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| Cristo en Su Iglesia hoy | 2003-11-22 | 2 | PE | 00:38:56 | false | true |
Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo, en este tiempo final, en la etapa final de la Iglesia y de su edificación, de su construcción, o Creación como Templo Místico espiritual de Jesucristo nuestro Salvador. Que Cristo nos bendiga en esta tarde y nos permita entender Su Palabra.
Leemos aquí en Apocalipsis, capítulo 1, Apocalipsis, capítulo 1, nos dice de la siguiente manera:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”
Y leemos también Apocalipsis, capítulo 1, verso 9 en adelante, donde dice:
“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,
y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;
y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.
El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “CRISTO EN SU IGLESIA HOY.” “CRISTO EN SU IGLESIA HOY”
Cristo ha estado en Su Iglesia todo el tiempo, como Cristo estuvo en medio del pueblo hebreo todo el tiempo, y como estuvo en medio de todos estos Profetas de Dios y el pueblo de Dios, encabezado por esos Profetas de Dios desde Adán en adelante.
Ahora, Cristo en el Nuevo Testamento ha estado en medio de Su Iglesia, pues Él mismo lo prometió en Mateo 28, verso 16 al 20, cuando dijo:
“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Cristo prometió estar siempre en medio de los creyentes en Él, y los creyentes en Él son los que forman Su Iglesia; por lo tanto, Cristo ha estado todo el tiempo en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo. Así como Cristo estuvo en medio del pueblo hebreo todo el tiempo, y era conocido en medio del pueblo hebreo como el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, el cual estuvo manifestado en medio del pueblo hebreo y estuvo hablándole al pueblo hebreo en la forma establecida para Dios hablar al pueblo hebreo. Dios dijo en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”
Esta es la forma establecida por Dios, para Dios en medio de Su pueblo estar manifestado hablándole a Su pueblo en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento. Dios en Espíritu Santo en medio del pueblo hebreo, estaba velado y revelado en cada Profeta Mensajero que Él envió, y estuvo hablándole al pueblo hebreo. Vean, Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, da testimonio de esto y dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
Y ahora, Dios por medio de Su Espíritu Santo estaba en medio del pueblo hebreo y se velaba y se revelaba a través de los Profetas, y le hablaba al pueblo hebreo a través de los Profetas.
En Primera de Pedro, capítulo 1, verso 10 en adelante, dice:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba por el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.”
Y ahora, era el Espíritu de Cristo en los Profetas del Antiguo Testamento.
Ahora, podemos ver ahí la forma en que Dios estaba en medio de Su pueblo, el pueblo hebreo, y la forma en que le hablaba al pueblo hebreo; eso era Dios a través del Espíritu de Cristo. Por lo tanto, era Cristo en medio del pueblo hebreo manifestado en los Profetas del Antiguo Testamento; Cristo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud, porque Cristo en Su cuerpo angelical es nada menos que el Ángel de Jehová, y Cristo en Su cuerpo de carne es Jesús, el cual vivió en la tierra de Nazaret, en el cual estaba el Ángel de Jehová, en quien estaba Dios en el Antiguo Testamento manifestado.
Y ahora, Dios en Su cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, se manifestó en carne humana en medio de los seres humanos y fue grande ese misterio. Ese es un misterio muy grande del cual San Pablo dio testimonio y aclaró completamente ese misterio para los creyentes de aquel día, hasta donde le fue permitido aclarar. Era Dios en Cristo, Dios en Cristo en Su Cuerpo angelical, y Dios con Su cuerpo angelical en Jesús, el Cristo, el Ungido.
Por lo tanto, allí estaba el ungido con el Espíritu de Dios en Él manifestado, y por consiguiente en Él estaba la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahí estaba Dios en toda Su plenitud. “Grande es el misterio de la piedad, Dios fue, ha sido manifestado en carne.” Dice San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16. Fue Dios manifestado allí.
Por eso también en Colosenses, capítulo 2, verso 2 al 3, dice San Pablo:
“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre, y de Cristo,
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”
O sea, el misterio de Dios, el misterio de Dios, el Padre y de Cristo; el misterio de Dios, el Padre, y de Cristo, el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento y luego en el Nuevo Testamento en carne humana. Cristo, el Ángel del Pacto con Su cuerpo angelical en el Antiguo Testamento y con Su cuerpo de carne en el Nuevo Testamento; por lo tanto, en Jesús estaba la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ahora, podemos ver que Cristo estaba en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo. Por eso Cristo dijo, Jesucristo dijo en San Juan, capítulo 8, verso 56 en adelante:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
¿Cómo era Cristo antes de Abraham? Cristo era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, Cristo estaba en Su cuerpo angelical.
