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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| La única cosa necesaria | 2004-09-09 | 1 | Curitiba | Paraná | BR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en San Mateo, capítulo 7, versos 33 al 34; y San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6.
San Mateo, capítulo 6, versos 33 al 34, dice... son palabras de Jesucristo nuestro Salvador:
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Y en San Juan, capítulo 3, Cristo nos enseña en la conversación que tuvo con Nicodemo cómo encontrar y entrar al Reino de Dios. San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6, dice:
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
“LA ÚNICA COSA NECESARIA.”
El ser humano ha vivido por miles de años con la angustia existencial, porque no sabe de dónde vino ni porqué está aquí en la Tierra ni hacia dónde va cuando terminan sus días en esta Tierra. Pero toda persona puede conocer este misterio, y así se le acaba la angustia existencial que tienen los seres humanos que no conocen de dónde han venido, porqué están aquí en la Tierra y hacia dónde van cuando terminan esta vida terrenal.
Estamos aquí en la Tierra por y para un propósito divino: para buscar el Reino de Dios y Su justicia y así entrar al Reino de Dios naciendo del Agua y del Espíritu. La forma de entrar al Reino de Dios es naciendo del Agua y del Espíritu, eso fue lo que el Señor Jesucristo dijo a Nicodemo.
Por lo tanto, hay que buscar el Reino de Dios, para entrar al Reino de Dios naciendo del Agua y del Espíritu, para lo cual se predica el Evangelio de Cristo. Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]
Tan simple como eso. Es un asunto de creer en Cristo de acuerdo al Evangelio de Cristo, y ser bautizado en agua en Su Nombre para ser salvo, porque Dios ha enviado a Su Hijo al mundo para salvar al ser humano:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16]
La única forma en que el ser humano puede obtener la Vida eterna y por consiguiente la inmortalidad, es a través de Jesucristo nuestro Salvador, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y así la persona nace del Agua, del Agua de la Palabra de Dios; porque nacer del Agua es nacer del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador, escuchando el Evangelio de Cristo y recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador arrepentido de los pecados, y siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Eso es nacer del Agua.
Y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, porque Jesucristo bautiza con Espíritu Santo y Fuego a toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador, y así se produce en la persona el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu en un nuevo Reino: en el Reino de Dios, que es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Así la persona ha buscado el Reino de Dios, ha nacido en el Reino de Dios del Agua y del Espíritu, y ha obtenido la salvación y Vida eterna y ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
Así como para ver, para ver y vivir en este reino terrenal ¿qué tuvimos que hacer? Nacer, nacer a través de nuestros padres terrenales, y por eso es que estamos viendo este reino terrenal y estamos viviendo en este reino terrenal. Pero este reino terrenal está dominado por el príncipe de las tinieblas, desde que el ser humano pecó ante Dios en el Huerto del Edén. Cuando Adán y Eva pecaron, perdieron la bendición de la Vida eterna.
Dios había dicho a Adán que no comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, porque el día que comiera de ese árbol, moriría. Moriría el ser humano, se haría mortal, perdería la Vida eterna. Al perder la Vida eterna viene a ser mortal el ser humano. Y Adán y Eva al pecar murieron a la vida, ¿a qué vida? A la Vida eterna y solamente les quedó vida terrenal, vida temporera que a Adán se le acabó a los 930 años.
Y todo ser humano que nace en esta Tierra a través de sus padres terrenales por la unión de su papá y de su mamá, encontramos que nace entre los mortales como un mortal, y por consiguiente nace sin Vida eterna, no puede continuar viviendo por toda la eternidad, tiene un lapso de tiempo de vida en esta Tierra en el cuerpo físico, y después de cierto tiempo el cuerpo físico muere por la edad avanzada o por alguna enfermedad o por algún accidente.
No importa la edad que tenga la persona, la persona puede morir, porque es un mortal, porque ha nacido entre los mortales, entre las personas descendientes de Adán y Eva, y por consiguiente han nacido de Adán y Eva que pecaron ante Dios y se hicieron mortales.
Y ahora, ¿cómo podremos regresar a la Vida eterna, a la inmortalidad? Si por un árbol, el árbol de ciencia del bien y del mal, que es el maligno, el diablo, el ser humano perdió la Vida eterna y obtuvo la muerte, la muerte a la Vida eterna, murió a la Vida eterna y solamente le quedó vida temporera, vida mortal.
