque van a resucitar en un cuerpo joven que representarán de 18 a 21 años de edad; y si algún niño suyo o niña partió, cuando regrese tampoco lo va a reconocer porque va a venir como un jovencito de 18 a 21 años de edad.
Pero al tener conocimiento de cómo va a ser todo y de que ellos van a venir como jóvenes de 18 a 21 años, sí los vamos a reconocer porque no estamos esperando que en la resurrección vengan viejitos a aparecernos y a decirnos: “Yo era tu abuelito o tu abuelita.” Ni estamos esperando niñitos pequeños que vengan a decir: “Papá, mamá yo era tu niñito y mira estoy ahora acá todavía como un niñito.” No, estamos esperando en la resurrección jóvenes que representarán de 18 a 21 años con cuerpos eternos y glorificados, y cuando veamos nosotros también seremos transformados y seremos jóvenes todos para toda la eternidad.
Por lo tanto, yo estoy esperando mi cuerpo joven de 18 a 21 años que Cristo ha prometido para mí. ¿Y quién más está esperando ese cuerpo nuevo y eterno? Cada uno de ustedes también, porque la promesa no es solamente para mí, es para ustedes también, para todos los creyentes en Cristo que tienen a Cristo nuestra Pascua que ya fue Sacrificada, por lo tanto, el Sacrificio de la pascua para nosotros ya fue efectuada en la Cruz del Calvario.
No hay otro Sacrifico sino el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, en el Sacrificio de Cristo muriendo en la Cruz del Calvario se cumplieron todos los sacrificios que el pueblo hebreo efectuaba durante todo el año, todo el sacrificio por la paz, por el perdón de sus pecados y por todas las cosas, por la felicidad y por todas las demás cosas, todos los sacrificios que ellos hacían, todos están cumplidos en el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, todos fueron resumidos en el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, el Sacrificio de Cristo nos trae la paz de Dios. ¿Ven? Él fue molido por nuestros pecados y el castigo de nuestra paz fue sobre Él. ¿Ven? Para que nosotros tengamos la paz de Dios, estemos reconciliados con Dios y tengamos esa paz con Dios. Cristo dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da Yo os la doy.” En otras palabras fueron dichas pero significa lo mismo. Eso está en San Juan [14:27].
Por lo tanto, nuestra Pascua ya fue Sacrificada, y todo lo que estaba tipificado en el Antiguo Testamento en todos esos sacrificios que efectuaban, tanto el sacrificio de la pascua, del cordero pascual y los demás sacrificios como el sacrificio del macho cabrío de la expiación y todos los demás sacrificios, todos están cumplidos en el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, para que todos nosotros recibamos los beneficios y bendiciones que hay en el Sacrificio de la Pascua, que es Cristo nuestro Salvador.
Si alguna persona no tiene todavía la Pascua del Nuevo Testamento, que es Cristo, para tener la bendición de ser preservado para la Vida eterna, para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, puede en esta ocasión dar testimonio público de su fe en Cristo, porque ha escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y por consiguiente ha nacido la fe de Cristo en su alma para creer en Cristo como nuestra Pascua, para la preservación de la Vida eterna en el Reino de Dios de cada uno de nosotros.
Por lo tanto, toda persona que quiere preservar su vida para así vivir eternamente hay un Sacrificio, el Sacrificio del Cordero pascual, del cual Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
Toda persona necesita ese Sacrificio del Cordero Pascual para preservar su vida para la Vida eterna, para vivir eternamente en el Reino de Dios.
Ya yo he creído y he recibido a Cristo como la pascua, mi pascua, por lo tanto, estoy preservado por Cristo para vivir por toda la eternidad. Es Cristo el que me preserva en Su Reino y en Su mano para vivir eternamente. ¿Y quién más? Cada uno ustedes también.
Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador como el Cordero Pascual que quita el pecado del mundo puede hacerlo en esta ocasión y yo estaré orando por usted.
