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Hemos resucitado con Cristo 2003-06-03 1 San Bartolomé, Milpas Altas Sacatepéquez GT 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes aquí en la República de Guatemala, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de América y de Yahannah Gabriela.

Para esta noche leemos en Colosenses, capítulo 3, versos 1 al 4, donde dice:

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “HEMOS RESUCITADO CON CRISTO.”

En esta Escritura que hemos leído, el Apóstol San Pablo nos dice que hemos resucitado con Cristo. Y para comprender el misterio de cómo es que nosotros hemos resucitado con Cristo cuando Cristo murió, hace aproximadamente unos 1970 años.

¿Y cómo fue que nosotros resucitamos con Cristo? También nosotros fuimos crucificados con Cristo, y nosotros también estábamos muriendo con Cristo, fuimos sepultados con Cristo y resucitamos con Cristo.

Cualquier persona al escuchar estas palabras del Apóstol Pablo, que nos dice que nosotros hemos resucitado con Cristo, no las puede comprender de momento, a menos que conozca el misterio de Cristo y Su resurrección, y de nosotros con Cristo.

Es tan sencillo que los niños lo pueden entender. Por ejemplo, encontramos que la Escritura dice, San Pablo, el Apóstol con una revelación divina tan profunda, que entraba en temas tan profundos porque esos temas corresponden a la ciencia de Dios, en donde, vean ustedes, aquí también lo que nos dice de una persona que diezmó a Dios y todavía él no había nacido, y todavía el papá de él tampoco había nacido, y tampoco el abuelo de él, tampoco había nacido.

Si comprendemos eso, vamos a comprender el misterio de cómo nosotros hemos resucitado con Cristo. Vean, en Hebreos, capítulo 7, verso 6 al 10 dice San Pablo:

Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.”

O sea, ¿a quién diezmó Abraham? A Melquisedec:

Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.

Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos;

porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.”

Y ahora, Leví pagó los diezmos a Melquisedec cuando Abraham diezmó a Melquisedec; todavía no había nacido Leví, ni el padre de Leví que fue Jacob, ni el padre de Jacob que fue Isaac, porque Sara era estéril y ya también estaba avanzada en edad, y Abraham también estaba avanzado en edad; pero Dios le había prometido a Abraham darle un hijo, y hasta el nombre del hijo le dio, y Abraham creyó. Y PARA LOS QUE CREEN NO HAY NADA IMPOSIBLE.

Y ahora, Abraham aunque no tenía hijos, dice la Escritura que Leví estaba en los lomos de Abraham, porque en los lomos del padre van los hijos, y cuando se une a su esposa, entonces ahí la esposa concibe y se reproduce ahí el padre en hijos e hijas y así se va formando la familia. Pero esos hijos estaban en el esposo.

Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios estaban en Cristo, el Padre de la Familia de Dios, así como todos los seres humanos descendientes de Adán y Eva, ¿dónde estaban? En Abraham, aun Eva ¿dónde estaba? En Adán.

Por lo tanto, cuando Dios creó al ser humano, Él dijo en el Génesis, capítulo 1, versos 26 al 27:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...”

Ahí hay dos cosas: “Hagamos al hombre a nuestra imagen.” La imagen de Dios es el cuerpo angelical, y el cuerpo angelical de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová; y también llamado en San Juan, capítulo 1, verso 1 al 14 ó al 18: “El Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas.” Y luego se hizo carne y habitó en medio de nosotros; y cuando se hizo carne y habitó en medio de la raza humana allá en medio del pueblo hebreo, fue conocido por el nombre de Jesús.

Ahora, Dios le dio a Adán un cuerpo angelical, y eso es la imagen de Dios. “A imagen de Dios,” igual al cuerpo angelical de Dios, que es llamado el Ángel de Jehová. Dice:

Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.”