Ahora, para ser restaurado el ser humano a la Vida eterna, necesita encontrar otro árbol, un árbol que sea de vida, necesita encontrar el Árbol de la Vida que estaba en el Huerto del Edén, y el Árbol de la Vida es Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, escuchando Su Voz y creyendo en Él de todo corazón, recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, y siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, obtenemos la Vida eterna, hemos entonces comido de Él, del Árbol de la Vida, que es Jesucristo.
Él dijo: “Yo Soy el Pan de Vida eterna, Yo Soy el Pan vivo que descendí del Cielo.” Y Él dijo: “El que come de este Pan vivirá eternamente.” Por lo tanto, tenemos que comer del Pan de Vida eterna, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, tenemos que comer del Árbol de la Vida, y Su Nombre es Señor Jesucristo. Vean, en el Apocalipsis, capítulo 2, verso 7, dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”
Aquí tenemos la promesa del Árbol de la Vida, para que toda persona que obtenga la victoria coma de Él y viva eternamente.
La persona al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y nacer en la fe en Cristo en su alma, da testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y la persona así ha obtenido la victoria al recibir a Cristo como su Salvador; y Cristo le da Vida eterna, ha comido de Cristo, del Árbol de la Vida eterna creyendo en Él como su único y suficiente Salvador, creyendo en Su Palabra. “Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” [San Lucas 4:4]
Por lo tanto recibimos la Vida eterna a través de Cristo el Árbol de la Vida. Cristo dijo: “Yo he venido para que tengáis vida, y la tengáis en abundancia.” [San Juan 10:10] O sea, para que tengáis Vida eterna que es la vida abundante que nunca se acaba, y esa es la vida que todos queremos tener, porque esta vida terrenal es temporera, nos vamos poniendo viejos a medida que van pasando los años.
Pero hay una Vida eterna, y esa es la vida que todos queremos: la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en el Reino de Dios; y ninguna otra persona nos puede dar la Vida eterna, excepto una sola persona, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
Por eso es que recibimos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador: para recibir la Vida eterna, porque esa es la vida que nosotros queremos, queremos nacer en la Vida eterna; y de eso fue que Cristo le habló a Nicodemo, le habló de entrar al Reino de Dios naciendo de nuevo, naciendo del Agua y del Espíritu, naciendo de la predicación del Evangelio de Cristo, recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino eterno de Jesucristo, que es un Reino con Vida eterna para los que entran a ese Reino.
Cuando nacimos en esta Tierra, nacimos en un reino terrenal que no tiene Vida eterna, por eso nuestros cuerpos no tienen Vida eterna, porque nacimos en un reino que no tiene Vida eterna, que lo que tiene es vida temporera.
Pero el que nace en el Reino de Jesucristo, nace en un Reino que tiene Vida eterna, y por consiguiente recibimos la Vida eterna y entonces nuestra alma ya tiene Vida eterna, y obtenemos un cuerpo angelical, igual al cuerpo angelical de Jesucristo llamado el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, y ya tenemos un cuerpo angelical eterno también, un cuerpo espiritual.
Y pronto Él nos dará un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como Su cuerpo glorificado, un cuerpo eterno para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.
Por eso es que necesitamos a Jesucristo, y por eso la única cosa necesaria es Jesucristo, recibir a Cristo y estar a Sus pies escuchando Su Palabra todos los días de nuestra vida, creyendo en Su Palabra de todo corazón, y manteniéndonos firmes en la fe en Jesucristo, y manteniéndonos en Su Cuerpo Místico de creyentes que es Su Iglesia, que es Su Redil, que es el Redil de las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna.
En el Reino de Cristo que es Su Redil, el Redil de las ovejas que el Padre le dio, vean ustedes, hay Vida eterna; en este Redil es que Cristo coloca las ovejas que Él llama en cada tiempo.
Cristo en Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés, y ha estado hablando, llamando y juntando Sus ovejas en Su Redil, en Su Iglesia. Él ha estado hablando en Espíritu Santo por medio de los Apóstoles y por medio de cada Mensajero que Él ha enviado. Para este tiempo final Jesús dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” [Apocalipsis 22:16]
Es por medio del Ángel del Señor Jesucristo que Jesucristo en Espíritu Santo habla a Su Iglesia de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Cristo ha tenido en Su Iglesia a Su Ángel todo el tiempo; pero para el Día Postrero lo tendrá con cuerpo físico, con cuerpo de carne en medio de Su Iglesia, y estará hablando por medio de Él las cosas que nosotros debemos conocer.
