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Los Secretos de la Naturaleza 2003-11-19 1 Santa Cruz de la Sierra Santa Cruz BO 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en Romanos, capítulo 11, versos 15 en adelante, donde dice: “Porque si su...” hablando del pueblo hebreo, dice:

Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?

Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,

no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.

Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.

Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.

Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.

Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar (Está hablando del pueblo hebreo).

Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre (aquí habla de los gentiles ahora), y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

y luego todo Israel será salvo, como está escrito:

Vendrá de Sion el Libertador,

Que apartará de Jacob la impiedad.

Y este será mi pacto con ellos,

Cuando yo quite sus pecados.

Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres.

Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “SECRETOS DE LA NATURALEZA,” o “LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA.”

En este pasaje que hemos leído, el Apóstol San Pablo toma de la naturaleza el olivo genuino y también el olivo silvestre para tipificar al pueblo hebreo en el olivo original, y tipificar a los gentiles en el olivo silvestre.

Así como Jesús en Sus parábolas tomaba el trigo y la cizaña, y con el trigo representaba, tipificaba a los hijos del Reino, a los hijos de Dios, y con la cizaña tipificaba a los hijos del malo, los hijos del maligno, o sea, los hijos del diablo.

Y con la siega tipificaba el tiempo final donde todos los escogidos de Dios serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y donde la cizaña (los hijos del malo) serán quemados con fuego atómico, el cual se va a desatar en una tercera guerra mundial, y ahí se va a desatar también el fuego volcánico y también todo tipo de fuego que pueda surgir bajo esas condiciones terribles que van a existir en ese tiempo.

El sol va a calentar en forma mayor de lo que en la actualidad está calentando, pues eso está dicho en la profecía del Apocalipsis y también en el libro del Profeta Malaquías.

Por lo tanto, todas estas cosas ya están escritas y tienen que ser cumplidas, están en los Cielos que es la primera Biblia, están en la naturaleza entre los árboles, entre las plantas, entre los peces, y también entre los animales. Por eso Jesús dijo en una ocasión: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.”

Ahora, encontramos que por consiguiente en la naturaleza de los peces están representados los escogidos de Dios; pero también en las mismas aguas hay otro tipo el cual representa, no a los escogidos sino a los malos, dice... veamos en el capítulo 13 de San Mateo, versos 47 al 52, dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

¿Ven? Hay peces malos, los cuales van a ser echados ¿dónde dice aquí? Serán echados en el horno de fuego, y allí será el lloro y el crujir de dientes. Y en la parábola del trigo y de la cizaña en este mismo capítulo 13 de San Mateo, versos 37 en adelante, dice:

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino.”

¿Ven? Los hijos del Reino están representados en el trigo, y la cizaña son los hijos del malo. ¿Ven? La mala hierba son los hijos del malo:

El enemigo que la sembró es el diablo...”

¿Ven? el malo es el diablo, el enemigo que sembró ¿qué? La cizaña, el enemigo que sembró sus hijos, los hijos del malo, es el diablo:

la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Y ahora vean, la siega es el fin del siglo. Al final de la Dispensación de la Gracia todo esto tiene que ser cumplido, o sea, en el tiempo final para la Dispensación de la Gracia, ahí se estará entrelazando todo esto que corresponde al tiempo final:

...y los segadores son los ángeles.

De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”

Ahora vean, aquí en las plantas encontramos el tipo y figura de los hijos de Dios, la buena semilla, el trigo, y de los hijos del maligno representados en la cizaña; y luego la siega, el tiempo final en donde se hace el recogido para echar la cizaña en el fuego, y el trigo ser colocado en el alfolí de Dios, ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y ahora vean, aquí también nos habla de que los malos (la cizaña) van a ser echados en el horno de fuego. Y ahora vean, Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, donde nos dice acerca de esto mismo, pero es hablado con otras palabras pero es lo mismo. Dice:

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”

Ahora, aquí tenemos a la cizaña: los malos, los que hacen maldad, y Dios no les dejará ni raíz ni rama, porque están representados en la cizaña, los árboles malos, también en las parábolas, o en las parábolas que dio Juan el Bautista y también Jesús.

Pero vean ustedes, esto: “el día ardiente como un horno,” es lo mismo que el horno de fuego donde serán echados los que están representados en la cizaña y también en los malos peces.

¿Pero qué será de los que están representados en el trigo y en los buenos peces? “Mas a vosotros...” verso 2:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.

Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Vean, Dios va a convertir en ceniza a los malos, dice: “Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies.” En el Reino Milenial estaremos caminando sobre las cenizas de los malos, en ese Reino Milenial de Cristo en donde Cristo establecerá el Reino de Dios en la Tierra, y el Reino que fue dado a David, el cual es el Reino de Dios, el Reino de Jehová, y el Trono de David, el cual es el Trono terrenal de Dios al cual Cristo es heredero.