Ahora, Dios por medio de Cristo en Su Programa tuvo, tiene y tendrá el reunir en Cristo todas las cosas, las que están en los Cielos y las que están también en la Tierra. Eso es lo que nos dice San Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 1, verso 9 al 10, dice:
“Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.”
Ahora, podemos ver que el Programa Divino es de reunir todas las cosas en Cristo; por lo tanto, Cristo es la Cabeza de toda la creación, y Dios, la Cabeza de Cristo.
Ahora, hemos visto a Cristo en el Antiguo Testamento manifestado. Como también en Hebreos, capítulo 1, nos da testimonio San Pablo de Cristo, dice. Dios .. capítulo 1, verso 1 al 3:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en los postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Dios por medio de Jesucristo creó el Universo, Dios por medio de Jesucristo ha hecho todas las cosas; Dios por medio de Jesucristo habló también al pueblo hebreo, porque Jesucristo antes de tener Su cuerpo de carne es nada menos que el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, el Verbo que era con Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y llevó a cabo la Obra de Redención.
Ahora, encontramos que Cristo es el Heredero también de todas las cosas, dice:
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia...”
¿Ven? La imagen misma de la sustancia divina, ¿es quién? Cristo.
“Y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Y ahí tenemos que Cristo (el cual ha estado en medio de Su pueblo), al venir en carne humana y llevar a cabo la Obra de Redención y morir por nosotros, ser sepultado y resucitar victorioso y ser glorificado, se sentó en el Trono de Dios, se sentó a la Diestra de Dios, a la Diestra del poder de Dios. Todo el poder divino es administrado por Jesucristo nuestro Salvador, todo el poder divino viene a ser manifestado en este planeta Tierra y en el Universo completo a través de Jesucristo; por eso es que Jesucristo es el que sustenta todas las cosas, porque Jesucristo es el administrador de toda la Creación.
Dios por medio de Jesucristo obró la Creación, Dios por medio de Jesucristo ha sustentado y sustentará toda la Creación. Dios por medio de Jesucristo trajo vida, y por medio de Jesucristo es que Él ha traído la Vida eterna para todo ser humano; porque nuestra vida, la Vida eterna está escondida ¿en quién? En Jesucristo.
El que tiene al Hijo de Dios, a Jesucristo, tiene la vida, o sea, la Vida eterna; el que no tiene a Jesucristo el Hijo de Dios, no tiene la vida, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal, que se le va a terminar en algún momento. Y si no aseguró su futuro eterno en la Vida eterna, pues no tendrá Vida eterna para vivir eternamente, lo que tuvo fue una vida temporal la cual se le terminó; ya no tiene reserva en su cuenta de la vida para vivir eternamente, se quedó sin fondo en el banco de la Vida eterna. Por lo tanto, no tiene derecho a vivir eternamente, porque no aseguró su alma en el Reino eterno de Cristo para que Cristo le impartiera Vida eterna.
Ahora, hemos visto a Cristo en la Iglesia del Antiguo Testamento, que es el pueblo hebreo. Pero ahora veamos a Cristo en el Nuevo Testamento. Cristo en el Nuevo Testamento aquí en Apocalipsis, capítulo 1, aparece en medio de los siete candeleros de oro. Cristo siempre ha estado en medio de Su Iglesia, porque los siete candeleros de oro son las siete iglesias. Las siete iglesias de Asia Menor representan la Iglesia de Jesucristo pasando por sus siete edades entre los gentiles.
Y al final, Cristo estará en medio de Su Iglesia también manifestado, y en cierto momento tendrá esa vestidura o túnica que llega desde el cuello hasta los pies; y ceñido, no por la cintura, sino por el pecho, con un cinto de oro; lo cual mostrará que no es ya Sumo Sacerdote o que no está ministrando como Sumo Sacerdote, sino que ya es Juez; porque la cinta de oro está sobre Su pecho aquí en Apocalipsis, capítulo 1.
Pero antes que eso suceda, Cristo todavía estará en medio de Su Iglesia como Sumo Sacerdote, Él estará en el Cielo como Sumo Sacerdote, haciendo intercesión por cada persona que recibe a Cristo como su Salvador, para perdonar sus pecados y con Su Sangre limpiarlo de todo pecado, y así hace la Obra de Sumo Sacerdote e Intercesor según el Orden de Melquisedec, todo en el Templo celestial.
Pero en Espíritu Santo Él ha estado y está en medio de Su Iglesia, y por medio de cada Mensajero enviado en cada edad, Cristo en Espíritu Santo se ha manifestado, se ha velado y se ha revelado por medio de cada Mensajero en cada edad. Esos Mensajeros son espíritus ministradores, Ángeles ministradores enviados a la Iglesia del Señor Jesucristo, y vienen enviados, ¿de dónde? Del Cielo.
