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| El tiempo se ha cumplido | 2004-07-14 | 1 | Apatzingán | Michoacán | MX | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.
Para esta ocasión leemos en el libro del Profeta Isaías, en el capítulo 40, verso 1 en adelante (verso 1 al 5), donde dice:
“Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.”
Y luego el verso 9 al 11 de este mismo capítulo 40 de Isaías, dice:
“Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; dí a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.
Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.”
Dios dice por medio del Profeta Isaías:
“Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.”
Aquí nos habla del cumplimiento del tiempo, y de esto mismo nos habla el Apóstol Pablo en Gálatas, en su carta a los Gálatas, capítulo 4, verso 4 en adelante, cuando dice:
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Y ahora, EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO. Esto sucedió dos mil años atrás cuando apareció nuestro amado Señor Jesucristo en el cumplimiento del tiempo, en donde Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, para que recibiese a todos los hijos e hijas de Dios, a todas las personas que estaban bajo la Ley.
Por lo tanto, el tiempo del cumplimiento de las promesas mesiánicas es el tiempo en donde se cumple lo que Dios ha prometido. Ese es el tiempo más importante de todos los tiempos. Y antes de cumplirse el tiempo, Dios envió a Juan el Bautista como precursor de la Primera Venida de Cristo, anunciando que después de él vendría uno mayor que él (mayor que Juan), el cual bautizaría con Espíritu Santo y Fuego.
Por lo tanto, en el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo Jesucristo nacido de mujer, nacido a través de la virgen María. Eso fue en el cumplimiento del tiempo.
Y ahora, encontramos que en el cumplimiento del tiempo, Dios llevó a cabo el Programa de Redención a través de Jesucristo, el Hijo de Dios, muriendo en la Cruz del Calvario. Él para morir tomó nuestros pecados y se hizo pecado por nosotros, Él no podía morir, porque no tenía pecado; pero al tomar nuestros pecados se hizo mortal y murió por todos nosotros en la Cruz del Calvario. Ese día de la crucifixión de Cristo era el día en que la raza humana tenía que morir por sus pecados. Por eso fue que Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24:
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”
Cristo es el Grano de Trigo, el Hijo del Hombre que murió por nosotros en la Cruz del Calvario, para que nosotros podamos vivir eternamente. La raza humana está viva, ¿por qué? Porque Cristo murió en la Cruz del Calvario tomando nuestros pecados, para que nosotros no tuviésemos que morir; y así la raza humana le debe su existencia a Cristo al morir en la Cruz del Calvario; porque Él murió por todos nosotros, Él puso Su vida por el mundo, por la humanidad, Él dio Su vida por la vida de la humanidad, para que la humanidad pudiera continuar viviendo y pudiera tener la oportunidad de Salvación y Vida eterna, recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador.
Algunas personas no saben porqué la raza humana está existiendo; pero está existiendo porque murió Cristo en la Cruz del Calvario llevando los pecados del ser humano, murió en el tiempo correspondiente al Programa Divino en el cumplimiento del tiempo, cuando Dios envió a Su Hijo Jesucristo, nacido de mujer, para morir por nosotros en la Cruz del Calvario.
Por eso, toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido como un hijo o como una hija de Dios en el Reino de Dios; y por consiguiente ha nacido a una nueva vida: a la Vida eterna; pues cuando nacimos en la Tierra a través de nuestros padres terrenales, nacimos a la vida, pero no a la Vida eterna; nacimos a una vida temporera que nos dura muy poco tiempo.
Pero cuando nacemos en el Reino de Cristo por medio de creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y somos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo a la Vida eterna. De esto fue que Cristo le habló a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, cuando le dice de la siguiente manera... dice capítulo 3, verso 3 en adelante, dice:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”
Es necesario nacer de nuevo, para la persona entrar al Reino de Dios y tener Vida eterna. De otra forma el ser humano no puede tener Vida eterna en sí mismo. Para tener Vida eterna hay que recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está en Jesucristo, el Hijo de Dios; por esa causa es que recibimos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, para obtener de parte de Cristo la Vida eterna.