Será establecido el Reino de Dios en la Tierra, por eso Cristo dijo enseñando a orar a Sus discípulos, entre las cosas que les enseñó, una fue: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo, aquí en la Tierra.”

En el Reino Milenial de Cristo se hará la voluntad en medio de todas las naciones, la voluntad de Dios, porque el Reino será el Reino de Dios en la Tierra, ese es el Reino de David siendo restaurado, porque el Reino de David y Trono de David es el Reino de Dios y Trono terrenal de Dios, el cual estará fusionado con el Trono Celestial de Dios y Reino Celestial de Dios.

Cristo es el Heredero a ese Reino y a ese Trono, y ahí estarán con Él los que están representados en el trigo:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”

El Sol de Justicia que nacerá es Cristo, Él dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” La Luz de la Vida eterna, el Espíritu Santo.

Ahora, encontramos que Cristo es el Sol de Justicia, y el Sol de Justicia naciendo, eso es la Segunda Venida de Cristo surgiendo en este tiempo final, en el primer siglo del séptimo milenio de Adán hacia acá y primera etapa de ese Reino Milenial.

Todo eso estará llevándose a cabo en este tiempo final. Por lo tanto todos los escogidos de Dios verán al Sol de Justicia saliendo. ¿Cuándo es que sale el sol? En la mañana, ahí es donde raya el alba y surge el sol, y sale por el Este.

Por lo tanto Cristo, el Sol de Justicia surgiendo para alumbrar en un Nuevo Día Dispensacional y en un Nuevo Reino: el Reino Milenial de Cristo. “Y en sus alas traerá salud, salvación.”

El sol literalmente no tiene alas, pero Cristo tiene alas. ¿Cuáles son las alas de Cristo, las alas que estarán una a un lado y la otra al otro lado? Vean, estamos aprendiendo los secretos de la naturaleza.

Ahora, vamos a ver, porque en la naturaleza Dios ha tipificado, ha reflejado todo lo que Él haría entre los seres humanos, porque la naturaleza es la segunda Biblia, y la primera Biblia es el Cielo con todos los sistemas de las galaxias y todo el zodiaco, y la tercera Biblia es esta Biblia escrita, y luego las tres Biblias las cuales contienen lo mismo como hemos estado viendo, estarán materializándose aquí en la Tierra entre los seres humanos.

Todo lo que Dios va a hacer lo refleja en el Cielo, y está también reflejado en la naturaleza: entre los animales, entre los peces, entre las aves, y entre los árboles y entre los diferentes lugares o plantaciones de la Tierra.

Ahora, viendo que Dios refleja todo en estas tres Biblias antes de cumplirlo en la Tierra, todo lo que Dios estará haciendo en esta Tierra en este tiempo, tiene que estar en esas tres Biblias: la Biblia celestial: el Cielo - Vean, en una ocasión le dice Dios a Abraham: “Mira los Cielos y cuenta las estrellas, si las puedes contar.” Eso está en el Génesis, capítulo 15, verso 5 en adelante, dice:

Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.”

Ahora vean, en las estrellas del Cielo está representada toda la descendencia de Abraham, y usted me dirá: “Pero, ¿y si alguno de nosotros no es hebreo?” no tiene ningún problema; veamos lo que nos dice aquí en Gálatas, capítulo 3, verso 6 al 9, dice San Pablo:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.”

Fue el pasaje de Génesis que leímos:

Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.”

Ahora, para ser un hijo de Abraham no se requiere que la persona nazca como un descendiente hebreo; todo creyente en Cristo es un hijo de Abraham porque es un hijo de la fe, un creyente en Cristo, un hijo de la fe en Cristo, y Cristo es el hijo de Abraham, el cual tendría muchos hijos e hijas, así como Isaac fue el hijo de Abraham según la carne, el cual le nació a Abraham a causa de la promesa que Dios le hizo a Abraham.

Y por medio de ese hijo luego vino Jacob y Esaú, o Esaú y Jacob, y luego de Jacob vinieron los doce patriarcas, y de ellos al multiplicarse fueron formando las diferentes tribus, y se formó así el pueblo hebreo.

Pero ese es el Israel según la carne, la descendencia de Abraham según la carne, la descendencia terrenal de Abraham.

Pero la descendencia celestial de Abraham es la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo es el hijo de Abraham que traería a existencia una nueva raza con Vida eterna, una raza celestial la cual Cristo traería y sería la descendencia de Cristo, una nueva raza la cual viene a existencia a medida que las personas escuchan la predicación del Evangelio de Cristo y reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, Cristo los perdona y Cristo con Su Sangre los limpia de todo pecado, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtienen el nuevo nacimiento.

Porque el nuevo nacimiento lo produce Cristo por medio de Su Espíritu Santo, bautizando con Espíritu Santo a la persona, y la persona ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Cristo, ha entrado al Reino de Dios y ha nacido a una nueva vida, a la Vida eterna, porque cuando nacimos aquí en la Tierra a través de nuestros padres terrenales, nacimos a la vida, pero no a la Vida eterna, nacimos a una vida temporal que se nos acaba a la mayoría de las personas antes de los 100 años.