Y luego la semejanza de Dios es un cuerpo también: el cuerpo físico de Jesús, donde habitó, donde moró Dios en toda Su plenitud. Por eso lo más que se parece a Dios ¿quién es? El hombre, el ser humano; y lo más que se parece al ser humano es Dios, porque Dios creó al hombre a Su imagen y a Su semejanza. Y ahora, primero le da la imagen, veamos aquí:

...y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

Y ahora, aquí encontramos que Dios crea al hombre a Su imagen, esa es la primera parte o fase de la creación del ser humano por Dios, lo crea a Su imagen, vino a ser un ser espiritual, un alma viviendo en un cuerpo angelical, y era varón y hembra, dice aquí la Escritura: “Y los creó Dios varón y hembra.” O sea, que en Adán estaba Eva también, era ambos: masculino y femenino. Luego sigue diciendo:

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Luego, en el capítulo 2 del Génesis, verso 7 en adelante, ahí Dios le va a hacer el cuerpo físico del polvo de la tierra, en el cual va a vivir el hombre que Dios creó en un cuerpo angelical. Vean:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” En otras versiones dice: Alma viviente.

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.”

Luego leemos en el mismo capítulo 2, verso 15 en adelante, dice:

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.”

Ya estando en un cuerpo físico de carne, ya el hombre puede labrar el Huerto del Edén y cuidar el Huerto del Edén, y también tomar de los frutos de los árboles del Huerto del Edén. Pero todavía el hombre no tenía una compañera. ¿Dónde estaba esa compañera? Estaba en Adán. Veamos:

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”

Luego el verso 21 en adelante, dice:

Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.

Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.”

¿De dónde sacó Dios la mujer? De Adán, al sacar una costilla de Adán y luego cerrar el lugar nuevamente, de esa costilla formó una compañera para Adán.

¿Hay alguna cosa imposible para Dios? No la hay. Para la formación del cuerpo físico de Adán tomó polvo de la tierra; y ahora, para formar la mujer tomó ya del mismo polvo de la tierra pero en un estado de carne y hueso, y formó una compañera para Adán:

Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”

Ahora, podemos ver cómo Eva estuvo todo el tiempo en Adán, hasta que luego Dios la sacó de Adán en la parte física; la parte física, el cuerpo físico lo sacó de Adán, y el espíritu femenino que estaba en Adán, lo sacó de Adán y lo colocó en ese cuerpo de carne femenino que Dios formó para que fuera la compañera de Adán.

Por lo tanto, encontramos que en todos los lugares donde Adán había estado antes de tener una compañera físicamente, él andaba con la compañera dentro de él, era varón y hembra, masculino y femenino. Y ahora, eso fue así con el primer Adán.

Y ahora si hay un Segundo Adán, vamos a ver. En Primera de Corintios, capítulo 15, verso 45 en adelante, vamos a ver, 44 en adelante dice, de Primera de Corintios, capítulo 15, verso 44 en adelante, dice:

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.”

Nuestro cuerpo físico es cuerpo animal, como el de los animales, pero es el más perfecto de los cuerpos de carne:

Resucitará cuerpo espiritual.”

Ese cuerpo espiritual es el cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, cuerpo glorificado que van a recibir todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo que han muerto físicamente, y los que vivimos y permanezcamos vivos seremos transformados y entonces tendremos ese cuerpo espiritual, ese cuerpo glorificado con el cual podremos viajar hasta la Casa de nuestro Padre Celestial, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero con Jesucristo nuestro Salvador.

El cuerpo glorificado, ese cuerpo espiritual es eterno, es inmortal, es incorruptible y nunca se pone viejo, será un cuerpo que representará para toda la eternidad de 18 a 21 años de edad. Y el primero en recibir - Cristo tiene ese cuerpo glorificado y Él no se ha puesto viejo, han pasado 1970 años desde que Él murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo, y todavía está jovencito y permanecerá joven para toda la eternidad.

Porque el cuerpo glorificado es inmortal, y es incorruptible y nunca se pone viejo, es joven, representa de 18 a 21 años de edad, y eso es para toda la eternidad.

