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| Conociendo el Misterio de Dios | 2002-10-09 | 2 | Cartagena | Bolivar | CO | 01:14:03 | false | true |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en el libro del Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, donde dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “CONOCIENDO EL MISTERIO DE DIOS.”
También en Colosenses nos dice San Pablo en el capítulo 2, verso 2 en adelante:
“Para que sean consolados vuestros corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”
Y ahora, el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, es un misterio que todo ser humano debe conocer, porque ése es el misterio de Dios.
Y ahora, este misterio divino, el misterio de Dios debe ser conocido por todas las personas, y el misterio de Dios tiene dos partes muy importantes; la primera parte ya se cumplió en la Primera Venida de Cristo.
Vean, en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16 dice Pablo, el Apóstol:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad (o sea, grande es el misterio de Dios):
Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”
Y ahora, el misterio de Dios, el misterio de la Divinidad, de la piedad, fue manifestado en carne; y al ser manifestado en carne el misterio de Dios, estuvo en Cristo manifestado llevando a cabo la Obra de Redención. Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo.
Por lo tanto, si Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, entonces en el misterio de Dios en Cristo manifestado en la Obra de Reconciliación, vean ustedes, se lleva a cabo la salvación del ser humano.
Ahora, vean que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría, las riquezas, todo está escondido en el misterio de Dios. Por lo tanto, vean, las riquezas de la salvación y Vida eterna están escondidos en Cristo, porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo.
Y ahí está la primera parte del gran misterio de Dios, porque el misterio de Dios tiene dos partes muy importantes: La Primera Venida de Cristo, en la cual fue manifestado el misterio de Dios correspondiente a la Primera Venida de Cristo, Dios manifestado en carne humana, hecho carne en medio de la raza humana. Luego la segunda parte corresponde a la Segunda Venida de Cristo.
Y ahora, la primera parte y la segunda parte corren ¿cómo? paralelas. Por lo tanto, es necesario conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo, en donde están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y riquezas divinas. Ese es el misterio de Dios el Padre, y de Jesucristo, y en Cristo Jesús nuestro Salvador.
Ahora, Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, al ser humano. ¿Cómo Dios estaba en Cristo? El Velo de carne es llamado Jesús, ese es el lugar del Atrio; porque el ser humano así como tiene cuerpo, espíritu y alma, ahora Dios en Cristo lo encontramos en cuerpo, espíritu y alma.
Si Dios hizo al ser humano a Su imagen y semejanza, el ser humano tiene cuerpo, espíritu y alma, entonces tenemos que encontrar a Dios en cuerpo, espíritu y alma, y eso lo encontramos en Jesucristo nuestro Salvador; por eso en Jesucristo moró la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo estaba allí en la persona de Jesús.
Si alguna persona piensa, o dice, o reclama, que en Cristo no estaban el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo, entonces no estaba la plenitud de la divinidad en Jesús, quedó algo fuera de Jesús, y entonces no estaba la plenitud de Dios, la plenitud de la Deidad, de la Divinidad. Pero estaba en Cristo la plenitud de la Divinidad, El mismo Cristo dijo: “El Padre que mora (¿dónde dijo El?) En mí.” Pues estaba en El. Y Cristo en San Lucas, capítulo 4, dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí.”
¿Ven? Por lo tanto, en Jesucristo estaba Padre, Hijo y Espíritu Santo, la plenitud de la Divinidad. La trinidad de Dios estaba en Jesucristo nuestro Salvador, en la persona en la cual encontramos la manifestación plena de la trinidad.
Vean, en ningún otro hombre encontramos la manifestación de la Divina trinidad, de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifestado en carne humana, en Jesús de Nazaret.
Ahora, vean ustedes, también El decía: “El que a mí recibe (¿recibe a quién? ¿por qué? Porque estaba en El), recibe al que me envió.”
Y ahora, El decía: “Las palabras que yo hablo no las hablo de mí mismo, sino que el Padre que mora en mí, El me muestra o me dice lo que yo debo hablar y lo que yo debo hacer.”
Ahora, vean ustedes, allí estaba Dios, por consiguiente estaba allí el misterio de Dios manifestado en toda Su plenitud. Pero muchas personas no comprendieron ese misterio de la Divinidad en Jesús, y le decían a Jesús: “Tú siendo hombre te haces Dios.” Pero Dios, siendo Dios se hizo hombre, habitó en medio del ser humano en un cuerpo de carne llamado Jesús, para llevar a cabo la Obra de Redención con ese cuerpo de carne; fue el cuerpo de carne el cual llevó nuestras enfermedades, y llevó nuestros pecados, y murió por nosotros.
Por lo tanto, a través de ese cuerpo fue que Dios llevó a cabo la Obra de reconciliación. Por Su propio cuerpo y a través de Su propio cuerpo El ha reconciliado consigo mismo al ser humano; y se materializa esa reconciliación en la persona cuando lo recibe como su Salvador.
Y ahora, para conocer el misterio de Dios, hay que conocerlo en Jesucristo nuestro Salvador. La primera parte del misterio de Dios, vean ustedes, está ahí manifestado, y su segunda parte es manifestado en Su Segunda Venida. Por eso la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo son el misterio más grande, es un misterio que tiene dos partes, es el misterio de Dios.
Ahora, Dios estuvo en los Profetas del Antiguo Testamento y por medio de ellos habló Su Palabra a las personas que vivieron en aquellos tiempos; y fue nada menos que Dios por medio de Su Espíritu, o sea, de Su cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, que habló al pueblo hebreo.