Ya a los 70 años, ya vamos notando que el cuerpo ha perdido mucha energía y así por el estilo, porque el cuerpo físico tiene cuatro rayos de luz que son los que le dan la energía al cuerpo, así como las baterías o pilas de los autos y de las linternas de alumbrar, tienen pilas, y ahí está la energía para dar luz y dar corriente para encender los autos.

Pero cuando se va agotando, ya el auto no enciende tan rápido como encendía cuando estaba la batería o la pila nueva. Así también son las linternas de pilas, que cuando ya se va agotando no alumbran tanto.

Así le va pasando al cuerpo físico, porque el cuerpo físico de los 25 años en adelante pierde el primer rayo de luz, por lo tanto, comienza a decaer la persona.

Luego, después de los 35 años, de los 35 años en adelante se le agota el segundo rayo de luz, por eso la persona se va envejeciendo, comienza a morir la persona estando viva, como comienza a morir una pila, comienza a perder energía, va muriendo esa pila.

Y luego, después de los 65 años, de los 65 años en adelante se le apaga el tercer rayo de luz y se queda solamente con uno; y cuando se le apague ese cuarto rayo de luz ya no camina más, lo echan en una caja y lo llevan a descansar, porque ya se le acabó toda la energía, la potencia que tenía para existir en la Tierra.

Así es el cuerpo físico nuestro, porque nosotros nacimos a través de nuestros padres a una vida temporal con un y para un propósito divino: para que estando en estos cuerpos físicos, mortales y corruptibles, nosotros al tener el libre albedrío dijéramos a Cristo:

“Señor Jesucristo, la vida en este cuerpo físico es buena, es agradable, y estoy consciente de que soy un ser humano, pero esta vida se me va a terminar en algún momento porque nací a una vida temporal; y si en esta vida temporal es bueno vivir, ¿cómo será en la Vida eterna? ¿Cómo será si fuera una Vida eterna con un cuerpo eterno? Por lo tanto Señor Jesucristo, yo quiero vivir contigo eternamente, Tu tienes un cuerpo físico, glorificado, eterno, y has prometido a todos los que Te reciban como Salvador, darles un cuerpo eterno, darles Vida eterna. Tu has prometido producir un nuevo nacimiento, como le hablaste a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” (San Juan, capítulo 3, verso 1 en adelante).”

Y Nicodemo le pregunta: ¿Cómo puede hacerse esto? ¿puede acaso el hombre siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice a Nicodemo el secreto, Cristo le dice:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”

No se maravillen de que Cristo ha dicho que es necesario nacer de nuevo, es necesario nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu. O sea, escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, en donde se da a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención realizada en la Cruz del Calvario por cada uno de nosotros, llevando Él nuestros pecados para que nosotros podamos vivir eternamente.

Por lo tanto, no te maravilles de que Cristo ha dicho: “Os es necesario nacer de nuevo,” es necesario escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y creer en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador, recibirlo como nuestro Salvador, confesarlo como nuestro Salvador.

Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre,” y pedirle perdón a Cristo por sus pecados, o sea, por nuestros pecados, Cristo nos perdona y con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y somos bautizados en agua en Su Nombre y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y hemos obtenido el nuevo nacimiento, hemos nacido de nuevo, hemos nacido en el Reino de Cristo, hemos entrado al Reino de Cristo, hemos nacido a una nueva vida: a la Vida eterna.

Y aunque hemos nacido a la Vida eterna Cristo no nos quita esta vida temporal, porque ha sido asignado un lapso de tiempo a cada uno de nosotros para vivir en este cuerpo temporal; pero el propósito divino es que confirmemos nuestro lugar en la Vida eterna, ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador.

El que no confirma su lugar en la Vida eterna, clamando a Cristo por el perdón de sus pecados, y la limpieza de sus pecados con la Sangre de Cristo, y que Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en la persona, pues si la persona no hace eso para que Cristo produzca el nuevo nacimiento en él, pues la persona no podrá vivir eternamente porque no nació de nuevo.

Así como usted y yo, si no llegábamos a nacer a través de nuestra madre ¿qué pasaba? Pues no estaríamos aquí, y si la persona no nace de nuevo, no nace en el Reino de Cristo, el cual es un nacimiento en y a la Vida eterna, pues no podrá vivir eternamente, el único Reino eterno es el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto no te maravilles de que Jesucristo ha dicho: “Os es necesario nacer de nuevo,” es necesario nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, creyendo en Cristo y ser bautizado en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, nacer del Agua y del Espíritu, nacer del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo.

