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El misterio de la Primogenitura 2002-09-10 2 Topochico Monterrey Nuevo León MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Para esta noche leemos en Génesis, capítulo 25, versos 27 al 34, donde dice... esto fue cuando Esaú vendió a Jacob la Primogenitura, ¿por qué? Por un plato de lentejas, y eso contó delante de Dios, fue un pacto que hicieron, un negocio, y eso quedó delante de Dios registrado. Si aun quedan registrados en el Cielo, grabados en el Cielo aun nuestros pensamientos, cuánto más un trato también que hicieron Jacob y Esaú. Dice Génesis, capítulo 25, verso 27 al 34:

Y crecieron los niños (o sea, Esaú y Jacob), y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.

Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.

Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,

dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom (Edom que significa flojo).

Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.

Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?

Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.

Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.”

Puesto que aquí hay un negocio, en donde Esaú vende la Primogenitura y Jacob se la compra, hay un misterio en la Primogenitura, el cual Jacob conocía, y Esaú ignoraba. Por lo tanto, nuestro tema es: “EL MISTERIO DE LA PRIMOGENITURA.”

Siendo que en el pueblo hebreo como nación Dios refleja al Israel Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, todas las leyes dadas al pueblo hebreo son un reflejo de las leyes divinas para la Iglesia del Señor Jesucristo en quien se cumplirían estas leyes y ordenanzas divinas. Por lo tanto, en pueblo hebreo está el tipo y figura, el reflejo de lo que se cumpliría en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, en la Bendición de la Primogenitura está un misterio muy grande, y si grande es en lo físico con el pueblo hebreo, más grande es con la Iglesia del Señor Jesucristo; si en la Tierra este misterio es grande y la bendición es grande, en medio del pueblo hebreo, en el Cielo la bendición es millones de veces más grande para el Israel Celestial.

Ahora, encontramos que en la Bendición de la Primogenitura hay primogénito, que era el primero, el primer varón que nacía en la familia; o sea, la primogenitura no tocaba a una mujer si era la primera que nacía en la familia, sino que le tocaba al hijo varón; si el primero que nacía en la familia era un hijo varón, ese era el primogénito. Y Dios dice que todo primogénito le pertenece a Dios, es de Dios. Dios dice también de Jacob: “Jacob es mi hijo, mi primogénito.” Exodo, capítulo 4, verso 22.

Y ahora, siendo que esto es un misterio, la Bendición de la Primogenitura, encontramos ahí que Abraham tenía esa Bendición de la Primogenitura, la cual luego pasó a Isaac, y de Isaac pasó a Jacob, y de Jacob pasó a José, cuando Jacob bendijo a los hijos de José, a Efraín y Manases. Aunque Manasés era el mayor y Jacob el menor, la bendición grande la recibió ¿quién? Efraín.

En Jeremías, capítulo 31, verso 9, vean lo que dice:

Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.”

Y ahora, vean cómo Dios señala a Efraín como el Primogénito de Dios.

Y ahora, Dios ha prometido hacer andar a Jacob, al pueblo hebreo, por arroyos de aguas. Eso es el bautismo del Espíritu Santo, las aguas del bautismo del Espíritu Santo, de las cuales le habló Cristo a la mujer samaritana cuando El le dijo: “Si tú supieras quién es el que habla contigo, o el que te habla, tú pedirías de El, y El te daría agua que salta para Vida eterna.” Ella le dice: “Yo quiero que me des de esa agua, dame de esa agua para no volver acá jamás a buscar agua en este pozo.”

Ahora, Cristo le está hablando de un agua que salta para Vida eterna, eso es el bautismo del Espíritu Santo, y el pozo de esa agua, la fuente de esa agua o el río de esa agua, es Dios (Dios). De Dios viene el Espíritu Santo, de Cristo viene el Espíritu Santo para todo ser humano. Eso fue en el capítulo 4, verso 1 al 20 de San Juan. Y en el capítulo 7, verso 37 al 39, Cristo habla el día último de la gran fiesta, el gran día de la fiesta, que era el último día, diciendo... lo vamos a leer para que tengan el cuadro claro acerca de eso que Cristo habló. Capítulo 7, verso 37 al 39 de San Juan:

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”

Por lo tanto, Cristo es la Fuente de esa Agua de Vida eterna.

El que cree en mí, como dice la Escritura (o sea, tiene que ser como dice la Escritura)...”

Por eso, los que van a recibir el Espíritu Santo conforme a la promesa de Cristo es: Los que creen en Cristo, como dice la Escritura; y esos son los que adorarán al Padre en espíritu y en verdad, o sea, adorarán al Padre en Espíritu Santo y en verdad, o sea, como dice la Escritura. No adorarán al Padre en otra forma, sino como dice la Escritura, y lo harán en Espíritu Santo, teniendo el Espíritu Santo.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él (o sea, que ese río de agua viva que correría por el interior de los creyentes en Cristo, sería ¿qué? El Espíritu Santo), pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Cuando murió y resucitó glorificado y ascendió al Cielo, luego cincuenta días después envió al Espíritu Santo y fueron llenos del Espíritu Santo ciento veinte creyentes en Cristo, que creían en Cristo como dice la Escritura, creían en Cristo conforme a como dice la Escritura, y Dios cumplió en la Primera Venida de Cristo, y fue Su Venida como dice ¿qué? La Escritura.

Por eso Cristo decía: “Escudriñad las Escrituras, porque en ellas parece que tenéis la Vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.”

Y ahora, hemos visto un gran misterio en la Bendición de la Primogenitura.

Y aquí en el Nuevo Testamento vemos un misterio en esa Agua de Vida eterna, que es el Espíritu Santo, y Cristo es la Fuente de esa agua de Vida eterna, Cristo es la Fuente del Espíritu Santo, porque en El estaba en toda Su plenitud.