Para todos los presentes en esta ocasión que todavía no han recibido a Cristo como Salvador pueden venir al frente y yo estaré orando por ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.
Para los que están también en Cayey, Puerto Rico y también en Brasil, en Colombia, en Venezuela, en Paraguay, en México y también en la Argentina, y demás lugares que están a través de internet viendo y escuchando esta conferencia, también pueden venir al frente ahí mismo en el lugar donde ustedes se encuentran, en la Iglesia en donde ustedes se encuentran para que queden también incluídos en esta oración que estaré haciendo por todos los que en esta ocasión estarán dando testimonio de su fe en Cristo, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, donde hemos visto que Jesucristo es nuestra Pascua, el cual fue Sacrificado en la Cruz del Calvario para la preservación de la vida nuestra en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por eso fue que Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]
Todos queremos ser salvos, todos queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, para lo cual Cristo murió como el Cordero Pascual en la Cruz del Calvario, fue para darnos la Vida eterna, para que así seamos preservados para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16].
Es Vida eterna lo que Cristo nos da cuando lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, porque Él vino para darnos Vida eterna, y lo que hacemos es creer en Él. Por la fe en Cristo tenemos paz para con Dios y somos justificados y somos reconciliados con Dios, porque Jesucristo hace tiempo murió por mi. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Aun siendo nosotros pecadores, Cristo murió por todos nosotros, para poder reconciliarnos con Dios, y restaurarnos a la Vida eterna.
Sin Cristo no hay Vida eterna para ninguna persona. “Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” Dijo Jesucristo nuestro Salvador [San Juan 14:6]. Por lo tanto, sin Cristo nadie puede llegar a Dios, todos necesitamos a Jesucristo para llegar a Dios. Sin el Sacrificio de Cristo nadie puede llegar a Dios. En el Antiguo Testamento por esa causa era que sacrificaban animalitos: para poder acercarse a Dios y ser perdonados y ser reconciliados con Dios.
Y ahora, ya todos aquellos tipos y figuras se han cumplido en Jesucristo, y ahora no solamente los hebreos tienen derecho y acceso al Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados sino que también los gentiles tienen acceso al Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.
Por lo tanto, toda persona ahora en la actualidad bajo el Nuevo Pacto no necesita ser hebrea para obtener el perdón de sus pecados y ser reconciliado con Dios.
Antes, para obtener el perdón de los pecados y ser reconciliados con Dios tenían que ser hebreos o ser convertidos al judaísmo, pero ahora no se necesitan ser hebreos ni ser convertidos al judaísmo sino convertidos ¿a quién? A Jesucristo nuestro Salvador. Todos los convertidos a Cristo obtienen el perdón de sus pecados y somos limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo y son reconciliados con Dios, y obtienen la Vida eterna, y así queda asegurado el futuro eterno de la persona con Cristo en Su Reino eterno, queda asegurado nuestro futuro para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino.
Toda persona desea asegurar su casa, su auto, desea también tener un seguro de salud, pero a algunas personas se les olvida el seguro del alma, y el único que tiene el seguro del alma para mí ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes es Jesucristo, Él es el único que le asegura a usted su alma, le da el seguro de la Vida eterna en Su Reino eterno, y eso gratuitamente, porque el precio de ese seguro lo pagó Cristo con Su vida muriendo por nosotros en la Cruz del Calvario.
Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” [San Lucas 12:8-9]. Y todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestros Padre Celestial como creyentes en Él, y diga: “Éste escuchó la predicación de mi Evangelio, creyó y me recibió como su Salvador, y Yo le he perdonado y con mi Sangre le he limpiado de todo pecado.” Y el Padre le da la entrada al Reino Eterno para que obtenga así la persona la Vida eterna.
Nadie puede obtener la Vida eterna, a menos que sea recibiendo a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, y todos queremos vivir eternamente.
