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Los Verdaderos Discípulos de Cristo 2002-05-15 1 Santa Marta Magdalena CO 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión aquí en Santa Marta, República de Colombia.

Para esta ocasión leemos en San Juan, capítulo 8, versos 30... verso 38 en adelante, dice:

Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.

Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.

Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LOS VERDADEROS DISCIPULOS DEL SEÑOR JESUCRISTO.”

Los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo, dice el mismo Cristo, que son aquellos que permanecen en Su Palabra: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.”

Ahora, los discípulos del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento son los creyentes en Cristo que permanecen en Su Palabra.

Ahora, ¿podremos encontrar los discípulos del Señor Jesucristo en el Antiguo Testamento? Claro que sí. Encontramos que en el Antiguo Testamento Cristo estaba.

¿Cómo estaba Cristo en el Antiguo Testamento? Cristo dijo en San Juan, capítulo 8, versos 56 en adelante:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Cómo era Jesucristo antes que Abraham o antes de Abraham? Jesucristo era el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el cual estaba con Adán y luego con Abel, y luego con Set, y con todos estos hombres de Dios ante-diluvianos, como también con Noé.

Luego, después del diluvio continuó con Noé y con la linea de Sem, y así por el estilo; y encontramos ahí la linea del pueblo hebreo, y encontramos a Dios con esta linea del pueblo hebreo.

Llamó Dios a Abraham, el cual vivía en Ur de los Caldeos, y le dijo que saliera de su tierra, y de su parentela, a una tierra que Dios le mostraría, y lo haría una nación grande, le haría padre de naciones, y sería una bendición.

De eso es que nos habla ahí Génesis, capítulo 12, cuando nos muestra al padre de la fe: Abraham. Dice capítulo 12 del Génesis, dice:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” Aquí está el llamado que Dios hizo a Abraham.

Y ahora, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es el que se reveló a Abraham y el que estableció con Abraham un pacto, y encontramos que ése es el Angel de Jehová: Jesucristo en Su cuerpo angelical, en quien estaba Dios en toda Su plenitud. Por eso podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”

El es el Melquisedec que le apareció a Abraham, cuando Abraham regresaba de la victoria contra los reyes que se habían llevado a Lot y su familia, y Abraham pagó a Melquisedec los diezmos de todo, y Melquisedec le dio pan y vino a Abraham, tipo y figura de Cristo dándonos pan y vino, dándonos de Sí mismo. Por eso la Santa Cena y en la Santa Cena está representado el cuerpo de Cristo: con el pan el Cuerpo de Cristo y con el vino la Sangre de Cristo.

Y ahora, encontramos que Cristo dijo: “El que no coma mi Carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí.” Por lo tanto, El nos da Su Carne y nos da Su Sangre para darnos Vida eterna. Por eso murió en la Cruz del Calvario dando por nosotros Su Carne (Su cuerpo) y dando Su Sangre: para así quitar nuestros pecados y establecer un Nuevo Pacto, en el cual los que entran tienen Vida eterna y están dentro de un Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre de un Nuevo Pacto: la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, ¿quién estableció este Nuevo Pacto? El Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que era antes que Abraham, el cual es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto; y El es el único que puede establecer un Nuevo Pacto, y lo estableció haciéndose carne y muriendo por nosotros en la Cruz del Calvario.

Ahora, encontramos que este Angel del Pacto, siendo Cristo, tuvo en el Antiguo Testamento el Mensaje correspondiente a las diferentes dispensaciones y diferentes edades, porque El es el que establece los pactos divinos.

Y ahora, siendo Cristo el Angel del Pacto, en El estaba Dios en toda Su plenitud y permanece Dios en toda Su plenitud.

Cristo, el Angel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, El es el Angel del Pacto, y El fue el que llamó a Abraham y también el que llamó a Moisés, El fue Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo y Rey de Salem (o sea, de Jerusalén), y Rey de justicia y Rey de paz, El es el Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial, y fue reflejado en el sumo sacerdote del pueblo hebreo.

Y siendo que es un Orden Sacerdotal Celestial, el Orden de Melquisedec, tiene Sacerdotes el Sumo Sacerdote, que es Cristo, y los demás Sacerdotes, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo; porque Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes.

Por lo tanto, somos de un Orden Sacerdotal Celestial, del Orden Sacerdotal del Templo Celestial. Por eso para ser de ese Orden no hemos tenido que nacer como descendientes de la tribu de Leví, sino como descendientes de Cristo, Melquisedec, el Rey de Salem y Sacerdote del Dios Altísimo, el cual es el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, y nosotros Sus descendientes.

Y ahora, encontramos que El también es aquél que le apareció a Abraham con dos varones más, dos Arcángeles más (los cuales eran Gabriel y Miguel); el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra, se materializaron, Dios creó del polvo de la Tierra cuerpos para Sus Arcángeles Gabriel y Miguel y para Sí Mismo, y aparecieron a Abraham, y comieron con Abraham.

Encontramos que Abraham le preparó un becerro tierno, el cual le ofreció y los invitó a comer, y Dios le dijo que sí, aceptó la invitación; y Abraham lo mandó a preparar, ellos esperaron hasta que fue preparado (estuvieron con Abraham hablando), y comieron con Abraham becerro y tortas de harina, y también queso, mantequilla, leche, todas estas cosas que van con una buena comida de allá del Oriente Medio y de aquellos tiempos. Y luego Dios dice:

Al tiempo señalado vendré a ti y Sara tu mujer tendrá un hijo (o sea, el hijo que ya Dios le había prometido).”

Sara no estaba allí presente, sino que estaba en la tienda (o sea, la carpa), a la parte de atrás de Elohím, porque ellos estaban sentados con Abraham. Pero a la parte de atrás estaba la carpa, porque Abraham con Elohím (con Dios), y los Arcángeles Gabriel y Miguel, estaban bajo un árbol comiendo.

Y ustedes saben que en sitios calurosos uno se coloca bajo un árbol y la temperatura es más baja, se siente cómodo, hay buen oxigeno, y ahí si le llevan algo de comer, uno come bien tranquilo y se siente mucho mejor que bajo una carpa en un día ardiente, en un día caluroso.

Así que así estaban Abraham con Elohím y los Arcángeles Gabriel y Miguel, ellos se habían materializado, Dios los había materializado a ellos y Dios también se había materializado para poder comer con Abraham; porque un espíritu no puede comer, pero si se materializa, entonces sí puede comer, eso fue lo que sucedió allá.

Y ahora, encontramos que cuando Elohím le dice a Abraham que va a tener un hijo por medio de Sara, y ya Sara tenía 89 años de edad, y Abraham tenía 99 años de edad, y esa promesa Dios se la había hecho a Abraham cuando Abraham tenía 75 años y Sara tenía 65 años, también estaba ya anciana Sara y también estaba anciano Abraham.

Pero vean ustedes, cuando han transcurrido 24 años de edad, aparece Dios en carne humana para confirmarle la promesa a Abraham; y cuando viene la confirmación de la promesa Sara dudó, porque ya habían transcurrido 24 años, y ya si en 24 años Dios no había cumplido esa promesa, y ahora ya Sara con 89 años de edad; ¿qué mujer con 89 años de edad espera que Dios le dé, por medio de su esposo, un hijo? ¿Verdad que ninguna mujer espera eso? Y ningún aciano de 99 años de edad espera tener por medio de su mujer de 89 años de edad un niño; pero Abraham sí lo creía y lo esperaba, porque Dios se lo había prometido.

En los primeros 50 años Abraham no había podido tener un hijo por medio de su esposa Sara, la cual era estéril, y luego cuando va por la mitad de los otros 50 años, Dios se le revela, se le aparece y le hace la promesa de que va a tener un hijo por medio de su esposa Sara.

Ahora, cada 50 años la persona pasa por el año 50, que es el año de jubileo, el año de oro.

Y ahora, encontramos que Abraham ya había pasado por el primero año del jubileo y no había obtenido la bendición de un hijo, y no había tenido el tipo y figura de la Adopción. Pero vean, en la Adopción se recibe un cambio de nombre, algo sucede en el nombre y con el nombre de la persona. Abraham con el nombre Abram no podía tener el hijo prometido.

Ahora, encontramos en Génesis, capítulo 16, vamos a ver... 17, verso 1 en adelante, dice:

Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.

Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes.

Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.”

Aquí Abram significa: padre supremo, pero Abraham significa: padre de muchas gentes.

Ahora, por eso en el nombre del padre de la fe: Abraham, estaba lo que Dios haría con él.

Ahora, con el nombre Abram es padre supremo, pero con el cambio de nombre en donde Dios le añadió dos letras, ahora es padre de muchedumbre de gente; y todavía no tenía ni un hijo a través de Sara, pero tenía el nombre que significaba que sería padre de muchedumbre de gente.

El nombre es muy importante para toda persona; por eso cuando en la familia se va a tener un bebé, deben de buscar el nombre y el significado del nombre que le van a colocar a su niño o a su niña, porque ese nombre va a influir en la vida de ese niño, y será por toda su vida. Por lo tanto, busquen nombres que tengan que ver con cosas buenas, que tengan que ver con las bendiciones divinas.

