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La paciencia del Padre Celestial 2003-06-15 1 Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, en este día domingo día de los padres. Muchas felicidades para todos los padres, y que Dios les bendiga a todos ustedes padres y a mí también, y a todas las demás personas aquí reunidas.

En esta ocasión... ya ayer también estaba cumpliendo año y también aniversario de boda; así que el día 14 para mí tiene doble cumpleaños; así que fue un día muy bueno, muy hermoso para mí; y hoy esperamos grandes bendiciones de parte del Señor.

Ya Miguel les contó como estaba toda la obra en todos los países de la América Latina, el Caribe; y también hasta en África ya llegó el Mensaje, y ministros de todas las agrupaciones religiosas quieren recibir el Mensaje y lo están recibiendo, y quieren reuniones de ministros, porque están muy interesados en el Mensaje, en el Mensaje de Dios para este tiempo final.

El próximo viernes estaré también con ustedes, nuestro hermano Bermúdez también estará con nosotros, ¿o no? Ya él se va; entonces yo estaré con ustedes el viernes y el domingo también, y todo este mes también; todo este mes estaré con ustedes y esperamos que el Señor nos dé grandes bendiciones.

Para esta ocasión, ya Miguel (nuestro hermano Miguel) les contó cómo Dios en todos los países (por los cuales fuimos), luego de la predicación, se hacía el llamamiento y venían las personas al frente para recibir al Señor como su Salvador, y luego también muchos eran bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; una obra que humanamente no puede ser hecha, y que tampoco humanamente está siendo hecha sino que la está haciendo el Señor por medio de Su Espíritu Santo, pues en Zacarías, capítulo 4 dice que “no sería con ejército, no sería con fuerza sino con mi Espíritu ha dicho el Señor.”

Y esa es la obra que Él mostró allí: la obra de la creación de Su Templo, tipificada (esa obra) en el templo que construyó el príncipe y gobernador Zorobabel, un descendiente de David, tipificando así aquella construcción, aquella restauración o edificación de un templo nuevo, pero que vendría a ser una restauración, restaurando un templo allá en Jerusalén.

Ahora, eso es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la raza humana siendo restaurada a la Vida eterna; y esa obra nadie la puede hacer sino nuestro amado Señor Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo, es la Obra del Espíritu Santo en la construcción de Su Iglesia.

Y ahora, vamos a leer aquí en Segunda de Pedro, capítulo *3, verso 7 en adelante, donde dice:

Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.

Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,

esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!

Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.

Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.” “LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.” La paciencia de nuestro Padre Celestial es para salvación.

Encontramos que Dios ha tenido paciencia, no con el mundo sino con todos los que han de ser salvos en las diferentes edades de la Iglesia del Señor Jesucristo; con el mundo, lo que Dios ha hecho es soportar al mundo y la condición del mundo; pero ha tenido paciencia con los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, ha tenido paciencia con ellos para que reciban la salvación de su alma. Es como en el tiempo de Noé, y Cristo nos habla que para este tiempo será como en los días de Noé, y también nos dice que será como en los días de Lot.

Vean en el capítulo 17 de San Lucas, verso 26 en adelante, dice:

Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.

Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo como sucedió en los días de Lot;

comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.”

Y ahora, nos habla aquí (Cristo) que el día en que el Hijo del Hombre se manifieste, será como en los días de Noé y como en los días de Lot. También en San Mateo, capítulo 24, verso 34 en adelante dice, vamos a ver aquí... verso 32 en adelante dice:

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.”

¿Cómo será el tiempo de y para la Venida del Hijo del Hombre? Como los días de Noé.

Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,

y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”

Y ahora, la condición del mundo antediluviano era una condición en la cual el mundo estaba comiendo, bebiendo, casándose y dándose en casamiento; y construyendo, edificando; comprando y vendiendo; ésa era la condición del mundo antediluviano, no era una civilización de indígenas sino era una civilización muy adelantada que construía, compraba, vendía, se casaban y se daban en casamiento; pero no entendieron lo principal, no entendieron el Programa de Dios correspondiente a ese tiempo en el cual Dios tenía un Profeta dispensacional en la escena.

Cuando Dios envía un Profeta, algo grande Dios tiene en la Tierra y tiene que comunicar a la raza humana Su Programa, y lo hace revelándole a ese Profeta Su Programa y ese Profeta lo habla, lo predica, lo publica, y Dios lleva a cabo Su Programa. Porque un Profeta es un hombre enviado por Dios con las dos conciencias juntas para Dios por medio de él llevar a cabo un Programa determinado para ese tiempo; y a ese hombre Dios se revela, puede escuchar a Dios, puede aun ver visiones, puede ver el mundo espiritual, y así por el estilo; y da a conocer lo que Dios le revela a él para el pueblo.

Y ahora, en los días de Noé, Dios envió un Profeta mayor. Cuando envía un Profeta dispensacional, una obra mayor Dios va a llevar a cabo, en donde va a llevarse a cabo un cambio grande en el Programa de Dios, y por consiguiente va a influir sobre la raza humana en una forma mayor.

Vean, los cambios de dispensación han venido cuando Dios ha tenido en la Tierra un Profeta dispensacional, y ha habido un cambio para la raza humana en cada ocasión en que un Profeta dispensacional ha aparecido en la Tierra.

Y ahora, tenemos a Noé antes del diluvio con la revelación divina del juicio que iba a venir sobre la raza humana. Antes de Dios revelarle a Noé que destruiría la raza humana con un diluvio, ya Dios había determinado en el Cielo que la raza humana tendría ciento veinte años. Eso está en el capítulo 6, verso 3, dice:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.” (Nota - Libro de Génesis)

Ahora, esos días eran los días o los años que le quedaba a aquella generación antediluviana. Pero vean acá, dice:

Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.”

O sea, los hijos de Dios son los descendientes de Adán por medio de Set, y los hijos de los hombres son los descendientes de Caín. La Escritura dice: “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano Abel.”

