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Cristo te está llamando hoy 2004-10-11 1 Manaus Amazonas BR 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Reciban saludos de mi esposa Erica y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta noche leemos en el Evangelio según San Juan, capítulo 10, verso 3; y también capítulo 10, verso 14 en adelante. Dice el capítulo 10, verso 3:

A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.”

“CRISTO TE LLAMA HOY.” “CRISTO TE ESTÁ LLAMANDO HOY.”

Nuestro tema es: “CRISTO TE ESTÁ LLAMANDO HOY.”

A través de la Escritura veremos cómo Cristo te está llamando hoy, y veremos quiénes han escuchado ese llamado de Cristo, quiénes han respondido y qué ha sucedido con esas personas que han oído el llamado de Cristo.

A través de la Escritura podemos ver, que Dios por medio de Su Espíritu estuvo en medio del pueblo hebreo manifestado a través del Profeta Moisés, y llamó al pueblo hebreo para salir de Egipto e ir a la tierra prometida.

Encontramos también que iba delante de ellos, Dios dijo en Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante:

He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.”

El propósito de la salida del pueblo hebreo de Egipto era llegar a la tierra prometida, esa era la meta, para lo cual Dios envió a Su Ángel para libertar al pueblo a través del Profeta Moisés y llevarlos a la tierra prometida. Sigue diciendo:

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

El Nombre de Dios que Moisés quiso conocer estaba en el Ángel de Jehová, y le fueron dadas cuatro consonantes al Profeta Moisés, las cuales son la Y (i, griega), la H, la W y la H. Y H W H fue el Nombre que le fue dado a Moisés como el Nombre de Dios, ese es el Nombre que estaba en el Ángel del Jehová. Solamente son cuatro consonantes, pero esas consonantes pronunciadas por Dios tienen una pronunciación que da un Nombre.

Las vocales Dios sabe cuáles son. Moisés escuchó ese Nombre, y vean ustedes, después más adelante para la entrada del pueblo hebreo a la tierra prometida, por cuanto Moisés no iba a entrar al otro lado del Jordán a la tierra prometida, Moisés le dice a Dios que le muestre la persona, el escogido de Dios para pasar al pueblo hebreo a la tierra prometida, y le dice: “Para que el pueblo no sea como ovejas sin pastor.” Para que el pueblo no sea como ovejas sin pastor necesitan tener a Dios en su medio, guiándolos y hablándoles, y para eso Dios necesita tener un velo de carne.

En aquel tiempo de Moisés Dios le mostró el hombre que iba a pasar al pueblo hebreo a la tierra prometida, Dios a través de ese hombre iba a estar manifestado, y Dios le señaló que ese hombre era Josué, Josué hijo de Nun el cual tenía por nombre Oseas, pero Moisés le cambió el nombre, le puso por nombre: “Josué.”

Josué significa: “Salvador, Redentor.” Y luego, vean ustedes, cuando el Mesías vino tuvo por nombre Josué, que es Jesús, Jesús es lo mismo que Josué: “Salvador.”

Ahora, vean cómo Moisés le coloca por nombre Josué al que iba a pasar al pueblo a la tierra prometida, y el que pasaría al pueblo de Dios, a las ovejas de Dios del reino de los gentiles a la tierra prometida del Reino de Dios, se llama Jesús, el cual es también Josué, porque Josué y Jesús es lo mismo y significan lo mismo: “Salvador, Redentor.” Moisés tenía la revelación del Nombre de Dios.

Ahora, encontramos que ese Nombre de Dios estaba en el Ángel de Jehová, en el Ángel del Pacto, y Dios reflejó en Josué lo que iba a hacer más adelante cuando el Mesías viniera, en el cual estaría el Nombre de Dios.

Jesús dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.” Y por consiguiente Dios el Padre estaría llamando y juntando Sus ovejas a través de Jesús. Dios estaba poniendo Sus palabras en Jesús, pues Jesús decía: “Yo no hablo nada de Mí mismo, sino como Yo escucho al Padre hablar, así es como Yo hablo.” Eran las obras del Padre manifestadas a través de Jesucristo, el Hijo de Dios, en quien estaba el Nombre de Dios, porque Jesucristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová que se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.

Ahora, continuemos leyendo el capítulo 23 del Éxodo, pasamos al verso 21, dice:

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

Dios llama al pueblo a escuchar la Voz del Ángel de Jehová, porque en ese Ángel, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, estaba Dios manifestado hablándole al pueblo hebreo, pero tenía como velo de carne al Profeta Moisés.

