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Jesucristo como Pastor 2004-08-05 1 Zona 7 Ciudad de Guatemala Guatemala GT 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en el Evangelio según San Juan, capítulo 10, verso 7 en adelante, donde dice:

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (o sea, Vida eterna).

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “JESUCRISTO COMO PASTOR.”

Porque Jesucristo es el Buen Pastor, el Buen Pastor de las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna.

JESUCRISTO COMO PASTOR.”

Jesucristo como el Buen Pastor es el Príncipe de los pastores, el Obispo de nuestras almas; y siendo Él el Príncipe de los pastores, es el Pastor máximo de todas las ovejas que el Padre le ha dado; pero Él ha colocado pastores para cuidar las ovejas que Dios le ha dado.

Ahora, estas ovejas son los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Cristo dijo que Él pone Su Vida para volverla a tomar. ¿La pone por quién? Por Sus ovejas. Él dice:

...así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”

Luego en el capítulo 11 de San Juan, verso 49 en adelante, dice:

Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.

Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Así que, desde aquel día acordaron matarle. “

Vean, y ahora todas estas personas por las cuales Cristo murió: por la nación hebrea y por todos los hijos e hijas de Dios que estaban dispersos en el mundo, y que de etapa en etapa y de siglo en siglo aparecerían en la Tierra, vean, estas personas son las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. En el Antiguo Testamento nos dice la Escritura que Dios pastoreó a Su pueblo, vean... y eso fue cuando el pueblo hebreo iba por el desierto y Moisés era el instrumento de Dios, a través del cual Dios guiaba a Su pueblo. Vean, en el Salmo 136, versos 15 al 17, dice:

Y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo,

Porque para siempre es su misericordia.

Al que pastoreó a su pueblo por el desierto (¿Quién pastoreo a su pueblo por el desierto? Dios),

Porque para siempre es su misericordia.

Aquí podemos ver que fue Dios el que pastoreó a Su pueblo por el desierto. Y para pastorear a Su pueblo por el desierto, Dios lo hizo por medio del Profeta Moisés, pero era Dios en el Profeta Moisés.

Vean, en Isaías, capítulo 63, nos habla acerca de este misterio. Capítulo 63, verso 10 en adelante...aun un poco antes, 9 en adelante, dice:

En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.

Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.

Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu,

el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo (y sigue diciendo),

el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?

El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.”

Y ahora, aquí nos muestra que fue el Espíritu de Jehová el que los pastoreó; o sea, Dios por medio de Su Espíritu, Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová. Recuerden que un espíritu es un cuerpo pero de otra dimensión, parecido a nuestro cuerpo, pero de otra dimensión; así también es nuestro espíritu, es un cuerpo pero de otra dimensión.

Y ahora fue Dios el que pastoreó al pueblo hebreo. Y ahora, vean también en el Salmo 80, verso 1, dice:

Oh Pastor de Israel, escucha;

Tú que pastoreas como a ovejas a José,

Que estás entre querubines, resplandece.

Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,

Y ven a salvarnos.”

Aquí tenemos una petición del salmista, lo cual es una profecía. Sigue diciendo:

Oh Dios, restáuranos;

Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.”

Vean, esta promesa aquí es para ser cumplida en este tiempo final.

Y ahora, el Pastor de Israel que pastorea a José como a ovejas, que pastorea por consiguiente a los hijos de José. Vean, en la bendición hablada por Jacob a José y a los hijos de José, encontramos que la Bendición de la Primogenitura vino para José y los hijos de José, y la parte más importante cayó sobre Efraín, del cual saldrían multitud de naciones. Pero de Manasés, dice la Escritura, que una nación saldría de él. Dice verso 19 al 20 del capítulo 48 (para no leer mucho), dice:

Mas su padre no quiso (o sea, no quiso, cuando colocó la mano derecha sobre Efraín, la cabeza de Efraín, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés para bendecir así a los hijos de José. Dice:)...

Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido (o sea, que Manasés vendría a ser un pueblo y sería engrandecido; por eso Manasés viene a formar parte de las tribus de Israel, es una de las tribus de Israel. Pero para Efraín dice:); pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.”

Vean, multitud ¿de qué? De naciones. En estos dos hijos de José están representados, tipificados, el pueblo hebreo en Manasés, y la Iglesia del Señor Jesucristo en Efraín.

Y vean ustedes, es por medio de la Iglesia del Señor Jesucristo que se ha extendido la predicación del Evangelio de Cristo, y millones de seres humanos han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, han recibido, han escuchado la Voz del Buen Pastor, Jesucristo, el cual está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia pastoreando a Su Iglesia, y han entrado al Redil del Señor.

Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen.” También Él dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil,” o sea, no son del redil hebreo; son personas pertenecientes a los gentiles o de entre los gentiles, que recibirían a Cristo como su Salvador, escucharían la Voz de Jesucristo como el Buen Pastor, y entrarían al Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Estas ovejas son seres humanos que el Padre le dio para que busque esas personas y les dé salvación y Vida eterna. Por eso en San Lucas, capítulo 19, verso 10, Cristo dice:

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Y hablando de esto mismo en San Mateo, capítulo 18, verso 11 en adelante, dice Cristo ahí:

Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?

Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”

Vean, estas ovejas son los hijos e hijas de Dios, son todas aquellas personas que son buscadas por Cristo, el Buen Pastor, por medio del Espíritu Santo en este planeta Tierra, en este mundo; y Él las busca, las encuentra y les da salvación y Vida eterna. Esas ovejas escuchan la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor, que es la predicación del Evangelio de Jesucristo; y nace en el alma, en el corazón de esas personas la fe en Cristo, y luego dan testimonio de su fe en Cristo recibiendo a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, y así lo han recibido como el Buen Pastor, y vienen a ser parte del Redil de Jesucristo, el Buen Pastor, vienen a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por eso en el Antiguo Testamento también Dios se identifica como el Pastor. Y el salmista en el Salmo 23, dice:

Jehová es mi pastor; nada me faltará.”

En el Antiguo Testamento Jehová Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, pastoreó al pueblo hebreo, y el Ángel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical, y luego cuando viene en carne humana es el Buen Pastor; sigue siendo el Pastor de las ovejas de Dios.

Por lo tanto, por medio de Cristo en el Antiguo Testamento, Dios pastoreó al pueblo hebreo en el desierto; y por medio de Cristo en el Nuevo Testamento, Dios pastorea Sus ovejas, las busca, les da Vida eterna, y las coloca en el Redil, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

El pueblo hebreo como nación es el pueblo de las ovejas terrenales; y la Iglesia del Señor Jesucristo es el pueblo de Dios que tiene las ovejas celestiales, que son los creyentes en Cristo, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y el Buen Pastor del Antiguo Testamento es el Buen Pastor del Nuevo Testamento, es el mismo Jesucristo, a través del cual Dios pastoreó al pueblo hebreo en el Antiguo Testamento por el desierto, y es el mismo Jesucristo en el Nuevo Testamento, a través del cual Dios pastorea Sus ovejas.

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;

Junto a aguas de reposo me pastoreará.”

¿Cuáles son esas aguas de reposo? El Espíritu Santo. Cristo dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él. Él dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán por su interior, por su vientre.” ¿Hablando de qué? Hablando del Espíritu Santo que habrían de recibir los que creyesen en Él; pues aún Jesucristo no había sido glorificado.

Pero ya está prometiendo el Espíritu Santo para todos aquellos que vienen a Él para tomar del Agua de la Vida, para tomar del Espíritu Santo y obtener la inmortalidad, obtener la Vida eterna acá en su alma, y así sellar su vida en el Reino eterno de Jesucristo, y así confirmar su nombre en la Vida eterna, y así confirmar su nombre como uno o una de las ovejas del Buen Pastor, Jesucristo.

Cristo dijo: “Mis ovejas oyen Mi Voz, y me siguen.” La Voz de Cristo es la Voz del Espíritu Santo a través del Evangelio de Jesucristo, que se predica de edad en edad durante la Dispensación de la Gracia. También Cristo dice que Él da Vida eterna a esas ovejas. También Cristo hablando de esas ovejas que el Padre le dio, Él dice que Él dará Su vida, da Su vida por esas ovejas. ¿Ven?

¿Por quién Cristo murió en la Cruz del Calvario? Murió por mí. ¿Y por quién mas? Por cada uno de ustedes también; porque somos las ovejas que el Padre le dio para que nos dé Vida eterna.

Ahora, continuemos leyendo, dice:

Confortará mi alma;

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,

No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”

Ahora esto aquí: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno.” En Isaías, capítulo 9, nos habla algo aquí muy importante y vamos a verlo, capítulo 9, verso 1 al 3, dice:

Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.

El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.”

Estas son ovejas que moraban en tinieblas y sombra de muerte, y Luz les resplandeció.

Ahora, vamos a ver cómo resplandeció esa Luz en ese territorio de Galilea de los gentiles. *San Mateo, capítulo 4, verso 12 al 17, dice:

Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;

y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,

para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, al otro lado del Jordán,

Galilea de los gentiles;

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte,

Luz les resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

Aquí les resplandeció la Luz, cuando Cristo apareció en medio de ellos predicando el Evangelio del Reino; porque Jesucristo es la Luz del mundo; Él mismo dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas; mas tendrá la Luz de la Vida.” (San Juan, capítulo 8, verso 12).

Ahora, también encontramos en San Juan, capítulo 1, donde nos habla de Cristo, dice, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”

¿Ven?, todas las cosas fueron hechas por el Verbo, el Verbo que era con Dios, y era Dios. El Verbo es Jesucristo en Su cuerpo angelical, y en Jesucristo en Su cuerpo angelical estaba Dios, y por medio de Jesucristo en Su Cuerpo angelical, Dios creó los Cielos y la Tierra.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece...”

Y ahora sigue en el verso aquí 6, dice:

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él (a fin de que todos creyesen por Juan, ¿creyesen en quién? En Jesucristo, la Luz del mundo).

No era él la luz ((o sea, Juan el Bautista no era la luz)...

