obsidian/es/conferencias/2003/05/spa-2003-05-16-1-preparados...

40 KiB
Raw Blame History

title date activity place city state country duration public youtube translations files
Preparados para toda buena obra 2003-05-16 1 Villahermosa Tabasco MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual leemos palabras de Dios a través de San Pablo, en Efesios, capítulo 2, verso 10, donde dice:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

PREPARADOS PARA TODA OBRA BUENA.”

Para toda buena obra es que Dios ha creado una Nueva Raza y todavía continúa creando una Nueva Raza, para que sea preparada para buenas obras delante de Dios, y por consiguiente serán las obras de Dios las que hará esa Nueva Raza.

Dios creó al ser humano para que hiciera buenas obras, las cuales Dios había ya establecido para el ser humano.

Y ahora, encontramos a través de la historia bíblica que Dios ha establecido que el ser humano viva para hacer buenas obras, y las buenas obras las hacemos en el Programa Divino sirviendo a Dios dentro de Su Programa.

Cuando Dios libertó al pueblo hebreo de Egipto, lo estableció como pueblo de Dios, creó una nación para que sirviera a Dios, y la preparó para que realizara buenas obras delante de Dios y para Dios; una nación fue creada para que sirviera a Dios y las obras de Dios fueran halladas en esa nación: el pueblo hebreo.

Y ahora, veamos también cuando Dios envió al Profeta Moisés le dijo (allá estando en el Monte Sinaí), en el capítulo 3 del Éxodo, le dijo: “Y esto te será por señal: cuando hayas sacado al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.” O sea, que Dios libertó un pueblo y creó una nación ¿para qué? Para que sirviera a Dios, y para que así ese pueblo, esa nación, fuera el especial tesoro de Dios. En el Éxodo, capítulo 19, verso 4 en adelante, dice:

Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.”

O sea, aquí está hablando, ya el pueblo estando en el Monte Sinaí:

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.

Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado.

Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.”

Y ahora, podemos ver que al libertar Dios al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, lo libertó para que fuera el pueblo de Dios y para que sirviera a Dios, para que así el pueblo hebreo hiciera las obras de Dios, para que las obras de Dios fuesen manifestadas en el pueblo hebreo.

También encontramos que Dios estableció el tabernáculo (el cual le mandó a construir a Moisés), para que sirviera para Dios manifestarse, para Dios habitar en él, y para que el pueblo viniera y sirviera a Dios.

También cuando Salomón construyó el templo, construyó el templo para que sirviera ese templo para Dios y para que el pueblo hebreo sirviera a Dios. Allí colocó Dios Su Nombre, como también estaba en el tabernáculo que construyó Moisés.

Luego, encontramos que en el Nuevo Testamento, Dios, bajo un Nuevo Pacto, ha estado libertando miles o millones de seres humanos, los ha estado libertando del reino de las tinieblas, que es el reino del diablo, y el diablo es el príncipe de las tinieblas, y fue representado en el faraón y el reino del faraón.

Por lo tanto, así como Dios hizo libertando al pueblo hebreo, Dios hace por medio de Cristo libertando a todos los hijos e hijas de Dios, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. En Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice San Pablo:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”

Y ahora, así como Dios libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, del imperio del faraón, ahora Él ha libertado a todos los escogidos de Dios, al Israel Celestial, al pueblo Celestial de Dios y por consiguiente a cada miembro del pueblo de Dios, que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, han sido libertados del reino de las tinieblas, del poder, de la potestad de las tinieblas, y han sido trasladados al Reino de Jesucristo, el Hijo de Dios, ¿para qué? Para que le sirvamos a Jesucristo con toda nuestra alma.

Y hemos sido preparados para toda buena obra en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Así como al nacer en esta Tierra, hemos nacido en un país para vivir y trabajar y hacer toda buena obra que está establecida en ese país.

Y ahora, en el Reino de Cristo todos los nacidos en Cristo han nacido en el Reino de Cristo porque han nacido del Agua y del Espíritu, han recibido el Espíritu Santo, y por esa causa han entrado al Reino de Jesucristo, han entrado al Reino de Dios.

Y ahora, hemos nacido en el Reino de Dios, hemos entrado al Reino de Dios para toda buena obra que Dios ya de antemano estableció, como nos dice el verso que leímos al comienzo, en el capítulo 2, verso 10, donde dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús.” Somos creados, es una nueva creación lo que Dios ha hecho en nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Por eso el nuevo nacimiento coloca a la persona en el Reino de Cristo, y lo coloca como una nueva criatura. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (Nota - Segunda de Corintios 5:17).

