28 KiB
| title | date | activity | place | city | state | country | duration | public | youtube | translations | files |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Dependamos completamente de Dios | 2003-10-27 | 1 | Asunción | Asunción | PY | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y también los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.
Para esta noche leemos en San Juan, capítulo 15, verso 1 en adelante (verso 1 al 9), dice:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “DEPENDAMOS COMPLETAMENTE DE DIOS.”
Este pasaje que hemos leído nos muestra que somos parte de Cristo, Cristo se presenta como la Vid verdadera.
En el Antiguo Testamento dice la Escritura, en el Éxodo, capítulo 4, verso 22 en adelante:
“Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.
Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”
Ahora, en esta Escritura Dios dice que Israel es Su hijo, Su primogénito, y de Egipto Dios llamó a Su hijo, Su primogénito: el pueblo hebreo. Israel es el pueblo primogénito de Dios, o sea, el primer pueblo que Dios creó para Sí Mismo.
Y ahora, encontramos que el pueblo hebreo tiene el privilegio de ser el primer pueblo creado por Dios. Pero ahora cuando tienen que ser manifestados los Primogénitos de Dios, hijos e hijas de Dios, aparece en la Tierra Jesucristo, el Primogénito de Dios, y nació en Belén de Judea y luego fue llevado a Egipto a causa de que Herodes iba a matar a todos los Primogénitos que estaban en Belén de Judea, a causa de que los magos luego de encontrar al Mesías no regresaron a donde Herodes para darle el informe de que habían encontrado al Mesías.
Y Herodes quería saber dónde estaba el Mesías y quién era, para matar al Mesías. Pero por cuanto Dios en sueños ordenó a los magos que se fueran por otro camino a la tierra de ellos y no regresaran a Jerusalén a darle el informe al rey Herodes, ahora Herodes se llenó de ira y como no sabía cuál era el Mesías, mandó a matar a todos los niños de dos años hacia abajo, porque la estrella que los magos habían visto ya llevaba dos años que estaba siendo vista.
Por lo tanto, él pensó: “El Mesías tiene que tener no menos de dos años, o sea, tiene ya que ser un niñito; pero para no fallar, todos los niños de dos años hacia abajo, sean muertos.” Y los mandó a matar a todos. Pero el Ángel le había dicho a José en sueños: “Levántate, toma al niño y a su madre y vete a Egipto.” Y esa misma noche despertó, tomó el niño y se fue a Egipto.
Vean, cuando los magos vinieron a la casa de José y María, porque ya no estaban en el pesebre sino que ya estaban en una casa, y ya el niño tenía alrededor de dos años de edad, trajeron diferentes cosas como mirra, y trajeron oro también, y ahora José tenía dinero para ir a Egipto y pasar allá una temporada hasta que el Ángel le dijera que regresara a la tierra de Israel.
Por lo tanto, teniendo el niño Jesús alrededor de dos años de edad, fue a Egipto con José y María, y allí estuvo una temporada de tiempo de la cual la Escritura no dice cuánto tiempo fue, pero fue hasta que Herodes murió.
Y cuando murió Herodes y los demás que buscaban la muerte del niño Jesús, el Ángel le apareció nuevamente a José en sueños y le dijo: “Regresa a la tierra de Israel porque ya han muerto los que buscaban la muerte del niño, los que buscaban la vida del niño para matarlo ya murieron.” Y regresó, no a Belén sino que regresó a Nazaret, porque Nazaret era la ciudad donde José tenía el negocio de la carpintería y allí se estableció nuevamente; y allí en Nazaret se crió el niño Jesús.
Ahora, cuando fue llamado por el Ángel, fue cuando le apareció a José estando en Egipto con el niño y María, y le dice: “Regresa a la tierra de Israel.” Y se cumple la Escritura que dice: “De Egipto llamé a mi hijo.” Porque siendo Jesucristo el Primogénito de Dios, ahora tenía que cumplirse también esa profecía.
Todo primogénito es llamado de Egipto, por lo tanto también todos los demás hijos e hijas de Dios, Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, son llamados del Egipto espiritual, que es el reino de las tinieblas, son llamados del mundo, por eso es que a través de la predicación del Evangelio de Cristo del cual Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [Nota - San Marcos 16:15].
