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Pida con fe, sin dudar 2004-03-29 1 Lago Agrio Sucumbíos EC 00:00:00 false

Muy buenas noches, amables amigos presentes y radioyentes de la radio emisora amiga “Radio Amazonas;” es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en la carta de Santiago, el primer capítulo, versos 1 al 8, donde dice:

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”

Nuestro tema para esta ocasión es: “PIDA CON FE, SIN DUDAR.” Como dice aquí el verso 6: “Pero pida con fe, no dudando nada.”

“PIDA CON FE, SIN DUDAR.”

Todo ser humano tiene muchas cosas para pedir, desde que hemos nacido en esta Tierra comenzamos a pedir: pedimos alimento a nuestra madre cuando nacimos, y así por el estilo continuamos pidiendo alimento a medida que hemos estado en esa etapa de crecimiento, y todavía pedimos comida.

También pedimos muchísimas otras cosas a nuestros padres, y los mayores piden en sus trabajos también ciertas cosas, y piden más salario, un salario, que le aumenten el salario cuando ven que es necesario. Y así por el estilo el ser humano siempre ha estado pidiendo, y eso es bueno.

Ahora, lo más grande que puede hacer un ser humano en cuanto a pedir, es pedirle a Dios, pedirle a Dios conforme a la voluntad de Dios.

¿Y qué es lo más grande que un ser humano le puede pedir a Dios? Le puede pedir a Dios la salvación de su alma, ¿y cómo lo hace? A través de la Escritura encontramos que Cristo ordenó a Sus discípulos a predicar el Evangelio por todo el mundo, y dijo:

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Cuando se predica el Evangelio de Cristo a través de los diferentes tiempos, edades y naciones, encontramos que a través de la predicación del Evangelio de Cristo, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, millones de seres humanos han pedido a Cristo la salvación de su alma.

Porque el ser humano luego que pecó en el Huerto del Edén perdió la Vida eterna, el mismo día que pecó murió a la Vida eterna y solamente le quedó vida temporal que a Adán se le terminó a los 930 años.

Y el ser humano ha deseado vivir eternamente, el ser humano por cuanto pecó perdió la bendición de la Vida eterna, dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23:

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Y también en Romanos, capítulo 6, verso 23, dice:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Aquí podemos ver en estos pasajes que frente a todo ser humano Dios ha colocado la vida y la muerte, para que el ser humano por cuanto tiene libre albedrío, escoja, decida si quiere morir, dejar de existir, o quiere vivir eternamente; por lo tanto ha colocado delante del ser humano la vida y la muerte, y recomienda Dios que la persona escoja la vida para que viva eternamente en el Reino de Dios con Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, el ser humano para poder obtener la Vida eterna, encontramos que se requirió que una persona tomara los pecados del ser humano y muriera como la persona que por nuestros pecados moría, porque la paga del pecado es la muerte; Cristo tomó los pecados del ser humano, se hizo pecado por nosotros y murió por todos nosotros en la Cruz del Calvario.

En lugar nuestro Él murió. Por lo tanto fueron nuestros pecados los que ocasionaron que Cristo muriera en la Cruz del Calvario. Y por consiguiente todo ser humano es culpable de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, por causa de los pecados de todo ser humano.

Pero cuando la persona obtiene el perdón de sus pecados, ya no es culpable de la muerte de Cristo y por consiguiente ha quedado perdonado, y con la Sangre de Cristo ha quedado limpio de todo pecado y ha quedado reconciliado con Dios.

Todo esto fue tipificado en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo, el cual podemos ver en el Antiguo Testamento en la Biblia, que el pueblo hebreo ofrecía a Dios sacrificios de animalitos, los cuales tenían un significado y habían sido ordenados por Dios para ser efectuados.