En Zacarías, capítulo 8, verso 11 al 12, dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
Y ahora, vean ustedes cómo era que Dios hablaba por Su Espíritu a través de los Profetas: habló por Su Espíritu por medio de los Profetas. O sea, que Dios con Su cuerpo angelical teofánico, llamado el Ángel de Jehová, se veló en cada Profeta en la porción correspondiente a cada tiempo, y se reveló a través de cada uno de ellos y habló a través de esos Profetas.
Pero era el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, en el cual está Dios, y tuvo un velo de carne temporal, y fue cada Profeta que El envió; pero después se creó un velo de carne en el vientre de María creando una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así se formó el cuerpo de Jesús. Y en ese cuerpo de carne Dios moró en toda Su plenitud, y habló por medio de ese velo de carne al pueblo hebreo.
En Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3 dice San Pablo:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”
Vean, Dios habló al pueblo hebreo por medio ¿de quién? De los Profetas, era Dios con Su cuerpo angelical teofánico, llamado el Ángel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Por medio de Cristo en Su cuerpo angelical, manifestado a través de los Profetas, le habló al pueblo hebreo.
¿Que fue el Espíritu de Cristo el que habló por los Profetas? Claro que sí, eso lo dice (luego continuamos leyendo en Hebreos), San Pedro lo dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 10 en adelante. Dice:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba (¿en quién?)... que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.”
Y ahora, era el Espíritu de Cristo en los Profetas el que preanunciaba las cosas que le vendrían al Mesías; o sea, era Cristo en Su cuerpo angelical en los Profetas manifestado, y hablando a través de los Profetas, porque los cuerpos de los Profetas eran los velos de carne a través de los cuales se manifestaba el Espíritu de Cristo, que es Cristo en Su cuerpo angelical, en quien moró, mora y morará Dios.
Dios moró y mora y morará en ese cuerpo angelical, pero el cuerpo de carne que usaba era el cuerpo de carne de los Profetas, y a través de ellos hablaba. Luego en el cuerpo de carne que El se creó, llamado Jesús, luego se manifestó en toda Su plenitud, y ése es el cuerpo de carne de Dios, el cual murió por nosotros, llevó nuestros pecados, murió por nosotros, y luego fue resucitado glorificado; y ése es el cuerpo físico de Dios. El cuerpo angelical de Dios es el Ángel de Jehová, el cuerpo teofánico angelical de Jesucristo.
Y ahora, el misterio de Dios en Cristo es: que en Jesús está Dios en toda Su plenitud, la plenitud de la Divinidad. En Jesús está Dios en toda Su plenitud: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Eso es estar Dios en toda Su plenitud en Jesús: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ahora, encontramos que el cuerpo de carne es el atrio, como en el templo es el atrio la parte física visible; luego el espíritu es el lugar santo; y el alma es el lugar santísimo. Como en el ser humano: cuerpo, espíritu y alma. Pero lo más importante y lo más grande y lo que está sobre todo es el alma de la persona, eso es lo que en realidad es la persona.
Dios fue manifestado en carne, por lo tanto el grande es ahí ¿quién? Dios. Por lo tanto, Cristo decía: “El Padre es mayor ¿que quién? Que yo.” Cuando hablaba de las ovejas que el Padre le dio para que les diera Vida eterna. Y El dijo: “Nadie las arrebatará de mi mano, mi Padre que me las dio es mayor que todos.” Por lo tanto, en Cristo el grande es ¿quién? Dios, porque Dios mora en Jesucristo en toda Su plenitud.
Y ahora, encontramos que el misterio de Dios está en Jesucristo, es Cristo nuestro Salvador; y Cristo es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que estaba en todo el Antiguo Testamento, manifestándose por medio de los Profetas del Antiguo Testamento.
Y ahora, en el Nuevo Testamento, así como Dios el Padre obró en medio de Su pueblo por medio de Sus Profetas, y después en carne humana, en el cuerpo de carne que El se creó en el vientre de María; y por medio de ese velo de carne hizo la Obra de Redención, y ahí estaba el misterio de Dios hecho carne, hecho hombre, en medio de la raza humana; fue Dios hecho carne.
Ahora, en el Nuevo Testamento es dado a conocer ese misterio y Su Obra de Redención llevada a cabo en la Cruz del Calvario. Y con ese misterio revelado se llaman y se juntan todos los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Dispensación de la Gracia, y eso es la predicación del Evangelio de la Gracia, dando a conocer el misterio de Dios en Cristo Jesús, manifestado llevando a cabo la Obra de Redención.
Y ahora, el misterio de Cristo en Su Iglesia es Cristo en Espíritu Santo manifestado de edad en edad en medio de Su Iglesia, y velado y revelado por medio de cada Ángel Mensajero. Y para el Día Postrero Cristo velado y revelado en Su Ángel Mensajero final, correspondiente a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es el Ángel del Señor Jesucristo de Apocalipsis, capítulo 21 y capítulo 22. 22, verso 16, donde dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde dice con esa Voz de Trompeta:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Y ahora, para darnos a conocer todas estas cosas hay que subir a la etapa o edad correspondiente a este tiempo final, que es la Edad de Piedra Angular, ahí es donde se realiza el llamado, y ahí es donde se llevará el reto final; y ahí es donde habrá el enfrentamiento entre Cristo y el diablo, Cristo contra el diablo y el diablo contra Cristo, y la victoria será de Jesucristo nuestro Salvador. Ya está profetizado. Tiene que ser cumplido todo como está en la profecía bíblica para este tiempo final.
