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| La Esperanza que lleva Fruto | 2002-06-28 | 2 | Monterrey | Nuevo León | MX | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, aquí en la ciudad de Monterrey, República Mexicana; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer en Colosenses, capítulo 1, versos 1 al 6, donde dice San Pablo:
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,
a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio.”
Nuestro tema es: “LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.”
“LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.” Tomada de estas palabras de San Pablo: “...a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos.”
“LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.”
Toda persona que vive en este planeta Tierra, tiene esperanza, toda persona cada día espera cosas, espera que en la mañana salga el sol y nazca un nuevo día, espera en la mañana desayunar; y si trabaja, ir al trabajo; y los que estudian esperan ir a la escuela o a la universidad; y así por el estilo cada persona cada día está esperando cosas.
Ahora, esperanza significa: “Confianza,” y también: “Expectativa.” Toda persona cada día está confiado y a la expectativa de recibir ciertas cosas.
Y ahora, lo más importante para cada ser humano es tener la esperanza en Dios, de que Dios sea Su esperanza. Porque, ¿de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? De nada le habrá servido haber vivido en este planeta Tierra. Por lo tanto, toda persona tiene que hacer lo que dijo Cristo nuestro Salvador: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas.”
Cuando la persona busca primeramente a Dios y a Su Justicia, que es Cristo, la persona tiene esperanza para su alma, espera de parte de Dios las bendiciones de Dios, y de parte de Dios recibe la salvación de su alma, y espera de parte de Dios una nueva vida después que esta vida terrenal termine; porque la persona que ha puesto su confianza y su esperanza en Dios sabe que, aun después que terminen sus días en el cuerpo terrenal, hay esperanza para la persona, hay esperanza de ir al Paraíso a vivir en cuerpos angelicales, y hay esperanza de una resurrección en cuerpos eternos, la cual Cristo ha prometido para los que tienen su esperanza en Jesucristo nuestro Salvador.
Jesucristo es nuestra esperanza, y todo lo que El ha prometido para nosotros, El lo cumplirá, y nosotros lo estamos esperando. Por lo tanto, nuestra esperanza es Cristo, y en Jesucristo nuestro Salvador, y en Sus palabras habladas, llenas de bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también.
Por lo tanto, nuestra vida aquí en la Tierra está llena de esperanza, porque nuestra esperanza es Jesucristo nuestro Salvador, y El ha hecho grandes promesas para ustedes y para mí también. El ha prometido una vida nueva en cuerpos eternos, inmortales y glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. El ha prometido para ustedes y para mí esa nueva vida en cuerpos eternos, y eso El lo cumplirá cuando se haya completado Su Iglesia, entonces El se levantará del Trono del Padre, donde El está haciendo intercesión por cada persona que lo recibe como su Salvador.
Y cuando se haya completado Su Iglesia, entonces Cristo se levantará del Trono de Intercesión en el Cielo, tomará el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero, el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo; reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre, resucitará a los muertos creyentes en El, y a nosotros los que vivimos nos transformará, y entonces todos tendremos un cuerpo glorificado, eterno, inmortal e incorruptible como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y nosotros por cuanto tenemos nuestra esperanza en Cristo, El es nuestra esperanza y de El esperamos ese cuerpo eterno y glorificado, como el cuerpo glorificado y eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, nuestra esperanza siendo Cristo espera grandes bendiciones de parte de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, nuestra alma está llena de esperanza, esperanza divina, porque Cristo es nuestra esperanza y de parte de Cristo es que esperamos todo lo que El ha prometido para todos nosotros, esperamos una herencia eterna, pues somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro.
Por lo tanto, tenemos una esperanza en el Cielo, donde tenemos una herencia eterna, y donde somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro.
Esperamos ser restaurados físicamente a la Vida eterna, en donde seremos inmortales físicamente; así como hemos sido restaurados espiritualmente a la Vida eterna, y ya tenemos Vida eterna, pero el cuerpo físico todavía es mortal. Pero tenemos esperanza de pronto recibir un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo, nuestro Salvador.