En el capítulo 23 de Levítico tenemos el sacrificio de la expiación, donde un macho cabrío era sacrificado por el pecado del pueblo. Dice en Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Esta fiesta de la expiación que se efectuaba el día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, era muy importante para todo hebreo, porque toda persona tenía que arrepentido de sus pecados estar triste, afligido en su alma por haber pecado contra Dios, y pedirle perdón a Dios por sus pecados, y entonces Dios lo perdonaba y quedaba cubierto con la sangre de la expiación de ese macho cabrío de la expiación.

Y cuando el sumo sacerdote terminaba sus labores en el templo luego de haber sacrificado el macho cabrío de la expiación, haber llevado la sangre de ese macho cabrío en una vasija, haberla llevado al lugar santísimo y esparcir con ella con su dedo siete veces sobre el propiciatorio.

Luego de terminar todas esas labores de ese día y salir de esas labores, el pueblo cuando el sumo sacerdote terminaba sus labores de ese día, el pueblo quedaba reconciliado con Dios, toda persona quedaba perdonada y reconciliada con Dios.

Pero los que no se habían arrepentido de sus pecados y no habían pedido perdón a Dios, no quedaban perdonados y no quedaban reconciliados con Dios y por consiguiente eran cortados del pueblo, Dios los cortaba, o sea, los quitaba del pueblo, morían, porque por causa de sus pecados el juicio divino venía sobre ellos.

La única forma de escapar del juicio divino era por medio del sacrificio de la expiación del macho cabrío, el día diez del mes séptimo de cada año; y esa era la forma en que los hebreos eran perdonados y reconciliados con Dios, ese era el día de salvación porque era el día de la expiación para ser reconciliados con Dios.

Ahora, encontramos que en el Nuevo Testamento no se llevan a cabo sacrificios de animalitos, ¿por qué? Porque ese sacrificio del macho cabrío de la expiación que se llevaba a cabo en el Antiguo Testamento, en la lectura que tuvimos, era tipo y figura del Sacrificio de Cristo, el Mesías en Su Primera Venida; y vean lo que dice Cristo en San Mateo, capítulo 26, versos 26 en adelante... Esto fue en la última cena de Cristo con Sus discípulos, dice:

Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;

porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”

Y ahora, en el Nuevo Testamento encontramos que aquel sacrificio del macho cabrío de la expiación, ahora en el Nuevo Testamento es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, para toda persona que arrepentida de sus pecados viene a los pies de Cristo y le pide perdón por sus pecados, Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, porque la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario es la Sangre del Nuevo Pacto, del Pacto Eterno.

Y todo ser humano ahora tiene la oportunidad y el derecho a acercarse a Jesucristo recibiéndolo como Su Salvador, y arrepentido de sus pecados pedirle perdón a Cristo por sus pecados, y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y es reconciliado con Dios y es restaurado a la Vida eterna.

Es restaurado primeramente a la Vida eterna espiritual, y por consiguiente ya su alma tiene Vida eterna y no perecerá jamás; y luego en Su Segunda Venida Él nos transformará a los que estemos vivos, y a los creyentes que han muerto físicamente de nuestro tiempo y de otras edades pasadas, los resucitará en cuerpos glorificados y eternos y jóvenes, como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo, y entonces todos seremos personas inmortales físicamente como Jesucristo nuestro Salvador, y tendremos un cuerpo joven y eterno y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

De eso fue que habló San Pablo en su carta a los Filipenses, cuando dice en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos...”

¿Cómo es que nuestra ciudadanía está en los Cielos, si nosotros hemos nacido físicamente en la Tierra en una nación y tenemos la ciudadanía de la nación en la cual hemos nacido? Eso es correcto, porque tenemos una ciudadanía terrenal de la nación donde nuestro cuerpo terrenal nació.