No vayan a arruinar la vida de sus hijos poniéndole un nombre incorrecto, más bien comiencen bien con sus hijos: poniéndole un nombre bueno, que signifique algo bueno, y que esté relacionado con Dios y Su Programa, para que así desde el comienzo usted esté buscando la bendición de sus hijos y sus hijos luego se lo agradezcan a ustedes.

Ahora vean, Dios le cambió el nombre a Abraham, de Abram a Abraham, en esas dos letras “h - a,” que le fueron añadidas, está la bendición para ser el padre de muchedumbre de gentes.

Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.”

Vean, un hombre que ya tiene 99 años, Dios le está prometiendo todas estas bendiciones, cuando un hombre de 29 años en la actualidad lo que está esperando es que le llegue el día de su partida, de su muerte; pero ahora Dios le está hablando de muchedumbre de gentes que va a tener Abraham, para lo cual, pues tiene entonces que tener un hijo por medio de su esposa Sara.

Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.

Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.

Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.

Este es mi pacto.”

Y ahora, más abajo... o vamos a seguir aquí para que vean el cuadro claro:

Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.

Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo.

Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.”

Y ahora, en el Nuevo Testamento la circuncisión es en el alma, en el corazón, y toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, ha sido circuncidada en su alma, en su corazón, y ha obtenido el nuevo nacimiento y ha nacido como un hijo o una hija de Dios en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial.

Y ahora, para ser parte del Israel terrenal se nace como descendiente del pueblo hebreo, y la persona, el hombre, el varón, es circuncidado al octavo día. Pero para ser miembro del Israel Celestial se nace de nuevo y se obtiene la circuncisión en el alma, en el corazón, al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo.

En el Israel terrenal Dios reflejó las cosas del Israel Celestial, en el pueblo terrenal (el pueblo hebreo) Dios reflejó las cosas del pueblo Celestial, las cosas de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el pueblo Celestial; y las cosas celestiales mismas fueron purificadas con un Sacrificio mejor y una Sangre mejor, que la sangre y sacrificios de los animalitos que sacrificaban en el Antiguo Testamento.

Y ahora, con el Sacrificio de Cristo y la Sangre de Cristo siendo derramada, somos limpiados de todo pecado y somos purificados así con el Sacrificio perfecto del Cordero de Dios: Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, los discípulos de Jesucristo del Antiguo Testamento fueron los creyentes en Cristo, el Angel del Pacto, los cuales obedecieron la Palabra que Cristo, el Angel del Pacto, les dio, y así fueron reconocidos como creyentes en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; estaban guiados por Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, guiando a los creyentes del Antiguo Testamento.

Y por eso siendo que Cristo es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, a través del cual Dios habló desde Adán hasta Juan el Bautista, y también habló a creación todas las cosas a existencia, todas las cosas: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra.” ¿Cómo lo hizo? Por medio del Verbo que era con Dios y era Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, y fue llamado Jesús.

Ahora, vean ustedes quién es nuestro amado Señor Jesucristo; el Señor Jesucristo en el Antiguo Testamento es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto; por lo tanto todos los creyentes en el Mensaje de Dios por medio de Su Angel en el Antiguo Testamento, son discípulos del Señor Jesucristo del Antiguo Testamento.

Y ahora, los que desobedecieron las palabras que Dios, por medio de Su Espíritu Santo habló al pueblo hebreo, fueron personas que están fuera de ser buenos discípulos del Señor Jesucristo del Antiguo Testamento.

Pero ahora, vean ustedes, los creyentes en las palabras que Dios habló por medio de Su Angel, el Angel de Jehová, fueron creyentes en el Angel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es Cristo en Su cuerpo angelical, por lo tanto, ellos fueron discípulos de Cristo, Jesucristo en el Antiguo Testamento. Los que creyeron, oyeron, creyeron y se mantuvieron firmes en lo que Dios habló por medio de Su Angel, el Angel de Jehová.

Y ahora, el Angel de Jehová, el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, eso fue lo que había sido prometido que sucedería en medio del pueblo hebreo, en el cumplimiento de la Venida del Mesías, como estaba prometido por Dios a través del Profeta Malaquías en el capítulo 3, verso 1 en adelante, donde dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.”

Ese Mensajero fue Juan el Bautista, fue enviado por Dios, fue enviado por Dios, Cristo, el Angel del Pacto, para preparar el camino ¿de quién? Vamos a ver de quién sería que Juan el Bautista prepararía el camino, sería del que lo estaba enviando: “He aquí, yo envío mi mensajero.”

¿Y quién es ese Yo? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el que le dijo a Moisés, cuando Moisés le preguntó: “Si ellos me preguntan cuál es Su Nombre, ¿qué les responderé?, porque yo voy el pueblo y le digo: El Dios de Abraham, vuestro Dios me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren cuál es Su Nombre ¿qué les voy a contestar?” Entonces el Angel de Jehová le dijo: “YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a ellos: YO SOY me envió a vosotros.”

Y ahora, el Yo Soy del Antiguo Testamento es Jesucristo nuestro Salvador. El Yo Soy del Antiguo Testamento se hizo carne, se hizo hombre, se vistió de un cuerpo físico y visitó así la raza humana en medio del pueblo hebreo, y llevó a cabo la Obra de Redención, el único que podía redimir la raza humana ¿quién? El Angel de Jehová, el Angel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical haciéndose hombre y muriendo por todos nosotros.

Y Cristo, el Angel del Pacto, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud, en toda Su plenitud estando en Su cuerpo angelical Cristo, y Dios en toda Su plenitud estando Cristo con Su cuerpo de carne también, porque en Jesucristo moró la plenitud de la divinidad, o sea, que en Cristo estaba el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

En Jesucristo, el Hijo de Dios, estaba el Padre y el Espíritu Santo, por eso en Jesucristo estaba la plenitud de la divinidad. Y recuerden que el Nombre de Dios, dice el libro del Exodo, capítulo 23, verso 20 al 23 que está en el Angel, el Angel de Jehová. Por lo tanto cuando se hace carne ahí está el Nombre de Dios, el Nombre que le dio a Moisés. Por eso Jesús podía decir: “Yo Soy.” El Yo Soy del Antiguo Testamento es Jesucristo.

El podía decir: “Yo Soy la luz del mundo, Yo Soy la resurrección, Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.” Porque el Yo Soy, Cristo, el Angel del Pacto, es nada menos que el Angel de Jehová, en el cual está Dios en toda Su plenitud.

Y ahora, Juan el Bautista prometido aquí en esta profecía de la venida del precursor y de la venida del precursado, estaría preparándole el camino ¿a quién? Vamos a ver a quién:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿A quién le estaría preparando el camino? Al Señor a quien buscaba el pueblo hebreo, al Angel del Pacto, a quien deseaba el pueblo hebreo, el cual se haría hombre, se haría carne, se vestiría de carne humana, y aparecería en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo como un hombre.

Pero ese hombre era nada menos que el Angel de Jehová hecho carne, hecho hombre para llevar a cabo la Obra de Redención y confirmar el Pacto eterno a la descendencia de Abraham, y colocar la Sangre del Pacto Eterno, para que toda persona pueda recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre, y reciban el Espíritu Santo, y obtengan el nuevo nacimiento y obtengan el cuerpo angelical, y queden así dentro del Nuevo Pacto, el Pacto Eterno, y queden cubiertos con la Sangre del Pacto Eterno, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, y ya no se necesitan más sacrificios de animalitos, porque ya ha sido efectuado el Sacrificio perfecto del Cordero de Dios, que también es el macho cabrío de la expiación.

Todo esto se cumplió en Jesucristo nuestro Salvador, y por Cristo nuestro Salvador, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, ha sido establecido el Nuevo Pacto y la Sangre del Nuevo Pacto, para que entren al Nuevo Pacto todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, escritos desde antes de la fundación del mundo en el Cielo. Estos son los Primogénitos de Dios, de los cuales nos habla San Pablo en su carta a los Hebreos, en el capítulo 12, versos 22 en adelante, de los cuales dice:

Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos.”

La congregación de los Primogénitos es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esas personas son parte de Dios, son los hijos e hijas de Dios, los Primogénitos de Dios, las primeras personas en las cuales Dios pensó y por consiguiente son los atributos divinos.

Y Cristo es la Cabeza, el primero de todos los hijos de Dios, y por medio de Cristo y en Cristo estábamos nosotros, y por medio de Cristo hemos venido a ser manifestados en la Tierra, y por medio de Cristo somos restaurados a la Vida eterna y colocados dentro del Nuevo Pacto, y somos circuncidados en nuestra alma, en nuestro corazón, por el Espíritu Santo.

Y ahora, hemos visto que es Cristo, el Angel del Pacto, el que vendría después de Juan el Bautista. Por eso el Angel de Jehová, el Angel del Pacto del Antiguo Testamento es el Jesucristo del Nuevo Testamento, es Jesucristo el que ha revelado a Dios, porque Dios se veló en Jesucristo y se reveló a través de Jesucristo; por lo tanto, el misterio de Dios es Jesucristo, Jesucristo es el misterio de Dios, en quien Dios habitó en toda Su plenitud.