Y ahora, ¿por qué tocamos lo del bautismo del Espíritu Santo cuando estamos hablando de la Bendición de la Primogenitura? Vamos a ver porqué. Encontramos que Jacob obtuvo la Bendición de la Primogenitura, la compró, y luego más adelante cuando llegó el momento para Isaac echar la Bendición de la Primogenitura sobre el Primogénito, llamó a Esaú y le dijo: “Ve, y ve al campo y trae un animalito, caza algún animalito;” porque Esaú era cazador, hombre del campo y cazador, y era el que traía los animalitos, la carne para Isaac, para prepararle comida a Isaac; e Isaac amaba a Esaú, su hijo, porque comía de su caza, o sea, comía de lo que Esaú cazaba y le preparaba para comer.

Ahora, Isaac ya estaba ciego; pero no importa cómo esté un Profeta, aunque esté ciego, ese Profeta tiene la bendición de Dios. Y el que recibe ese Profeta, aunque esté ciego o cojo, recibe bendición, recompensa de Profeta.

Y ahora, cuando se llega el momento para Isaac echar la Bendición de la Primogenitura, y que esa bendición que Abraham le había pasado a él, pasara a su primogénito; cuando Rebeca escucha lo que Isaac le está hablando a su hijo Esaú, enseguida viene donde Jacob y le dice: “Mira, tu padre envió a Esaú de cacería, para que cace algún animalito, lo traiga, lo prepare, le haga un guiso como a él le gusta, y que se lo lleve para tu padre Isaac comer y echarle la Bendición de la Primogenitura a Esaú.”

Pero ya Rebeca sabía que entre Jacob y Esaú se había llevado a cabo un negocio, un trato, habían hecho un pacto, en donde Jacob le compró la Primogenitura a Esaú, y Esaú se la vendió, hicieron un pacto, hubo un juramento, y ese juramento fue delante de Dios.

Y Rebeca amaba a Jacob, Jacob pues de seguro como vemos aprendió a cocinar también, porque era el niño mimado de su mamá, y por eso dice que Jacob había preparado un guiso, o sea, unas buenas lentejas con todo lo que va con eso, y de seguro le echó algunos tomates y se veía rojito.

Ahora, Esaú también era bien rubio, o sea, bastante rojizo, o sea, que la comida que preparó iba con la forma en que era Esaú; o sea, que encontró una comida como él era, él era así rojizo, bien rubio y bien velludo, y se encontró con una comida así que preparó Jacob.

Jacob amaba la Primogenitura y desde que estaba en el vientre de su madre Rebeca, estaba luchando con Esaú por nacer primero, para obtener la Bendición de la Primogenitura.

Y ahora, vean ustedes cómo aun desde antes de nacer, ya Jacob estaba luchando por la Bendición de la Primogenitura. Y aun desde antes de nacer ya la elección correspondía ¿a quién? A Jacob. Por lo tanto, no importa que alguien se adelante a un primogénito de Dios, con todo y eso nadie le quitará la Bendición de la Primogenitura a un primogénito de Dios.

Así que Esaú aunque nació primero, luchó y nació primero, con todo y eso no logró quitarle la Bendición de la Primogenitura a Jacob. Y un Primogénito de Dios luego de nacer sigue luchando para obtener la Bendición de la Primogenitura, para que se materialice en él la Bendición de la Primogenitura. En esa Bendición de la Primogenitura están todos los beneficios y riquezas de la herencia divina.

Ahora, Rebeca le cuenta a Jacob y le dice: “Ahora vamos a preparar un cabrito, esos los tenemos aquí en el corral, no hay que ir de cacería allá tan lejos, aquí mismo lo conseguimos, y lo tenemos ahí en el corral. Yo sé cómo a él le gusta la comida, esos guisos yo sé cómo le gusta, yo le he hecho muchos. Así que lo preparamos y tú vas y se lo llevas para que él te bendiga.” El le dice: “Pero él va a darse cuenta que yo no soy su hijo primogénito, se va a dar cuenta que yo no soy Esaú, y me va a maldecir en vez de bendecirme.”

Ella le dice que cualquier problema, pues caiga sobre ella el problema, o sea, ella se responsabiliza por lo que va a suceder; o sea, que si hay alguna maldición, ella le va a pedir a su esposo Isaac que la eche sobre ella. “Yo fuí la responsable (le va a decir), por lo tanto él no tiene culpa.”

Vean cómo una madre luchando por la bendición de Dios para un hijo está dispuesta a pasar por cualquier problema, para que su hijo reciba la bendición de Dios. Que ese amor que expresó Rebeca hacia Jacob esté en vuestros corazones madres, para buscar la bendición de Dios para Sus hijos.

Y ahora, Jacob muy preocupado porque iba a saber su padre que no era Esaú, su voz era diferente, y para colmo era lampiño, no tenía bellos, y Esaú era velludo, muchos bellos tenía. Y su madre le dice: “No hay ningún problema.” Porque una madre no ve problemas cuando está buscando que su hijo o sus hijos reciban la bendición de Dios. “Pero es que papá si toca mis manos va a darse cuenta que no soy Esaú.” —“No te preocupes hijo, tomaremos la piel del ovejito, te la pondremos en los brazos, y en los lugares que él pueda tocarte, y entonces él no se va a dar cuenta que tú eres Jacob, vas a estar belludo como tu hermano Esaú.”

Luego él pensó en todos los problemas que podía tener (como piensan algunas personas). Pero Rebeca pensó en todas las soluciones, porque tenía una meta: La bendición de Dios, de la Primogenitura, que fuera hablada a través de Isaac, el cual ya le faltaban pocos años, no tan poquitos poquitos, pero le faltaban cierta cantidad de años para partir; pero no eran tan poquitos, o sea, que estaba por la mitad de su edad más o menos. Digamos más o menos, mal contados. En otra ocasión buscaremos cuánto tenía realmente.