Todo hijo e hija de Dios, toda alma de Dios escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero escuchará la Voz de Cristo, y como una oveja seguirán a Cristo y será colocada en el Redil del Señor, será colocada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; y así cada hijo e hija de Dios es llamado, es llamada del Egipto espiritual, como Cristo fue llamado de Egipto y como Israel fue llamado de Egipto.
Ahora, encontramos que en el Salmo 80, verso 8 en adelante, dice hablando del pueblo hebreo, verso 7 en adelante dice:
“Oh Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Hiciste venir una vid de Egipto;
Echaste las naciones, y la plantaste.
Limpiaste sitio delante de ella,
E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
Los montes fueron cubiertos de su sombra,
Y con sus sarmientos los cedros de Dios.
Extendió sus vástagos hasta el mar,
Y hasta el río sus renuevos.
¿Por qué aportillaste sus vallados,
Y la vendimian todos los que pasan por el camino?”
Ahora, el pueblo hebreo que fue llamado de Egipto aquí en este Salmo 80, verso 8 en adelante, muestra que esa vid es el pueblo hebreo, porque el pueblo hebreo siendo la única nación primogénita de Dios, ahora es también la vid.
Y siendo la vid tiene ramas, y vamos a ver esas ramas: tiene el pueblo hebreo la rama de Simeón, el patriarca, la tribu de Simeón y también la tribu... vamos a ver aquí, como lo muestra Génesis, capítulo 49, tiene la rama de las tribus de Rubén, también la tribu de Leví, también tiene la tribu de Judá, también tiene la tribu de Isacar, la tribu de Zabulón, la tribu de Isacar, la tribu de Dan, la tribu de Gad, la tribu de José, la tribu de Benjamín.
¿Ven? Esas son ramas, tiene ahí en la tribu de José, también tiene una rama doble porque tiene una bendición doble, porque la primogenitura tiene una doble bendición; y José siendo la persona que heredó la Bendición de la Primogenitura, por consiguiente tiene dos ramas, dos tribus, o sea, que la tribu de José está compuesta por la tribu de Efraín y la tribu de Manasés, tiene una doble bendición en cuanto a tribu, una doble bendición en lo que hay en la Bendición de la Primogenitura.
Ahora, esas ramas, vean, son doce ramas, pero la de José es doble, por lo tanto forma entonces trece. Pero cuando la mencionamos: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés, cuando la mencionamos como la tribu de José, es una sola rama pero con dos tribus.
Ahora, encontramos que esas ramas han producido uvas porque la vid es la planta de uva, las ramas o los pámpanos son esas tribus que son los descendientes de esos patriarcas, y luego a través de esas ramas vinieron, vino el fruto, los hijos del pueblo hebreo.
Ahora, encontramos que en el Nuevo Testamento Cristo ahora dice: “Yo Soy la Vid verdadera.” Por lo tanto, esta Vid verdadera del Nuevo Testamento el cual es Cristo, va a tener sus ramas.
Tenemos la etapa de los Apóstoles, la rama apostólica, esa etapa allá.
Luego tenemos la rama correspondiente a la primera edad que viene por San Pablo.
Tenemos otra rama, la rama de la segunda edad, de la segunda etapa de la Iglesia que viene por Ireneo.
Tenemos la tercera rama entre los gentiles, la tercera rama que viene por Martín, la tercera edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles. Viene la cuarta rama, la cuarta edad que viene por Colombo. Viene la quinta rama, la quinta edad que viene por Lutero. Viene la sexta edad, la sexta rama que viene por Wesley. Viene la séptima edad y tiene la séptima rama que viene por el Rvdo. William Branham.
Esto es ramas entre los gentiles de Cristo, el cual está en Su Iglesia reproduciéndose en fruto, en uvas, en hijos e hijas de Dios; y la vida de Cristo, la Vid verdadera está fluyendo a través de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, luego viene nuestra rama, la Edad de la Piedra Angular, y ahora, en todas esas ramas han estado los hijos e hijas de Dios correspondientes a la edad a la cual ellos pertenecen, o sea, a la edad correspondiente al tiempo en que aparecieron en este planeta Tierra.
La Iglesia del Señor Jesucristo es nada menos que el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia, como la planta de trigo es nada menos que el grano de trigo que nació en la forma de una planta de trigo para reproducirse en muchos granos de trigo.
Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en tierra, y la Iglesia de Jesucristo es la reproducción del grano de trigo en la forma de una planta, para luego reproducirse en muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios. Siendo Cristo el Primogénito, todos los granos de trigo de esa planta son Primogénitos también, son trigo escogido.
Y ahora, en la planta o árbol de uvas que es la vid, encontramos que ahí estarían los hijos e hijas de Dios, los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora, cada persona necesita saber a qué rama de la Vid pertenece, a qué rama de esa planta de uvas usted pertenece. Cristo dice en este pasaje que leímos de San Juan, que Él es la Vid verdadera, y nos presenta como los pámpanos o ramas.
Ahora, como individuos nosotros somos ramas, como miembros de la Iglesia de Jesucristo nosotros somos las uvas que la Iglesia de Jesucristo en cada rama ha producido.
Ahora, como individuos, vean, nosotros somos las ramas a través de las cuales el fruto de Cristo es reproducido, reproducido el fruto de Cristo a través de cada uno de nosotros, por eso ahí los frutos del Espíritu de Cristo son manifestados en cada creyente en Cristo.
Así como los frutos de Cristo, del Espíritu Santo en la Iglesia, son manifestados en cada edad, somos frutos de la planta de uva y Cristo es la Vid verdadera, Cristo es esa planta de uvas que tiene muchas ramas, tiene las diferentes ramas: la rama del tiempo de los Apóstoles y las siete ramas de las siete edades de la Iglesia, y la de la Edad de la Piedra Angular, la más importante de todas porque es la que corresponde a este tiempo.
Y ahora, ¿dónde estamos nosotros? En la rama correspondiente a este tiempo final, el tiempo donde madura el fruto, las uvas de la Vid verdadera, y la Vid verdadera es Cristo y las ramas son las diferentes etapas de la Iglesia con los diferentes Mensajeros que Él ha colocado en Su Iglesia, incluyendo también el tiempo de los Apóstoles en el cual San Pedro era el líder de esa etapa entre los hebreos, y luego vino San Pablo entre los gentiles.
Y ahora, por cuanto esa planta o árbol de uvas, que es la Vid, también está representada en José, en la bendición que Jacob ungido por el Espíritu Santo habló sobre José, vean lo que dice, capítulo 49, versos 22 en adelante:
“Rama fructífera es José.”
Y ahora vean, del pueblo hebreo de todas las ramas que tenía esa vid que Dios sacó de Egipto y la plantó en la tierra prometida, ahora la rama fructífera es José, o sea, la que lleva más fruto y el mejor fruto.
“Rama fructífera junto a una fuente.”
Esa fuente es la fuente del Agua de la Vida, es el Espíritu Santo.
“Cuyos vástagos se extienden sobre el muro.”
Ahora, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo siendo la que tendría las ramas, o sea, serían diferentes ramas las que formarían la Iglesia, pero unidas ¿a qué? Al tronco; encontramos que las ramas se han ido extendiendo, vean, se extendieron de entre los hebreos a los gentiles, a Asia Menor primero, y luego a Francia donde se cumplió la segunda edad, luego a Hungría y en parte también en Francia, donde se cumplió la tercera edad.
Luego se extendió a Irlanda y Escocia esa cuarta rama de la vid, que es Cristo, la Vid, de ahí salió otra rama de Cristo; y luego se extendió a Alemania, la quinta rama; y luego se extendió a Inglaterra la sexta rama, la cual pertenece a la Vid, a Cristo, y luego se extendió a Norteamérica, la séptima rama; y la rama, eso es entre los gentiles, ramas entre los gentiles.
Y ahora, la Edad de la Piedra Angular la rama más importante, ¿hacia dónde se ha extendido? Hacia la América Latina y el Caribe, y de ahí se extiende a otras naciones. Y esa es la rama que lleva los hijos e hijas de Dios del Día Postrero, que serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Cualquier persona perteneciente a cualquier otra rama, tiene que ser llamado y colocado en la rama correspondiente a este tiempo final para poder recibir la fe para ser transformado y llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, de otra forma tendrían que partir. O sea, no tiene promesa de transformación, sino que si pertenece a otra rama y es un escogido, morirá y se levantará en la resurrección de los muertos en Cristo. La única rama que tiene la promesa de una transformación estando vivos los creyentes en Cristo del Día Postrero, es la rama de la Edad de la Piedra Angular.