Por lo tanto, en Jesucristo estaba Dios manifestado en toda Su plenitud y estaba el Nombre de Dios para Redención, para llevar a cabo la Redención de la raza humana. Por eso el nombre Jesús significa: “Salvador, Redentor.” El nombre Jesús es el mismo nombre Josué, por lo tanto es Cristo, el Angel del Pacto, el que nos ha libertado del reino de las tinieblas y nos ha colocado en Su Reino. Es Cristo, el Angel del Pacto, el que nos ha dado Su Espíritu y ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, es Jesucristo, el Angel del Pacto, nuestro Redentor, nuestro Salvador.

Y ahora, en la Obra de Redención encontramos que está la parte espiritual, que es primero en la Obra de Redención, somos restaurados espiritualmente a la Vida eterna, nuestra alma ha sido restaurada a la Vida eterna.

Tenemos ya Vida eterna al recibir a Cristo como nuestro Salvador, y haber lavado nuestros pecados en Su Sangre, y haber sido bautizados en agua en Su Nombre y haber recibido Su Espíritu Santo, así El ha producido en nosotros el nuevo nacimiento, y ahora somos una nueva criatura, una nueva creación, y estamos colocados en el Reino de Cristo como nuevas criaturas.

Es una Nueva Raza la que está siendo creada, viene por creación divina, no viene por medio de la unión de un hombre y de una mujer, sino que viene por medio de creación divina, Dios por medio de Cristo creando una Nueva Raza, de la cual Jesucristo es la Cabeza, Jesucristo es el primero.

En Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, nos dice que Jesucristo es el principio de la creación de Dios, de esta nueva creación, porque El es el Segundo Adán.

El primer Adán tiene una descendencia mortal, corruptible y temporal, porque Adán y Eva pecaron allá en el Huerto del Edén, y por consiguiente la muerte entró a la raza humana por un hombre: Adán, y al entrar a la raza humana la muerte, se hizo mortal la raza humana.

Pero por medio de Jesucristo nuestro Salvador vino la Vida eterna, y por consiguiente todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo han nacido como parte de una Nueva Raza y han nacido en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino de Luz. Por lo tanto, somos descendientes del Segundo Adán al haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, haber sido bautizados en agua en Su Nombre y haber recibido Su Espíritu Santo.

Por medio del nacimiento natural que obtuvimos a través de nuestros padres, somos descendientes del primer Adán, y por eso físicamente somos mortales; pero en el programa de creación de una Nueva Raza por medio del Segundo Adán, una Nueva Raza con Vida eterna (porque el Segundo Adán no cayó, no pecó).

Por lo tanto, en la creación de esta Nueva Raza recibimos primero una transformación interior al recibir el Espíritu de Cristo y al obtener el nuevo nacimiento, y obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión, igual al cuerpo angelical de Jesucristo nuestro Salvador.

Por eso nuestros Angeles ven el rostro de nuestro Padre cada día como dijo Jesús en una ocasión, hablando de los niños en los cuales reflejó o tipificó a todos los creyentes en El, o sea, a todos los discípulos de nuestro amado Señor Jesucristo, desde los primeros hasta los del tiempo final.

Y ahora, estamos conscientes de que tenemos un Angel de la sexta dimensión que nos cuida y nos guía, esto es para los creyentes en Cristo, para los discípulos de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, en el Nuevo Testamento los creyentes en Cristo nacidos de nuevo son los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo, han escuchado la Voz de Cristo en la edad que les ha tocado vivir.

Cristo en San Juan, capítulo 10, del 14 al 16, dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo estas otras ovejas que no son del pueblo hebreo, sino que son de entre de los gentiles?, Si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, ¿cómo va Cristo a estar hablando y llamando esas ovejas y colocándolas en Su Redil (Su Redil es Su Iglesia), ahora, ¿cómo lo va a hacer? Por medio de Su Espíritu Santo.

Por medio de Su Espíritu Santo es que Cristo estará llamando y juntando todas Sus ovejas de etapa en etapa; así es como estarán escuchando la Voz de Cristo nuestro Salvador. En el capítulo 8, verso 47, dice (de San Juan), dice Cristo:

El que es de Dios, las palabras de Dios oye.”

Y ahora, para los que no quieren oír la Voz de Dios, la Palabra de Dios ¿qué dice?

Por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.”

Los que no quieren oír la Palabra de Dios pues no son de Dios, no son de las ovejas de Dios; pero el que oye la Palabra de Dios es oveja del Señor, oye la Palabra de Dios para la edad que le ha tocado vivir.

¿Cómo viene la Palabra de Dios para cada edad? Veamos lo que dijo el Rvdo. William Branham en el Mensaje de “Las Siete Edades,” página 265 para que tengan un cuadro más claro de la forma en que Cristo estaría llamando y juntando Sus ovejas de edad en edad. Página 265 del libro de las Siete Edades de la Iglesia en español, dice el Rvdo. William Branham:

Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de El la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son portadores de luz en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”

Y ahora, podemos ver que Cristo en Espíritu Santo está en Su Iglesia de etapa en etapa, de edad en edad, manifestado e identificado con el Mensajero que El envía para cada edad. Para la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles El ha enviado siete Mensajeros en las siete etapas o edades de la Iglesia, y luego para el Día Postrero nos toca la Edad de la Piedra Angular, para la cual dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Y ahora, estos Mensajeros vienen ungidos con el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo viene en ellos hablándole a Su pueblo y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad; por lo tanto no es la obra de un hombre, sino la Obra de Jesucristo en Espíritu Santo usando un velo Dios carne, un hombre, para por medio de ese hombre traer la revelación divina de ese tiempo, traer la Palabra prometida para ese tiempo, y con esa Palabra prometida ser llamado y juntado cada hijo de Dios, cada escogido de Dios en la edad que le toca vivir.

Y con esos Mensajeros también Dios ha enviado maravillosos colaboradores que han estado trabajando brazo a brazo con el Mensajero de cada edad, y llevando el Mensaje por todos los lugares, para que llegue hasta el último escogido de cada edad, y se complete cada edad en el tiempo que le corresponde.

Y ahora, en el tiempo final, los escogidos para el Cuerpo Místico de Cristo, son llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta de Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, esa Gran Voz de Trompeta que Juan escuchó detrás de él en el Día del Señor. Esa es la misma Gran Voz de Trompeta de San Mateo, capítulo 24, verso 31, donde dice: “Y enviará Sus Angeles con gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo de la Tierra hasta el otro extremo de la Tierra (o sea, desde un extremo del Cielo hasta el otro extremo del Cielo, de los cuatro ángulos).”

Ahora, esa gran Voz de Trompeta es la Voz de Cristo, la Voz de Cristo, el Espíritu Santo por medio del Mensajero del Día Postrero, como el Mensaje que trajo cada Mensajero fue la Voz de Cristo, el Espíritu Santo en cada edad. Esa fue la Trompeta de Dios, la Voz de Dios para cada edad, y para el Día Postrero es la Gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo hablándole a Sus ovejas, a Sus escogidos del Día Postrero, llamándolos y juntándolos en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la etapa correspondiente a nuestro tiempo, que es la Edad de la Piedra Angular, y con este Mensaje son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Vean, esta Voz de Trompeta de Apocalipsis, capítulo 1, vamos a leer unos cuantos lugares relacionados a esta Voz de Trompeta, dice capítulo 1, verso 10 al 11, dice:

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia.” Y ahí comienza a enumerar las siete iglesias.

Y ahora, esta gran Voz de Trompeta que Juan escuchó en el Día del Señor, es la Voz de Cristo, Cristo hablando en el Día del Señor, eso es Cristo hablando en este tiempo final.

Y ahora, Juan fue transportado al Día del Señor y escuchó esta Voz, la Voz de Cristo. En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 también dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Y ahora, tenemos la invitación a subir por una puerta abierta, una puerta que Juan no la había visto anteriormente. Por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”

Y ahora, El está a la puerta, a la puerta de esa puerta abierta en el Cielo en este tiempo final. Ahí es donde El está hablando, por lo tanto hay que subir por esa puerta abierta y esa puerta abierta es Cristo, El dijo en San Juan, capítulo 10:

Yo soy la puerta, el que por mí entrare será salvo y entrará y hallará pastos.”

Ahora, Cristo es la Puerta en Su Primera Venida y Cristo es la Puerta en Su Segunda Venida, y El también es el Camino.

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

Esta promesa es para el Vencedor, y el Vencedor del Día Postrero es el que obtendrá el cumplimiento de esta promesa, el Trono es el Trono de David. Y así como Cristo venció y se sentó en el Trono Celestial, el Trono del Padre, y por consiguiente recibió autoridad sobre los Cielos y la Tierra, pues El en San Mateo 28 dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.”

Y ahora, por cuanto El tiene todo el poder, ahora El va a dar poder al Vencedor, El recibió poder al sentarse en el Trono Celestial, porque el poder de un reino corresponde al que está sentado ¿en dónde? En el trono de ese reino.