Pero hemos tenido primero que pasar por este cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal por una temporada, para hacer contacto con Jesucristo nuestro Salvador y confirmar nuestro lugar en la Vida eterna.

¿Cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y recibiendo Su Espíritu Santo y así obteniendo el nuevo nacimiento, así naciendo en el Reino de Cristo, y así siendo nuevas criaturas, nuevas criaturas de una nueva creación, una nueva creación con Vida eterna que está compuesta por todos los creyentes en Cristo, los cuales forman la Iglesia del Señor Jesucristo, es una nueva raza. Veamos, sigue diciendo:

...Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente.”

¿Ven? Aquí dice que Adán fue hecho alma viviente:

El postrer Adán, espíritu vivificante.

Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”

Y ahora, encontramos que el primer Adán fue hecho... el primer Adán dice aquí que fue hecho alma viviente, y el postrer Adán el cual es Jesucristo, espíritu vivificante.

Y ahora, así como en el primer Adán estaba su compañera Eva, aunque todavía no se veía una compañera para Adán, pero Dios la había colocado en Adán, estaba dentro de Adán. Por lo tanto, todo el tiempo que Adán pasó en su cuerpo angelical (antes de tener su cuerpo de carne), allí con él estaba su compañera. Dondequiera que él fue iba su compañera con él, pero estaba dentro de él.

Y luego cuando Dios le dio el cuerpo de carne a Adán, dondequiera que Adán iba, allí iba su compañera con él, pero estaba dentro de él. Y luego Dios sacó de Adán la compañera que Dios quería darle a él, porque Él dijo: “No es bueno que el hombre esté solo.” Y si eso fue así para el primer Adán, es así también para el Segundo Adán: Jesucristo.

Ahora, por cuanto muchas personas se preguntan: “Pero si Jesucristo nunca se casó y nunca tuvo una familia, nunca tuvo hijos.” Pues Jesucristo es la persona que más hijos ha tenido y todavía sigue teniendo más hijos, es la persona que ha traído en esta Nueva Creación de una Nueva Raza los hijos e hijas de Dios, y no hay otro que pueda traer hijos e hijas de Dios en esta Nueva Creación, solamente Jesucristo, el Segundo Adán.

Como físicamente encontramos que por medio de Adán y Eva fue que fue establecido por Dios que viniera la raza humana. Por lo tanto, todos los descendientes de Adán y Eva estaban en Adán también, aún antes de Adán tener una compañera. Así como estaba en Abraham Leví aún antes de tener Abraham a su hijo Isaac, y su hijo Isaac tener a su hijo Jacob, y luego Jacob tener a su hijo Leví.

Y ahora, en el Segundo Adán está la Segunda Eva; y cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, allí ocurrió un milagro orando; pero antes de eso todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, todos hijos e hijas de Dios estaban ¿dónde? En Jesucristo eternamente, y donde quiera que Jesucristo ha estado, ahí han estado los hijos e hijas de Dios. Por lo tanto, eternamente estábamos con Él, hemos venido de la eternidad, por eso es que somos restaurados a la eternidad.

Ahora, dondequiera que Cristo estuvo antes de venir a la Tierra en carne humana, estábamos nosotros con Él, y luego cuando Él recibió el cuerpo de carne, el cual nació a través de la virgen María, ahí también estábamos nosotros con Él. Cuando Él nació, allí estábamos nosotros con Él. Cuando Él era un muchachito estábamos allí con Él. Cuando Él era un jovencito también estábamos con Él. Cuando Él ya comenzó a trabajar la carpintería estábamos trabajando con Él.

Cristo en cuanto a la carne era un hombre de trabajo, por lo tanto los vagos no están representados en Cristo, son las personas que les gusta trabajar.

