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El Médico Divino 2004-06-03 1 San Bartolomé, Milpas Altas Sacatepéquez GT 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta noche leemos el Salmo 103, verso 1 en adelante (1 al 5), donde dice:

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

El es quien perdona todas tus iniquidades,

El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,

El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca

De modo que te rejuvenezcas como el águila.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Este Salmo nos muestra que Dios es el Médico Divino. Ese es nuestro tema: “EL MÉDICO DIVINO.”

Siendo que Dios es el Médico Divino en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, tenemos entonces que saber que Él sana nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo también, Él no tiene limitaciones para manifestar Su salud, Su salvación, y en el Programa de Redención llevado a cabo por Cristo en la Cruz del Calvario, Él pagó el precio de nuestra salvación y por consiguiente para todos nosotros en la Obra de Redención está la sanidad para nuestra alma, la sanidad para nuestro espíritu y la sanidad para nuestro cuerpo también, y se obtiene por fe.

Por lo tanto, la persona es la que necesita creer con toda su alma para obtener la salud, la salvación del alma, del espíritu y del cuerpo. Para recibir la salud, la salvación del alma, recibimos a Cristo como nuestro Salvador creyendo en Él con toda su alma. Es por medio de la fe en nosotros, en nuestra alma, que nosotros creemos en Él y lo recibimos como nuestro Salvador, para que Él sane nuestra alma del pecado y de las consecuencias del pecado, que es la muerte para el alma, y así Él evita que nuestra alma muera, que nuestra alma tenga que ser juzgada en el juicio final y ser condenada y echada en el lago de fuego, que es la segunda muerte. Dice en Romanos, capítulo 6, verso 23 (San Pablo):

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Por lo tanto, siendo que la paga del pecado es muerte, y cuando Adán y Eva pecaron, entró la muerte a la raza humana, y por consiguiente la raza humana vino a ser mortal; antes del pecado en el Huerto del Edén la raza humana no era mortal, pero estaba en una etapa de prueba, y en Adán y Eva estaba representada la raza humana, como en un grano de trigo está representada una planta de trigo con muchos granos de trigo.

Por lo tanto, cuando un grano de trigo, una semilla de trigo que va a ser sembrada, es contaminada con una plaga, usted la siembra y la planta sale con esa plaga, y el fruto sale con esa plaga, y así ha sido con la raza humana. Por cuanto la plaga del pecado entró a la raza humana en los días de Adán y Eva, cuando el diablo trajo esa plaga del pecado a la raza humana, la plaga del pecado que él tenía, que el diablo tenía, porque el diablo fue el originador del pecado.

Por lo tanto, él lo tenía y contaminó a la raza humana cuando la raza humana estaba en la etapa de la semilla allá en el tiempo de Adán y Eva, en donde iba a reproducirse Adán a través de Eva. Pero vean, antes de reproducirse Adán a través de Eva, entró el pecado a la semilla, a la simiente, a Adán.

Ahora, encontramos que por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios, por lo tanto todos están destituidos de la Vida eterna, y están destituidos de un cuerpo angelical eterno, y de un cuerpo físico eterno, perdieron esa bendición los seres humanos cuando Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén.

Ahora, Dios a través del Antiguo Testamento estuvo mostrando que Él redimiría al ser humano cuando le dio a Adán y a Eva vestiduras de pieles de un animalito, pieles sangrantes, encontramos que allí estaba mostrando que para cubrir la desnudez del ser humano, Dios tendía un Sacrificio para ser llevado a cabo, y ese fue el Sacrificio del Cordero de Dios: Jesucristo nuestro Salvador.

Así como murió un animalito para cubrir la desnudez de Adán y Eva con sus pieles, ahora Cristo, el Cordero de Dios, al morir en la Cruz del Calvario es el que nos da las vestiduras nuevas, el que nos da las vestiduras de Boda que es el bautismo del Espíritu Santo, y nos dará también el cuerpo físico glorificado, y así estaremos vestidos para ir a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial, porque Él es nuestro sanador, Él es el Médico Divino que sana al ser humano en su alma, en su espíritu y en su cuerpo también.

Ahora, la sanidad física es temporal en la persona, no de parte de Dios sino en la persona, porque el cuerpo que tenemos es temporal, por lo tanto una persona puede recibir sanidad física de parte de Dios. Pero por cuanto vive en un cuerpo mortal y temporero, al final de sus días muere su cuerpo físico. Aunque habrá un grupo que no verá muerte, sino que serán transformados en el Día Postrero, en la Venida del Señor, cuando Él resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y eso será una sanidad desde la punta de los pies hasta la punta de la cabeza, hasta la coronilla de la cabeza.

Ya nunca más habrá enfermedad física para los cuerpos físicos que tendrán los escogidos de Dios, porque serán cuerpos inmortales, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y esa es la clase de cuerpo que todos queremos tener, será un cuerpo joven, representará de 18 a 21 años de edad, será un cuerpo que no tendrá arrugas ni canas, un cuerpo en la flor de la juventud, de 18 a 21 años de edad, un cuerpo como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces tendremos la plenitud de la salvación, la plenitud de la Redención, la plenitud de la sanidad, entonces ya no tendremos los problemas físicos que tenemos en la actualidad.