Ahora, entonces Jacob por cuanto estaba buscando la bendición de Dios, entonces dijo: “Está bien.” Prepararon todo, le va a llevar la comida, el guiso a Isaac, ¿pero qué hace? Por cuanto Isaac puede percibir el olor de su hijo Jacob; como las personas ciegas desarrollan más el sentido del olfato y del oído, cuando pierden el sentido de la vista, ella tomó la precaución también de colocar la ropa de Esaú en Jacob, para que al percibir por el olfato el olor de Jacob, fuera el olor de Esaú, el cual estaba impregnado en la ropa de Esaú.

Por lo tanto, ya tenía los brazos y quizás el pecho lleno de bellos, pero del cabrito u ovejita que mataron, y tenían los vestidos, la ropa de Esaú.

Ahora, ahí hay problema, el próximo problema era la voz, porque eso no lo podía cambiar, y si no imitó la voz de Esaú muchos años antes, nunca entonces podía hablar como Esaú. Cuando ya tienen todo preparado, Rebeca le dice: “Ya está todo listo, ve ahora, llévale este guiso, dile: Padre, yo soy tu hijo Esaú, y te traigo el guiso que tú me pediste, para que comas y me bendigas.”

Ahora, vean cómo antes de echar la bendición comían. Usted sabe también que siempre que uno come se pone contento, uno con hambre se pone de mal humor y no está como para bendecir a ninguna persona. Pero cuando come bendice a la cocinera, bendice a los que le trajeron la comida, y a todo el mundo, y agradece esa comida, y dice: “Esta comida estaba como a mí me gusta.”

Ahora, Jacob ya va listo con su fe firme, aunque un poquito con las canillas temblándole (las rodillas), porque era un momento muy especial.

Ahora, se acerca y le dice: “Padre, yo soy tu hijo Esaú, he preparado el cabrito que me pediste, el animalito que me pediste ya lo tengo listo, he hecho el guiso y lo traigo aquí para que comas y me bendigas.” Isaac escucha y dice: “Esta voz pues es rara, no es la voz de Esaú mi hijo..” Y de seguro pensó: “Y de él no he sabido que se haya resfriado para que le cambie la voz.” Ustedes saben que cuando uno se resfría le cambia la voz un poco.

Así que: “Hijo, acércate, acércate para besarte, abrazarte y bendecirte, acércate hijo mío.” Era para tocar sus brazos y así por el tacto saber si tenía bellos, si era velludo; tocó y dijo: “Son los brazos de mi hijo Esaú.” Aunque es la voz de Jacob, está una y una la situación ahí, o sea, que está pareja la situación, está a favor de ninguno.

Luego le dice: “Acércate hijo mío para abrazarte.” Lo abraza y usa el sentido del olfato y dice: “Es el olor del campo, el olor de mi hijo Esaú, aunque la voz es la de Jacob.” Pero ya se puso la situación dos a uno, dos a favor de Jacob y uno a favor de Esaú. Solamente era la voz, y la voz puede cambiar en algunas ocasiones, si hay algún resfriado o cualquier cosa.

Pero ahora con el olfato percibe el olor de su hijo Esaú, y echa la bendición sobre Jacob, lo que quería Jacob y lo que quería Rebeca. Por lo tanto, ella es una héroe de la fe. Ayudó para que la Bendición de la Primogenitura viniera sobre Jacob. Por lo tanto, Jacob debe haberle agradecido muchas veces a su madre, Rebeca, lo que ella hizo por él. Y aun estando en el Paraíso también, y estando luego de la resurrección también.

Y ahora, cuando recibe la Bendición de la Primogenitura, luego Jacob se va, porque eso era lo que quería, y encontramos que Isaac comió, estuvo muy contento, y luego pasado cierto tiempo parece que era difícil ese día para Esaú cazar, o sea, Dios no le colocaba frente a él un animalito para cazarlo. Pero cuando Isaac le preguntó: “Pero hijo, ¿por qué has venido tan pronto?” Le preguntó a Jacob. Jacob dice: “Dios me proveyó pronto el animalito.”

Pero para Esaú no aparecía por el campo ni un animalito de los que le gustaba preparale a su padre, pero cuando llega un poco tarde y le trae la comida y le dice: “Padre, he aquí he preparado la comida que me dijiste, fuí, cacé el animalito, lo preparé, y te he traído el guiso para que comas y me bendigas.” E Isaac se estremeció dentro y dijo: “Hijo, ¿quién eres tú?” Y Esaú dice: “Yo soy tu primogénito.”

¿Ve? Clamando primogenitura después que la vendió. “¡Yo soy tu hijo Esaú, tu primogénito! Te he traído la comida que me pediste para que comas y me bendigas.” Y quería que le echaran la Bendición de la Primogenitura, después que la había vendido. Se estremeció Isaac y dijo: “¿Y quién fue el que vino primero que tú? Tu hermano, fue tu hermano, tu hermano vino primero que tú, me trajo de comer, comí, lo bendije y será bendito.” Y ahí se estremeció también Esaú, y vio que la Bendición de la Primogenitura había sido hablada sobre Jacob, se llenó también de Ira. Le dice a Isaac: “Pero Padre, ¿no tienes otra bendición para que me bendigas?”

La Bendición de la Primogenitura no podía ser dada a Esaú porque hay UNA Bendición de la Primogenitura, no tenía Isaac dos bendiciones de la primogenitura: una para Jacob y otra para Esaú. Pero luego lo bendijo con una bendición menor, luego Esaú estaba muy molesto y muy bravo con Jacob, ¿pero por qué iba a estar bravo si le vendió la Primogenitura? Por lo tanto, Jacob tenía el derecho a seguir la trayectoria correspondiente a la Primogenitura para obtener toda bendición hablada por su padre Isaac; y así lo hizo.