No es para ser un religioso más, sino para recibir la Vida eterna, y poder vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Es necesario nacer de nuevo. El que quiere vivir eternamente en el Reino de Dios, necesita nacer de nuevo; el que no desea vivir eternamente con Cristo en Su Reino, no tiene que nacer de nuevo, ya está condenado, porque el ser humano pecó en el Huerto del Edén, y por consiguiente toda la descendencia de Adán y Eva está condenada a la muerte; pero el que quiere vivir eternamente, entonces necesita nacer de nuevo, nacer a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Por eso fue que Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Tan simple como eso. Es un asunto de una mirada de fe a Cristo para recibirlo como nuestro Salvador, y así Él perdonar nuestros pecados y con Su Sangre limpiarnos de todo pecado, y ser bautizados en agua en Su Nombre, y Él bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y obtener así el nuevo nacimiento, nacer en el Reino de Cristo a la Vida eterna. No hay otra forma para el ser humano obtener la Salvación y Vida eterna. Cristo dijo en una ocasión en San Lucas, capítulo 19, verso 10: “Porque el Hijo del Hombre vino para buscar y salvar lo que se había perdido.” Y esos son seres humanos que aparecen en este planeta Tierra perdidos, y Cristo viene a buscarlos y a salvarlos para darles Vida eterna y colocarlos en Su Reino eterno.
Por lo tanto, toda persona que quiera entrar al Reino de Dios y vivir eternamente con Cristo en Su Reino, necesita recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que Cristo le reciba, le perdone sus pecados, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtenga así el nuevo nacimiento.
Vean, Cristo hablando también en San Juan, capítulo 3, verso 14 en adelante, dice:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Cristo fue levantado en la Cruz del Calvario cuando fue crucificado, para que toda persona dé una mirada de fe a Cristo y obtenga la Salvación y Vida eterna, y no se pierda, sino que viva eternamente con Cristo en Su Reino eterno; y así asegure su futuro eterno en la Vida eterna con Jesucristo nuestro Salvador. Ninguna otra persona le puede asegurar al ser humano la Salvación y Vida eterna, ninguna otra persona le puede asegurar a la persona, a otra persona, la entrada al Reino de Dios, solamente Jesucristo. “Porque no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.” Dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12.
Por lo tanto, todos los seres humanos para vivir eternamente necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Por esa causa en San Juan, capítulo 3, verso 16 en adelante, dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
¿Para qué Dios dio a la raza humana a Su Hijo unigénito, a Jesucristo, lo envió a la Tierra para que muriera en la Cruz del Calvario? Para que todo aquel que en Él cree (en Jesucristo) no se pierda, mas tenga Vida eterna.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
El que no cree ya ha sido condenado, el que cree no es condenado sino que vive eternamente con Cristo en Su Reino eterno, entra al Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y así ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Y hay que asegurar nuestro futuro, tenemos que asegurar nuestro futuro eterno mientras vivimos en esta Tierra en estos cuerpos mortales. Después que termine nuestra vida aquí en la Tierra, ya no hay oportunidad para asegurar nuestro futuro con Cristo en Su Reino eterno. Por eso Cristo dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
¿Qué recompensa dará el hombre por su alma? No hay recompensa que el ser humano pueda dar a Dios para la salvación de su alma; ya el precio de la salvación lo pagó Jesucristo en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, todos tenemos la oportunidad de obtener la Salvación y Vida eterna a través del medio provisto por Dios, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. No hay otro Sacrificio por el pecado del ser humano, solamente el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
En medio del pueblo hebreo, antes de la muerte de Cristo, sacrificaban animalitos por el pecado de los hebreos; pero ya con el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, ya terminaron todos los sacrificios de animalitos, y solamente Dios acepta un Sacrificio por el pecado del ser humano, y es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, un Sacrificio para hebreos y para gentiles también.