Pero mientras tanto cuando nos enfermamos, si tenemos fe, la fe de nosotros orando y pidiendo a Cristo y creyendo de todo corazón que Él es el Médico Divino, y creyendo que Él murió en la Cruz del Calvario por nosotros y allí pagó el precio de nuestra salvación, y por consiguiente por Su llaga fuimos nosotros curados, como dice aquí Isaías 53, capítulo 53, verso 4 en adelante. Dice:

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Porque Él es el Médico Divino, Él es nuestro sanador. Por lo tanto, así como la persona ha recibido fe de parte de Dios por medio de oír, de escuchar la Palabra de Dios, la predicación del Evangelio de Cristo, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, muriendo allí por nosotros llevando en Su cuerpo nuestros pecados, nosotros al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y escuchar todas estas cosas, nace en nosotros la fe para creer en Él.

Porque no es fe humana, sino la fe divina, la fe de Dios, la fe de Cristo que nace en nuestras almas, en nuestros corazones para creer en Él y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador. Esa misma fe para - tiene que nacer en las personas para recibir la sanidad de su cuerpo también, ¿y cómo nace? ¿Cómo viene esa fe? Por el oír la Palabra de Dios.

Por lo tanto, cuando se van a tener actividades para la sanidad del alma de las personas, se predica acerca de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, muriendo por nosotros para salvar nuestra alma; y cuando se va a predicar sanidad divina para el cuerpo, se habla de lo que Él hizo en la Cruz del Calvario por nosotros para darnos sanidad física, Él llevó nuestras enfermedades y por Su llaga fuimos nosotros curados.

Ya eso fue hecho por nuestro amado Señor Jesucristo, y así como para recibir la salvación del alma, la sanidad de nuestra alma, ser sanados del pecado, así también para ser sanado nuestro cuerpo físico creemos en Cristo como nuestro sanador, y lo recibimos como sanador, lo aceptamos como sanador y se tiene que materializar en nosotros la sanidad del cuerpo.

Ahora, lo más grande es la sanidad del alma, porque el alma es para toda la eternidad, si es sanada; si no es sanada, el alma que pecare, esa morirá. Por lo tanto, el alma de todo ser humano necesita esa sanidad interior que solamente el Médico Divino: Jesucristo, la puede realizar acá en el alma, en el corazón del ser humano. La salvación del alma, la sanidad del alma, ser sanados del pecado.

Vean, en San Mateo, capítulo 1 el Ángel que le apareció a José (el marido de la virgen María) le dijo algo muy importante aquí, vean, en el capítulo 1 de San Mateo, verso 18 en adelante, dice:

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.

Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”

El único que salva a Su pueblo de sus pecados es nuestro amado Señor Jesucristo, porque Él llevó nuestros pecados y murió por nuestros pecados allá en la Cruz del Calvario.

Vean, continuamos leyendo en Isaías, capítulo 53, el verso 6 en adelante, dice:

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

¿Ven? Y cuando la persona arrepentida de sus pecados recibe a Cristo como su Salvador, desaparecen los pecados porque Cristo con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y Cristo en el Cielo está haciendo intercesión como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre, por todos aquellos que lo reciben como su único y suficiente Salvador, porque Él es el Médico Divino.

Por lo tanto, nuestro amado Señor Jesucristo es la única solución al problema de la enfermedad del alma, del espíritu y del cuerpo del ser humano. Por lo tanto, siendo que Jesucristo es el Médico Divino a través del cual Dios trae la salvación del alma para todo ser humano, la sanidad del alma para todo ser humano, del espíritu y del cuerpo, entonces glorificamos a Dios por Jesucristo el Médico Divino que ha traído a nosotros, a nuestra alma, la sanidad espiritual del alma.

Él ha quitado el pecado de nuestra alma y por consiguiente nos ha curado, nos ha sanado de la enfermedad del pecado de nuestra alma, y en todo momento en que cometemos algún error, falta o pecado lo confesamos a Cristo y Cristo nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado, porque Él está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por todos nosotros, luego que ya hemos recibido a Cristo Él todavía con Su Sangre nos limpia de todo pecado, falta o error cuando cometemos alguna falta, algún error o algún pecado, lo cual está tipificado también en el Lavatorio de Pies.

Ahora, porque el que está limpio no necesita sino que laven los pies de él, dijo Cristo, y los que han sido limpiados con la Sangre de Cristo, lo que han recibido a Cristo como Salvador han sido limpiados por medio de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, por lo tanto si cometen algún error, alguna falta o algún pecado no se van a quedar con eso, lo confiesan a Cristo, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, eso es tipificado en el Lavatorio de Pies, no tiene la persona que venir al frente diciendo: “Yo recibo a Cristo como mi único y suficiente Salvador.” Ya eso lo hizo cuando recibió a Cristo.