Y ahora vean, Cristo dice con esa Voz de Trompeta:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Y ahora, para darnos a conocer estas cosas en Apocalipsis 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora, es Cristo el que nos da a conocer estas cosas, pero es por medio de Su Ángel; así como se manifestó por medio de cada Mensajero en cada edad, y esa fue la revelación de Jesucristo en Su Iglesia de edad en edad, Cristo velado y revelado en cada Ángel Mensajero, llamando y juntando Sus escogidos en cada edad. Por medio de ellos El se manifestó, se reflejó en medio de Su Iglesia; era la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo de edad en edad. “El que tiene oído oiga lo que el Espíritu Santo dice a las iglesias.”
Y ahora, para el Día Postrero será Cristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y el libro de los Siete Sellos contiene estos misterios de la revelación de Jesucristo en Su Iglesia, velado y revelado a través de cada Ángel Mensajero. Todo está ahí sellado, y está colocado en estos símbolos apocalípticos.
Ahora, el misterio de la revelación de Cristo para el Día Postrero en Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, es el misterio más grande de todos los misterios de Cristo velado y revelado en Su Iglesia de etapa en etapa.
Con la revelación de Cristo para el Día Postrero El corona Su Iglesia y corona toda Su revelación en medio de Su Iglesia.
Y es para este tiempo final que luego que se haya tocado la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta (que es la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante), luego los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos glorificados y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Esa es la Gran Voz de Trompeta, o Voz, o Trompeta de Dios o Voz de Arcángel, es la Voz de Cristo. De esta Voz nos habló, no solamente San Pablo sino el libro de Apocalipsis; esa es la Gran voz de Trompeta que Juan escuchó detrás de él, en el Día del Señor, al cual él fue transportado.
En el libro de “Citas,” página 48, párrafo 417, dice:
“La misma voz que llamó a Juan que subiera, la misma voz que dijo a Juan: ¡Sube acá!, es la misma voz que llamará a la Iglesia algún día. ¡Amén! Llama la Iglesia también, la misma voz que llamó a Juan que subiera es la misma voz que llamó a Lázaro de la tumba. Esa misma voz del Arcángel. Cristo es la voz del Arcángel, la voz del Arcángel. ¿Ve? Oh, esa voz de trompeta de Cristo llamó a Juan que subiera. La misma voz llamó a Lázaro en el sepulcro de Lázaro. El habló con fuerte voz. Esa misma voz dijo a Juan: ¡Sube acá! ‘Yo te enseñaré unas cosas que han de suceder.’ Esa misma voz sonará cuando los muertos en Cristo resuciten, porque la trompeta, esa trompeta... ¿Qué es una trompeta? La voz de Cristo: el mismo que dijo: ¡Sube acá!”
Y ahora, la Voz de Cristo en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, estará en Su Ángel, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, esa es la Voz que llama a la Iglesia a subir de la séptima edad de la Iglesia a la Edad de la Piedra Angular, la Edad Eterna. Por eso está representada en el número ocho, como la edad número ocho, porque el ocho representa eternidad. Esa es la Edad Eterna de la Iglesia de Jesucristo para recibir su cuerpo eterno, y para recibir todas las bendiciones eternas que El ha prometido para Su Iglesia para este tiempo final.
Y es por medio de Su Ángel Mensajero que Cristo estará hablando con esa Gran Voz de Trompeta, con esa Voz de Arcángel, con esa misma Voz que llamó a Lázaro del sepulcro y que llamó a la Iglesia en el capitulo 4, y que por medio de Su Ángel nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a Apocalipsis, capítulo 22, verso 6.
No hay otra forma para escuchar la Voz de Cristo en este tiempo final; como para escuchar la Voz de Cristo en cada edad y para cada edad fue por medio del Espíritu Santo a través del Mensajero de cada edad, y esa fue la revelación de Cristo en cada edad: fue Cristo revelado en cada edad en carne humana en el Ángel Mensajero de cada edad.
Y así será Cristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y esa será la revelación de Cristo para Su Iglesia para este tiempo final; y ese es el misterio de Dios en Su Iglesia para este tiempo final, como fue el misterio de Cristo, o de Cristo en Su Iglesia en cada edad, a través del Mensajero de cada edad.
Cristo en Su Iglesia a través de Su Ángel en cada edad, en este Día Postrero revelándonos todas estas cosas, ese es el misterio de Cristo en Su Iglesia para este tiempo final.
Y llegará a tal grado la revelación de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, que todo misterio que no pudo ser abierto en cada edad del pasado, y cada misterio que el Rvdo. William Branham no abrió, que fue todo misterio dentro del Séptimo Sello, será revelado en este Día Postrero.
Así como el misterio de Dios revelado, siendo dado a conocer, gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, a través de la predicación del Evangelio de la Gracia, todo misterio o el misterio de Cristo gira alrededor del Séptimo Sello, gira alrededor de la predicación del Evangelio del Reino, abriendo todo el misterio del Séptimo Sello, y eso es abriendo el misterio de Cristo en Su Iglesia para este tiempo final.
Y nosotros al estar escuchando la revelación del misterio de Cristo en Su Iglesia para este tiempo final, estaremos obteniendo el conocimiento del misterio de Jesucristo para este tiempo final, velado y revelado en Su Iglesia. Todo el misterio de Dios en Cristo, Dios puso en Cristo Su Nombre, pues Cristo es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en quien Dios colocó Su Nombre y a través del cual Dios se manifestó en el Antiguo Testamento.
El Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, a través del cual Dios se manifestó de edad en edad, y ese es el cuerpo angelical de Jesucristo, y ahí estaba el Nombre de Dios; cuando se hizo carne, ahí estaba también el Nombre de Dios para Redención, para salvación.
Y siendo el Unigénito y también el Primogénito, cuando murió y resucitó victorioso, ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios y le fue dado todo poder en el Cielo y en la Tierra.
Por lo tanto, vean ustedes, en el Ángel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical, estaba el Nombre de Dios, y cuando se hizo carne estaba el Nombre de Dios para llevar a cabo la Obra de Salvación; y cuando murió, resucitó y ascendió al Cielo, recibió la bendición de sentarse a la diestra de Dios en el Cielo, se sentó en el Trono de Dios.
Para sentarse en el Trono de Dios, lo primero es que tenía que ser el cuerpo angelical en el cual Dios moraba en el Antiguo Testamento, y luego haberse hecho carne y Dios morar en toda Su plenitud, la plenitud de la Divinidad en El. Y le fue dado poder en el Cielo y en la Tierra. Todo poder. Por lo tanto, Jesucristo es el Administrador de toda la creación, de los Cielos y de la Tierra, del mundo invisible y del mundo visible también. Y El sostiene todas las cosas con la Palabra de Su poder.
Y ahora, vean ustedes, en la misma forma que Dios el Padre obró en el Antiguo Testamento por medio de Su Ángel, y luego obró por medio de cada Ángel Mensajero del Antiguo Testamento, cada Profeta, y luego se hizo carne y obró por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová hecho carne, el cual es Jesucristo nuestro Salvador (Emanuel, Dios con nosotros).
Y ahora, El estuvo en medio de Su pueblo, Dios con Su pueblo en Su manifestación a través de cada Profeta, y luego en toda Su plenitud en Jesús, visitando a Su pueblo Israel. Y esa fue la consolación de Israel, y fue la visitación de Dios a Israel en carne humana.
Y ahora en el Nuevo Testamento Cristo ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo manifestado de edad en edad, por medio de cada Ángel Mensajero. Este Ángel Mensajero de Jesucristo, el Ángel de Jesús, ha estado en Su Iglesia, le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis.
Este Ángel es el Ángel ungido con el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, es el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo, y para el Día Postrero estará en medio de Su Iglesia, la Iglesia de Jesucristo en carne humana, y Cristo estará en él velado y revelado; y por medio de él Cristo le hablará a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto y nos dará a conocer el misterio de Cristo en Su Iglesia. Y por medio de él nos dará la fe para ser transformados y raptados, que es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de Cristo en Su Iglesia para el Día Postrero. Y con esta revelación, obteniendo el conocimiento del misterio de Cristo en Su Iglesia, obtenemos así la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, vean ustedes el paralelo que hay entre Cristo obrando en el Nuevo Testamento, y Dios el Padre obrando en el Antiguo Testamento.
Dios envió Su Ángel, el Ángel de Jehová, y en él estaba el Nombre de Dios, y luego que se manifestó por medio de los Profetas y habló por medio de los Profetas, luego se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana y ahí estaba Dios en toda Su plenitud, y habló por medio de Cristo. Eso es lo que San Pablo nos dice en la lectura que quede de continuarles aquí en Hebreos, capítulo 1:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma
de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Y ahora, hemos visto que el primero y único hombre que tenía un cuerpo físico, pero glorificado, se ha sentado a la diestra de Dios es Jesucristo. Pero ahora, vean lo que Cristo ha prometido hacer, y le dio Dios todo poder y autoridad en el Cielo y en la Tierra.
Pero ahora vean, Cristo en el Nuevo Testamento en el libro del Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice: “Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí, o sea, nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios...” En la misma forma en que Dios hizo en el Antiguo Testamento: que escribió Su Nombre en Su Ángel, el Ángel de Jehová, y luego cuando se manifestó en carne, allí estaba el Nombre de Dios manifestado.
Y ahora, Cristo hace lo mismo que hizo el Padre en el Antiguo Testamento, ahora Cristo lo hace en el Nuevo Testamento. Cristo dice:
“... y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Y ahora, ¿en quién es que Cristo escribirá el Nombre de nuestro Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo? En Su Ángel. Tiene que ser en uno de Sus Ángeles, y tiene que ser en el Ángel que El desde antes de la fundación del mundo ya determinó; y así como Dios escribió Su Nombre y colocó Su Nombre en Su Ángel, pues Cristo coloca Su Nombre en Su Ángel.
Y ahora, los siete Ángeles fueron, cada Ángel fue uno de los Ángeles del Señor Jesucristo; pero el Ángel que le envió a Juan es el Ángel del Señor Jesucristo. No uno de los Ángeles, sino el Ángel del Señor Jesucristo. Este es sobre el cual El escribirá Su Nombre, y el Nombre de la Ciudad de Su Dios y Su Nombre Nuevo.