Y así hemos nacido en el Reino de Cristo a la Vida eterna, y hemos asegurado nuestro futuro eterno con Cristo en la Vida eterna, y usted ha sido sellado con el Espíritu Santo para el día de la redención, para el día en que la redención física que es nuestra transformación para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo para los que ya han partido, ese es el día de la redención, el día en que seremos transformados y los muertos en Cristo resucitados en cuerpos eternos, cuerpos glorificados, eso es la redención del cuerpo.

La redención espiritual, pues es el bautismo del Espíritu Santo, donde obtenemos el cuerpo angelical, y ya así hemos confirmado nuestro lugar en la Vida eterna, estamos sellados con el Espíritu Santo de la promesa, para vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, y por consiguiente usted es un hijo o una hija de Abraham, porque es un hijo de la fe en Jesucristo nuestro Salvador.

Sigue diciendo ahí en Gálatas, donde estábamos leyendo hace algunos minutos atrás, Gálatas, capítulo 3, verso... vamos a leerlo de nuevo, verso 6 en adelante:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”

Por lo tanto, somos hijos de Abraham por la fe en Cristo nuestro Salvador. También en Gálatas, capítulo 4, y... vamos a leer capítulo 3 primero, verso 26 al 29 de Gálatas, dice San Pablo:

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”

¿Ven? Ahora para delante de Dios ser un hijo de Abraham, lo que la persona necesita es ser un creyente en Cristo nacido de nuevo, como también lo que la persona necesita para ser perdonado y limpio de todo pecado, no es ir a sacrificar o que un sumo sacerdote sacrifique un macho cabrío como expiación por el pecado, como se hacía en el Antiguo Testamento en Levítico, capítulo 23, versos 26 en adelante, sacrificio en donde la persona quedaba perdonada de sus pecados y cubierto con la sangre de ese macho cabrío de la expiación, y quedaba reconciliada con Dios.

Y toda persona que no afligía su alma en ese mismo día y pedía perdón a Dios, no quedaba perdonada y Dios la cortaba del pueblo, perdía el derecho a continuar viviendo.

Ahora, en el Nuevo Testamento, el macho cabrío de la expiación, para ser reconciliados con Dios, es Jesucristo nuestro Salvador. ¿Ven? Estamos aprendiendo de la naturaleza.

Y ahora, aquel sacrificio por el pecado tipificaba a Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto lo que Dios iba a hacer por medio de Cristo aquí en la Tierra, lo reflejó en ese sacrificio por el pecado, o sea, lo reflejó entre los animales.

Y también la Primera Venida de Cristo, encontramos que fue reflejada en el Cielo también, Cristo es la Estrella que saldría de Jacob, porque Cristo es la Estrella resplandeciente de la mañana.

Por eso cuando Cristo nació, salió la estrella llamada la “estrella de Belén”, la cual los magos siguieron, porque todo lo que Dios va a hacer en la Tierra lo refleja en el Cielo, y lo refleja en la naturaleza: entre los animales, entre los peces, entre los árboles, y también entre las plantas y así por el estilo.

Ahora, hemos visto que somos hijos de Abraham por la fe en Cristo. Según la carne para ser un descendiente de Abraham hay que nacer de hebreos, eso es según la carne y eso es para nacer como un hijo de Abraham en la vida temporal, esta vida temporal que tenemos.

Pero para nacer en la Vida eterna como un hijo de Abraham, eso es obteniendo el nuevo nacimiento por medio de nuestra fe en Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto en el pueblo hebreo, el cual es la Iglesia del Antiguo Testamento, porque Iglesia significa “los sacados,” y ellos fueron sacados de Egipto, sacados fuera.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo ha sido sacada del mundo, los creyentes en Cristo han sido sacados del reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Cristo.

Por lo tanto el mismo Ángel de Jehová que libertó al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés, es el mismo Ángel de Jehová que se hizo carne y fue conocido por el nombre de Jesús y es el que ha libertado al Israel Celestial que es la Iglesia del Señor Jesucristo. El Israel Celestial está compuesto por todos los nacidos de nuevo, los nacidos a la Vida eterna por el Espíritu Santo.

Cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo, ha obtenido el nuevo nacimiento y ha nacido en y a la Vida eterna en el Reino de Cristo, y ha nacido como un miembro del Israel Celestial.

Y usted y yo estábamos representados en todas esas estrellas que Dios le mostró a Abraham; ¿ven? El que no esté representado en esas estrellas, pues nunca puede aparecer en la Iglesia de Jesucristo recibiendo a Cristo como su Salvador.

Ahora, encontramos entre todas estas manifestaciones que son el tipo y figura de lo que Cristo estaría haciendo entre los seres humanos y lo que estaría haciendo con Su Iglesia, encontramos también, vean, que entre las aves tenemos el águila y la paloma.

El Espíritu Santo está representado en la paloma, y los Profetas están representados en águilas. Por eso Jesucristo también fue un águila, un Profeta, como lo fue también Moisés y todos los Profetas de Dios, y Dios Mismo se identifica como un águila, Él es el águila mayor.