Y cuando Moisés terminó su trabajo, después tenía al hombre de Dios: Josué; y luego siguió teniendo velos de carne: los jueces, los Profetas, y luego se hizo carne en un velo de carne propio que se creó en el vientre de María, y nació en Belén de Judea, y Su Nombre es Jesús. Jesús, el hombre, el cuerpo de carne, es el velo de carne de Dios, es la semejanza física de Dios.

La imagen de Dios, el cuerpo angelical de Dios, es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, ese es el cuerpo angelical de Dios, esa es la imagen divina, Cristo en Su cuerpo angelical, esa es la imagen divina. Y la semejanza divina es el mismo Cristo en Su cuerpo de carne. Sigue diciendo:

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.”

Dios dice: “Si oyereis Su Voz.” Porque el pueblo está llamado a escuchar la Voz de Dios a través del Ángel del Pacto, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical:

Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”

Ahora, podemos ver que el pueblo si se mantenía escuchando la Voz del Ángel entraría a la tierra prometida.

Ahora vean, en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12 cómo nos muestra que la Voz de Dios hablándole al pueblo hebreo a través de los Profetas, era la Voz de Dios por medio de Su Espíritu Santo. Dice:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

En este verso 12 hemos visto la forma en que Dios ha hablado por medio de Su Espíritu Santo a través de los Profetas, eso era Dios hablando a través de Cristo, el Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo hablando a través de los Profetas al pueblo hebreo.

Por eso es que San Pedro nos dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 10 en adelante de la siguiente manera:

Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,

escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.”

Y aquí tenemos la revelación divina, que el Espíritu Santo que estaba en los Profetas y que hablaba a través de los Profetas, era el Espíritu de Cristo.

El Espíritu de Cristo luego estaba en la persona de Jesucristo, y luego encontramos que el Día de Pentecostés vino a ciento veinte y sobre ciento veinte, y produjo el nuevo nacimiento de aquellos creyentes en Cristo, y ha permanecido en Su Iglesia y ha estado hablando en medio de Su Iglesia por medio de Sus diferentes Mensajeros.

Habló a través del Apóstol Pedro y fueron llamados como tres mil personas, y fueron bautizadas y recibieron el Espíritu Santo y fueron añadidas a la Iglesia de Jesucristo como tres mil personas el Día de Pentecostés, conforme al capítulo 2 del libro de los Hechos, versos 38 al 39 (verso 38 al 41 del libro de los Hechos, del capítulo 2).

Eso fue la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo a través de San Pedro llamando Sus ovejas; y todavía Cristo está llamando a Sus ovejas de edad en edad, es el llamado del Espíritu de Cristo, del Espíritu Santo a través de Sus diferentes Mensajeros que han predicado el Evangelio de Cristo por medio del Espíritu Santo.

Sigue diciendo el verso 11 de Primera de Pedro, capítulo 1, verso 11, dice:

Escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.

A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.”

Por el Espíritu Santo San Pedro estuvo predicando, fue el Espíritu Santo predicando, dando testimonio de Cristo. Cristo había dicho en San Juan, capítulo 15 de San Juan, verso 26 al 27:

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

Así como el Espíritu Santo habló por medio de los Profetas la Palabra de Dios al pueblo hebreo, ahora a través de San Pedro está hablando la Palabra de Dios y está dando testimonio de Jesucristo, de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio por nuestros pecados, está dando testimonio de Cristo y todo el Programa Divino que Dios cumplió a través de Jesucristo, todo el Programa Divino de la Obra de Redención, todo el Programa Divino que fue reflejado el Día de la Expiación del día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29.

Aquel sacrificio de la expiación por el pecado del pueblo, en donde el pueblo era perdonado y era reconciliado con Dios, o sea, todos los que creían y se arrepentían de sus pecados en ese día; así en esa forma Dios estaba reflejando lo que iba a hacer más adelante por medio del Sacrificio de la Expiación por los pecados del ser humano, a través del Sacrificio del Mesías en la Cruz del Calvario.

Y cuando Cristo vino y murió en la Cruz del Calvario, se efectuó el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, y ese día comenzó el Día de la expiación, y ese es el Día en que Dios acepta a todo ser humano, así como era en el Antiguo Testamento: que el día diez del mes séptimo de cada año Dios aceptaba a toda persona que arrepentida de sus pecados pedía perdón a Dios por sus pecados. Y el sacrificio que el sumo sacerdote realizaba del macho cabrío de la expiación, y llevaba la sangre al lugar santísimo, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, y el pueblo quedaba perdonado y reconciliado con Dios.