Ahora, si Caín era del maligno y el maligno es el diablo, la descendencia de Caín es la descendencia del diablo; ésa es la cizaña que desde el Huerto del Edén apareció en la Tierra.

Encontramos que Caín tenía las características del diablo, pues Cristo dice que el diablo vino para hurtar, matar y destruir, y eso es lo mismo que Caín (el hijo del diablo) estaba haciendo. Primera de Juan, capítulo 3, verso 12, dice:

No como Caín, que era del maligno (o sea, del diablo) y mató a su hermano Abel.”

Y ahora, tenemos que en la Tierra hay dos descendencias: la descendencia de Dios y la descendencia del maligno, del diablo, están representados en el trigo: los hijos del reino y en la cizaña: los hijos del malo, los hijos del diablo. Vamos a ver cómo lo dice Cristo en el capítulo 13, verso 37 en adelante, dice (36 en adelante):

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo (los hijos del padre de Caín).

El enemigo que la sembró es el diablo...”

Y ahora, el malo es ¿quién? El diablo, que sembró su semilla, su simiente, sembró la cizaña en el campo; y allá en el Huerto del Edén, el diablo sembró su simiente, y Caín es el hijo del maligno, del malo, del diablo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Y ahora, la siega es el fin del siglo y los segadores son los Ángeles. Los Ángeles son los que en San Mateo 24, verso 31 son enviados por Cristo, el Hijo del Hombre. Y dice, capítulo 24, verso 31:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

También en la parábola de la red, la red que es echada al mar, o sea, el Evangelio, la red del Evangelio, para pescar los peces, pues Cristo dijo a Sus discípulos: “Venid en pos de mí y yo os haré pescadores de hombres.”

Por lo tanto, con la red del Evangelio, así como Pedro, Juan, Santiago y Juan, tiraban la red literal para pescar peces, también luego ellos tiraban la red del Evangelio y pescaban peces, o sea, personas, y venían a ser pescados, venían a ser cristianos.

Y ahora, esas personas antes de ser pescados ya estaban allí, ya Dios los había colocado allí en las aguas; así como colocó peces para ser pescados con la red, colocó seres humanos en las aguas de pueblos, naciones y lenguas para ser pescados con la red del Evangelio.

Y ahora, para el Día Postrero los Ángeles del Hijo del Hombre son los que sacan la red y recogen lo bueno en cestas y lo malo echan fuera. En el capítulo 13, verso 47 al 50 de San Mateo, dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Ahí podemos ver que el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre se encargarán en el tiempo final de recoger lo bueno en cestas y lo malo echarlo en el horno de fuego, que es la gran tribulación.

También en la parábola del trigo y de la cizaña aparecen los Ángeles del Hijo del Hombre, y en San Mateo 24, verso 31, aparecen los Ángeles del Hijo del Hombre siendo enviados con Gran Voz de Trompeta para llamar y juntar a los escogidos de Dios. Estos son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de los dos candeleros de oro de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.

Y así como estaban en el templo, allá donde Zacarías tuvo la visión, él vio el candelabro de oro con siete lámparas, lo cual representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, y vio dos árboles de olivo, uno a cada lado, y dos ramas de olivo que vertían por sí aceite.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, Dios dice ahí qué es ese misterio. También en Zacarías, capítulo 4, verso 10 al 14, dice que esos son los dos ungidos que están delante de Dios. Vamos a ver, Zacarías, capítulo 4, verso 14, dice:

Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.”

Y en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, dice:

Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”

Y ahora, podemos ver que estos son los ministerios correspondientes al tiempo final, luego que ya han terminado los ministerios de los siete Ángeles Mensajeros de las siete edades de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora vean, Juan el Apóstol ve aquí o le es mostrado aquí, o revelado aquí, que Dios dará los dos olivos para que profeticen por mil doscientos sesenta días vestidos de cilicio, y cuando le es mostrado esto a Juan, mire dónde estaba Juan. En el mismo capítulo 11, verso 1 en adelante, dice:

Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses (o sea, tres años y medio).”

Ahora vean dónde estaba Juan en la visión: estaba allá en el lugar donde estaba el templo, y le fue dada una caña, una vara de medida (como lo decimos nosotros: un metro de medir), para que midiera el templo, y ahí es donde le es dicho que Dios dará a los Dos Olivos, que también son los Dos Candeleros que están en pie delante del Dios de la Tierra.

Ahora, podemos ver que esto es lo que Dios tiene preparado para este tiempo final; y todo está ligado al Templo de Dios, y Zacarías lo vio también allá en el templo: vio los dos ungidos que están delante del Dios de toda la Tierra, los vio representados en dos árboles de olivo y dos ramas de olivo. ¿Las dos ramas de olivo, de dónde salían? De los dos árboles de olivo. Ahora, podemos ver que esto es lo que Dios tiene para este tiempo final.

Ahora, vimos que Dios en el tiempo de Noé tuvo paciencia, porque Dios ya había determinado que destruiría la raza humana con un diluvio, y luego que ya Dios lo había terminado, veinte años después, le apareció a Noé y le habló.

Veamos aquí, Noé cuando recibió de parte de Dios la revelación del juicio divino que vendría sobre la raza humana, él tenía 500 años, pero luego cuando entró al arca tenía 600 años; y si sumamos, entonces encontraremos que 500 años más 100 años son 600 años. Por lo tanto, le tomó a Noé 100 años la construcción del arca, aunque desde que Dios determinó destruir la raza humana, transcurrieron 120 años hasta llegar el diluvio.

Así que, vean ustedes, ¿qué fue lo que ocasionó que luego de Dios determinar destruir la raza humana no la destruyera sino - no la destruyera rápidamente sino que tardaran 120 años desde que Dios determinó destruir la raza humana? Veamos en Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice:

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.”