Y ahora, Cristo es el que puede dar poder, El ha dado poder a Su Iglesia y a Sus Mensajeros de edad en edad; pero en ninguna edad la Iglesia del Señor Jesucristo ha gobernado el planeta Tierra, pero El va a dar poder para gobernar sobre pueblos, naciones y lenguas.

Veamos, y para eso tiene que ser establecido el Trono de Cristo, que es el Trono de David, al cual Cristo es heredero, y tiene Cristo que sentar con El en Su Trono al Vencedor del tiempo final, del Día Postrero.

El Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán haca acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá. “Porque un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día.” Dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también el Salmo 90, verso 4, que es un Salmo del Profeta Moisés.

Ahora, les dije que Cristo es el heredero al Trono de David, y ese es el Trono terrenal de Cristo, porque en el Cielo Cristo se ha sentado en el Trono del Padre, pero el Trono de Cristo es el Trono terrenal, el Trono de David.

El Arcángel Gabriel, que es el Arcángel Profeta de la sexta dimensión, dice en San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante, hablando con la virgen María le dice:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y ahora, el heredero al Trono de David es Jesucristo, y Dios le dará el Trono de David su Padre; y se sentará sobre el Trono de David y reinará para siempre. Ese es el Trono de Jesucristo en la Tierra, ese es el Trono de Dios en la Tierra, Trono terrenal de Dios, el cual representa el Trono Celestial de Dios; o sea, que el Trono terrenal de Dios: el Trono de David, es la representación del Trono Celestial en la Tierra. El Trono de Dios Celestial estará representado en el Trono de David.

Por eso cuando el rey David, y luego el rey Salomón, se sentaron en el Trono, la Escritura dice en Primera de Crónicas... vamos a ver ahí cómo lo muestra aquí para que tengan el cuadro claro de este misterio del Trono de Dios en la Tierra. Primera de Crónicas, capítulo 28, verso 3 en adelante dice, ó 2 en adelante dice:

Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos...”

O sea, que estaba reunido con todo el pueblo hebreo, ya David tenía unos 70 años de edad y ya estaba despidiéndose de su pueblo porque ya estaba por partir, y tenía que identificar a su sucesor en el trono; porque cuando las cosas se dejan sin arreglar, entonces vienen los hijos y comienzan a pelear por el trono y se matan unos a otros, y entonces hay enemistades y odio entre la misma familia.

Por eso también las personas que tienen mucho dinero y propiedades tratan de hacer un testamento antes de morir, para que luego se repartan la herencia conforme a como está en el testamento y no se pongan a pelear los unos con los otros; porque se pueden llevar muy bien todos los hijos de ese hogar, pero cuando llega el momento en que el padre muere, y llega el momento en recibir la herencia, algunas veces por una tontería se pelean, se enojan y se hacen enemigos: por dinero, por una propiedad, por una cosa que no tiene el valor que tiene el amor de los hermanos unos con otros.

Ahora vean, entonces David va a decir quién es el heredero al Trono y así no se pelearán todos esos hijos de David, los cuales estaban esperando que ya papá David muriera, para entonces pelear por el trono.

Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar.

Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.

Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.

Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”

¿Cuál es el reino, cuál es el Trono del Reino de Dios sobre la Tierra sobre Israel? El Trono de David, el reino de David y de Salomón es el Reino de Jehová, de Dios sobre el pueblo hebreo, y el Trono de David es el Trono del Reino de Dios en la Tierra sobre el pueblo hebreo.

Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.”

Y ahora, el escogido de Dios, el hijo de David, es señalado como hijo de Dios, vean, porque Dios dice: “Porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.”

Esto fue lo que Dios dijo acerca de Salomón.

Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.”

Y ahora, pasamos a Primera de Crónicas, capítulo 29, versos 22 al 23, donde dice:

Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.

Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”

¿En qué trono se sentó Salomón? En el Trono de Jehová, en lugar de su padre David.

Ahora, vean que el Trono de David es el Trono de Jehová, el Trono de Dios en la Tierra, el Trono de Dios en la Tierra para reinar sobre el pueblo hebreo y también sobre todo el planeta Tierra. A ese Trono es que el Arcángel Gabriel dice que Jesús es heredero, y ése es el Trono que Dios le da a Cristo aquí en la Tierra, para que se siente en él y gobierne sobre el pueblo hebreo para siempre, y ése es el Trono del cual Cristo dice:

Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

En la misma forma en que el Padre hizo con Jesús, ahora Jesucristo hace con Su Angel. Vamos a verlo en una forma más sencilla. En la misma forma en que el Padre Celestial ha hecho con Su Angel, el Angel de Jehová, que lo ha sentado sobre Su Trono Celestial, ahora Jesucristo en esa misma forma hace con Su Angel, el Angel de Jesucristo: lo sentará en Su Trono. Cristo, el Angel del Pacto, se sentó con el Padre en Su Trono.

Y ahora, Cristo sentará con El en Su Trono a Su Angel Mensajero, que será el Vencedor del Día Postrero, él obtendrá la Gran victoria en el Amor Divino; el Espíritu Santo obrando a través de él, y llevando a cabo la Obra en el Día Postrero nos dará a todos la gran victoria en el Amor Divino.

Y ahora, vean ustedes cómo le va a da autoridad sobre todas las naciones en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 27, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin...”

O sea, que el Vencedor que guarde las obras de Dios hasta el fin, que esté hasta el fin del tiempo, ése será el que tendrá esta bendición.

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

¿Ven? En la misma forma que Cristo, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, recibió autoridad del Padre y se sentó en el Trono de Dios, y recibió autoridad sobre los Cielos y la Tierra, así también Cristo sentará sobre Su Trono al Vencedor del Día Postrero, el Angel del Señor Jesucristo, y le dará autoridad sobre las naciones, en la misma forma. O sea, que lo que estará sucediendo con el Angel del Señor Jesucristo es paralelo a lo que sucedió con el Angel de Jehová, el Angel de Jehová es Cristo, nuestro Salvador, en Su cuerpo angelical, y luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en el cual habitó Dios en toda Su plenitud.

Y el Angel del Señor Jesucristo es el Angel Mensajero del Día Postrero para la Iglesia de Jesucristo en el día de la Edad de la Piedra Angular, y es el Mensajero de la Dispensación del Reino.

Y así como Cristo estuvo en cada Angel Mensajero de cada edad pasada, Cristo en Espíritu Santo en cada Angel Mensajero, así estará en Su Angel Mensajero del Día Postrero, hasta que lo adoptará, y entonces toda la plenitud de la divinidad de Cristo estará en Su Angel. Por lo tanto, en el Angel del Señor Jesucristo estará Cristo manifestado en toda Su plenitud en el Día Postrero.

Esa será la manifestación de Cristo en medio de Su Iglesia en el Día Postrero, así como la manifestación de Cristo en Su Iglesia en cada edad fue en el Angel Mensajero de cada edad, a través del cual llamó y juntó Sus escogidos de cada edad, y junto al cual envió colaboradores que trabajaron junto a ese Mensajero de cada edad en la Obra correspondiente a cada edad.

Así también es para este tiempo final: Cristo tendrá colaboradores maravillosos junto al Angel del Señor Jesucristo trabajando en la Obra de Cristo de este tiempo final.

Y el Angel del Señor Jesucristo estará trabajando en la Obra de Cristo correspondiente a este tiempo final, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y en este entrelace dispensacional, donde se está entrelazando la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.

Y ahora, podemos ver porqué es que Cristo lo sentará en Su Trono con El, en ese Trono de David, y así será restaurado el Reino de Dios en la Tierra. Y la oración que enseñó Cristo a Sus discípulos, en la cual dijo también: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra (o también en la Tierra).” Eso será cuando el Trono de David sea restaurado y se siente Cristo en ese Trono y con El el Vencedor, y entonces el Reino de Dios será restaurado al pueblo hebreo y sobre todo el planeta Tierra.

Y lo que perdió Adán y Eva en la caída será restaurado en este tiempo final, cuando Cristo se siente en el Trono de David y siente con El al Vencedor. El Vencedor está reflejado o tipificado en el Siervo fiel y prudente, al cual cuando Su Señor venga le halle haciendo así, ¿cómo le halle? Dando el Alimento Espiritual a tiempo, el Mensaje, la Palabra. “Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.”

Y ahora, la boca de Dios es Cristo hablando por medio de Sus Profetas.

Y ahora, encontramos que estará el Siervo fiel y prudente del Día Postrero, dándole el Alimento Espiritual a tiempo a todos los hijos de Dios ¿dónde? En la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo cual se cumplirá la promesa: “De cierto os digo que cuando su Señor venga y le halle haciendo así, de cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá.” Por lo tanto, vendrá a ser administrador de Cristo en ese Reino Milenial.

Los discípulos del Señor Jesucristo buscaban siempre ser el primero en ese Reino de Cristo, que sería establecido en la Tierra, que es el Reino de Dios siendo establecido en medio del pueblo hebreo, y por consiguiente es el reino de David gobernado sobre el Trono de David, porque el Trono David es el Trono de Dios en la Tierra. Y todos querían ser el primero, y sobre todo Juan y su hermano Santiago; y la madre de Juan y Santiago que según la carne era la tía de Jesús, era Salomé (hermana de la virgen María), la cual en una ocasión conforme a San Mateo, capítulo 20, vino a Jesús.