Ahora, encontramos que Cristo muriendo en la Cruz del Calvario fue el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, lo cual fue reflejado en el Antiguo Testamento; y Cristo ascendiendo al Cielo y presentándose ante Dios, y llevando Su propia Sangre y colocándola sobre el Trono de Dios, que es el Propiciatorio y Trono de Intercesión en el Cielo, que está representado en el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto, en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón. Y todo eso estaba en el lugar santísimo.

Pero ahora Cristo como Sumo Sacerdote no del orden terrenal, sino del Orden Celestial, se presentó con el Sacrificio y la Sangre del Sacrificio y la presentó a Dios, la Sangre del Sacrificio, y ha estado haciendo Intercesión con Su propia Sangre por toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y esas personas son las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna, para que sean reconciliadas con Dios y sean restauradas a la Vida eterna, puedan vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Esas son las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna, de lo cual habló Cristo en San Lucas, capítulo 19, verso 10, cuando dijo:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Y en el capítulo 18 de San Mateo, versos 11 al 14, dice también:

Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.”

Y compara esas personas que se habían perdido, con ovejas que son buscadas, encontradas y colocadas en el Redil, y luego hay fiesta, hay gozo; y cuando un pecador se arrepiente hay gozo en el Cielo, porque una oveja del Padre dada a Cristo para que la busque y le dé salvación, ha sido hallada y por consiguiente ha sido salvada.

Ahora, podemos ver que estas ovejas son las que escuchan la Voz de Cristo en el tiempo que les toca vivir. Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Porque Cristo está llamando Sus ovejas desde el Día de Pentecostés en adelante, bajo una nueva dispensación. El Día de la Dispensación de la Gracia, Cristo en Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia llamando todas Sus ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Y por eso Cristo te está llamando hoy, en la Dispensación de la Gracia ya al final y en este tiempo que nos ha tocado vivir, que es la Edad de la Piedra Angular, como Él llamó en edades pasadas a través de cada Mensajero que Él envió.

La Voz de Cristo es el Evangelio de Cristo por medio del Mensajero correspondiente a cada tiempo, donde Cristo en Espíritu Santo se manifiesta y habla a través de cada uno de esos Mensajeros.

Y para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá, al final del Día de la Gracia, Cristo todavía está llamando las ovejas que faltan en el Redil del Señor; y ya ha llamado y ha juntado una gran cantidad en esta etapa correspondiente en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

Él no está juntando Sus ovejas en este tiempo en la primera edad, porque ya esa edad recibió las ovejas de ese tiempo, ni en la segunda edad, ni en la tercera edad, ni en la cuarta edad, ni en la quinta edad, ni en la sexta edad, ni en la séptima edad; Él está juntando a Sus ovejas en la Edad de la Piedra Angular, en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Y cuando las complete, entonces habrá completado Su labor de llamar y juntar todas Sus ovejas y darles Vida eterna, les da Vida eterna espiritual, primero produciendo el nuevo nacimiento al darles el Espíritu Santo y así naciendo de nuevo, naciendo en el Reino de Dios, naciendo a una nueva vida, naciendo a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno y recibiendo un cuerpo angelical.

Y luego nos dará Vida eterna física, dándonos un cuerpo físico, glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo nuestro Salvador; para eso es que Cristo ha estado llamando las ovejas que el Padre le dio, ¿en qué tiempo? En el día de la Dispensación de la Gracia.

Y todavía estamos en ese día aceptable delante de Dios, hoy es el Día de salvación, este es el Día de salvación, porque todavía estamos en el Día de la Dispensación de la Gracia, al final donde Cristo está llamando y juntando Sus ovejas de este tiempo final.

Por lo tanto, Cristo te llama, Cristo te está llamando hoy en el Día de la Gracia, Dispensación de la Gracia, porque este es el Día aceptable delante del Señor, este es el Día de salvación.

La Dispensación de la Gracia es el Día de Redención, es el Día en que Cristo llama a Sus ovejas y les da Vida eterna: “Mis ovejas oyen Mi Voz y me siguen.” San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna.”

¿Para qué Cristo llama Sus ovejas? ¿Y para qué Sus ovejas oyen Su Voz y le siguen? Cristo llama Sus ovejas para darles Vida eterna, y Sus ovejas oyen Su Voz y lo reciben para recibir la Vida eterna, para eso es que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Sigue diciendo:

Y no perecerán jamás (o sea, nunca dejarán de existir, vivirán eternamente). Ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”

Las ovejas del Padre, todas esas almas de Dios del Padre Celestial, han sido dadas a Cristo para que las busque y les dé salvación y Vida eterna. Cristo me llamó a mí, yo lo recibí como mi único y suficiente Salvador y Él me dio la salvación y Vida eterna, porque escuché Su Voz y lo recibí como mi Salvador. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también.