También Cristo está tipificado en el cordero, entre los animales en el cordero, en el macho cabrío y en el león, porque Cristo es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo, Juan cuando lo presentó dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” San Juan, capítulo 1, versos 28 al 36.

Y también Cristo Mismo nos dice en Apocalipsis, capítulo 16, y también en el capítulo 5, vamos a ver capítulo 5 del Apocalipsis, verso 5 al 6, dice:

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.”

Ahí tenemos a Cristo como el León de la tribu de Judá, la Raíz de David. En el capítulo 22 Cristo se presenta también como la Raíz de David. Capítulo 22, verso 16, y dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

Cristo es la Estrella resplandeciente de la mañana en la primera Biblia, Cristo es el León de la tribu de Judá y también el Cordero de Dios en la segunda Biblia: la naturaleza.

Y en la Escritura, en la profecía, Isaías, capítulo 53 nos dice que como Cordero fue llevado al matadero, ahí también aparece como el Cordero y también aparece como el León de la tribu de Judá, porque de Judá es que Dios colocó el legislador, el que sería Señor y Rey sobre el pueblo hebreo.

Vean, aquí también en Apocalipsis, capítulo 5, leímos ya el verso 5, ahora leamos el verso 6, dice:

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”

Y ahora, cuando Juan mira para ver el león, lo que ve es un cordero ensangrentado. Juan cuando miró vio a Jesucristo. Jesucristo es el León de la tribu de Judá, y Jesucristo es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo.

Pero Juan no había conocido a Cristo como león, sino como Cordero. Por lo tanto cuando Juan mira, vio a Cristo, vio al Cordero de Dios que había sido sacrificado, y el cual está ahí en el Cielo, porque Él ha estado en el Cielo por estos dos mil años aproximadamente haciendo intercesión con Su propia Sangre, por toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, toda persona que lo recibiría en su alma como su Salvador.

Ahora, aprendiendo de la naturaleza hemos visto que todo lo que Dios hace en la Tierra entre los seres humanos está en la primera Biblia que es el Cielo, el cual incluye el zodiaco, y está también en la naturaleza acá en la Tierra entre los seres humanos, está entre los animales, los peces, las aves, los árboles y aun las piedras, porque Cristo es la piedra del ángulo la cual fue reprobada por los edificadores religiosos: el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín, y Pedro dice: “La cual ha venido a ser cabeza del ángulo y piedra de tropiezo,” para los que tropiezan en la Palabra, para los que son desobedientes a la Palabra de Dios.

Y luego él dice, hablando de nosotros, San Pedro en Primera de Pedro, capítulo 2, el verso... verso 4, dice:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”

Así como Cristo es la Piedra del Ángulo que los edificadores rechazaron, nosotros somos piedras vivas también, seres humanos tipificados en piedras, para ser un Templo santo al Señor.

Cristo está construyendo un Templo Espiritual con piedras vivas, con seres humanos. Por lo tanto el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, tipifican la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo, tipifica el Templo Celestial.

Y ahora, todo lo que está en el Templo Celestial se está haciendo carne, se está materializando en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, viendo también lo que nos dijo San Pablo en Romanos, capítulo 11, vean, tenemos en Romanos, capítulo 11 que las ramas (que son el pueblo hebreo) fueron desgajadas y fueron colocados gentiles en el Buen Olivo.

Pero cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, cuando haya entrado hasta el último escogido de Dios a la Iglesia de Jesucristo, Cristo terminará de tratar con y entre los gentiles y se tornará al pueblo hebreo y entonces las ramas originales, las ramas del Buen Olivo, serán restauradas al Buen Olivo, y entonces el cumplimiento profético de Apocalipsis, capítulo 11, estará en medio del pueblo hebreo siendo una realidad.

Recuerden que las ramas del Buen Olivo van a ser restauradas ¿dónde? En el Buen Olivo. En Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, encontramos que Dios por medio del Ángel enviado a Zacarías le dio una visión, y vio un candelabro de oro con siete lámparas, y dos árboles de olivo uno a cada lado, y dos ramas de olivo que vertían aceite como oro a través de un tubo, y ese era el aceite que llenaba el lugar, el depósito del candelabro.

El aceite representa el Espíritu Santo; el candelabro o candelero con sus siete lámparas encendidas representa la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual pasa por diferentes edades; pero cada edad es un candelabro, o el candelabro con siete lámparas, la Iglesia con siete edades o etapas, cada lámpara es una edad, cada lámpara tiene una mecha sumergida en aceite y está encendida con el fuego del Espíritu Santo.

O sea, cada mecha es el Mensajero de cada edad encendido con el Espíritu Santo, y luego a cada lado los dos árboles de olivo, o sea, que la Iglesia a cada lado tendrá los dos árboles de olivo con las dos ramas de olivo.

El aceite que ha estado siendo vertido en la Iglesia de Jesucristo en esas siete lámparas con los siete Mensajeros, siete mechas encendidas ahí, es el Espíritu Santo que estará en los dos olivos de Apocalipsis, capítulo 11.