Ahora, cuando Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, fuimos bautizados con Él. Cuando Cristo comenzó Su ministerio, estábamos con Cristo también nosotros en todos los momentos que Él estuvo predicando y estuvo sanando los enfermos y echando fuera demonios también.

Cuando Cristo murió, nosotros estábamos muriendo con Él, porque estábamos en Él. Cuando Cristo fue sepultado, fuimos sepultados con Él. Cuando Cristo bajó al infierno, bajamos también nosotros con Él al infierno. Cuando Cristo pasó al Paraíso luego, también nosotros pasamos con Él al Paraíso, donde estaba Abraham, Isaac, Jacob y también Juan el Bautista. Cuando Cristo resucitó el día de resurrección, domingo de resurrección, resucitamos nosotros también con Él. Cuando Cristo ascendió al Cielo, ascendimos al Cielo nosotros con Él.

Ahora, cuando fue crucificado Cristo, salió agua y Sangre de Su costado, ¿qué estaba sucediendo allí? Lo mismo que sucedió con el primer Adán: sobre el primer Adán Dios colocó sueño, fue la anestesia correspondiente que allí Dios como el médico cirujano, colocó la anestesia, como anestesiólogo también colocó la anestesia sobre Adán y luego hizo la cirugía correspondiente, sacó de su costado una costilla, cerró en su lugar y de la costilla formó otro cuerpo, un cuerpo femenino donde colocó el espíritu femenino.

Y entonces cuando Adán despertó, vio a una persona, a alguien que se parecía a él y del sexo opuesto, por lo tanto, se puso muy feliz, muy contento en ver que Dios le había dado una compañera.

Y al Segundo Adán, vean ustedes, salió de Su costado agua y Sangre, y luego el Día de Pentecostés Dios colocó sobre los creyentes en Cristo, colocó el Espíritu de Cristo, vino el Espíritu de Cristo a esas personas, y allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo, la Segunda Eva, para Cristo por medio de Su Eva, de Su compañera traer hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.

No es para tener hijos según la carne, no es para Cristo casarse y tener hijos así como nuestros padres terrenales, sino para tener los hijos e hijas de Dios del Reino de Dios, y produce Cristo ese nuevo nacimiento en todos los que lo reciben como su Salvador personal.

Y esas personas nacen del Agua y del Espíritu, escuchan la predicación del Evangelio y reciben a Cristo como su Salvador arrepentidos de sus pecados, piden perdón a Cristo por haber pecado contra Dios, Cristo los perdona, Cristo los limpia con Su Sangre preciosa de todo pecado, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y así obtienen el nuevo nacimiento y nacen en el Reino de Dios, nacen en esa dimensión espiritual, nacen en la sexta dimensión.

Ahí es donde se obtiene ese nuevo nacimiento y se obtiene un cuerpo de esa dimensión, un cuerpo angelical, y ya la persona viene a ser un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, ya es una persona nacida en la Familia de Dios, como un hijo o una hija de Dios, es nacido de la unión de Cristo y Su Iglesia, del Segundo Adán y la Segunda Eva.

Ahora, para que tengan un cuadro más claro de este misterio de que hemos resucitado con Cristo, vean ustedes, aunque estamos viviendo en este tiempo, estábamos con Él todo el tiempo. Él dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24:

Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

¿Y cuál es el fruto que lleva? Vean, cae en tierra y muere y nace una planta llamada la planta de trigo, y en esa planta de trigo, la cual va creciendo, nacen muchos granos de trigo. ¿A qué se parecen? ¿Cómo son esos granos de trigo? Igual al grano de trigo que fue sembrado en tierra, y esa es la forma en que ese grano de trigo se reproduce en muchos granos de trigo: a través de la planta de trigo.

Y la planta de trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo que salió de Cristo, Cristo es el grano de trigo, y del grano de trigo fue que salió la planta de trigo para llevar muchos granos de trigo; y de Cristo fue que salió la Iglesia para llevar muchos hijos e hijas de Dios.