Cada uno de ustedes también fueron llamados y escucharon la Voz de Cristo, que los llamó hoy en nuestro tiempo, y Cristo les dio la salvación y Vida eterna, porque Cristo te está llamando hoy, a toda persona escrita en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia hablando de edad en edad por medio de Sus Mensajeros. Por eso en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 2 y en el capítulo 3, dice:

El que tiene oídos para oír, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias.”

Por lo tanto, es la Voz de Cristo por medio de Su Espíritu Santo, llamando a todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. En San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”

Cristo puso Su vida por las ovejas que el Padre le dio, Cristo puso Su vida en la Cruz del Calvario por mí. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también:

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Durante la Dispensación de la Gracia, que es el Día dispensacional de salvación, Cristo por medio de Su Espíritu Santo estaría llamando todas esas personas representadas en ovejas, y esas personas estarían escuchando la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, a través de los Mensajeros que Él enviaría de etapa en etapa.

Y las ovejas escucharían Su Voz y serían llamadas y juntadas, reunidas en el Redil del Buen Pastor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, como ovejas del Señor son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y como el Redil de un Pastor bueno es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto yo soy una oveja en el Redil del Señor Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, porque hemos escuchado Su Voz en el Día de salvación, en el Día de la Dispensación de la Gracia en el cual estamos viviendo.

Estamos viviendo al final de ese día, pero todavía la Voz de Cristo está llamando y juntando Sus ovejas en el Redil del Señor Jesucristo. Todas las personas que han escuchado la Voz de Cristo, han escuchado la Voz del Buen Pastor y han sido colocados en el Redil del Señor, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Si alguna persona todavía no ha escuchado la Voz de Cristo todavía no está en el Redil de Cristo, todavía no está en la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente todavía no tiene Vida eterna; pero en esta noche al escuchar la Voz de Cristo por medio de la predicación del Evangelio de Cristo en esta noche, puede recibir a Cristo como su Salvador y puede ser colocado en el Redil del Señor por el mismo Cristo.

Es Cristo llamando y juntando Sus ovejas en este día de la Dispensación de la Gracia. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia en el día de salvación, en el día de la Dispensación de la Gracia, en el día aceptable delante del Señor llamando y juntando Sus ovejas y así siendo aceptadas por el Señor en Su Reino.

Si alguno todavía no había escuchado la Voz de Cristo, en esta noche ha estado escuchando la Voz de Cristo. Por lo tanto: Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón. Él te está llamando para bendecirte, para perdonar tus pecados y con Su Sangre limpiarte de todo pecado, para que así puedas ser bautizado en agua en Su Nombre y Él te bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ti el nuevo nacimiento, y nazcas en el Reino eterno de Cristo y por consiguiente a la Vida eterna.

Si hay alguna persona que todavía no había recibido a Cristo, puede hacerlo en esta noche y yo estaré orando por usted, pues el Señor Jesucristo te está llamando hoy, porque Él está llamando y juntando todas las ovejas que el Padre le dio, las está llamando y juntando en Su Redil, en Su Iglesia, en Su Reino en este tiempo final, como ha hecho en edades pasadas.

Si hay alguna persona que ha escuchado la Voz de Cristo y no había recibido a Cristo como Salvador, puede hacerlo en esta noche y yo estaré orando por usted, puede pasar al frente y yo oraré por usted en esta noche.

Vamos a dar unos segundos en lo que pasan las personas, que han escuchado la Voz de Cristo y no habían recibido a Cristo todavía como su único y suficiente Salvador. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en nuestra alma, y luego creemos de todo corazón en Cristo y luego damos testimonio público de nuestra fe en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan sencillo como eso. Es un asunto de fe, de fe en Jesucristo para obtener la salvación y Vida eterna. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Todos queremos la salvación y Vida eterna, para lo cual vino Cristo y murió en la Cruz del Calvario: para darnos la salvación y Vida eterna.

Todavía vienen más personas de camino, esperaremos unos segundos en lo que pasan todas las personas que en esta noche han escuchado la Voz de Cristo y le han dicho: “Presente,” a Cristo, porque Cristo está llamando y juntando Sus ovejas en Su Redil, en Su Iglesia, Cristo te está llamando hoy.