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz (¿para que diese testimonio de quién? De Jesucristo, que es la Luz del mundo).

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”

Y ahora, aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre, que creó los Cielos y la Tierra, ahora venía a este mundo, a esta dimensión terrenal, y a este planeta Tierra en la forma de un hombre, vestido de carne humana.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, el pueblo hebreo, al cual vino, no le recibieron).

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (esto es el nuevo nacimiento).

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (vean, en Verbo que era con Dios y era Dios, que creó los Cielos y la Tierra, ahora se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana allá en medio del pueblo hebreo)...

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

El Verbo que era con Dios y era Dios. ¿Y por qué era con Dios y por qué era Dios? Era con Dios, porque es el cuerpo angelical de Dios, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical; y era Dios, porque Dios estaba dentro de ese cuerpo angelical, que es llamado también el Ángel de Jehová, a través del cual pastoreó al pueblo hebreo. Sigue diciendo en el verso 15, dice:

Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.”

Y ahora, estas palabras de Juan son inconcebibles a la mente humana, porque Jesús nació seis meses después que Juan el Bautista, y ahora Juan dice que el que viene después de él es antes que él, dice: “Porque era primero que yo,” y nació después que Juan. Es que Jesús, Jesucristo es primero que Juan el Bautista, porque es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en Su cuerpo angelical; y por consiguiente Juan vino para preparar el camino al Ángel de Jehová que vendría en carne humana en medio del pueblo hebreo, para establecer el nuevo Pacto que Dios prometió al pueblo hebreo.

Vean, en San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58, dice, dice Jesús:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

Y ahora, Cristo dice que es antes que Abraham. Pero ellos decían: “Pero si no tienes cincuenta años, y ahora dices que has visto a Abraham.” Y ahora Cristo les dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” Porque Jesucristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es antes de Abraham y que es antes que Noé también y que es antes que Adán también, y que es antes que toda la Creación.

¿Que es Jesucristo antes de toda la Creación? Claro que sí. En Colosenses dice San Pablo, hablando de Cristo, capítulo 1, verso 15 en adelante, de Colosenses, dice... hablando de Cristo, dice:

El es la imagen del Dios invisible...”

¿Y qué es la imagen del Dios invisible? El cuerpo angelical de Dios, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto.

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Y ahora todas las cosas fueron creadas por medio de Él, de Jesucristo; Dios creó por medio de Jesucristo todas las cosas: el mundo visible y el mundo invisible también, el mundo visible primero y después el mundo invisible. Todas esas galaxias con todos esos sistemas solares los creó Dios, ¿por medio de quién? De Él, de Jesucristo, del Ángel del Pacto, que es el Verbo, que es la imagen del Dios invisible, el cuerpo angelical de Dios. Ese es Cristo en su cuerpo angelical antes de venir en carne humana a la Tierra en medio del pueblo hebreo. Todo fue creado por medio ¿de quién? De Él. ¿Y para quién? Para Él.

...todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas...”

Vean, ahora San Pablo nos dice que Jesucristo es antes que todas las cosas, antes que toda la creación.

...y todas las cosas en él subsisten (en Él permanecen, porque en Él es que tienen continuación o continuidad de vida, de existencia);

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

En Cristo habitó, habita y habitará eternamente la plenitud de la Divinidad, la plenitud de Dios, y esto es: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y por consiguiente el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es SEÑOR JESUCRISTO: porque en Jesucristo habitó, habita y habitará eternamente la plenitud de Dios, la plenitud de la Deidad, de la Divinidad.

...y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas.”

Vean, la reconciliación del ser humano, la reconciliación de lo terrenal y de lo celestial es por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

...y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están (¿dónde?) en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”

Todos necesitamos la Sangre de Jesucristo, para poder obtener la reconciliación con Dios, para poder ser perdonados y limpiados de todo pecado con la Sangre de Cristo, y ser reconciliados con Dios.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado...”

Ahora, hemos sido reconciliados con Dios por medio de Jesucristo. Dice:

...en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.”

Así que, podemos ver quién es nuestro amado Señor Jesucristo: es la Persona más importante, no solamente del planeta Tierra, sino del Universo completo, de toda la Creación. Por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical, Dios creó todas las cosas, por medio de Él. ¿Y para quién? Para Él. Por lo tanto, toda la Creación le pertenece a Jesucristo, porque Jesucristo es el Heredero de toda la Creación.

Por lo tanto, es un privilegio grande para una persona venir a los Pies de Cristo arrepentido de sus pecados y pedirle perdón a Cristo por sus pecados, para que Cristo el Rey del Universo, mire hacia nosotros y nos diga: “Yo te perdono.” Y con Su Sangre nos limpie de todo pecado y nos diga: “Con Mi Sangre Yo te limpio de todo pecado.” En Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante dice (1 al 3), dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas...” ¿Ven?, Dios habló al pueblo hebreo por medio de los Profetas en muchas ocasiones.

...en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo), a quien constituyó heredero de todo...”