Luego Rebeca escuchó lo que Esaú dijo, que cuando muriera su padre Isaac, Esaú iba a matar a Jacob.

Ahora vean, lo mismo más o menos que sucede en algunas familias cuando muere el padre se pelean por la herencia, y algunos hasta se matan. Pero ahí, vean, pensando en matar a su hermano para quedarse con toda la herencia.

En la herencia de la Primogenitura está una doble porción; o sea, que a los hijos del que tiene la Bendición de la Primogenitura, cuando muere, a los hijos le toca cierta parte. Vean, si son diez hijos, entonces le toca una décima parte a cada uno, pero al primogénito le tocan dos décimas partes. Si hay dos hijos nada más, entonces se divide la Primogenitura en cierta forma, y le toca a una tercera parte a uno, y al otro le tocan dos terceras partes. Siempre le toca el doble al primogénito.

Y en medio del pueblo hebreo el primogénito al recibir la bendición, al heredar esa bendición, casi siempre sus hermanos luego le vendían al primogénito su parte, y algunas veces se quedaban trabajando en la misma herencia, en la misma hacienda, trabajando con el primogénito, porque el primogénito siempre es la cabeza de la familia; pasa todo derecho que tenía su padre, pasa al que tiene la Bendición de la Primogenitura. Y en los tiempos de los patriarcas, el patriarca era el que tenía la Bendición de la Primogenitura y por consiguiente era también el sumo sacerdote de la familia, y era el señor de todos sus hermanos, estaban todos bajo él.

Vean, aquí en el mismo Génesis, encontramos el momento en que recibió la bendición Jacob, en el capítulo 27, versos 26 en adelante, dice: “Y le dijo Isaac su padre...” Vamos a ver un poquito antes, verso 18 en adelante, dice:

Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?

Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza (o sea de lo que había cazado), para que me bendigas.

Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí (por supuesto, estaba por ahí en el corral).

E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé (o sea, te tocaré, va a ver si es velludo, si tiene bellos, muchos bellos, porque Jacob era la lampiño; es que la voz no le está sonando como la voz de Esaú)... Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no (o sea, que estaba sospechando que no era Esaú, por la voz).

Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.

Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.

Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.”

Vean, cuando Jacob le compró la Bendición de la Primogenitura, hasta el nombre se lo llevó. Pierde hasta el nombre el que vende la Bendición de la Primogenitura.

Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.

Dijo también: Acércamela (o sea, la comida)... acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió.

Y le dijo (y todavía no lo había bendecido, ¿ven? Porque primero comía. Esta bendición acá que le había echado no era la Bendición de la Primogenitura)... y le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío (es que quiere percibir el olor a ver si es el de Esaú).

Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:

Mira (está orando a Dios ahora, proclamando o hablándole a Dios), el olor de mi hijo,

Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;

Dios, pues, te dé del rocío del cielo,

Y de las grosuras de la tierra,

Y abundancia de trigo y de mosto.

Sírvante pueblos,

Y naciones se inclinen a ti;

Sé señor de tus hermanos (¿ven? que el primogénito es colocado como señor de sus hermanos)

Sé señor de tus hermanos

Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.

Malditos los que te maldijeren,

Y benditos los que te bendijeren.

Y aconteció, luego que Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar.

E hizo él también guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga.

Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú.

Y se estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.”

Ahora, podemos ver aquí que Jacob luchó por la Bendición de la Primogenitura, se la compró a Esaú, la obtuvo delante de Dios; y ahora obtiene la Bendición de la Primogenitura siendo hablada, porque tiene que ser hablada, y se va feliz con la Bendición de la Primogenitura. Pero luego va a tener ciertos problemas pero ya tiene la bendición de Dios. “El que te bendiga será bendito, el que te maldiga será maldito.” Y ya Isaac le advierte aquí a su hijo Esaú: “Yo le bendije y será bendito.”

Por lo tanto, el que lo bendiga será bendito, el que bendiga a uno que es bendito de Dios, recibe bendición; porque el que recibe a justo en nombre de justo, por cuanto es justo, recompensa de justo recibe; y el que recibe a Profeta en nombre de Profeta, recompensa de Profeta recibe, recibe bendición de Dios, la bendición de Dios que porta esa persona.

Y ahora, encontramos que más tarde le dice Rebeca, y aun su padre, que no tome esposa de las hijas de los cananeos o filisteos que están en ese territorio, sino que se vaya a la familia de Rebeca allá en Padam-aran, y allá tome esposa para sí. Y Jacob obedeció y se fue. El Angel del Señor le apareció en Bet-el en el capítulo 28, y le dijo en el capítulo 28, verso 11 en adelante dice:

Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.

Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.

Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.

Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.

Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.”

Aquí podemos ver la experiencia que Jacob tuvo. Y ahora encontramos que Dios estaría con Jacob siempre, y cumpliría lo que le había prometido: “No te dejaré, hasta que cumpla lo que te he prometido.” Por lo tanto, esa bendición sigue hacia adelante.

Y ahora, la Bendición de la Primogenitura tiene una doble porción. Cuando el pueblo hebreo estuvo cautivo en Egipto, fue libertado; como pueblo, como nación, fue establecido por Dios. En el Monte Sinaí Dios le dio las tablas de la ley, le dio sus leyes, y luego lo llevó rumbo a la tierra prometida, donde lo estableció como nación. Y el que bendiga al pueblo hebreo será bendito, y el que lo maldiga será maldito.