Así como Dios, el Padre, tuvo a Su Ángel: el Ángel de Jehová en medio del pueblo hebreo y habló por medio de Él usando diferentes Profetas, y después tuvo un cuerpo de carne que nació a través de la virgen María, llamado Jesús, y allí estaba Dios con Su Ángel, el Ángel del Pacto manifestado hablándole al pueblo hebreo.
Ahora, para este tiempo Dios ha prometido la bendición más grande que Él daría a Su Iglesia, y estará hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y nos estará mostrando la única cosa necesaria, que es nacer de nuevo, nacer en el Reino de Cristo para tener Vida eterna y vivir con Cristo por toda la eternidad.
María, la hermana de Lázaro estuvo a los pies de Jesucristo escuchando a Jesucristo hablar, enseñar la Palabra de Dios, y la hermana de María (Marta) estaba muy ocupada en la cocina preparando los alimentos, y le dice a Jesús: “¿No tienes cuidado que María no me ayuda? estoy muy ocupada, necesito ayuda,” y Jesús le dijo: “Marta, los muchos quehaceres te tienen turbada, María ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada.”
La mejor parte es escuchar la Voz de Cristo para recibir la bendición de la Vida eterna. Ninguna persona puede saber cómo obtener la Vida eterna, a menos que sea por la Palabra de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, la enseñanza de Jesucristo nos enseña cómo entrar al Reino de Dios y obtener así la Vida eterna, nos enseña que naciendo de nuevo del Agua y del Espíritu entramos al Reino de Dios.
Por lo tanto, todos queremos entrar al Reino eterno de Dios, porque todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en el Reino eterno de Dios, para lo cual la predicación del Evangelio fue ordenada por Jesucristo nuestro Salvador. En San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, donde dice Jesucristo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Es un asunto de creer para ser salvo y entrar al Reino de Dios y vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno, y es un asunto de no creer en Cristo para ser condenado y echado en el lago de fuego y dejar de existir.
Pero nadie quiere dejar de existir, nadie quiere ser echado en el lago de fuego, todos queremos entrar al Reino de Dios y vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, todos queremos la única cosa necesaria, queremos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Todos los que han recibido ya a Cristo como su Salvador, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido Su Espíritu, han obtenido el nuevo nacimiento y han entrado al Reino de Cristo y tienen la única cosa necesaria: a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, y por consiguiente tenemos la Vida eterna.
La Vida eterna es lo más importante que hay para el ser humano, y usted no la puede conseguir en una farmacia, tampoco la puede conseguir en la escuela, tampoco la puede conseguir en la casa de la alcaldía o de la gobernación o la casa presidencial. El único lugar donde usted puede encontrar la Vida eterna es en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, porque ahí es donde Jesucristo está, y Jesucristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” [San Juan 14:6]
Solamente a través de Jesucristo es que llegamos a Dios y obtenemos la Vida eterna. Por lo tanto toda persona que ha recibido a Cristo, ha entrado por la puerta estrecha. Cristo dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare, será salvo.” (San Juan, capítulo 10, verso 9).
Él también dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida (la Luz de la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador).” Eso está en San Juan, capítulo 8, verso 12.
Por lo tanto, toda persona que quiere tener la Vida eterna, ya sabe que Jesucristo es la Vida eterna, Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Jesucristo nuestro Salvador. De esto fue que habló en Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 al 13.
Por lo tanto, ya sabemos cuál es la única cosa necesaria, y cómo obtener esa única cosa necesaria para obtener la Vida eterna. Y Él vendría, está muy cercano tener un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, el cual está tan joven como cuando subió al Cielo dos mil años atrás.
Al saber estas cosas podemos decir: “Esa es la clase de cuerpo que yo necesito, porque yo quiero vivir eternamente y yo no me quiero poner viejo, yo quiero ser siempre joven.” Para eso tenemos que tener Vida eterna, y esta Vida eterna está en Jesucristo, y Él es el único que la da al ser humano.
Por lo tanto, yo sé que voy a tener un cuerpo eterno, ¿por qué? Porque ya he recibido a Jesucristo como mi único y suficiente Salvador, que es la cosa más necesaria para todo ser humano.
La única cosa necesaria es Jesucristo (para todo ser humano), para poder obtener la salvación y Vida eterna. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” San Lucas, capítulo 19, verso 10.