Ahora, en el capítulo 19, vean, Cristo ya les dice que van a ser sentados sobre doce tronos los Apóstoles... vamos a ver el verso, capítulo 19, versos 28 al 30, y después vemos el capítulo 20, verso 20 en adelante. Dice, del 27 en adelante, dice:

Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?”

Es una pregunta que algunas personas se hacen: “Bueno, ¿para qué hay que recibir a Cristo como nuestro Salvador? ¿Qué vamos a tener?” En el Reino de Cristo vamos a tener la posición de Reyes y Sacerdotes, vamos a reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad, y al recibir a Cristo obtenemos el perdón de nuestros pecados, Cristo nos limpia con Su Sangre preciosa y quita todo pecado de nosotros, y nos hace Reyes y Sacerdotes para nuestro Dios, y nos da Su Espíritu Santo y produce el nuevo nacimiento en nosotros y obtenemos un cuerpo angelical, nos da un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, y obtenemos nosotros ¿qué? Vida eterna.

Lo más importante es la Vida eterna, luego esas posiciones en el Reino de Cristo son cosas adicionales, pero lo más importante es la Vida eterna. Pero esas posiciones en el Reino de Cristo son muy importantes para los que van a estar en ese Reino, los cuales tendrán Vida eterna. Ahora, Pedro preguntaba:

He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?

Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración...”

O sea, que esto va a ser en el Reino Milenial, donde va a ser restaurado el Reino de Dios, va a haber una regeneración del Reino, eso va a ser restaurado todo a como era originalmente: uno sentado sobre el Trono de David, reinando sobre el pueblo hebreo. Y ese Reino se va a extender hacia todas las naciones, porque así como Adán era el rey sobre todo el planeta Tierra, eso va a ser restaurado también, y entonces desde ese Trono de David y de ese Reino de Dios en medio del pueblo hebreo se gobernará el planeta Tierra completo.

... De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria...”

El Trono de Su gloria, vean, cuando se siente en el Trono de Su gloria. ¿Pero El no está sentado en el Trono del Padre en el Cielo? Sí, pero es el Trono de gloria del Padre Celestial, pero el Trono de gloria de Jesucristo es el Trono de David.

...Cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel...”

Ahora, miren la posición tan importante que tienen los Apóstoles. Judas Iscariote perdió esa bendición, pero el trono no se perdió, el trono lo ocupa otro que fue colocado en lugar de Judas Iscariote. Toda persona que se retira de seguir a Cristo pierde la bendición, pero esa bendición la toma otra persona, tonto es el que se aparta de Cristo, porque pierde la bendición de Dios.

...Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna...”

Y todo esto ¿dónde? En el Reino de Cristo, Reino Milenial, donde será restaurado el Reino de Dios en la Tierra en medio del pueblo hebreo y sobre todo el planeta Tierra, y el Trono es el Trono de David.

...Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.”

Y ahora, encontramos que los postreros serán los primeros en el Reino de Cristo. Vamos a dejar eso quietecito ahí para que nadie vaya a pensar que estamos tratando de quitarle la bendición que tienen los primeros: los Apóstoles y todos los que vinieron después de los Apóstoles. Es que la bendición mayor está para los hijos e hijas de Dios de este tiempo final.

Ahora, ya Cristo le ha prometido a los Apóstoles que se van a sentar en doce tronos; esos tronos son doce de los veinticuatro tronos, donde aparecen en Apocalipsis, capítulo 4, y Apocalipsis, capítulo 5, veinticuatro ancianos sentados, esos veinticuatro ancianos son los doce patriarcas del Antiguo Testamento, hijos de Jacob, y los doce Apóstoles del Señor, aparecen en el libro del Apocalipsis, por lo tanto eso está predestinado desde antes de la fundación del mundo.

Ahora, vamos al capítulo 20, verso 20 en adelante donde vino la madre de Jacobo y Juan, que es Salomé, hermana de la virgen María, por lo tanto es tía según la carne de Jesús.

Y recuerden que las tías casi siempre logran con sus sobrinos sus peticiones, le piden que les preste algún dinerito y el sobrino enseguida se lo presta, o le piden cualquier cosa: “Ve a la tienda y cómprame tal cosa,” y van y le compran las cosas que le ordenan, y le dan el dinero para que se las compren, y así por el estilo.

Pero ahora, la madre de Jacobo y Juan vienen con una petición de parte de sus hijos, donde ellos habían estado en el Monte de la Transfiguración, donde ellos vieron la Venida del Reino de Dios a la Tierra y al Hijo del Hombre viviendo en Su Reino, viniendo así en el Reino del Padre, porque el Reino del Padre, el Reino de Dios será establecido en la Tierra, y ahí está el orden de la Venida del Reino de Dios a la Tierra.

Y ellos vieron allí a Jesús con Su rostro como el sol y Sus vestiduras resplandecientes como la Luz, vieron a Jesús glorificado, y vieron a cada lado de Jesús a Moisés y a Elías. Este es el orden de la Venida del Hijo del Hombre en el Reino de Su Padre, para ser establecido el Reino de Dios en la Tierra, en medio del pueblo hebreo, para gobernar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.

Por lo tanto, ellos sabían que a la derecha de Jesús estaría una persona y a la izquierda estaría también otra persona; y por cuanto ellos sabían que Elías tenía que venir y allí estaba apareciendo Elías, y ese es el orden de la Segunda Venida de Cristo para establecer Su Reino Milenial en la Tierra, ellos querían ser esas personas, querían ellos que se materializara en ellos esa posición de la derecha y de la izquierda, recuerden que ellos eran los que siempre querían ser como el Profeta Elías.

Recuerden, cuando en Samaria fueron a preparar lugar para que Jesús pasara la noche allí, porque El iba para Jerusalén, pero ya era tarde y quería pasar la noche con Sus discípulos en cierto lugar, y mandó a preparar lugar allá a Samaria y no lo recibieron, entonces Santiago y Juan le dicen que no lo quisieron recibir a El y a Sus discípulos, y dicen: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del Cielo, como hizo Elías para que sean quemados todos?” Jesús dice: “Ustedes no saben de qué espíritu son; el Hijo del Hombre no viene para perder las almas sino para salvar las almas.” Esto es así porque el Hijo del Hombre vino ¿para qué? Para buscar y salvar lo que se había perdido.

Y ahora, vean que siempre ellos querían ser como el Profeta Elías; y ahora ellos ven a Moisés y a Elías aquí en el Monte de la transfiguración, por lo tanto ellos quieren esa posición. Ahora vean:

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda...”

O sea, que ya estaba bien informada por sus hijos de lo que habían visto en el Monte de la Transfiguración, y ellos comprendían que esos ministerios estarán ahí en ese Reino, y serán los ministerios de la diestra y de la siniestra, de la derecha y de la izquierda; por lo tanto ellos querían tener esos ministerios.

Ahora, ellos querían esa posición en el Reino Milenial de Cristo. No se conformaban con la promesa de que se sentarían cada uno de ellos en un trono, y a Juan le tocaba uno de los doce tronos, y a Jacobo le tocaba uno también de esos doce tronos, a Pedro le tocaba uno también, a cada uno de los Apóstoles.

Pero ahora, Jacobo y Juan quieren más; y eso está bueno: que cada hijo e hija de Dios quiera más de Dios, quiera más bendición de Dios, y que si no obtiene más bendición sea porque ya esa bendición que quiere ya Dios la tiene para otra persona, pero debe seguir adelante luchando para recibir cada día más y más bendición de Dios.

Y sus padres deben ayudarlo, como ayudó Rebeca a Jacob a conseguir la Bendición de la Primogenitura siendo hablada por Isaac sobre Jacob; y como también la madre de Santiago y Juan fue a Jesús para buscar más bendición de parte de Cristo para sus hijos. Todas las madres están llamadas a buscar la bendición de Cristo para Sus hijos.

Y ahora, vamos a ver:

...Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís.”

Y eso es lo que sucede algunas veces: que pedimos y no sabemos qué estamos pidiendo, pero ahora vamos ver:

...¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos...”

Y eso está bueno, porque el que está buscando la bendición de Dios no puede mirar las circunstancias negativas que lo rodean, él debe estar creyendo firmemente las promesas de Dios y creer que obtendrá la bendición de Dios. La persona tiene que estar buscando la bendición de Dios, y debe siempre decir: “Sí podré obtener esa bendición de Dios.”

El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados (¿ven? Ellos dijeron que podían y Jesús les dijo que sí, que podían); pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.”

Ya esa posición de sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús en el Reino Milenial de Cristo, no es de Jesús darlo a quien El quiera darlo, sino a aquellos a quienes está preparado por nuestro Padre Celestial, desde antes de la fundación del mundo, porque esa posición no es una posición que una persona pueda obtener, porque lucha por esa posición, sino porque está predestinado para ocupar esa posición en el Reino Milenial de Cristo. Y esa es la posición que le corresponde al Siervo fiel y prudente que estará en los negocios de su Señor, colocado por su Señor: nuestro amado Señor Jesucristo. Y ése será un discípulo del Señor Jesucristo.