¿Y quiénes son los que están en esa rama? Todos nosotros. Por lo tanto dependamos de Dios. No es la obra de un hombre, sino es la Obra de Cristo la Vid verdadera a través de sus diferentes ramas en las diferentes etapas de esas ramas.
Por lo tanto, así como los escogidos de cada rama del pasado dependieron completamente de Dios, nosotros también estamos dependiendo de Dios completamente en este tiempo final, estamos esperando nuestra transformación no por conocimiento humano, sino porque es una promesa de Cristo para la rama del Día Postrero, la rama de la Edad de la Piedra Angular, que es la rama más importante, la rama que llegará a la perfección.
Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo llega a su perfección en la etapa de la rama de la Edad de la Piedra Angular, y por consiguiente todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo en esa rama llegarán a su perfección física que será nuestra transformación.
Dependamos completamente de Dios. “No es con ejércitos ni con fuerzas, más con mi Espíritu ha dicho el Señor.” Eso está en Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.
Por lo tanto, así como las diferentes ramas de una vid, o sea, de una planta de uvas, depende del tronco, así nosotros dependemos de Jesucristo, el Tronco de esa planta de uvas. Y el fruto también depende del tronco, porque es la vida de ese tronco pasando por las diferentes ramas y produciendo el fruto, y haciendo crecer el fruto correspondiente a cada rama.
Por lo tanto, nosotros llegaremos a crecer hasta la perfección, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Dependamos completamente de Dios. ¿Y qué podemos contestar a eso? Nosotros dependemos completamente de Dios, porque es una obra, no de un hombre, ni es una obra de cada uno de ustedes, sino que es la Obra de Cristo por medio de Su Espíritu Santo en la Vid verdadera manifestando su vida por medio de Su Espíritu Santo en cada edad, y ahora manifestando su vida en la rama de la Edad de la Piedra Angular.
“DEPENDAMOS COMPLETAMENTE DE DIOS.”
Y nosotros decimos: “Nosotros dependemos completamente de Dios.”
Cristo dice en ese pasaje de San Juan que el pámpano, todo pámpano que no permanece en Él, será cortado y echado fuera, y se seca y lo echan en el fuego y arde; así será para toda persona que no está en Cristo, que no ha recibido a Cristo como su Salvador y que no persevera en Cristo en la Vid verdadera.
Pero toda persona que permanece en Cristo llevará fruto, y Cristo lo limpia con Su Sangre de todo pecado, y Cristo le quita las cosas que no debe tener para que lleve más fruto. “Porque en esto es glorificado mi Padre,” dice Jesucristo.
Por lo tanto, comprendemos que separados de Cristo nada podemos hacer; y ninguna rama separada de Cristo puede llevar el fruto de Cristo, tiene que estar en Cristo y cada edad ha estado en Cristo.
Ramas que no son ramas del Cuerpo Místico de Cristo correspondientes a cada edad, no pueden llevar el fruto que son los hijos e hijas de Dios, y no pueden producir la Obra de Dios correspondiente al tiempo que están viviendo, son ramas secas que serán echadas en el fuego y dejarán de existir.
Ahora, en el Nuevo Testamento la Vid verdadera es Cristo, y Su Iglesia es el cuerpo, las ramas compuestas por las diferentes etapas de la Iglesia desde los días de los Apóstoles: San Pedro y los demás Apóstoles, y luego San Pablo entre los gentiles, y luego los demás Ángeles Mensajeros, y hoy en la América Latina y el Caribe.
Hasta la América Latina y el Caribe ha extendido Cristo Sus ramas, la rama correspondiente a este tiempo. La rama de la séptima edad de la Iglesia la extendió a Norteamérica y ahí produjo el fruto, y desde ahí se manifestó, y desde ahí la luz se manifestó para ese territorio y de ahí salió a ciertos territorios la Palabra de Dios de esa edad.