Ahora, si comete alguna falta, error o pecado, orando lo confiesa a Cristo, pide perdón a Cristo, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado. Cristo desea que seamos sinceros con Él, y que no dejemos nada acá en nuestra alma oculto, que no dejemos ningún pecado acá en nuestra alma oculto porque eso es una enfermedad para el alma que destruye el alma de la persona, Él quiere que siempre que le fallemos lo confesemos a Él orando y le pidamos perdón y Él nos perdona, Él quiere perdonarnos a todos, Él quiere que haya paz entre nosotros y Él.

Por lo tanto, tenemos que ser conscientes de esta realidad para estar siempre bien con Cristo, estar en paz con Dios todos los días de nuestra vida.

Por lo tanto, siendo que Jesucristo es el Médico Divino a través del cual Dios obra, pues Dios es el Médico Divino, pero a través de Jesucristo es que hace todas las cosas, y Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, en medio de Su pueblo desde el Día de Pentecostés ha estado sanando el alma de millones de seres humanos que lo han recibido como su único y suficiente Salvador, ha estado quitando la plaga, la enfermedad del pecado que el diablo colocó en la raza humana.

La parte más importante de la sanidad que realiza Dios, el Médico Divino por medio de Cristo es la sanidad del alma, porque el ser humano es alma viviente, pero Dios le ha dado un cuerpo espiritual que es el espíritu y un cuerpo físico que es nuestro cuerpo físico, o sea, que usted no es el cuerpo físico que usted ve en el espejo, usted es alma viviente y vive dentro de ese cuerpo físico.

Por eso si su cuerpo físico muere usted sigue viviendo en otra dimensión, si no era un creyente en Cristo, pues va a la quinta dimensión que es el infierno de donde no puede salir hasta que llegue el día del juicio final, que será después del Reino Milenial, cuando termine el Reino Milenial de Cristo entonces será la segunda resurrección donde resucitarán todos los que han vivido en la Tierra pero que no sirvieron a Dios, y serán llevados ante el Trono Blanco, al juicio final y allí serán abiertos los libros y será juzgado cada uno conforme a sus obras; y los que no creyeron, los incrédulos serán condenados y echados ¿dónde? Al lago de fuego que es la muerte segunda, serán echados en cuerpo, espíritu y alma, porque van a resucitar en el cuerpo que tuvieron cuando murieron.

Pero la primera resurrección es para los creyentes en Cristo del Nuevo Testamento y para los creyentes en Cristo en los tipos y figuras que señalaban a Cristo en el Antiguo Testamento, o sea, a los creyentes en los sacrificios de animalitos, aquellos que creyeron a Dios, aquellos fueron resucitados con Cristo cuando Cristo resucitó el domingo de resurrección. Vean aquí en San Mateo, capítulo 27, verso 51 en adelante, 51 al 52 ó al 53 dice:

Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él...”

¿Cuándo salieron de los sepulcros? Después de la resurrección de Él, de Jesucristo.

...vinieron a la santa ciudad (o sea, Jerusalén), y aparecieron a muchos.”

Y Cristo también luego que resucitó apareció a Sus discípulos, por lo tanto, ya los santos del Antiguo Testamento resucitaron y cuando Cristo ascendió al Cielo ascendieron con Él al Cielo los santos del Antiguo Testamento. Esto estaba mostrado en uno de los Salmos: el Salmo 24, donde dice... Salmo 24, dice:

De Jehová es la tierra y su plenitud;

El mundo, y los que en él habitan.

Porque él la fundó sobre los mares,

Y la afirmó sobre los ríos.

¿Quién subirá al monte de Jehová?

¿Y quién estará en su lugar santo?

El limpio de manos y puro de corazón.”

¿Y cómo vamos a ser limpios de manos y puros de corazón? Por medio de la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Los santos del Antiguo Testamento tenían el tipo y figura de Cristo y de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, tenían el tipo y figura de la Sangre de Cristo, que era la sangre de aquellos animalitos; ellos obtenían el perdón de sus pecados y sus pecados eran cubiertos con la sangre de aquellos sacrificios, pero no era quitado el pecado, pero cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario los pecados de ellos fueron quitados, ellos se encontraban en el Paraíso, en el Seno de Abraham. Sigue diciendo:

El que no ha elevado su alma a cosas vanas,

Ni jurado con engaño.

El recibirá bendición de Jehová,

Y justicia del Dios de salvación.

Tal es la generación de los que le buscan,

De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.

¿Quién es este Rey de gloria?

Jehová el fuerte y valiente,

Jehová el poderoso en batalla.”

Cuando Cristo ascendió al Cielo con los santos del Nuevo Testamento, ellos decían:

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.”

Y desde el Cielo preguntan: “¿Quién es este Rey de gloria?” Y ellos contestan: “Jehová el fuerte y valiente, Jehová el Poderoso en batalla.” Había ganado la batalla en contra del diablo, obtuvo la victoria, había quitado las llaves al diablo, las llaves del infierno y de la muerte, había llevado al infierno los pecados de todos los hijos de Dios porque los llevó al originador, porque la Sangre de Cristo remite el pecado y lo regresa al originador, que es el diablo.