El Heredero de toda la creación: del mundo invisible y del mundo visible tiene un nombre y ese nombre es: SEÑOR JESUCRISTO. Y por cuanto Él es Heredero de todo, todos le pertenecemos a Él. Él es Señor de los vivos y de los muertos; o sea, que todo le pertenece a Él.

...a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Ven? ¿Por medio de quién hizo el universo? Por medio de Jesucristo, Jesucristo estando en Su cuerpo angelical.

...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”

¿Ven? La imagen de Dios, la imagen de la sustancia de Dios, ¿quién es? Jesucristo en su cuerpo angelical. Y la semejanza física de Dios, es Jesucristo en Su cuerpo de carne; y ya ese cuerpo fue glorificado cuando resucitó el domingo de resurrección allá hace dos mil años.

Por lo tanto, Dios tiene un cuerpo angelical llamado: “El Ángel del Pacto,” el cual es Jesucristo en Su cuerpo angelical. Y Dios tiene un cuerpo físico, el cual es el cuerpo físico de Jesucristo, el cual ya está glorificado. Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Lo más que se parece a Dios es el ser humano, y lo más que se parece al ser humano es Dios; porque Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Por cuanto Dios el Padre, es Dios, Alma viviente, el Alma viviente eterna, y el cuerpo angelical de Dios, ese cuerpo espiritual es Cristo en Su cuerpo angelical; y el Velo de carne de Dios, es Jesucristo en su cuerpo físico.

Por lo tanto, tenemos a Dios en Alma, Espíritu y Cuerpo. El Alma: Dios eterno, el Alma eterna viviente. Y Dios en Espíritu, o cuerpo espiritual o angelical, es Cristo en Su cuerpo angelical, es el cuerpo angelical de Cristo. Y Dios en un cuerpo físico de carne, un velo de carne, una imagen física como la nuestra, es el cuerpo físico de Jesucristo, el cual ya está glorificado. Ahí tenemos a Dios en Cristo en toda Su plenitud en Alma, Espíritu y Cuerpo. Y el ser humano es alma viviente, y tiene un cuerpo espiritual que es el espíritu de la persona, y tiene un cuerpo físico, que es este cuerpo de carne que nosotros tenemos. El ser humano entonces es alma, espíritu y cuerpo; como Dios es Alma, Espíritu y Cuerpo.

¿Vieron lo sencillo que es? Y así podemos ver que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza: alma, espíritu y cuerpo.

Y ahora, Dios por medio de Jesucristo es el que pastorea a todas esas personas que están escritas en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, que son las ovejas del Padre, que le fueron dadas a Jesucristo para que les dé salvación y Vida eterna. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Por lo tanto, Cristo vino con una misión divina a este planeta Tierra, la cual no comprendían los discípulos del Señor Jesucristo, y mucho menos el concilio de la religión hebrea, y el sumo sacerdote. Ellos no comprendían esa misión divina para la cual vino Jesucristo. Ellos esperaban la Venida del Mesías para sentarse en el Trono de David y reinar. Pero no pensaban que el Mesías tenía que venir para morir primero y llevar a cabo la Redención del ser humano, la cual ya estaba representada, tipificada en el sacrificio del macho cabrío de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año, en donde los hebreos eran perdonados y reconciliados con Dios por un año más.

Pero ahora, eso era tipo y figura la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para reconciliar al ser humano, para no un año más, sino para toda la eternidad.

Por lo tanto, toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, escuchará la Voz de Cristo, porque es una oveja del Buen Pastor, Jesucristo, dada por el Padre, para que le dé salvación y Vida eterna; para que así la saque del reino de las tinieblas y la coloque en el Reino de Dios, que es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Hay dos reinos: Uno es el Reino de Luz y Vida eterna, el cual es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; Cristo es el Rey de ese Reino. Y hay un reino, otro reino, el reino de tinieblas y oscuridad, y su rey es el maligno, el diablo, Satanás. Y hay ovejas, las ovejas pertenecen al Reino de Luz, de Jesucristo nuestro Salvador. Y hay también... vean ustedes, para que comprendan bien este misterio, en San Mateo, capítulo 25, verso 31 en adelante dice:

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.”

¿Ven? Los de la derecha son los que entrarán al Reino de Dios.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

Estas personas que son colocadas como ovejas para ser juzgadas y recompensadas por Cristo, son las personas que han ayudado a todos los escogidos de Dios, y que para este tiempo final, algunos entrarán al tiempo final, y pasarán por la gran tribulación, y entrarán al reino milenial como personas que ayudaron a los escogidos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, que en el tiempo en que estaban viviendo en la Tierra en cuerpos de carne, eran las ovejas del Padre.

Pero ahora, estas personas que hicieron bien a estas ovejas de Cristo, a estos hijos e hijas de Dios, son tipificados también en ovejas, cuando Cristo los recompense por haber ayudado a los creyentes en Cristo elegidos, que son los escogidos de Dios.