O sea, Cristo murió, pero en la carne, Su cuerpo físico, pero Su Espíritu no murió, Cristo bajó en Espíritu, o sea, en Su cuerpo angelical bajó al infierno y predicó a los espíritus que estaban allí encarcelados, los cuales habían sido desobedientes en el tiempo de Noé, esas personas que estaban allí, esos espíritus que estaban allí, los cuales habían vivido en un cuerpo de carne, en el tiempo de Noé. Ahora, sigue diciendo:

...en el cual también fue (o sea, fue en Su cuerpo angelical)... en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé.”

La paciencia de Dios estuvo esperando en los días de Noé, porque Dios tuvo paciencia no con el mundo sino con Noé, porque Dios no puede destruir con Su juicio divino al justo con el injusto, no puede destruir Dios a los que tienen pecado y también a los que no tienen pecado; no puede destruir a los que están sin pecado, no los puede destruir con los que tienen pecados.

Y Noé, por cuanto sacrificaba a Dios el sacrificio por el pecado, sus pecados estaban perdonados y los de su familia también, porque ese sacrificio lo ofrecía por él y su familia, él era el sacerdote de la casa, la cabeza de la casa, el patriarca, y él tenía sus pecados perdonados y su familia también, y estaba él cubierto con la sangre del animalito o de los animalitos que él sacrificaba y su familia también.

Por lo tanto, cuando Dios miraba a la humanidad los veía con pecado, pero cuando miraba a Noé y su familia los veía sin pecado, porque la sangre de los sacrificios que él realizaba cubría, tapaba, los pecados de Noé y su familia. Por lo cual Noé halló gracia delante de Dios, Dios le revelo, se le reveló, y le reveló que vendría un diluvio, que Dios destruiría la humanidad con un diluvio. Pero le dijo la forma de escapar: le dijo que construyera un arca de 300 codos... vamos a ver si es correcto, de 300 codos y de 50... vamos a ver cuánto de ancho también... de 300 codos de longitud, 50 codos de anchura y 30 codos de altura; o sea, una sexta parte sería el ancho, y una décima parte sería la altura, y de 30 codos su altura. 30 por 10 son 300.

Por lo tanto, una décima parte de 300 sería la altura que tendría, y una sexta parte sería la anchura, una sexta parte de lo largo, una sexta parte vienen a ser 50 codos. Y le dijo cómo hacerla, qué madera usar y también embetunarla con breas, y así por el estilo; y esa construcción no importa cómo se mueva, no se vira, ni se hunde.

Ahora, Noé construyó el arca como Dios le ordenó; y la paciencia de Dios era con Noé, esperando que Noé terminara el arca.

El juicio divino no podía venir sobre la raza humana, mientras Noé no terminara el arca y entraran dentro del arca; y este juicio divino que San Pedro dice, porque nos habla que vendrá un juicio divino, San Pablo también nos habla y el mismo Cristo nos habla de ese juicio divino, y el Apocalipsis nos habla de ese juicio divino, el cual caerá sobre la raza humana y será durante tres años y medio que vendría un juicio divino sobre la raza humana, el juicio de la gran tribulación, donde caerán las plagas sobre la raza humana; ese juicio divino no puede, venir hasta que hayan entrado al Arca de Salvación, a Cristo, todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo tanto, así como Dios tuvo paciencia con Noé y su familia hasta que el arca fuera construida y entraran al arca, Dios ha tenido paciencia con todos los escogidos de Dios que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, hasta que el arca - y entren al arca, a Cristo, todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, porque Cristo murió por todos nosotros, y no es la voluntad de Dios que se pierda uno de estos pequeñitos, uno de estos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Vean, en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante, dice:

Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,

sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

ya destinado desde antes de la fundación del mundo.”

¿Desde cuándo Cristo estaba destinado para morir en la Cruz del Calvario y derramar Su Sangre? Desde antes de la fundación del mundo, y si tenía que morir y estaba ya determinado eso desde antes de la fundación del mundo, ya Dios lo había pre-ordenado, entonces tenía que tener por quién morir.

Por lo tanto, ya desde antes de la fundación del mundo, ya Dios había determinado por quiénes moriría Cristo en la Cruz del Calvario, ya todo eso estaba en la mente de Dios y luego ya todo eso fue hablado, porque esos fueron los pensamientos de Dios que fueron expresados a través de los Profetas de Dios, Dios hablando a través de Sus Profetas.

Pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros (y de mí también; o sea, que fue por amor a nosotros que Él vino y murió en la Cruz del Calvario).

Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.”

El nuevo nacimiento no es un nacimiento por medio de una simiente corruptible, nuestro nacimiento terrenal fue por medio de simiente corruptible, por eso nuestro cuerpo se va poniendo viejo y se corrompe, pero el nuevo nacimiento es de simiente no corruptible sino de simiente incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Porque:

Toda carne es como hierba,

Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.

La hierba se seca, y la flor se cae;

Mas la palabra del Señor permanece para siempre.

Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”

Y ahora, hemos visto que ya desde antes de la fundación del mundo, Dios predestinó, Él pre-ordenó a Cristo para venir y morir en la Cruz del Calvario ¿por quiénes? Por nosotros. Desde antes de la fundación del mundo nosotros también estábamos en Dios.

Vean lo sencillo que es, ¿dónde estaba su cuerpo físico antes de usted aparecer en la Tierra? En su padre, el padre es el que carga la simiente; como Leví estaba en Abraham y Jacob estaba en Abraham e Isaac estaba en Abraham. ¿Ven? Estaba Isaac, el hijo de Abraham, estaba el nieto (Isaac): Jacob, y estaba el bisnieto de Abraham: Leví.

Ahora, donde estaba el primer hijo: Isaac, estaban los nietos y los bisnietos también, y por eso todos son hijos de Abraham, estaban en Abraham.

Y ahora, donde estaba Cristo, el Hijo de Dios, estaban todos los demás hijos de Dios. ¿Ven lo sencillo que es? ¿Dónde? En Dios. Y luego cuando nació Isaac, ya no estaban en Abraham, ya no estaban en Abraham: Leví y Jacob, ahora estaban ¿en quién? En Isaac, y así por el estilo.