El Señor Jesucristo llevando nuestros pecados al infierno fue tipificado en aquel macho cabrío que no era sacrificado, el macho cabrío por Azazel no era sacrificado, el macho cabrío por Jehová era sacrificado, él moría por los pecados.

Pero luego el macho cabrío que era por Azazel no era sacrificado, luego que el sumo sacerdote sacrificaba al macho cabrío por Jehová y llevaba la sangre en una vasija al lugar santísimo y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio y luego que terminaba todas las labores de intercesor, como sumo sacerdote, luego salía del templo, pasaba al atrio donde estaba el macho cabrío por Azazel, colocaba sus manos sobre él y confesaba los pecados del pueblo sobre ese macho cabrío, y luego llevaban ese macho cabrío lejos por el desierto, y así los pecados del pueblo eran llevados lejos.

Y Cristo es tanto el macho cabrío por Jehová que murió, que fue sacrificado por nuestros pecados y también Él es el macho cabrío por Azazel sobre el cual son confesados los pecados del pueblo y los lleva lejos, Él los llevó lejos cuando murió, los llevó al infierno, los regresó al diablo, por eso en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16, dice el gran Apóstol San Pablo las siguientes palabras:

E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu.” ¿Ven? Él fue justificado en Espíritu.

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

Recibido arriba en gloria.”

Por lo tanto, Cristo cuando resucitó, resucitó sin los pecados que Él tomó de Su pueblo, porque Su Sangre desintegra el pecado; y cuando algo es desintegrado regresa a lo que era antes de ser lo que estaba siendo visto.

Por ejemplo, cuando una prenda de vestir se mancha con tinta o alguna otra cosa y colocan esa prenda de vestir en un blanqueador (no importa la marca que sea) desaparece la mancha; y usted busca la tinta, y no la ve en la prenda de vestir y tampoco la ve en el blanqueador. ¿Qué pasó con esa tinta? Fue desintegrada, volvió a su origen, a lo que era antes de ser tinta. Y el pecado vuelve a su origen, al diablo, cuando la Sangre de Cristo toca el pecado del ser humano.

Cuando el ser humano confiesa a Cristo sus pecados es echado el pecado del ser humano en la Sangre de Cristo y queda desintegrado, desaparece de la persona y luego tampoco está en Cristo, regresó al origen, al diablo, que fue el originador del pecado. Por lo tanto, hay solamente un Médico Divino, es Dios por medio de Cristo, el que nos sana de la enfermedad del pecado y nos libra de la muerte.

Por ejemplo, cuando una persona está enferma físicamente de alguna enfermedad mortal, como cáncer o alguna otra enfermedad, la persona está condenada ¿a qué? A la muerte. Pero si por medio de un medicamento llega a ser la persona librada de esa enfermedad ¿qué pasó? Pues buscan la enfermedad de la persona y no está, por medio de los análisis que le hacen no está, desapareció la enfermedad.

Ahora, el único Sanador es Dios; los médicos solamente ayudan, pero ellos no sanan. Dios es el único Sanador, y en Su Misericordia ha permitido que hayan médicos para ayudar a la humanidad.

Ahora, Dios es el Médico Divino y es por medio de Cristo que Él ha hecho esa labor, esa Obra de Salvación, para que todo aquel que cree en esa Obra de Salvación, de sanidad para el alma, para el espíritu y para el cuerpo, reciba la persona esa salud, esa sanidad, sanidad espiritual y sanidad física también, ambas la obtiene la persona por medio de la fe en Jesucristo nuestro Salvador.

Jesucristo es nuestro Sanador, Él llevó nuestros pecados y Él llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos nosotros curados, curados de la enfermedad espiritual, del pecado y de la enfermedad física también. Y la persona solamente por fe es que puede recibir de parte de Dios a través de Cristo esa sanidad para el alma, para el espíritu y para el cuerpo también, puede recibir sanidad para el alma y recibir la paz de Cristo acá en su alma, para lo cual al recibir a Cristo como Salvador entra al Nuevo Pacto, que es el Pacto de Paz, y por consiguiente obtiene Paz, la Paz de Cristo, Paz para con Dios, y entonces está reconciliado con Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Sin Jesucristo el ser humano está perdido, con Jesucristo el ser humano está salvo, porque Él es nuestro Salvador, a través del cual Dios el Médico Divino ha sanado nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo también, pero por fe se materializan esas tres sanidades: la del alma, la del espíritu y la del cuerpo.

Por lo tanto, por la fe al oír la Palabra de Dios, nace la fe para obtener la sanidad del alma, del espíritu y del cuerpo. Por lo tanto, con la fe puesta en Cristo somos más que vencedores, porque Él es el Valiente y Poderoso conquistador, conquistó al diablo, lo venció, y por consiguiente nos ha traído todas las bendiciones del Cielo para nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo también, porque Dios, el Médico Divino por medio de Cristo nos trae eterna salvación y eterna sanidad.

Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, ha recibido el perdón de sus pecados, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha obtenido la persona la sanidad de su alma, ha obtenido la salvación del alma, porque Cristo ha salvado a la persona de sus pecados, lo ha limpiado de todo pecado, lo ha sanado de la enfermedad del pecado y ahora tiene Vida eterna, no morirá jamás esa alma, si su cuerpo físico muere Dios le dará un nuevo cuerpo el cual será eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y yo estoy esperando ese nuevo cuerpo, y así obtendré la total sanidad, la total sanidad que será nuestra transformación, porque ya la sanidad del alma la hemos recibido, por lo tanto, nos falta la sanidad total, digo total y plena, porque la sanidad física que obtenemos cuando oramos por los enfermos es algo temporal, porque después la persona se puede enfermar de otra cosa y necesitar que oren por él de nuevo, y luego también aun con todo y haber sido sanado, luego por algún accidente o por algún otro problema de salud, o por la edad avanzada se muere y la sanidad física que había recibido desaparece ¿por qué? Porque terminaron sus días aquí en la Tierra, pero cuando Él nos transforme a los que vivimos y resucite a los muertos creyentes en Él, entonces tendremos una sanidad total, la plenitud de la Redención, la plenitud de la sanidad, ahí tendremos la espiritual del alma, del espíritu y del cuerpo también, y nunca más nos enfermaremos, y nunca más nos pondremos viejos, porque la enfermedad y el ponerse viejo y morir es fruto, es resultado del pecado.

Dios le dijo a Adán cuando le dijo y le mostró allí que había colocado dos árboles: uno el Árbol de la Vida el cual es Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical allí en el Huerto del Edén era el Árbol de la Vida, y también estaba allí el árbol de ciencia del bien y del mal; si el Árbol de la Vida es Cristo, el árbol de ciencia del bien y del mal es Satanás, el diablo que estaba allí también, pero en espíritu, y luego se hizo carne y se encarnó en la serpiente antigua y por medio de la serpiente antigua engañó a Eva, y entró el pecado a la raza humana.

Ahora, Dios por medio de Cristo se manifestó en carne humana en el cuerpo físico de Jesús para que entrara a la raza humana la Vida eterna, para que por medio del Segundo Adán (Cristo) vivieran los seres humanos la Vida eterna

Ahora, ¿cómo entró el pecado a la raza humana? Vean, Eva escuchando al diablo, que tomó la palabra que Dios le había dado a Adán cuando le dijo que no comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, le dijo: “Porque el día que de él comas, ese día morirás,” y el diablo tomó esas mismas palabras y le dice a Eva: “Con que Dios ha dicho que no coman de todos los árboles del Huerto.” Y Eva le dice: “No, lo que Dios ha dicho es que podemos comer de todos los árboles del Huerto pero no del árbol de ciencia del bien y del mal, porque el día que comamos ese día hemos de morir.” Y el diablo le dice: “No moriréis.”

¿Ve? Le añadió una palabra negativa que es el no, solamente le añadió una palabra: “No, No moriréis.” Dios había dicho: “Moriréis.” Y él añadió: “No moriréis.” Y Eva creyó esa interpretación del maligno y pecó, comió y pecó, entró el pecado así y por consiguiente entró la muerte a la raza humana, Adán como la amaba la recibió, comió y pecó también, y el pecado entró a la raza humana por un hombre y por un hombre la muerte a causa del pecado, porque la paga del pecado es muerte.

Pero vean todo esto originó el diablo hablando acerca de las cosas de Dios, pero añadiéndole una palabra negativa: “No moriréis.” Y luego le dice: “Dios sabe que el día que ustedes coman del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día ustedes van a ser como dioses, conociendo el bien y el mal, conociendo todas las cosas, conociendo el bien y el mal.” Y luego le añadió todas esas cosas para provocar a Eva a que comiera del árbol de ciencia del bien y del mal creyendo que vendrían bendiciones para ella y Adán, para su hogar.

Pero vean, lo que vinieron fue maldiciones porque entró el pecado a la raza humana y entró por consiguiente la muerte que es la paga del pecado, pero ahora por medio de Cristo, el Segundo Adán entró a la raza humana la Vida eterna.

Y ahora, creyendo en Cristo y Su Palabra, cuando Cristo de edad en edad habla por medio de Su Espíritu Santo, habla Su Palabra, el Evangelio de Cristo, la persona cuando escucha, escucha la predicación del Evangelio de Cristo que recibiendo a Cristo como su Salvador, creyendo en Cristo como su Salvador recibirá el perdón de sus pecados, serán limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo, y Fuego y obtendrá la salvación y Vida eterna.

Vean, ahora Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo le habla a la raza humana de la Vida eterna.

Ahora, Cristo es el Árbol de la Vida, y para vivir eternamente hay que comer del Árbol de la Vida y esto se hace creyendo con nuestra alma, y acá en nuestra alma comemos del Árbol de la Vida, de Cristo recibiéndolo como nuestro único y suficiente Salvador, y así Él sana nuestra alma del pecado que entró a la raza humana y nos da salvación y Vida eterna.