Cristo dijo: “Cualquiera que diere un vaso de agua fresca a uno de estos mis pequeñitos, no perderá su recompensa.” ¿Ven? Y aquí está recompensando a cada una de esas personas; y también esto será para naciones también. Naciones entrarán al Reino Milenial de Cristo, pero habrán otras naciones que no entrarán al Reino Milenial. Y habrá personas también que entrarán al Reino Milenial, aunque no sean de los escogidos de Dios, pero ayudaron a los escogidos de Dios; y también habrán personas que no entrarán al Reino de Cristo, no vivirán ni en el Reino Milenial, ni en la eternidad con Cristo en Su Reino.

Ahora, veamos lo que sigue diciendo:

Entonces dirá también a los de la izquierda (o sea, a los cabritos): Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.”

Vean, estas personas y también estas naciones, que están tipificadas en los cabritos, no pueden entrar ni al Reino Milenial, ni a la eternidad.

Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”

Estos hermanos de Jesucristo más pequeños son los creyentes en Cristo; Jesucristo es nuestro hermano Mayor. Por lo tanto, nuestro hermano mayor recompensará a todas las personas que han ayudado a todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo.

Vean, en Hebreos también, San Pablo hablando de Cristo y Sus hermanos, dice en Hebreos, capítulo 2, versos 9 en adelante, dice:

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos...”

Vean, Cristo no se avergüenza de llamarnos hermanos, y nosotros no nos avergonzamos de llamarnos hermanos los unos de los otros, y de llamar a Jesús: Nuestro Hermano Mayor.

...diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre,

En medio de la congregación te alabaré.

Y otra vez:

Yo confiaré en él.

Y de nuevo:

He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,

y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos (debía ser semejante a nosotros: con un cuerpo de carne para morir por todos nosotros)...

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”

Cristo como Sumo sacerdote por medio de Su Propio Sacrificio en la Cruz del Calvario, expió nuestros pecados y hace Intercesión por nosotros en el Trono de Intercesión en el Cielo, que es el Trono de Dios, donde ha colocado Su propia Sangre, y Él intercede por todas esas personas que son hijos e hijas de Dios, que son representados en las ovejas que Dios le dio a Cristo para que les dé Vida eterna.

Y Cristo es representado en un Pastor, en un Buen Pastor. Por lo tanto, como ovejas del Redil, del Buen Pastor, de Jesucristo, servimos a Cristo todos los días de nuestra vida, sabiendo que Jesucristo es el Buen Pastor que nos pastorea en los pastos frescos de Su Palabra, y nos da del Agua de Su Espíritu Santo, para que así tengamos Vida eterna.

Hemos venido a este planeta Tierra, que es un planeta, el cual está bajo el dominio del reino de las tinieblas, del reino del maligno. El reino de las tinieblas tiene un rey, un príncipe, y es el diablo o Satanás. Desde que el ser humano cayó en el Huerto del Edén, cayó cautivo, esclavizado en el reino de las tinieblas, así como el pueblo hebreo fue esclavizado en Egipto; pero Dios libertó al pueblo hebreo por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová manifestado en el Profeta Moisés.

Y ahora, Cristo, el Ángel de Jehová ha libertado a todos los hijos e hijas de Dios, a las ovejas del Padre, los ha libertado del reino de las tinieblas, de ese reino de tinieblas, en donde la humanidad mora en tinieblas y sombra de muerte.

Por lo tanto, de esas tinieblas y sombra de muerte es que Cristo nos liberta; y aunque continuemos viviendo en este planeta Tierra, que está en tinieblas y en sombra de muerte, para nosotros ha resplandecido Cristo, la Luz del mundo y caminamos en la Luz de Dios, que es Jesucristo nuestro Salvador; guiados, pastoreados por Jesucristo el Buen Pastor.

Por lo tanto, no temeré mal alguno, porque Jehová, el cual es Cristo en el Nuevo Testamento, está conmigo. ¿Y con quién más? Con cada uno de ustedes también. Porque somos ovejas del Redil del Buen Pastor, Jesucristo nuestro Salvador. Y Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”

Por lo tanto, las ovejas del Señor Jesucristo que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, y por consiguiente no están en el Redil de Cristo, oyen la Voz de Cristo cuando se predica el Evangelio de Cristo y reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador, y así siguen a Jesucristo, el Buen Pastor. Son colocadas esas personas en la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente, eso es ser colocada la persona en el Redil de Jesucristo el Buen Pastor, juntamente con las demás ovejas que ya están en el Rebaño del Señor Jesucristo. Jesucristo, como el Pastor. No como cualquier pastor, sino como el Buen Pastor.

Y ahora, ¿quiénes son, o cuáles son esas ovejas de Jesucristo, el Buen Pastor, las cuales son pastoreadas por Cristo? Todos los que hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Así hemos recibido al Buen Pastor y hemos venido a formar parte del Redil del Buen Pastor, de la Iglesia del Señor Jesucristo, y somos ovejas del Rebaño del Buen Pastor, pastoreadas por Jesucristo el Buen Pastor y Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, de Su Redil.