Si aparecieron dos olivos con dos ramas de olivo en la visión que tuvo el Profeta Zacarías en el capítulo 4, pues tienen que aparecer en la Iglesia del Señor Jesucristo dos olivos también. Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, aún podemos leer desde el verso 1, dice... vamos a leerlo aquí que está más cómodo para leer. Apocalipsis, capítulo 11... estos son los misterios contenidos en la naturaleza, los secretos de la naturaleza. Capítulo 11, verso 1 en adelante, dice:

Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.”

Ese es el tiempo de la gran tribulación:

Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra (y sigue diciendo).

Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos (o sea, la Palabra), y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre (o sea, esto fue lo que Moisés hizo allá en Egipto), y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.”

Moisés habló lo que Dios le dijo, y vinieron las plagas, o sea, son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en este tiempo final, y son esos Dos Olivos que vio el Profeta Zacarías, que son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, los dos árboles de olivo con las dos ramas de olivo de las cuales recibía el candelero o candelabro el aceite.

Y ahora, para este tiempo final estará el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7; y el Sello del Dios vivo es el Espíritu Santo.

El Ángel que viene con el Sello del Espíritu Santo es el Ángel del Señor Jesucristo, y viene con el Espíritu Santo, con el mismo aceite que está en el candelabro y sus siete lámparas.

El mismo Espíritu Santo que estuvo en cada Ángel Mensajero en cada edad, es el mismo Espíritu Santo que estará en los Dos Olivos, y esos ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, estarán siendo operados por el Espíritu Santo.

Ahora, podemos ver los secretos de la naturaleza para ser injertados de nuevo, los hebreos, vean, ahí aparecen los Dos Olivos, porque el pueblo hebreo está representado en las ramas del Buen Olivo. No pueden ser injertados en otra cosa que no sea en el buen olivo, y ahí estarán los Dos Olivos con sus dos ramas de olivo y con el aceite del Espíritu Santo.

Ahora, hemos visto los secretos de la naturaleza, los cuales contienen los misterios del Programa de Dios.

LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA.”

Ahora, nosotros estamos en el Buen Olivo, porque los hebreos fueron desgajados, quitados, y el olivo silvestre, los gentiles fueron colocados, y nosotros hemos aparecido en el Buen Olivo, en Cristo.

Pero pronto los gentiles serán desgajados, quitados, y serán injertados de nuevo, colocados en el Buen Olivo los hebreos. Pero eso será cuando haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo el último escogido de Dios, y aquí estamos en esta noche con el Evangelio de Cristo. Cristo dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Todo aquel que recibe a Cristo como su Salvador creyendo en el Evangelio de Cristo, será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego y será colocado en el Buen Olivo, en Cristo nuestro Salvador, y nacerá en el Reino de Cristo, entrará al Reino de Cristo, nacerá a una nueva vida: a la Vida eterna, para así tener asegurado su futuro eterno en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

El que en Él cree, en Cristo, no es condenado, “porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.”

Todo aquel que cree en Cristo, no se conforma con esta vida terrenal que es corta, quiere una Vida eterna; y la única forma de conseguir esa Vida eterna es naciendo de nuevo, naciendo a una Vida eterna; y el único que puede producir ese nuevo nacimiento es Jesucristo nuestro Salvador, el cual está reproduciéndose en muchos hijos e hijas de Dios.

Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra, Él dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”

Por lo tanto, Cristo al morir, encontramos que es el Grano de Trigo que murió por nosotros para reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios; y el Día de Pentecostés vino Cristo en Espíritu Santo y allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo, y la vida que estaba en Jesucristo ahora está en la Iglesia del Señor Jesucristo, reproduciéndose Cristo en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios.

¿Ven los secretos de la naturaleza? Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra, el Hijo de Dios, y nosotros somos los Granos de Trigo, productos de Cristo el Grano de Trigo en la Planta de Trigo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente somos los hijos e hijas de Dios, la reproducción de Jesucristo el Hijo de Dios en muchos hijos e hijas de Dios.

Todo esto en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Segunda Eva del Segundo Adán. El Segundo Adán en Cristo y la Segunda Eva es la Iglesia del Señor Jesucristo, y nosotros somos hijos del Segundo Adán y de la Segunda Eva, y por consiguiente somos hijos con Vida eterna.

Los hijos de Adán y Eva encontramos que no tienen Vida eterna, porque ellos pecaron en el Huerto del Edén y por consiguiente perdieron la Vida eterna,; por lo tanto toda persona que nace en la Tierra, nace como un descendiente de Adán y Eva y por consiguiente nace a una vida temporal.

Pero ahora para nacer a una Vida eterna y tener Vida eterna, hay que nacer como descendientes del Segundo Adán y Segunda Eva, descendientes de Cristo y Su Iglesia. Todo esto está representado en la naturaleza, en el Cielo también, y está mostrado aquí en la Biblia, está profetizado que así sería, y está hecho carne en nosotros, convertido en una realidad.