Y ahora veamos, Cristo está materializando en Su Iglesia el Cielo; así como Moisés en el tabernáculo que construyó, materializó las cosas celestiales en las cosas que él construyó en el templo; porque las cosas que estaban en aquel templo son la sombra, el tipo y figura de las cosas celestiales, y por consiguiente las cosas celestiales mismas iban a ser purificadas con un sacrificio mejor que el sacrificio que realizó Moisés, y con una sangre mejor que la que Moisés utilizó allá para rociar el tabernáculo y todos los utensilios del templo (y el mismo libro); ahora vendría un sacrificio mejor, superior, para las cosas celestiales mismas ser purificadas.
Por lo tanto, en el Templo que Jesucristo estaría construyendo, estarían siendo colocados los escogidos de Dios, hijos e hijas de Dios, que son celestiales, del Cielo, y que son enviados a la Tierra, para venir a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; y por eso reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en esas personas el nuevo nacimiento, y son colocados en el Templo Espiritual de Cristo como piedras vivas, como seres que forman parte de ese Templo Espiritual, y son personas celestiales, que han sido colocados en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Los mismos Ángeles Mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo, aparecen aquí en Apocalipsis, capítulo 1, verso 4, donde dice:
“Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono.”
Y ahora, los siete espíritus que están delante del trono, son los siete Ángeles Mensajeros del Señor Jesucristo en medio de Su Iglesia. Vean, en el capítulo 4, vamos a ver con más detalles acerca de este misterio de los siete ojos, o siete espíritus que están delante de Dios, dice en el capítulo 4, verso 5... 4 al 5, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
Estos son los doce patriarcas y los doce Apóstoles sentados en veinticuatro tronos. ¿Ven?
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.”
Y ahora, los siete espíritus de Dios, son las siete lámparas de fuego que están allá en el Cielo delante del Trono; así como en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, el candelero o candelabro ¿dónde estaban? En el atrio delante de la cortina o velo que cubría la puerta de entrada al lugar santísimo.
Por eso estas siete lamparas de fuego en la materialización acá en la Tierra, lo cual se realiza en la Iglesia de Jesucristo; aquí tenemos las siete edades con los siete Ángeles Mensajeros manifestados, y en el Templo que Cristo está construyendo, materializa eso que está en el Cielo, lo materializa aquí en la Tierra en la Iglesia, Su Iglesia. Y vean ustedes, se va materializando, se van materializando las cosas celestiales en la Iglesia del Señor Jesucristo, y lo que se ve, está siendo hecho ¿de qué? De lo que no se veía.
Siendo que son siete lámparas de fuego, y que son esos los siete Espíritus de Dios, tenemos que leer lo que aquí nos dice, en Hebreos, capítulo 1, verso 7, dice:
“Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego.”
Y también en Apocalipsis, vamos a ver un poquito más, en Apocalipsis, capítulo 5, también dice... capítulo 5, verso 6, dice:
“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”
Y ahora, Cristo, el Cordero, el cual también es el León, tiene siete cuernos, y en los siete cuernos, siete ojos, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra.
Y encontramos que esos siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra están, ¿dónde? En los siete cuernos, y los siete cuernos son las siete edades; porque cuernos representa el poder de Dios. Y el poder de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado en Su Iglesia en cada edad; por lo tanto, cada edad es un cuerno con un ojo, es un poder manifestado de Dios; ahí se manifestó el poder de Dios de edad en edad. Y encontramos que cada Mensajero fue un ojo, un vidente, un Profeta Mensajero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, el cual obtuvo la revelación divina para la edad en que vivió.
También en Proverbios, capítulo 20, verso 27, dice:
“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre.”
Es lámpara de Dios el espíritu del hombre. ¿Ve? Es una lámpara. Por eso los siete espíritus de Dios son las siete lámparas de fuego que están delante del Trono.
“... lo cual escudriña lo más profundo del corazón.”
Ahora, encontramos que Cristo ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo. Él dijo: “Yo estaré con vosotros y en vosotros; no os dejaré huérfanos, vendré a vosotros.” ¿Cómo vino? Vino en Espíritu Santo, vino en medio de Su Iglesia para manifestarse y estar todo el tiempo hasta el fin del mundo.
Ahora, hemos visto cómo estuvo manifestado en medio de Su Iglesia en cada edad: fue Cristo en Espíritu Santo en el Ángel Mensajero correspondiente a cada edad. Y para este tiempo final, encontramos en la historia de la Iglesia que hubo siete etapas o siete edades entre los gentiles durante la etapa del Lugar Santo de ese Templo Espiritual, mientras se iba construyendo esa etapa del Lugar Santo del Templo Espiritual de Jesucristo. Siempre ha estado en la etapa que está en acción, en construcción; ya la que ya fue construida, ya terminó y se mueve a una nueva etapa.