Pero ahora por medio del nuevo nacimiento, al recibir a Cristo como Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, luego Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en nosotros el nuevo nacimiento, nacemos del Cielo porque el nuevo nacimiento es del Cielo, y entonces tenemos una ciudadanía celestial: la ciudadanía del lugar de donde hemos recibido el nuevo nacimiento. Y el nuevo nacimiento es del Cielo, por lo tanto somos ciudadanos celestiales:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Y ahora, la promesa aquí es que para todos los creyentes en Cristo nacidos del Cielo, nacidos de nuevo, los cuales tienen una ciudadanía celestial a causa de que han nacido del Cielo, han obtenido el nuevo nacimiento, aunque todavía también tienen la ciudadanía terrenal mientras tienen el cuerpo físico mortal, y tenemos esa ciudadanía terrenal conforme a nuestro nacimiento físico, pero tenemos la ciudadanía celestial de nuestro nacimiento celestial.

Y ahora, para estas personas es que Cristo en Su Segunda Venida les transformará el cuerpo físico si están vivos, pero si han muerto físicamente los resucitará en cuerpos eternos y glorificados igual al cuerpo glorificado de Jesucristo y los que estemos vivos nos transformará, y entonces todos seremos inmortales físicamente, todos seremos jóvenes, nunca nos pondremos viejos, y todos seremos iguales a Jesucristo, la misma clase de cuerpo tendremos nosotros también. Por eso seremos físicamente, en cuanto al cuerpo glorificado, carne de Su carne, y por consiguiente viviremos con Él por toda la eternidad y ya todos los problemas habrán terminado.

Esa es la forma en que Cristo terminará todos los problemas de todos los hijos e hijas de Dios, por lo tanto toda persona que anhela vivir eternamente tiene una petición para Jesucristo, y es:

“Señor Jesucristo, perdona mis pecados, límpiame con Tu Sangre preciosa de todo pecado, yo Te recibo como mi Salvador, quiero vivir contigo por toda la eternidad, quiero ser como Tu, quiero la inmortalidad física como también la espiritual.

Por lo tanto mi petición Señor Jesucristo es: salva mi alma Señor Jesucristo, la salvación de mi alma es la petición más grande que yo puedo hacerte, salva mi alma Señor Jesucristo.

Yo Te recibo como mi Salvador reconociendo que soy pecador, perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en el Nombre Tuyo, el Nombre del Señor Jesucristo, y que produzcas en mi el nuevo nacimiento, quiero nacer del Cielo, quiero nacer de donde Tu estás. Por lo tanto Señor Jesucristo, mi petición es: salva mi alma amado Señor Jesucristo.”

Pida con fe, sin dudar. Esa la petición más grande que un ser humano puede hacerle a Cristo: la salvación de su alma para poder vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. Si le pide un auto, el auto se pone viejo y después de cierto tiempo ya no sirve; si le pide cualquier cosa terrenal eso es temporal. Pero si le pide la salvación de su alma, eso es para toda la eternidad.

Por lo tanto eso es lo más grande que un ser humano puede pedirle a nuestro amado Señor Jesucristo. Lo más grande es la salvación del alma, por consiguiente lo más importante para el ser humano es la vida; pero no esta vida terrenal sino la Vida eterna, eso es lo más grande: la Vida eterna es lo más importante.

Por lo tanto las palabras o pregunta de Cristo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 27.

Por lo tanto lo más importante es la salvación del alma para la persona recibir la Vida eterna, eso es lo que todo ser humano desea: la Vida eterna, vivir eternamente. Por lo tanto esa es la petición que todo ser humano está llamado hacer a Cristo.

Él dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” Y para buscar el Reino de Dios y Su justicia y encontrarlo, hay que nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu; y para nacer del Agua y del Espíritu hay que escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y recibir a Cristo como nuestro Salvador, para obtener el perdón de nuestros pecados, ser lavados con la Sangre de Cristo de todo pecado, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego y producir en nosotros el nuevo nacimiento, producir ese nacimiento celestial y así entrar al Reino de Dios.

Cuando la persona nace de nuevo, nace a la vida: a la Vida eterna, a una nueva vida que es la Vida eterna, la cual el ser humano había perdido cuando Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén. Pero ahora por medio de Jesucristo, que es el Árbol de la Vida, todo ser humano tiene la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino.

Cristo dijo: “El que no coma mi carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí,” o sea, no tiene Vida eterna.

Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, nos hemos comido a Cristo, hemos recibido a Cristo acá en nuestra alma, lo tenemos acá en nuestro corazón, y por consiguiente viviremos con Él por toda la eternidad en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado, como Su cuerpo glorificado.

PIDA CON FE, SIN DUDAR.”

Pida a Cristo el perdón de sus pecados, pida a Cristo que con Su Sangre lo limpie de todo pecado, pida a Cristo el Espíritu Santo, pida a Cristo el nuevo nacimiento, pida a Cristo la salvación y Vida eterna, y Cristo la otorgará a usted gratuitamente. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Se habrá perdido la oportunidad de la Vida eterna; pero los que creen y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo la promesa es que reciben Vida eterna, son salvos: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

En San Juan, capítulo 3, versos 14 en adelante - en una ocasión Moisés levantó una serpiente de bronce en el desierto cuando las serpientes venenosas estaban mordiendo al pueblo hebreo, y estaban muriendo miles o gran cantidad de hebreos cuando estaban en el desierto, a causa de los pecados de ellos.

Pero Dios le dijo a Moisés: “Prepara una serpiente de bronce y colócala en una vara, en un asta, y toda persona mordida por serpientes venenosas, que mire a esa serpiente de bronce y vivirá.”

Esa serpiente de bronce tipifica a Cristo crucificado, levantado en alto en la Cruz del Calvario; y toda persona que mira a Cristo queda sanado del veneno del pecado que el diablo, la serpiente antigua colocó en la raza humana, es una mirada de fe en donde la persona obtiene el perdón de sus pecados y es limpio de todo pecado, y por consiguiente recibe salvación y Vida eterna.

Toda persona que era mordida por serpientes venenosas y decía: “Pero, ¿qué poder puede tener esa serpiente de bronce levantada allá para librarme de la muerte?” - porque cuando una serpiente venenosa muerde a una persona, está condenada esa persona a la muerte, solamente le quedan minutos de vida.

Pero en esos minutos de vida había una esperanza para ellos, era dar una mirada de fe a la serpiente de bronce, porque la serpiente de bronce tipificaba el pecado ya juzgado; y por consiguiente el pecado de las personas estaba ya juzgado en la serpiente de bronce.

Por lo tanto los que miraban la serpiente de bronce con esa mirada de fe, sus pecados quedaban perdonados, eran transmitidos a la serpiente de bronce y quedaban libres del pecado y por consiguiente quedaban libres de la muerte, porque la causa de la muerte es el pecado.

Y ahora, aquella serpiente de bronce levantada tipificaba a Cristo levantado en la Cruz del Calvario, para que toda persona que vive en esta Tierra y vive en medio de la raza humana, una raza que está muerta a la Vida eterna, aunque los seres humanos tienen vida, pero es una vida temporal, no la Vida eterna.

En nuestros cuerpos físicos lo que tenemos es vida temporal, pero estando en medio de una raza mortal, una raza que está muerta a la Vida eterna, con una mirada de fe a Cristo, obtenemos el perdón de nuestros pecados y somos restaurados a la Vida eterna, y nuestra alma recibe salvación y Vida eterna.

Y en la fase espiritual la persona ya tiene Vida eterna y es inmortal, pero nos falta todavía la fase física que será nuestra transformación en la Segunda Venida de Cristo y la resurrección de los muertos creyentes en Cristo, y luego seremos inmortales físicamente también. Sigue diciendo este pasaje, vamos a ver:

como Moisés levantó la serpiente en el desierto (capítulo 3, verso 14 de San Juan). Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Todo aquel que cree en Jesucristo no se perderá sino que recibe Vida eterna y vivirá con Cristo en Su Reino por toda la eternidad; pero todo aquel que no cree ya es condenado y no vivirá eternamente con Cristo en Su Reino; aunque la persona diga que tiene vida, la vida que tiene es temporal, pero no tiene la Vida eterna porque Dios nos ha dado Vida eterna y está vida está en Su Hijo Jesucristo.