Y cuando Dios predestinó la creación y todas las cosas para ser llevadas a cabo, ¿dónde estaban todos? En Cristo, en el Verbo que era con Dios y era Dios, Dios colocó todo en Cristo, para llevar a cabo por medio de Jesucristo en Su cuerpo angelical toda la creación, la creación del mundo invisible y la creación del mundo invisible también, y ahí estábamos nosotros también, estábamos en Jesucristo en Su cuerpo angelical.

Por eso Cristo dice que el Padre le ha dado esas ovejas para que Él les dé Vida eterna, para que Él muera por las ovejas y les dé Vida eterna. De eso es que habla San Juan, capítulo 10, donde nos muestra ese misterio de las ovejas del Padre, dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”

Y ahora, en el mismo capítulo 10, verso 26 en adelante, dice, verso 26 ó 25, hablando con aquellas personas que no querían creer en Cristo: “Jesús les respondió...” O un poquito antes:

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre uno somos.”

Y ahora, esas ovejas que están en la mano de Cristo, a las cuales Cristo le da Vida eterna, ¿de quién eran? Del Padre, estaban en el Padre y luego pasaron a Jesucristo, el Hijo de Dios.

Así como Jacob, Leví, José, Judá, Simeón, Gad y todos estos hijos de Jacob y Jacob estaban en Abraham, pero luego de Abraham pasaron a Isaac, y luego de Isaac pasaron a Jacob y de Jacob fueron manifestados como los doce patriarcas, los doce hijos de Jacob. Y así ha sido en el Programa de Dios, todos estábamos en Dios y con Dios eternamente, somos los atributos de Dios, somos parte de Dios eternamente.

Y ahora, Dios nos colocó en Cristo y Cristo es el que nos ha redimido, Él vino para morir por todos nosotros. Cuando Cristo murió, estábamos nosotros con Cristo y por consiguiente estábamos muriendo con Él en cuanto al cuerpo físico de Cristo, porque cuando estábamos con Él, nuestro cuerpo físico era el cuerpo físico de Cristo.

Como cuando Eva estaba en Adán, el cuerpo físico que Eva tenía, era el mismo cuerpo de Adán, porque en Adán estaba el espíritu masculino y el espíritu femenino usando un solo cuerpo. Pero luego, cuando Dios separó el espíritu femenino y el espíritu masculino y los colocó, colocó el espíritu femenino en otro cuerpo, entonces luego Eva tenía otro cuerpo, pero ese otro cuerpo era parte del mismo cuerpo de Adán, era una parte. Por eso Adán dijo: “Esto es carne de mi carne y hueso de mis huesos (hablando de Eva).”

Y la Iglesia del Señor Jesucristo es parte de Cristo, es carne de Su carne y hueso de Sus huesos, somos parte de Cristo.

Así como una planta de trigo que nace, es parte del grano de trigo que fue sembrado en tierra, y los granos de trigo que nacen son parte del grano de trigo que fue sembrado en tierra, la vida que estaba en el grano de trigo pasó a la planta de trigo y luego pasó a los granos de trigo. Y la vida de Cristo por medio de Su Espíritu Santo ha pasado a la Iglesia de Jesucristo desde el Día de Pentecostés en adelante, y de ahí ha pasado a todo hijo e hija de Dios.

Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios estaban ya en Dios, y eran un pensamiento en la mente de Dios.

Ahora vean esto: antes de ser un pensamiento en la mente de Dios, ¿qué eramos? Parte de Dios, cuando Dios pensó en nosotros, ahí ya comenzó el plan, el proceso para nosotros aparecer manifestados en la forma de seres humanos.

Porque vean, cuando una persona piensa en tener hijos, ya los tiene, el hombre ya tiene la semilla, la simiente y después piensan en tener hijos y entonces ya sabe cómo tener hijos: tiene una novia, tienen un tiempo de noviazgo, se casan, y luego tienen los hijos, pero vean, antes de pensar, antes de tener los hijos, ya pensó en tener hijos y por consiguiente pensó en tener un hogar, y antes de pensar, pues ya los tenía él, él siempre los tenía.

Y Dios siempre nos tenía, eternamente estábamos con Él, somos parte de Dios, pero Él quería que fuésemos manifestados y tuviésemos un cuerpo físico, eterno, inmortal, glorificado, y para eso primero teníamos que aparecer en la Tierra.

Ahora, en el Programa original de aparecer con Vida eterna, teníamos que venir primero a la sexta dimensión y obtener el cuerpo angelical, y después venir a la dimensión terrenal y obtener el cuerpo físico y eterno, pero a causa del pecado en el Huerto del Edén, ya los hijos e hijas de Dios no podían pasar por la sexta dimensión a obtener su cuerpo angelical y tenían que de todos modos venir a la Tierra a obtener un cuerpo físico, mortal, corruptible, temporal y obtener un espíritu del mundo, para luego recibir a Cristo, el que nos redimiría para ser redimidos, ser restaurados a la Vida eterna y entrar en la etapa de Vida eterna que es ir primero a la sexta dimensión y obtener el cuerpo angelical.

Por lo tanto, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, nacemos de nuevo, nacemos del Agua y del Espíritu, nacemos en la sexta dimensión como hijos e hijas de Dios, porque el nuevo nacimiento es por medio del Espíritu de Dios, de lo cual le habló Cristo a Nicodemo cuando le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios, no lo puede entender.” Y luego Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto, puede a caso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre, y nacer?” Jesús le dice:

De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”

Por lo tanto, cada persona para nacer de nuevo y nacer en la forma original, la forma con Vida eterna, es naciendo en la sexta dimensión, obteniendo el cuerpo angelical de la sexta dimensión.

Y eso es lo que logramos cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, somos bautizados en agua en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo, nacemos en la sexta dimensión y nacemos por consiguiente en la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador.

El Reino de Cristo está en una fase, en una esfera espiritual, está en la esfera de la sexta dimensión; aunque la gente que están en esa esfera se ven aquí en cuerpos de carne, pero pertenecen a una esfera espiritual, una esfera espiritual se está manifestando en la vida de esos creyentes en Cristo nuestro Salvador.