Es como en una construcción, en una construcción, digamos de un edificio de ocho pisos, cuando construyen el primer piso, o están construyendo el primer piso, usted ve a todos los obreros ahí trabajando; pero luego cuando terminaron ese piso y está ya terminado, usted ve a todos los obreros en el segundo piso trabajando, y así por el estilo; y cuando ya se llega al octavo piso, ¿dónde usted va ver los obreros trabajando? En el octavo piso. ¿Dónde va a ver usted al ingeniero, diciendo: “Coloquen esto aquí y acá.”? En el octavo piso. ¿Dónde va ver al maestro de obra dirigiendo? En el octavo piso; ya los otros pisos están terminados.
Y Cristo en Su Iglesia hoy, ¿dónde lo vamos a ver trabajando? ¿Dónde lo vamos a ver velado y revelado a través de carne humana? En la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad que corresponde al ocho, porque el ocho representa eternidad. Por lo tanto, tendrá un velo de carne ahí, a través del cual estará Cristo en Espíritu Santo manifestado, velado y revelado, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
¿Y cuál es la promesa de Cristo? Él dice: “Sube acá, y Yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Apocalipsis, capítulo 4, verso 1. Y luego en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
La forma en que Cristo reveló en cada edad Su Palabra a Su Iglesia, fue por medio de Su Espíritu Santo velado y revelado, manifestado en el Ángel Mensajero correspondiente a cada edad. Y para este tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular, para conocer las cosas que deben suceder pronto, luego de las que ya han sucedido en edades pasadas, Cristo estaría en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular en Espíritu Santo, velado y revelado en un velo de carne, y eso será Cristo en Su Ángel Mensajero velado y revelado, hablándonos, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Eso será el Espíritu Santo enseñándonos en este tiempo final todas estas cosas que deben suceder pronto; y el que tiene oídos para oír, estará... oiga lo que el Espíritu dice a la Iglesia en este tiempo final; como estaban llamados a escuchar en otras edades lo que el Espíritu Santo hablaba a Su Iglesia en cada edad, a través ¿de quién? Del Mensajero de cada edad. Esa es la forma establecida por Dios: Dios coloca Su Palabra en la boca del Mensajero, él recibe esa Palabra acá en el alma y habla esa Palabra, y eso es el Espíritu Santo en ese hombre hablándole a Su pueblo, a Su Iglesia; tanto a la Iglesia del Antiguo Testamento, que es el pueblo hebreo o a Su Iglesia del Nuevo Testamento, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; porque Iglesia significa: “Los sacados fuera.”
Los sacados fuera de Egipto fue el pueblo hebreo, los sacados fuera del mundo es la Iglesia del Señor Jesucristo, los creyentes en Cristo. Y Cristo en Su Iglesia es que ha estado todo el tiempo manifestado y ha estado hablando, y el Ángel del Señor Jesucristo ha estado todo el tiempo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, Cristo en Su Iglesia hoy, no es otra cosa que Cristo en Espíritu Santo manifestado en medio de Su pueblo, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto por medio de Su Ángel Mensajero.
“CRISTO EN SU IGLESIA HOY.”
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta tarde, dándoles testimonio de: “CRISTO EN SU IGLESIA HOY.”
Ya vamos a pasar a nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín, ya Miguel y yo tenemos un compromiso para otra actividad (no sé si Miguel les dijo). ¿Te dijeron que estaban invitados todos, y que podían ir todos? ¿Pero te dijeron que todos podían ir allá?... Bueno, nos trae también la invitación, para todos los que deseen estar también. ¿Les diste la dirección también? Porque eso es bueno que la escriban los que quieran ir para... Sí, ustedes conocen mejor que yo acá, pero es bueno tener la dirección escrita para los que deseen ir, no vaya ser que el que los lleve no sepa y entonces pues no puedan llegar. Pero en una luz roja pues la caravana se puede, una parte de la caravana se puede quedar y ahí después no saber para dónde se puede doblar.
Bueno, pues vamos a dejar por aquí a nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín, para que continúe y también les dé la dirección... si Humberto la tiene, más o menos les diga que por dónde es. Los dos pueden pasar acá: Miguel y Humberto.
Y que Dios me los bendiga a todos y me los guarde, y nos veremos también mañana, Dios mediante, en la actividad de mañana en la mañana. Oren mucho para que Dios ponga en mi alma y en mi boca la Palabra que debo hablar, y la coloque en el alma de todos los oyentes.
Que Dios me los bendiga y les guarde a todos. ¿Que hora tienes Miguel? Sí... ya es hora de estar viajando. Así que Dios me los bendiga y me los guarde a todos.
“CRISTO EN SU IGLESIA HOY.”