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| Palabras de saludo | 2002-09-10 | 1 | Monterrey | Nuevo León | MX | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí una bendición grande estar nuevamente con ustedes aquí en Monterrey, en la República Mexicana, aquí es Apodaca.
Es para mí una bendición grande verles de nuevo, y ver que las bendiciones de Cristo están con ustedes.
En estos días pues esperamos grandes bendiciones de parte de Dios, ya que estaré con ustedes aquí mañana en la noche, a las 6 de la tarde, y esperamos grandes bendiciones de parte del Señor.
El tema será ¿cuál? “EL PRIMOGÉNITO Y SU BENDICIÓN”. Estamos hablando de bendiciones y el tema va a ser también de bendición: LA BENDICIÓN DEL PRIMOGÉNITO, EL PRIMOGÉNITO Y SU BENDICIÓN.
Oren mucho por esa actividad de mañana, para que Dios nos dé a conocer todas las bendiciones que hay para cada primogénito de Dios.
Reciban también saludos de mi esposa Erika, y también de mis niñas América y Yahanna Gabriela.
Estamos en un tiempo muy, pero que muy importante, en donde podemos ver que hay grandes bendiciones de Dios; y aun cuando vemos que llueve, esa es una bendición de Dios también.
Vendrá un tiempo en donde habrá tres años y medio sin lluvia; por lo tanto, es mejor la lluvia ahora para que haya alimento, haya vegetación y así haya alimentos para comer.
Durante la gran tribulación pues, muchos animales van a morir y muchas personas también, a causa de la sequía que va a haber en ese tiempo. Pero ahora, tenemos lluvia y es una bendición para todos nosotros.
Si no hay lluvia no hay agua, los ríos se secan y no hay que tomar, ni con qué preparar los alimentos, ni hay con que bañarse; pero ahora, en la ducha nos bañamos y fuera de la ducha, cuando el aguacero, también.
Bueno, es para mí una bendición grande estar nuevamente con todos ustedes, con los niños, jóvenes y los adultos también.
Que Dios me los bendiga grandemente, les guarde y les llene de todas Sus bendiciones celestiales, todas las bendiciones prometidas para los primogénitos.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente con ustedes al reverendo Roberto Monsiváis, vuestro pastor.
Que Dios les bendiga.
“SALUDO”.