Esto es así porque Jesucristo es nuestra esperanza, y hemos puesto nuestra esperanza en Jesucristo nuestro Salvador. No hay esperanzas, no hay esperanza para el mundo, no hay esperanza para las naciones, solamente hay esperanza para aquellos que su esperanza es Jesucristo nuestro Salvador. El es la esperanza de Su pueblo. Fuera de Jesucristo no hay esperanza para ninguna persona y para ninguna nación.
Toda esperanza está basada en Jesucristo, nuestro Salvador, y esa es la única esperanza segura para todo ser humano. Por lo tanto, tenga a Jesucristo como su única esperanza para esta vida y para la vida venidera, después que terminemos nuestros días en estos cuerpos mortales.
Jesucristo es la esperanza ¿de quién? De cada uno de ustedes, y también El es mi esperanza. Por lo tanto, Cristo siendo nuestra esperanza, El lleva fruto en nosotros y a través de nosotros, porque Cristo es la esperanza que lleva fruto en la vida de cada creyente en Cristo, porque El nos ha colocado en Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes, como ramas, como pámpanos, para que llevemos mucho fruto; así como las ramas del árbol o planta de uva, que es la vid, tiene ramas donde lleva el fruto, las uvas. Y Cristo dice: “Yo Soy la Vid verdadera, vosotros los pámpanos.” Y El dice también: “Sin mí nada podéis hacer.”
Fuera de Cristo usted no puede llevar fruto divino, usted no puede llevar el fruto de Cristo, de la Vid verdadera, no puede llevar la vida de la Vid verdadera, a menos que esté en la Vid verdadera, en Cristo, habiéndolo recibido como su Salvador, habiendo lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, arrepentido usted de sus pecados, y habiendo sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, entonces Cristo le da el Espíritu Santo y usted obtiene el nuevo nacimiento, y usted nace en el Reino de Cristo, nace en la Iglesia del Señor Jesucristo, para llevar mucho fruto como pámpanos, como ramas en Cristo, la Vid verdadera.
Hemos visto que la esperanza que lleva fruto es Cristo en ustedes y en mí, porque Cristo es la esperanza de gloria para ustedes y para mí, Cristo es la esperanza de gloria que nos asegura que vamos a vivir eternamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Ninguna otra persona le puede prometer a usted y asegurar a usted que usted vivirá eternamente, solamente lo puede prometer Jesucristo nuestro Salvador. Y por cuanto El tiene un Reino, El promete que en Su Reino viviremos por toda la eternidad, y nosotros tenemos esa esperanza, porque Cristo lo ha prometido, y nosotros lo creemos con toda nuestra alma.
Por lo tanto, nuestra esperanza está unida a nuestra fe en Cristo nuestro Salvador, y está basada en Cristo y Su Palabra, la cual creemos con toda nuestra alma. Por lo tanto, nuestra esperanza, que es Cristo, es el fundamento de nuestra vida.
Sin Cristo somos nada, pero con Cristo estamos completos, con Cristo somos Reyes y Sacerdotes del Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Con Cristo tenemos Vida eterna, y con Cristo y en Cristo tenemos la esperanza de gloria, de vivir eternamente con Cristo en Su Reino, vivir con Cristo en Su Reino es la bendición y privilegio más grande que una persona puede tener, y esa bendición la tienen todas las personas que tienen la esperanza que lleva fruto. Y la esperanza que lleva fruto es Jesucristo nuestro Salvador, y Jesucristo es nuestra esperanza.
“LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.”
Toda persona que aun no ha recibido a Cristo como su Salvador, no tiene la esperanza de gloria, no tiene la esperanza que lleva fruto, no tiene la esperanza que lleva el fruto de la Vida eterna para la persona; por lo tanto, hoy es el día de salvación; aunque esté lloviendo no hay ningún problema. En el Monte Sinaí cuando Dios estaba dando Sus leyes a Moisés para el pueblo hebreo, hubo truenos, relámpagos, lluvia, oscuridad, y así por el estilo, porque Dios estaba hablándole a Su Profeta, y por consiguiente a Su pueblo Israel.