Por lo tanto, ese Ángel tiene que venir a la Tierra en carne humana en el Día Postrero, como vino cada Ángel de cada edad en carne humana, a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo se veló y se reveló, y trajo el Mensaje correspondiente a cada edad, la revelación divina correspondiente a cada edad. Y por medio de esos Ángeles dio a conocer el misterio de Cristo en Cristo y la Obra que llevó a cabo, la Obra de Redención, a través de Cristo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, en la misma forma que el Padre colocó sobre Jesucristo Su Nombre, ahora Cristo coloca sobre el Vencedor el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo. Y en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 27, dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.” En la misma forma que Cristo recibió del Padre toda autoridad y poder en el Cielo y en la Tierra, ahora Cristo lo otorgará sobre el Vencedor (o al Vencedor) autoridad y poder sobre las naciones aquí en la Tierra. Recuerden que Dios le dio al ser humano el dominio de este planeta Tierra.
Y ahora vean, Dios le dio a Cristo el dominio de los Cielos y de la Tierra, no solamente de la Tierra. Como Hijo del Hombre, como Hijo de Dios, como Hijo de David, y como Hijo de Abraham, cada uno de esos Títulos de hijo tienen una herencia.
Como Hijo de David Cristo es el heredero del Trono de David, y por consiguiente del Reino de David, que es el Reino de Dios en la Tierra con el Trono de Dios en la Tierra, que es el Trono de David, Trono terrenal y Reino terrenal de Dios, Dios estableciendo Su Reino en la Tierra.
Cuando le dijeron a Cristo: “¿Restaurarás Tú el reino a Israel?” Eso es la restauración del Reino de Dios en la Tierra,. Por eso Cristo dijo que oraran, en esa oración que les enseñó del ‘Padre Nuestro,’ les dijo que oraran así; y una de las cosas que les dijo que pidieran fue: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra o también en la Tierra.” Para establecerse así el Reino de Dios en la Tierra, eso es el establecimiento del Reino Milenial de Cristo.
Y ahora, es en ese Reino Milenial de Cristo, que Cristo le dará autoridad y poder sobre las naciones al Vencedor. Cristo dice: “Así como yo he recibido de mi Padre.”
Y ahora, para esto, pues el Título de Propiedad, que es el que le da el derecho a la herencia terrenal y al reino terrenal, pues tiene que ser restaurado a la raza humana. Cuando Cristo lo toma en el Cielo, lo abre y luego lo trae a la Tierra y lo entrega a un hombre, está trayendo a la Tierra nuevamente el Título de Propiedad para que un hombre se lo coma, y entonces pueda regresar el Reino de Diosa la Tierra, al pueblo hebreoy a todo el planeta Tierra.
Como Hijo de David, Cristo es el heredero al Trono de David y al Reino de David sobre el pueblo hebreo.
Como Hijo de Abraham, Cristo es el heredero a todas las naciones. Dios le otorgó a Abraham, y por consiguiente a su simiente, todo lo que territorio de Israel, que en la promesa es más extenso que en lo que está en la actualidad; lo que está en la actualidad como propiedad del pueblo hebreo, es pequeño comparado con todo lo que Dios le prometió a Abraham.
Por lo tanto, Cristo es el heredero a esa otorgación divina que Dios le hizo a Abraham, y por consiguiente para que la heredara la descendencia a Abraham. Y Cristo es el heredero, como hijo de Abraham, a todo ese territorio.
Y como Hijo del Hombre, Cristo es el heredero del Planeta Tierra completo. Por lo tanto, Cristo es el Rey del planeta Tierra completo, pero también El es algo más; lo cual vamos a ver desde el título de Hijo de Dios.
Ahora vean ustedes, Cristo dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.” Ahora, al otorgarle esta autoridad sobre las naciones, ¿qué le está otorgando? Está otorgando la bendición que hay como Hijo del Hombre. Como también cuando dice en el capítulo 3, verso 21 del Apocalipsis:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
¿Qué está otorgándole ahí al Vencedor? Le está otorgando esa bendición que hay en la heredad de Hijo de David. Por lo tanto, Cristo estará reinando en el Reino Milenial, pero con El estará a Su diestra el Vencedor que estará en el Día Postrero, que será el Ángel del Señor Jesucristo, donde estará la revelación de Cristo de y para el Día Postrero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, hemos visto que Cristo en el Nuevo Testamento en medio de Su Iglesia, obra en forma paralela a como obró Dios en medio de Su Iglesia del Antiguo Testamento, el pueblo hebreo.
En medio del pueblo hebreo envió Dios a Su Ángel, el Ángel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical. En el Nuevo Testamento Cristo envía a Su Ángel en y a Su Iglesia. Este Ángel ha estado en medio de la Iglesia de Jesucristo todo el tiempo; lo vemos hace cerca de dos mil años, dándole la revelación del Apocalipsis a Juan el Apóstol.
Algún día hemos de enseñar y señalar todas las ocasiones en que Cristo fue manifestado a través de ese Ángel de Jesucristo. Por eso fue que Juan quiso adorar al Ángel: porque Cristo estaba manifestado en Su Ángel.
Ahora, encontramos que para este tiempo final la revelación de Jesucristo en medio de Su Iglesia es paralela a la revelación de Dios en medio del pueblo hebreo, a través de Jesucristo nuestro Salvador; como la manifestación de Cristo y la Redención de Cristo a través de Su Iglesia, desde las diferentes edades de Su Iglesia, a través de cada Ángel Mensajero, es paralela a la manifestación y revelación de Dios en el Antiguo Testamento a través de los Profetas del Antiguo Testamento.