Para obtener la Vida eterna hay que recibir a Cristo como nuestro Salvador, no hay otra forma. Como en medio del pueblo hebreo no hubo otra forma de las personas obtener el perdón de sus pecados y ser reconciliados con Dios, excepto por medio98 del sacrificio de la expiación el día diez del mes séptimo de cada año, ese era el día de salvación, día de expiación, día de reconciliación de los hebreos con Dios.

Y desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario se abrió en el Templo Celestial, en el Cielo, el día de expiación, día de reconciliación del ser humano con Dios, día aceptable delante del Señor, día de Salvación.

Y todavía estamos en ese día de salvación desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario hasta este tiempo, por lo tanto hoy es el día de salvación, el día aceptable delante de Dios, el día en que Dios acepta a todo ser humano que a través de Cristo al recibirlo como Salvador, obtiene el perdón de sus pecados y es limpio de todo pecado, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Dios lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y la persona nace en el Reino de Dios, entra al Reino de Dios y por consiguiente ha entrado a la Vida eterna.

Desde el día que Cristo murió en la Cruz del Calvario en el Cielo se abrió el ciclo divino del Día de la Redención o Día de salvación, Día de reconciliación, Tiempo de reconciliación del ser humano con Dios, Día de Expiación en donde todo ser humano reconoce que la expiación por sus pecados es Cristo, crucificado en la Cruz del Calvario.

Por lo tanto pida con fe la salvación de su alma a Jesucristo nuestro Salvador, y Cristo salvará su alma, pida a Cristo el perdón de sus pecados y Cristo lo perdonará y con Su Sangre lo limpiará de todo pecado; pida con fe, sin dudar y obtendrá la salvación y Vida eterna y así habrá asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.” Por lo tanto todos queremos que Cristo nos confiese delante de nuestro Padre Celestial y diga: “Este ha creído en mi, me ha recibido como Salvador, me ha pedido perdón por sus pecados, Yo lo he perdonado y con mi Sangre lo he limpiado de todo pecado, ha sido bautizado en agua en mi Nombre, y ahora Padre, Te pido lo bautices con Espíritu Santo y Fuego, Padre, Te pido que le abras las puertas del Reino y nazca en Tu Reino, el Reino de Dios, el Reino divino.”

Y el Padre Celestial bautiza a la persona son Espíritu Santo y Fuego y la persona nace en el Reino de Dios, y por consiguiente nace a una nueva vida: a la Vida eterna, y así ha asegurado su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno.

Hemos visto cual es la petición más grande que un ser humano puede hacer a Dios, puede pedir a Jesucristo nuestro Salvador: es la petición de la salvación del alma para vivir eternamente con Cristo en Su Reino eterno.

Si vivir en estos cuerpos físicos, mortales y temporales es bueno, ¿cómo será vivir en un cuerpo nuevo, glorificado y joven para toda la eternidad y sin problemas? Va a ser algo tan grande y glorioso, que no hay palabras para expresar la bendición que vamos a tener en ese cuerpo nuevo que Él nos va a dar.

Cuando haya entrado a la Iglesia de Jesucristo hasta el ultimo escogido de Dios, hasta la última oveja del Señor en Su redil, en Su Iglesia, entonces luego de eso Cristo habrá completado Su Iglesia, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero y hará Su Obra de Reclamo, resucitará los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y a nosotros nos transformará, y entonces físicamente entraremos a eternidad (en la parte física), y seremos inmortales como nuestro amado Señor Jesucristo, y luego iremos con Cristo a la Gran Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial.

Por lo tanto pida con fe, sin dudar, pida a Cristo la salvación de su alma, pida el perdón de sus pecados, pida que Cristo con Su Sangre lo limpie de todo pecado, pida el Espíritu Santo a Cristo y obtendrá usted todo lo que usted pida a Cristo, porque usted estará pidiendo con fe, sin dudar.