Ahora, encontramos que cuando Jacob ya tenía poco tiempo de vida, ya estaba ciego y postrado en cama esperando la muerte, vino José con sus dos hijos, cuando supo que estaba muy enfermo su padre Jacob, y vino para que Jacob lo bendijera. Y Jacob bendijo a los hijos de José: Efraín y Manasés, aunque Manasés era el mayor, pero adrede colocó la mano derecha sobre la cabeza de Efraín y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés. Por lo tanto, Efraín recibió la bendición de la mano derecha, que es la Bendición de la Primogenitura.

La mano derecha representa el poder de Dios, por lo tanto, Efraín es el que recibe el poder de Dios, y cumple Dios en Efraín la promesa de la Bendición de la Primogenitura. Por eso les leí Jeremías, capítulo 31, verso 9, donde dice acerca de Jacob, dice:

...porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.”

Y ahora, Manasés representa al pueblo hebreo, y Efraín representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial. Cuando el pueblo hebreo rechazó a Cristo y Cristo fue crucificado, ahí tenemos lo que Jacob había hecho cuando bendijo a Efraín primero y después a Manasés. Vean, ¿qué hizo Jacob? Cruzó las manos. Ahí tenemos las manos en forma de cruz. Y en la Cruz del Calvario, allí la bendición que era para el pueblo hebreo, por cuanto el pueblo hebreo rechazó a Cristo, el portador de la Bendición de la Primogenitura, esa bendición pasó a través de la Cruz para la Iglesia gentil, para la Iglesia del Señor Jesucristo, para el Israel Celestial. Y ahora la Bendición de la Primogenitura corresponde al Israel Celestial.

Y ahora, veamos la Bendición de la Primogenitura en el Israel Celestial: La Primogenitura es el Bautismo del Espíritu Santo, donde la persona recibe a Cristo como su Salvador arrepentido de sus pecados, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, creyendo en el Sacrificio de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario para limpiarnos de todo pecado, y la persona obtiene el perdón de sus pecados, y obtiene su Redención.

Por eso Cristo ordenó en San Lucas, capítulo 24, llevar el Mensaje, el Evangelio, y dijo capítulo 24, verso 46 en adelante:

Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de estas cosas.

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”

Vean, El ordenó que se predicase en Su Nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados, porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, sino en el Nombre del Señor Jesucristo, nos dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, versos 10 al 12.

Por lo tanto, si no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, como dice:

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

La salvación se predica ¿en qué nombre? En el Nombre del Señor Jesucristo.

Y ahora, en San Marcos, capítulo 16, verso 15 en adelante, dice:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Y ahora, se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo, dando a conocer la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para arrepentimiento y perdón de los pecados de todos los seres humanos. Y el que creyere la predicación del Evangelio y creyese la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, creyese el Sacrificio de Cristo que murió para nosotros, por nosotros, para limpiarnos de todo pecado, y que El llevó nuestros pecados. Esa persona al creer arrepentido de sus pecados es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo le da el Bautismo del Espíritu Santo, le da la Bendición de la Primogenitura, que es el Bautismo del Espíritu Santo, y la persona obtiene el nuevo nacimiento.

Recuerden que Cristo le habló a Nicodemo diciéndole: “El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender).” Y Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.” Es algo definitivo, no hay otra forma para entrar en el Reino de Dios, hay que nacer de nuevo del agua y del Espíritu.

Hay que creer en nuestro amado Señor Jesucristo, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, para obtener el nuevo nacimiento y así entrar al Reino de Cristo, al Reino de Luz, y así nacer en la Iglesia de nuestro amado Señor Jesucristo, ser miembro de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador. Se requiere nacer de nuevo. Y al nacer de nuevo la persona, al recibir el Espíritu Santo, ha recibido la Bendición de la Primogenitura, tiene la Bendición de la Primogenitura y tiene un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión.

Y luego en el Día Postrero en adición para esas personas Cristo ha prometido, si han muerto físicamente, resucitarlos en cuerpos físicos glorificados, y ahí tendrá la Bendición de la Primogenitura física, que es el nuevo cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y los que vivimos y permanezcamos vivos hasta ese momento seremos transformados, y entonces tendremos físicamente la Bendición de la Primogenitura en un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, tenemos la Bendición de la Primogenitura en lo espiritual, un cuerpo angelical teofánico, al recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento; y tendremos la Bendición de la Primogenitura físicamente al recibir el cuerpo físico glorificado, lo cual es la Adopción, la Redención del cuerpo. Y luego entraremos físicamente al Reino Milenial de Cristo, al glorioso Reino terrenal de nuestro amado Señor Jesucristo, y así entraremos a la tierra prometida del glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y allí tendremos físicamente en la herencia física terrenal una doble porción terrenal también.

Así como recibimos una doble porción de cuerpo, un cuerpo angelical teofánico y un cuerpo físico glorificado, recibiremos también en la herencia terrenal, recibiremos una doble porción. Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes tendrá en el Reino de Cristo la porción en ese Reino de los gentiles y también del pueblo hebreo, porque Cristo reinará con Su Iglesia sobre el pueblo hebreo y sobre los gentiles; ahí están las dos porciones. Por eso la Iglesia de Jesucristo es el Efraín espiritual, con la Bendición de la Primogenitura.

Y ahora, vean dónde se encuentra la Bendición de la Primogenitura: se encuentra en la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso es que en Hebreos, capítulo 12, versos 22 en adelante, dice San Pablo (22 al 23):

Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

Y ahora, la congregación de los Primogénitos inscritos en el Cielo son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, esos son los Primogénitos del Cielo, y tienen una doble porción, tienen la porción del Reino Celestial y la porción del Reino terrenal.