Así que, podemos ver la forma paralela en que Cristo obra en el Nuevo Testamento, paralela a como Dios obró en el Antiguo Testamento. Y luego Dios coronó esa manifestación con su manifestación en toda Su plenitud en Su Ángel, el Ángel de Jehová. Y Cristo coronará Su manifestación y Su revelación en Su Iglesia con Su manifestación final en Su Ángel Mensajero. Eso será la corona de la manifestación de Cristo en medio de Su Iglesia, y eso es lo que corona el ministerio de Cristo en Su Iglesia, y corona por consiguiente la Iglesia de Jesucristo como una edad perfecta, la Edad de la Piedra Angular en la manifestación de Cristo en medio de Su Iglesia, el ministerio de Jesucristo en Su Iglesia en el Día Postrero.
Y los escogidos de Dios estarán conociendo en el Día Postrero el misterio de Cristo en Su Iglesia, velado y revelado de edad en edad en cada Ángel Mensajero en medio de Su Iglesia, y para el Día Postrero velado y revelado en Su Ángel Mensajero. ¿Ven lo sencillo que es todo?
Ahora, podemos ver porqué Juan quiso adorar al Ángel del Señor Jesucristo. Algún día vamos a ver con más detalles (diríamos) el paralelo de la trayectoria del Ángel del Señor Jesucristo con la trayectoria del Ángel de Jehová. Pero eso puede ser para después que estemos transformados; porque con la revelación de la trayectoria del Ángel del Señor Jesucristo obtendríamos un conocimiento tan pleno, que nos sorprenderíamos de momento, pero después veríamos lo sencillo que es todo.
Tenemos la promesa que el Espíritu Santo estará en medio de Su Iglesia en el Día Postrero velado y revelado en carne humana. Eso está en la página 134 del libro de “Los Sellos,” dice:
“Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse...”
Vean, tenemos aquí la promesa que el Espíritu Santo se va a encarnar. En el Antiguo Testamento estaba el Espíritu Santo, el Ángel de Jehová, manifestado en cada Mensajero, cada Profeta, y luego se hizo carne, se encarnó en la persona de Jesús.
“Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando El llegue a ser encarnado en la persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de reyes y Señor de señores.”
Y ahora, en la página 146, dice al final:
“Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre.”
Viene encarnado en un hombre. Y en la página 352 del mismo libro de “Los Sellos,” dice para cuándo va a ser esa manifestación plena del Espíritu Santo encarnado en un hombre. Dice, penúltimo párrafo, dice:
“Quiero que se fijen en esto: En el mismo tiempo cuando llegó Caín a la tierra, también llegó Abel. Cuando apareció Jesús, Judas también apareció. Cuando Cristo salió de la tierra, Judas también salió. En el tiempo cuando fue derramado el Espíritu Santo, también se derramó el espíritu del anticristo. Y en este tiempo cuando el Espíritu Santo se está revelando en estos últimos días, el anticristo también se está manifestando a través del sistema político y demás cosas. Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos...”
O sea, para nuestra transformación, para la Redención del cuerpo; porque ya nos redimió en la Cruz del Calvario, y cuando lo recibimos, recibimos Redención espiritual, y obtuvimos una transformación pero interior, y obtuvimos un nuevo nacimiento; y ahora nos falta la Redención física.
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis sellados para el Día de la Redención.”O sea, para el Día en que seremos redimidos físicamente, seremos transformados y seremos restaurados a la Vida eterna física. Seremos redimidos, seremos vueltos a nuestro lugar original: la Vida eterna.
Y ahora, vean esta partecita es muy importante. Eso tiene que ver con la página 119 del libro de “Citas,” el párrafo 1057, donde dice, dice:
“La cosa que hemos estado mirando hacia adelante por tantos años, 4 ó 5 años pueda ser que más... es la Tercera Etapa que ha sido vindicada. Y yo estoy seguro...”
Dice 4 a 5, ó más porque fue por ahí por el 58, 57 al 58, 58 lo vamos a pensar, pero pudo ser desde el 57 que él habló la palabra creadora y las ardillas vinieron a existencia, y eso es una muestra de la Tercera Etapa que va a ser usada en este tiempo final en la Iglesia de Jesucristo. Y Dios estuvo dando una muestra por medio del Rvdo. William Branham.
La Tercera Etapa es la Palabra, y vendrá por la Palabra
¿cómo? Creadora hablada. Sigue diciendo:
“Es la Tercera Etapa que ha sido vindicada y yo estoy seguro que ustedes saben lo que es. Nunca habrá una personificación de esto, no puede haberla, ahora está en existencia (¿Ven? Estaba en existencia en el Rvdo. William Branham, pero no era usada plenamente, sino parcialmente, temporalmente, en algunos casos que le era dicho: “Habla la Palabra.” Y las cosas venían a suceder, venían a existencia). Y yo he sido amonestado de esto: que esto aquí ya ha acontecido, para que pueda identificar su presencia entre nosotros; pero esto no será usado en grande manera, hasta que el concilio empiece con su apretura.”
Y ahí en el momento o tiempo en que venga la apretura, ahí será que vendrá la manifestación plena de la Tercera Etapa. Y todo eso cumplirá la Visión de la Carpa, y cumplirá toda promesa que ha sido hecha para este tiempo final.
“Y cuando lo haga, los Pentecostales y etc. casi personificarán cualquier cosa que pueda hacer. Pero cuando venga ese tiempo (La Apretura), entonces ustedes verán lo que han visto temporalmente, manifestado en su poder absoluto.” Ahora vean, así como Dios reflejó en cada Profeta lo que El iba a hacer a través de Cristo, ahora, vean ustedes, Cristo ha estado reflejando en Sus Apóstoles y en los siete Ángeles Mensajeros lo que El va a hacer en este tiempo final cuando venga la apretura.