Así nos dice el Apóstol San Pablo, por lo tanto conscientes de que hemos nacido en el Reino de Cristo para buenas obras, entonces trabajemos en el Reino de Cristo haciendo buenas obras, porque hay mucho trabajo en el Reino de Cristo.

Cristo muestra Su Reino y la obra en Su Reino, lo muestra con las cosas naturales que nosotros ya conocemos; muestra el Reino de Dios en el ambiente de la agricultura, cuando nos habla en la parábola del trigo y de la cizaña mostrándonos el Reino de los Cielos, y también nos habla en San Mateo, capítulo 9, hablándonos en el ambiente de la agricultura, capítulo 9, versos 35 al 39, dice:

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”

Y aquí en el ambiente de la agricultura, en el ambiente del campo, Cristo nos muestra este misterio del trabajo en la mies o la viña del Señor, o en el campo donde está sembrado el trigo; esto va con la parábola del trigo y de la cizaña, donde el Hijo del Hombre, Cristo, siembra trigo en el campo.

Y ahora, veamos lo que será al final, vamos a ver - también vamos a ver aquí en San Juan, capítulo 4 y luego veremos Apocalipsis 14. Capítulo 4 de *San Juan, veamos aquí versos 34 en adelante, dice:

Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.

Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.

Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.”

Ahora, en esta parábola Cristo muestra que los campos están listos para la siega. Por lo tanto, si los campos están listos parala siega, tienen que aparecer obreros para llevar a cabo la labor de la cosecha.

También dice que el que cosecha, cosecha para Vida eterna; y toda persona lo que trabaja en la Tierra físicamente no es para Vida eterna; pero el que trabaja en la Obra de Cristo, su labor es para Vida eterna y el fruto que se recoge es para Vida eterna, porque el fruto son los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtienen la salvación y Vida eterna de parte del Señor Jesucristo.

¿Ven? Es para Vida eterna ese fruto que ha sido obtenido por medio de la labor que se ha llevado a cabo para que las personas reciban a Cristo como su Salvador. Aquí dice:

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna.”

Y Ahora, también las labores que hacemos en el Reino de Cristo serán recompensadas por Cristo, porque Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12:

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Cristo recompensará a cada uno según sea su obra. Por lo tanto, ya estando en el Reino de Cristo es muy importante que estemos trabajando en el Reino de Cristo, porque para eso hemos nacido en el Reino de Cristo y hemos sido preparados, porque hemos sido preparados para toda buena obra.

Por lo tanto, si hemos sido preparados para toda buena obra, entonces tenemos que estar obrando trabajando en la obra de Jesucristo nuestro Salvador; como aquellos que recibieron los talentos (en la parábola de los talentos) y usaron los talentos en la obra del que les dio los talentos.

Y también la parábola de las minas, los que recibieron las minas y usaron esas minas para aquel que les entregó esas minas, o sea, que multiplicaron esas minas, ese dinero que les fue entregado lo multiplicaron ¿para quién? Para el que le entregó ese dinero.

Y luego, el que no hizo nada con lo que le fue entregado, le fue dicho que era un mal siervo y era negligente, y le fue quitado lo que le había sido dado, y le fue dado al que tenía más, y a esa persona que le fue quitado, todo lo que le fue dado, fue echada a las tinieblas de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes. Porque al que tiene le será dado más, pero al que no tiene aún lo que tiene le será quitado. ¿Y por qué dice que aun lo que tiene le será quitado? Porque nadie tiene nada aquí en este planeta Tierra, porque todo le pertenece a Jesucristo nuestro Salvador.

Jesucristo es el heredero de toda la creación. Por lo tanto, lo que podamos tener ha sido concedido por Cristo, como le fueron concedidos los talentos a ciertas personas y le fueron concedidas las minas a ciertas personas en esas dos parábolas.

Pero el dueño de las minas, que es el mismo dueño de los talentos, el cual es el mismo Señor Jesucristo, al final le pedirá cuenta a todo ser humano por lo que ha hecho con lo que Él, con lo que Cristo, le ha permitido tener aquí en la Tierra.

