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| Señor, a quien iremos | 2003-10-18 | 1 | São Paulo | São Paulo | BR | 00:28:30 | false | true |
Muy buenos días, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en San Juan, capítulo 6, verso 60 en adelante:
“Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?
¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?”
No hay otra persona que tenga palabras de Vida eterna, excepto Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, no hay otra persona a la cual ir para tener palabras de Vida eterna, palabras divinas siendo habladas a los seres humanos. Cuando la persona escucha palabras de Vida eterna, hace contacto con la Vida eterna, y cree esa Palabra, y hace conforme a como la Palabra de Dios para ese tiempo dice que hagamos; y por consiguiente recibe Vida eterna.
Cristo dijo: “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida eterna, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.” (San Juan, capítulo 6, verso 24).
Ahora, podemos ver que es muy importante escuchar las palabras de Vida eterna para el tiempo que a la persona le toca vivir, porque Dios tiene palabras de Vida eterna en cada edad. Esas palabras de Vida eterna vienen a través de Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, por medio del Mensajero correspondiente a cada tiempo. Por eso esas palabras de Vida eterna, siendo el Mensaje del Espíritu Santo a través del Mensajero de cada edad, traen a Vida eterna a todos los escritos en el Libro de la Vida del Cordero, correspondientes a cada edad.
Por eso es importante que Dios envíe un Mensajero, a través del cual trae Sus palabras de Vida eterna. No son palabras humanas, es la Palabra de Dios, la Palabra de Vida eterna que viene por medio de Cristo en Espíritu Santo manifestado en el Mensajero correspondiente a cada edad. Por eso encontramos al Rvdo. William Branham diciendo en la página 265 del libro de “Las Edades:”
“Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el Mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad.”
Esa revelación de la Palabra es la Palabra de Vida eterna para la Iglesia de Jesucristo en cada edad, y para cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
“Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”
Ahora, vean cómo son unidos con Cristo los escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y son colocados en la Iglesia de Jesucristo, en el Templo Espiritual de Cristo como piedras vivas, en la construcción de un Nuevo Templo, el Templo Espiritual de Jesucristo, para morar Dios en ese Templo en Espíritu Santo.
Ahora, el pueblo hebreo no tiene templo, tampoco tiene el tabernáculo que construyó Moisés ni el templo que construyó Salomón. En el lugar donde estaba el templo que construyó el rey Salomón, en la actualidad está la mezquita de Omar. Pero Dios tiene un Templo. Dios tiene un Templo que está siendo construido por el Señor Jesucristo, Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia está construyendo un Nuevo Templo. Ese Nuevo Templo es la Iglesia del Señor Jesucristo, un Templo viviente.
Así como Cristo dijo: “Destruyan este templo y en tres días Yo lo levantaré.” Algunos pensaron que estaba hablando del templo que estaba en Jerusalén, que había construido Herodes, pero Él hablaba de Su Templo humano, de Su cuerpo de carne.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es el Templo del Señor Jesucristo, es un Templo humano, un Templo compuesto por seres humanos. En Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, nos dice que somos piedras vivas, y nos habla de que nosotros... veamos Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice:
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”
Podemos ver que como individuos somos piedras vivas espirituales, con las cuales Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo está construyendo un Templo Espiritual. Y nosotros como individuos también somos un Templo Espiritual, y la Iglesia de Jesucristo es un Templo Espiritual, compuesta por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo. Y nosotros como individuos somos un Templo, en el cual habita el Espíritu de Dios.
Y la Iglesia de Jesucristo es un Templo Espiritual, en la cual habita el Espíritu de Cristo, desde el Día de Pentecostés, el cual se ha manifestado por medio de los Apóstoles y por medio de cada Ángel Mensajero; y ha pasado a la Iglesia por la etapa de construcción del Lugar Santo. Y en este tiempo se encuentra en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la Etapa del Lugar Santísimo, donde Cristo está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Templo Espiritual, de Cristo: nos encontramos en el Lugar Santísimo, y por consiguiente la raza humana estará en este tiempo final en la manifestación de Cristo en el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. En la actualidad Él está construyendo esa etapa de Su Iglesia, y luego que haya completado Su Iglesia, se habrá completado la construcción del Lugar Santísimo; luego viene la plenitud de Cristo en Su Iglesia, que será la Adopción de todos los hijos e hijas de Dios, lo cual será la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Y por consiguiente estaremos adoptados con cuerpos angelicales, que es la primera parte de la Adopción, la cual recibimos al recibir el Espíritu Santo, y luego recibiremos la segunda parte de la Adopción, que es el cuerpo físico glorificado.
Y entonces en la Iglesia de Jesucristo lo que era durante la Dispensación de la Gracia en forma espiritual, luego viene la forma física cuando seamos transformados, y de ahí en adelante encontramos que la Iglesia recibe todo el Poder de Jesucristo, y estará el Mensajero final recibiendo la bendición del Poder de Cristo en toda Su plenitud. Y cada escogido de este tiempo final también.
Y entonces la parte física comienza ahí, con la Adopción Espiritual, como comenzó la parte espiritual el Día de Pentecostés para la Iglesia, y para los que recibieron el Espíritu Santo. Así comenzó esa fase espiritual: con una transformación interior, con la venida del Espíritu Santo; y allí nació la Iglesia de Jesucristo en el campo espiritual.
Ahora, podemos ver que eso mismo sucede en el tiempo final cuando Cristo resucita a los muertos creyentes en Él y nos transforme a nosotros los que vivimos; y entonces ahí comienza la parte física, la parte física del Reino de Jesucristo. Por eso en esa parte física todo el Poder de Dios estará manifestado en los escogidos de este tiempo final.