¿Ven? ¿Dónde estaba la Iglesia? En Cristo, ¿dónde estaba la planta de trigo? En el grano de trigo que fue sembrado en tierra, ¿y dónde estaban los granos de trigo que le nacieron a esa planta de trigo? En el grano de trigo.

Por lo tanto, donde quiera que una persona lleve un grano de trigo, está llevando una planta de trigo potencialmente con muchos granos de trigo, y luego en adición a eso está llevando más plantas de trigo con más granos de trigo, y en adición a eso muchas más plantas de trigo con muchos más granos de trigo.

¿Por qué? Porque cuando siembra ese grano de trigo, si es un grano de trigo original, ese grano de trigo tiene vida según su género, nace en forma de una planta de trigo y luego crece y lleva muchos granos de trigo, y usted toma ese grano de trigo y lo siembra de nuevo, y nacen muchas plantas de trigo con muchos granos de trigo, y vuelve y siembra esos granos de trigo y nacen muchas plantas de trigo con muchos granos de trigo también, y vienen a ser millones de plantas de trigo con millones de granos de trigo.

¿Y dónde estaba todo eso? En el grano de trigo original que fue sembrado en tierra. Y Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en tierra, y ahí estaban los creyentes del principio, estaban también los de la primera edad del tiempo de San Pablo, estaban los de la segunda edad del tiempo de Ireneo, estaban los de la tercera edad del tiempo de Martin, estaban los de la cuarta edad del tiempo de Colombo, estaban los de la quinta edad del tiempo de Lutero, estaban los de la sexta edad del tiempo del Wesley, estaban los de la séptima edad del tiempo del Rvdo. William Branham.

¿Y estaban quiénes más? Nosotros también, los de este tiempo final de la Edad de la Piedra Angular. Todos estábamos en Cristo.

Ahora, esto lo podemos ver un poco más claro, si hay necesidad de verlo más claro, en Colosenses, que fue la Escritura que tuvimos al principio, nos dice en el capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”

Así como Dios libertó por medio del Profeta Moisés al pueblo hebreo de Egipto y los llevó a la tierra prometida, ahora Cristo nos ha libertado del reino de las tinieblas, del reino del maligno, y nos ha colocado en Su Reino, que es el Reino de Dios:

...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

La Redención del ser humano es por medio de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Solamente hay una persona que puede perdonarlo a usted y a mí, Él es el Señor Jesucristo. Ninguna otra persona puede perdonar sus pecados o mis pecados, solamente Uno: nuestro Señor Jesucristo. Sigue diciendo:

El es la imagen del Dios invisible...”

O sea, la imagen del Dios invisible, el cuerpo angelical de Dios que es el Ángel de Jehová, es Jesucristo nuestro Salvador:

...el primogénito de toda creación.”

Él es el Primogénito:

Porque en él fueron creadas todas las cosas.”

¿Ven? En Cristo fueron creadas todas las cosas, toda la creación; no solamente los seres humanos sino el Universo completo, todo fue creado en Cristo. Así como en el grano de trigo ha sido creada una planta de trigo con muchos granos de trigo; por lo tanto, en un grano de trigo potencialmente hay una planta de trigo y muchos granos de trigo.

Y ahora, en Cristo fueron creadas todas las cosas; por lo tanto, toda la creación viene a través de Jesucristo nuestro Salvador, porque Dios colocó en Cristo toda la creación; por lo tanto, antes de aparecer la creación ¿dónde estaba? Estaba en Cristo:

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Y ahora, aquí tenemos el segundo y tercer caso, primero fue: “Todo fue creado en Él.” Y ahora el segundo caso: “Todo fue creado por medio de Él.” Y lo tercero: “Y para Él.” O sea, que nadie hizo nada, excepto Dios a través de Jesucristo; y nadie tiene nada, sino Jesucristo, que es el heredero de toda la creación. Y nosotros por cuanto estábamos en Él, somos coherederos con Él, a todo lo que Él es heredero.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”

O sea, que la existencia de toda la creación, luego de haber sido realizada la creación, el que le ha estado dando vida a todo lo que fue creado, es Cristo, Él es la vida. “En Él estaba la vida.” Él es la luz de los hombres y la vida para todo los hombres. Él dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Por lo tanto, Él es la Vida eterna, y si el Universo completo está existiendo, es porque Cristo le imparte vida a toda la creación, le imparte (Él) la continuación de su vida; o sea, continúa viviendo porque Cristo es el que le da esa continuidad.