Y luego cuando se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, en el Reino de Cristo, entonces vendrá la parte física donde Él nos dará un cuerpo físico nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual a Su cuerpo glorificado; y entonces todos seremos a Su imagen y a Su semejanza, todos seremos igual a nuestro Hermano mayor: Jesucristo nuestro Salvador, y así se habrá completado la Familia de Dios, la descendencia de Dios, los hijos e hijas de Dios.

Y ahora, desde hace unos miles de años se está anunciando otra destrucción sobre la raza humana, luego de la destrucción del diluvio. También la destrucción que ha de venir está tipificada no solamente en el diluvio sino en la destrucción de Sodoma y de Gomorra.

Por eso Cristo hace referencia a los días de Lot donde Sodoma y Gomorra fueron destruidas por fuego y azufre, allí estaban los Arcángeles Gabriel y Miguel, los cuales le aparecieron a Lot y le dijeron: “Hemos venido para destruir esta ciudad.” Porque esos son los Ángeles de Su poder, son los Ángeles de Su diestra, son los Ángeles que aparecen siempre que Dios trae un juicio divino sobre la raza humana; para el tiempo del diluvio también ellos estaban presentes.

Aun vean, para la liberación del pueblo hebreo y para la trayectoria del pueblo hebreo por el desierto y para entrar al pueblo hebreo a la tierra prometida, también estaban presentes. Por eso dice la Escritura que cuando murió Moisés, el Arcángel Miguel se encargó de su cuerpo, eso está en Judas. Tiene un solo capítulo, pero vamos a decir: capítulo 1, verso *9, dice:

Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.”

Y ahora vean, el Arcángel Miguel estaba a cargo del funeral de Moisés. La Escritura nos enseña que cuando Lázaro el mendigo murió, fue llevado por los Ángeles al Seno de Abraham. Cuando muere un creyente de Dios, es llevado por los Ángeles al Paraíso.

Y ahora, la paciencia de Dios ha estado esperando hasta que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo. La paciencia de Dios es por causa de los escogidos de Dios, con los cuales tiene paciencia. Al mundo lo soporta, con los escogidos nos tiene paciencia, hasta que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo.

Cristo no puede salir del Trono de Intercesión donde está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por todas las personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, las cuales de edad en edad aparecen en la Tierra y están ordenadas para Vida eterna; por lo tanto, si están ordenadas para Vida eterna tienen que en el tiempo que les toca vivir en la Tierra, tienen que recibir a Cristo como su salvador personal. Por lo tanto, Cristo, el Buen Pastor, por medio de Su Espíritu Santo las llama, porque Él dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” Él dijo:

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Cristo coloca esas personas en Su rebaño, que es Su Iglesia, y Cristo es el Buen Pastor, el cual está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia pastoreando Sus ovejas, que son todos los hijos e hijas de Dios. En Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, verso 13, dice:

Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación (¿escogidos desde cuándo para salvación? Desde el principio), mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”

Para venir a ser a imagen y semejanza de Jesucristo, para tener un cuerpo angelical y un cuerpo físico glorificado, y así ser a la imagen y semejanza de Jesucristo, y así alcanzar la gloria de nuestro amado Señor Jesucristo, pues la raza humana cuando pecó fue destituida de la gloria de Dios, como nos dice Romanos, capítulo 3, verso 23: “Por cuanto todos pecaron, todos han sido destituidos de la gloria de Dios.”

Y luego el capítulo 6 de Romanos, verso 23, dice:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

La Vida eterna es en Jesucristo, por eso es que toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero ha sido predestinada, ordenada por Dios, escogida por Dios para salvación; y por eso es que en el tiempo que les toca vivir a cada una de esas personas, escuchan la predicación del Evangelio, y eso les llega acá al alma, porque es Cristo por medio de Su Espíritu hablándole a través de la predicación del Evangelio, a través de la persona que esté usando en la predicación del Evangelio, y esa Voz llega hasta el alma, porque es Cristo por medio de Su Espíritu hablándole a través de Su Palabra, hablándole a la persona, que es alma viviente, es un Mensaje directamente al alma de la persona.

Y por cuanto el sentido del alma es el libre albedrío para expresarse en fe o incredulidad, el escogido oye la voz y se expresa en fe, creyendo, Dios les abre las Escrituras, les abre el entendimiento, les habla directamente al alma, y el alma de la persona clama por Vida eterna, clama por Cristo, porque Cristo es la Vida eterna.

Por cuanto Cristo es la Vida eterna, el que recibe a Cristo ha recibido la Vida eterna, Cristo es la salvación.

Encontramos a Simeón, al cual le había sido prometida una bendición grande: que no vería muerte hasta que viera ¿a quién? La salvación de Israel, hasta que viera al Ungido, al Mesías. Y cuando fue vindicado, presentado al Señor, a Dios, Jesús, cuando era un bebé, Simeón fue, lo tomó en los brazos y dijo unas palabras allí muy hermosas, las cuales tienen un significado muy grande para Simeón, el cual... Vamos a ver lo que Simeón dijo, capítulo 2, verso 25 en adelante de San Lucas, dice, aún un poquito antes, el verso 21, de ahí en adelante, dice:

Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.

Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor

como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor,

y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.

Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.

Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,

él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:

Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,

Conforme a tu palabra;

Porque han visto mis ojos tu salvación.”

Simeón viendo aquel niño, estaba viendo la salvación de Dios. Y ahora, cuando Cristo... vamos a terminarlo aquí:

La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;

Luz para revelación a los gentiles.”

Miren la revelación que tenía este hombre: Luz para ser revelada a los gentiles. Señaló a Cristo también como la Luz y como la Salvación, Luz y Salvación para ser revelada ¿a quién? A los gentiles.

Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.

Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha

(y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.”

Y ahora vean, una espada traspasó, una lanza traspasó, el costado de Jesús hasta Su corazón.