Pero antes de esa manifestación, pues Dios tiene que preparar al instrumento que El vaya a usar.
“Ahora yo continuaré Evangelizando así como fui comisionado al principio.”
En lo que llega esa etapa, ¿qué es lo que hay que hacer? Seguir evangelizando, ¿para qué? Para que llegue el Mensaje a toda la gente, y se complete el número de los escogidos de Dios. Con el Mensaje del Evangelio de la Gracia se evangeliza y son llamados y juntados los escogidos de Dios. Con el Mensaje del Evangelio del Reino recibimos la fe para ser transformados, y vamos siendo preparados para ser transformados, para recibir nuestra Adopción física.
Ahora, hemos visto que hay una promesa grande, y esa manifestación plena será en aquél del cual Cristo dice: “Al que venciere Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro; así como Yo he recibido de mi Padre.” O sea, “y le daré autoridad sobre las naciones y las regirá con vara de hierro, y serán desmenuzadas como vaso de alfarero, así como Yo he recibido de mi Padre.” Eso está en el capítulo 2, verso 26 al 27 del Apocalipsis.
El Rvdo. William Branham cuando habló de los grandes milagros dice: “Esos grandes milagros serán para Moisés y Elías.”
Así que, vean ustedes a dónde llega la Tercera Etapa: al ministerio de Moisés y Elías.
Ahora, ellos van a ver a Cristo manifestado en toda Su gloria, en todo Su poder en medio de Su Iglesia, y cuando lo vean van a decir: “Este es el que nosotros estamos esperando.” El vendrá en Su Reino, Su Iglesia, con poder y gloria. O sea, que Su Iglesia va a tener ese poder y gloria de Cristo manifestándose en toda Su plenitud en el Día Postrero. Por eso en este tiempo son llamados y juntados los escogidos de Dios para la edad que nos toca vivir, para que se complete Su Iglesia, y Cristo se pueda manifestar en toda Su plenitud en Su Iglesia en el Día Postrero cuando venga la Apretura.
Por lo tanto, nos queda tiempo todavía para seguir evangelizando en lo que llega la Apretura. Muchas personas quizás piensan: “Cuando yo reciba mi transformación, entonces es que voy a evangelizar.” Ya se le hizo tarde. Lo que vaya a hacer, tiene que hacerlo antes que llegue la Apretura; porque cuando llegue la Apretura vamos a ser transformados y después ya no tendremos limitaciones.
Pero lo que le contará a la persona para los galardones será lo que haga antes de ese tiempo, lo que haga estando en el cuerpo físico de carne, que es donde tenemos las dificultades y donde tenemos que luchar para obtener la victoria; cuando ya tengamos el nuevo cuerpo ya habremos obtenido la victoria, y después ya será tan fácil que hasta los niños harán lo que podrán hacer los mayores también; porque todos transformados estaremos sin limitaciones.
Bueno, nuestro tema es: “CONOCIENDO EL MISTERIO DE DIOS.”
Y leímos en Colosenses, capítulo 2, verso 2 al 3, acerca del misterio de Dios y de Cristo. El misterio de Dios estaba en Cristo, Dios en Cristo reconciliando al ser humano; por lo tanto estaba en Cristo: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y estaba El ahí hablando a través de carne humana, por medio de Su Hijo, Jesucristo. Pero ya había hablado por medio de los Profetas del Antiguo Testamento.
Y ahora, Cristo ya hablado por medio de los siete Ángeles Mensajeros, y para este tiempo final ha prometido hablar una vez más. Y esa vez más que El ha prometido hablar, en esa vez se estremecerá no solamente la Tierra, sino los Cielos también. Y eso será en el misterio del Señor Jesucristo en Su Iglesia en el Día Postrero.
Y ahora, ese misterio debemos conocerlo para saber cómo es que Cristo estará obrando en este tiempo final. Y todas estas cosas, vean, tienen un comienzo, hasta que llegan a la parte culminante, y algunos no se dan cuenta del comienzo de las cosas, hasta que llega la parte culminante. Pero si seguimos la trayectoria, podemos agarrarla desde su comienzo, desde los preparativos, para que así tener todo el conocimiento del misterio de Cristo en este tiempo final, en medio de Su Iglesia, a través de Su Ángel.
Como hemos obtenido el misterio de Dios en el Ángel de Jehová, y Su trayectoria en el Antiguo Testamento y luego el misterio de Dios en Su Ángel en carne humana en la persona de Jesús. El misterio de Dios en Cristo es el misterio grande que fue manifestado en carne humana.
Y ahora, el misterio de Dios (como les dije) tiene dos partes: la primera se cumplió en la Primera Venida de Cristo y la segunda corresponde a la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, tenemos que conocer el misterio de Dios.
“CONOCIENDO EL MISTERIO DE DIOS.”
Y El misterio de Dios se conoce a través de la revelación divina del Evangelio de la Gracia y luego la revelación divina del Evangelio del Reino; porque el misterio de Dios tiene dos partes muy importantes: La Primera en la Primera Venida de Cristo y en la Segunda Venida de Cristo.
Por lo tanto, con el Mensaje de la Gracia obtenemos el conocimiento del misterio de Dios en Cristo en Su Primera Venida, y con la revelación del Evangelio del Reino obtenemos la revelación divina del misterio de Dios en Su Iglesia, a través de Jesucristo para el Día Postrero.