Por lo tanto, ahora todos tenemos la oportunidad y privilegio de tener un Sacrificio por nuestros pecados, el cual es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, tenemos que aprovechar la oportunidad de ese Sacrificio que nos ofrece el perdón de nuestros pecados y la limpieza de nuestros pecados con la Sangre del Señor Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario; y nos ofrece el bautismo en el Espíritu Santo, y el nuevo nacimiento y la entrada al Reino eterno de Dios.
Todas esas bendiciones están contenidas en Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Él murió en el tiempo señalado por Dios, cuando el tiempo se había cumplido. Ya se había cumplido el tiempo de la Dispensación de la Ley; y al final de la Dispensación de la Ley apareció Cristo predicando en medio del pueblo hebreo, cuando el tiempo ya se había cumplido, se había cumplido para Dios cumplir las promesas mesiánicas.
Y ahora estamos llegando al final del tiempo de la Dispensación de la Gracia, por consiguiente estamos en un tiempo paralelo a los días del Señor Jesucristo, en donde de un momento a otro el tiempo no será más, conforme a Apocalipsis, capítulo 10, en donde aparece el Ángel Fuerte, que es Jesucristo.
Vamos a leer capítulo 10 del Apocalipsis, verso 1 en adelante, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más.”
Estamos viviendo en el tiempo en que este Ángel, el cual es Cristo, completará Su Obra de Intercesión en el Cielo, en el Templo Celestial, lo cual ocurrirá cuando Él haya llamado y juntado hasta el último escogido suyo en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de Creyentes y que es Su Reino en la esfera espiritual, y entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo, y entonces ya el tiempo habrá terminado, no habrá ya tiempo para las personas arrepentirse de sus pecados y recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Porque los que iban a recibir a Cristo, lo reciben antes que Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo.
Por lo tanto, este todavía es un tiempo de Misericordia, porque Cristo todavía está en el Trono del Padre haciendo intercesión con Su propia Sangre por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Por consiguiente este es un tiempo muy importante para los seres humanos. Este tiempo es señalado por el Apóstol San Pablo en Segunda de Corintios, capítulo 6, verso 2, como el tiempo aceptable delante del Señor, como el Día de Salvación para todos los seres humanos, dice:
“Porque dice:
En tiempo aceptable te he oído,
Y en día de salvación te he socorrido.
He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”
Y San Pablo está citando ahí el pasaje de Isaías, capítulo 49, verso 8. Y ahora señala que ese tiempo profético del cual fue hablado por Isaías, en el capítulo 49, verso 8, es el tiempo de la Dispensación de la Gracia, que comenzó desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario, es el Día de la Buena voluntad de Jehová, el Día agradable del Señor, el tiempo en donde Dios acepta a toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, arrepentido de sus pecados, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona obtiene así el nuevo nacimiento, y es aceptado por Dios en Su Reino eterno, y es aceptado por Dios en la Vida eterna, y es reconciliado con Dios y restaurado a la Vida eterna.
Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, ha hecho bien; y lo ha hecho en el tiempo aceptable delante del Señor, en el día agradable del Señor, en el tiempo de la Dispensación de la Gracia.
Vean lo que dice en Primera de San Juan, capítulo 5, verso 10 en adelante:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”
¿Dónde está la Vida eterna? En Jesucristo, el Hijo de Dios. Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida está en Jesucristo. Y toda persona que quiere recibir la Vida eterna que Dios nos da, la recibe a través de Jesucristo nuestro Salvador. “El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la Vida.” Dice:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, la Vida eterna); el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida (o sea, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que en algún momento se le va a terminar; y no sabe cuándo se le va a acabar esa vida terrenal).”