De edad en edad Cristo en Espíritu Santo ha pastoreado Su Iglesia a través de Sus diferentes Mensajeros, a través de los Apóstoles y a través de los diferentes Ángeles Mensajero que Él ha enviado en las diferentes etapas de Su Iglesia entre los gentiles. Y para este tiempo final también nos está pastoreando Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Por lo tanto, seguimos escuchando la Voz de Cristo, el Buen Pastor, y continuamos siguiendo a Jesucristo, el Buen Pastor, y continuamos en el Redil de Jesucristo, el Buen Pastor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahí es donde Cristo trae todas las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. Jesucristo como el Pastor, como el Buen Pastor, como el Príncipe de los pastores.

Si alguna persona todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, no está en el Redil del Señor Jesucristo como una oveja, por consiguiente no tiene esperanzas de Vida eterna. Pero si es una oveja, si es una oveja, Cristo le habla directamente a su alma, a su corazón, y le llama en esta noche, le llama en esta noche, y dice San Pablo en Efesios, capítulo 5, verso 14: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.”

Es la Voz de Cristo, el Buen Pastor llamándote, porque eres una oveja de Cristo el Buen Pastor que el Padre le ha dado para que le dé Vida eterna y la coloque en Su Redil, en Su Rebaño, en su Iglesia.

Por lo tanto, en esta noche ya Cristo te ha hablado directamente a tu alma y te ha llamado, por consiguiente la oportunidad ahora es para que des testimonio público de tu fe en Cristo, porque ya has escuchado la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador, y has creído en tu alma, en tu corazón en Cristo, el Buen Pastor, como tu único y suficiente Salvador. Porque la fe viene por el oír ¿el oír qué? La Palabra de Dios. Y por cuanto eres una oveja, has escuchado la Palabra, la Voz de Cristo.

Los que no escuchan, pues Cristo dice que no son de Sus ovejas, son del otro grupo pertenecientes al reino de las tinieblas, y por consiguiente no están conceptuados en ovejas, sino en cabritos pertenecientes al reino de las tinieblas.

Pero las ovejas del Padre dadas a Cristo, oyen la Voz de Cristo, aunque vivimos en este reino terrenal de tinieblas y sombra de muerte. Pero Él nos llama y respondemos a Su llamado, y Él nos coloca en el Reino de Luz, que es el Reino de Dios, el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, el cual es el Reino de Luz y Vida eterna.

Nadie quiere estar en el reino de las tinieblas, del maligno, sino en el Reino de Jesucristo, el Reino de Luz y Vida eterna. Por lo tanto, si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón. Cristo quiere sacarte del reino de las tinieblas y colocarte en Su Reino de Luz y Vida eterna, para así colocarte en Su Redil, Su Reino, Su Iglesia, para que vivas por toda la eternidad en Su Reino.

Puedes levantar tu mano, y yo oraré por ti, para que Cristo te reciba en su Reino, perdone tus pecados y con Su Sangre te limpie de todo pecado, y te coloque dentro del Nuevo Pacto, y te cubra con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario. Vamos a dar unos segundos en lo que pasan las personas que han escuchado la Voz de Cristo y han creído en sus corazones, lo cual indica que son ovejas de Dios dadas a Cristo para que les dé Vida eterna.

Recuerden que Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Cristo te ha hablado para que escuches Su Voz y le sigas. Él también dijo en el capitulo 8, verso 47 de San Juan: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” Por lo tanto, la identificación de que una persona es de Dios, es una oveja del Padre dada a Cristo, es que oye la Voz de Cristo, la Voz de Dios, oye la Voz del Espíritu Santo, el Evangelio de Jesucristo, y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Así que ya ustedes han creído de todo corazón, y ahora les toca la oportunidad de dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.

Pueden continuar pasando y oraré por ustedes en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan en el Reino de Luz y Vida eterna, de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Redil del Señor Jesucristo, el Redil de Cristo del Buen Pastor.

Pueden continuar pasando. Dios tiene mucho pueblo, muchas ovejas en esta ciudad de Guatemala, en Ciudad Guatemala y en toda la República de Guatemala. Por lo tanto, tienen la oportunidad todas esas ovejas que todavía no han entrado al Redil del Señor Jesucristo, entrar hoy al Redil de Cristo, al Reino de Cristo, al Reino de Luz y Vida eterna. Daremos unos segundos en lo que pasan todas las personas que faltan por pasar, las cuales son ovejas del Padre, que han sido dadas a Cristo para que les dé Vida eterna, y para que las coloque en Su Redil, Su Rebaño, y las pastoree Cristo, el Buen Pastor por medio de Su Espíritu Santo en este tiempo final.

Pueden continuar pasando. Todos queremos vivir eternamente, y el único Reino de Vida eterna y con Vida eterna es el Reino de Luz de Jesucristo nuestro Salvador.

El reino de las tinieblas va a dejar de existir. Dios va a destruir el reino de las tinieblas, y solamente va a permanecer el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. En el Reino de Cristo, cuando sea establecido en la Tierra, vamos a ver muchos ciudadanos de Guatemala allí en ese Reino. ¿Y quiénes son esas personas que van a estar en ese Reino de Cristo? Todos ustedes.