Así como entró el pecado a la raza humana por medio de las palabras del diablo a través de la serpiente habladas a Eva, ahora por medio de la Palabra de Cristo hablada a los seres humanos, entra la Vida eterna a los seres humanos cuando lo reciben como su único y suficiente Salvador, porque Cristo es el Árbol de la Vida, de la Vida eterna.

Por eso Él dijo en una ocasión: “El que no coma mi carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí.” También Él dijo: “El que coma mi carne y beba mi Sangre...” Vamos a ver cómo lo dice aquí, para que lo tengan claro, en el capítulo 6 de San Juan... dice, capítulo 6, versos 47 en adelante de San Juan, dice:

De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Yo soy el pan de vida.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.

Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”

Y ahora, el Pan que Él da dice que es Su carne, la cual da por la vida del mundo, dio Su vida allá en la Cruz del Calvario, dio Su cuerpo en Sacrificio vivo por todos nosotros.

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Por lo tanto, creyendo en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador estamos comiendo la Carne del Hijo del Hombre, la Carne de Jesucristo y bebiendo Su Sangre, la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, y así somos purificados, somos justificados y somos sanados en nuestra alma para obtener así la Vida eterna de nuestra alma, la recibimos por medio del Médico Divino, de Dios a través de Jesucristo nuestro único y suficiente Salvador.

Y ahora, la pregunta es: ¿Cuántos han sido sanados por el Médico Divino a través de Jesucristo? Todos nosotros, porque lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, pues todavía no ha recibido al Médico Divino para que lo sane en su alma, para que lo sane del pecado y lo libre de la muerte, de la segunda muerte, que es el lago de fuego; pero en esta noche puede recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador y el Médico Divino a través de Cristo lo sanará, lo curará de la enfermedad de la plaga del pecado, y lo librará de la muerte eterna, lo librará de la segunda muerte del lago de fuego.

Por lo tanto, pueden levantar su mano y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba y salve su alma con Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, para que Él le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado y le dé Vida eterna.

Pueden levantar su mano todos los que todavía no han recibido a Cristo pero han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en sus almas, ha nacido ahí en su corazón la fe para creer en Cristo como su único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír, por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia pero con la boca se hace confesión para salvación.

Por lo tanto, se requiere que toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo y ha nacido en su alma la fe de Cristo para creer en Cristo como Salvador, haga una confesión pública de su fe en Cristo, recibiendo públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Por eso se le da la oportunidad a las personas que pasen al frente para recibir a Cristo como su Salvador y el ministro orar por las personas para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y obtengan el nuevo nacimiento, nazcan a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y así aseguren su futuro eterno en la Vida eterna con Jesucristo nuestro Salvador, y así quede confirmada la persona en la Vida eterna, para que así tenga la seguridad y la esperanza de una nueva vida en un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Cuando la persona ha recibido a Cristo ha sido perdonada por Cristo, y limpiado con la Sangre de Cristo y bautizada en Su Nombre y bautizada con Espíritu Santo y Fuego la persona ha obtenido Vida eterna, y ha entrado el Reino de Cristo, ha nacido en el Reino eterno de Jesucristo, ya tiene Vida eterna su alma, solamente nos falta que tengamos Vida eterna en nuestro cuerpo físico lo cual será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y entonces tendrán Vida eterna en el cuerpo físico porque será un cuerpo glorificado, y nosotros los que vivimos cuando seamos transformados tendremos Vida eterna en nuestro cuerpo físico que tendremos, porque será un cuerpo glorificado eterno, inmortal, incorruptible e inmortal, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Pueden pasar al frente las personas que desean recibir a Cristo como su Salvador para orar por ustedes para que Cristo sane sus almas y con Su Sangre les limpie de todo pecado para que la Vida eterna entre a su alma y tengan así Vida eterna para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

Pueden pasar al frente y estaré orando por ustedes en estos momentos. Vamos a dar unos minutos en lo que pasan todas las personas que desean vivir eternamente y no han recibido todavía a Cristo para que lo reciban y obtengan la salvación y Vida eterna, obtengan la sanidad de su alma por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

EL MÉDICO DIVINO.”

En la parte más importante en que el Médico Divino lleva a cabo la sanidad es en el alma, somos alma viviente. Pueden continuar pasando. La sanidad del alma es la sanidad en el nivel más alto, porque somos almas vivientes que necesitamos la salvación y Vida eterna que solamente el Médico Divino da a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Pueden continuar pasando los que faltan por pasar para orar por todos ustedes en esta ocasión para que Cristo perdone vuestros pecados, con Su Sangre les limpie de todo pecado, sean bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y obtengan la salvación y Vida eterna, obtengan este nuevo nacimiento, nazcan en la Vida eterna y a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.”

Si le damos la espalda a Cristo, Él nos dará la espalda delante del Padre Celestial, delante de Dios. Pero si lo recibimos como nuestro Salvador, Él nos confiesa delante de nuestro Padre Celestial como creyentes en Él y nos coloca dentro del Nuevo Pacto, dentro del Reino eterno de Dios.

EL MÉDICO DIVINO.”