...y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.”

En Cristo habitó, habita y habitará toda la plenitud de Dios; en Cristo estaba habitando el Padre, Él dijo que las Obras que Él hacía no las hacía de Sí mismo, sino que el Padre que moraba en Él era el que hacía las Obras. Él también dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí.”

Juan el Bautista cuando le bautizó dijo que vio al Espíritu Santo que descendió sobre Jesús; por lo tanto, el Padre estaba en Jesús, el Espíritu Santo estaba en Jesús, por lo tanto, en Jesucristo moró la plenitud de Dios. La plenitud del Universo es: Padre, Hijo y Espíritu Santo:

...por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.”

Hemos sido reconciliados con Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, en quien estábamos eternamente.

Y ahora, encontramos que somos hijos e hijas de Dios y no lo sabíamos, estábamos en Él eternamente, en Cristo y no lo sabíamos; y cuando Cristo murió, fue sepultado y resucitó, nosotros resucitamos con Él. Por lo tanto, hemos sido manifestados en carne humana para ocupar nuestro lugar en el Reino de Dios, entrar al Reino de Dios por medio del nuevo nacimiento.

Cristo hablándole a Nicodemo del nuevo nacimiento le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender).” Nicodemo, el cual era un líder religioso, el cual amaba a Dios y estaba interesado en el Reino de Dios, le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? Puede el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice... esto está en el capítulo 3 de San Juan, el verso 5, dice:

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”

Por lo tanto, no se maravillen de que Cristo haya dicho que es necesario nacer de nuevo, eso es así como Cristo lo dijo; para lo cual toda persona necesita escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y reconocer que Cristo es el único Salvador, que Jesucristo es nuestro Redentor, Él es la expiación por nuestros pecados, y Su Sangre nos limpia de todo pecado cuando nosotros le recibimos como nuestro Salvador.

Por lo tanto, nosotros todos necesitamos a Cristo, el Segundo Adán, para que produzca el nuevo nacimiento, para que en medio de Su Iglesia, que es la Segunda Eva, Él produzca el nuevo nacimiento en todos los que lo reciben como su Salvador, y nazcan en la Iglesia del Señor Jesucristo todos los hijos e hijas de Dios.

Ninguna persona puede nacer fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, el nuevo nacimiento, es en la Iglesia de Jesucristo, porque ella es la Segunda Eva a través de la cual el Segundo Adán trae a existencia en el Reino de Dios, los hijos e hijas de Dios.

Así nacen en el Reino de Dios hijos e hijas de Dios: primero recibimos el nacimiento espiritual en donde obtenemos el cuerpo angelical, y luego hemos de obtener el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, el cual Cristo nos dará cuando Él complete Su Iglesia, cuando se complete el número de los que tienen que nacer en el Reino de Dios, en el Reino de los Cielos primeramente en esa fase espiritual.

Y después corresponde la parte física en donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos, en cuerpos glorificados, y nosotros los que vivimos seremos transformados, y entonces estaremos a imagen y semejanza de Dios en toda Su plenitud.

La imagen de Dios es el cuerpo angelical de Cristo, esa es la clase de cuerpo que primero recibimos cuando recibimos a Cristo, somos bautizados en agua en Su Nombre y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y luego el segundo cuerpo que es la semejanza física de Dios, lo cual es el cuerpo físico de Jesucristo, el cual está glorificado.