Por lo tanto, necesita asegurar su futuro eterno en la Vida eterna ¿con quién? Con Jesucristo nuestro Salvador. “Porque no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.” La Salvación y Vida eterna es a través de Jesucristo, el Hijo de Dios, para lo cual Dios lo envió a la Tierra para morir en la Cruz del Calvario, por mí ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Sigue diciendo:
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna (esa es la buena noticia para toda persona creyente en Cristo: que tiene Vida eterna), y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
Por lo tanto, todo creyente en Cristo nacido de nuevo tiene Vida eterna. Yo tengo Vida eterna, porque soy un creyente en Cristo nacido de nuevo, bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Él me ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido en mí el nuevo nacimiento. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, la buena noticia es que tenemos Vida eterna, hemos asegurado nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Y así estamos tranquilos en Paz con Dios bajo el Pacto de Paz, que es el Nuevo Pacto, y cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Fuera del Pacto de Paz, el Nuevo Pacto, y la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Cristo, no hay paz para el ser humano. La Paz que Cristo da al ser humano es dentro del Nuevo Pacto, el Pacto de Paz, y bajo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, para tener la Paz que Cristo da y estar cubierto con la Sangre de Jesucristo que nos limpia de todo pecado, puede hacerlo en esta tarde, y yo oraré por usted para que Cristo le reciba, perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado. Puede pasar al frente y estaré orando por ustedes en esta ocasión, para que Cristo les reciba y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Pueden pasar al frente, pueden continuar pasando al frente.
“EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.”
Y ahora es tiempo de Salvación y Vida eterna para toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador. Ya ustedes al estar escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, han creído en sus corazones en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios; porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para Salvación.
Por lo tanto, luego de la persona escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y nacer la fe de Cristo en la persona, luego la persona cree de todo corazón en Cristo, y luego pasa al frente para orar por la persona, para hacer una confesión pública de su fe en Cristo, confesar públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre, y delante de Sus Ángeles. Pero el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” Nadie quiere que Cristo le niegue delante del Padre Celestial, todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial como creyentes en Cristo.
Por lo tanto, todos queremos que Cristo nos reciba, nos perdone y con Su Sangre nos limpie de todo pecado, y nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que seamos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y produzca así en nosotros el nuevo nacimiento; y así todos nazcan en el Reino eterno de Cristo a la Vida eterna. Esa es la forma para el ser humano obtener el nuevo nacimiento y entrar al Reino de Dios, y obtener la Salvación y Vida eterna para vivir con Cristo por toda la eternidad; si el cuerpo físico muere, Cristo lo va a resucitar en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como Su cuerpo glorificado; un cuerpo joven y eterno, el cual nunca se pone viejo.
Cristo desde que ascendió al Cielo, está tan joven como cuando se fue, porque está en un cuerpo glorificado, Su cuerpo fue glorificado cuando resucitó. Así será también para cada uno de ustedes, creyentes en Cristo. Cristo nos dará un nuevo cuerpo para vivir en Su Reino por toda la eternidad. Eso será cuando Él haya completado Su Iglesia, cuando Él haya llamado y juntado hasta el último escogido de Dios en Su Cuerpo Místico de Creyentes, que es Su Iglesia, que es Su Reino en la fase espiritual.
Todos queremos entrar al Reino de Jesucristo nuestro Salvador, porque es el único Reino eterno el que permanecerá para toda la eternidad. Queremos asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Pueden continuar pasando las personas que faltan por pasar, para así orar por ustedes en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone con Su Sangre y les limpie de todo pecado.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna, es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Y tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Pueden continuar pasando las personas que faltan por pasar y ya oraremos por todos los que han pasado. Vamos a estar puestos en pie todos para orar por las personas que han pasado.