Si vivir en este cuerpo mortal donde tenemos tantos problemas es tan bueno, es tan hermoso, ¡cómo será en un cuerpo eterno y glorificado que Cristo nos va a dar un cuerpo, con el cual viviremos por toda la eternidad! Eso es así para todos los creyentes en Cristo, los cuales tienen a Cristo como nuestra Pascua, la cual fue Sacrificada en la Cruz del Calvario.
Nuestra Pascua es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, Cristo Sacrificado es nuestra Pascua, y creyendo en Cristo tenemos el Sacrificio de la Pascua acá en nuestra alma.
Todavía faltan algunas personas por pasar, por lo tanto, vamos a dar unos segundos en lo que llegan las personas que todavía faltan por pasar, mientras tanto vamos a estar puestos en pie, y dentro de algunos segundos ya oraremos por todas las personas que han pasado.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, recibir a Cristo como nuestra Pascua, es un asunto de Vida eterna. Es Vida eterna lo que recibimos al recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, como nuestra Pascua, para la preservación de la vida nuestra en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.
El alma de todo ser humano anhela vivir eternamente y anhela vivir con un cuerpo que no se le ponga viejo, con un cuerpo eterno, pero eso es lo que Cristo tiene para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también.
Estamos pasando por esta etapa de prueba en estos cuerpos mortales en donde cada persona al tener libre albedrío da su paso de fe hacia Cristo dando testimonio de su fe en Cristo para que Cristo lo reciba en Su Reino y lo coloque en la Vida eterna.
Por lo tanto, es una oportunidad grande y única la que Dios nos ha dado al enviarnos a esta Tierra para vivir en estos cuerpos mortales.
El propósito de nuestra vida en la Tierra es uno, aunque tenemos muchas cosas en la vida terrenal que hacemos, pero el propósito principal nuestro en este planeta Tierra por el cual estamos pasando, está aquí en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2 dice San Pedro:
“...elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo:”
Estamos en esta Tierra preordenados y elegidos por Dios para obedecer el Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Jesucristo el Hijo de Dios, porque Su Sangre nos limpia de todo pecado. No hay otra cosa con la cual usted y yo podamos ser limpios de todo pecado, solamente hay una cosa y es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y para eso tuvo que Cristo ser Sacrificado en la Cruz del Calvario como nuestra Pascua.
Por lo tanto, todos necesitamos recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, como nuestra Pascua, para que Él preserve nuestra vida, Él preserve nuestra alma en la Vida eterna para vivir con Él eternamente en Su Reino.
Cristo nos ha libertado del reino de las tinieblas como libertó al pueblo hebreo del reino del faraón, Él es nuestra Pascua, el cual fue Sacrificado en la Cruz del Calvario, para así darnos la Vida eterna.
La única oportunidad que el ser humano tiene de obtener la Vida eterna es mientras vive en estos cuerpos mortales, después que se nos acabe el tiempo en estos cuerpos mortales ya no hay más oportunidad para recibir la Vida eterna. El que la recibió estando en estos cuerpos mortales la tendrá por toda la eternidad, el que no recibió a Cristo no recibió la Vida eterna y nunca la podrá tener.
Cristo murió por nosotros como nuestra Pascua, para así preservarnos para vivir eternamente con Él en Su Reino eterno, y nadie nos arrebatará de Su mano, por lo tanto viviremos eternamente con nuestro amado Señor Jesucristo en Su Reino eterno, que es el único Reino que siempre existirá, los demás reinos son perecederos, pero el de Cristo es eterno, por eso cuando Nicodemo habló con Jesucristo en el capítulo 3 de San Juan, el cual estaba interesado en las cosas de Dios y en la Vida eterna, Cristo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios (o sea, no lo puede entender).” Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Cristo le dice: De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Nacer del Agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo. Ustedes verán que luego de la predicación del Evangelio de Cristo se le da la oportunidad a las personas que reciban a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que así nazca del Agua, de la predicación del Evangelio de Cristo y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en donde se identifican con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando el ministro va a bautizar una persona, la persona ya ha recibido a Cristo como Salvador y ha muerto al mundo, y ahora es sepultado en las aguas bautismales, como Cristo fue sepultado; y luego cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, eso tipifica que la persona ha resucitado a una nueva vida, ¿a qué vida? A la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, por lo tanto ha resucitado con Jesucristo.