Por lo tanto, Él vino a buscarme a mí y a salvarme a mí, para darme Vida eterna y colocarme en Su Reino eterno. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también, Él vino por nosotros en Su Primera Venida, para morir por nosotros en la Cruz del Calvario y darnos la salvación y Vida eterna.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, todavía no tiene la única cosa necesaria, que es Jesucristo. Por lo tanto, en esta noche puede obtener a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, para tener la salvación y Vida eterna, y tener la esperanza de volver a vivir una nueva vida, una Vida eterna, con Cristo en Su Reino eterno.
Puede levantar su mano, yo estaré orando por usted para que Cristo lo reciba en Su Reino, le perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtenga el nuevo nacimiento, nazca en el Reino eterno de Cristo, nazca a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así haya asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.
“LA ÚNICA COSA NECESARIA: JESUCRISTO.” Necesitamos tener a Jesucristo acá para obtener la Vida eterna.
Por lo tanto, pueden pasar al frente las personas que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, pero que han escuchado la predicación de la Palabra de Cristo, el Evangelio de Cristo y ha nacido en sus almas la fe para creer en Cristo como su único y suficiente Salvador.
Pueden pasar al frente y así dar testimonio de vuestra fe en Cristo y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Yo estaré orando por ustedes en esta noche, para que Cristo los reciba en Su Reino eterno, Él les recibirá.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Nadie quiere ser condenado, todos queremos ser salvos, por lo tanto todos necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, porque Él es la única cosa necesaria para obtener la salvación y Vida eterna y entrar al Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino eterno de Dios.
Pueden continuar pasando para orar por ustedes en esta noche, para que así Cristo les reciba en Su Reino y ustedes aseguren su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, donde viviremos por toda la eternidad, luego que termine esta vida terrenal. Tenemos que asegurar lo que será nuestra vida después que termine esta vida terrenal.
Pueden continuar pasando. Los niños de diez años en adelante también pueden pasar para recibir a Cristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también, Él dijo: “Dejad los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.” [San Mateo 19:14] Los niños tienen lugar en el Reino de Cristo.
Pueden continuar pasando las personas que faltan por pasar, para que queden incluidas en esta oración que estaré haciendo por ustedes. Cristo tiene mucho pueblo en este lugar en esta actividad, Cristo tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Curitiva, República del Brasil, y tiene mucho pueblo en toda la República del Brasil.
Por lo tanto, el Reino de Cristo se está llenando de brasileros, y eso es una bendición grande para el Brasil. Hay brasileros en todos los países, porque han salido del Brasil y han ido a otros países como turistas o como personas que han ido para trabajar en otros países. Pero lo más grande es que haya brasileros en el Reino de Jesucristo, esa es la cosa más grande.
Ya hemos visto cómo entrar al Reino de Cristo, es más sencillo que llegar al país más cercano. Para ir al país más cercano usted tiene que ir, o en avión - y si no tiene mucho dinero, en autobús, y si no tiene mucho dinero en un automóvil suyo o de alguna persona, o en una bicicleta o a pie. Bastante trabajo.
Pero miren, para llegar al Reino de Cristo se llega creyendo en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, está más cercano que cualquier país, el Reino de Cristo está tan cerca que hasta los niños pueden llegar, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Y los que todavía no tienen diez años, pues los presentamos a Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino, y desde que nacen los presentamos a Cristo para que Cristo los tenga en Su Reino, porque los queremos en el Reino de Cristo para que vivan con nosotros por toda la eternidad en el glorioso Reino de Dios, que es el Reino de Cristo, porque el Heredero del Reino de Dios es Jesucristo nuestro Salvador.
Todavía continúan pasando más personas. ¿Y por qué siempre pasan muchas personas? Porque tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida, son ovejas del Señor Jesucristo, y Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo les doy Vida eterna,” San Juan, capítulo 10, verso 27 en adelante.
Por lo tanto, las ovejas que el Padre le dio a Cristo, que son seres humanos, oyen la Voz de Cristo para recibir la Vida eterna. Cristo dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo les doy Vida eterna.” Es para recibir Vida eterna que nosotros recibimos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, es Vida eterna lo que recibimos al recibir a Cristo como nuestro Salvador.
Pueden continuar pasando y estaré orando por ustedes en esta noche. Vamos a estar puestos en pie, mientras pueden continuar pasando las personas a las cuales Cristo les ha hablado por medio de la predicación del Evangelio.
Todos hemos estado a los pies de Jesucristo escuchando Su Voz, escuchando la predicación de Su Evangelio, a través del cual Cristo nos enseña cómo entrar al Reino de Dios y obtener así la Vida eterna.
Todos queremos Vida eterna, todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, y ya hemos visto lo sencillo que es. Es tan simple que Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Tan simple como eso, es un asunto de fe en Jesucristo nuestro Salvador.