Y ahora, podemos ver, todo eso está en la Bendición de la Primogenitura. Por lo tanto, lo que el pueblo hebreo perdió, encontramos que lo ha recibido la Iglesia del Señor Jesucristo. El Reino de Dios, Cristo dijo en San Mateo, capítulo 21, versos 42 al 46, que el Reino de Dios sería quitado del pueblo hebreo y sería dado a gente que produjesen los frutos de él.

Por lo tanto, los hijos del Reino fueron echados a las tinieblas, y por eso han estado sufriendo mucho el pueblo hebreo, porque rechazaron a Cristo. Pero la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado recibiendo la Bendición de la Primogenitura, el Bautismo del Espíritu Santo; cada creyente en Cristo lo ha estado recibiendo, y recibirá la doble porción. Hemos recibido la primer porción, el Bautismo del Espíritu Santo, hemos obtenido el nuevo nacimiento y hemos obtenido el cuerpo angelical teofánico, igual al cuerpo angelical de Cristo, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto.

Y recibiremos la otra porción que es el cuerpo nuevo y glorificado, y así tendremos la doble porción: cuerpo físico glorificado y cuerpo angelical teofánico. Esa es la doble porción en cuanto a cuerpo ¿para quién? Para los Primogénitos de Dios. Hemos estado viendo el misterio de la Primogenitura, esto es así para la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, esto es así para cada Angel Mensajero de la Iglesia de Jesucristo en cada edad, para los Apóstoles y los siete Angeles Mensajeros, y para el Angel del Señor Jesucristo; y esto es así para cada uno de ustedes, para cada uno de ustedes y para mí esto es así.

Y ahora, ¿dónde está el misterio de la Primogenitura siendo cumplido? En cada uno de nosotros, acá en nuestra alma, ahí está la Bendición de la Primogenitura, está el bautismo del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo en nuestra alma, con la primera porción, las primicias del Espíritu. Hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa para el Día de la Redención, dice San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30, y también en Efesios, capítulo 1, verso 13 al 14.

Hemos recibido el Espíritu Santo, las primicias del espíritu para el Día de la Redención, en donde físicamente recibiremos la redención del cuerpo, que será nuestra transformación para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y así todos tendremos la doble porción que nos corresponde como primogénitos de Dios; doble porción en cuanto a cuerpo: cuerpo teofánico angelical y cuerpo físico glorificado, y doble porción en cuanto a Reino: el Reino Celestial y el Reino terrenal también. Doble porción en todo, porque esa es la Bendición de la Primogenitura, tiene una doble porción para todo Primogénito de Dios.

Y ahora, ¿dónde se encuentra la Bendición de la Primogenitura? En la Iglesia del Señor Jesucristo, el Efraín espiritual, en el Israel Celestial, y en cada miembro del Israel Celestial.

Por lo tanto, ¿dónde está la Bendición de la Primogenitura? En todos nosotros.

En Apocalipsis, capítulo 21, verso 5 en adelante, dice:

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega...”

Luego, vamos a ver, en esta promesa aquí hay una bendición muy grande de parte de Dios. También dice: “Al que venciere yo le daré a tomar, a beber, de la fuente del Agua de la vida.” Y también dice: “Y él será mi hijo y yo seré su padre, su Dios, su Padre.” Eso es un hijo adoptado. El Agua de la Vida, la Fuente de la Vida es Cristo, y el Agua de la Vida es el Espíritu Santo que recibimos; y luego sigue siendo el Agua de la Vida para el cuerpo físico glorificado.

Por eso está la promesa en el Apocalipsis de darle a beber de la Fuente del Agua de la Vida. También está la promesa en el capítulo 2, verso 7 del Apocalipsis, para el que venciere, para el Vencedor, dice: “Yo le daré a comer del Árbol de la Vida.” Y eso significa que comerá de Cristo, la Palabra, recibirá su Adopción, la transformación de su cuerpo.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 10, Cristo viene con el librito abierto en su mano y lo entrega a un hombre para que se lo coma. Ahí está comiendo del Árbol de la Vida, el fruto que le da para que se coma el Vencedor, para que se haga carne en él la Palabra, el Libro de los Siete Sellos y obtenga su Adopción, sea adoptado, y obtenga la segunda parte de la doble porción, obtenga su transformación y luego profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas; y luego en Apocalipsis, capítulo 11 el ministerio que profetiza sobre muchos pueblos, naciones, y lenguas es el ministerio de los Dos Olivos, de Moisés y Elías, de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, ministerios que son manifestados en el Ángel que sube de donde nace el sol en Apocalipsis, capítulo 7, que es el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, viene con el Espíritu Santo, viene ahí con las dos porciones: el Bautismo del Espíritu Santo y por consiguiente con el cuerpo teofánico angelical y con el cuerpo glorificado.

Y estará transformado cuando Cristo por medio de él se revele al pueblo hebreo, ya estará adoptado, será un ministerio ya manifestado en un Mensajero adoptado, por lo cual no habrá limitaciones en cuanto a las cosas que el Espíritu de Dios hará a través del Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, y llamará y juntará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, pero antes tiene que estar trabajando en la Iglesia del Señor Jesucristo, llevando a cabo las obras del que lo envió, de Jesucristo nuestro Salvador, que dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Apocalipsis 22, verso 16, y Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Por medio de quién Cristo envía? ¿Por medio de quién es que Cristo da a conocer las cosas que deben suceder pronto? Por medio de Su Angel Mensajero. No hay otra forma para en este tiempo final obtener el conocimiento de todas las cosas que deben suceder, solamente por medio del Angel de Jesucristo a través del cual estará el Sello del Dios vivo, el Espíritu Santo revelando todas estas cosas; porque es el Espíritu Santo el que vendría para revelar todas estas cosas, y tiene que estar en una persona en el Día Postrero, para revelar por medio de esa persona todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y ahí hemos visto que es a través del Ángel del Señor Jesucristo. Cuando Juan quiso adorarlo, el Ángel dijo que no lo hiciera, ¿por qué? Porque ese Angel es un Profeta, estaba en ese tiempo en un cuerpo angelical teofánico, y para el Día Postrero estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en carne humana, dándonos a conocer el Espíritu Santo a través de él todas estas cosas que deben suceder pronto, y hablándonos la Bendición de la Primogenitura, para que la creamos, la recibamos en nuestra alma, la creamos con toda nuestra alma, y se materialice la segunda parte de la Bendición de la Primogenitura que será nuestra transformación.