Y ahora, esa posición fue mostrada en el Monte de la Transfiguración siendo colocado a un lado de Moisés y al otro lado (de Jesús) Elías. Por lo tanto, son los ministerios de Moisés y Elías los que estarán en ese Reino Milenial teniendo el ministerio para ese Reino Milenial.

Encontramos que esos ministerios son los ministerios de los Dos Olivos de Zacarías, capítulo 4, versos 12 al 14, los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Y en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios y que son también los dos candeleros o lámparas que están delante de la presencia de Dios.

Así como el candelero o candelabro con las siete lámparas es la Iglesia de Jesucristo con sus siete etapas, edades, son siete lámparas, y sus siete mechas encendidas en fuego, que son los siete Angeles Mensajeros encendidos con el fuego del Espíritu Santo, y son las siete lámparas de fuego que están delante de la presencia de Dios en Apocalipsis, capítulo 4, verso 5. Vamos a verlo aquí, Apocalipsis, capítulo 4, verso 5 dice, 4 al 5 de Apocalipsis. Apocalipsis 4, verso 4 al 5, dice:

Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas (esos son ¿quiénes? Los veinticuatro ancianos, que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles).

Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.”

Esas siete lámparas de fuego son los siete Angeles Mensajeros en las siete edades de la Iglesia. Eso se materializó en la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, Cristo envió a Su Iglesia Sus siete Angeles Mensajeros. En Apocalipsis, capítulo 5, verso 6, dice:

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”

Y ahora, los siete cuernos con los siete ojos son las siete edades de la Iglesia con sus siete Angeles Mensajeros. Vean cómo todo está programado por Dios, todo está predestinado por Dios.

Cristo por cuanto está construyendo una Casa, un Templo Espiritual, para Dios morar en toda Su plenitud, tiene un plan, el cual Dios hizo desde antes de la fundación del mundo; por lo tanto, El está creando una Casa para Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo conforme al Plano divino, el cual fue reflejado en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón.

Y ahora, podemos ver que cada detalle en este Templo Espiritual, ya fue colocado en el Plano divino; por lo tanto estas son cosas Celestiales que son cumplidas aquí en la Tierra y pertenecen al Israel Celestial, a las personas que tienen su ciudadanía en el Cielo, porque han creído en Cristo como nuestro Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y han obtenido el nuevo nacimiento y han obtenido el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión. Esas son las personas que son los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo.

Y ahora, encontramos que estos ancianos, veinticuatro ancianos, doce patriarcas y doce Apóstoles, vean ustedes, desde antes de la fundación del mundo tenían esa posición ordenada por Dios para ocuparla, y los siete Angeles Mensajeros también tenían la posición que han ocupado en la Iglesia de Jesucristo, y por lo tanto en el Reino Milenial de Cristo tienen una posición muy importante, que tiene que ver con los gentiles, así como los Apóstoles tienen que ver con los hebreos.

Y luego la posición de la derecha y de la izquierda de Cristo en Su Reino, eso ya está ordenado desde antes de la fundación del mundo, y corresponden a los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.

Eso se materializa en el Día Postrero, en la Iglesia del Señor Jesucristo en el Angel del Señor Jesucristo, donde Cristo coloca los ministerios de Moisés y de Elías, que son los ministerios de la diestra y de la siniestra, de la derecha y de la izquierda de Jesucristo.

Por eso por medio de esos ministerios es que Cristo en el Día Postrero, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, que se entrelaza con la Dispensación de la Gracia, estará obrando por medio de esos ministerios a través del Angel Señor Jesucristo, Cristo en Espíritu Santo estará operando esos ministerios en Su Angel, y estará mostrándonos, revelándonos, por medio de esos ministerios las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y así es como estaremos en este tiempo escuchando la gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios del Día del Señor, que escuchó Juan el Apóstol, y esa Voz es la que dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.”

Y ahora, así como los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo del tiempo de los Apóstoles y de las edades pasadas, escucharon la Voz de Cristo en Espíritu Santo por medio de los Apóstoles, y luego en las edades de la Iglesia entre los gentiles por medio de los Angeles Mensajeros de la Iglesia, de los siete Angeles Mensajeros de las siete edades, para el Día Postrero vamos a ver dónde estará la Voz de Cristo dándonos a conocer estas cosas, y veremos entonces quiénes serán los que estarán escuchando la Voz de Cristo dándonos a conocer estas cosas, y esos serán los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo del Día Postrero.

La promesa fue: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” Así como había que subir de edad en edad a la edad correspondiente a cada tiempo para escuchar la Voz de Cristo por medio del Mensajero de cada edad, llamando y juntando a Sus ovejas en cada edad, en el Cuerpo Místico de Cristo, que es el Redil de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, en este tiempo hay que subir a la etapa donde Cristo está, que es la Edad de la Piedra Angular, Cristo en Espíritu Santo.

Y así como tuvo un Mensajero en cada edad, a través del cual se veló y se reveló y habló por medio de ese Mensajero, y llamó y juntó Sus ovejas en Su Redil, en Su Iglesia, tiene que tener un Mensajero en este tiempo final, en el cual se vele y se revele, y nos hable todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y nos revele así los misterios correspondientes a este tiempo final, y nos muestre, nos revele los misterios correspondientes al Día Postrero, nos muestre, nos revele, las cosas que el Profeta Daniel quiso conocer, porque las escuchó pero no entendió y quiso conocer y le fue dicho que sellara esas palabras y cerrara el libro hasta el tiempo del fin, ¿por qué? Porque en el tiempo del fin es que son abiertas estas palabras y son revelados estos misterios de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final.

Y ahora, ¿cómo es que vamos a escuchar la Voz de Cristo nuestro Salvador, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, para poder obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y recibirlas y creerlas con toda nuestra alma, y seguir a Cristo en este tiempo final, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular?

Ahora, algunas personas podrán pensar: “Pero es que no hay exclusividad para nadie.” Pues siempre Dios ha tenido exclusividad. Cuando tuvo a Moisés, la exclusividad la tenía Moisés para recibir la revelación divina y darla al pueblo, aunque Aarón era el sumo sacerdote y María o Miriam era hermana de Moisés, y era profetiza, la exclusividad para recibir la revelación divina y darla al pueblo, la tenía ¿quién? Moisés.

Algunos pensaron que no la tenía, y miren ustedes aún Aarón y Miriam creyeron que no tenía Moisés la exclusividad, y dijeron: “¿No ha hablado Dios también por medio de nosotros?” Y criticaron a Moisés por la esposa, que era morena. Y la ira de Dios se encendió sobre María o Miriam, y sobre Aarón, y quedó ella leprosa.

Ahora, ¿tenía o no tenía Moisés la exclusividad? Ahora el que tiene la exclusividad es Dios, pero la tenía a través de Moisés.

Y ahora, a través de cada edad y dispensación Dios ha tenido Su exclusividad a través del Mensajero que El ha enviado para cada edad y para cada dispensación, pero junto a esos Mensajeros Dios ha colocado maravillosos trabajadores obreros, ministros que han trabajado brazo a brazo con ese Mensajero que Dios ha enviado, pero la exclusividad la ha tenido el Mensajero, colocada por el Espíritu Santo en ese Mensajero, porque la exclusividad es de Dios pero la coloca en un Mensajero en cada edad.

Y ahora, ese Mensajero no hace nada absolutamente para ser el Mensajero de su tiempo, Dios lo envió ya predestinado y diseñado para ser el Mensajero de ese tiempo, y lo envía con las dos conciencias juntas, para captar la revelación del Cielo, ya viene programado para ser el Mensajero de ese tiempo.

Como también la Iglesia de Jesucristo está programada, y no solamente eso; para la Iglesia de Jesucristo, hasta los que han de formar parte de la Iglesia y el número que tendrá la Iglesia de Jesucristo, ya eso está programado, están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es que a Dios no se le pasa nada, Dios obra de acuerdo a Su Programa.

Ya El tiene un Programa, el cual El está llevando a cabo; por lo tanto El sabe cuál es Su programa, por lo tanto El obra todo en favor de ese Programa.

Y ustedes que están escuchando la Voz de Cristo no la están escuchando porque ustedes de sí mismo han querido, es que no son ustedes los que Lo han escogido a El, a Cristo, es Cristo el que los escogió a ustedes y a mí. Cristo dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, más yo os elegí a vosotros.”

Ahora, es un privilegio grande ser un elegido de nuestro amado Señor Jesucristo, porque eso nos coloca como verdaderos discípulos del Señor Jesucristo; el que es de Dios ¿qué voz es la que escucha? La Voz de Dios, y las ovejas que escuchan la Voz de Cristo, ¿de quién son esas ovejas? De Jesucristo nuestro Salvador: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Esas son las ovejas del Padre que le han sido dadas a Jesucristo para que les dé Vida eterna.

Y ahora, las personas que no querían escuchar a Jesús en aquellos días, Jesús de ellos dijo: “Ustedes no pueden escuchar mi voz, y no escuchan mi Palabra, mi Voz...” ¿Por qué? Vamos a ver, les dio la causa, el motivo por la cual no escuchaban Su Voz. En San Juan, capítulo 10, verso 24 en adelante dice... 22 en adelante, dice:

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente (muchas personas quieren saber ciertas cosas pero no para creer, sino para criticar).