Ese es Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, Él es el que sana nuestra alma, la sana de la plaga, de la enfermedad del pecado y nos da Vida eterna, evita la muerte de nuestra alma. Cristo es el que evita la muerte del alma de todos los Primogénitos de Dios. Todavía vienen más personas que como ustedes desean vivir eternamente, desean la sanidad del alma, que es la sanidad más importante para todo ser humano.

Cristo dijo en San Mateo, capítulo 16, verso 26 en adelante:

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

Él también dijo... aquí cuando dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Él dijo:

¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

Por más dinero que tenga la persona, no puede decir: “Yo quiero comprar la salvación de mi alma.” No tiene precio la salvación del alma de un ser humano, precio que la persona pueda pagar. El precio de la salvación nuestra lo pagó Cristo muriendo por nosotros en la Cruz del Calvario, ningún ser humano podría pagar el precio de la salvación, porque todos estábamos contaminados por el pecado; el único que no estaba contaminado con el pecado fue Jesucristo, por eso Su Sangre estaba limpia y vino a ser la Sangre que expió nuestros pecados.

Por lo tanto, el único que podría salvar al ser humano era un solo hombre y Su Nombre es Señor Jesucristo, Él es el que salvaría a Su pueblo de sus pecados.

Por lo tanto, toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo y lo recibe como su Salvador recibe la sanidad de su alma, y por consiguiente recibe la salvación y Vida eterna.

Vean, cuando una persona era mordida por serpientes venenosas en el desierto, cuando Moisés iba con el pueblo por el desierto rumbo a la tierra prometida, Dios le dijo a Moisés: “Haz una serpiente de bronce y colócala en un asta, y toda persona mordida por serpientes venenosas que mire a esa serpiente, y será librada de la muerte, y vivirá la persona.” Vean, era una mirada de fe, no tenían que buscar una medicina sino dar una mirada de fe, porque la serpiente de bronce tipifica el pecado ya juzgado, y ya el pecado del pueblo estaba juzgado y estaba transferido a esa serpiente de bronce, porque el bronce representa el juicio divino.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto

así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Dijo Cristo en San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante; y también sigue diciendo:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Porque la persona que cree en Cristo es perdonada de sus pecados y Cristo con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y así sana el alma de la persona del pecado; lo sana.

La Sangre de Cristo es la única Medicina que quita el pecado del ser humano, por lo tanto, esa es la Medicina que Dios por medio de Cristo aplica a toda persona que recibe a Cristo como Salvador y los pecados de la persona son quitados. No hay otra medicina.

Ahora, el Médico Divino, Dios por medio de Cristo es el que hace esa Obra y la hace en el alma, en el corazón de toda persona que recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador.

Todavía estamos esperando por las personas que faltan por pasar que desean que Cristo sane su alma de la enfermedad del pecado, para que así la persona no tenga que morir, no tenga que morir esa segunda muerte, no tenga que ser echado al lago de fuego, sino que viva eternamente, sino que obtenga la Vida eterna.

Pueden continuar pasando, mientras tanto los que están sentados, que todavía no han recibido a Cristo pero que escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y nació ahí en su alma, en su corazón la fe, usted tiene una bendición muy grande, Dios creó en usted la fe en Cristo a través de la predicación del Evangelio de Cristo para salvación de su alma.

Por lo tanto, ya usted ha creído en su corazón para justicia y le corresponde hacer confesión pública de su fe en Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, porque con la boca se confiesa para salvación, se hace confesión para salvación. Por eso le damos la oportunidad de que pase al frente para que haga confesión pública de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Todavía estamos esperando por los últimos que faltan, vamos a estar puestos en pie y los que faltan por pasar pueden pasar.

Siempre en algunas personas hay una lucha acá en su corazón, en su alma, cuando llega el tiempo, el momento de recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador; es que el enemigo no desea que las personas reciban a Cristo como Salvador ¿por qué? Porque el diablo como pecó va a ser echado en el lago de fuego y va a dejar de existir, y él quiere que la gente también sean echadas al lago de fuego y dejen de existir.

Pero Cristo quiere que las personas obtengan la salvación y Vida eterna y vivan eternamente en el Reino eterno de Dios. Dice la Escritura que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que Dios quiere que el pecador se arrepienta y viva eternamente, ese es el deseo de Dios: que toda persona viva eternamente, y ha dado el medio de salvación y Vida eterna que es Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, es para recibir Vida eterna que la persona recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y así ha obtenido la sanidad de su alma que es lo más importante para una persona, y por consiguiente ha recibido la Vida eterna.

Vamos a inclinar nuestros rostros para orar. Todavía veo que personas vienen de camino, vamos a dar unos segundos en lo que llegan y oraremos ya por los que han pasado.

Recuerden, también los niños de diez años en adelante puede pasar para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Es la sanidad del alma, la salvación y Vida eterna lo que recibimos cuando recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, recibimos a Cristo para que Él nos de la Vida eterna, Dios nos ha dado Vida eterna y esta vida está ¿en quién? En Su Hijo Jesucristo, en Él está la Vida eterna. Por eso es que hay que recibirlo como Salvador para que Él nos otorgue la Vida eterna.