Ahora, el Espíritu Santo ha estado de edad en edad en medio de Su Iglesia, manifestándose por medio de cada Ángel Mensajero, y trayendo a Vida eterna a todos los escogidos de Dios de cada edad por medio de la Palabra de Vida eterna, que es la Palabra de Jesucristo, las palabras que son Espíritu y son Vida.
Ahora, la pregunta es: “Señor, ¿a quién iremos?” Ya sabemos que no hay nadie más, excepto Jesucristo, al cual podemos ir para escuchar y recibir palabras de Vida eterna. Él vivifica Su Palabra prometida para cada edad, la hace realidad, la cumple, y la da a conocer a Su pueblo, y esa es la Palabra de Vida eterna para los escogidos de Dios de cada tiempo. Es la Palabra vindicada, vivificada, traída a Vida, traída a cumplimiento en cada edad por el Espíritu Santo manifestado en el Mensajero de cada edad.
Para este tiempo final hay Palabra profética prometida para la Iglesia, para este tiempo final; y esa Palabra siendo vindicada, siendo convertida en una realidad es la Palabra de Vida eterna cuando es dada a conocer a los escogidos de Dios de este tiempo final. Esa Palabra hará aquello para lo cual ha sido enviada en este tiempo final, llamará y juntará a todos los escogidos de Dios, y los preparará para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, le dará la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Le dará la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo.
Y así, al obtener esa revelación, hemos obtenido la fe, la revelación para ser transformados y raptados, así como recibimos la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención de la Cruz del Calvario. ¿Cómo obtuvimos esa revelación divina? Por medio de la predicación del Evangelio de Cristo, para poder recibir el perdón de nuestros pecados, ser limpios de todo pecado, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir Su Espíritu Santo, y obtener la transformación interior.
Y ahora, para recibir la transformación física, necesitamos recibir la revelación de la Segunda Venida de Cristo por medio de la predicación del Evangelio del Reino. Eso es el Mensaje prometido para este tiempo final, el cual estará siendo predicado juntamente con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, porque esas son las dos Lluvias: La Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía cayendo sobre la Iglesia de Jesucristo a la misma vez, para darnos la fe, la fe para la transformación interior para las personas que vienen a Cristo y lo reciben como su Salvador, y luego reciben el Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento; y luego darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
La Lluvia Tardía nos da la fe para ser transformados, la fe de Rapto, la revelación del Rapto, la revelación del Séptimo Sello. La revelación del Evangelio del Reino gira alrededor del Séptimo Sello, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y por consiguiente la predicación del Evangelio del Reino para los escogidos es Palabra de Vida eterna, son Palabras del Cielo dadas a los escogidos de Dios de este tiempo final.
Y ahora, ¿a quién iremos para escuchar y recibir las palabras de Vida eterna prometidas para este tiempo final, la predicación del Evangelio del Reino? Solamente hay Uno al cual podemos ir: a nuestro amado Señor Jesucristo en Su manifestación final; y ahí escucharemos las palabras de Vida eterna siendo habladas por Cristo en Espíritu Santo a través del instrumento prometido para este tiempo final, que es el Ángel del Señor Jesucristo.
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.” Y todavía Él tiene Palabra de Vida eterna, Su Palabra prometida para este tiempo final. Esa es la Palabra de Vida eterna para los escogidos de Dios de este tiempo final, la Palabra revelada para este tiempo, el Evangelio del Reino siendo predicado a todos los escogidos de Dios. Esa es la Palabra de Vida eterna para nuestra transformación.
Y la Palabra de Vida eterna para el nuevo nacimiento es la predicación del Evangelio de la Gracia siendo dado a conocer en este tiempo final, siendo dado a conocer por el Espíritu Santo a través del instrumento prometido para este tiempo final. Por lo tanto, la pregunta: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.”
¿A quién vamos a ir? Al que tiene palabras de Vida eterna, porque no nos interesa palabrerías de este mundo, lo que nos interesa es la Palabra de Vida eterna para este tiempo final en medio de la Iglesia de Jesucristo.
¿A quién iremos? A Jesucristo, prometido para este tiempo final, para estar hablándonos palabras de Vida eterna por medio de Su Ángel Mensajero.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16). Y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 nos dice Cristo con esa Voz de Trompeta:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Y ahora, ¿dónde vamos a escuchar las palabras que revelan las cosas que deben suceder después de las que ya sucedieron en edades pasadas. Apocalipsis 22, verso 6, dice dónde las encontraremos.
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Hemos visto la forma establecida por Dios para darnos a conocer las cosas que han de suceder pronto, es por medio del Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero. No hay otra forma para escuchar la Voz de Cristo, dándonos, hablándonos palabras de Vida eterna, por medio de Su Ángel Mensajero.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, hablándoles sobre el tema: “SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?”
Hemos visto a quién ir en cada edad los escogidos de cada edad. Y los escogidos de este tiempo saben a dónde ir para escuchar palabras de Vida eterna, saben a que edad ir, la Edad de la Piedra Angular, y saben a qué Mensajero ir para escuchar a Cristo dándonos, hablándonos palabras de Vida eterna.
Es por medio de Su Ángel Mensajero en este tiempo final, que Jesucristo estará hablándonos palabras de Vida eterna.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúe Cristo hablándonos palabras de Vida eterna.
Que Dios les bendiga y les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos Dios mediante mañana, en la actividad de mañana en la mañana. Oren mucho por mí y por esa actividad, para que Dios ponga en mi boca palabras de Vida eterna, y lleguen a lo profundo del alma de todos los que estarán en esa actividad, y Dios llame muchos escogidos mañana cuando se haga el llamamiento.
Que Dios les bendiga, y muchas gracias por vuestra amable atención.
Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín.
“SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?”