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho (una Palabra dura pero es la verdad).

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”

Y ahora, ahí está el misterio porqué unos siguen a Cristo y otros no siguen a Cristo, ahí está el misterio porqué unos oyen la Voz de Cristo y otros no escuchan la Voz de Cristo.

Y ahora ¿cómo vamos a escuchar la Voz de Cristo en nuestro tiempo, si Cristo murió y resucitó y ascendió al Cielo y se sentó en el Trono del Padre? Pero Cristo está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. Ha estado de edad en edad hablando a Su Iglesia y a cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero y ha estado llamándolo y juntándolo en Su Redil, que es Su Iglesia.

Es Cristo en Espíritu Santo, por lo tanto los que son de Dios oyen la Voz de Cristo en Espíritu Santo, hablando y llamando a Sus escogidos en cada edad, por lo tanto ser un verdadero discípulo del Señor Jesucristo es ser una persona que escucha la Voz del Espíritu Santo en la edad que le toca vivir.

Y es llamado y juntado en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es el Redil del Señor, y ahí se mantiene escuchando la Voz de Cristo y perseverando hasta que sus días terminen en la Tierra; pero se mantiene trabajando en la Obra del Señor Jesucristo, porque esa es la voluntad de Dios: que lleve cada persona mucho fruto en la vid, y Cristo es la Vid verdadera y nosotros somos Sus ramas, para llevar mucho fruto.

Ahora, la Voz de Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, dice:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

La Voz de Cristo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, nos llama a subir a la Edad de la Piedra Angular, donde El estará hablándonos las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, luego de las que ya han sucedido en edades pasadas.

Y ahora, ¿cómo va a estar hablando Cristo si Cristo está en el Cielo con Su cuerpo glorificado en el Trono del Padre? En Espíritu Santo.

Y ahora ¿cómo va a estar hablando el Espíritu Santo en el Día Postrero? Pues por medio de un instrumento que El ha prometido enviar para darnos a conocer todas estas cosas. ¿Y dónde está eso escrito? Esa será la forma en que El cumplirá la promesa: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 está la respuesta de cómo es que vamos a obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Quién es el enviado de Cristo, el Dios Todopoderoso, el Dios de los espíritus de los Profetas, el Señor? El enviado aquí es el Angel del Señor Jesucristo, ¿para qué? Para manifestar, para revelar, para dar a conocer, para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Solamente por medio de ese Angel Mensajero es que serán reveladas a la Iglesia de Jesucristo, y a cada verdadero discípulo del Señor Jesucristo, las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Así como en cada edad pasada reveló por medio de los Mensajeros de cada edad lo que tenía que revelarle a Su Iglesia en cada edad.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, confirma Cristo nuevamente a quién El ha enviado; por lo tanto la exclusividad de Cristo es a través de ese Angel, para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Fuera de ese Angel Mensajero, cualquier otra persona que se levante tratando de dar a conocer las cosas que deben suceder pronto, estará tratando de adivinar y por consiguiente no será una revelación del Cielo, la única revelación del Cielo para este tiempo final, para la Iglesia de Jesucristo, viene por medio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero.

Apocalipsis, 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Ese, el Angel Mensajero de Jesucristo para este tiempo final ungido con el Espíritu Santo y con los ministerios de Moisés y Elías y Jesús siendo manifestados por el Espíritu Santo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y el que es de Dios, la Voz de Dios escuchará por medio del Espíritu Santo, a través de Su Angel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

“Mis ovejas oyen mi voz y me siguen,” dijo Jesucristo nuestro Salvador. Esas ovejas son los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo para este tiempo final como fueron las verdaderas ovejas, los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo los que escucharon la Voz de Cristo en Espíritu Santo, a través de los Mensajeros que El envió en edades pasadas.

Y miren ustedes, ¿cómo bautizaban los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo, los Apóstoles cuando comenzaron a bautizar en el Día de Pentecostés? En el Día de Pentecostés bautizaban ¿cómo? Vamos a ver... el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 34 en adelante, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”

¿Cómo bautizaban los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo? Pues Cristo había dicho en San Mateo y en San Marcos... vamos a ver San Marcos y San Mateo: San Mateo, capítulo 28, San Mateo, capítulo 28 nos dice, verso 18 en adelante, dice:

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

Y ahora, en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, dice:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Y ahora, el Día de Pentecostés Pedro les dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

¿Cómo bautizaban los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo? ¿Cómo interpretaron por el Espíritu Santo, las palabras de: Id y bautizad en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? Por cuanto en Jesús estaba el Padre y el Espíritu Santo y tenía el Nombre de Redención, Dios había dicho del Angel de Jehová, el Angel del Pacto: “No le seas rebelde, porque El no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en El.”

Y cuando se hizo carne el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el Nombre de Dios ¿dónde estaba? En El, en Jesucristo. Por lo tanto cuando ordena bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, eso es bautizar en el Nombre del Señor Jesucristo, porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Señor Jesucristo. “Porque no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos,” dice San Pedro en capítulo 4, verso 12, verso 11 en adelante. Dice:

Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Por lo tanto, la persona que recibe a Cristo como su Salvador arrepentido de sus pecados y es bautizado en agua en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo es ¿para qué? Para salvación. Y no hay otro nombre para salvación sino el Nombre del Señor Jesucristo: “Todo lo que hagáis, ya sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesucristo.”

Y ahora veamos cómo Pablo fue bautizado, capítulo 22, versos 2 en adelante, del libro de los Hechos, dice, capítulo 22, verso 2 en adelante, dice:

Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,

vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré.

Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.”

¿Cuál es el Nombre que hay que invocar para cuando se está bautizando una persona? El Nombre del Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, esa es la interpretación que da el Espíritu Santo a través de los Apóstoles.

Y ahora, vean ustedes en el capítulo 19, del libro de los Hechos, Pablo predicando, dice que fue a Corinto. Dice:

Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto (o sea, Pablo se fue a otro lugar, a Efeso), Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos (o sea, eran discípulos de Juan el Bautista, el precursor de la Primera Venida de Cristo),

les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.”

Y sin embargo Juan el Bautista les había dicho que el que vendría después de él, el cual él identificó como Jesús cuando dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y también les dijo: “Este es aquél del cual yo dije que después de mí vendría uno mayor que yo.” Y él dijo: “Este es el que les bautizará con Espíritu Santo y fuego.”

De eso nos habla en el capítulo 2 de San Juan, verso 28 y 29 en adelante, y también en San Mateo, capítulo 3 en adelante, capítulo 3 ahí de San Mateo también nos habla del que bautiza con Espíritu Santo y fuego, que sería el que vendría después de Juan el Bautista; después del precursor viene el precursado, el que trae la bendición mayor.

Ahora, estos discípulos que Pablo encuentra son discípulos ¿de quién? De Juan el Bautista, no discípulos de Jesucristo, porque si hubiesen sido discípulos del Señor Jesucristo hubieran sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo y hubieran recibido el Espíritu Santo, pero ni siquiera sabían que había Espíritu Santo.

Entonces dijo (Pablo)... Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Eran por todos unos doce hombres.”

Ahora, podemos ver que es un requisito ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo, porque ese es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y es un requisito ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y la promesa para los que son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo es que el Espíritu Santo vendrá sobre ellos: “Y recibiréis el Don del Espíritu Santo porque es para vosotros, para vuestros hijos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame.”

Ahora, podemos ver que los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo son identificados en que bautizan en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Esta es una identificación clara de los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo del tiempo de los Apóstoles. Y el Espíritu Santo no ha cambiado en ningún momento la forma del bautismo en agua.

Encontramos que luego en las diferentes edades cambiaron la forma de bautizar, por medio de acuerdos humanos, pero no porque el Espíritu Santo cambiara la forma, fue por intelectualidad, pensaron quizás que los discípulos se habían equivocado y no habían cumplido la orden.

Pero vean, cuando se le promete darle a una persona una cantidad de dinero en un cheque y está en el cheque la cantidad, y está el título de la persona que lo va a dar, digamos el presidente de la nación, dice: “Presidente de la república tal o de la nación tal.” Si llenan el cheque con la cantidad y también colocan el nombre a la persona a la cual le van a dar el cheque, y luego hacen una firma o escriben ahí: “Presidente de la nación.” Y no colocan ahí la firma del presidente de la nación, el cheque cuando llegue al banco rebota.

Y en el banco de Dios muchos cheques de bautismos en agua han rebotado, porque no han llevado el Nombre del Señor Jesucristo, que es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Padre es un Título, Hijo es un Título y Espíritu Santo es un Título, y esos Títulos son cumplidos en nuestro amado Señor Jesucristo, en el cual habitó la plenitud de la divinidad corporalmente, por lo tanto, en El estaba el Padre y estaba el Espíritu Santo, ¿en quién? En el Hijo, en Jesucristo, el Hijo de Dios, estaba la plenitud de la divinidad; en Jesucristo estaba el Padre y el Espíritu Santo, por lo tanto el Nombre de nuestro Señor Jesucristo es el Nombre para ser bautizado todo creyente en Cristo, todo verdadero discípulo del Señor Jesucristo.