¿Cuántos ya han pedido a Cristo la salvación de su alma? La hemos pedido con fe y Él ha concedido nuestra petición. Toda persona que todavía no ha pedido a Cristo la salvación de su alma, vean aquí lo que nos dice, capítulo 3, verso 15 en adelante de San Juan, dice:

Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Ven? todo aquel que cree en Cristo no se perderá, sino que tiene Vida eterna; el que no cree se perderá y no vivirá eternamente con Jesucristo en Su Reino, será echado en el lago de fuego y azufre donde desaparecerá, dejará de existir en cuerpo, espíritu y alma.

Y nadie quiere ser echado en el lago de fuego, allí será echado también el diablo, y nadie quiere ser echado al lago de fuego donde va a ser echado el diablo, todos queremos ir al Cielo, al Reino de Cristo para vivir con Cristo por toda la eternidad. Continuamos leyendo el verso 16:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

¿Ven? el que no cree ha sido condenado; el que cree no es condenado, por lo tanto vivirá con Cristo por toda la eternidad. El amor de Dios fue manifestado plenamente al enviar a Jesucristo al mundo para morir por nosotros en la Cruz del Calvario. San Pablo también en Romanos, capítulo 5, versos 8 en adelante, dice:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

Ya no es por medio del sacrificio de un animalito, de un macho cabrío el día diez del mes séptimo, sino por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario hemos nosotros recibido la reconciliación con Dios; esa es la forma en que el ser humano es reconciliado con Dios, no hay otra forma. En Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”

Dios nos ha dado Vida eterna, ¿y dónde está la Vida eterna que Dios nos ha dado? En Su Hijo Jesucristo; por eso lo recibimos como nuestro Salvador y recibimos la salvación y Vida eterna de Dios a través de Jesucristo:

El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, tiene la Vida eterna , el que tiene al Hijo de Dios, el que ha creído, el que lo ha recibido como su Salvador); el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

El que no tiene a Jesucristo no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que en algún momento se le va a terminar.

Vivimos en esta Tierra para recibir a Cristo como nuestro Salvador y recibir la Vida eterna y así asegurar nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, ese es el propósito de la vida del ser humano en este planeta Tierra, es un propósito de amor divino y de Vida eterna, el cual todo ser humano necesita conocer para recibir a Cristo como su Salvador y asegurar su futuro eterno con Cristo en la Vida eterna.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

La buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, porque lo hemos recibido como nuestro Salvador y Él es la Vida eterna. En Jesucristo está la Vida eterna. Por lo tanto pida la salvación y Vida eterna a Cristo y Él la dará a usted gratuitamente.

Los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador no han pedido a Cristo la salvación y Vida eterna, por lo tanto no tienen Vida eterna, pero en esta noche pueden pedir a Cristo la salvación y Vida eterna y Cristo la concederá a ustedes.

Pueden levantar sus manos los que desean pedir a Cristo la salvación y Vida eterna, y yo estaré orando por ustedes para que Cristo les conceda la petición de vuestra alma que es la Vida eterna. El alma de todo ser humano quiere le Vida eterna.

Pueden pasar al frente y estaré orando por ustedes en esta ocasión. El alma de todo ser humano clama por Vida eterna.

Siempre el ser humano tiene ciertos momentos en que piensa... el ser humano piensa: “Pienso yo: ¿Qué hago yo en está Tierra, en este planeta Tierra? ¿Cuál es el propósito de mi vida aquí en la Tierra? ¿Y después que termine mi vida terrenal qué pasará conmigo? ¿Hacia dónde iré?” Solamente asegurando su futuro eterno con Cristo usted estará seguro de que irá al Paraíso con Cristo a Su Reino para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino.

La vida aquí en la Tierra hemos visto que tiene un propósito, y el propósito es que nosotros recibamos a Cristo como nuestro Salvador y así confirmemos nuestro futuro eterno en la Vida eterna. Por lo tanto tenemos que aprovechar el tiempo que Dios nos da para vivir en este cuerpo terrenal, mortal, corruptible.