Y ahora, vean cómo este hombre tenía una revelación grande de quién era la persona que él estaba esperando: él estaba esperando al Mesías, al Ungido de Dios, y cuando apareció sin todavía tener un año de edad, lo reconoció.

Ahora, podemos ver que él vio la salvación de Dios y vio también la luz de Dios para ser revelada a los gentiles, Cristo dijo: “Yo Soy la Luz del mundo.” Y también cuando Cristo fue a la casa de Zaqueo, dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa.” Porque Cristo es la salvación de Dios, Cristo es el Salvador. Donde Cristo llegaba, llegaba la Luz, porque Él es Luz, llegaba la salvación porque Él es salvación, llegaba el Espíritu Santo porque en Él estaba el Espíritu Santo, llegaba el Padre porque en Él estaba el Padre; así que llegaba todo lo que Dios tenía, porque Dios estaba en Jesucristo en toda Su plenitud: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y llegaba el poder de Dios, porque Dios es poder.

Y ahora, hemos visto que cuando Cristo llegaba, allí llegaba Jehová Sanador también y sanaba a los enfermos; llegaba Jehová Proveedor: tuvieron hambre aquella multitud que lo estaba escuchando y no tenían alimento, y allí les proveyó alimento; como lo había hecho en el desierto al pueblo hebreo, donde les proveyó carne de aves y también les proveyó maná, pan y carne, y luego les proveyó a la multitud que lo escuchaba, les proveyó carne de pescado, pescado y pan también.

Ahora, podemos ver que en Jesús estaban los siete nombres compuestos de Dios manifestados; por lo tanto, Él podía hacer cualquiera de las cosas que correspondía a cada uno de esos nombres compuestos. Por lo tanto, en Cristo estaba todo lo que Dios tenía. Por eso Cristo decía: “Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso dije: tomará de lo mío y os lo hará saber.” Dice: “Porque todo lo que tiene el Padre es mío.”

Ahora, si llega Él a decir estas cosas frente al sumo sacerdote y al concilio del sanedrín: “Todo lo que tiene el Padre es mío.” Ahí lo hubieran condenado a la muerte. Pero Él dice esto a Sus discípulos y a aquel grupo que lo estaba siguiendo.

Ahora, también dice la Escritura: “El Padre a nadie juzga, y Dios, el Padre, es el Juez de toda la Tierra y del Universo completo.” Y ahora dice: “El Padre a nadie juzga sino que todo el juicio dio al Hijo.”

Y ahora, todo el juicio corresponde a Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, si todo el juicio dio al Hijo, el juicio final lo llevará a cabo Jesucristo nuestro Salvador.

En el libro de los Hechos hay un pasaje donde nos habla de Cristo como el Juez de los vivos y de los muertos; y si Cristo es el Juez de los vivos y de los muertos, entonces - y Dios es el Juez de todos, no van a haber dos jueces, ¿y cómo vamos a entender eso? Dios por medio de Jesucristo juzgará a los vivos y a los muertos, Dios estará en Jesucristo, pues Él está en Jesucristo en toda Su plenitud. Y así como Dios creó los Cielos y la Tierra en el principio ¿cómo? Por medio de Jesucristo, y por medio de Jesucristo Dios juzgará a los vivos y a los muertos en el juicio final. Esa es la forma que vendrá el juicio final para todos los que tendrán que ir ante el Trono Blanco de Apocalipsis, capítulo 20, para ser juzgados allí.

Pero los creyentes en Cristo también van a estar allí, pero van a estar allí con cuerpos glorificados y como miembros de la Corte Divina, en donde estaremos como Jueces con Cristo nuestro Salvador, porque nos dice Dios por medio del Apóstol San Pablo que los santos juzgarán al mundo. Los santos van a juzgar al mundo, y por consiguiente estarán allí como Jueces con Cristo. De eso fue que nos habló San Pablo en Primera de... vamos a ver... Primera de Corintios, capítulo 6, verso 1 en adelante, dice:

¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?

¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?

¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?”

Vean, los santos van a juzgar al mundo y aun también a los ángeles, a los ángeles que se rebelaron en contra de Dios; por lo tanto, los santos miembros de la Iglesia de Jesucristo son el gabinete de justicia, el gabinete de la Corte Suprema del Cielo, son miembros de esa Corte Suprema, son Jueces de esa Corte Suprema, como también son los miembros del Reino de Cristo como Reyes y Sacerdotes, son la Realeza de ese Reino de Cristo porque pertenecen a la Realeza Celestial, son los hijos e hijas de Dios.

Un hijo o una hija de un rey y una reina ¿qué son? Son príncipes y son herederos al trono y herederos al reino, son la clase más alta de ese reino; y la clase más alta del Reino de Dios son Cristo y los creyentes en Él nacidos de nuevo, son Cristo y Su Iglesia con todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, hemos visto el porqué nosotros hemos venido a esta Tierra y porqué hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador personal: es porque hemos venido del Cielo de donde Cristo vino también. Cristo dijo: “No son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.” Eso está en el capítulo 17 de San Juan, donde dice... capítulo 17, verso 16, dice:

No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”

Y ahora, si no somos del mundo, ¿de dónde somos? Somos de donde Cristo vino. Así como cada hermano de una persona vino de donde vino ese hermano, vino de los lomos de su padre.

Ahora, hay hermanos solamente de madre, como también lo eran Abel y Caín; pero no vinieron de los mismos lomos de Adán, uno era del maligno y el otro era de Dios.

Ahora, nosotros hemos venido de Dios y hemos venido con y para un propósito divino. En la lectura que tuvimos de Tesalonicenses, Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, verso 13, dice:

Hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”

Y ahora, hemos visto que hemos sido escogidos desde la fundación. Ahora, veamos aquí cómo nos dice en Romanos, capítulo 8, verso... capítulo 8, verso 28 en adelante, dice:

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

Por lo tanto, hemos sido predestinados desde antes de la fundación del mundo para ser a la imagen del Hijo de Dios, para tener un cuerpo angelical y luego tener un cuerpo físico glorificado. Ya eso fue predestinado por Dios, para eso hemos sido nosotros predestinados.