Todos los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo y bautizaron a los creyentes en el Nombre del Señor Jesucristo.

Y ahora, ¿por qué Señor Jesucristo? Porque conforme a las Escrituras veamos aquí, en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 36, 34 al 36, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Por eso es SEÑOR JESUCRISTO. De ahí viene el título o Nombre SEÑOR y también CRISTO, porque Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo, y por eso se bautiza a toda persona en el Nombre del Señor Jesucristo, porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, solamente en el Nombre del Señor Jesucristo. El bautismo en agua realizado en el Nombre del Señor Jesucristo es una de las cosas que identifican a los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo. Cristo dijo:

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.”

Y los Apóstoles permanecieron en la Palabra del Señor, y encontramos (exceptuando a Judas), y encontramos que bautizaron en el Nombre del Señor Jesucristo.

Así que esa es una buena identificación de los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo. Hay un sinnúmero más de identificaciones, como el amor, ése es el nuevo mandamiento que Cristo dio a Sus discípulos, El dijo que se amaran los unos a los otros, y esto sería una identificación de que serían Sus discípulos.

Ahora, encontramos que en la Iglesia del Señor Jesucristo, el amor es algo que no puede faltar, el amor es el nuevo mandamiento que Cristo ha ordenado para todos Sus discípulos. Capítulo 13 de San Juan, verso 35, Cristo aquí nos dice algo, 34 al 35:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

Ahora, podemos ver otra identificación de los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo. Los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo están bien identificados en la Escritura: oyen la Voz de Cristo en Espíritu Santo en la edad que les toca vivir: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Y trabajan en la Obra de Cristo, son colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, obtienen el nuevo nacimiento, reciben el Espíritu Santo, obtienen el nuevo nacimiento y obtienen un cuerpo angelical.

Ahora, encontramos a los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo identificados en las Escrituras, para por medio de esa identificación escritural conocer a los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo del Día Postrero; como hemos conocido a los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo de edades pasadas, del tiempo de los Apóstoles y también del Antiguo Testamento.

Los del Antiguo Testamento fueron los que escucharon la Voz de Cristo, el Angel de Jehová, en el Antiguo Testamento, y siguieron Su Palabra, y los del Nuevo Testamento son los que han escuchado la Voz de Cristo en Espíritu Santo de edad en edad.

¿Y hoy dónde están y quiénes son los verdaderos discípulos de nuestro amado Señor Jesucristo? (Nota - La congregación responde: ¡Amén!). Aquí estamos en esta ocasión, escuchando Su Voz y glorificando Su Nombre, y dándole gracias por Sus bendiciones en este tiempo final, y obteniendo la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

LOS VERDADEROS DISCIPULOS DEL SEÑOR JESUCRISTO.” Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión, y ha quedado claro para nosotros quiénes son los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo.

Por eso bautizamos en agua a todos los que reciben a Cristo como su Salvador, arrepentidos de sus pecados, los bautizamos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. “Porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, sino en el Nombre del Señor Jesucristo.”

También tomamos la Santa Cena como símbolo del Cuerpo de Cristo y de la Sangre de Cristo, y el vino es tipo de la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto; y el pan tipo del Cuerpo de Cristo crucificado, y también el Lavatorio de pies, del cual Cristo dijo: “Si vosotros conocéis estas cosas y las hacéis seréis bienaventurados, bienaventurados sois si conocéis estas cosas y las hacéis.” Eso fue cuando lavó los pies a Sus discípulos, la ocasión en que San Pedro cuando vio que Jesús le iba a lavar los pies dijo: “Tú, Tú no me lavarás los pies jamás a mí.” Porque eso sería una humillación muy grande para Cristo lavar los pies a un pescador como Pedro.

Así que Pedro lo pensó así y no quiso que Jesús se humillara para lavarle los pies; pero Cristo le dijo: “Si no te lavare no tendrás parte conmigo.” Pedro le dice: “No solamente los pies sino la cabeza también, todo mi cuerpo.” Cristo le dice: “El que está lavado no tienen necesidad de que sea lavado completo, está limpio, solamente necesita que le laven los pies.”

Cuando una persona está bañada y camina un poco y se le empolvan los pies, pues lo que necesita es lavarse los pies.

Y toda persona que ha venido a Cristo, lo ha recibido como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, está limpio completo; pero en el transcurso de su vida cristiana comete errores, faltas y pecados, en algunas ocasiones, y no tiene que venir a Cristo de nuevo diciendo: “Yo recibo a Cristo como mi Salvador, yo lavo mis pecados en la Sangre de Cristo y yo quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.”

No, lo que tiene es que confesar sus pecados a Cristo, el cual tendrá de él Misericordia, si lo hace de todo corazón arrepentido de sus pecados, y la Sangre de Jesucristo por cuanto nos limpia de todo pecado, lo limpiará de todo pecado que ha cometido. Eso es el simbolismo del lavatorio de pies. ¿Ven?

Ahora, por eso tenemos esos tres mandamientos divinos, los cuales los tres son simbólicos, son un memorial, son simbólicos los tres: bautismo en agua, también la Santa Cena y el Lavatorio de pies.

Esto lo tenían los Apóstoles con toda la Iglesia del tiempo de los Apóstoles, y eso lo tiene que tener la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, y entenderlo correctamente; y así como aquellos fueron los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo, los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo del Día Postrero serán iguales a aquellos, tendrán las mismas doctrinas apostólicas restauradas en su medio, y estarán perseverando en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo tienen que estar ¿dónde? En el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es Su Iglesia, y así ser identificados como los verdaderos discípulos del Señor Jesucristo.

Es una bendición y un privilegio grande ser un verdadero discípulo del Señor Jesucristo, El es nuestro Maestro, El nos enseñó cómo creer y cómo hacer.

Y ahora, nosotros creyendo y haciendo como El nos enseñó, y siendo guiados por el Espíritu Santo, que es Cristo en Espíritu Santo guiándonos, y enseñándonos todas las cosas que sucederían, como nos dice en San Juan, capítulo 14, verso 26:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Y ahora, el Espíritu Santo es nuestro guía, el Espíritu de Cristo guiando a Su Iglesia y a cada creyente como individuo, ese es Cristo en medio de Su Iglesia, y seguir a Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia guiándonos, es ser un verdadero discípulo del Señor Jesucristo. San Juan, capítulo 15, verso 26 también dice:

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.

Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.”

Y ahora, el consolador es el que viene dando testimonio acerca de Jesucristo, y en San Juan, capítulo 16, verso 7 en adelante, dice:

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

De pecado, por cuanto no creen en mí;

de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;

y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”

Recuerden que el príncipe de este mundo es el diablo y ha sido ya juzgado.

Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”

¿Quién es el que vendrá hablando, dando a conocer todas las cosas que habrán de venir? El Espíritu Santo, el Consolador.

El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.”

Y ahora, el Espíritu Santo de etapa en etapa ha estado dando a conocer las cosas que la Iglesia de Jesucristo debe conocer, por eso el Espíritu Santo a través de Pedro dio a conocer el misterio del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque así es como se bautiza conforme a la orden del Señor, porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Señor Jesucristo.

Y por medio de Pedro reveló un sinnúmero de cosas y después por medio de San Pablo también, esa es la forma que el Espíritu Santo en la Iglesia de Jesucristo ha estado revelando las cosas que deben suceder.

Y para este tiempo final encontramos que a través de los Angeles Mensajeros, también el Espíritu Santo estuvo manifestado, revelando las cosas correspondientes a cada edad.

Y para este tiempo final el Espíritu Santo estará en medio de Su Iglesia en el Angel Mensajero de Jesucristo, revelándonos las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

No es obra humana, es la Obra de Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia de edad en edad, revelando las cosas que la Iglesia debe conocer, para que así actúe como debe actuar: siguiendo a Cristo todos los días de su vida, y siendo realmente cada creyente en Cristo un verdadero discípulo del Señor Jesucristo, porque el discípulo es el que recibe la enseñanza de su maestro y hace conforme a como su maestro le ha enseñado.

Y ahora, el Espíritu Santo es nuestro Maestro, el cual es Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia.

Y ahora, ¿dónde están los discípulos del Señor Jesucristo del Día Postrero? (Nota- La congregación responde: “Amén.”) Pues aquí estamos, aquí estamos siguiendo las enseñanzas del Espíritu Santo, de Jesucristo nuestro Salvador, y obteniendo el conocimiento de todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

LOS VERDADEROS DISCIPULOS DEL SEÑOR JESUCRISTO.”

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LOS VERDADEROS DISCIPULOS DEL SEÑOR JESUCRISTO.”

Que las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y continúe enseñándonos todas las cosas que debemos conocer en este tiempo final, y continúe revelándonos el misterio del Séptimo Sello, y dándonos así la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Dejo nuevamente con nosotros a nuestro amigo y hermano, el misionero, Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Con nosotros nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín.

LOS VERDADEROS DISCIPULOS DEL SEÑOR JESUCRISTO.”