Por eso el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo efectuaban los Apóstoles a todas las personas que al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo recibían a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Si falta alguna otra persona por pasar al frente, por venir al frente para recibir a Cristo y así quedar incluidos en esta oración que haré por todos los que han pasado, pueden pasar inmediatamente para que quede incluido en esta oración que haré por todos los que están aquí al frente, y también por todos los que están en los diferentes países en estos momentos a través de internet escuchando y viendo esta actividad.
También los que faltan en otros países por venir al frente pueden pasar, pueden venir al frente para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo por todos. Cada uno allá en la Iglesia donde se encuentran.
Todavía vienen más personas. Siempre que llega el momento de la persona dar testimonio de su fe en Cristo, algunos son un poco tímidos y se aguantan [detienen] y no pasan porque son tímidos, un poco, pero hermanos pueden ayudarles y acompañarles a pasar, para que así se les haga más fácil a ellos, porque algunas personas se ponen un poco tímidos, piensan quizás: “Me van a ver pasar al frente.” Pero recuerden pasamos al frente para recibir a la persona más importante de todo el Universo, de toda la Creación, para recibir a Jesucristo nuestro Salvador, el cual es nuestra Pascua. Sin Él no podemos tener Vida eterna, con Él viviremos eternamente, para lo cual tenemos que recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.
Pueden continuar pasando los que faltan por pasar, diga: “Yo deseo vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, yo he escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y ha nacido la fe de Cristo en mi alma y creo, por lo tanto paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador, porque quiero que Cristo salve mi alma, quiero que Cristo me dé la Vida eterna, porque quiero vivir eternamente, y con el único que podemos vivir eternamente es con Jesucristo, porque Él es el que tiene y es la Vida eterna.”
¿Qué otra persona le puede ofrecer a usted la Vida eterna? No lo hay, solamente hay uno y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, el cual es nuestra Pascua.
Si falta todavía alguna persona aquí en Santiago de Chile o en Puerto Rico, o en Brasil, o en Buenos Aires, o en Paraguay, o en Venezuela, o en Colombia, o en México, o en algún otro país, por venir al frente, por pasar al frente para recibir a Cristo, puede hacerlo inmediatamente y ya estaremos orando por todas las personas que han venido al frente dando testimonio de su fe en Cristo para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino eterno de Cristo a la Vida eterna.
Vamos a orar ya por las personas que han pasado. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Santiago de Chile y en toda la República de Chile, y también en toda la América Latina y el Caribe, en Norteamérica y en el mundo entero también, y Él los está llamando en este tiempo, y en esta ocasión está llamando a Sus escogidos para que les reciban como su pascua, la pascua que es Cristo y le reciban como su único y suficiente Salvador para Cristo darles la Vida eterna.
Vamos ya a orar por las personas que han pasado, los niños también de diez años en adelante pueden pasar si no han pasado, para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Él dijo: “Dejad venid a mí a los niños, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos (porque de los tales es el Reino de los Cielos).”
Todavía vienen más personas de camino, porque Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad, y tenemos que darle la misma oportunidad a todos para que todos reciban a Cristo nuestra Pascua como su único y suficiente Salvador.
Vienen más personas todavía. Es que Dios tiene mucho pueblo principalmente en la América Latina y el Caribe y le ha tocado a Chile pertenecer a la América Latina y el Caribe, pertenecer al continente Americano, a la parte de la América Latina y el Caribe.