Por lo tanto, toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es un Primogénito de Dios, por lo tanto necesita escuchar la predicación del Evangelio de la Gracia, y recibir a Cristo como su Salvador, arrepentido de sus pecados, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para recibir de parte de Cristo el Espíritu Santo, porque la promesa es que Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y fuego.

Por eso San Pedro en el Día de Pentecostés, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, predicando, capítulo 2, verso 36 en adelante, dice:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso al nombre Jesús, se le coloca, se le añade SEÑOR, y al final CRISTO, y queda en el medio JESÚS, y viene a ser SEÑOR JESU-CRISTO, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo, y por eso se bautiza a toda persona en el Nombre del Señor Jesucristo; porque en Cristo moró la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba en Jesucristo. Por eso el nombre que se usa para bautizar es el Nombre Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Padre no es nombre, Hijo no es nombre, ni Espíritu Santo es nombre. Pero Señor Jesucristo sí es nombre. Y no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, solamente en el Nombre del Señor Jesucristo.

Cuando bautizamos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, estamos bautizando la gente en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que es SEÑOR JESUCRISTO. Si bautizáramos a la gente diciendo: “Yo te bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,” y no dijésemos el Nombre SEÑOR JESUCRISTO, la persona no quedaría bautizada; lo colocamos en el agua, lo entró, vino seco, entró al agua y salió mojado con la promesa de que lo bautizarían en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y no lo bautizaron en el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo que es: Señor Jesucristo.

Por eso, vean ustedes, los Apóstoles bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo, porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es SEÑOR JESUCRISTO.

Vamos a seguir leyendo aquí donde sigue San Pedro diciendo, predicando el Día de Pentecostés sigue diciendo:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

¿Qué hay que hacer para recibir el Don del Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, y obtener la primera parte de la Bendición de la Primogenitura? Hay que arrepentirse de sus pecados cada ser humano, y reconocer el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, creer en Jesucristo como nuestro Salvador, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibiréis el Don del Espíritu Santo, recibiréis la Primogenitura, el Bautismo del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.”

Esta generación es la misma de aquellos tiempos, la generación descendiente de Adán y Eva, que se mezcló allá en el Génesis cuando el ser humano pecó. Por lo tanto, está mezclada la generación de la cual habla Cristo. Y esa generación por cuanto viene por medio de la unión de un hombre y de una mujer, está bajo maldición, porque el ser humano cayó, perdió la Bendición de la gloria de Dios, fueron destituidos todos de la gloria de Dios cuando Adán y Eva pecaron, y por consiguiente el ser humano aparece en la Tierra pero nace en el reino de las tinieblas, y por consiguiente se encuentra en contra de Dios el ser humano. Por eso necesita arrepentirse, recibir a Cristo como su Salvador, y nacer de nuevo, ser bautizado en agua en el Nombre de Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, para ser reconciliado con Dios, y obtener la Bendición de la Primogenitura, el Bautismo del Espíritu Santo, la primera parte de la Bendición de la Primogenitura y luego en el Día Postrero recibir la segunda parte, que es la transformación de nuestro cuerpo.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Aquel día fueron bautizados en agua como tres mil personas y fueron añadidas al Cuerpo Místico de Cristo como tres mil personas, porque cuando se predica el Evangelio y las personas creen y reciben a Cristo como su Salvador arrepentido de sus pecados, el próximo paso es ser bautizados, fueron bautizados el mismo día que creyeron.

Por lo tanto, toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador todavía, o toda persona que lo había recibido y se apartó, en esta noche puede recibir a Cristo, ser reconciliado con Cristo y arrepentido de sus pecados obtener el perdón de sus pecados de parte de Cristo, ser limpio con la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para Cristo bautizarlo con Su Espíritu Santo, con Espíritu Santo y Fuego, y la persona así obtener el nuevo nacimiento, nacer en el Reino de Cristo nuestro Salvador, que es la generación sobre la cual Cristo, Dios, derramaría de Su Espíritu Santo.

Esa no es una generación perversa y adultera, sino una generación santa, santificada por Cristo nuestro Salvador, justificada como si nunca hubiesen pecado en la vida, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.

Por lo tanto, toda persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador, y toda persona que se había apartado de Cristo, en esta noche puede levantar su mano para orar por ustedes, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes, perdone sus pecados, los limpie con Su Sangre preciosa y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo les dé Su Espíritu Santo, y obtengan así el nuevo nacimiento.

Toda persona que desea recibir a Cristo como su Salvador, puede levantar su mano para orar por usted. Y cualquier persona que se había descarriado del Camino del Señor, también puede levantar su mano para orar por usted. Allá veo manos levantadas en la parte de atrás, también por la parte del centro, allá en la esquina también, la parte de atrás y acá también. Por acá también veo manos levantadas que desean recibir a Cristo como su Salvador y otros que desean regresar al Camino del Señor, porque en una ocasión estuvieron en el Camino del Señor.

Todavía hay Misericordia para todos ustedes, porque Cristo todavía está en el Trono del Padre, como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión con Su Sangre. Por lo tanto, la Sangre de Jesucristo lo limpia a usted de todo pecado.