Ahora, lo importante es que en la obra que nosotros hagamos en las labores que hagamos en la Tierra, estemos trabajando y estemos segando, dice: “El que siega, recibe salario y recoge fruto para Vida eterna.”

Estemos trabajando y segando y recogiendo para Vida eterna; por lo tanto, todo lo que hagamos en la Obra de Cristo nos acompañará por toda la eternidad, recibiremos la recompensa de parte de Jesucristo como Él lo ha prometido.

Así que el deseo de muchas personas (el deseo de ser ricos) puede ser cumplido ese deseo, quizás no en este mundo, pero sí en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, porque en el Reino de Jesucristo cuando se materialice y sea un Reino literal aquí en la Tierra, y Cristo sentado sobre el Trono de David reinando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, nosotros estaremos con Él como Reyes, Sacerdotes y Jueces, y allí seremos todos ricos, pues los reyes son ricos.

Por lo tanto, siendo herederos de Dios y coherederos con Cristo somos herederos de todas las riquezas de Dios y coherederos con Cristo de esas riquezas, porque Cristo es el heredero de Dios, de todo; por lo tanto, Cristo comparte con nosotros esas riquezas en Su Reino, en cuanto a la parte física; ya en lo espiritual las está compartiendo con ustedes y conmigo, pero en lo físico será en el Reino Milenial y luego por toda la eternidad.

Por lo tanto, es muy importante que todos estemos conscientes de que hemos sido preparados para buenas obras, las cuales deben ser manifestadas en nosotros y a través de nosotros en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Hay que estar en la Iglesia del Señor Jesucristo para llevar a cabo esas buenas obras que cuentan para recibir galardones en la Vida eterna.

También nos habla nuestro amado Señor Jesucristo en San Juan, en San Juan, capítulo... vamos a ver, en San Juan nos habla Cristo, donde nos dice: “Si alguno me sigue...” Ese es el pasaje que necesitamos en esta ocasión para que veamos que es muy importante seguir a Cristo. Capítulo 12, verso 26, dice:

Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”

Así que todo el que sirve a Cristo estará con Cristo en Su Reino, y todo el que sirve a Cristo, nuestro Padre Celestial honrará a esa persona, sea hombre o sea mujer, o sea un niñito, o sea un joven, o sea un adulto, o sea un anciano o una anciana, por lo tanto todos tenemos el mismo privilegio y derecho de servir a Cristo, de estar llevando a cabo buenas obras en la Iglesia del Señor Jesucristo porque para eso hemos sido preparados. Por eso Él produjo en nosotros el nuevo nacimiento: para que seamos nuevas criaturas pertenecientes a una nueva creación, la cual es la Iglesia de Jesucristo compuesta por todos los creyentes de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, veamos aquí en Primera de Corintios, capítulo 3, verso 5 en adelante de Primera de Corintios, dice San Pablo:

¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.

Yo planté, Apolos regó...”

Vean, Pablo dice: “Yo planté.” O sea, colocó la semilla del Evangelio, la semilla de la Palabra en el corazón de todos aquellos que recibieron la Palabra a través de San Pablo. “Y Apolo regó.” Como se hace en el campo cuando se siembra algo, luego que el sembrador siembra esa semilla, luego viene más adelante otro regándole agua a lo que fue sembrado, esa fue la labor que hizo Apolo: regando, como el que riega agua sobre lo que fue sembrado, regando el Agua de la Palabra para que creciera todo lo que Pablo había sembrado en el corazón (Nota - corte de luz)... del que siembra es diferente a la recompensa del que riega. Pablo siendo un Ángel Mensajero para una edad, fue el que sembró la Palabra para esa primera edad de la Iglesia entre los gentiles.

Y así es para cada Ángel Mensajero, cada Ángel Mensajero siembra la semilla de la Palabra revelada para su edad; por lo tanto, esos Ángeles Mensajeros de las diferentes edades de la Iglesia tienen la recompensa mayor, luego el que riega, tiene un ministerio menor, o sea, que es que está en una posición menor y su recompensa será menor, pero será grande, será grande aunque será menor que la recompensa que recibirá el Mensajero de la edad.

Así también es para los Mensajeros dispensacionales: la recompensa para ellos será mayor porque han sembrado la Palabra para una dispensación, será mayor la recompensa de un Mensajero dispensacional que la recompensa de un Mensajero de una edad.