¿Pero ahora estamos dónde? En la América Latina y el Caribe, ahí está la rama correspondiente a este tiempo de Cristo, la Vid verdadera, y nosotros somos el fruto de esa rama, el fruto de esa etapa de la Iglesia de Jesucristo, y como individuos somos ramas también.
Vean, como miembros del Cuerpo Místico de Cristo somos fruto, uvas de esa rama correspondiente a este tiempo; pero como individuos somos ramas para producir a Cristo, Cristo reproducirse a través de nosotros y llevar a cabo la obra que Él tiene para este tiempo final, llevarla a cabo a través ¿de quién? De nosotros.
Por eso dependamos completamente de Dios, y nosotros decimos: “Yo dependo completamente de Dios.” Tenemos una buena noticia, aquí dice: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado, permaneced en mi amor.”
Como el Padre amó a Jesús, Su Hijo Primogénito, Jesucristo nos ama a nosotros, y como el Padre se ha reproducido a través de Cristo, Cristo se reproduce a través de nosotros como individuos y a través de Su Iglesia amada como Cuerpo Místico de creyentes.
Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo depende completamente de Cristo, y nosotros como creyentes también.
“DEPENDAMOS COMPLETAMENTE DE DIOS.” Este ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Y ahora, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, ha recibido de parte de Cristo el perdón de sus pecados, y Cristo con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y ha recibido el nuevo nacimiento, ha recibido el Espíritu Santo, y ha recibido el nuevo nacimiento y ha nacido en la planta o árbol de uvas como fruto de la Vid verdadera, ha nacido en la rama que le corresponde al día en que está viviendo. Cristo dijo:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Y Pedro el Día de Pentecostés cuando le preguntan: “¿Qué haremos?” Pedro dijo:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Libro de los Hechos, capítulo 2, verso 37 en adelante.
Toda persona que ya ha recibido a Cristo ha obtenido el perdón de sus pecados, ha sido bautizado en agua en Su Nombre, y ha recibido el Espíritu de Cristo y ha nacido en la Vid verdadera, en la planta de uvas.
Pero si alguno no ha recibido a Cristo todavía como su Salvador, no ha nacido en la planta de uvas, no está en la Vid verdadera, y todo pámpano que no está en Cristo será cortado y echado fuera, será echado en el lago de fuego donde se quemará. Por lo tanto, es importante que estemos en Cristo, la Vid verdadera, para Cristo producir el fruto: su vida a través de nosotros.
Por lo tanto, si alguna persona no ha recibido a Cristo no está en Cristo, pero en esta noche puede recibir a Cristo y entonces estará en Cristo, la Vid verdadera, para producir el fruto de Cristo, el fruto de la Vid verdadera, y será bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego.
Por lo tanto, en esta noche tienen la oportunidad de recibir a Cristo todos los que todavía no lo han hecho, para que Cristo les reciba y usted nazca en la Vid verdadera en Cristo, o sea, obtenga el nuevo nacimiento. Puede levantar su mano y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba en la planta de uva, la Vid verdadera, que es Cristo, el cual está manifestado en Su Iglesia.
Si hay alguna persona que en esta noche no ha recibido a Cristo y desea recibirlo en esta noche, puede levantar su mano y yo estaré orando por usted, para que Cristo le reciba y así sea usted colocado en Cristo, la Vid verdadera.
Daré unos minutos para que toda persona que desea recibir a Cristo, pueda pasar al frente y estaré orando por usted. ¿Hay algunos? Pueden pasar al frente y estaré orando por ustedes en esta noche para que usted venga a formar parte de Cristo la Vid verdadera.
Todo pámpano, toda rama que no está en Cristo, se seca porque la vida de Cristo no puede fluir a través de la persona, y dice: se seca, la cortan y será echada en el fuego. Pero los que están en Cristo están en la Vid verdadera para llevar mucho fruto, para recibir todas las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, y vivir con Cristo por toda la eternidad. Por lo tanto, todos queremos estar, ¿dónde? En la Vid verdadera, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Todavía hay más personas que desean estar en la Vid verdadera, en Jesucristo, porque desean vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y eso está muy bueno; y cuando ya estemos en el Milenio, Reino Milenial y en la eternidad, nos veremos en cuerpos eternos y glorificados, ¿por qué? Porque estuvimos en la Vid verdadera cuando nos tocó vivir en esta Tierra, o sea, estuvimos en Cristo, recibimos a Cristo como nuestro Salvador.