Es Tiempo de salvación, es Tiempo aceptable delante de Dios, en donde Dios acepta en Su Reino a toda persona que recibe a Cristo como su Salvador; este es el Tiempo aceptable delante de Dios, acepta a la persona a través de Jesucristo y queda reconciliado con Dios .

No hay que sacrificar un animalito, porque ya el Sacrificio de la Expiación por nosotros fue sacrificado en la Cruz del Calvario. Jesucristo es nuestra Expiación, y por consiguiente nuestro Salvador, el que nos reconcilia con Dios.

Vamos a estar dando unos minutos en lo que llegan las personas que vienen de camino para orar por todos los que han pasado.

Estamos en Tiempo de salvación, aunque estamos en los Días Postreros y ya finalizando, pero todavía la Puerta de la misericordia está abierta, porque el Día de salvación, el Día agradable del Señor, el Día aceptable del Señor todavía está vigente en el Templo Celestial, en donde Jesucristo está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su Sangre por todos los que lo reciben como su Salvador.

Este es el Tiempo aceptable, este es el Tiempo de salvación para que toda persona confirme su lugar en la Vida eterna recibiendo a Cristo como su Salvador.

Dios tiene muchas ovejas que el Padre le dio, tiene muchas ovejas en este territorio donde nos encontramos, y Dios tiene muchas ovejas en la República del Ecuador, y también en la República de Colombia y en toda la América Latina y el Caribe, muchas personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y Él las está llamando en este tiempo final.

“Si oyes hoy Su Voz no endurezcas tu corazón,” recibe a Cristo como tu Salvador, “el que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Es la Voz de Cristo en el tiempo final llamando y juntando Sus ovejas finales.

Él dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer, y oirán mi Voz; y habrá un rebaño y un pastor.” Cristo por medio de Su Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia llamando todas esas ovejas, esas personas en este tiempo final, como llamó en el tiempo de los Apóstoles y de los Ángeles Mensajeros de las diferentes etapas de la Iglesia.

Y ahora, el Espíritu Santo en nuestro tiempo está llamando y juntando Sus ovejas, las ovejas del Redil del Señor, “si oyes hoy Su Voz (acá en el alma), no endurezcas tu corazón,” es Dios hablándote por medio de Su Espíritu Santo, Cristo hablándote por medio de Su Espíritu Santo para darte salvación y Vida eterna.

Él murió por mi, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también, y lo recibimos para obtener el perdón de nuestros pecados, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener salvación y Vida eterna. Es para recibir la salvación y Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro Salvador.

Todavía continúan pasando más personas que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y a través de la predicación del Evangelio han visto que solamente recibiendo a Cristo es que podemos vivir eternamente con Cristo en Su Reino; no hay otra forma para obtener la oportunidad de la Vida eterna, de vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Por eso recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

También los que están escuchando a través de “Radio Amazonas,” pueden levantar sus manos en donde se encuentran y colocar su otra mano en la radio: una en alto y la otra sobre la radio para que queden incluidos también en esta oración, para que así ustedes también reciban a Cristo como su Salvador, Cristo les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, nazcan a una nueva vida: a la Vida eterna, y así aseguren su futuro eterno con Cristo en la Vida eterna.

Todavía estamos dando unos segundos en lo que pasan las personas que faltan por pasar, que desean vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. Todavía continúan pasando más personas que han comprendido que la única forma de asegurar el futuro eterno es con Cristo en Su Reino eterno, para lo cual tienen la oportunidad de recibirlo como su Salvador.

Él es el único Salvador y Su Sangre es la única que limpia al ser humano de todo pecado. No hay otra cosa con la cual usted pueda ser limpio de todo pecado. Vamos a dar unos segundos más en lo que pasan las personas que faltan por pasar para orar luego por todos los que han pasado.

“El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.” Esas son las palabras de Jesucristo nuestro Salvador. “Con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación.”

La fe viene por el oír, por el oír la Palabra de Dios. La fe que usted necesita para recibir a Cristo como su Salvador, viene por la Palabra de Dios que usted ha escuchado en esta noche, para usted creer de todo corazón en Jesucristo como su Salvador.