Por lo tanto, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha confesado a Cristo sus pecados, Cristo lo ha perdonado y Cristo con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego y ha obtenido el nuevo nacimiento, ha nacido a la Vida eterna en el Reino de Cristo, como un descendiente de Cristo y Su Iglesia, del Segundo Adán y Segunda Eva.

Ya usted tiene Vida eterna, ya confirmó su lugar en la Vida eterna, ya fue sellado con el Espíritu Santo en la Vida eterna; por eso San Pedro el Día de Pentecostés predicando dijo en el capítulo 2, verso 36 en adelante:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso llamamos a Jesús: SEÑOR JESUCRISTO, porque Dios lo ha hecho señor y Cristo, porque en Él habitó, habita y habitará eternamente la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Como tres mil personas creyeron, fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y obtuvieron el nuevo nacimiento, nacieron en el Reino de Cristo y fueron así añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Pedro también hablando al sumo sacerdote y los miembros del concilio del sanedrín en el capítulo 4, verso 11 al 12 dice, del libro de los Hechos, también:

Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.”

Cristo es la cabeza de los hijos de Dios, la cabeza de Su Iglesia, Cristo es la cabeza de esa nueva raza con Vida eterna:

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

No hay otro nombre en que podamos ser salvos, por lo tanto no hay otra persona a la cual nosotros podamos recibir para que nos dé salvación y Vida eterna, solamente hay una persona y Su Nombre es: SEÑOR JESUCRISTO.

Todo el que lo ha recibido como su Salvador y le ha pedido perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo ha perdonado y con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha obtenido el nuevo nacimiento, ya tiene Vida eterna, ya nació a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Y solamente le falta el cuerpo físico eterno para tener vida eterna física también, para tener la inmortalidad física, la cual Él nos va a dar cuando transforme nuestro cuerpo y resucite los muertos creyentes en Cristo en cuerpos glorificados, y entonces tendremos un cuerpo como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, un cuerpo joven que representará de 18 a 21 años de edad y que no se le agotarán los rayos de luz, no se pondrá viejo, un cuerpo que será interdimensional.

Podremos ir a otros mundos, a otras dimensiones y a otras galaxias sin ningún problema, un cuerpo que no le saldrá ni una cana ni una arruga, un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y todos decimos: “Esa es la clase de cuerpo que yo deseo,” pues esa es la que Cristo tiene para todos los que lo reciben como su Salvador, esa es la clase de cuerpo en la Vida eterna del Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.

Si alguno todavía no tiene esta esperanza porque no ha recibido a Cristo como su Salvador, y el que no ha recibido a Cristo no tiene esta bendición prometida para él, esto es una bendición exclusiva para los creyentes en Cristo.

¿Y qué pueden hacer entonces los que no han creído en Cristo? Pues lo mismo que hemos hecho nosotros: creer en Cristo, recibir a Cristo como su Salvador personal, y Cristo se encargará de perdonar sus pecados y con Su Sangre limpiarlo de todo pecado, y que la persona sea bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo por un ministro, y Cristo bautizará a la persona con Espíritu Santo y Fuego, y obtendrá el nuevo nacimiento, nacerá a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y tendrá la esperanza de recibir un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y joven para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

Por lo tanto si hay alguna persona que no ha recibido a Cristo todavía como su Salvador y desea vivir eternamente con Cristo en su Reino, puede levantar su mano y estaré orando por usted en esta noche.

Por aquí tenemos manos levantadas. Que Dios les bendiga, por aquí tenemos manos levantadas, acá también tenemos manos levantadas. Vamos por favor, pasaremos al frente, pasen al frente y estaré orando por ustedes.

Toda persona que desea ser incluida en esta oración para que Cristo le reciba, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, puede pasar al frente y estaré orando por ustedes en esta ocasión.

LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA.”

En los secretos de la naturaleza nosotros estamos representados, y ahora se está materializando en ustedes secretos que estaban reflejados, representados en la naturaleza. Todavía continúan pasando más personas que desean ser colocados en la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, para tener la esperanza de vivir eternamente con Cristo en su Reino.

“El que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre,” dijo nuestro amado Señor Jesucristo, y eso es lo que queremos nosotros: que Cristo nos confiese delante de Su Padre Celestial y diga: “Estos me han confesado públicamente como su Salvador, yo les he perdonado y con mi Sangre les he limpiado de todo pecado. Por lo tanto Padre, permíteles entrar a Tu Reino eterno,” y el Padre le dirá: “Que entren a mi Reino eterno.” Y eso es lo que todos deseamos: entrar al Reino eterno de Dios, de Jesucristo, porque Cristo es el Rey de ese Reino eterno.