Por lo tanto, va a estar lleno el Reino Milenial de Cristo de muchas personas de Guatemala y de muchas personas de toda la América Latina y el Caribe. Es que el Programa Divino de Cristo en Su Reino, en Su Iglesia, en Su Redil, corresponden en este tiempo final a la América Latina y el Caribe; y de ahí se extiende el Programa de Dios y el Mensaje de Dios a toda la América Latina y el Caribe y al mundo entero.

Por lo tanto, Cristo está llamando en este tiempo a Sus ovejas latinoamericanas y caribeñas. Este es el tiempo de los latinoamericanos y caribeños.

Este es el tiempo más glorioso para todos los latinoamericanos y caribeños. Es el tiempo en que el llamado de Cristo, el Buen Pastor, está llegando a los oídos y al corazón de todos los latinoamericanos y caribeños, para entrar al Redil del Señor, al Rebaño del Señor, al Reino del Señor Jesucristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Todavía estamos dando unos segundos en lo que llegan las personas que faltan por llegar. Cristo dijo:

Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura;

el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Todos queremos ser salvos, nadie quiere ser condenado. Todos queremos ser salvos, y serán salvas todas las ovejas del Padre dadas a Cristo, los cuales escuchan la Voz de Cristo el Buen Pastor, y vienen a los Pies de Jesucristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Eso está en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Y también Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre. Mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” Todos queremos que Cristo nos confiese como creyentes en Él delante de nuestro Padre Celestial. Por lo tanto, todos necesitamos a Cristo, y necesitamos dar testimonio público de nuestra fe en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador; recibimos a Cristo para recibir la salvación y Vida eterna, y poder vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

En Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 en adelante, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

Todo ser humano quiere la Vida eterna, quiere vivir eternamente. ¿Y dónde puede encontrar la Vida eterna? En los supermercados no la puede conseguir, en la farmacia tampoco; y ningún gobierno terrenal tampoco la tiene. Pero Cristo la tiene, porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está ¿en quién? En Jesucristo. Por consiguiente tenemos que ir al que tiene la Vida eterna, que es Jesucristo.

Por lo tanto, venimos a los Pies de Jesucristo para pedirle el perdón de nuestros pecados, ser limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y darnos la Vida eterna, que es lo más grande que una persona pueda recibir de parte de Dios: La Vida eterna. Por eso dice en San Juan, capítulo 3, verso 16:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? El que en Él cree es el que recibe la Vida eterna; el que no cree, no recibe la Vida eterna. Dice ahí mismo en San Juan, ese pasaje del capítulo 3 de San Juan, dice algo más, dice:

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

¿Ven? El que cree en Jesucristo no es condenado, tiene, recibe Vida eterna; mas el que no cree es condenado. Y leemos aquí nuevamente el Capítulo 3, verso 16 de San Juan, donde dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? Para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna. Es una mirada de fe a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, creyendo en Su Primera Venida y Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Con esa mirada de fe a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, obtenemos el perdón de nuestros pecados, somos limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, somos bautizados en agua en Su Nombre y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y nos da así el nuevo nacimiento, y así obtenemos la Vida eterna; para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna. Esa es la forma de obtener la Vida eterna.

Y continuamos leyendo en el capítulo 5 de San Juan, de Primera de Juan, donde nos detuvimos en el capítulo 5, verso 11, donde dice:

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida.”

El que tiene a Jesucristo, al Hijo de Dios acá en su alma porque lo recibió como Salvador, tiene la Vida eterna.

...el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

El que no tiene al Hijo de Dios es el que no ha recibido a Cristo como su Salvador, y por consiguiente esa persona no tiene la Vida eterna, lo que tiene es vida temporera que se le va a terminar en algún momento. A la mayor de las personas se le acaba la vida temporera, la vida terrenal antes de los cien años, a la mayor parte de las personas. Pero no podemos conformarnos con una vida temporera que dura tan poco, teniendo la oportunidad de tener la Vida eterna. La Vida eterna es lo más importante que hay para el ser humano, y solamente a través de Jesucristo el ser humano la puede obtener; fuera de Jesucristo no puede obtener Vida eterna ninguna persona.

Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” ¿Ven? Nadie puede llegar a Dios a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador. Sigue diciendo:

...el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”

Esa es la buena noticia para los creyentes en Cristo: que tenemos Vida eterna, la hemos recibido a través de Jesucristo, Él nos ha dado la Vida eterna, al recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.

“...y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Hemos visto que la única forma que hay para obtener la Vida eterna es recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, creyendo en nuestras almas en Jesucristo como nuestro Salvador. “El que en Él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios.” El que en Él cree tiene Vida eterna y no perecerá jamás, vivirá eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Ese es el único Reino que existirá por toda la eternidad. El reino de las tinieblas va a dejar de existir, y todos los que estén en el reino de las tinieblas dejarán de existir también. Pero los que están y los que estén en el Reino de Cristo, existirán por toda la eternidad. Por eso es tan importante recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador: para que Él nos dé la Vida eterna.