En una ocasión el pueblo hebreo, cuando estaba con Moisés por el desierto, pecó ante Dios, y las serpientes venenosas estaban mordiendo a los hebreos; y una persona que es mordida por una serpiente venenosa está condenado a muerte y solamente le quedan pocos minutos de vida en la Tierra.
Pero Dios le dijo a Moisés, luego que Moisés oró a Dios, Dios le dijo a Moisés: “Prepara una serpiente de bronce, colócala en un asta, en una vara, y toda persona mordida por serpientes venenosas que miren a esa serpiente de bronce y vivirán; o sea, no van a morir entonces, vivirán.”
¿Ven? Era una mirada de fe a esa serpiente de bronce, y quedaba anulado el pecado y el efecto del pecado quedaba anulado (la muerte) y quedaba anulado el veneno de las serpientes venenosas.
Nadie tenía que ir a tocar la serpiente de bronce, era una mirada de fe donde quiera que estuviera la persona. Es que aquella serpiente de bronce tipificaba el pecado ya juzgado, y ya efectuado el juicio sobre el pecado. O sea, que aquella serpiente de bronce venía a ser tipo y figura de Jesucristo crucificado, donde nuestros pecados Él los llevó, Él tomó nuestros pecados, murió en la Cruz del Calvario por nuestros pecados, y ahora una mirada de fe a Cristo crucificado nos da el perdón de nuestros pecados, queda anulado el pecado, el veneno del pecado queda anulado, desintegrado, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, desaparece el pecado de nosotros, y por consiguiente la paga del pecado que es la muerte, desaparece y entonces obtenemos vida: Vida eterna.
Es Vida eterna lo que el ser humano perdió, y es Vida eterna lo que Jesucristo nos da.
La serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, a través de la serpiente animal mordió la raza humana y colocó el pecado, el veneno del pecado en la raza humana; y la causa de la muerte de los seres humanos es el veneno del pecado, que el diablo a través de la serpiente colocó en la raza humana, porque la paga del pecado es muerte.
Y ahora, el ser humano, solamente con una mirada de fe a Cristo puede ser libre del veneno del pecado, y anulado el efecto del veneno, que es la muerte.
Ahora recuerden que el ser humano perdió la Vida eterna, murió a la Vida eterna, pero ahora el ser humano puede ser restaurado a la Vida eterna con una mirada de fe a Cristo, para recibir la Vida eterna, así como el pueblo hebreo, aquellos que eran mordidos por serpientes venenosas solamente les quedaban pocos minutos de vida. Pero con una mirada de fe a la serpiente de bronce obtenían la bendición de la vida para continuar viviendo, quedaba anulado el veneno y el efecto del veneno, que era la muerte. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 3, verso 13 al 14:
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.”
Sea levantado, y eso fue cuando murió en la Cruz del Calvario, fue levantado en la Cruz del Calvario, ¿para qué? Dice:
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
El juicio por nuestros pecados cayó sobre Jesucristo cuando murió en la Cruz del Calvario; por lo tanto no tiene que caer sobre nosotros (el juicio divino), ya cayó sobre Jesucristo. El pecado nuestro fue juzgado en Jesucristo cuando murió en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, con una mirada de fe a Cristo, creyendo en Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, quedamos libres del pecado y por consiguiente continuamos viviendo, somos restaurados a la Vida eterna.
¿Vieron? Los que miraban a la serpiente de bronce no morían, continuaban viviendo. Y ahora, por cuanto el ser humano pecó, perdió la Vida eterna, murió a la Vida eterna, pero ahora todo ser humano que pasa por esta Tierra vive una temporada de tiempo, pero por cuanto nació en la raza humana descendiente de Adán y Eva, nació con el veneno del pecado y por consiguiente con un corto tiempo de vida, como le sucede a los que son mordidos por serpientes venenosas: que solamente le quedan unos minutos de vida.
Y ahora, al ser humano, al venir a esta Tierra le quedan delante de la presencia de Dios solo minutos de vida, delante de Dios cien años es algo insignificante comparado con la Vida eterna; pero en este corto tiempo que tenemos damos una mirada de fe a Cristo crucificado, y eso nos da la salvación y Vida eterna y somos restaurados a la Vida eterna para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.
¿Ven lo sencillo que es todo? Por eso Cristo murió por nosotros en la Cruz del Calvario, pero el que no mira a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario pierde la oportunidad de vivir eternamente, pierde la oportunidad de tener continuación de vida, continuar viviendo.