Por lo tanto, Él nos dará esa semejanza física, un cuerpo físico glorificado, igual a Su cuerpo físico glorificado, y entonces todos seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, seremos a Su imagen y a Su semejanza.

Y con ese cuerpo es que viviremos eternamente en el glorioso Reino Milenial de Cristo y luego por toda la eternidad, ese cuerpo es joven, representa de 18 a 21 años para toda la eternidad, no se pone viejo, no le salen canas, no se enferma, no tiene ningún tipo de problemas. Esta es la clase de cuerpo que usted y yo hemos deseado todo el tiempo, y esa es la clase de cuerpo que el Segundo Adán tiene para ustedes y para mí también, esa es la clase de cuerpo que Cristo ha prometido nos dará: un cuerpo como Su cuerpo glorificado.

Por lo tanto, así como es el grano de trigo que es sembrado en tierra, serán todos los granos de trigo que nacen de la planta de trigo.

Ahora, hemos visto este misterio de todos nosotros resucitados con Cristo el día en que Cristo resucitó: es porque estábamos en Él, pues en Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios colocó todos los hijos e hijas de Dios; y luego han tenido que ser manifestados en estos cuerpos mortales, pero luego han tenido que ser manifestados en la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios, al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, y ya estamos dentro del Reino de Cristo, ya Cristo nos ha libertado del reino de las tinieblas del maligno, y nos ha colocado en Su Reino.

Así como para aparecer en esta Tierra en esta dimensión terrenal, ¿cuál fue el secreto para usted aparecer en esta dimensión terrenal? Nacer, fue porque usted nació. Al nacer en esta Tierra a través de sus padres terrenales, usted ha sido manifestado en esta dimensión terrenal.

Y para nacer en el Reino de Dios o para aparecer en el Reino de Dios, ser manifestados en el Reino de Dios, se requiere nacer en el Reino de Dios, eso es el nuevo nacimiento, nacer del Agua y del Espíritu en el Reino de Cristo, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así obtenemos el nuevo nacimiento, así hemos nacido del Agua y del Espíritu.

Hemos nacido ¿dónde? En el Reino de Cristo, en el Reino de Dios, en el Reino de los Cielos, el cual se encuentra en esa fase espiritual; y cuando se complete esa fase espiritual y hayan nacido en esa fase espiritual del Reino de Dios todos los hijos e hijas de Dios, entonces vendrá la parte física, donde obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Por lo tanto, se continúa predicando el Evangelio a toda criatura, porque se tiene que completar el número de los hijos e hijas de Dios. Cristo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Todo ser humano tiene frente a sí la vida y la muerte, como Adán y Eva tenían en el Huerto del Edén el Árbol de la Vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal, que era el árbol de la muerte. Y todo ser humano tiene que tomar su decisión y luego hacer la decisión correcta, porque tiene ante sí la vida y la muerte.

Y toda persona debe tomar el camino correcto, el Camino de la Vida eterna, que es Cristo nuestro Salvador, ese es el Camino angosto y la Puerta angosta que lleva a la Vida eterna. El camino ancho lleva a la perdición, lleva la persona al lago de fuego, que es la segunda muerte.

Por lo tanto, la recomendación divina es: “Escoge la vida para que vivas tú y tu simiente, tu descendencia.”

Por lo tanto, el ser humano tiene ante sí, cuando escucha la predicación del Evangelio tiene ante sí, o permanecer sin creer o creer en Jesucristo arrepentido de sus pecados y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y así la persona recibe un nuevo nacimiento, nace como un hijo o una hija de Dios en el Reino de Dios, y así queda asegurado el futuro de esa persona, queda asegurado el futuro de esa persona con Vida eterna.

Después que uno termina sus días aquí en la Tierra no hay tiempo para arreglar las cosas, sino que tiene que arreglar las cosas mientras está aquí en la Tierra, y lo más importante es arreglar nuestro futuro, nuestro futuro arreglarlo con Cristo, para que nuestro futuro sea con Cristo en Su Reino por toda la eternidad.