Todavía vienen más personas, así que esperaremos unos segundos en lo que pasan los que faltan por pasar, porque ya Dios les ha hablado en sus almas, en sus corazones y ha creado en sus corazones esa fe para creer en Cristo. Por eso mientras escuchamos la predicación del Evangelio de Cristo sintieron que algo estaba pasando en sus almas y estaban creyendo ¿por qué? Porque Dios estaba creando en sus corazones esa fe en Cristo para que creyeran en Cristo como su único y suficiente Salvador, y lo recibieran públicamente y dieran testimonio público de su fe en Cristo.

Si falta alguna otra persona puede pasar inmediatamente, recuerde lo que la persona tiene que decir: “Yo quiero vivir eternamente, yo quiero que Cristo me perdone y me limpie con Su Sangre preciosa, yo quiero ser bautizado en agua en Su Nombre, y yo quiero recibir Su Espíritu Santo, yo quiero obtener el nuevo nacimiento, yo quiero nacer en el Reino eterno de Cristo, yo quiero nacer a la Vida eterna, porque quiero vivir eternamente, no quiero dejar de existir, quiero vivir eternamente.” Y se levanta de su lugar, pasa al frente y recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador, y así obtiene la sanidad del su alma, obtiene la salvación de su alma, y asegura su futuro eterno en la Vida eterna con Jesucristo en Su Reino eterno.

Y así como un paciente que está enfermo, por medio de las medicinas que el médico le receta, se recupera de su situación de salud; luego le dice al médico: “Le estoy muy agradecido por lo que hizo por mí.” Y nosotros como creyentes, le agradecemos al Médico Divino, a Dios por medio de Cristo la sanidad de nuestra alma, y todos los días de nuestra vida le damos gracias a Él por la sanidad de nuestra alma, la salvación de nuestra alma y lo alabamos y lo glorificamos.

Si falta alguna otra persona puede pasar y ya estaremos orando por todos los que están presentes. Vamos a inclinar nuestros rostros y vamos a orar. Repitan conmigo esta oración las personas que han pasado para recibir al Médico Divino, a Dios por medio de Cristo para obtener la sanidad de vuestra alma. Inclinemos nuestros rostros, nuestros ojos cerrados, y repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y ha nacido en mí la fe en Ti, creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, creo en Tu Sangre derramada en la Cruz del Calvario, creo que Tú eres el único Salvador, creo que Tú eres el único que puedes salvar mi alma, creo que Tú quieres salvar mi alma porque tomaste mis pecados y moriste en la Cruz del Calvario, yo creo en Tu Sacrificio.

Señor Jesucristo públicamente doy testimonio de mi fe en Ti, y Te recibo públicamente como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados, Te ruego me limpies de todo pecado con Tu Sangre preciosa y Te ruego me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor Jesucristo, Te recibo como mi Salvador, salva mi alma Señor Jesucristo Te lo ruego en Tu Nombre glorioso y eterno, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora repitan conmigo: La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Ya ustedes han hecho lo que Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Eso fue lo que yo hice: Les prediqué el Evangelio. “El que creyere.” Y ustedes creyeron y pasaron al frente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, dando testimonio público de vuestra fe en Cristo, y Cristo continuó diciendo... luego que dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes me dirán: “Pues todavía me falta esa parte: ser bautizado en agua en Su Nombre. ¿Cuándo me pueden bautizar?”

Le pregunto aquí al ministro si hay agua: ¿Hay agua? ¿Dónde está? Aquí hay bautisterios, hay agua. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Cuándo pueden ser bautizados? Hoy mismo pueden ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, por lo tanto nada impide que ustedes sean bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído en sus almas, en sus corazones en Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, y lo han confesado públicamente recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Inclinemos nuestros rostros.

Padre Celestial, traigo ante Tu presencia todas estas personas que han recibido a Tu Hijo amado, Jesucristo, como su único y suficiente Salvador, recíbeles en Tu Reino, bendíceles, Te ruego produzcas en ellos el nuevo nacimiento luego que ellos hayan sido bautizados en agua en Nombre de Tu Hijo amado Jesucristo, bautízales con Espíritu Santo y Fuego, y recíbeles en Tu Reino, y bendíceles grandemente, espiritualmente y materialmente también, y a sus familiares tráelos a los pies de Jesucristo para que reciban la salvación y Vida eterna y entren también a Tu Reino eterno, y estén con ellos en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador para toda la eternidad.

Padre Te lo ruego todo en el Nombre de Tu Hijo amado Jesucristo nuestro Salvador. Amén y amén.

Ha sido una bendición grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “EL MÉDICO DIVINO.”

En esta noche el Médico Divino por medio de Jesucristo en Espíritu Santo ha sanado vuestra alma.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Amén.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

Buenas noches, y con nosotros el Rvdo. Tirzo Ramiro Girón para continuar y decirles hacia dónde caminar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo. Con nosotros el Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón.

EL MÉDICO DIVINO.”