Y ahora, cada persona que trabaja en las labores del Reino de Dios en el tiempo que le toca vivir, en la edad que le toca vivir y con el Mensajero que Dios ha enviado para ese tiempo, todas esas personas que brazo a brazo trabajan con él (ministros y miembros de diferentes congregaciones), recibirán también una recompensa muy grande, y le siguen en recompensa los pastores y después los miembros de sus congregaciones.

Ahora, hemos visto cómo trabajar en la Obra del Señor llevando a cabo buenas obras para lo cual hemos sido preparados. Sigue diciendo San Pablo:

Porque nosotros somos colaboradores de Dios...”

¿Por qué somos colaboradores de Dios? Porque somos instrumentos a través de los cuales Dios lleva a cabo la Obra correspondiente a cada edad y a cada dispensación.

... y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”

Y aquí coloca dos cosas: labranza, que tiene que ver con la agricultura, el aspecto agrícola, y edificio de Dios, que tiene que ver con la construcción; en cuanto a la construcción, vean lo que sigue diciendo San Pablo, dice:

Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,

la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará.”

Y aquí el día que la declarará, veamos en el aspecto como edades, es la Edad de la Piedra Angular como en cuanto a tiempo es el séptimo Milenio, en cuanto a Reino es el Reino Milenial, en cuanto a dispensación es la Dispensación del Reino.

...pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.”

Y aquí cada Mensajero ha estado sobreedificando sobre aquel fundamento que colocó el Apóstol San Pablo. Y se ha estado realizando una construcción muy grande, un Templo Espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, del cual el Rvdo. William Branham cuando habló de él, lo mostró como en forma de pirámide y colocó diferentes etapas por las cuales pasaría ese edificio en su construcción; aquí tenemos la parte de los Apóstoles, esta pequeña aquí, luego tenemos la primera edad, la segunda edad, la tercera edad, la cuarta edad, la quinta edad, la sexta edad, la séptima edad y luego la piedra de corona: la Piedra Angular que viene a ser el número ocho y el ocho representa eternidad.

Por lo tanto, una etapa eterna está señalada para la Iglesia del Señor Jesucristo, las otras edades han ido terminando físicamente aquí en la Tierra, han ido desapareciendo esas etapas de la Iglesia, pero para este tiempo final, luego de la séptima edad, estará presente la Edad de la Piedra Angular que corresponde al número ocho y que está representando la eternidad, y por consiguiente esa etapa tendrá los escogidos de Dios que reciben en el Día Postrero la fe para ser transformados y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, porque es la edad eterna de la Iglesia de Jesucristo y por consiguiente son llamados a esa edad los que han de pasar de lo temporal a lo eterno.

Esa es la etapa más importante de la Iglesia del Señor Jesucristo porque esa es la etapa que corona el Templo Espiritual de Cristo.

Encontramos que en el templo que construyó Salomón y en el tabernáculo que construyó Moisés hubo Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo; el Atrio corresponde al tiempo desde Adán hasta Cristo y luego el Lugar Santo corresponde al tiempo de los Apóstoles desde el Día de Pentecostés hasta que finaliza la séptima edad de la Iglesia, y luego el Lugar Santísimo corresponde a la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vean ustedes en el Templo dónde nosotros estamos representados; por eso allá en el lugar santísimo estaba el arca del pacto, las tablas de la ley, la vara de Aarón que reverdeció y también estaba una vasija de oro con maná, todo eso corresponde a este tiempo final.

El maná representa la revelación de Jesucristo para este tiempo final, la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la manifestación final de Cristo en Su Iglesia, y el arca del pacto con el propiciatorio y los dos querubines, el propiciatorio de oro, que es la tapa del arca con los dos querubines y en medio de los dos querubines la presencia de Dios en la Luz de la Shekinah, todo eso nos habla de este tiempo final y de la Venida de Cristo en medio de Su Iglesia y la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

Y los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro que construyó el rey Salomón y los colocó en el lugar santísimo y bajo las alas de los querubines, colocó el arca del pacto, siendo dos querubines de madera de olivo representa los dos olivos de Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante.

Los dos olivos (los dos olivos), los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, los dos olivos, los dos candeleros, los cuales son los ministerios de Moisés y Elías en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo manifestándose Cristo en esos ministerios, operando Cristo esos ministerios. Todo eso corresponde al lugar santísimo del templo que construyó el rey Salomón y por consiguiente corresponde al Templo Espiritual de Cristo.