Mi niña América cuando tenía unos dos años, de un año a tres años, cuando veía que estaba nublado y lloviendo y tronando, nos decía: “Dios está hablando.” Cuando Jesús dijo orando al Padre: “Padre glorifica tu Nombre.” Dios dijo: “Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez.” Muchas personas decían: “Un Angel le ha hablado.” Otros decían: “No, ha sido un trueno.” Pero era la Voz de Dios.
Por lo tanto, la lluvia, los truenos, los relámpagos y toda la tempestad que podamos ver y escuchar, no es motivo para tener miedo, sino para tener la única esperanza, que es Jesucristo nuestro Salvador. El salmista decía: “Aunque la Tierra tiemble y los montes se traspasen al corazón del mar, no temeré mal alguno, porque Jehová está conmigo.”
Por lo tanto, Dios está con nosotros, porque El es nuestra única esperanza. El es la esperanza de gloria que lleva fruto en nosotros y para todos nosotros.
Por lo tanto, teniendo la esperanza de gloria que lleva fruto, estamos felices, estamos agradecidos a Dios por sus bendiciones, y estamos esperando cada día más bendiciones de Dios, y estamos esperando un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, porque Jesucristo lo ha prometido para cada creyente que ha hecho de Jesucristo su única esperanza.
Por lo tanto, teniendo la esperanza que lleva fruto, teniendo a Cristo, la esperanza que lleva fruto, sirvamos a Dios con toda nuestra alma, agradecidos a Dios por tener la esperanza que lleva fruto, tener a Cristo nuestro Salvador, y estar esperando todas las bendiciones que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también, bendiciones para esta vida terrenal, y bendiciones para cuando termine esta vida terrenal.
Jesucristo es el único que puede hacer promesas para esta vida, y promesas para la vida venidera después de esta vida terrenal. El murió, pero resucitó y está vivo en el Cielo, sentado a la diestra de Dios en el Trono de Dios.
Por lo tanto, El puede hacer todas esas promesas para ustedes y para mí. El nos ha prometido que viviremos eternamente con El en Su Reino. Por lo tanto, los que no tengan esta esperanza en Cristo, reciban a Cristo como su Salvador en esta noche, para que así tengan la esperanza que lleva fruto, tengan a Cristo en sus almas, y vivan en la Tierra seguros de que vivirán eternamente con Cristo en Su Reino.
Dice el mismo Cristo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“Y les dijo (esto fue después que Cristo había resucitado)...
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Por lo tanto, todo ser humano tiene la oportunidad de obtener la salvación de su alma, para que pueda vivir eternamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, con la predicación del Evangelio se abre la oportunidad para todo ser humano a la Vida eterna, al creer al Evangelio y recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y entonces Cristo le da el Espíritu Santo y obtiene la persona el nuevo nacimiento, y así nace en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, toda persona que no haya recibido a Cristo como su Salvador puede levantar su mano para que el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín ore por usted, para que Cristo salve su alma, y así usted tenga la esperanza de gloria, y tenga así la esperanza de gloria en el Cielo, de que vivirá eternamente con Cristo en Su Reino; y así tenga a Cristo, la esperanza que lleva fruto.
Cristo es la esperanza que lleva fruto, y usted necesita tener a Cristo, la esperanza que lleva fruto en su corazón, para poder esperar las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “JESUCRISTO, LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.”
Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes, y nos veremos el domingo, Dios mediante, en la mañana en la próxima actividad con todo el pueblo, en la dirección que les estará dando a ustedes el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que así tengan la oportunidad de estar en otra actividad, glorificando a Dios y escuchando la Palabra de Dios; y así su esperanza aumente; porque a medida que aumenta el conocimiento de las promesas divinas, aumenta en usted la esperanza de gloria, aumenta en usted el conocimiento de todo lo que usted tiene que esperar de parte de Jesucristo nuestro Salvador.
Así que el domingo próximo estaré todavía acá en este territorio, en el lugar donde el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín les informará.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo en vuestras almas.
Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
“LA ESPERANZA QUE LLEVA FRUTO.”