La Iglesia del Señor Jesucristo tiene las ramas, ahí están las ramas de Cristo la Vid verdadera, y ahí están los hijos del Israel Celestial. El Israel Celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Todavía estamos esperando por algunas personas más para orar ya dentro de unos segundos, por las personas que han pasado. Vamos a dar unos segundos y ya estaremos orando por todos ustedes.
Pueden acercarse un poco más. Estamos esperando que pasen los últimos para orar, para que la bendición de Cristo la Vid verdadera sea sobre todos ustedes. Si falta alguno más puede pasar y ya estaremos orando por todos.
Vamos a estar puestos en pie los que están en la congregación, y vamos ya a orar por ustedes. Repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, vengo a Ti reconociendo que soy pecador. Señor Jesucristo, reconozco Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario y reconozco que Tu Sangre derramada en la Cruz del Calvario me limpia de todo pecado.
Señor Jesucristo, Tú dijiste: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre.” Por lo tanto, en esta noche yo Te confieso públicamente como mi Salvador.
Señor Jesucristo, salva mi alma, Señor Jesucristo, perdona mis pecados y límpiame de todo pecado con Tu Sangre preciosa.
En Tus manos me encomiendo, y Señor Jesucristo, quiero ser bautizado en agua en Tu Nombre conforme Tú ordenaste cuando dijiste: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”
Yo he creído con toda mi alma en Ti, he creído que Tú eres el Hijo de Dios y Te he recibido como mi Salvador, he hecho esta confesión pública dando testimonio de que Te recibo como mi Salvador.
Señor Jesucristo, y ahora quiero ser bautizado en agua en Tu Nombre y Te pido que Tú me bautices con Espíritu Santo y Fuego. Te lo ruego, ¡oh Señor! En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
La Sangre del Señor Jesucristo me ha limpiado de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me ha limpiado de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me ha limpiado de todo pecado.
Y ahora, estaré orando por ustedes, no tienen que repetir esta oración:
Dios Eterno, Padre Celestial, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo y traigo a Ti todas estas personas que han recibido a Jesucristo como su Salvador.
Señor, Dios Eterno, recíbeles en Tu Reino, y Señor, Dios Eterno, cuando sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo luego bautízales con Espíritu Santo y Fuego, y Señor, produce en ellos el nuevo nacimiento.
Y Señor Jesucristo, Dios Eterno, cuídales, guíales y a través de ellos que Tu vida fluya, y produzca mucho fruto Tu vida a través de la vida de cada uno de ellos.
En Tus manos los encomiendo ¡oh Dios Eterno! Padre Celestial. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Cristo ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado y les ha recibido en Su Reino.
Y ahora, me preguntarán: “¿Y cuándo puedo ser bautizado? Porque quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo conforme a la orden que Él dio cuando dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por lo tanto, ustedes han creído de todo corazón y bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche.
Y le pregunto al Rvdo. aquí, si hay agua. Aquí hay agua, ustedes han visto. Y como el eunuco preguntó a Felipe: “¿Qué impide que yo sea bautizado?” Felipe le dijo: “Si crees de todo corazón, bien puedes.” Y él dijo: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” Y Felipe y el eunuco bajaron del carro en el cual iban, y bautizó al eunuco, el cual luego regresó a su país muy feliz y agradecido a Dios por la salvación de su alma.
Por lo tanto, en esta noche dejo al ministro aquí, para que les indique dónde están las ropas bautismales. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales. Les indique dónde están las ropas bautismales y el lugar donde pueden ser cambiados de ropa, para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo conforme a la ordenanza dada por Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y Pedro dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo.” Por lo tanto, esa ordenanza en esta noche será cumplida en ustedes también.
Dejo al Rvdo. aquí presente de esta congregación, para que les indique cómo y dónde ir para cambiarse de ropas.
Que Dios les bendiga, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
“DEPENDAMOS COMPLETAMENTE DE DIOS.”
NOTA - ESTE DÍA PASARON AL FRENTE, AL LLAMAMIENTO, UNAS 12 PERSONAS, Y 6 DE ELLAS INMEDIATAMENTE FUERON BAUTIZADAS EN AGUA