Ahora, el lugar santísimo estaba en el Oeste, quedaba al Oeste del templo, y por consiguiente en el Templo Espiritual de Cristo, que es la Iglesia de Jesucristo, el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual es construido ¿dónde? En el Oeste también, que es la América Latina y el Caribe, la séptima edad corresponde a Norteamérica y la Edad de la Piedra Angular corresponde a la América Latina y el Caribe.

Este Templo Espiritual de Jesucristo Él lo está construyendo con piedras vivas, así como Cristo es una Piedra Viva, la Piedra Angular, la Piedra del Ángulo que los edificadores desecharon; los edificadores eran los sacerdotes, los miembros del concilio del sanedrín y el sumo sacerdote.

Y ahora, encontramos que Cristo es la Piedra del Ángulo, Él es la Piedra Viva y los creyentes en Cristo son piedras vivas conforme a como nos enseña el Apóstol San Pedro en su primera carta, vamos a ver lo que nos dice San Pedro con relación a estas piedras vivas de las cuales les estoy hablando en esta ocasión. Vamos a ver estas piedras vivas, capítulo *2, verso *4 en adelante de Primera de Pedro, dice:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Por lo cual también contiene la Escritura:

He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;

Y el que creyere en él, no será avergonzado.

Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,

La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;

y:

Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,

porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”

Y ahora, encontramos que ese Templo, esa Casa de la cual habla San Pedro, es construida con piedras vivas, seres humanos, los cuales son los que reciben a Cristo como su Salvador en el tiempo que les toca vivir, y arrepentidos de sus pecados los confiesan a Cristo, Cristo los perdona y Cristo los lava con Su Sangre preciosa de todo pecado, los limpia de todo pecado, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautiza en el Espíritu Santo, Cristo los bautiza con Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento, y nacen en el Reino de Cristo como bebés, niñitos en el Reino de Cristo.

Y en el Cielo cuando nace en el Reino de Cristo un niñito, un hijo, hay gozo en el Cielo porque un pecador se ha arrepentido de sus pecados, ha obtenido el perdón de sus pecados, ha sido lavado con la Sangre de Cristo y ha sido bautizado en agua en el Nombre de Jesucristo y Cristo lo ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y ha nacido un bebé en el Reino de Dios, en el Reino de los Cielos, en el Reino de Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano, ha nacido en el Reino de Cristo para hacer buenas obras, para estar trabajando en el Reino de Cristo y realizando buenas obras y viviendo conforme a la Palabra de Dios.

Para eso es que hemos nacido en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, y hemos sido preparados para toda obra buena.

Hemos visto este misterio de nuestro tema: “PREPARADOS PARA TODA BUENA OBRA.”

Toda persona ha deseado en su alma, en su corazón, trabajar en el Reino de Cristo, trabajar para Dios, servir a Dios, para eso somos preparados; y para ser preparados recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos perdonados por Cristo, somos bautizados en Agua en Su Nombre y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano, como dice el pasaje que leí al principio, en Efesios, capítulo 2, verso 10:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

Y ahora, veamos ahí mismo en el mismo capítulo 2 de Efesios, verso 19 al 22, lo que nos dice:

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”

Toda persona ha deseado pertenecer a la familia más prestigiosa del Planeta Tierra; las personas les gustaría ser hijos de un rey y una reina; y la buena noticia es que ese anhelo que hay en el corazón de muchas personas se convierte en una realidad cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados en agua en Su Nombre y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos como hijos e hijas de Dios, nacemos como hijos e hijas del rey no de una nación, sino del Rey de los Cielos y de la Tierra, por lo tanto somos hijos del Rey de los Cielos y de la Tierra, somos hijos del Rey de reyes y Señor de señores, y somos preparados para buenas obras.

Y ahora, somos de la Familia de Dios, hijos e hijas de Dios.

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.”

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es ese Templo Espiritual, encontramos que fue representada en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón.

Vean cómo la Escritura presenta a la Iglesia de Jesucristo como un Templo, porque es un Templo Espiritual ¿para qué? Vamos a ver, va creciendo:

En quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

Es un Templo para Dios en Espíritu Santo morar en él, y cada persona como individuo, cada creyente como individuo también es un Templo para Dios morar en Espíritu Santo dentro de la persona.