Daremos unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar porque ya han creído en sus corazones en Cristo como su único y suficiente Salvador, mientras escuchaban la predicación del Evangelio de Cristo. Y luego el próximo paso es confesar públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, o sea, dar testimonio público de su fe en Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Si falta alguna otra persona que ya creyó y no ha pasado todavía, puede pasar para que quede incluida en esta oración que haré por todos los que han escuchado y han creído en Cristo como su único y suficiente Salvador.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna y hay que asegurar la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Ninguna otra persona le puede asegurar a usted la Vida eterna. Por lo tanto, hay solamente UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
Unos segundos y ya oraremos por todos los que han pasado. Recuerden, los que han escuchado y han creído de todo corazón en Cristo, ahora el próximo paso es una confesión pública en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre.” Y dijo también: “Pero el que me negare delante de los hombre, Yo le negaré delante de mi Padre.”
Si le damos la espalda acá en la Tierra y no lo recibimos, Él nos dará la espalda delante de nuestro Padre Celestial, y nos negará, nos negará como creyentes en Él, dirá: “Estos no han creído en mí, y por consiguiente no tienen derecho a vivir eternamente en el Reino de Dios.” Perdieron la oportunidad y privilegio de vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Pero el que confiesa a Cristo como su Salvador, Cristo lo confiesa delante del Padre Celestial, y dice: “Este ha creído en mí, me ha recibido como su único y suficiente Salvador, y Yo le he perdonado y con mi Sangre le he limpiado de todo pecado, ha sido bautizado en agua en mi Nombre. Por lo tanto, Padre, bautízale con Espíritu Santo y Fuego, y te ruego produzcas en él el nuevo nacimiento.” Y Dios envía Su Espíritu Santo y bautiza a la persona con Espíritu Santo y Fuego y obtiene el nuevo nacimiento, y nace a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; y así quedó asegurado el futuro eterno de la persona con Cristo en Su Reino eterno.
Ya vamos a orar por todos los que han pasado. Si falta alguno puede pasar inmediatamente y ya oraremos por todos los que están aquí presentes. Unos segundos y ya oraremos. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Si falta alguna otra persona puede pasar, para que Cristo le reciba en Su Reino y le dé salvación y Vida eterna, y asegure su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Vamos ya a estar preparados para orar en estos momentos, vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Vamos a orar ya, vamos a inclinar nuestros rostros, y repitan conmigo esta oración:
Padre nuestro que estás en el Cielo, traigo ante Tu presencia todas estas personas que han creído en Cristo como su único y suficiente Salvador. Ahora ellos harán confesión pública de su fe en Cristo. Repitan conmigo: Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y he creído en Tí como mi único y suficiente Salvador, he creído en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, he creído que es el Sacrificio por el pecado del ser humano; creo que eres el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.
Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego; públicamente doy testimonio de mi fe en Tí, creo en Tí de todo corazón como mi único y suficiente Salvador, y Te recibo públicamente como mi único y suficiente Salvador; recíbeme Señor en Tu Reino, salva mi alma, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego; y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.
Señor Jesucristo, quiero vivir eternamente contigo, quiero ser salvo Señor Jesucristo, y Tú eres el único Salvador. Salva mi alma, Te lo ruego, Señor Jesucristo. En Tus manos encomiendo mi alma. Te lo ruego en el Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y ahora repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”
Y ustedes han creído de todo corazón en Cristo. Y me dirán: “Pero todavía me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, por cuanto han creído de todo corazón en Cristo, y han dado testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.
Pregunto al ministro aquí (le pido pase acá), le pregunto al Rvdo., aquí, Rvdo. Efrén Reyes: ¿Hay agua aquí? ¿Bautisterios hay? Hay dos bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay lugar dónde cambiarse de ropas? Hay lugar donde cambiarse de ropas también. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma tarde o esta misma noche.
Nuestro tema ha sido: “EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.”
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.”
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y Cristo traiga a sus familiares también a Sus pies, para que les dé Salvación y Vida eterna, y estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador por toda la eternidad.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo al Rvdo. Efrén Reyes, para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropas, colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO.”