Por lo tanto, necesitamos las dos Lluvias de Enseñanza: La Lluvia Temprana, la predicación del Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, y la Enseñanza de la Lluvia Tardía que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. La Lluvia Tardía es la predicación del Evangelio del Reino, y la Lluvia Temprana es la predicación del Evangelio de la Gracia.
Y ahora, hemos llegado al tiempo más grande de todos los tiempos, al tiempo en que estaríamos conociendo el misterio de Dios, porque el misterio de Dios será consumado como Dios lo anunció a Sus siervos Sus Profetas.
Y si para el Día Postrero está prometido que el misterio de Dios será consumado, entonces conoceremos el misterio de Dios, y será tan sencillo para nosotros que le daremos gracias a Dios por darnos a conocer Su misterio.
Y por consiguiente conoceremos el misterio de Cristo en medio de Su Iglesia, y por consiguiente también conoceremos el misterio del ser humano, porque el ser humano también es un misterio, y conoceremos también todos los demás misterios que hay en el libro del Apocalipsis.
Vean, hay diferentes misterios: San Pablo nos habla del misterio del pueblo hebreo y su rechazo a Cristo. Eso es un misterio, pero para este tiempo final ese misterio estará completamente abierto. Pablo nos habló de ese misterio, y nos dijo que para el tiempo final Dios retornaría al pueblo hebreo cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, nos dice en Romanos, capítulo 11, versos 25 al 27; y eso lo tomó también de Isaías 59, verso 17 al 21.
También hay otros misterios, misterios no solamente del Reino de Dios, sino también algunos misterios del reino de las tinieblas, como el misterio del anticristo, del hombre de pecado, también el misterio de la bestia y de la mujer que está en la bestia, y otros misterios bíblicos.
Todos esos misterios estarán abiertos en medio de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador. Los que no fueron abiertos por los Apóstoles, algunos que no fueron abiertos luego fueron abiertos por el Rvdo. William Branham, y los que faltaron por ser abiertos, como el misterio del Séptimo Sello, los Truenos y el misterio del Ángel que era diferente a los demás, que tiene el Séptimo Sello, todos esos misterios corresponden a este tiempo final para ser abiertos.
Vean, hay una relación, no indirecta sino directa, del Séptimo Sello con el Ángel que era diferente a los demás, porque es el Ángel que tiene el Séptimo Sello. Y ahí lo vamos a dejar, porque si seguimos estaremos revelando algunas cosas que todavía no deben ser reveladas tan abiertamente.
Pero recuerden que todo el misterio del Séptimo Sello girará alrededor del Ángel que viene con el Séptimo Sello. Así como el misterio de cada edad giró alrededor de la manifestación de Cristo a través del Ángel correspondiente a cada edad.
Por lo tanto, en esa nube a la cual fue levantado el Rvdo. William Branham y se reunió con los Ángeles que le aparecieron, están todos los Ángeles Mensajeros que la Iglesia tendría en sus diferentes edades entre los gentiles.
Ahora, vean ustedes, ahí está el misterio grande del Séptimo Sello. Por eso el Rvdo. William Branham dice que ahí está el misterio, está el misterio en el Ángel que viene con el Séptimo Sello, que es diferente a los demás. Como el misterio de Cristo en cada edad estaba ¿dónde? En el Ángel correspondiente a cada edad.
Así que, vamos a dejar eso quietecito ahí, hasta otra ocasión. Nos faltó la última: Como Hijo de Dios, pues es el heredero de los Cielos y de la Tierra. Y si El es heredero de los Cielos y la Tierra le puede decir a alguno de Sus Mensajeros: “Soy heredero de los Cielos y de la Tierra, te voy a dar el planeta tal para que te encargues de él. Te voy a dar autoridad sobre ese planeta y sobre todas las naciones, para que las rijas con vara de hierro.” ¿No es esa la promesa que hay ahí?
“Y te voy a sentar conmigo en mi Trono.” Por lo tanto, la representación del Trono Celestial será el Trono de David aquí en la Tierra, y la representación del Reino Celestial es el Reino terrenal aquí en la Tierra, que es el Reino de Cristo, el Reino Milenial, que es también el Reino de David que será restaurado. Bueno, ya hemos visto todas esas herencias. Y vean, con esos cuatro ángulos o cuatro títulos está toda la herencia de los Cielos y de la Tierra.
Ahora, cualquier persona puede decir: “No puede ser posible que un hombre vaya a tener autoridad sobre todas las naciones.”
¿Por qué no puede ser posible? ¿No es Cristo el que recibió autoridad en los Cielos y en la Tierra, y el que la tiene? Claro que sí. ¿Y no es Cristo el que dice que le va a dar a una persona? Pues si El dice que se la va a dar a una persona es posible; y el que la va a recibir lo va a creer. Y para el que cree todo es posible.
Así que, ahí cuando se manifieste plenamente la Tercera Etapa en la Apretura, ahí vamos a tener una buena muestra de lo que va a ser el Reino Milenial.
Bueno, vamos a dejar eso quietecito.
“CONOCIENDO EL MISTERIO DE DIOS.”
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, ya nos veremos en la próxima actividad donde ya están reuniéndose los hermanos.
Así que, Dios les bendiga y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Cristo, nuestro Salvador. Y muchas gracias por vuestra amable atención.
“CONOCIENDO EL MISTERIO DE DIOS.”