Así que somos como individuos un templo para Dios morar en Espíritu Santo en nosotros, y pertenecemos a un Templo Espiritual, una Iglesia, un Cuerpo Místico de creyentes, que es un Templo Espiritual para Dios morar en Él en Espíritu Santo de etapa en etapa, de edad en edad, y manifestarse por medio del Mensajero correspondiente a cada edad, y darle a Su Iglesia el Mensaje correspondiente a cada edad, y para hoy también es así. Por eso Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, y Cristo también dice en San Juan, capítulo 13, verso 20, dice:

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”

Esto es lo que Cristo ha dicho, y Él ha dicho: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

¿Por qué el que recibe al enviado de Cristo recibe a Cristo? Porque Cristo viene en Espíritu Santo manifestado en Su enviado, así como vino manifestado en los Apóstoles y en los siete Ángeles de las siete edades de la Iglesia.

Fue una manifestación de Cristo en Espíritu Santo en cada Ángel Mensajero y en los Apóstoles también, y será una manifestación del Espíritu Santo en el Ángel del Señor Jesucristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, porque para eso lo envía Cristo a Su pueblo, a Su Iglesia. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto, Cristo envía a Su Ángel. Eso estaba prometido: que Él nos daría a conocer todas las cosas que iban a suceder; y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice la forma en que todas esas cosas serán dadas a conocer: será por medio del Espíritu Santo en el Ángel del Señor Jesucristo, ese es el Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante que viene con el Sello del Dios Vivo, o sea, viene con el Espíritu Santo, para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.

Ahora, en Apocalipsis, capítulo 4, está prometido que sería dado a conocer a los escogidos de Dios, la Iglesia de Jesucristo, las cosas que han de suceder después de las que ya han sucedido en las edades pasadas. Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

¿Y a dónde vamos a subir?, así como de edad en edad hubo que subir a la edad donde estaba Cristo en Espíritu Santo manifestado en el Ángel Mensajero de cada edad, el llamado de la primera edad fue aquí en la primera edad a través del Espíritu Santo en San Pablo, el llamado de la segunda edad fue acá más arriba, el Espíritu Santo llamando a través de Ireneo era Cristo, el Buen Pastor en Espíritu Santo, llamando Sus ovejas en cada edad y colocándolas en Su Redil, que es Su Iglesia, que es Su Templo Espiritual; así de edad en edad los escogidos al ser llamados han tenido que subir a una edad más alta en cada llamado.

Y para este tiempo final el llamado es en la Edad de la Piedra Angular, es ahí porque esa es la edad que está vigente delante de Dios, las demás edades ya murieron.

Ahora, hemos visto que para este tiempo final las cosas que han de suceder luego de las que han sucedido en edades pasadas, la promesa es que serán dadas a conocer, y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice que será Cristo enviando Su Ángel para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto, eso es lo que nos enseña Apocalipsis 22, verso 6, y Apocalipsis 22, verso 16.

El mismo Ángel que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis es el mismo Ángel que Cristo para este tiempo final envía en carne humana para dar a conocer a Su Iglesia las cosas que deben suceder pronto.

En el tiempo de Juan fue en espíritu (cuerpo angelical) que estaba el Ángel que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis. El Rvdo. William Branham dice en el libro de “Los Sellos,” página 301 y 303 en español, que ese Ángel es un Profeta, y dice: “Toda revelación tiene que venir por medio de un Profeta.”

Por lo tanto, toda revelación para este tiempo final tiene que venir por medio de un Profeta, porque a los Profetas es que viene la Palabra de Dios. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele sus secretos a Sus siervos sus Profetas.” Dice Amós, capítulo 3, verso 7.

Por lo tanto, toda revelación divina para este tiempo final será dada a conocer a la Iglesia por medio del Ángel del Señor Jesucristo, que es un Profeta, dice el Rvdo. William Branham que ese Ángel es un Profeta, ese es un Profeta dispensacional para poder traer la revelación divina de las cosas que han de suceder en este tiempo final, y dar a conocer el misterio del Séptimo Sello.

Por lo tanto, nosotros estamos viviendo en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos, en donde hemos sido preparados para toda buena obra, para toda buena obra en el Cuerpo Místico de Cristo, para toda buena obra en el Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador, para toda buena obra en medio de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente en medio de la humanidad.