Y ahora, luego de creer en vuestros corazones llegó el momento de confesar públicamente con su boca lo que usted ha creído en su alma en cuanto a Cristo, “con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación. Por eso Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre.”

Todos queremos vivir eternamente, y hemos visto que solamente recibiendo a Cristo como Salvador es que podemos vivir eternamente, no hay otra forma. Vamos a dar unos segundos más y ya oraremos por todos los que han pasado.

Recuerden: hay que asegurar el futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno, hay que asegurar nuestro futuro, tenemos que asegurar nuestro futuro en la Vida eterna, y el único que nos asegura el futuro eterno es Jesucristo nuestro Salvador.

Vamos a estar puestos en pie todos los que están en el auditorio, y vamos ya a orar por los que han pasado al frente para pedir a Cristo con fe la salvación de sus almas. Todavía si falta alguno por pasar puede hacerlo.

Por cuanto nadie sabe cuántos días de vida terrenal le quedan en su cuerpo físico, lo primero que hay que hacer siempre es buscar el Reino de Dios y Su justicia, recibir a Cristo como Salvador para entrar al Reino de Dios y así asegurar la Vida eterna para nosotros.

Vamos a inclinar nuestros rostros. Repitan conmigo esta oración los que han pasado al frente. Si falta alguno por pasar puede hacerlo; ya vamos a orar. Repitan conmigo esta oración, nuestros rostros inclinados y nuestros ojos cerrados:

Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que Tu eres el único Salvador, reconociendo que Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la expiación por mis pecados, para la salvación de mi alma.

Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador, Te ruego me perdones mis pecados y Te ruego me limpies con Tu Sangre de todo pecado, y Te ruego me bautices en Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Y Te ruego produzcas en mi el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer en la Vida eterna, quiero tener Vida eterna, quiero vivir contigo por toda la eternidad. Por lo tanto Señor Jesucristo, doy testimonio público de mi fe en Ti, creo que Tu eres el Hijo de Dios que has venido al mundo para salvar a todas las ovejas que el Padre Te dio para buscar y darles Vida eterna.

Señor Jesucristo, creo en Ti de todo corazón, y Te recibo públicamente como mi Salvador, Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma Señor Jesucristo. Te lo ruego en Tu Nombre glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.

Repitan conmigo:

La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo les ha perdonado y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, Cristo les ha recibido. La Escritura dice: “La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” Primera de Juan, capítulo 1, verso 7, la Sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto Cristo les ha perdonado y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Ustedes han creído de todo corazón, por lo cual pasaron al frente para recibir a Cristo como vuestro Salvador, Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Ustedes me dirán: “Ya he creído de todo corazón, he dado testimonio público que lo he recibido como mi Salvador, pero todavía me falta algo, Él dijo: Y fuere bautizado, será salvo, todavía me falta ser bautizado en agua en Su Nombre. ¿Cuándo me pueden bautizar?” me dirán o me preguntarán ustedes.

Por cuanto han creído de todo corazón pueden bautizarlos hoy mismo, pueden ser bautizados esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo. Pregunto al ministro aquí si hay agua, hay bautisterios y ropas bautismales.

Hay agua, bautisterios, hay ropas bautismales también, por lo tanto bien pueden ser bautizados hoy mismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde ustedes se identifican con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “PIDA CON FE, SIN DUDAR.” Y ustedes han pedido en esta noche la salvación de vuestras almas y ha sido concedida la petición vuestra por Jesucristo nuestro Salvador.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador cada uno de ustedes aquí presentes y los que están a través de “Radio Amazonas.”

Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo inmediatamente al Rvdo. aquí, al ministro para que les indique hacia dónde caminar para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y para los que están a través de la radio, les dará la dirección donde pueden también ir los radioyentes para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Los que están a través de la radio no se retiren porque viene el Rvdo. aquí presente para darles la dirección inmediatamente.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

PIDA CON FE, SIN DUDAR.”