Unos segundos y oraremos por las personas que han pasado. Vamos a estar puestos en pie y esperaremos unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar.

Es Vida eterna lo que Cristo nos da cuando nosotros lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador. Es porque queremos vivir eternamente que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, y para eso es que hemos venido a este planeta Tierra: para recibir a Cristo como nuestro Salvador al escuchar Su Voz, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo: ése es el propósito de nuestra existencia en este planeta Tierra, para así recibir la salvación y Vida eterna.

Por eso Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia.” Hay que buscar el Reino de Dios para entrar al Reino de Dios; y se entra al Reino de Dios recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, siendo bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en nosotros el nuevo nacimiento, y así es como nacemos del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, y así es como entramos a formar parte del Redil del Señor, de la Iglesia del Señor Jesucristo, del Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Todavía si falta alguna persona por pasar, puede hacerlo para que quede incluida en esta oración que haré por todas las personas que han pasado al frente. Unos segundos y ya oraremos por todas las personas que han pasado.

Los niños de diez años en adelante también pueden pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Vamos a orar por las personas que han pasado. Si todavía falta alguna persona puede pasar.

Algunas veces luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer de todo corazón en Cristo como nuestro Salvador, cuando llega el momento de pasar al frente para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo algunas personas se aguantan [detienen], se ponen tímidas o pasa alguna cosa que los aguanta.

Pero lo que la persona tiene que decir es: “Yo he escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y he creído de todo corazón en Cristo, yo quiero recibir la salvación y Vida eterna, yo quiero vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, por lo tanto me levanto, paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Jesucristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador, porque yo quiero vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, y así la persona obtiene la victoria y obtiene la salvación y Vida eterna para lo cual vino a existir en este planeta Tierra.

Nuestra existencia en la Tierra tiene un propósito: que recibamos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

Si falta alguna persona todavía, alguna oveja del Señor, puede pasar al frente para que quede incluida en esta oración que estaré haciendo por todas las personas que han pasado.

Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Lo más importante es la Vida eterna, no hay otra cosa más importante, y esa Vida eterna está en Jesucristo, para lo cual tenemos que recibir a Cristo: para que nos dé la Vida eterna.

Ninguna otra persona nos puede dar Vida eterna, solamente hay uno, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, Él es el único que puede darnos Vida eterna, porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo: en Jesucristo.

Vamos ya a orar por las personas que han pasado. Repitan conmigo esta oración las personas que han pasado, levantando nuestras manos al Cielo y repitiendo esta oración que estaré haciendo por ustedes. Con nuestros ojos cerrados repitan conmigo:

Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que soy pecador y reconociendo que Tú eres el único Salvador.

Señor Jesucristo, creo en Tu Primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio por mis pecados.

Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y Te ruego me limpies de todo pecado con Tu Sangre preciosa.

Señor Jesucristo, Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer a la Vida eterna, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino eterno.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.

Repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.

Ustedes han recibido a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, porque ustedes tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida, y Cristo vino a buscar y a llamar esas personas, esas ovejas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida.

Por lo tanto, ustedes han escuchado la Voz de Cristo llamándoles, porque están escritos en el Cielo sus nombres.

Ahora, ustedes me dirán: “Ya he creído de todo corazón en Cristo. Él dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Ya he creído (usted me dirá) y ahora me falta completar el mandato de Cristo, Él dijo: El que creyere (y ya he creído) y fuere bautizado. Me falta ser bautizado todavía en agua en Su Nombre.” Por cuanto ustedes han creído ustedes me preguntarán: “¿Y cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Por cuanto han creído de todo corazón bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo.

Pregunto al ministro si: ¿Hay agua? Hay agua, hay un bautisterio. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas, vestidores? También hay lugar donde cambiarse de ropas para colocarse las ropas bautismales, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego regresan y se colocan sus ropas que ustedes tienen, y regresan a sus hogares felices y contentos, gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma; habrá personas también que cuidarán de vuestras ropas en lo que ustedes serán bautizados.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “CRISTO TE ESTÁ LLAMANDO HOY,” y ustedes han respondido al llamado de Cristo.

Que Jesucristo nuestro Salvador, les bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y traiga también a vuestros familiares a Sus pies, para que les dé salvación y Vida eterna, y estén con ustedes eternamente viviendo en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “CRISTO TE ESTÁ LLAMANDO HOY,” y ustedes han respondido al llamado de Cristo.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Y nos continuaremos viendo en esta Tierra y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Dejo al ministro, al Reverendo aquí para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

CRISTO TE ESTÁ LLAMANDO HOY.”