Hemos sido conocidos y elegidos y predestinados para ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, esa es la meta de Dios con ustedes y conmigo, y esa es la meta nuestra también: llegar a ser iguales a Jesucristo nuestro Salvador, llegar a tener la imagen y semejanza de Jesucristo, eso es llegar a tener cuerpo angelical teofánico y cuerpo físico glorificado.

Primero recibimos el cuerpo angelical teofánico, que es el cuerpo angelical que recibimos al recibir a Cristo arrepentidos de nuestros pecados, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo; y ahí obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos a Su imagen, nacemos en el Reino de Cristo. En esa sexta dimensión nacemos como hijos e hijas de Dios en cuerpos angelicales, y luego obtendremos el cuerpo físico glorificado, y entonces tendremos la semejanza física de Cristo, que es un cuerpo glorificado, y entonces habremos llegado a la perfección.

Ése es el plan original de Dios, ése es el plan original de Dios para con todos los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y con ellos y por ellos es que Dios ha tenido paciencia, porque Su paciencia es para salvación, para salvación de todo aquél que está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Él ha tenido y todavía tiene paciencia con todos esos que están escritos en el Cielo, que faltan por llegar a Cristo. Y cuando haya llegado hasta el último escogido de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, hasta que haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido de Dios, Cristo tendrá paciencia, Dios tendrá paciencia con nosotros. Pero cuando haya entrado hasta el último, entonces ahí se habrá completado el número de los hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo se levantará del Trono del Padre, y tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo.

Ya para ese tiempo la Puerta de la Misericordia será cerrada, y ya no habrá más Misericordia, porque ya la paciencia de Dios con Sus hijos llegó hasta su lugar, porque tuvo paciencia hasta que entraría hasta el último escogido de Dios, tuvo paciencia con todos Sus hijos e hijas escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; porque la paciencia de Dios es para salvación, para la salvación de todos los atributos de Dios que serían manifestados en carne humana aquí en la Tierra.

Pronto se completará la Iglesia del Señor Jesucristo, y ya la paciencia que Dios ha tenido para salvación de todos Sus hijos, habrá cumplido el propósito por el cual Dios ha tenido paciencia para con Sus hijos, porque ha sido para salvación, y luego ya Dios no tendrá que estar soportando, tolerando, al mundo.

Cuando Gabriel y Miguel sacaron a Lot y su familia de Sodoma, entonces vino la destrucción para Sodoma, cuando Noé entró al arca vino la destrucción para el mundo antediluviano. Por lo tanto, pronto se va a completar el número de los escogidos de Dios, y Dios cerrará la Puerta de la Misericordia y ya no habrá Sangre en el lugar de Intercesión en el propiciatorio, en el Templo Celestial, y va luego a venir el juicio divino; pero antes vamos a ser transformados. Cuando ya estemos transformados, ya habremos llegado a nuestra meta, que es ser a imagen y semejanza de Cristo, y ya Dios habrá llegado a Su meta con nosotros, nos tendrá ya transformados; y luego vendrá el juicio divino sobre la raza humana.

Pero antes habrá un lapso de tiempo de treinta a cuarenta días, en donde la manifestación del poder de Dios será realizada a través de Su Iglesia, que estarán con cuerpos glorificados. Por lo tanto, será un tiempo grande y glorioso en donde esa etapa será para la Novia, será también (ésas son las vírgenes prudentes) - será para las vírgenes insensatas también, que no tenían aceite en sus lámparas, y será también para el mundo.

Como cuando Cristo murió y descendió al infierno en Su cuerpo angelical y les predicó a las almas, a los espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, que no creyeron, que fueron incrédulos.

Así será cuando se complete la Iglesia de Jesucristo, Cristo se manifestará en toda Su plenitud pero ya no habrá Misericordia para nadie, ya los que iban a recibir la Misericordia de Dios, la habrán recibido: los escogidos de Dios.

Y esa Tercera Etapa, en donde el poder de Dios en toda Su plenitud estará manifestado, será para la Novia, para las vírgenes fatuas o insensatas, y para el mundo; y para el mundo eso será como cuando Cristo fue y les predicó a los espíritus encarcelados, no era para salvación, así será para el mundo cuando se complete la Iglesia del Señor Jesucristo.

Cristo estremecerá este mundo con esa manifestación de Su poder en toda Su plenitud, pero eso será predicándole a almas encarceladas que ya no podrán salir, porque cuando tuvieron el tiempo de recibir a Cristo como su Salvador, no lo hicieron.

Por lo tanto, será un mensaje de juicio y condenación, en donde escucharán de los juicios divinos que han de venir sobre la raza humana, sobre ellos; y ellos verán el poder de Dios manifestado en toda Su plenitud, y eso tiene que ver con el cumplimiento de la Visión de la Carpa que tuvo el Rvdo. William Branham.

Ahí es donde estará manifestada la Visión de la Carpa en toda su plenitud, y eso será en el tiempo en que Cristo adoptará al Mensajero del Día Postrero, que será un Mensajero dispensacional; por eso es que bajo ese Mensajero acontecerán las grandes maravillas y milagros, las cuales corresponden a Moisés y Elías.

Eso es lo que está prometido para este tiempo final cuando se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, será para ese tiempo que la Visión de la Carpa literalmente estará en pleno cumplimiento, será bajo un ministerio de un Mensajero que estará adoptado para ese tiempo.

Y para ser adoptado tiene que estar trabajando en la Obra de Cristo en este tiempo final; y cuando se complete la Iglesia, por cuanto bajo ese ministerio es que se completará la Iglesia de Jesucristo, luego Cristo lo adoptará y habrá una manifestación de Cristo a través de él en toda Su plenitud, a tal grado que no tendrá que poner las manos sobre los enfermos para que sean sanados.