Mantengan sus manos levantadas en alto para ver. Allá atrás también veo bastantes personas, bastantes manos por aquí. Por favor pasen un momentito para orar por ustedes, para que Cristo tenga Misericordia de ustedes y perdone sus pecados y El los restaure a la Vida eterna. Y los que nunca han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, como dice la Escritura.

Este es un tiempo de Misericordia Divina, es un tiempo en que todavía hay Misericordia en el Trono de Dios en el Cielo. Por lo tanto, es una oportunidad única que tenemos en este tiempo final. Algún día ya no va a existir esa oportunidad, porque Cristo va a terminar Su Obra en el Cielo, Su Obra de Intercesión. Pero antes El está llamando y juntando a todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

¿Y por qué ustedes levantaron sus manos? ¿Y por qué ustedes han venido acá al frente? Porque tienen sus nombres ¿dónde? Escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y algunos de ustedes no lo sabían, pero ahora sí lo saben.

El dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” ¿Cómo El hablaría? Por medio de sus Mensajeros de edad en edad y así llamaría a Sus ovejas en cada tiempo. Usted ha venido porque usted es una oveja del Señor y ha estado escuchando Su Voz en esta noche. Ese ha sido el motivo por el cual usted ha venido en esta noche, para recibir a Cristo. Y usted, que en alguna ocasión estuvo en el Camino de Cristo, ha venido para ser reconciliado con Cristo, si se había apartado del Camino de Cristo.

Cristo dijo que en el Cielo hay más gozo por un pecador que se arrepiente, que por cien o por noventa y nueve que ya están dentro del Reino.

Por lo tanto, no solamente aquí entre nosotros hay gozo al verlos a ustedes aquí, sino en el Cielo también. Hay gozo en el Cielo, al ver desde el Cielo hacia acá, a ustedes aquí buscando a Cristo, pidiendo la Misericordia de Jesucristo nuestro Salvador, viniendo al Redil del Señor.

Oremos para que Cristo tenga Misericordia de ustedes, perdone sus pecados y les limpie de todo pecado con Su Sangre, y luego sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo los que no han sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y así Cristo les dé Su Espíritu Santo y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y permanezcan en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, todos los días de vuestra vida; y estemos todos los días de nuestra vida esperando nuestra transformación. Cuando tengamos el nuevo cuerpo nunca más pecaremos, nunca más cometeremos errores.

Inclinemos nuestros rostros para orar, repitan conmigo la oración:

Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra, el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a nuestro deudores.

Venimos a Ti Señor recibiéndote como nuestro Salvador, y rogamos a Ti por Misericordia, reconocemos que somos pecadores, reconozco que soy pecador o pecadora, confieso a Ti mis pecados, y Te ruego me perdones y me limpies con Tu Sangre preciosa en esta noche. Yo acepto Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario, acepto Tu Sangre, la cual fue derramada para limpiarme de todo pecado.

Te ruego me limpies de todo pecado, y Te ruego que al ser bautizado en agua Tu me llenes con Tu Espíritu Santo y produzcas en mí el nuevo nacimiento, y así nazca yo en Tu Reino y viva en Tu Reino por toda la eternidad. Te lo ruego Padre Celestial en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Cristo ha recibido vuestra petición, y El ha estado haciendo intercesión por ustedes delante del Padre en el Cielo en estos momentos. Por lo tanto, han sido perdonados ustedes de todo pecado. Sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los llenará con Su Espíritu Santo y Fuego, y producirá en ustedes el nuevo nacimiento, y así recibirán un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, del Paraíso, igual al cuerpo glorificado de Cristo nuestro Salvador.

Y luego en este tiempo final, cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en El, les transformará a ustedes y a mí también, y entonces tendremos un cuerpo glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces seremos inmortales físicamente, y seremos jovencitos para toda la eternidad, representando de 18 a 21 años de edad por toda la eternidad.

Ahora, el ministro de esta congregación pasará para la parte de los bautismos en agua, para así cumplir la orden divina; porque luego de recibir a Cristo como nuestro Salvador, el próximo paso es ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y veo que aquí tienen dos bautisterios con agua y personas preparadas para bautizar a los creyentes que han recibido a Cristo como nuestro Salvador, a los que han creído, ¿y también tienen ropas también para los que van a ser bautizados? También tienen ropas para los que van a ser bautizados.

Por lo tanto, el ministro, el Rvdo. de esta congregación pasará para explicarles cómo van a ser para ser bautizados en esta noche, para que así sean añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo esta noche todos los que han recibido a Cristo, y sean bautizados, como sucedió con aquellas tres mil personas aproximadamente que recibieron a Cristo como su Salvador cuando Pedro predicó.

Así que Dios me los continúe bendiciendo a todos, les guarde y les fortalezca, y les ayude todos los días de vuestra vida. El no les dejará. El cumplirá todo lo que El ha prometido para ustedes, como le dijo a Jacob: “No te dejaré, hasta que haya cumplido lo que te he prometido.” Así que no nos dejará hasta que obtengamos nuestra transformación, y después continuaremos con El, con Dios.

Bueno, que Dios les bendiga, que Dios les guarde, muchas gracias por vuestra amable atención, y con nosotros el ministro, el Rvdo. de esta congregación.

Mañana estaré en la congregación del Rvdo. Roberto Moncibaez, en donde estaremos viendo la continuación de este tema, tengo allí el Mensaje que tiene que ver con la continuación de este tema, tiene que ver con la Primogenitura. Así que allá estaremos mañana Dios mediante en la noche. Durante el día habrá reunión de ministros.

Bueno, ya para los que están aquí, que han pasado al frente, va a dirigirse a ustedes el ministro, Rvdo. de esta congregación. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL MISTERIO DE LA PRIMOGENITURA.”