Todavía vienen más personas. Dios nos ha hablado directamente a nuestra alma y nos ha mostrado la única forma en que nuestra alma puede obtener la salvación y Vida eterna. Recuerden que somos almas vivientes, que vivimos en estos cuerpos terrenales con un espíritu, el espíritu es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión, pero lo que somos es alma viviente, nuestra alma está dentro de nuestro espíritu, dentro de nuestro cuerpo.
Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo y vamos a orar. Repintan conmigo esta oración con nuestros ojos cerrados:
Señor Jesucristo, Vengo a Ti reconociendo que Tú eres nuestra Pascua, Tú eres mi Pascua, Tú eres mi Cordero Pascual que fuiste Sacrificado en la Cruz del Calvario para la preservación de mi vida, de mi alma en Tu Reino eterno y glorioso, para poder vivir contigo por toda la eternidad.
Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y he creído en Ti de todo corazón porque ha nacido en mi alma Tu fe; y en mi corazón, mi alma, Señor, yo doy testimonio de que creo en Ti y doy testimonio público con mi boca que creo en Ti de todo corazón, y Te recibo públicamente como mi único y suficiente Salvador.
Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador, Te ruego perdones mis pecados y Te ruego me limpies de todo pecado con Tu Sangre preciosa, y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas en mí el nuevo nacimiento; quiero nacer en Tu Reino eterno a la Vida eterna, porque quiero vivir contigo por toda la eternidad.
Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo Te lo ruego. Amén y amén.
Y todos decimos: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. Amén y amén.
Y esto es así porque Cristo es nuestra Pascua que fue Sacrificado por nosotros en la Cruz del Calvario, y ustedes han creído en Cristo de todo corazón y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]
El que no cree se pierde la bendición de la Vida eterna, pero el que cree recibe la bendición de la Vida eterna, el que creyere y fuere bautizado será salvo.
Ustedes me dirán: “Ya he creído de todo corazón en Jesucristo como mi único y suficiente Salvador, como la Pascua por mis pecados, pero todavía me falta una cosa: me falta ser bautizado en agua en Su Nombre, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Es la pregunta que ustedes tienen en vuestro corazón, en vuestra alma, tanto ustedes aquí presentes como los que están allá en Puerto Rico, en México, en Guatemala, en Brasil, en Argentina, en Paraguay, en Venezuela, en Colombia, y en todos los demás países que están conectados con esta trasmisión a través de internet.
Bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo hoy mismo, porque ustedes han creído de todo corazón en Cristo nuestro Salvador como nuestra Pascua que fue sacrificada por nosotros en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua hoy mismo en el Nombre del Señor Jesucristo, donde se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y voy a dejar al Reverendo Patricio Lara por aquí para que nos diga si: ¿Hay agua para ser bautizados? ¿Hay bautisterios aquí? Uno acá, otro allá también. ¿Hay ropas bautismales? Hay también ropas bautismales. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas, vestidores? También hay vestidores. ¿Hay personas que pueden cuidar de las ropas de ellos? También.
Por lo tanto, tienen todas las facilidades para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, como ustedes desean acá en vuestro corazón, conforme al mandato de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y que Cristo les bendiga y les bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que sean bautizados en agua en Su Nombre, y les ayude todos los días de vuestra vida, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final, sean de grande bendición en la Obra del Señor Jesucristo y también reciban grandes bendiciones de parte de nuestro amado Señor Jesucristo, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento y entren así al Reino de Cristo nuestro Salvador; y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus pies, y les dé la salvación y Vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo, para que los tengan también con ustedes en la eternidad viviendo con ustedes en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet en esta transmisión, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y les guarde y con nosotros el Reverendo Patricio Lara para indicarles hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua, en el Nombre del Señor Jesucristo.
Dios les bendiga y les guarde y nos veremos nuevamente, ya sea en este cuerpo físico o en el nuevo cuerpo que Cristo me va a dar y les va a dar también a todos ustedes.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“CRISTO NUESTRA PASCUA.”