La persona que no mira a Cristo y lo recibe como Salvador, no tiene derecho a vivir eternamente, se conformó con un tiempo tan corto de vida aquí en la Tierra, que a casi todos, para casi todas las personas, es menos de cien años por cuanto el ser humano pecó.
Pero Cristo quita esa maldición y nos coloca en la Vida eterna, y aunque nuestro cuerpo físico muera, nuestra alma va al Paraíso a vivir con la promesa de que volverá a vivir en la Tierra en un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, todos decimos: “Eso es lo que nosotros necesitamos.”
La única cosa que necesitamos para poder vivir eternamente es a Jesucristo, para que nos dé la salvación y Vida eterna; la Sangre de Jesucristo es lo único que nos limpia de todo pecado, y Jesucristo es el único que perdona nuestros pecados y con Su Sangre nos limpia de todo pecado.
Por lo tanto todos necesitamos dar esa mirada de fe a Jesucristo, la promesa es: “Para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna.” Todos queremos tener Vida eterna; por lo tanto hemos dado una mirada de fe a Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, que es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para ser restaurados en la Vida eterna con Dios, ser reconciliados con Dios.
“LA ÚNICA COSA NECESARIA.”
Hemos visto que es Jesucristo, recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador y tenerlo por consiguiente acá en nuestra alma para que nos dé Vida eterna, porque Él es la Vida eterna, y teniéndolo a Él aquí, tenemos Vida eterna acá en nuestro corazón, en nuestra alma.
Si falta alguna otra persona por pasar, puede pasar inmediatamente y ya estaremos orando por los que han pasado.
Algunas veces hay personas que escuchan, creen, pero cuando les toca dar testimonio público de su fe en Cristo, se aguantan [detienen]. Pero Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” [San Lucas 12:8-9] No le podemos dar la espalda a Cristo porque Él nos negaría delante del Padre Celestial, tenemos que recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.
La decisión más grande que una persona hace, es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque esa es la decisión que coloca a la persona en la Vida eterna. Ninguna otra decisión que la persona haga lo coloca en la Vida eterna, solamente la decisión de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Por eso es que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador: porque queremos vivir eternamente. Y ya sabemos que la Vida eterna está en Jesucristo, para eso lo recibimos: para que Él nos dé esa Vida eterna para vivir con Él por toda la eternidad.
Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Si todavía falta alguna otra persona por pasar puede pasar inmediatamente. Los niños de diez años en adelante también pueden pasar para que Cristo les reciba en Su Reino.
Todavía continúan pasando más personas. Nuestra alma tiene mucho valor delante de Dios, somos almas vivientes, eso es lo que en realidad somos, y nuestras almas tienen tanto valor delante de Dios, que Dios ha dado a Su Hijo unigénito para morir por nosotros en la Cruz del Calvario.
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Es Vida eterna lo que Cristo nos da cuando lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador.
Vamos a orar en estos momentos. Nuestros ojos cerrados y nuestras manos levantadas en alto a Cristo. Repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y he creído en Ti, creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, y doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Señor Jesucristo, salva mi alma Te lo ruego, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego. Quiero nacer de nuevo, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero entrar a Tu Reino eterno, quiero vivir contigo por toda la eternidad.
Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, límpiame con Tu Sangre de todo pecado, en Tus manos estoy, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo, Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.
Repitan conmigo con nuestras manos levantadas al Cielo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Cristo y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.
Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ya ustedes han creído y ustedes me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.” Por cuanto han creído de todo corazón ustedes me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Y por cuanto ustedes han creído de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, esta misma noche.
Para lo cual pregunto al ministro si hay agua: ¿Hay bautisterios? Hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar dónde bautizarse? También hay. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas? También hay lugar donde cambiarse de ropas. ¿Y ministros para bautizarlos? También. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, esta misma noche.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “LA ÚNICA COSA NECESARIA.”
Que Dios les bendiga y les guarde, y les bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y a sus familiares los traiga a los pies de Jesucristo para que les dé salvación y Vida eterna y estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes; y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo al Reverendo aquí presente para que les indique hacia dónde caminar para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para así cumplir el mandato de Cristo completo, el cual dijo:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y dejo al Rvdo. Antonio por aquí para continuar, el cual les indicará hacia dónde caminar para cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde se identificarán con Jesucristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Dios les bendiga y les guarde a todos. Con nosotros el Reverendo Antonio.
“LA ÚNICA COSA NECESARIA.”