Para poder vivir eternamente en el Reino de Dios hay que recibir al Rey de ese Reino, que es Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, se requiere que toda persona escuche la predicación del Evangelio y crea en Jesucristo como su Salvador y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y esa persona dice Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ése aseguró la salvación de su alma para vivir eternamente en un nuevo cuerpo glorificado y en un nuevo Reino: el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

El que no creyó, pues no fue bautizado tampoco y no aseguró el futuro de su alma, por lo tanto será juzgado en el juicio final, será condenado y echado al lago de fuego, que es la segunda muerte.

Pero nadie quiere ir para el lago de fuego, nadie quiere ser condenado y echado al lago de fuego, donde dejará de existir. Pero el que no quiera ser condenado y echado al lago de fuego, debe comprender cómo evitar ir al lago de fuego.

¿Cómo se evita? Pues recibiendo a Cristo como nuestro Salvador personal, Él es el único Salvador, Él es el único que puede salvar a la persona de sus pecados y queda salvada de la segunda muerte, que es el lago de fuego.

Por lo tanto, escogemos a Cristo, recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados en Su Nombre y Él nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo, la Iglesia de Jesucristo como hijos e hijas de Dios.

Y así tenemos salvación y Vida eterna, nuestra alma quedó asegurada para toda la eternidad, quedó restaurada a la Vida eterna y quedó reconciliada con Dios para toda la eternidad. Por lo tanto, nos dará el cuerpo nuevo físico para vivir en Él por toda la eternidad.

Y ahora, ¿dónde están las personas que han sido reconciliadas con Cristo, con Dios a través de Cristo? Aquí estamos en esta noche, dándole gracias a Dios por haber resucitado con Cristo cuando Cristo resucitó. Le damos gracias a Dios porque estábamos en Cristo, Dios nos colocó en Cristo y por eso hemos resucitado con Cristo. Por eso es que al morir cualquier creyente en Cristo resucitará también, porque ya en Cristo y con Cristo hemos ya resucitado cuando Él resucitó.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Y las personas que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, no tienen Vida eterna, y no tienen su futuro asegurado para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, por lo tanto, su futuro será ser juzgado en el juicio final y ser echado al lago de fuego.

Pero sino desean ser juzgados en el juicio final y condenados y echados al lago de fuego, en esta noche pueden recibir a Cristo como su Salvador y entonces ya no serán echadas al lago de fuego, sino que vivirán con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Esa es la solución a todo ser humano, esa es la solución para el ser humano, para el futuro del ser humano y también para el presente, porque somos trasladados del reino de las tinieblas al Reino de Cristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “HEMOS RESUCITADO CON CRISTO.”

Dejaré al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por todas las personas que desean recibir a Cristo como su Salvador, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes, les reciba, perdone sus pecados, sean bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así nazcan en el Reino de Dios, entren al Reino de Dios.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos mañana Dios mediante, ¿mañana? Mañana aquí nuevamente para continuar escuchando la Palabra de Dios.

Y estará también con nosotros el misionero, Rvdo. Miguel Bermúdez Marín mañana en la noche también. Pero ahora él va a estar orando por todas las personas que quieren que Cristo tenga Misericordia de ustedes, personas que no le han recibido, o personas que en alguna ocasión lo habían recibido a Cristo pero se apartaron de Cristo, pueden ser reconciliados con Cristo en esta noche, y Cristo les recibirá en Su Reino y serán así reconciliados con Dios.

Así que voy a dejar al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por todas las personas que quieren recibir a Cristo como su Salvador personal. Pueden también los niños de 12 años en adelante recibir a Cristo como su Salvador también.

Bueno, ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín aquí presente, para orar por las personas que levantaron sus manos para que él ore por ustedes.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.

HEMOS RESUCITADO CON CRISTO.”