No importa la enfermedad que tengan las personas, no importa el problema de salud que tengan, sea alguna enfermedad o sea que estén paralíticos, o ciegos, o sordos, y aun algunos que hayan muerto. Será una manifestación plena del poder de Dios.

Por eso hay que esperar a que llegue ese momento para ver eso que va a suceder; pero podemos ver todo lo que está sucediendo en nuestro tiempo, que va a desembocar en el completamiento de la Iglesia de Jesucristo y la Adopción de todos los escogidos de Dios, la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Por lo tanto, todavía Dios tiene paciencia ¿con quién? Con nosotros y con los que faltan de llegar, que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; porque la paciencia de Dios es para salvación, para salvación de todos nosotros, para salvación de todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Para eso es la paciencia de Dios para con nosotros y luego para con el pueblo hebreo: por eso es que todavía no ha venido la gran tribulación; porque si llega la gran tribulación entonces nos habremos quedado sin ser transformados y sin poder ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Pero Él con paciencia espera, como espera el labrador o agricultor, el cual espera con mucha paciencia que se cumplan las diferentes etapas de la siembra, el nacimiento y crecimiento de la planta (o sea, de la plantita que fue sembrada), y espera con paciencia que lleve fruto, y espera con paciencia que le caiga la lluvia tardía, como esperó con paciencia que le cayera la lluvia temprana, y espera con paciencia que el fruto madure para poderlo cosechar y tener una gran cosecha, que es el premio de todo el trabajo que realizó. En Santiago, capítulo 5, verso 7 en adelante dice:

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.”

También nosotros tenemos que tener paciencia hasta la Venida del Señor, porque en la Venida del Señor seremos transformados y habremos llegado a la meta, a la meta de ser iguales a Jesucristo nuestro Salvador:

Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía (hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía).”

Y ahora, tenemos la promesa de que habrá una Lluvia Temprana y Tardía sobre los escogidos de Dios.

Joel, capítulo 2, verso 23 en adelante, dice:

Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”

Ahí lo tienen también; y aquí esta profecía se refiere tanto al pueblo hebreo como a la Iglesia del Señor Jesucristo, para la restauración de la Iglesia de Jesucristo y para la restauración del ser humano a la Vida eterna física, para ser todos iguales a Jesucristo nuestro Salvador.

Así como Dios tiene paciencia para salvación de todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son los hijos e hijas de Dios, también nosotros tenemos que tener paciencia, paciencia para que vayamos recibiendo el Agua de la Lluvia Temprana y el Agua de la Lluvia Tardía: la revelación de la Primera Venida de Cristo bajo el Evangelio de la Gracia, y la revelación de la Segunda Venida de Cristo bajo el Evangelio del Reino y vayamos creciendo espiritualmente, y Dios tiene paciencia hasta que crezcamos y maduremos como creyentes, y luego viene esa gran cosecha en donde seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

La paciencia de Dios es para salvación. ¿Y la paciencia nuestra para qué es? Para salvación también. Nuestra paciencia es para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, para así obtener la inmortalidad física y vivir con Cristo por toda la eternidad. Vale la pena tener esa clase de paciencia que es para salvación.

LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.”

Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión: “LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.”

Y ahora, toda persona que ya ha recibido a Cristo como su Salvador, tiene Vida eterna, y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida; pasó de muerte a Vida eterna.

El que no cree, no tiene Vida eterna, está condenado, está bajo condenación y su fin será ser juzgado, condenado y echado en el lago de fuego. Pero si no le gusta esa noticia, que es mala, entonces les voy a dar la buena noticia para las personas que no han recibido todavía a Cristo como su Salvador personal. En el capítulo 5, verso 11 en adelante de *Primera de Juan, dice:

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

Y ahora, el que no tiene al Hijo, el que no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene Vida eterna, lo que tiene es una vida temporal que ya a los 70 u 80 años ó 90 años ya se le acaba, pero no tienen esperanza de una nueva vida con Cristo por toda la eternidad.

Pero el que tiene a Cristo, el que lo ha recibido como su Salvador, tiene Vida eterna y tiene la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Por lo tanto, la buena noticia es que los que han recibido a Cristo, tienen a Cristo y tienen Vida eterna. ¿Y dónde están esas personas? Aquí estamos en esta ocasión dándole gracias a Cristo por la Vida eterna que Él nos ha dado.

Y ahora, los que todavía no han recibido a Cristo no tienen Vida eterna, pero por cuanto Dios todavía tiene paciencia, la paciencia de Dios es para salvación. Por lo tanto, en esta tarde pueden recibir a Cristo como su Salvador y obtendrán Vida eterna, y tendrán la esperanza de volver a vivir en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado en el Reino de Cristo para vivir por toda la eternidad con Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, toda persona que en esta ocasión no ha recibido a Cristo todavía, y desea vivir eternamente, puede recibirlo en esta ocasión y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes y Cristo les perdonará, les limpiará con Su Sangre preciosa, serán bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y obtendrán el nuevo nacimiento, y así obtendrán salvación y Vida eterna, y vivirán con Cristo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.”

Hemos visto que la paciencia del Padre Celestial es para salvación, ha tenido paciencia con nosotros y todavía tiene paciencia hasta que nosotros seamos transformados.

Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para orar por las personas que desean tener Vida eterna, pero que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador personal, para que puedan recibir a Cristo como su Salvador personal y recibir salvación y Vida eterna, porque la paciencia de Dios es para Vida eterna, para Vida eterna para ustedes y para mí también.

LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.”

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y les fortalezca y les ayude para llegar a nuestra transformación, y llegar a la inmortalidad física para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial, el cual tiene paciencia con nosotros para salvación. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para orar por las personas que pasarán para que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore por ustedes.

Muchas gracias por vuestra amable atención y que Dios les continúe bendiciendo a todos; y nos veremos el viernes próximo y el domingo próximo en las próximas actividades, y todo este mes también.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LA PACIENCIA DEL PADRE CELESTIAL.”