Todavía hay más personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y pueden continuar pasando para presentarlos a Cristo en oración, para que Cristo les reciba, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y puedan ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo pueda bautizarlos con Espíritu Santo y Fuego y producir así en ustedes el nuevo nacimiento, el nacimiento a la Vida eterna.

Todavía vienen más personas que desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y estaremos esperando por ustedes para luego orar por todas las personas aquí presentes. Pueden continuar pasando. “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.” San Juan, capítulo 5, verso 24.

La raza humana luego que pecó en el Edén murió a la Vida eterna, y lo que tiene es vida temporal, pero está muerta a la Vida eterna, por lo tanto cuando recibimos a Cristo al creer en Su Palabra, pasamos de muerte, de una raza muerta, a vida: a Vida eterna, pasamos a la Vida eterna en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

San Pablo dice en Efesios, capítulo 5, verso 14:

Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo.”

Lo que ustedes han estado haciendo es levantándose de entre los muertos, levantándose de en medio de una raza muerta, está muerta a la Vida eterna; pero ustedes se han levantado porque quieren vivir eternamente, y Cristo te alumbrará a ti como me alumbra a mi y a todos los creyentes, te alumbrará en el camino de la Vida eterna.

Todavía estamos esperando por los últimos que faltan por pasar para que queden incluidos en esta oración, donde hacen confesión pública de que han creído en Jesucristo como el Hijo de Dios y lo han recibido como su Salvador personal.

Si falta alguno que todavía siente que tiene esa lucha acá en el alma, diga: “Yo quiero vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por lo tanto yo levanto mi mano y paso al frente, y recibo a Cristo como mi Salvador personal.” Y así quedará colocado con Cristo en Su Reino.

Si falta alguna otra persona, pase inmediatamente para que quede incluido en esta oración de confesión pública a Cristo como nuestro Salvador personal. Estamos esperando ya que pasen los últimos, estamos dando unos segundos nada más, porque todavía continúan pasando más personas que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y eso está bien.

Cristo dijo: “Cuando un pecador se arrepiente, hay gozo en el Cielo.” Por lo tanto en estos momentos en el Cielo hay un gran regocijo, hay gran gozo. Si con uno que se arrepiente hay gozo ¿cómo será con todos ustedes aquí presentes recibiendo a Cristo como su Salvador? Hay gozo en el Cielo por la presencia de ustedes aquí recibiendo a Cristo como vuestro Salvador.

Ya vamos a orar por todos los que han pasado. Repitan conmigo esta oración. Inclinemos nuestros rostros y vamos a orar:

Señor Jesucristo (repitan conmigo). Señor Jesucristo, confieso públicamente que Tú eres el Hijo de Dios, y que has muerto en la Cruz del Calvario llevando mis pecados y Tu Sangre derramada en la Cruz del Calvario me limpia de todo pecado.

Señor Jesucristo, reconozco que Tú eres el único Salvador, Te ruego Señor Jesucristo, tengas misericordia de mí, reconozco que soy pecador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado.

Seré bautizado en agua en Tu Nombre, y Te ruego Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mi el nuevo nacimiento, y me ayudes a perseverar sirviéndote todos los días de mi vida y escuchando Tu Palabra y glorificando Tu Nombre.

Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma, sálvame Señor Jesucristo, Te recibo como mi Salvador. En Tu Nombre Señor Jesucristo. Amén y amén.

La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.

Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Estaré orando por ustedes a Dios en estos momentos, y no tienen que repetir esta oración. Inclinemos nuestros rostros:

Padre nuestro que estás en el Cielo, Santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra, y en mi alma también.

Señor, Dios Todopoderoso, he recibido a Jesucristo como mi salvador, Padre Celestial, ellos han confesado que han recibido a Jesucristo Tu Hijo como su Salvador, recíbeles en Tu Reino, oh Padre Celestial, y cuídales todos los días de su vida, y bautízales con Espíritu Santo y Fuego luego que ellos sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

En Tus manos los encomiendo, oh Dios Eterno, Padre Celestial. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Por cuanto Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes han creído con toda vuestra alma en nuestro amado Señor Jesucristo, Él les ha recibido, Él les ha perdonado sus pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado. Pero ustedes me dirán: “Pero me falta algo todavía, Cristo dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo, me falta ser bautizado en agua en Su Nombre.”

Por cuanto vosotros habéis creído en Jesucristo como vuestro Salvador de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche. Al ministro le pregunto: ¿Hay agua aquí? ¿Hay bautisterios? ¿Hay ropas bautismales también?

Hay bautisterios, hay ropas bautismales y hay lugar donde cambiarse de ropa también. Por lo tanto digo al ministro: bien puede bautizar a todas estas personas que han recibido a Cristo como su Salvador, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA.” Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con nosotros nuevamente dejo al ministro, al Rvdo. aquí presente para que les indique hacia dónde caminar para cambiarse de ropa y ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Con nosotros el Rvdo. Christian Jessen para indicarles.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA.”