“PREPARADOS PARA BUENA OBRA,” para eso es que hemos sido preparados, para eso es que Cristo nos ha llamado y ha producido el nuevo nacimiento en nosotros; hemos nacido de nuevo para buena obra, esa es la forma en que Cristo nos ha preparado para buena obra: creando un nuevo hombre y una nueva mujer para el Reino de Cristo, para que así llevemos a cabo toda buena obra en Su Iglesia, en Su Reino.

Al Reino de Cristo nadie entra a menos que sea por medio del nuevo nacimiento, tiene que nacer del Agua y del Espíritu, para lo cual necesita recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Dice Cristo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Los que ya han creído han recibido la salvación de su alma y tienen por consiguiente Vida eterna. Los que no han creído no tienen Vida eterna y por consiguiente están condenados; pero pueden salir de esa condenación ¿cómo? Recibiendo a Cristo como su Salvador, o sea, haciendo lo mismo que nosotros hemos hecho. Primera de Juan, capítulo 5, verso 10 al 13, dice:

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida (o sea, no tiene la Vida eterna).

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

La buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, viviremos con Cristo en Su Reino Milenial, viviremos con Cristo luego en la eternidad, en ese glorioso Reino eterno con Él estaremos con cuerpos nuevos y glorificados.

El Amor de Dios para con nosotros ha sido grande en extremo y fue mostrado Su Amor, dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” San Juan, capítulo 3, verso 16 y también dice:

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

O sea, que es un asunto de creer para ser salvo y salir de la condenación en la cual cayó la raza humana cuando pecó; el capítulo 3, verso 18 fue el que les cité al final.

Ahora, veamos Romanos, capítulo 5, verso 8 en adelante lo que dice:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (de la ira del juicio divino seremos salvos).

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

Y ahora, ya no se requieren sacrificios de animalitos como se hacía en el Antiguo Testamento y como el pueblo hebreo tenía que hacer para obtener el perdón de Dios y ser reconciliados por un año, ahora con el Sacrificio de Cristo todo ser humano tiene a su alcance el Sacrificio por el pecado para obtener el perdón de sus pecados, ser limpiado con la Sangre de Cristo de todo pecado y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo y obtener el nuevo nacimiento y entrar al Reino de Cristo, nacer en el Reino de Cristo y así tener Vida eterna y estar reconciliado con Dios, y tener paz acá en el alma, la paz de Cristo, la cual Él dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da yo os la doy.”

Esa es la paz de Cristo para todo creyente en Cristo, porque todo creyente en Cristo nacido de nuevo ha entrado al Nuevo Pacto y está cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, y está justificado, está como si nunca en la vida hubiese pecado, por lo tanto tiene paz, paz para con Dios, no está en rebelión contra Dios, sino que está en paz con Dios, y por consiguiente vive feliz como un creyente en Cristo sabiendo cuál es su futuro: su futuro será vivir con Cristo por toda la eternidad en el Reino de Cristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, todos los que han creído y arrepentidos de sus pecados le han pedido perdón a Cristo, y han recibido a Cristo como su Salvador, han sido lavados con la Sangre de Cristo y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han sido reconciliados con Dios y tienen Vida eterna.

Pero si alguno no ha recibido a Cristo como su Salvador no tiene Vida eterna, está bajo condenación, pero puede salir de esa condenación y puede recibir Vida eterna al recibir a Cristo como su Salvador. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.”

Todos queremos ser salvos, por lo tanto la única solución es Jesucristo nuestro Salvador, no hay otra salida de la condenación a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador, porque no hay otro nombre en que nosotros podamos ser salvos, solamente hay un Nombre: Señor Jesucristo, ese es el Nombre de salvación.

Por lo tanto, en esta noche todos los que todavía no han recibido a Cristo lo pueden hacer y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes.

Pueden levantar sus manos en esta noche y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín orará por ustedes. Así que dejaré al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ore por las personas que levantarán sus manos para recibir a Cristo como su Salvador personal.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: “PREPARADOS PARA TODA BUENA OBRA.” “PREPARADOS PARA TODA BUENA OBRA.”

Ese ha sido nuestro tema y hemos visto cómo hemos sido preparados para buena obra: hemos sido preparados para buena obra recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo y obteniendo así el nuevo nacimiento, naciendo en el Reino de Cristo para toda buena obra en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ya tenemos el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín aquí, para orar por las personas que levantarán sus manos, por lo tanto dejo inmediatamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.

Muchas gracias y pasen todos muy buenas noches.

PREPARADOS PARA TODA BUENA OBRA.”