La decisión más grande que una persona puede hacer en su vida es una sola, y esa es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador; porque esa es la decisión que coloca a la persona en la Vida eterna. Ninguna otra decisión coloca a la persona en la Vida eterna, solamente la decisión de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador; porque en Él está la Vida eterna y Él es la Vida eterna. Y si tenemos a Cristo acá, tenemos la Vida eterna, porque Él es la Vida eterna, y nos imparte Vida eterna a nosotros, como el Buen Pastor, dándole Vida a las ovejas que el Padre le dio.

JESUCRISTO COMO PASTOR,” como el Buen Pastor, como el Príncipe de los pastores.

Unos segundos más, y ya oraremos por las personas que han pasado. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han pasado, y si falta alguna otra persona por pasar, a la cual ya Cristo, el Buen Pastor, le habló directamente a su alma, a través de la predicación del Evangelio de Cristo, puede hacerlo inmediatamente para que quede incluido en esta oración.

Algunas veces sucede que a algunas personas luego de creer, estando sentados escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, cuando les toca dar testimonio público de su fe en Cristo, sienten que algo los aguanta [detiene]. Pero eso no es de Dios. Cristo les está llamando y por consiguiente hay que responder al llamado de Cristo.

Por lo tanto, diga desde lo profundo de su corazón: “Yo he escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y he creído de todo corazón, y me levanto y paso al frente, y doy testimonio público de mi fe en Cristo, recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador.” Y así usted obtendrá la victoria y obtendrá la salvación y Vida eterna de parte de Jesucristo nuestro Salvador.

Vamos a prepararnos para ya orar por las personas que han pasado. Recuerden, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno, ¿con quién? Con Jesucristo en Su Reino eterno. Ninguna otra persona le puede asegurar a usted su futuro eterno, excepto Jesucristo nuestro Salvador. Usted puede ir a cualquier compañía de seguros y comprar un seguro para su casa, para su auto, para su familia un seguro de salud. Pero el seguro de la Vida eterna solamente lo puede conseguir con Jesucristo en Su Reino eterno. Ninguna compañía de seguros terrenal puede darle el seguro de la Vida eterna, ninguno puede asegurarle la Vida eterna a usted, solamente hay UNO, y ese es NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO.

Por lo tanto, tenemos que asegurar nuestra vida ¿con quién? Con Jesucristo en la Vida eterna, para poder vivir con Él por toda la eternidad.

Vamos a inclinar nuestros rostros para orar, y todos los que han pasado repitan conmigo esta oración. Levantemos nuestras manos al Cielo. Veo personas que vienen de camino, vamos a darle oportunidad que lleguen, porque hay lugar en el Reino de Cristo para ustedes que vienen de camino. Vamos a inclinar nuestros rostros y con nuestras manos levantadas a Cristo oremos. Repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y ha nacido en mi alma, en mi corazón, la fe en Ti; y creo en Ti y en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario; creo que Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, y creo que Tu Sangre me limpia de todo pecado; por consiguiente, Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego, perdona mis pecados, límpiame con Tu Sangre de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre; y Te ruego así produzcas el nuevo nacimiento en mí. Quiero nacer en Tu Reino eterno, para vivir contigo por toda la eternidad. Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego. En Tus manos encomiendo mi alma. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo, Te lo ruego Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, repitan conmigo, con nuestras manos levantadas en alto: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha recibido en Su Reino, en Su Redil, en Su Rebaño, Cristo, el Buen Pastor. Él ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Ustedes han creído en Él al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, conforme a como Él dijo:

Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ustedes han creído de todo corazón, y me dirán: “Pero me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.” Y preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar en el Nombre del Señor Jesucristo en agua?” Por cuanto ustedes han creído de todo corazón en Jesucristo como vuestro único y suficiente Salvador; bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, para así cumplir el mandato de Cristo, y así identificarse con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando el ministro lo va a bautizar a usted, es porque usted murió al mundo, espiritualmente hablando, y cuando lo sumergen en las aguas, lo está sumergiendo en las aguas bautismales (porque a todo muerto hay que sepultarlo); y luego cuando lo levanta de las aguas bautismales, usted está resucitando a una nueva Vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Así que bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche, por cuanto han creído en Cristo de todo corazón, y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.

Pregunto aquí al Rvdo. Esteban Colón si hay agua: Hay agua, hay bautisterios a este lado y a este otro lado. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Y vestidores donde cambiarse de ropa y colocarse las ropas bautismales? Y también hay personas que le ayudarán y les cuidarán también la ropa para que así estén tranquilos y sean bautizados, y luego se cambien nuevamente de ropa, se colocan las ropas de ustedes y regresan a sus hogares gozosos y agradecidos a Cristo por la salvación de vuestra alma.

Así que dejo con ustedes al Rvdo. Esteban Colón para indicarles hacia dónde caminar y cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Fue un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “JESUCRISTO COMO EL BUEN PASTOR.” Él es nuestro Pastor.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Dios les bendiga y con nosotros el Rvdo. Esteban Colón.

JESUCRISTO COMO PASTOR.”